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EXPEDIENTE: 

2623783 - MEROLI HOGAR S.A. c/ CELIZ,


Cristian Adrian - PRESENTACIÓN MULTIPLE - EJECUTIVOS
PARTICULARES - 36

SENTENCIA NUMERO: CIENTO NUEVE (109).---------------------------------

Córdoba, OCHO de JUNIO de Dos Mil Quince.-----------------------------

Y VISTOS: Estos autos caratulados "MEROLI HOGAR S.A. C/ CELIZ

CRISTIAN ADRIAN S/ Presentación Múltiple - Ejecutivos

Particulares" iniciados con fecha 30/04/2014, en los que:

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1.- A fs. 1/3 comparece MEROLI HOGAR S.A., a través de su Presidente

Armando Meroli, según lo acredita con copia de Contrato Social, adjuntado a fs.31,

iniciando formal DEMANDA EJECUTIVA en contra del Sr. CRISTIAN

ADRIAN CELIZ, persiguiendo el cobro de la suma de pesos DOCE MIL

SETENTA y NUEVE CON VEINTICINCO CENTAVOS ($ 12.079,25), con

más  intereses y costas así como también solicita la aplicación del art. 104 inc. 5 de

la Ley 9459, todo en base a un pagaré, con cláusula “Sin Protesto”, suscripto por

el/la Sr/a. CELIZ CRISTIAN ADRIAN; con fecha de creación el día 04/12/2012 ,

por el monto de pesos Nueve Mil Ciento Veinte ($9120); y un pagare, con cláusula

“Sin Protesto”, suscripto por el/la Sr/a. Celiz Cristian Adrian; con fecha de creacion

el dia 23/02/2013, por el monto de pesos Tres Mil Doscientos Cuarenta con Treinta y

Ocho Ctvos, adeudándose a la fecha la suma de Pesos Doce Mil Setenta y Nueve con

Veinticinco ($ 12079.25), suma esta que se encuentra descripta en el objeto de

demanda, con fecha de vencimiento el día 30/04/2014; totalizando el saldo descripto,

la suma reclamada en el objeto de la demanda. Que el pagaré ha sido librado por el

demandado a favor de MEROLI HOGAR S.A., el cual al ser presentado para su pago

no fue abonado por el deudor, permaneciendo impago hasta el día de la fecha.


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2.- Impreso el trámite de ley (fs. 45), se cita de comparendo y de remate al accionado

quien deja vencer el término legal sin comparecer ni oponer excepción legítima

alguna, según certificado de la actuaría obrante a fs.

51.-----------------------------------------------------

3.- A fs. 52/56 evacua la vista corrida la Sra. Fiscal Civil y Comercial de 1º

Nominación, Dra. Alicia GARCÍA DE SOLAVAGIONE, quien evacua la vista

corrida en los términos del art. 52 de la Ley 24.240.-Luego de efectuar un repaso de

la legislación que le otorga la calidad de parte en este proceso, y de los principios

emergentes de la Ley 24.240 y el art. 42 de la Constitución Nacional, hace referencia

a la legitimación que se le otorga, señalando que es propia y tiene un fin distinto al

perseguido por el consumidor o usuario; que no lo es a fin de representar al particular

consumidor, sino en defensa del orden público y la ley, por existir un interés

colectivo y relevante, a fin de garantizar la fiel observancia de los derechos

expresamente consagrados en la Constitución Nacional. Si bien señala que es el

suscripto quien debe pronunciarse sobre la procedencia de la pretensión contenida en

la demanda, indica que en el caso de autos la Ley 24.240 es aplicable, por lo cual el

juzgador no puede soslayar en su pronunciamiento el sentido y alcance de la

naturaleza de la figura “In dubio Pro Consumidor”, cuyo contenido desarrolla, y así

también sus efectos. Por ello, en definitiva, postula que al momento de resolverse la

causa, deberán tenerse en cuenta las normas legales y los principios rectores y

postulados antes señalados.----------------- 4.- A fs. 57 se tiene por evacuada la vista,

y a fs. 58 se dispone correr noticia a la actora de lo manifestado por la Sra. Fiscal

Civil. A fs. 59 solicita la parte actora que se dicte resolución. Cumplimentados los

demás trámites de ley, la causa queda en estado de ser

resuelta.---------------------------------------------------------
Y CONSIDERANDO: ------------------------------------------------------

1.- LA LITIS. A fs. 1 comparece MEROLI HOGAR S.A., a través de su

Presidente Armando Meroli, según lo acredita con copia de Contrato Social,

adjuntado a fs.31, iniciando formal DEMANDA EJECUTIVA en contra del Sr.

CRISTIAN ADRIAN CELIZ, persiguiendo el cobro de la suma de pesos DOCE

MIL SETENTA y NUEVE CON VEINTICINCO CENTAVOS ($ 12.079,25),

con más  intereses y costas así como también solicita la aplicación del art. 104 inc. 5

de la Ley 9459, todo en base a dos pagarés con cláusula “Sin Protesto”, descriptos en

los Vistos.--------

Impreso el trámite de ley (fs. 45),  se cita de comparendo y de remate al accionado

quien deja vencer el término legal sin comparecer ni oponer excepción legítima

alguna, según certificado de la actuaría obrante a fs.

51.-----------------------------------------------------

A fs. 52/56 evacua la vista corrida la Sra. Fiscal Civil y Comercial de 1º

Nominación, Dra. Alicia GARCÍA DE SOLAVAGIONE.------------------

Todo ello en virtud de los hechos invocados y argumentos vertidos por las partes en

sus respectivos escritos, transcriptos en los “Vistos” del presente, a los que remito a

fin de evitar reiteraciones

innecesarias.---------------------------------------------------------

En tales términos queda trabada esta litis.---------------------------

2.- CUESTIONES A RESOLVER. Nos encontramos en el marco de un juicio


ejecutivo, iniciado por una Sociedad Comercial cuyo objeto es –entre otras

cuestiones- la compraventa, importación, exportación y distribución de productos

electrodomésticos, o cualquier tipo de muebles para el hogar, así como el

otorgamiento de préstamos y otorgamiento de créditos para obtención de bienes y

servicios, tal cual surge de la cláusula 2º de su Estatuto Social.-------------------

El accionado es un particular, siendo el título base de la acción dos pagarés sin

protesto librados por el demandado. ----------------------

En el decurso del proceso, y habiendo tomado intervención la Sra. Fiscal Civil,

Comercial y Laboral en los términos del art. 52 de la Ley 24.240, plantea la

aplicación de esta última ley; lo que no es resistido por la parte

actora.----------------------------------------

Ante tal situación jurídica, tan particular, por una cuestión de orden lógico

corresponde analizar y resolver las siguientes cuestiones: a) La plataforma fáctica del

caso de autos; b) Establecer si, tanto objetiva como subjetivamente, corresponde o no

aplicar al caso la ley 24.240, ello en el marco de un juicio ejecutivo; c) A la luz de lo

que se establezca, determinar la procedencia o no de la demanda, de cara a las

circunstancias concretas que presenta el caso de autos, entre otras, la

incomparecencia de la demandada. ---------------------------

En dicho orden analizaré la problemática traída a resolución.---------

3.- FALTA DE CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA. La incontestación de la

demanda crea en principio la presunción de veracidad de los hechos invocados (arg.

art. 192 y doctrina que lo informa, TSJ, Sala Civil Sentencia Nº 92/02) los que sin

embargo deben ser revisados a la luz de la prueba rendida.


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Es que –aún tratándose de un demandado rebelde, que no ha asumido su defensa- tal

presunción debe integrarse con los restantes elementos probatorios que hayan

aportado los interesados, y por ello esta situación no implica que automáticamente

deba hacerse lugar a la demanda. -------------------------------------------------------------

Lo dicho no significa restarle valor a la falta de oposición, sino todo lo contrario: el

art. 192 del CPCC establece que frente a tal situación el silencio del

demandado puede ser tomado como confesión. -

Es que “toda demanda jurídicamente infundada debe ser rechazada, medie o no

oposición especial del accionado” (TSJ Córdoba, Foro Nº 9, p. 67, citado por

Vénica, Oscar Hugo. “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia

Córdoba”, Ed. Lerner, Córdoba, 1.998, T. II, p. 289, nota

31).------------------------------------------------------------------

4.- LA PLATAFORMA FÁCTICA. En función de lo recién señalado, y a la luz de

las probanzas de la causa, los hechos relevantes que se han acreditado son los

siguientes: ---------------------------------------

a.- La parte actora es MEROLI HOGAR S.A., entidad dedicada a la

comercialización de electrodomésticos y bienes muebles, y al otorgamiento de

créditos a tal fin.-----------------------------------

b.- El demandado libró a favor de la aquí actora los documentos pagaré “Sin

Protesto” obrantes a fs. 6/7 de autos. --------------------------


Por imperio de lo establecido en el art. 192 del CPCC, dicha documental, atento la

incontestación de la demanda, debe tenerse por reconocida, así como su

contenido.------------------------------------

No se indica en la demanda ejecutiva la causa de la obligación, esto es, cuál fue el

origen de la entrega de dinero en efectivo razón por la cual el pagare se

suscribió.---------------------------------------

De tal circunstancia, y en función de la naturaleza de la actora, debe entenderse

razonablemente que se ha tratado de un crédito para la financiación de una operación

comercial celebrada por el demandado con la

actora.------------------------------------------------------------

c.- Por último, el accionado no opuso excepción alguna al progreso de la acción, sea

invocando la inexistencia de la deuda, la inhabilidad del título, o algún acto extintivo

de la obligación cuyo cumplimiento aquí se le

reclama.---------------------------------------------------

d.- Por ende, todos los extremos fácticos aquí establecidos deben tenerse por ciertos,

y constituyen la base fenomenológica de la situación jurídica a

resolver.----------------------------------------

5.- LA INCIDENCIA DEL ESTATUTO DEL CONSUMIDOR EN LAS

RELACIONES JURÍDICAS PATRIMONIALES EN GENERAL.

PRINCIPALES LINEAMIENTOS. Sin perjuicio de que más adelante analizaré la

situación concreta que se presenta en el caso de autos (desde quela Sra. Fiscal Civil

postula la aplicación de la Ley 24.240 al caso de autos, lo que es resistido por la

parte actora), cabe efectuar algunas consideraciones de suma importancia vinculadas


con la incidencia de la aparición, en nuestro ordenamiento, de las normas tuitivas de

los Consumidores y Usuarios, primero por la sanción de la Ley 24.240 (en

adelante LDC) en el año 1993, luego por lo sancionado en el art. 42 de la

Constitución Nacional en el año 1994, y finalmente debido a la modificación operada

en la LDC por la Ley 26.361.------------------------------------------a.- Una nueva

realidad. Un nuevo Sistema. La consagración en nuestro ordenamiento de los

Derechos del Consumidor, que tienen rango constitucional (art. 42 de la Carta

Magna), ha provocado un verdadero cimbronazo en el régimen contractual de

nuestro Cód. Civil, lo cual muchas veces no es percibido de esa

manera.---------------------------

Me atrevo a señalar que nos encontramos frente a un nuevo Sistema, que coexiste

con el del Cód. Civil, pero cuya naturaleza, ámbito de aplicación y alcances están

dotados de perfiles propios y distintivos; de una particular fisonomía e identidad.

-----------------------------Se trata, en definitiva, de un nuevo Paradigma, con reglas y

principios particulares y –en varias situaciones- ajenos a los clásicos postulados del

Contrato de nuestro Cód. Civil, del Cód. de Comercio, y de las demás normas que

hasta ese momento regían diversas relaciones jurídicas

patrimoniales.-----------------------------------

La antigua y dicotómica división del derecho en Público y Privado cede

notablemente por la intromisión del Estatuto del Consumidor que, a modo de lanza,

los atraviesa en sentido transversal y obliga a reformular algunas bases, otrora

inconmovibles. ----------------------La debilidad negocial del consumidor frente al

proveedor, de tipo económico y cultural, encuentra su adecuada tutela mediante la

consagración del Estatuto en la Carta Magnaen directa derivación del Principio

Protectorio. Como en tantas otras instituciones, su aparición conformando parte del

elenco normativo de los nuevos Derechos y Garantías de raigambre Constitucional,


provoca una inocultable y profunda mutación en la propia naturaleza de la situación

jurídica generada a partir de la relación de consumo.-------b.- Caracterización

general del Sistema. No se trata, como sostienen algunos, de un microsistema legal

que gira alrededor del Cód. Civil, sino de un verdadero sistema autónomo.

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Es que la Ley 24.240 conforma junto al art. 42 de la Constitución Nacional el marco

normativo general de este nuevo Sistema –insisto- con principios propios, reglas

particulares y soluciones especiales, como ocurre –vgr.- con la declaración de

nulidad de ciertas cláusulas contractuales consideradas abusivas ab initio por el

legislador, iure et de iure; y también con la consagración de Responsabilidad

Objetiva en función de lo establecido en el art. 40 de la LDC, con todo lo que ello

implica.---------------------------------------------------------

A tal conclusión no obsta el hecho de que en muchas situaciones deba recurrirse a las

normas y principios del derecho común, para llenar eventuales lagunas normativas,

que deben ser reinterpretados y adecuados a tan especial situación jurídica. El

Estatuto del consumidor transita por la “singularidad asistemática”, como se señalaba

antes de la reforma de la Ley 26.361 (Lorenzetti, Ricardo Luis. “Consumidores”,

Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2.003, p. 43 y ss) y así continúa

siéndolo.------------------------------------------

Aún en este caso, la interpretación de estas normas supletorias del sistema debe

realizarse a la luz de los Principios que rigen la Relación de Consumo, que conforma

el verdadero epicentro del sistema y que trasciende las fronteras del contrato clásico,

ya que se encuentran alcanzados por el concepto de Relación de Consumo (e incluso

amparados por sus normas tuitivas) aquellos consumidores no contratantes.

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c.- Las dificultades que se generan respecto a  la Interpretación y a la

Integración Normativa. La situación apuntada impone un enorme esfuerzo a fin de

determinar su emplazamiento en el ordenamiento jurídico y, en particular, su rango

normativo. -----------------------

La cuestión se complica debido a la singularidad asistemática

denunciada.-----------------------------------------------------------

1.- El Estatuto del Consumidor como Sistema y su Jerarquía Constitucional. Hace un

tiempo ya, me he expedido doctrinariamente sobre estas delicadas cuestiones, en

afirmaciones que entiendo necesario plasmar en este acto (OSSOLA, Federico

Alejandro. “La prescripción liberatoria en las relaciones de consumo”, LL-2006-F-

1184 y “Responsabilidad Civil Doctrinas Esenciales”, Ed. La Ley, Tomo III, ps. 525

y ss).--------------------------------------------------------

A partir de la reforma constitucional de 1994 la protección de los derechos del

consumidor —reconocida previamente de manera expresa en una ley especial

integrada al sistema del derecho privado— ha ascendido a la categoría de Norma

Fundamental de nuestro ordenamiento. Se trata de un Derecho Constitucional de

Tercera Generación, de los reconocidos con posterioridad a la Segunda

Guerra Mundial frente a la aparición de nuevas realidades (SAGÜES, Néstor P.,

"Elementos de Derecho Constitucional", Ed. Astrea, Buenos Aires, 2003, 3ª ed., t. 2,

ps. 295/296). La amplitud con que se consagran los diversos derechos del

consumidor (protección de la salud, seguridad, intereses económicos, información,

libertad de elección, asociación, educación, control, prevención, etc., etc.) me lleva a

postular un cambio cualitativo que trasciende holgadamente las fronteras del

Derecho Privado, para situarse como uno de los ejes centrales del nuevo sistema
constitucional.-----------------------------------------------

Así las cosas, a partir del art. 42 de la C.N. las relaciones jurídicas patrimoniales

(de derecho público o privado), reconocen dos grandes especies: las de consumo

y las que no lo son.-----------------

Las primeras —reitero, uno de los derechos de tercera generación— se encuentran

regidas por el Estatuto del Consumidor. -------------------

Las segundas —derivadas esencialmente del derecho de Propiedad, de primera

generación— por sus normas privativas, cualquiera sean éstas: el Cód. Civil, el Cód.

de Comercio, las Leyes Especiales, o las normas de Derecho Público aplicables al

caso en particular (vgr., en un contrato de

concesión).-----------------------------------------------

Ello no es óbice para que el Estatuto deba ser integrado con las normas y principios

emergentes de otros cuerpos normativos, pues una de sus características es que no

agota por completo (pues sería imposible) todas y cada una de las situaciones que se

generan a partir de la relación de consumo.--------------------------------------------

2.- Principales consecuencias. De cara a este nuevo "Sistema", su expresa

consagración con rango constitucional trae aparejados los siguientes efectos: a)

Adquiere la categoría de Norma Iusfundamental de nuestro Ordenamiento Jurídico

(LORENZETTI, Ricardo Luis, "Consumidores", cit., p. 46 y ss.), en el sentido de

que se emplaza como uno de los pilares en los que se asienta su construcción; b) La

naturaleza jurídica de las relaciones patrimoniales engendradas a partir de la relación

de consumo es cualitativamente diversa de las nacidas al amparo de las normas del

Derecho Público y el Derecho Privado: se trata ahora de “Relaciones de Consumo”;


c) Por tal razón, está dotado de jerarquía superior a las leyes dictadas por el

Congreso de la Nación, lo cual incluye —obviamente— al Cód. Civil, el Cód. de

Comercio, y los demás microsistemas legales que regulan situaciones en particular;

d) La LDC conforma, junto con el art. 42 de la Constitución Nacional, el epicentro

del Estatuto. Es —si se quiere— la norma "general", el "derecho común" de las

relaciones de consumo que, por ende, tiene un rango cualitativo especial frente a los

diversos microsistemas legales que regulas ciertos aspectos puntuales de las

relaciones de consumo. Es así posible afirmar que en las relaciones de consumo el

art. 42 de la Constitución y la LDCcumplen el mismo rol que el Cód. Civil respecto a

las relaciones entre los particulares; e) Las normas ya existentes, y las que se dictaren

con posterioridad al citado art. 42 deben adecuarse al mandato constitucional, so

riesgo de ser tildadas de inconstitucionales; f) Los conflictos "ley general/ley

especial", y "ley anterior/ley posterior" deben ser resueltos tomando especialmente

en cuenta el rango normativo superior del Estatuto del

Consumidor.-----------------------------------------------------------

En consecuencia, todas las normas anteriores a la vigencia constitucional del

Estatuto del Consumidor quedan derogadas en cuanto se opongan o contradigan las

soluciones generales establecidas por el art. 42 de la C.N. y la

LDC.------------------------------------------

3.- Fundamentos. Existen varias razones que sustentan la posición que

postulo.--------------------------------------------------------------

a.- El Argumento Sistémico. Partiendo de la presunción de que el derecho conforma

un todo ordenado, coherente y sistemático, la ubicación de la norma nos indica que

no se trata de una "ley especial" a secas. Por el contrario estamos en presencia de

algo más: la Constitución Nacional es fuente directa de los Derechos del Consumidor
enumerados explícitamente y con vasto contenido. La imperatividad de las normas es

producto del Orden Público Protectorio que impera en la temática, reconocido

incluso en la propia LDC, art. 65. Es incuestionable que la protección del

consumidor se ha constituido en una de las primeras prioridades de nuestro sistema

jurídico. La propia naturaleza de la relación de consumo la coloca como algo

evidentemente distinto, aunque afín, a las restantes relaciones patrimoniales entre las

personas, lo cual también es confirmado por la férrea enunciación de principios y

derechos en el art. 42 de la C.N. La elevada nómina de derechos obrante en este

artículo da cuenta del amplio espectro que comprende el mandato constitucional: el

consumidor, en cuanto tal, está tutelado por la Carta Magna en todos los aspectos de

la relación de consumo. Prácticamente no queda situación sin contemplar, en

particular frente al precepto de protección de los "intereses económicos" del

consumidor, fórmula suficientemente amplia y comprensiva. El Estatuto, ahora de

rango Constitucional, tiene vocación de plenitud y totalidad, alcanzando cada uno de

los derechos y deberes de las partes en la relación de consumo. -------------------El

sistema, para ser tal, debe guardar coherencia interna. La necesidad de la inexistencia

de antinomias en el ordenamiento, posiciona al Estatuto del Consumidor como una

norma superior en relación a los restantes ordenamientos particulares.------------------

b.- El Argumento Histórico y Sociológico. Es indiscutible la aparición del

"consumidor" en el Siglo pasado como figura autónoma, dotada de perfiles propios,

distinta de los restantes sujetos de las diversas relaciones jurídicas. Los tiempos

cambian, y el derecho debe adecuarse y regular lo que acontece. Se trata de una

modificación existencial que quiebra los moldes clásicos de las relaciones jurídicas

patrimoniales, y ello encuentra hoy su adecuada recepción en la norma

constitucional. Como bien se ha dicho, "estamos ante una situación histórica cuya

trascendencia social así lo amerita, fundamento de por sí suficiente para la revisión

de la normativa vigente aplicable y el tratamiento específico de las cuestiones en


juego" (PEREZ BUSTAMANTE, Laura, "Derechos del Consumidor", Ed. Astrea,

Buenos Aires, 2004, p. 44).------------------------------------------------------------------

c.- El Argumento Teleológico. Frente a este nuevo fenómeno operado en las

relaciones jurídicas patrimoniales, es necesario indagar en los fines del constituyente

y el legislador frente aparición de normas tuitivas de los consumidores. Como dice

Llambías, la determinación del fin de las leyes "es fundamental para orientar la

interpretación de la norma"(LLAMBIAS, Jorge Joaquín, "Tratado de Derecho Civil -

Parte General", Ed. Perrot, Buenos Aires, 1995, 16ª edic., actualizada por Patricio

Raffo Benegas, t. I, p. 115.).-------------------------------

En lo que respecta al Estatuto del Consumidor los propósitos obran explícitos en las

propias normas: la protección de sus diversos derechos (art. 42 dela C.N.) y su

defensa (art. 1 de la LDC), con vocación omnicomprensiva.

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d.- No debe perderse de vista que la modificación que luego se operó con la

Ley 26.361, a la que haré referencia más adelante, no sólo continúa estos

lineamientos sino que los profundiza, ampliando en muchos aspectos la tutela a los

consumidores. ------------------------

Uno de ellos es, precisamente, el crédito para consumo, específicamente regulado

en el art. 36 de la Ley (T.O. Ley 26.361).---e.- El llamado "valor del resultado de la

interpretación". Ocupa un lugar de privilegio en la hermenéutica (LLAMBIAS, Jorge

Joaquín, "Tratado de Derecho Civil - Parte General", cit., t. I, p. 117 y siguientes).

Frente a diversas soluciones posibles, debe optarse por la más valiosa, la que brinde

la solución más justa. No caben dudas que consagrar la prevalencia cualitativa del

Estatuto del Consumidor, conjunta adecuadamente la multiplicidad de intereses en


juego y logra la tan ansiada finalidad de tutela de la debilidad negocial en las

relaciones patrimoniales.---------------------------------------------

f.- A ello cabe agregar que se trata de normativa de orden público (art. 65), motivo

por el cual la misma rige y debe ser aplicada de oficio, aún en defecto de

invocación de las partes.-------------------

La protección de los consumidores y usuarios impuesta por la necesidad frente a la

comercialización en masa, y por razones de justicia y tutela de la debilidad negocial,

viene creciendo sostenidamente en nuestro ordenamiento, con la aparición de nuevas

regulaciones que pretenden dotar de plena operatividad a los Derechos consagrados

en la Carta Magna, operativos per se, “lo que significa que el juez puede aplicarlo en

el caso concreto y que su eficacia no está condicionada” (Lorenzetti, cit., p. 45). Este

fenómeno no es propio de nuestro país, sino de todo el mundo.

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d.- La incidencia de la sanción de  la Ley 26.361. La protección del consumidor en

nuestro ordenamiento se encuentra aun transitando el camino que lleva a la

consagración definitiva. Mucho se ha avanzado, y queda aun mucho por hacer, en

una cuestión que no se encuentra exenta de idas y vueltas, pues los conflictos de

intereses son harto importantes, y su repercusión en la vida económica de un Estado,

y en la vida diaria de los ciudadanos es enorme. La búsqueda del equilibrio, como

generalmente ocurre en estas nuevas situaciones, demanda un lapso importante de

depuración, que aún –en nuestro caso- se encuentra en pleno

tránsito.---------------------------------------

En la actualidad la incidencia de la LDC respecto de regímenes normativos

especiales plantea, para el intérprete, una ardua tarea de coordinación que todavía no
se encuentra finalizada. La puesta en contacto de cuerpos normativos especiales con

el estatuto de la LDC impone una actividad que deberá estar esencialmente guiada

por el carácter expansivo de la tutela legal, como así también por la reconstrucción

de algunos conceptos propios de las ramas tradicionales.

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Se trata, en definitiva, de la introducción de nuevas exigencias valorativas de rango

constitucional, que reclaman la incorporación a los institutos tradicionales de raíz

romanista de las soluciones correspondientes al contrato de consumo (conf., ARIZA,

Ariel, "El consumidor inmobiliario y la prescripción", LA LEY, 2003-E, 737).-----En

este orden de ideas, cabe consignar que la reciente reforma producida por la

Ley 26.361 ha fortalecido marcadamente tal criterio interpretativo, al ampliar

notablemente el ámbito de aplicación de la ley, tanto en lo que hace a

los sujetos dela Relación de Consumo, como a su objeto (nuevos arts. 1 y 2 de la

Ley).----------------------Asimismo, se han incorporado nuevos Institutos, como los

Daños Punitivos, el Daño Directo, las Acciones Colectivas, la mayor reglamentación

de los créditos para consumo, etc.---------------------

También, se ha receptado en la ley figuras jurídicas y criterios  que ya venían siendo

aplicados por la Jurisprudencia y postulados por la doctrina, interpretando de manera

adecuada la Ley (como por ejemplo, la Teoría de las Cargas Dinámicas de la prueba,

o la contratación gratuita con miras a consumir).---------------------------------------

Y una de las reformas más trascendentes ha sido la incorporación legal del

concepto de “Relación de Consumo”, que si bien se encontraba ya en el art. 42

de la Constitución Nacional, ahora de manera expresa queda emplazado también

en la Ley 24.240, mediante la reforma de la

Ley 26.361.---------------------------------------------------------------
La Ley ahora precisa también el concepto mismo de la relación de consumo al

ubicarla como aquel vínculo jurídico entre el proveedor y el consumidor o usuario

(art. 3) y también sitúa al mismísimo contrato de consumo como comprendido dentro

del concepto de relación de consumo. ALTERINI, en opinión que comparto, señaló

al tiempo de la reforma que “la definición es adecuada y necesaria, porque el artículo

42 de la Constitución Nacionalreformada en 1994 alude a la ‘relación de consumo’ al

enunciar ciertos derechos de los consumidores y de los usuarios” (ALTERINI, Atilio

Aníbal. “Las reformas a la ley de defensa del consumidor. Primera lectura, 20 años

después”, LL-2008-B-1239). --

Así, el acto de consumir es ahora el que emplaza al sujeto en calidad de consumidor

y genera la relación de consumo con el proveedor contemplada enla Ley, haya

existido o no un contrato entre ambos. En apoyo de esta postura se ha señalado que

“el artículo habla de ‘vínculos jurídicos’ en un sentido técnico, propio de la ciencia

jurídica, que implica la obligación de una o ambas partes de cumplir con aquellos

deberes, impuestos por el derecho, que consisten en dar, hacer o no hacer algo por

una persona a favor de otra. Una de las fuentes del vínculo jurídico es el contrato;

mas este vínculo puede derivar de comportamientos observados por las partes, de los

que pueden resultar perjuicios o detrimentos de los derechos del consumidor”

(FARINA, Juan M. “Defensa del Consumidor y del Usuario”, Ed. Astrea, 4º Edición,

2009, ps. 117/118). Así pues, el vínculo se genera desde el acto de consumir, con

prescindencia de una relación previa entre consumidor y proveedor; cuestión que,

entendemos se ajusta sin dificultades al sistema que la ley presenta. Por otra parte, no

es menor la reforma que se ha introducido con la incorporación de la última parte del

nuevo art. 1, referida al denominado sujeto expuesto o bystander, cuestión que es

irrelevante en el caso de autos, pero que, en definitiva, refuerza la idea que he venido

sosteniendo hasta aquí: la notable ampliación objetiva y subjetiva del ámbito de


aplicación del Estatuto.----------------------En definitiva, hoy el art. 42 de la

Constitución Nacional y la Ley 24.240 se han erigido en epicentro del sistema,

ya sin discusión alguna.---------------------------------------------------------------

6.- EL TIEMPO DE CELEBRACIÓN DEL ACTO JURÍDICO BASE DE

ESTA ACCIÓN. CONSECUENCIAS EN EL CASO DE AUTOS.Sin perjuicio

de todo lo hasta aquí señalado, y a la hora de resolverse un caso concreto, debe

tenerse especialmente en cuenta la fecha del hecho en que se funda la demanda, a los

fines de aplicar la normativa que se encontraba vigente en dicho momento, por

imperio del art. 3 del C. Civil, en especial en lo que hace al ámbito de aplicación de

la ley (que ha variado sustancialmente en varios

supuestos).-------------------------------------------------

Como puede observarse, los documentos pagaré cuya ejecución se pretende, fueron

suscriptos el 4/12/2012 y el 23/03/2013. Por ende, en caso de resultar aplicable la

Ley 24.240, lo es en los términos en que estaba vigente en dicho momento; esto es,

con la reforma de la Ley 26.361.---------------------------------------------------------------

7.- LOS REQUISITOS PARA CONCLUIR QUE UN ACTO JURÍDICO EN

PARTICULAR SE ENCUENTRA EMPLAZADO EN EL ÁMBITO DE LAS

RELACIONES DE CONSUMO. Sea cual sea el acto jurídico de que se trate,

determinar si éste se encuentra emplazado o no en el ámbito de las Relaciones de

Consumo impone desentrañar la calidad de los sujetos, esto es, si estamos en

presencia de un “proveedor de bienes o servicios” y de un “consumidor”; y asimismo

el objeto de dicho acto jurídico. Todo a la luz, esencialmente, de lo establecido en

los arts. 1 y 2 de la LDC, bajo el prisma interpretativo emergente del art.

3.-------------------Si la respuesta es positiva en cada tópico, se estará en presencia de

una Relación de Consumo; de lo contrario, la respuesta es negativa.---Corresponde


ahora analizar la cuestión en el caso de autos.-----------

8.- ÁMBITO SUBJETIVO. LA ACTORA SE ENCUENTRA EMPLAZADA

EN LA CALIDAD DE “PROVEEDOR” DE LA

LEY 24.240. -------------------------------------

a.- La parte actora, acredita su calidad mediante el Estatuto Social acompañado a fs.

19/28, de donde surge su objeto, antes indicado.-----

b.- Se trata de una persona jurídica (S.A., en el caso), que realiza –de manera

profesional- actividades de comercialización de bienes y servicios. Ello surge, no

sólo de su propia denominación y del Estatuto Social acompañado, sino también de

las constancias de su inscripción ante la AFIP, obrantes a fs. 48, de la que surge que

si “actividad principal” es: 1) Venta al pormenor de electrodomésticos, artefactos

para el hogar, equipos de audio y video; 2) Venta al por mayor de electrodomésticos

y artefactos para el hogar excepto equipos de audio y video; 3) Venta al por menos

de artículos para el hogar NCP; 4) Servicios de alojamiento en hoteles, hosterías, y

residenciales y similares, excepto por hora, que no incluyen servicio de restaurante al

público; 5) Venta al por menor por internet.--------

c.- En definitiva, todo lo señalado me lleva a concluir que la actora se encuentra

emplazada en la calidad de “Proveedor” del art. 2 de la

LDC.------------------------------------------------------------------

9.- OBJETO DEL ACTO. EL MUTUO DINERARIO COMO ACTO DE

CONSUMO. EL CASO DE AUTOS. No se indica en el documento pagaré la causa

de la obligación, y tampoco surge de manera explícita de alguna de las constancias

de autos. Sin embargo, cabe advertir que en momento alguno la parte actora
cuestionó el emplazamiento del caso de autos en la Ley 24.240, incluso luego de que

la Sra. Fiscal Civil postulara la aplicación al sub lite, razón por la cual se dispuso

correr vista de lo manifestado por esta última a la actora, que nada manifestó al

respecto. Además, el demandado es una persona física, y el monto de los pagarés no

admite suponer otro destino más que el de adquirir bienes o servicios para el

consumo o uso personal.--------------------

Así, pues, se verifica en la especie el emplazamiento del acto en el art. 2 de la LDC,

desde que se trata de la “adquisición”, en sentido amplio, de un bien, como

“destinatario final”, esto es, para “consumo”.

-----------------------------------------------------------

Asimismo, el caso de autos se encuentra específicamente tipificado en el art. 36

de la LDC, en el que se regula con detalle las “operaciones financieras para

consumo” y “las de crédito para el consumo”.---------El crédito para consumo es

aquella operación de financiamiento, de cualquier naturaleza, concedida por un

proveedor profesional a un consumidor, y sea cual sea su modalidad jurídica. En

otras palabras, el crédito para el consumo es el “financiamiento genérico” mediante

este tipo de operaciones crediticias, lo que claramente es el caso de

autos.----------------------------------------------------------------

Por último, no es relevante que el acto sea otorgado a título gratuito o a título

oneroso. Esa fue una de las modificaciones de trascendencia que trajo la Ley 26.361,

pues –a diferencia de lo que sucedía en el texto originario del año 1993- se dispuso

de manera expresa que quedaban comprendidos los actos de adquisición o utilización

de “bienes o servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en

beneficio propio o de su grupo familiar o social”. --------- Asimismo, y como se ha

señalado, “toda operación de financiamiento o de crédito que tenga como fin directo
o indirecto el consumo quedará enmarcada en esta norma”, esto es, el art. 36 de la

Ley 24240 (PIEDECASAS, Miguel. “La Ley 26.361. Reseña General”, en Revista

de derecho Privado y Comunitario, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2009, Nº 2009-

1, “Consumidores”, p. 98).------------------------------------Por ende, en lo atinente al

objeto del acto, el caso de autos queda emplazado en el ámbito de aplicación de la

ley.-----------------------

10.- ÁMBITO SUBJETIVO (CONT.). LA CALIDAD DE CONSUMIDORA

DE LA DEMANDADA. Consumidor es –valga la expresión- el que “consuma” la

cadena de producción y comercialización de un bien o servicio, esto es, el eslabón

final, quien “acaba” dicho proceso, quien “retira del mercado” el producto o servicio,

sin volverlo a introducir, integrando –a su vez- la misma cadena de producción o

comercialización. Puede ser una persona física o jurídica (art. 1 de la

LDC).---------------------La “consumibilidad” del bien, valga la expresión, queda

fuera de toda discusión, pese a que se trate de dinero que luego –razonablemente-

vuelve al mercado mediante una adquisición de un bien o servicio por el consumidor.

Pero de lo que aquí se trata, no es de la desaparición física del bien (como podría ser,

por ejemplo, el “consumo” de un alimento), sino del agotamiento de la cadena de

comercialización de dicho bien; en el caso, del dinero en cuanto objeto de una

operación de crédito.-----------------------------------------------------------

En el caso de autos, cabe traer a colación lo resuelto en el plenario de las Cámaras

Nacionales Comerciales (Autoconvocatoria a plenario s/ competencia del fuero

comercial en los supuestos de ejecución de títulos cambiarios en que se invoquen

involucrados derechos de consumidores, 29/06/2011, LL-2011-D-421), en el que se

determinó que en las ejecuciones de títulos cambiarios “1. Cabe inferir de la sola

calidad de las partes que subyace una relación de consumo en los términos

previstos en la ley N° 24.240 de Defensa del Consumidor, prescindiendo de la


naturaleza cambiaria del título en ejecución”.----Es que, si se trata de un

proveedor profesional de servicios financieros (como es el caso de autos), deviene

razonable presumir, mediante una presunción hominis, que el pagaré alude –en la

generalidad de los casos- a una operación financiera crediticia para el consumo.

----------------------------------------------------------

Y si el monto del crédito no es considerablemente elevado (como es el caso de

autos), puede también presumirse que su destino ha sido el de adquirir bienes o

servicios para el consumo o uso personal, máxime si se tiene en cuenta la actividad

comercial que despliega la actora.----

FARINA, antes citado, señala que “mientras el Banco Central no dé cumplimiento a

esta disposición (por el art. 36 de la LDC), no resultará fácil identificar cuándo un

crédito otorgado por una entidad financiera queda sujeto a las disposiciones de este

artículo. Aunque cabe la presunción a favor del usuario o consumidor, cada vez que

el crédito sea otorgado a una persona física cuya ocupación y el monto que ha

percibido no admitan suponer otro destino que el de adquirir bienes o servicios para

el consumo o uso personal o bien para hacer frente a deudas pendientes...” (cit.,

2009, p. 383).------------------

Se ha señalado, asimismo, que si quien se vincula con la entidad es una persona

física, ordinariamente, será un cliente (o consumidor del bien o del servicio) que, en

cuanto tal, debe ser considerado un consumidor amparado por el art. 42 de la

Constitución Nacional y por la ley 24.240; agregándose que por “crédito al

consumo” se entiende “toda operación de financiamiento, de cualquier naturaleza,

concedida por un proveedor profesional a un consumidor, destinada a procurar la

adquisición de bienes o la contratación de servicios para beneficio propio o de su

grupo familiar o social” (ZENTNER, D., La protección del consumidor en las


operaciones de crédito, LL del 2/7/10, nota al fallo de la CNCom. Sala E, 26/8/09,

"Compañía Financiera Argentina S.A. c/ Castruccio, Juan Carlos").

-----------------------------------

11.- LA CAUSA FINAL DEL ACTO. IRRELEVANCIA EN EL CASO DE

AUTOS PARA EXCLUIR LA EXISTENCIA DE UNA RELACIÓN DE

CONSUMO. La causa final de un acto jurídico es sumamente compleja, ya que se

integra por multiplicidad de circunstanciasteleológicas que confluyen en un mismo

acto, algunas de las cuales se manifiestan, y otras no. Respecto a estas últimas, es

criterio imperante que en tanto y en cuanto sean objetivamente cognoscibles, deben

razonablemente integrar dicho elemento esencial de los actos jurídicos, con todo lo

que ello implica. –------------------------------------------------------------

En el caso de autos, uno de los elementos finalistas del acto jurídico es,

precisamente, la consumición, que ha quedado fuera de toda discusión en lo atinente

a su existencia.-----------------------------

El destino del producido de la comercialización del bien o servicio, y la finalidad del

otorgamiento del contrato, en manera alguna constituyen un elemento que permita

afirmar la exclusión de la aplicación de la

ley.-------------------------------------------------

12.- EL CASO DE AUTOS. EXISTENCIA DE UNA RELACIÓN DE

CONSUMO. En consecuencia, y en razón de todo lo expuesto, no cabe dudar de

que en el caso de autos existe un crédito para consumo, que se ha instrumentado

en un documento pagaré. --------------------------------

En consecuencia, la Ley 24.240 deviene aplicable al caso.-------------


13.- RECHAZO DE LA DEMANDA. NULIDAD ABSOLUTA DEL PAGARÉ

DE CONSUMO. Analizando la situación jurídica que se presenta en la causa, llego

a la conclusión de que la demanda de autos debe ser rechazada. Varias son las

razones que me llevan a ello.---------------------------------

a.- Irrelevancia de la naturaleza del presente proceso (juicio ejecutivo). La

primera cuestión a establecer, es que –en mi opinión- resulta irrelevante que el

diferendo en una relación de consumo se ventile en un proceso de conocimiento o en

un proceso ejecutivo, en razón de la particular naturaleza de este último, respecto a la

tradicionalmente alegada “improcedencia” de ventilar aspectos

causales.-------------------------------------------------------------

1.- Prima facie podría alegarse que, siendo que la parte actora demanda en autos el

cobro de un pagaré, por trámite ejecutivo, estaría vedado discutir la causa de la

obligación.----------------------------

De hecho existen precedentes y doctrina que sostienen esta posición (Cámara de

Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso-administrativo de 2a Nominación

de Río Cuarto, 28/11/2001, “Bertorello de Saggese Tozzi, Gloria L. c. Fernández,

Guillermo”, con nota aprobatoria de Marcelo Saleme Murad, LLCba-2002-782,

LLCba-2002-828; y Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Pergamino,

24/02/2000, “Cooperativa A. G. Ltda. de Acevedo c. Marchesotti, Rodolfo A.”,

LLBA-2000-1105).-----------------------------------------2.- Pero ello, si bien resulta

una regla de vieja tradición, casi indiscutible, debe ser analizado bajo otro

prisma: el de la irrupción de los Derechos del Consumidor en nuestro ordenamiento,

como ya lo he señalado en el “Considerando 5” de esta resolución.-------------------

3.- A primera vista podría aducirse que en casos como el de autos, se trata de
“Relaciones Cambiarias” y no de “Relaciones de Consumo”. Sin embargo ello es

equivocado pues, luego de la incorporación de la protección de los Consumidores

en cuanto Derecho de Raigambre Constitucional, no puede afirmarse que por

tratarse de una relación cambiaria, las normas del Derecho del Consumo son

inaplicables. Así como la instrumentación del documento pagaré genera una relación

jurídica de naturaleza especial (la cambiaria), en el caso de la existencia de una

relación de consumo, se trata de una particular obligación cambiaria: una relación

“Cambiaria de Consumo”.------------No puede aducirse que por el sólo hecho de

haberse instrumentado en un documento pagaré, la obligación muta de

naturaleza:sigue siendo una obligación, cambiaria, y fundada en una relación de

consumo.----------4.- La cuestión tiene inmensas e importantísimas proyecciones

prácticas a la hora de la ejecución del título, y no precisamente por cuestiones de

tipo netamente causal, valga la expresión (Vgr., nulidad del acto por vicios en el

consentimiento), sino en algunos tópicos en los que la innegable relación de

consumo existente provoca algunas mutaciones, lo que ha sido incluso reconocido

antes de la modificación incorporada por la Ley 26.361:

---------------------------------------a.- Existen precedentes en los cuales se han

morigerado intereses usurarios, en el marco de juicios ejecutivos, por la aplicación

de las normas protectorias del consumidor: “Es excesiva la aplicación de una tasa de

interés fijada entre un 3,12% y el 5,65% mensual para las deudas en pesos y entre

un 2,5% y el 2,82% para las deudas en dólares lucen excesivas, a la luz del tope

promedio admitido en el mercado financiero antes de las últimas medidas

económicas... La circunstancia de que el demandado no haya impugnado

oportunamente los resúmenes de cuenta que le fueron remitidos por el banco

acreedor, no impide reducir judicialmente los intereses allí fijados, ya que a los

contratos bancarios les son aplicables las reglas tuitivas del consumo, porque

cuando el art. 38 de la ley de defensa del consumidor (Adla, LIII-D, 4125) hace

alusión al control administrativo, sólo está brindando un doble encordado de


protección a las cláusulas generales, toda vez que las funciones administrativas -

como las contenidas en el citado art. 38- son preventivas y el método de control

mediante la actuación judicial es la solución generalmente elegida por el legislador,

por sobre la actuación ex ante o ex post de organismos administrativos”. (Cámara

4a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba, 08/09/2005, “Banco Suquía

c. Lazcano, Raúl H.”, LLCba-2006-

148).-----------------------------------------------------------------

b.- En las ejecuciones hipotecarias, ocurre un fenómeno similar: si se aceptara el

criterio propuesto, no cabría aplicar las normas protectorias del consumidor (por más

que la relación de consumo fluya indubitada del propio título), y no es lo que ha

ocurrido en varios precedentes. Nuestra Corte Suprema expresamente lo ha admitido:

“Es legítima la recomposición del contrato de mutuo hipotecario celebrado entre

particulares con destino a vivienda única y familiar, ello basado en la excesiva

onerosidad sobreviniente, en la protección del consumidor endeudado en un grado

que afecta sus derechos fundamentales y el acceso a la vivienda, y en la medida en

que no se encuentra afectado el derecho de igualdad por tratarse de personas que

presentan una clara insuficiencia económica y son las que más dificultades han

tenido para recomponer sus ingresos luego de la crisis (del voto de los doctores

Lorenzetti y Zaffaroni)” (Corte Suprema de Justicia de la Nación, 15/03/2007,

“Rinaldi, Francisco A. y otro c. Guzmán Toledo, Ronal C. y otra”, LL- 20/03/2007-

7). ---------------------------------c.- En la Ley de Tarjetas de Crédito 25.065,

expresamente se dispone en su art. 3 la aplicación dela LDC, y asimismo la

posibilidad de accionar por la vía ejecutiva (arts. 39 y ss.). Es por demás evidente

que la elección de dicho proceso no enerva la aplicación de la LDC. Sería un absurdo

no aplicarlas en el marco del proceso ejecutivo previsto en la misma norma, sólo por

el hecho de tratarse de un juicio

sumario.--------------------------------------------------------------
5.- Es claro que como regla está vedado el ingreso a cuestiones causales en el juicio

ejecutivo. Sin embargo ello no es absoluto, y existe una mayor o menor

permeabilidad de esta cuestión, según los casos. A mi entender, se ha resuelto

acertadamente que “en el proceso ejecutivo, la falta de causa de la obligación como

defensa idónea puede admitirse en supuestos muy excepcionales, esto es, cuando

haya una flagrante violación al ordenamiento sustantivo o una lesión importante e

insalvable de derechos amparados por la Constitución Nacional” (Cámara de

Apelaciones en lo Civil y Comercial de 6a Nominación de Córdoba, 28/11/2005,

“Banco de la Provincia de Córdoba c. Bearzotti, Antonio E. y otros”, LLCba-2006-

523). Reitero que los Derechos del Consumidor tienen raigambre

constitucional.--------------6.- En síntesis, el sólo hecho de que se trate de un juicio

ejecutivo, no puede constituirse en un obstáculo para la aplicación de la Ley de

Defensa del Consumidor, desde que ello equivaldría a negar la naturaleza jurídica

de la relación engendrada entre las partes en el caso de autos: una “relación

cambiaria de consumo”, o –con mayor propiedad- una “relación de consumo

cambiaria” (poniéndose el acento, esencialmente, en la calidad de relación de

consumo).-----------------b.- El plexo normativo en este tipo de relaciones de

consumo. Las normas particulares que rigen esencialmente el caso de autos son las

vinculadas a la calidad de Entidad Financiera de la actora, y el Dec. Ley 5965/63

que regula lo atinente al Pagaré y la Letra de Cambio. Ahora bien: estas normas, de

acuerdo al criterio hermenéutico que he propugnado, deben ser interpretadas e

integradas a la luz de los principios y lineamientos generales establecidos para

las Relaciones de Consumo, a partir del art. 42 de la C.N. y la Ley 24.240.----------

c.- La cuestión del “Pagaré de Consumo” en el marco de las Operaciones de

Crédito para Consumo (art. 36 de  la Ley 24.240). Ha sido la sanción de la

Ley 26.361 la que ha producido un notable cambio en lo que al crédito para


consumo se refiere.--------------------------------------

1.- El legislador, alertado por la proliferación de créditos para el consumo, y ante la

existencia de notables abusos (en general), cuyas causas no es necesario analizar aquí

(pero que, en gran medida, tienen su origen en las recurrentes y cíclicas crisis

económicas y políticas que nuestro País viene atravesando, casi de manera crónica),

plasmó una nueva y detallada regulación de las operaciones de crédito para el

consumo en el nuevo art. 36 de la LDC. -------------------------------

Ello también se debió a un fuerte reclamo de la doctrina en la materia (profusa y

medulosa), como –esencialmente- de la jurisprudencia, que paulatinamente con

mayor vigor, desde la sanción de la LDC en el año 1993, fue construyendo de

manera trabajosa pero fecunda toda una estructura de análisis y resolución de

conflictos derivados de esta situación, en los que se evidenciaban no pocos

desajustes.------------El viejo art. 36 de la Ley, simplemente disponía: “En las

operaciones de crédito para la adquisición de cosas o servicios deberá consignarse,

bajo pena de nulidad: El precio de contado, el saldo de deuda, el total de los

intereses a pagar, la tasa de interés efectiva anual, la forma de amortización de los

intereses, otros gastos si los hubiere, cantidad de pagos a realizar y su periodicidad,

gastos extras o adicionales si los hubiera y monto total financiado a pagar. El

Banco Central de la República Argentina adoptará las medidas conducentes para

que las entidades sometidas a su jurisdicción cumplan, en las operaciones de crédito

para consumo, con lo indicado en esta

ley”.---------------------------------------------------------En el nuevo art. 36, T.O. Ley

26.361, se regula con enorme detalle la misma cuestión, habiéndose producido un

cambio sustancial: “En las operaciones financieras para consumo y en las de crédito

para el consumo deberá consignarse de modo claro al consumidor o usuario, bajo

pena de nulidad: a) La descripción del bien o servicio objeto de la compra o


contratación, para los casos de adquisición de bienes o servicios. b) El precio al

contado, sólo para los casos de operaciones de crédito para adquisición de bienes o

servicios. c) El importe a desembolsar inicialmente —de existir— y el monto

financiado. d) La tasa de interés efectiva anual. e) El total de los intereses a pagar o

el costo financiero total. f) El sistema de amortización del capital y cancelación de

los intereses. g) La cantidad, periodicidad y monto de los pagos a realizar. h) Los

gastos extras, seguros o adicionales, si los hubiere. Cuando el proveedor omitiera

incluir alguno de estos datos en el documento que corresponda, el consumidor

tendrá derecho a demandar la nulidad del contrato o de una o más cláusulas.

Cuando el juez declare la nulidad parcial simultáneamente integrará el contrato, si

ello fuera necesario. En las operaciones financieras para consumo y en las de

crédito para consumo deberá consignarse la tasa de interés efectiva anual. Su

omisión determinará que la obligación del tomador de abonar intereses sea ajustada

a la tasa pasiva anual promedio del mercado difundida por el Banco Central de la

República Argentina vigente a la fecha de celebración del contrato. La eficacia del

contrato en el que se prevea que un tercero otorgue un crédito de financiación

quedará condicionada a la efectiva obtención del mismo. En caso de no

otorgamiento del crédito, la operación se resolverá sin costo alguno para el

consumidor, debiendo en su caso restituírsele las sumas que con carácter de entrega

de contado, anticipo y gastos éste hubiere efectuado. El Banco Central de la

República Argentina adoptará las medidas conducentes para que las entidades

sometidas a su jurisdicción cumplan, en las operaciones a que refiere el presente

artículo, con lo indicado en la presente ley. Será competente, para entender en el

conocimiento de los litigios relativos a contratos regulados por el presente artículo,

siendo nulo cualquier pacto en contrario, el tribunal correspondiente al domicilio

real del consumidor”.----------------------------------------------------------

2.- Es por demás evidente que tal regulación pone en jaque al pagaré, en cuanto


instrumento que documenta la existencia de un crédito para el consumo, desde que

de acuerdo a lo que se dispone en el Dec. Ley 5965/63, los requisitos de validez de

dicho Título de Crédito en cuanto tal, soninsuficientes de cara a lo establecido en el

art. 36 de la LDC.------------------------------------------------------------

3.- En un meduloso estudio del problema, JUNYENT BAS desentraña el verdadero

meollo del problema, que puede resumirse en lo siguiente: el origen histórico y

finalidad de los títulos de crédito; su desnaturalización en los créditos para consumo;

y la necesidad de un replanteo en el análisis (JUNYENT BAS, Francisco. “Los

llamados Pagarés de Consumo”, Semanario Jurídico, Número 1929, 24/10/2013).----

El autor citado, señala que “aquí y ahora, la doctrina en general admite que la

definición o conceptualización jurídica más concreta y didáctica surgió de la

genialidad de Vivante cuando expresó que “título de crédito es el documento

necesario para ejercer el derecho literal y autónomo que en él se expresa”. La

definición, reiterada hasta el cansancio por toda la doctrina comercialista, contiene

los elementos esenciales de los títulos de crédito”. ---------------------Luego de

explicitar sus caracteres y utilización tradicional, hace presente la aparición de los

Derechos del Consumidor, lo que motiva un replanteo en la interpretación y

aplicación de sus normas, bajo los siguientes términos: “Con singular acierto, Gómez

Leo y Aicega expresan que cabe puntualizar cuatro cuestiones que resultan de la

mayor importancia al momento de aplicar e interpretar el derecho del consumidor.

En primer término, que la Constitución Nacional es la fuente principal de este

derecho. En segundo lugar, que los derechos reconocidos en el art. 42, CN, son

operativos, por lo que no requieren de una ley que los instrumente. En tercer orden,

que en el caso de colisión de esta norma con otras reglas legales corresponderá

aplicar las soluciones que la rigen. Y, finalmente, que la protección del consumidor a

partir de su recepción en el art. 42, CN, ha sido elevada a la categoría de principio

general del Derecho, lo que resulta de especial trascendencia en tanto éste deberá ser
tenido en cuenta por los jueces y los poderes públicos”. Como puede observarse, esta

última es también la interpretación que postulo en orden a la interpretación y

aplicación del Sistema protectorio del Consumidor.------------------

Luego, analizando un Fallo Plenario de la Cámara Nacional de Comercio (al que me

referiré más adelante), indica que en él se “sostuvo que en el caso de ejecuciones

cambiarias de entidades financieras entre partes directas y se advierte que éstos

procesos responden a operaciones de crédito de consumo, se torna aplicable el art. 36

de la LDC en orden al régimen de competencia”. -----------------------------Así, y

luego de analizar dos precedentes de suma importancia en esta problemática (en los

que se declaró la nulidad de los pagarés de consumo), concluye que “se sigue con

toda claridad que el sistema cartular ha visto limitado su campo de actuación al

ámbito del Derecho Comercial, espacio natural en el cual se originó y desarrolló,

pero que la práctica abusiva del sector crediticio impuso paulatinamente a los

consumidores a fin de reducir y anular su capacidad defensiva, tornando lo

excepcional en regla. En nuestra opinión, la cuestión central está en la doble

documentación que implica la firma del mutuo y del documento cambiario

“mejorando” la situación del acreedor, parte fuerte de la relación, y “restringiendo”

el derecho de defensa del consumidor al verse obligado a concurrir a un proceso

ejecutivo con excepciones “tasadas” en clara violación a los arts. 37 y 38 del plexo

consumeril. Esta corriente de opinión se impone en la Unión Europea y en los

EE.UU., y ha llevado a la legislación francesa y alemana a prohibir la suscripción de

“obligaciones” cambiarias en las operaciones de crédito con consumidores por los

efectos jurídicos que ello acarrea para la parte débil de la relación. De lo expuesto se

colige que los precedentes de la Sala III de la Excma. Cámara Civil y Comercial de

Mar del Plata, que ya han comenzado a aplicar los Juzgados de Primera Instancia de

dicho distrito judicial y que tienden a defender al consumidor eliminando una

práctica “abusiva” que desvirtúa la finalidad de los títulos de crédito y restringen los
derechos del consumidor, arts. 36 y 37 de la LDC, son un evidente avance en la

tutela de los más vulnerables. Va de suyo que este criterio tiene fuertes resistencias

en otras jurisdicciones del país, y que resta un largo camino por recorrer en la

doctrina y jurisprudencia patria para llegar a criterios concordantes”.----------4.- En

otras palabras: el pagaré, en cuanto Título de Crédito, se originó para facilitar

las relaciones entre comerciantes; luego, su uso se generalizó, siendo una

práctica extendida y común la de instrumentar créditos a particulares (no ya

entre comerciantes), generándose situaciones de abusos y distorsiones de la

figura; y la aparición normativa del Sistema de Protección del Consumidor ha

generado una nueva situación jurídica, que impone un replanteo del

tema.-----------------------------------------------------------------

5.- La problemática, que no se encuentra exenta de polémicas y lejos está de haberse

definido, comenzó en la jurisprudencia a partir de la modificación del art. 36 de la

LDC, primero en relación a la cuestión de competencia que emerge de dicha norma,

y luego se ha ido extendiendo a otros tópicos.------------------------------------------

En efecto, en un primer momento se resolvió que “El juez del domicilio real del

deudor situado en extraña jurisdicción territorial debe ser considerado competente

para tramitar la ejecución de un pagaré, de acuerdo al art. 36 de la ley 24.240, si el

ejecutante es una persona física que por la cantidad de procesos de ejecución

radicados en el fuero puede presumirse prestamista y el título ejecutado, en ausencia

de prueba en contrario, aparece presumiblemente subsumible en la calificación de

relación de consumo —financiero o de crédito de consumo” (Juzgado Nacional de 1a

Instancia en lo Comercial Nro. 20, Sendrowicz, Abraham c. Bernardo, Julio Daniel,

30/03/2009, La Ley Online); “Resulta competente el juez del domicilio del

ejecutado, y no el del lugar de pago, para entender en la ejecución de un pagaré

librado por una persona física en garantía de una operación de crédito para el
consumo pues, resulta aplicable al caso lo establecido en el art. 36 de la ley 24.240,

texto según ley 26.361 (del dictamen de la Fiscal Generalque la Cámara hace suyo)”

(Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala D, Compañía Financiera

Argentina S.A. c. Heredia, Rodolfo Martín, 26/05/2009, LL-2009-D-610).----------

Sin embargo, también existieron en ese momento precedentes en contra: “La

atribución de competencia establecida por el art. 36 de la ley 24.240 deviene

inaplicable al proceso de ejecución de un pagaré iniciado por una entidad financiera

contra una persona física, ya que dicha norma contiene reglas protectoras y

correctoras, complementarias y no sustitutivas de la regulación general contenida en

los códigos de fondo y la legislación incorporada a éstos” (Cámara Nacional de

Apelaciones en lo Comercial, sala B, Banco de la Ciudad de Buenos Aires c. Silva,

Héctor Darío, 13/08/2009, LL-2010-D-253).-------------En función de que la cuestión

causó un verdadero torbellino jurisprudencial, finalmente la Cámara Nacional de

Apelaciones en lo Comercial, en pleno (“Cámara Nacional de Apelaciones en lo

Comercial. Autoconvocatoria a plenario s/competencia del fuero comercial en los

supuestos de ejecución de títulos cambiarios en que se invoquen involucrados

derechos de consumidores”, 29/06/2011, LL-2011-D-421), determinó que “en las

ejecuciones de títulos cambiarios dirigidas contra deudores residentes fuera de la

jurisdicción del tribunal: 1. Cabe inferir de la sola calidad de las partes que subyace

una relación de consumo en los términos previstos en la ley N° 24.240 de Defensa

del Consumidor, prescindiendo de la naturaleza cambiaria del título en ejecución. 2.

Corresponde declarar de oficio la incompetencia territorial del tribunal con

fundamento en lo dispuesto en el art. 36 de la Ley de Defensa del Consumidor”.

--------------------------------

De todas maneras, y pese a los vaivenes que aún existen en esta cuestión puntual (en

mi opinión, derivados de la mirada “asistémica” de la normativa consumeril), lo

cierto es que nuestro T.S.J. ha receptado tales lineamientos, al postular la aplicación


del art. 36 de la LDC en lo atinente a la regla de la competencia. ------------------En

concreto, indicó que en el marco de un juicio ejecutivo “en el caso puntual, no puede

soslayarse que la materia traída a juzgamiento involucra una cuestión de carácter

institucional, regulada de manera específica y con carácter imperativo en la ley de

Defensa del Consumidor, al establecer, por razones de orden público y de manera

improrrogable, una regla procesal sobre competencia territorial, bajo sanción de

nulidad en caso de inobservancia y que, en autos, ha sido objeto de desplazamiento

por los Tribunales intervinientes. Dicha normativa tuitiva, en lo tocante a la cuestión

que se discute, se introduce en una materia de naturaleza procesal, como la

competencia territorial para entender en los litigios relativos a los contratos de

consumo (arts. 36 de la Ley 24.240 , sustituido por el art. 15 de la Ley 26.361 y 37

inc. b de la ley 24.240; art. 2 de la Resolución 53/2003 de la Secretaría de la

Competencia, la Desregulación y la Defensa del Consumidor), estableciendo reglas

que podrían considerarse modificatorias –imperativamente- de la regulación procesal

local (art. 6 inc. 4, 2 y 3 del CPC)... Bajo este contexto la normativa sustancial de

defensa del consumidor, que establece para casos como el presente la competencia

territorial en el lugar del domicilio real del consumidor, siendo nulo cualquier pacto

en contrario (ya se trate de una prórroga expresa de competencia o de una prórroga

indirecta a través de la fijación de un lugar de cumplimiento distinto al del domicilio

del consumidor), debe prevalecer frente a las reglas procesales clásicas relativas a la

competencia territorial contenidas en el ordenamiento ritual. Por ello, ante la

prevalencia de la legislación consumeril, se desplaza la regla contenida en el art. 6

inc. 4º del C.P.C. Finalmente, cabe añadir que la solución se justifica desde que las

reglas generales sobre la competencia territorial establecidas en el ordenamiento

procesal son subsidiarias respecto de lo que determine la regulación sustancial de

cada instituto” (BANCO HIPOTECARIO S.A. c/ AGUIRRE MARIA CELIA Y

OTRA - EJECUCIÓN HIPOTECARIA - RECURSO DIRECTO resolución de

fecha  23/08/2012, publicada en justiciacordoba.gov.ar).---------------------


En mi opinión, si bien dicha resolución fue dictada en el marco de una ejecución

hipotecaria (y analizándose la nulidad de una cláusula de prórroga de la competencia

a la luz de lo establecido en el art. 37 de la LDC), lo cierto es que en lo sustancial la

conclusión que se impone es que, aún en el marco del juicio ejecutivo, si se está en

presencia de una relación de consumo, se impone la aplicación del art. 36 de la

LDC.------------------------------------------------------------------

Pero a ello, también mi opinión, cabe agregar algo más: la aplicación del art. 36

de la LDC no puede ser parcial, esto es, sólo limitada a la cuestión de

competencia allí regulada, sino en todo cuanto se dispone en la

norma.--------------------------------------------------

6.- Esto último nos lleva de la mano a la cuestión medular del caso de autos: la

invalidez del pagaré de consumo.----------------------------

7.- La problemática comenzó a instalarse a nivel nacional con un precedente

emanado de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata (sala

III, BBVA. Banco Francés S.A. c. Nicoletto, Marcelo Andrés, 17/10/2011, RCyS-

2012-I-166), en el que se resolvió: “La abstracción cambiaria no puede constituirse

en un obstáculo para analizar la aplicación de la normativa de la Ley de Defensa del

Consumidor a una acción ejecutiva, toda vez que en los casos que presentan colisión

normativa debe tenerse en cuenta que no es la ley sino la Constitución Nacional —

art. 42— la que resulta fuente principal del derecho consumerista, por lo que debe

prevalecer frente al derecho común... De conformidad con lo que establecen los usos

y costumbres comerciales, si quien pretende ejecutar un pagaré es una entidad

financiera se presume que la causa es un préstamo para consumo, por lo que queda a

cargo de esta aportar elementos probatorios a fin de destruir tal presunción, ello de
conformidad con la carga fijada para los proveedores por el art. 53 de la Ley de

Defensa del Consumidor”. Asimismo, se indicó en dicho precedente: “Si bien el

pagaré que pretende ejecutar una entidad financiera cumple los requisitos del

Decreto Ley 5965/63, debe concluirse que fue librado en fraude a la Ley de

Defensa del Consumidor dado que, como lógica consecuencia de su carácter

autónomo, carece de la información necesaria para poder corroborar si en la

relación subyacente se han resguardado debidamente los derechos del

usuario”.--------------------A partir de allí, comenzó a perfilarse este criterio, el que –

determinada la existencia de una relación de consumo- postuló la invalidez del

pagaré, extendiéndola a toda operación de crédito: “la ejecución de pagarés librados

por una empresa dedicada a la venta de electrodomésticos para financiar compras de

mercadería hechas por un consumidor debe ser rechazada, pues la ejecutante no

cumplió cabalmente los recaudos exigidos bajo pena de nulidad por el art. 36 de la

ley 24.240” (Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata, sala

III, Carlos Giudice S.A. c. Ferreyra, Marcos de la Cruz s/cobro ejecutivo,

06/11/2012, ED-251-298). “La ejecución basada en un pagaré en la cual la sociedad

ejecutante no aportó ningún elemento demostrativo del dinero prestado y omitió

integrar el título cuando se le otorgó esa prerrogativa, debe rechazarse, pues la carga

de aportar elementos de prueba que permitan establecer o descartar una relación de

consumo le correspondía y si, luego de esa colaboración, persisten dudas, la

interpretación resulta favorable al consumidor, máxime cuando existen indicios

suficientes de su calidad de proveedor” (Cámara de Apelaciones en lo Civil y

Comercial de Azul, sala II, Consumo S.A. c. G., A. P. s/ cobro ejecutivo,

06/11/2013, LLBA-2014-427). “Debe rechazarse la ejecución de un pagaré que

instrumenta una relación de consumo y que solo contempla el pago de intereses del

30% anual sin discriminación ni ninguna otra especificación, pues el título en esas

condiciones incumple con los requisitos requeridos por el art. 36 de la Ley 24.240,

máxime cuando la ejecutante tampoco integró el instrumento con documentación


adicional que permita al juez analizar el cumplimiento de esos presupuestos”

(Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul, sala II, G., J. R. c. M., P.

P. s/ cobro ejecutivo, 22/05/2014, La Ley Online).--------------------------Sin embargo,

debe señalarse que lejos está de haberse consolidado tal criterio, existiendo –en

términos generales- fallos que derechamente rechazan la aplicación al caso del art.

36 de la LDC, o que se expiden con disidencias, como el siguiente: “La excepción de

inhabilidad de título opuesta por el ejecutado con fundamento en que, al tratarse de

pagarés creados como consecuencia de una relación de consumo, el ejecutante debía

acompañar los instrumentos en los que se materializaba la compraventa, debe

rechazarse, pues el art. 36 de la Ley 24.240 no exige que los datos que dieron lugar a

su creación consten en el título cambiario, así como tampoco lo establece el art. 100

del Decreto Ley 5965/63, lo cual sería incompatible con su naturaleza de promesa de

pago pura y simple, afectando su habilidad ejecutiva” (MAYORÍA); “Debe

extenderse la aplicabilidad del art. 36 de la Ley 24.240 a las ejecuciones basadas en

títulos abstractos creados como consecuencia de operaciones de crédito para

consumo, por lo que, para su ejecución, será necesaria la complementación del título

con la factura o documento en el que se hubiera instrumentado el negocio

subyacente, donde consten los datos exigidos por la norma mencionada, de modo

que en el propio proceso ejecutivo pueda examinarse la regularidad de la

conformación del monto reclamado, de acuerdo a las pautas brindadas por la

legislación consumeril (del voto en disidencia del Dr. Castro Durán)” (Cámara de

Apelaciones en lo Civil y Comercial de Junín, Naldo Lombardi S.A. c. Caporale,

Sergio Daniel s/ cobro ejecutivo, 29/10/2013, LLBA-2014-

26).---------------------------------8.- La doctrina reaccionó a estos precedentes.

-----------------------

Debe destacarse el meduloso estudio realizado por Federico M. Álvarez Larrondo y

Gonzalo M. Rodríguez (“La extremaunción al pagaré de consumo”, LL-2012-F-


671), quienes luego de un profundo análisis de todas las aristas del problema –en

particular las vinculadas con la naturaleza del pagaré, y la existencia de

una nueva realidad derivada del consumo en masa y la aparición de las normas

tuitivas del Consumidor-, señalan que “elnuevo debate en la materia se centra en

determinar si el título de crédito puede constituirse válidamente como una

herramienta para evadir el régimen de tutela preventiva que corporiza el art. 36, en

cuanto establece bajo pena de nulidad, el cumplimiento de una serie de requisitos

destinados a la información y concientización del consumidor, respecto del riesgo

que asume al suscribir un crédito de consumo... Esto es lo que busca el artículo 36:

que el consumidor tome cabal comprensión de la entidad de la obligación que está

asumiendo...”.------------------------------------

Siguen diciendo: “...el pagaré de consumo violenta el régimen de orden público y

defrauda el citado artículo 36 que busca desde su texto, reiteramos una vez

más, evidenciar al consumidor la magnitud real del negocio a celebrar y, con

ello, disuadir a aquel que carezca de capacidad económica suficiente de realizar

la operación y, con ello, evitar la problemática personal y social que genera el

sobreendeudamiento”. -------------------------------------------------

Los fundamentos de tales asertos, son los que he señalado al comienzo: la

constitucionalización del Derecho del Consumo, el Orden Público consumeril, el

fraude a la ley (consistente en el uso de un texto legal para lograr un resultado

sustancialmente análogo al prohibido por una norma imperativa).

-------------------------------------------

Concluyen que “el principio de abstracción cambiaria debe ceder frente a la

indagación necesaria para determinar si al título cambiario le subyace una relación

de consumo, toda vez que mediante la utilización de aquél no se pretende cumplir


con la finalidad de los títulos analizados (que reiteramos, no es otra que la

circulación), sino que por el contrario se pretende sortear las garantías mínimas que

emanan de la propia Constitución Nacional y la vigente ley 24.240”.----------Con

relación al pagaré, específicamente, señalan que “bien vale destacar que los arts. 1º y

101 del Dto. Ley 5965/1963 determinan los requisitos con los que debe contar una

letra de cambio y/o pagaré, y precepto seguido determina, con algunas salvedades,

que al título que le falta algunos de los elementos indicados en el art. 1º (o 101) no

será considerado letra de cambio o pagaré. Asimismo, el art. 35 impone que las letras

de cambio giradas a otros vencimientos distintos de los allí referidos o a

vencimientos sucesivos son nulas. El punto es que el artículo 36 inc. g) de la ley de

defensa del consumidor determina que deberá indicarse "La cantidad, periodicidad y

monto de los pagos a realizar". En consecuencia, la colisión de normas resulta

harto evidente, y el cumplimiento de la norma tuitiva de consumo implica la

nulidad del pagaré, de manera tal que ese "título ejecutivo" deja de serlo y por

consiguiente, la ejecución deba ser desestimada. En consecuencia, además de que el

pagaré no puede obrar en fraude a la ley, si quisiéramos que el mismo en su cuerpo

contemplara todos los requisitos que exige el art. 36, ello también resultaría

imposible dado que el mismo dejaría de ser tal, en atención a que desbordaría los

límites impuestos por el decreto ley 5965/63, y por ende no sería un título

ejecutable”.------------------------------------------------

De allí, en definitiva, que postulan la nulidad del pagaré de consumo, en

consonancia con los precedentes jurisprudenciales antes señalados.-9.- Por cierto que

también existen voces disidentes, que, en definitiva, propugnan una interpretación

diferente a la que se ha indicado, haciendo prevalecer la validez y existencia del

pagaré en los términos de su norma rectora (el Dec. Ley 5965/63), aún –incluso-

cuando se trate de una relación de consumo.---------------------------De hecho, el

criterio que me encuentro postulando, no es el mayoritario, y desconozco –pues no


he encontrado precedentes al respecto- si aún se ha dictado algún fallo en nuestra

Provincia sobre esta cuestión.--------------------------------------------------------

Entiendo que esta posición parte de una mirada equivocada, que desconoce

el profundo impacto que han producido el Art. 42 de la ConstituciónNacional, y la

Ley 24.240, desde que la mirada asistémica del Derecho impide su debida

integración. Debe recordarse, por cierto, que el Derecho es un “todo”, con vocación

de unicidad y coherencia. --d.- La nulidad del pagaré de consumo. Son éstas las

primeras oportunidades en que me toca expedirme sobre la cuestión, y un nuevo

análisis de la problemática, en todas las aristas que presenta, me lleva a postular –

en función del análisis precedente- la nulidad absoluta del pagaré de consumo,

por violación del art. 36 de la LDC, en razón del Orden Público emergente de la

normativa consumeril (art. 65

LDC).--------------------------------------------------------------

1.- La evolución de esta novel Rama del Derecho, el Derecho del Consumo,

constituye un fenómeno que se encuentra –como ya lo he señalado- en pleno

tránsito.------------------------------------------

Existe una base fenomenológica diferente a la que, tradicionalmente, el

ordenamiento jurídico ha regulado, cuando surgen los conflictos de intereses

jurídicos. Se trata de un nuevo derecho, que busca regular una nueva realidad (la

del consumo masivo), que antes no se encontraba contemplada, y en donde el

divorcio entre la norma y la fenomenología que regula en muchos casos se torna

evidente. ------------------------Tal es, claramente, el caso que nos ocupa. La

regulación legal del pagaré y la del juicio ejecutivo, responden a una situación  de

otros tiempos, tal vez no muy lejanas en lo cuantitativo (de hecho, el Dec. Ley 5963

data del año 1963), pero sí en lo cualitativo: el derecho de hoy no se agota en las


relaciones jurídicas “individuales”, que vinculan sólo a dos o pocos más sujetos

determinados, sino que ha mutado considerablemente. Tanto el Derecho Ambiental,

como los Derechos del Consumidor, constituyen respuestas a un nuevo

paradigma, que se manifiesta en la masividad o pluralidad de vínculos que se

generan a partir del conflicto de intereses otrora impensados, que afectan a miles o

cientos de miles de personas a la vez, más allá de sus repercusiones individuales. En

el ámbito de las Relaciones de Consumo ello es más que evidente, y la tendencia

mundial en esta orientación ya es definida: se trata de un derecho que no regula una

relación jurídica en particular, sino un mecanismo de regulación del Mercado, como

sabiamente lo ha dicho en alguna oportunidad Claudia Lima Marquez, la prestigiosa

autora Brasilera, una de las referentes indiscutibles en materia de Derechos del

Consumidor.------------------Pero el tránsito hacia este nuevo Modelo, no se

encuentra exento de vaivenes, ambigüedades y conflictos. No sólo porque demanda

un cambio de mentalidad a la hora de abordar el conflicto jurídico, sino porque

también claramente existe afección a ciertos intereses que lucen, prima facie,como

válidos, y “dignos de tutela jurídica”, en la inmortal frase de Von Ihering.

---------------------------------------Así las cosas, el problema debe abordarse con la

mirada más amplia posible; esto es: no restringiéndose únicamente al análisis cuasi

exegético de las leyes formalmente vigentes, ni tampoco abrazando un criterio de

extrema amplitud que pueda llegar a provocar efectos no deseados y, a la vez,

perniciosos, incluso para el Sistema Económico mismo.

---------------------------------------------------------------

Se trata, en otras palabras, de evitar pecar por defecto y por

exceso.---------------------------------------------------------------

2.- El pagaré de consumo, categoría que entiendo puede ya predicarse sin dudarlo

(siempre y cuando se verifiquen los requisitos que antes indiqué), constituye hoy uno
de los nuevos problemas a los que nos enfrenta esta nueva realidad.

----------------------------------------

Es por demás evidente la infinidad de créditos para el consumo que existe; también

que la aparición de los Derechos del Consumidor se ha debido a la necesidad

imperiosa e ineludible de proteger la debilidad negocial congénita del consumidor;

que a diario, y con las modalidades más diversas, se celebran millones de actos de

consumo; que, cuando se presentan abusos por la parte fuerte del vínculo, ello genera

una situación de asimetría negocial altamente nociva, no ya para cada consumidor en

particular, sino para la sociedad en general, con la distorsión sistémica que ello trae

aparejado; que laclaridad de las normas imperativas que constituyen el epicentro del

Sistema de Protección al Consumidor, impone una reinterpretación de las normas

que lo preexistían, a fin de lograr la consecución de los fines del Estatuto

Protectorio.-------------------------------------------------

Además, y como ALVAREZ LARRONDO lo señala en un reciente comentario

crítico al caso “Naldo Lombardi” que antes transcribí (en donde existe una disidencia

en la cuestión), existe una realidad que muchas veces no es vista por los operadores

del derecho, particularmente por los Jueces, y que se encuentra ante nuestros ojos: la

proliferación (sobre todo en época de crisis económicas) de juicios ejecutivos que

abarrotan los Tribunales, muchas veces por montos aparentemente pequeños, pero

que en su sumatoria constituyen montos astronómicos. Señala el autor citado que “Y

todo esto, motivado por la aparición de una herramienta que no estaba pensada para

esta finalidad. Es que el pagaré de consumo ha facilitado la ejecución por la

ejecución misma, y ha convertido "la ejecución de la deuda", en un gran negocio en

si misma. Así, la suma de intereses pactados (la más de las veces con características

usurarias), se suman y acumulan, generando sumas impagables que terminan en

ejecuciones que profundizan la desigualdad social. Y todo mediante un proceso


malsano como es el ejecutivo, donde el grueso de los débiles jurídicos ignoran las

herramientas de defensa (y si es que las tienen atento el acotado margen de actuación

que esta vía judicial autoriza), pero además, resultan sin querer engañados por la

creencia de que con el embargo trabado sobre sus salarios cancelarán el reclamo,

hasta que toman conciencia de su error cuando reciben un segundo embargo. Este es

un efecto repetido que hemos constatado en el Centro de Atención al Consumidor

Sobreendeudado, proyecto avalado por la Universidad Nacional de Mar del Plata,

que dirigimos junto con el CPN Nicolás González” (en “El pagaré de consumo. Tras

los muros, sordos ruidos”, DJ-07/05/2014-19).-----------Y, en este orden de ideas,

adhiero a la doctrina y jurisprudencia antes señala que postula la invalidez del pagaré

de consumo, sin dejar de tener presentes los efectos que tal posición pueda provocar

en el sistema crediticio. Sistema que, por cierto, la realidad sobradamente demuestra

que se encuentra desquiciado, y ha provocado un fenómeno –también nuevo-

denominado “sobreendeudamiento del consumidor”, y cuyo origen es –

precisamente- la existencia de un sistema crediticio asimétrico y pernicioso para la

economía de los particulares. En el ámbito del Derecho Concursal esta problemática

ha cobrado vigencia en estos últimos años, hace muy poco, y se están recién

perfilando las características de esta nueva situación, para buscar dar respuestas

adecuadas, en aras de la tutela de la Persona, pero también del “sistema” mismo, ya

que el crédito es el motor de la economía, y debe ser alentado... pero dentro de

márgenes adecuados, evitándose la vulneración de Derechos Fundamentales, como

son los del Consumidor.---3.- En otras palabras, y para que no se malentienda la

posición que postulo: no se trata de privar la posibilidad de la obtención del crédito

para el consumo, ya que ello sería altamente pernicioso. De lo que en realidad se

trata, es de que de la manera correcta y adecuada, en los términos y condiciones

que la ley establece, se otorguen créditos para el consumo, tan necesarios para

la vida misma, pero que no pueden convertirse en un instrumento de distorsión

de la economía, con la directa afectación masiva a un universo incalculable de


personas, particularmente los más necesitados.------------------------La cuestión,

pues, transita en la necesidad imperiosa de lograr la eficacia de los derechos de los

consumidores, cuestión que no se limita a la validez formal de las leyes, sino a

su aplicación efectiva. Como claramente se ha señalado, en fecha reciente sobre

dicha problemática: “Ésta es la cuestión central de nuestro trabajo: si las normas

sobre consumidores y usuarios tienen ‘vigencia real’, en los hechos, en la vida

diaria; si son conocidas y acatadas; si han prendido en la ciudadanía, en la sociedad

civil y en el Mercado; si, al decir de Puig Brutau, tienen ‘agarre’ en el pueblo, su

destinatario; si son obedecidas. Porque, como agregaba Bobbio: ‘una norma puede

ser válida sin ser eficaz; normas no aplicadas o no cumplidas; normas caídas en

desuso’, etcétera” (MOSSET ITURRASPE, Jorge. “La eficacia del Derecho del

Consumidor y del usuario”, en Revista de Derecho Privado y Comunitario, Ed.

Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2012-1, “Eficacia de los derechos de los consumidores”,

p. 13).---Es, en definitiva, la búsqueda de un equilibrio que hoy no existe.----4.- De

allí que, por todo lo señalado, debe concluirse queel pagaré de consumo es nulo y

de nulidad absoluta, pues los requisitos de validez que dispone la legislación

específica (Dec. Ley 5965/63) son insuficientes de cara a lo establecido en el art.

36 de la Ley 24.240.---------------------------------------------------------------

5.- Se trata de una cuestión de orden público (art. 65 LDC), y que por ello, debe ser

declarada de oficio por el Juez, aún cuando la parte demandada no haya comparecido

en la causa.----------------------------

Al tratarse de una nulidad absoluta, impera el art. 1047 del Cód.

Civil.----------------------------------------------------------------

Pero, además, la incomparecencia de la demandada en nada afecta a la cuestión, ni

impone –mucho menos- tener por consentida tal situación.-En los Derechos del
Consumidor la regla es la irrenunciabilidad, siendo nulas no sólo las cláusulas

contractuales que importen restricción (renuncia parcial) o lisa y llanamente renuncia

de sus derechos, sino todo derecho establecido por el ordenamiento a favor del

consumidor, cualquiera sea su fuente, particularmente a la luz de lo establecido en el

art. 3 de la LDC.--------------------------------En el ámbito de las relaciones de

consumo, “el legislador ha hecho tabla rasa con las distinciones” y “cualquier

cláusula de las mencionadas es ineficaz, o sea, carente de efectos” (PARELLADA,

Carlos Alberto. “Cláusulas limitativas de la responsabilidad y de rescisión unilateral

y derecho de los consumidores”, p. 886). Es que, como bien se ha dicho, “de nada

serviría que la ley 24.240 atribuyera a los consumidores y usuarios un conjunto de

derechos dirigidos a protegerlos, si el empresario pudiera imponerles eficazmente la

renuncia a éstos” (PARELLADA, Carlos Alberto. “Cláusulas limitativas de la

responsabilidad y de rescisión unilateral y derecho de los consumidores”, p. 886.

FARINA, Juan M. “Defensa del Consumidor y del Usuario”, p.

393).----------------------------------------------------

Lo señalado no importa afirmar que la irrenunciabilidad sea absoluta. Es que

una cosa es la imperatividad de las normas, y otra la irrenunciabilidad. Aunque de lo

primero se deriva generalmente lo segundo, existen excepciones. Y, como bien se ha

dicho, “no existe ninguna norma de la ley que declare que los derechos atribuidos y

ya incorporados al patrimonio del consumidor con irrenunciables, por lo que rige el

principio general antes recordado de que todos estos derechos son renunciables por

tener un contenido patrimonial. Es lo mismo que sucede en todos los casos de orden

público de protección, cuando al débil jurídico se le asegura que se incorporará a su

patrimonio el derecho que le confiere la norma imperativa, pero después tendrá la

plena disposición del beneficio adquirido” (DE LA FUENTE, Horacio H. “Renuncia

de derechos y defensa del consumidor”, JA-16/9/2009). Es que “no se trata entonces

de que el consumidor no pueda renunciar a nada, sino que no pueden imponérsele


renuncian en el camino de acceso al bien o servicio, o que afecten aspectos no

patrimoniales o que desequilibren la justicia conmutativa del contrato”

(LORENZETTI, Ricardo Luis. “Consumidores”, p. 297).---------Pero debe tenerse en

cuenta que la interpretación en materia de renuncia de derechos es restrictiva (arg.

arts. 873 y 874 del Cód. Civil), motivo por el cual si sólo existe el silencio derivado

de la incomparecencia del demandado, mal puede presumirse la renuncia a invocar la

nulidad. Distinto hubiera sido, por cierto, el caso en que el demandado haya

comparecido, y haya consentido de manera expresa la pretensión del actor (por

ejemplo mediante un allanamiento, lo que importaría una renuncia tácita al derecho

de alegar la nulidad); o que, habiendo comparecido hubiera controvertido la

demanda en otros términos, lo que motivaría análisis diferentes. ----------------------

Yen el caso de autos, la incomparecencia de la demandada permite, sin más,

analizar de oficio la validez del título.------------------------

e.- Rechazo de la demanda. En definitiva, y por todo lo hasta aquí señalado,

tratándose de un pagaré de consumo, que es nulo y de nulidad absoluta, corresponde

declarar de oficio la nulidad absoluta del Pagaré de Consumo base de la presente

acción, y rechazar en consecuencia la demanda ejecutiva incoada en esta causa; lo

que así decido.---------------------------------------------------------------

14.- COSTAS. HONORARIOS. Las costas se imponen por el orden

causado, atento la particular situación que aquí se presenta, la novedad del problema

jurídico expuesto, y porque la actora pudo considerarse con razones fundadas para

litigar. ---------------------------------------

La base regulatoria se integra en el 30% del monto del crédito con más sus intereses

al día de la fecha (arg. art. 31, inc. 1º, 2º supuesto de la Ley 9459). Siendo que la

resultante, por la aplicación de los arts. 36 y 81 de la Ley 9459, arroja una suma
menor el minimo minimorum del art. 36, los honorarios del abogado de la accionante

se regulan en el mínimo de 10 Jus, con más los honorarios del art. 104 inc. 5º de la

Ley 9459.-----------------------------------------------

Por todo lo expuesto, normas legales citadas, sus concordantes y correlativas,

--------------------------------------------------------

RESUELVO: ------------------------------------------------------------

I.- Declarar de oficio la nulidad absoluta del Pagaré de Consumo base de la presente

acción.------------------------------------------------

II.- Rechazar la demanda ejecutiva promovida a fs. 1/3 por MEROLI HOGAR

S.A. en contra de CRISTIAN ADRIAN CELIZ.------------------------III.- Imponer

las costas por el orden causado, y regular los honorarios profesionales definitivos del

Dr. Andrés A. BENGOECHEA –Abogado del actor- en la suma de PESOS TRES

MIL SETECIENTOS CINCO CON CINCUENTA CENTAVOS ($ 3.705,50), y en

la suma de PESOS UN MIL CIENTO ONCE CON SESENTA Y CINCO

CENTAVOS ($ 1.111,65) en razón del art. 104 inc. 5º de la Ley

9459.-----------------------------------------------

PROTOCOLÍCESE, HÁGASE SABER Y DÉSE COPIA.-----------------------------

Ossola, Federico Alejandro


Juez De 1ra. Instancia

Impreso el 10/06/2015 a las 05:49 p.m. por 1-34127 

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