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La relación de los abogados y abogadas con la

prensa.

Profesora:
Victoria Catalina Martínez Placencia

Integrantes:
Hodi Brodsky
Fernanda Garay
Alonso Godoy
David Jiménez
Rafael Meza
Joaquín Morales
Andrés Quezada
Alejandro Quiroz
Benjamín Ramírez

Valparaíso, 15 de junio, 2021

N° de palabras: 3350
Introducción:
¿Cómo descubrir la naturaleza del derecho? Si bien la doctrina parece encontrarse
bastante disconforme entre una corriente y otra, la tradición jurídica imperante tiene bastante
claro lo que delimita una norma jurídica de otros tipos de normas como las morales y las
sociales. Lo anterior, porque aunque el derecho “está compuesto por normas que prescriben
o permiten una conducta determinada”1, lo que puede verse en otros tipos de normas, el
elemento específico que lo distingue de cualquier otra es que ella debe estatuir
necesariamente “un acto coactivo para sancionar la conducta contraria”2.
Esta sanción que trae aparejada necesariamente la norma jurídica existe porque se
estima que la protección de ciertos valores muy importantes para nuestra sociedad se logra a
través de este mismo tipo de precepto.
Que el derecho sea un conjunto de normas que se caracterizan por tener estatuida una
sanción coactiva en caso de contravención, y que a su vez el derecho busque brindar
protección a los valores más importantes según estima nuestra sociedad, despierta el mayor
interés a la opinión pública, interés que se manifiesta especialmente en la examinación de
cómo se está dando en la práctica esta protección recientemente expuesta.
Por otro lado, la prensa es uno de los distintos actores que influyen en la formación y
conducción de la opinión pública. Por ello, es menester mantener una relación entre el o la
abogada y la prensa, y en lo posible, satisfactoria. Lamentablemente, esta relación suele ser
bastante problemática por distintas razones, lo cual puede en mayor o menor medida socavar
la legitimidad del Derecho. Por lo anterior, en las siguientes líneas se propondrá un dilema
ético-profesional que nos parece clave para comprender una de las dimensiones
problemáticas existentes en la relación entre el o la abogada y la prensa, para posteriormente
exponer nuestra postura al respecto.
Para ello, en el primer capítulo expondremos el caso práctico que será analizado, en
un segundo capítulo analizaremos con qué normativa ético profesional puede reñir la
conducta expuesta, y en un tercer capítulo expondremos las posiciones argumentativas que
han emanado del equipo de trabajo.

Capítulo I: Formulación del caso práctico:

1 Kelsen, Hans (2020), Teoría pura del derecho (Eudeba) p. 65


2 Ídem.
En un día de Julio del año 2019 en la Municipalidad de Puerto Azul, el funcionario
municipal Juan Ibaca Terrón, que ejercía como parte de la dirección de salubridad de la
corporación, fue citado a una audiencia preliminar por motivos de la investigación de un
cohecho, contemplado en el artículo 248 bis del Código Penal, que sanciona al empleado
público que aceptare recibir un beneficio económico por haber omitido un acto debido propio
de su cargo.
Don Juan Ibaca Terrón, durante la fiscalización del Restaurante de comida marina
“Don Picarón”, además, de encontrar la cocina en pésimas condiciones de salubridad, halló
mariscos que ya estaban vencidos. Debido a esto, y con la intención de que no clausuraran el
local, el dueño del restaurante, don Pablo Aguirre Ubieta, ofreció al funcionario municipal un
monto de $500.000 (CLP), suma que este aceptó gustosamente, levantando en consecuencia
un acta en la que declaraba que todo se encontraba en perfecto orden de funcionamiento.
Posteriormente, un canal de televisión investigó casos de corrupción en torno a la
Municipalidad, y se encontraron con este caso de irregularidad, vinculado directamente con la
Dirección de Salubridad. El delito fue descubierto tras entrevistar a dos cocineros que
presenciaron el irregular acto: don Martin Dillon Tapia y don David Cardoso Torrega,
quienes, según sus declaraciones, mientras limpiaban la bodega, escucharon toda la
conversación. Asimismo, afirman que accedieron a dar tales declaraciones como un acto de
venganza contra don Juan Ibaca Terrón, por no acceder éste a sus peticiones de cambiar el
menú y subir los precarios sueldos de sus trabajadores.
La noticia tuvo un gran impacto mediático, ya que se trataba de un restaurante que se
caracterizaba por su prestigio y buena fama, frecuentado por políticos, artistas, deportistas y
todo tipo de personalidades célebres. Como consecuencia de esto, la reputación del
restaurante se vio fuertemente afectada. Por su parte, la administración de la municipalidad
también fue altamente criticada..
El fiscal de Valparaíso, Javier Laguna Melin, tomó el caso para dirigir la
investigación en vistas a esclarecer la presunta comisión de los delitos de soborno y cohecho.
Él, personalmente, se sentía molesto por la situación, ya que el mencionado restaurante era un
lugar que frecuentaba para comer con amigos y familia. El fiscal cita al funcionario en
reiteradas ocasiones a la audiencia preliminar, pero el funcionario dio excusas de dudosa
veracidad para evitar concurrir, provocando la prórroga de esta. Frente a tal situación, el
fiscal Laguna, ya fuera de tribunales, en un arrebato producto de su molestia, y frente a una
multitud enfurecida con el funcionario, señaló a la prensa lo siguiente: “su comportamiento es
propio de un cobarde que no desea enfrentar a la justicia”, además de: “la va a pagar en la
justicia por su falta de honradez pública”.
Tales declaraciones fueron aclamadas por la multitud, ya que, producto de los actos
del funcionario, varias personas sufrieron molestias estomacales e intoxicaciones, sumado a
que, cuando intentaban denunciar al restaurante por insalubridad, no se realizaron las
diligencias correspondientes, además de utilizar como excusa de su pasividad el acta que
señalaba que se habían practicado las medidas atingentes, y que no se había encontrado nada
fuera de los parámetros regulares de salubridad.

Capítulo II: Normativa ético-profesional de interés:


En las líneas venideras se expondrá la normativa ético profesional general -del Código
de Ética Profesional (2011)- y la especializada -del Código de Ética Profesional del
Ministerio Público (2020)- aplicable al caso para luego comentarla.
1. El Código de Ética Profesional:
En primer lugar, la conducta del fiscal podría encontrarse reñida con el siguiente
deber de conducta: “Ante los medios de comunicación el abogado debe actuar con veracidad
en sus aseveraciones, moderación en sus juicios y contar con el consentimiento informado o
presunto de su cliente. Es contrario a la ética profesional servirse de los medios de
comunicación para el elogio de sí mismo, aún a pretexto de colaborar con ellos o de
defender los intereses de un cliente. Lo dispuesto en el inciso precedente se extiende a toda
interacción del abogado con los medios de comunicación”3.
Especialmente en lo referido a dos prescripciones de conducta i) actuar con veracidad
en sus aseveraciones y ii) aprovecharse de los medios de comunicación para elogiarse a sí
mismo. Así las cosas, se constata que existe por lo menos un indicio de antijuridicidad ético
profesional en lo referente a la falta de moderación en sus dichos, toda vez que está
descalificando a una persona contra la cual debe perseguir la responsabilidad penal; y lo
mismo puede predicarse de una pretensión del fiscal de obtener la anuencia y aplauso de la
multitud presente al momento de ofender al funcionario público.
Una segunda norma posiblemente conculcada por la conducta descrita es la que
prescribe que: “el abogado que participa o ha participado en un proceso pendiente, o en una
investigación a él conducente, debe abstenerse de formular declaraciones o entregar
información fuera de la investigación o proceso, cuando dichas declaraciones o información
puedan afectar seriamente la imparcialidad en la conducción de la investigación o en la
decisión del asunto. Falta gravemente a la ética profesional quien infrinja esta regla
valiéndose de otra persona o con reserva de identidad”4.
En lo referente al caso, podría llegar a ser aplicable en tanto el fiscal participa
actualmente de un proceso pendiente -investigación de un delito de cohecho por parte del
funcionario municipal- , y por tanto se les prohíbe la formulación de declaraciones o la
entrega de información fuera de la investigación o proceso cuando aquellas puedan afectar
seriamente la imparcialidad en la conducción de la investigación o en la decisión del asunto
-señala que el funcionario es un cobarde que no desea enfrentar la justicia-.
2. El Código de Ética del Ministerio Público:
En primer lugar, se ven posiblemente conculcados los deberes ético-profesionales de
respeto, buen trato e igualdad, y en definitiva el compromiso que tienen los funcionarios del
Ministerio Público de “relacionarnos con la ciudadanía con un trato basado en el respeto de
la persona y su dignidad, y en la cordialidad, la apertura y la igualdad de condiciones, sin
prejuicios ni discriminaciones de ningún tipo”5.
En segundo lugar, se aprecia posiblemente reñido con la conducta el deber de
imparcialidad, objetividad e independencia al que se comprometen observar los funcionarios,
funcionarias y fiscales del MP, debiendo “mantener en todo momento la imparcialidad,
objetividad e independencia, tanto en ejercicio de nuestras funciones como en la toma de

3 Código de Ética Profesional (2011), artículo 101.


4 Ibidem, artículo 102.
5 Código de Ética del Ministerio Público (2020), Capítulo V, sección iii, numeral 2°.
decisiones, evitando con esto cualquier cuestionamiento y efecto negativo sobre nuestro rol
en el marco de la justicia”6. Agrega, además, que aquellos funcionarios que pongan en
riesgo, con la más leve sospecha, estos valores deberán abstenerse “de participar en el
proceso o decisión de que se trate”, con la obligación de dar a conocer la situación a quien
corresponda7.
En tercer lugar, y por último, se estima que también puede infringirse el precepto que
señala que, como Ministerio Público: “Nos abstendremos de expresar públicamente, ya sea
en nuestras redes sociales o por cualquier otro medio, incluso ocultando la propia identidad
o bajo seudónimo, opiniones que pudiesen cuestionar el principio de objetividad e
imparcialidad, afectar la reputación, imagen y/o la función que cumplen el Ministerio
Público y otras instituciones, así como la reputación profesional y/o personal de todos/as y
cada uno/a de quienes trabajan en el Ministerio Público y en general de cualquier persona”8.
Estas normas son de suma relevancia en cuanto que el actuar del Fiscal Javier Laguna
declaró en público contra el funcionario municipal que “su comportamiento era propio de un
cobarde que no desea enfrentar a la justicia” y “que la iba a pagar en la justicia por su falta de
honradez pública”.
Esta actuación sería regulada por los artículos anteriormente dichos. Ya que el fiscal
realiza una declaración pública en la que podría sostener la culpabilidad del sujeto al afirmar
que pagaría en los tribunales y en esta relación con el funcionario Juan Ibaca Terrón debería
ser cordial y respetuosa, ordenado por la relación que este debe tener con la ciudadanía.
Capítulo III: Propuestas de solución y contra argumentos:
Ante la pregunta: ¿Existe una contravención de alguna normativa ético-profesional en
el caso práctico planteado? Una parte del grupo de trabajo sostuvo que el fiscal ha
contravenido, en primer lugar, los artículos 101 y 102 del Código de Ética Profesional, al
expresar que “su comportamiento es propio de un cobarde que no desea enfrentar la justicia”
y que “la va a pagar en la justicia por su falta de honradez pública”. Se observa en estas
expresiones una falta de moderación, toda vez que descalifica a una persona. Otra infracción
observada es en tanto utiliza estos medios de comunicación para su propio elogio, toda vez
que ha verbalizado lo anterior con el fin de obtener la anuencia y el aplauso de la multitud
presente.
En cambio, otra parte piensa que no se contradicen los artículos en comento, ya que
las declaraciones se encuentran dentro de “La libertad de emitir opinión y la de informar, sin
censura previa, en cualquier forma y por cualquier medio(...)”9 a la que tenemos derecho las
personas, pues la expresión “cobarde” utilizada en su primera declaración no alcanzaría a
denostar públicamente al investigado. Se debe agregar que si bien declara ante la prensa lo
antes dicho se refiere a la postura tomada por el funcionario público investigado es decir, a la
ausencia de Juan Ibaca en el juicio y no necesariamente al delito que quizás cometió por lo
que no afectaría a la imparcialidad de los jueces
En segundo lugar, algunos de nuestros miembros deliberan que las declaraciones del
fiscal son atentatorias contra la imparcialidad en la conducción de la investigación en el
sentido del artículo 102 del Código de Ética Profesional, permitiendo deducir que él ya tiene
6 Ibidem, Capítulo V, sección ii, numeral 5°.
7 Ídem.
8 Ibidem, Capítulo V, sección ii, numeral 13°
9 Constitución Política de la República de Chile, (2005), artículo 19 N°12 inciso primero.
un juicio preconcebido sobre su culpabilidad en el sentido de pretender condenarlo. Resulta
un poco más complejo extender esta conclusión en lo relacionado a la imparcialidad que
tendrá el juez, pero puede construirse que aquella también se encuentra viciada por la presión
social que tendría este caso en particular por las declaraciones del fiscal, un ente que en
principio debe ser imparcial en la consecución de antecedentes que puedan culpar o exculpar
al funcionario, pero se demuestra públicamente con la intención de exclusivamente culparlo.
Otra parte del equipo estima que no habría afectación en la imparcialidad que tiene el
fiscal en la conducción de la investigación, toda vez que los actos comunicativos del fiscal
hacia los medios no forman parte de la actividad investigadora. Así las cosas, las
declaraciones que realice ante los medios no suponen una real afectación a la imparcialidad
de la investigación, correspondiendo al afectado probar que no se observa dicha
imparcialidad. Y, siendo que esta imparcialidad no ha sido contaminada, mucho menos puede
sostenerse que la imparcialidad del juez al dictar sentencia se ha conculcado debido a que él
debe fallar en razón de las pruebas otorgadas por el fiscal y no por las comunicaciones de este
hechas ante los medios de prensa. Siguiendo esta lógica, la imparcialidad del juez no puede
ser afectada por la presión social ejercida por el deber que este tiene de mantenerla o
recusarse si ve que está siendo alterada.

Del mismo modo, se puede esgrimir que las declaraciones del fiscal no son suficientes
por sí solas para afectar de algún modo la sustanciación del proceso ni la imparcialidad en la
conducción de la investigación o en la decisión del asunto, por cuanto de sus dichos no se
desprende elemento alguno que indique que el fiscal dirigirá la investigación exclusivamente
en vistas a condenar al imputado, ya que, debe recordarse que el objetivo principal y
característico de la investigación del Ministerio Público es averiguar la efectividad del hecho
punible y la determinación de personas que intervinieron en él, y, para ello, debe reunir
antecedentes atingentes para tal propósito, con independencia de si tales antecedentes son
acusadores o exculpatorios respecto de la persona determinada del funcionario público.

Siguiendo lo anterior, la convicción interna del fiscal, reflejada en sus declaraciones,


respecto a que don Juan Ibaca Terrón es un cobarde que pagará en la justicia, es irrelevante
para los efectos de la conducción de la investigación, por cuanto esta debe ser llevada a cabo
de acuerdo a los lineamientos legales, los cuales, de ser contravenidos, configurarían otro tipo
de irregularidad y consecuente responsabilidad, mas no la señalada en la norma del Código
de Ética Profesional.

Asimismo, la convicción interna del fiscal se torna aún más intrascendente respecto a
la decisión del asunto, por cuanto esta no recae en el sujeto que emitió las declaraciones, por
lo que el foco de responsabilidad por la posible influencia de las declaraciones emitidas ya no
recaería en el propio fiscal, sino en el sujeto que se vio influido, en este caso, el juez penal.

En cuanto a la normativa Ético Profesional específica aplicada al Ministerio Público,


se sostiene que el fiscal no se ha abstenido de expresar públicamente, a través de distintos
medios de prensa, una opinión que permita cuestionar el principio de objetividad e
imparcialidad, toda vez que indicar -previo a cualquier decisión judicial- que el funcionario
municipal es un cobarde que además va a pagar su falta de honradez, por lo que infringe este
tipo de conducta exigida a todos los funcionarios de este órgano.
Empero, se contraargumenta nuevamente que los dichos del fiscal se referían solo a la
ausencia de Juan Ibaca al juicio y no al supuesto delito cometido por él. Agregan que
pudieron no verse afectadas sino que quizás fueron juicios con el solo propósito de hacerse
conocido por el público enfurecido.
Por otro lado, que un Fiscal emita declaraciones de tales características afecta tanto la
reputación, imagen y función del Ministerio Público, la reputación personal y sobre todo
profesional del Fiscal, siendo también alteradas las del funcionario público de la
municipalidad. Toda vez que Javier Laguna emite declaraciones que atentan contra la
normativa ético profesional que debe seguir tanto por ser fiscal como por ser abogado, pues
su función no es emitir prejuicios, sino dilucidar la responsabilidad de personas particulares
en hechos constitutivos de delito esto en virtud del artículo 13 del capítulo segundo del
Código de Ética del Ministerio Público.
Se debe agregar que como el Fiscal pertenece al Ministerio Público también afecta su
reputación, imagen y función. Para acabar, la reputación personal y profesional del
funcionario público de la municipalidad se ve conculcada ya que le dice cobarde, y porque le
imputa más directa que indirectamente un delito al decir que su “falta de honradez pública” le
hará pagar ante la justicia.
Sin embargo, otra parte del equipo argumentó que debido a las aclamaciones del
público las características antes señaladas de la Fiscalía no son perturbadas y no sería
necesariamente turbada la función de todo este órgano público. Agregaron que los dichos de
Javier Laguna no afectarían la reputación, imagen y función de la Municipalidad sino que
sería con la sola noticia de las actuación de Juan Ibaca Terrón debido a que el enojo previo de
la multitud a las declaraciones del Fiscal.
En relación al artículo segundo capítulo tercero del mismo Código los dichos no
respetan a la persona y su dignidad al tratarlo de cobarde y falto de honradez.
Conclusión:
De un análisis sistemático de los Códigos de Ética Profesional, puede concluirse que
la ética profesional abarca los estándares de comportamiento personales que se esperan de los
profesionales de una determinada área. Pues bien, del dilema ético profesional propuesto,
como equipo de trabajo hemos llegado a un consenso de que las siguientes son las
conclusiones correctas:
Sí existe una contravención ético profesional en los términos del artículo 101 del
Código de Ética Profesional, pues la conducta descrita se estima como una declaración ante
varios medios de comunicación con falta de moderación en sus juicios, por un lado, y
utilizando a estos mismos para su propio elogio, buscando obtener la anuencia y el aplauso de
la multitud presente, por otro.
En cuanto a la afectación a la imparcialidad en la investigación en los términos del
artículo 102 del Código ya citado, sí se observa a través de sus declaraciones su imparcialidad
se encuentra afectada, mientras que no se estima que se ha afectado la imparcialidad del juez
por lo anteriormente argumentado.
Como consecuencia lógica de lo anterior, también se estima que el fiscal no se
abstuvo de expresar públicamente una opinión que permita cuestionar el principio de
imparcialidad al que se refiere el Código de Ética Profesional del Ministerio Público,
infringiendo así esta norma.
En lo referente a la posición que podrían tomar ambos servicios públicos por los
dichos del Fiscal, se llegó a la anuencia que la imagen de la Fiscalía y de la Municipalidad no
serían impactadas por estas declaraciones por lo antes dicho.
Es así como se llega finalmente a la respuesta de cómo debe ser la actitud de un Fiscal
frente a un juicio. Se dijo que las consideraciones éticas siempre deben verse caso a caso, con
todas las reflexiones y factores propias de este, ya que la normativa puede ser clara pero la
práctica puede llegar a ser muy distinta. Es así como uno no debe cerrarse frente a distintas
opciones que pueden llegar en el camino profesional porque muchas de ellas pueden ser
grises y no todas las circunstancias afectadas. Igualmente, la actitud de un abogado y,
sobretodo de un fiscal en su labor pública debe ser recatada, mantener su imparcialidad, no
hacer declaraciones por distintos medios de su labor, y siempre hacer lo mejor posible en los
casos que le sean asignados debido al rol social de esta carrera.
Bibliografía:
1. Kelsen, Hans (2020), Teoría pura del derecho (Eudeba).
2. Código de Ética Profesional (2011).
3. Código de Ética del Ministerio Público (2020).
4. Constitución Política de la República de Chile (2005).

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