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Aporte Crítico

Actualmente la construcción de la identidad de género, es decir, la identidad


que recoge los datos sobre el ser hombre o mujer, es un proceso complejo que
involucra factores biológicos, sociales, culturales y psicológicos. Existen
diferentes modelos que pretende conceptualizar la manera en la cual desde la
infancia las personas desarrollan un sentido personal de sí mismo, pero existen
algunas dificultades en torno a la conceptuación de este término y en gran
medida se es más complicado llegar a un solo punto de vista.

Cada persona desarrolla un sentido personal de sí misma en función de sus


experiencias, de su historia, de sus características y de sus percepciones, así
como en función de sus interacciones y de los valores y normas que rigen su
cultura. Detrás del concepto de la identidad, algunas veces se confunde la
identidad personal con el autoconcepto o la autoestima, en gran medida
porque todos estos aspectos hacen referencia al sentido del sí mismo o al “yo”.
Sin embargo, pese a que todos son conceptos relacionados entre sí, existe una
importante diferenciación entre ellos. En lo que respecta al autoconcepto es
importante decir que éste hace referencia al conjunto de ideas, imágenes,
sentimientos y pensamientos que una persona tiene de sí misma. Como parte
de la sociedad estamos expuestos a que nos limiten, nos devalúen o incluso
que nos discriminen por el simple hecho de no ser como lo esperan las demás
personas o por no pensar de la misma forma en la que piensan. Si nos
detenemos a analizar la situación y volteamos un poco a la historia que
también se vuelve parte del presente porque sufrimos aún parte de ella
podemos darnos cuenta de que el género femenino se le ha limitado y excluido
de poder desarrollarse en cualquier trabajo importante, pues desde años atrás
se ha visto a la mujer con ojos de servidumbre, incluso hoy por hoy el género
femenino se ha catalogado como “el sexo débil”.
Evidentemente ha habido cambios en nuestra sociedad porque vemos a
muchas mujeres sobre salir en sus empleos y en su educación marcando la
diferencia y rompiendo esas barreras que se han impuesto por el simple hecho
de ser mujer.

Ahora bien, en el caso del género masculino también se enfrentan con varios
aspectos, y uno de los principales es el de la comparación; pues al hombre se
le cataloga como machista y por ende “el sexo fuerte” y esto ha provocado que
se generalicen las acciones de los hombres y no todos se comportan de la
misma manera ni piensan de la misma forma machista o negativa del género
femenino.

Después de este análisis podemos darnos cuenta de que tanto el hombre


como la mujer pasan un proceso difícil de identidad de género primero que
nada por la aceptación de la sociedad y la negación de entender que todos
somos diferentes y que no podemos someternos a un patrón de ideologías ni
de comportamientos, sino más bien tratar de aceptarnos como somos y tratar
de vivir en comunión y respeto con los demás. Dicho proceso de reforzamiento
continuará a lo largo de la vida a través de mensajes que fortalecen la
feminidad en las mujeres y la masculinidad en los hombres.
FUENTES DE INFORMACIÓN

 Rocha Sánchez T. (2009) Desarrollo de la Identidad de Género


http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-
96902009000200006

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