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c/Rápido Iguazú SA
s/Interdicto de Obra Nueva"
País: Paraguay
Fecha: 05-06-2017
4. El art. 653 del C.P.C. establece que cuando se hubiera comenzado una obra
nueva que afectare a un inmueble, su poseedor podrá promover el interdicto de
obra nueva; la acción se dirigirá contra el dueño de la obra y, si fuere
desconocido, contra el director o encargado de ella; en base a este dispositivo se
constituye una tutela específica contra la turbación o el despojo producidos a raíz
de la realización de una obra nueva; su finalidad consiste en la suspensión de la
obra durante el juicio para concluir con una sentencia que desestime la
pretensión o mande destruir o reparar lo hecho.
Considerando
Antecedentes.
Contra lo así decidido la parte actora interpuso recurso de apelación y nulidad, los
que fueron concedidos en relación y sin efecto suspensivo (cfr. fs. 29). Recibidos
los autos en esta alzada se ordenó expresar agravios el 24 de abril del año en
curso. La Apelante lo hizo por medio del escrito de fs. 31/34, el que fue
contestado oportunamente (cfr. fs. 36/39).
Añade que el Juez de grado anterior solamente ha puesto sus ojos en el interdicto
de recuperar la posesión y que el art. 653 habilita la posibilidad de promover el
interdicto de obra nueva interpuesta. Termina solicitando que se revoque la
resolución recurrida y se ordene la admisión y el practicamiento de
la prueba pericial topográfica ofrecida por su parte.
Análisis. Como punto de partida corresponde señalar que el art. 653 del CPC,
establece que “Cuando se hubiera comenzado una obra nueva que afectare a un
inmueble, su poseedor podrá promover el interdicto de obra nueva. La acción se
dirigirá contra el dueño de la obra y, si fuere desconocido, contra el director o
encargado de ella”. En base a este dispositivo se constituye una tutela específica
contra la turbación o el despojo producidos a raíz de la realización de una obra
nueva. Su finalidad consiste en la suspensión de la obra durante el juicio para
concluir con una sentencia que desestime la pretensión o mande destruir o reparar
lo hecho.
Ahora bien, no por ello debe perderse de vista que la jurisprudencia de los
tribunales ha señalado que “a los efectos de resolver la procedencia del interdicto
posesorio de obra nueva, el interesado debe acreditar los siguientes extremos
fundamentales: 1) en primer lugar, la identificación del inmueble que es objeto de
protección posesoria, y la determinación de las dimensiones y linderos de la
posesión real y efectiva; 2) acreditar la posesión del citado inmueble, condición
que se vincula con la legitimación activa; 3) acreditar que se ha efectuado
efectivamente una obra nueva; 4) acreditar que el demandado es el autor,
responsable o encargado de la obra en cuestión, extremo relacionado con la
legitimación pasiva; 5) Por último, acreditar que la obra nueva efectuada, ya sea
en el inmueble del poseedor (concretamente dentro de los límites de su posesión)
o de un tercero, afecta a la posesión del demandante” (1). Asimismo se ha dicho:
“Para que proceda la acción de interdicto de obra nueva, debe acreditarse la
identificación del inmueble, la determinación de las dimensiones y linderos de la
posesión real y efectiva, y que se ha realizado una obra nueva, que el demandado
es el autor o responsable de la obra en cuestión y que la misma afecta a la
posesión del demandante...”.
A estas consideraciones debe sumarse aspectos aún más trascendentes, que son los
efectos que sobre el régimen de la prueba se ha producido como consecuencia de
constitucionalización de los derechos procesales en la Constitución de 1992. En
efecto, el derecho a la prueba constituye en nuestro país un derecho de primer
rango, pues se halla consagrado en el art. 17, ordinal 8 de la CN de la República,
donde se establece que toda persona tiene derecho a que “ofrezca, practique,
controle e impune pruebas”. Cabe aquí acotar que, según una autorizada doctrina,
ello equivale a decir que toda persona ejerce sus derechos probando.
Por ende, aun cuando en este tipo de juicio existan limitaciones probatorias como
lo sostiene el Juez a quo, la prueba pericial ofrecida prima facie no resulta
manifiestamente inconducente, meramente dilatorias o carentes de utilidad, y por
lo tanto su negativa podría, eventualmente, vulnerar derechos constitucionales y
legales del demandante lo que nos hace inclinar su admisión y producción.
Con relación a las costas, ellas deben ser impuestas en el orden causado, en ambas
instancias, en virtud de que las circunstancias particulares de la cuestión traída a
decisión creerse con derecho a ello.