El código

del caballero:
liderazgo basado
en valores
Juan Antonio Fernández García

“Estudiar el pasado para entender el futuro”.

(Confucio)

Según Confucio, el C UANDO LA ACTUALIDAD nos cuenta cómo algunos de

nuestros héroes corporativos se han transformado en
líder debe tener villanos, es necesario revisar los modelos de liderazgo que
aplicamos. El problema reside en un entendimiento erróneo
grandes aspiraciones, de liderazgo como una mera serie de comportamientos
aprendidos que, si son empleados correctamente, nos llevarán
alcanzar el a obtener los resultados deseados; es decir, empleados moti-
autocontrol y ser un vados que se esforzarán por alcanzar los objetivos de la orga-
nización y, con frecuencia, los del líder. Este concepto de lide-
modelo que hay que razgo adolece de un fallo fundamental: la falta de consistencia
interna entre los valores del líder y su comportamiento. Uno
seguir. puede ajustar su comportamiento a las expectativas, pero esas
acciones no serán necesariamente el reflejo fiel de sus pre-
ferencias y convicciones. El modelo de liderazgo basado en
el aprendizaje de ciertos comportamientos puede llevar a pro-
ducir líderes falsos o hipócritas. Las acciones del líder pue-
den encajar con la situación, pero sus intenciones puede que
no. Es necesario buscar un modelo de liderazgo en el que los
comportamientos sean el reflejo de algo más profundo.
Necesitamos un nuevo modelo de liderazgo no para sustituir
a los ya existentes, sino para completarlos. Tal como la cita

46 HARVARD DEUSTO BUSINESS REVIEW

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El código del caballero: liderazgo basado en valores
que abre este artículo nos dice, volvamos nuestros ojos al
pasado para encontrar ideas nuevas.
Nuestro viaje en el tiempo en busca de un modelo de lide-
razgo nos llevará a un pasado remoto, un tiempo en la his-
toria de la humanidad que el filosofo alemán Kart Jasper
denomino “período axial”. En su libro El origen y objetivo de
la historia, Jasper sitúa el período axial de la humanidad entre
los años 800 y 200 antes de Cristo. Durante este tiempo sur-
gieron grandes líderes espirituales que fueron y siguen
siendo fundamentales para la humanidad: “En China, Con-
fucio y Laozi estaban activos; estaban todas las grandes
escuelas filosóficas, incluyendo Mozi, Zhuangzi y Liezi, y sur-
gieron otras. Éste era el caso de la India, donde aparecieron
los Upanishad y Buda; los pensadores investigaron una
amplia gama de orientaciones filosóficas desde el escepti-
cismo, el materialismo, el sofismo y el nihilismo. En Irán,
Zoroastro enseñó un punto de vista diferente presentando
el mundo como el campo de batalla entre el bien y el mal.
Una condición crítica del líder es mostrar una conducta
ejemplar, ser un modelo para el resto
En Palestina aparecieron muchos profetas, desde Isaías y
Elías hasta el segundo Elías. En cuanto a los filósofos grie-
gos, Homero, Parménides, Heráclito, Sócrates, Platón, los trá-
gicos, Tucídides y Arquímedes, todos aparecieron. Estos pen-
sadores vivieron casi simultáneamente en China, la India y
Occidente sin conocer la existencia de los demás”. Este ar-
tículo es una invitación a viajar al período axial de la huma-
nidad y explorar el mensaje de uno de los grandes pensadores
de todos los tiempos: Confucio.
Confucio: el emperador sin corona
de China
“A los quince puse mi corazón en el aprendizaje. A los
treinta había formado mi carácter. A los cuarenta no tenía
dudas. A los cincuenta conocía el mandato del Cielo. A los
sesenta nada me perturbaba. A los setenta podía seguir
cualquiera de mis deseos sin traspasar la frontera de lo
correcto”.
(Confucio)
Confucio es el nombre latinizado de Kung Zi o “Maestro
Kung”. Los datos sobre su vida son muy imprecisos. Se esti-
ma que nació en el año 551 antes de Cristo en el estado de
Juan Antonio Fernández García es profesor de Dirección de
Empresas en China Europe Internacional Business School
(CEIBS), Shangai (China).
48
Lu, en la parte sur de la provincia de Shandong en la Chi-
na actual. Sus antepasados eran miembros de la casa ducal
del estado de Sung. Debido a avatares de la política, para la
fecha del nacimiento de Confucio, los miembros de su fami-
lia habían perdido su noble posición y eran ciudadanos
comunes. Como resultado del gran amor de Confucio por
el aprendizaje, consiguió trabajar en puestos menores del
gobierno del estado cuando tenía 15 años. A los 30 comen-
zó su carrera como maestro y pronto alcanzó gran renom-
bre y era seguido por un número creciente de discípulos. A
sus 40 años tardíos comenzó su servicio como magistrado
y ministro del estado de Lu. Sin embargo, no tuvo éxito al
aplicar sus ideas de gobierno debido a las intrigas políticas
y a la oposición del círculo cercano al duque. A los 56 dejó
el estado de Lu con la idea de encontrar otro en el que pudie-
ra aplicar sus principios de buen gobierno. Viajó de un esta-
do a otro, esperando encontrar la oportunidad de realizar sus
ideas de reforma política y social. Nunca lo consiguió y final-
mente regresó a Lu, donde murió en el año 479 antes de
Cristo.
Confucio vivió en un período de la historia china conocido
como los “Estados Combatientes”. Era una época de confu-
sión política, social y moral. Los numerosos estados de la épo-
ca estaban en constante lucha entre ellos. Paradójicamente,
fue también un período de gran libertad de pensamiento y
de gran demanda de pensadores, quienes se movían libre-
mente de un estado a otro ofreciendo sus servicios. La si-
tuación de desorden estimuló a los pensadores a diseñar sis-
temas para restaurar la paz y la estabilidad social. El objeti-
vo de Confucio era introducir reformas por medio de la edu-
cación para establecer un nuevo orden social a través del cul-
tivo de un ideal de vida y el desarrollo pleno de la persona.
Defendió la educación universal y la selección para puestos
de gobierno de los mejor cualificados. Anteriormente, sólo
los nobles tenían acceso a la educación y Confucio se enfren-
tó a ese privilegio. Gracias a su empeño y al esfuerzo de sus
discípulos, la educación se popularizó. Nunca rechazó nin-
gún discípulo por causas económicas o de clase: muchos de
sus discípulos procedían de las clases menos favorecidas.
Según él, toda persona es educable en potencia. Quería que
sus discípulos fueran ejemplos de perfectos caballeros, que
fueran útiles al estado y a la sociedad. Las Analectas, el Men-
cio, El gran aprendizaje y La doctrina del medio componen los
“Cuatro Libros Clásicos”. Para entender el pensamiento de
Confucio, uno debe empezar estudiando las Analectas o di-
chos de Confucio. Los otros tres libros interpretan y ayudan
a clarificar ciertos aspectos de esta obra.
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“Apreciar la verdad en silencio, aprender continuamente
y enseñar sin cesar es simplemente natural en mí”.
(Confucio)
La senda del líder
“La carga del caballero es pesada y el camino que hay que
recorrer es largo. Sólo con la muerte su viaje concluye”.
(Confucio)
En el sistema de pensamiento confucionista, el liderazgo es
la cualidad emergente que irradia del carácter y hace que otros
se sientan compelidos a seguir al líder, basándose en un sen-
timiento de respeto y confianza. Una condición crítica del
líder es mostrar una conducta ejemplar, ser un modelo
para el resto. El liderazgo es algo que se origina dentro de
la persona, pero esto no significa que uno nazca con esa con-
dición, sino que puede ser adquirida mediante un esfuerzo
La primera y más importante prioridad del líder es descubrir
y cultivar sus buenas cualidades internas
de auto-perfeccionamiento y aprendizaje continuo. Ser un
verdadero líder no es algo reservado a unos pocos, pero sí a
aquéllos con el deseo y la voluntad de trabajar duro y sin cesar
en el camino de la perfección. Ésta es la senda del caballe-
ro, que se define como aquél que muestra un comporta-
miento superior reflejo de su carácter.
El reto para cualquier persona dispuesta a cultivar su vida
en esta senda es comenzar por identificar lo mejor que posee
su naturaleza humana y mantenerse obstinadamente fiel a
ello (para llegar a la cima más alta hay que comenzar por la
parte más baja). La senda de Confucio hacia el liderazgo tie-
ne dos objetivos: uno interno, de perfección individual
mediante la práctica de los principios del caballero; otro exter-
no, de armonía social resultado de la conducta ejemplar del
líder. Exploremos juntos estos dos objetivos.
Primer objetivo: perfección individual
mediante la práctica
“Todo esta ya en mí”.
(Mencio)
La primera y más importante prioridad del líder es descubrir
y cultivar sus buenas cualidades internas. Ésta es un área no
delegable, de la misma forma que uno no delega comer o dor-
mir. Esas buenas cualidades no se pueden obtener de fuen-
tes externas mediante el aprendizaje de algunos trucos.
Uno debe mirar su interior para descubrir esas cualidades
SEPTIEMBRE 2005
El código del caballero: liderazgo basado en valores
y trabajar diligentemente en su desarrollo. La obtención de
conocimiento en este sentido no consiste en la acumulación
de datos sobre el mundo exterior, sino en la realización de
nuestras cualidades internas. El conocimiento consiste en res-
taurar nuestras cualidades inherentes.
El camino a la perfección es, por tanto, uno de descubri-
miento de lo que previamente ya estaba en nosotros y,
entonces, mediante un esfuerzo continuado, debemos desa-
rrollarlo, perfeccionarlo y aplicarlo a nuestra vida cotidiana.
Lo que importa es la búsqueda de la perfección, no tanto el
objetivo final como el viaje. Lo más importante es persistir
en nuestros esfuerzos. La perfección es el objetivo al que se
aspira; no obstante, mientras nos esforcemos en su conse-
cución, no estaremos nunca lejos de alcanzarlo. Confucio
dijo: “Debemos cultivar la humildad, la simplicidad de
carácter y la lealtad en nuestra conducta. Aunque cometamos
errores, aun así no estaremos lejos del ideal de la verdade-
ra humanidad”. ¿Cómo se alcanza ese objetivo de perfección?
Mediante la práctica de la prudencia en el pensamiento, la
palabra y las acciones.
Pensamiento prudente
La persona superior piensa antes de actuar y nunca predica
lo que no ha practicado. Sus acciones y palabras son producto
del pensamiento claro. Para conseguir una mente clara, la
persona superior debe ser abierta, altruista y disciplinada.
Abierta
Un caballero debe ver las situaciones desde todos los pun-
tos de vista sin sesgo. No toma partido ni posiciones extre-
mas; no deja que su mente se parapete en contra de nada ni
a favor de nada. La persona de mente estrecha tiene una
visión sesgada, ve las cuestiones desde una sola perspecti-
va, toma partido y mantiene posiciones fijas.
Altruista
El caballero es considerado para con todos. Como no bus-
ca nada en los otros, no tiene nada de qué quejarse. Hace lo
que es correcto sin buscar el beneficio personal. La persona
de mente estrecha ama sus posesiones y siempre se preocupa
por ellas. Lo que hace es por el beneficio personal que le
reportará.
Disciplinada
La persona superior no acusa a los demás de sus propios
errores y busca la causa de sus equivocaciones en sí misma.
No se queja cuando los demás no reconocen sus meritos; sólo
49
El código del caballero: liderazgo basado en valores
se queja de sus propias deficiencias. No sigue la moda del
día, siempre se adhiere a lo que es correcto y nunca com-
promete su integridad. Nunca abandona el camino correc-
to por un momento y nunca se coloca en una situación en
la que no es dueña de sí. Está libre de miedos y preocupa-
ciones. Si no halla nada incorrecto cuando se examina a sí
misma, ¿de qué tiene que preocuparse?
La persona de mente estrecha culpa a los demás de sus
propias faltas y establece altas exigencias sobre los otros. No
le importa utilizar medios erróneos para alcanzar sus fines
y siempre está llena de temores y preocupaciones.
Palabra prudente
La persona superior valora la sinceridad ante todo. La sin-
ceridad es la combinación del pensamiento y las acciones pru-
dentes. Siempre dice menos de lo necesario; sus palabras res-
petan sus acciones y sus acciones sus palabras. Sólo expre-
sa lo que practica y es fiel y leal a cada una de sus palabras.
Se avergüenza cuando sus palabras son mejores que sus
acciones.
Acciones prudentes
La persona superior es siempre cuidadosa con sus acciones.
No permite ningún acto contrario al buen gusto y la decen-
cia. Incluso cuando está sola, sus acciones son prudentes
Cuando el líder no comete errores de palabra y conducta,
la gente le respeta sin necesidad de leyes
y es cuidadosa en su comportamiento, puesto que, aunque
nadie lo ve, ella sí. Es digna, pero no orgullosa. Es simple
y frugal en su forma de vivir. Combina la simplicidad y el
refinamiento, porque la simplicidad sin refinamiento es
rudeza y el refinamiento sin simplicidad es afectación.
Sólo la combinación de estas dos cualidades hace al caba-
llero. Siempre ayuda a los demás a hacer el bien. Cuando
se arrepiente de sus faltas, lo hace con hechos. Es fácil de
servir, pero difícil de complacer, porque sólo se complace con
lo que es correcto. Emplea a las persona en función de sus
capacidades.
La persona de mente estrecha es difícil de servir, pero fácil
de complacer, ya que se la complace satisfaciendo sus debi-
lidades sin necesariamente hacer lo correcto. Cuando em-
plea a la gente, exige perfección. La persona de mente es-
trecha es orgullosa, pero no digna; no tiene barreras mora-
les cuando sabe que no la descubrirán. Cuando se arrepiente,
lo hace sólo de palabra. Intenta cubrir sus acciones equi-
vocadas y pretender que es decente. Sin embargo, otros
sabrán lo que ha hecho como si su cuerpo fuera transpa-
rente, ya que la insinceridad y la deshonestidad se reflejan
en el exterior.
50
Segundo objetivo: armonía social
resultado de una conducta ejemplar
“En los tiempos antiguos, aquéllos que querían traer la
armonía al mundo primero ponían en orden sus estados.
Aquéllos que deseaban traer orden a sus estados prime-
ro regulaban sus familias. Aquéllos que querían regular sus
familias primero perfeccionaban su carácter. Cuando ese
carácter estaba perfeccionado, la familia estaba regulada;
cuando la familia estaba regulada, el estado estaba en
orden; cuando el estado estaba en orden, el mundo esta-
ba en armonía”.
(El gran aprendizaje)
Nada parecido a una constitución se encuentra en la histo-
ria china. Las leyes eran escasas, había pocos tribunales de
justicia y casi ningún policía. Pocas personas se interesaban
por el estudio de la ley. Dada esta situación, uno se pregunta
qué fuerza mantenía unida a China. La respuesta es su cul-
tura. Las lecciones de la Historia nos indican que la cultura
puede llegar a ser una fuerza mayor que cualquier ejército
o sistema defensivo. La verdadera Gran Muralla de China ha
sido y es su cultura. A pesar de que grupos de invasores con-
quistaron el país en varias ocasiones y llegaron a gobernar-
lo, no fueron capaces de alterar su cultura de una forma fun-
damental. El desarrollo de la cultura china no fue inte-
rrumpido por esos pueblos foráneos. Al final, los conquis-
tadores fueron los conquistados. Ocupación militar y control
político no suponen superioridad cultural. Una cultura
avanzada es la fuerza perdurable de la nación, mientras que
el atraso cultural es a menudo signo de declive de un país.
El buen gobierno residía en el orden moral de la mayo-
ría de los funcionarios y el pueblo. La gente era evaluada
según estándares morales: eran ministros leales o desleales,
funcionarios honestos o corruptos, hijos respetuosos o irres-
petuosos con sus padres, etc. El juramento de los súbditos
al duque Mu de Ch’in decía: “Tengamos un ministro hones-
to y sincero, sin pretensiones, pero con un corazón grande,
generoso y tolerante. Cuando observa que alguien posee una
habilidad valiosa, se siente satisfecho; cuando observa a al-
guien con sabiduría, su corazón de alegra. Ese ministro será
una joya para el país, que podrá proteger a mi familia y al pue-
blo. Sin embargo, si un ministro es celoso y odia a aquéllos
con habilidades valiosas o trata de entorpecer el camino de
una persona sabia cuando la encuentra, ese ministro no pro-
tegerá ni a mi familia ni al pueblo. Ese ministro es un peli-
gro para el país”.
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La salud de una nación no se mide por
su nivel de riqueza, sino por su sentido de
la justicia. Una sociedad sin litigios, sin
necesidad de castigos, una sociedad regu-
lada por la virtud: “Guía a la gente por Persona
Persona abierta,
abierta,
miedo al castigo y tratará de mantenerse altruista
altruista
fuera de la cárcel, pero no tendrá sentido yy disciplinada
disciplinada
de honor y vergüenza. Guía a la gente por
la virtud y tendrá sentido del honor y el
respeto”, dijo Confucio. Las medidas coer-
citivas son muchas veces necesarias, pero
su resultado será que la gente tratará de
evitar el castigo sin sentir vergüenza por
evadir la ley. El ideal político de una socie-
dad es que la gente viva en perfecta armo-
nía, lo cual haría el gobierno ciertamente innecesario. Ésta
es la condición del gobierno por la virtud. Se fundamenta en
un líder virtuoso que promocione a puestos de responsabi-
lidad a aquéllos con talento y elevado sentido moral, y que
se identifique con los intereses y el bienestar de la gente. Ana-
licemos ahora estas tres condiciones.
Un líder virtuoso
El arte del gobierno consiste en hacer las cosas correctas, lo
cual depende de las cualidades morales y el carácter del líder.
La efectividad del líder depende de que otros lleven a cabo
sus instrucciones, lo cual requiere confianza
Cuando el líder es correcto, la gente sigue naturalmente el
camino correcto. Cuando el líder comete errores en su con-
ducta, la gente le imitará. Cuando el líder no comete erro-
res de palabra y conducta, la gente le respeta sin necesidad
de leyes. La persona superior jamás abandona un camino
de auto-perfeccionamiento. Está constantemente atenta a la
corrección en su conducta y es consciente de que su ejem-
plo ejerce una gran influencia en la sociedad. No pide a otros
que sean considerados si ella misma no es considerada. Sólo
critica cuando ella misma no tiene falta.
La efectividad del líder depende de que otros lleven a
cabo sus instrucciones, lo cual requiere confianza. Cuan-
do el líder hace lo correcto, tendrá gran influencia sobre los
demás sin necesidad de dar órdenes. Si no hace lo correc-
to, nada de lo que diga servirá. ¿Cómo se gana el líder la
confianza de la gente? Mostrando respeto y consideración
por todos. Primeramente, se muestra consideración a sí
mismo. Entonces muestra su consideración a su familia.
Cuando el líder cumpla esto, su ejemplo será imitado por
todo el país. Será un ejemplo que hay que seguir. Si es
modesto, la gente será modesta. Si es decoroso, se ganara
el respeto de la gente. Es cortés en su vida privada, diligente
SEPTIEMBRE 2005
El código del caballero: liderazgo basado en valores
Objetivos del líder
Pensamiento
Pensamiento prudente
prudente
Primer
Primer objetivo:
objetivo:
Palabra
Palabra prudente
prudente
auto-perfeccionamiento
auto-perfeccionamiento
Acciones
Acciones prudentes
prudentes
Segundo
Segundo objetivo:
objetivo:
armonía
armonía social
social
en su vida pública y leal con sus relaciones. Al vivir una vida
de honestidad y verdad, será un ejemplo valioso y la gen-
te le tomará como modelo.
Un líder que otorga la responsabilidad a las personas
adecuadas
El duque Ai preguntó: “Qué debo hacer para que la gente
crea en mí?”. Confucio respondió: “Elige hombres hones-
tos, ponlos por encima de los deshonestos y la gente cree-
rá en ti; elige hombres deshonestos, ponlos por encima de
los honestos y la gente no creerá en ti”. Si el líder no sitúa
personas honestas y competentes en posiciones de res-
ponsabilidad, es culpable de negligencia. Si no se libra de
los deshonestos e incompetentes, es culpable de un grave
error. La mejor forma de gobierno es promocionar a las per-
sonas valiosas y ayudarlas a formarse en las competencias
que les faltan.
El líder que quiere fortalecer su posición fortalece a
otros. Si es generoso, se ganará la buena voluntad de todos.
Si es sincero, la gente confiará en él. Si es considerado, podrá
contar con los servicios de otros. Su comportamiento y cali-
dad de carácter atraerán a gente competente y honesta para
trabajar con él. No proclama los defectos de los demás, sólo
sus meritos. Sigue el principio de ponerse en el lugar de los
otros. No trata a sus subordinados de la forma en la que odia-
ría que su superior lo tratara a él. No servirá a su superior
de la forma en la que odiaría que sus subordinados lo sir-
vieran a él.
Desprecia a los que critican a la gente y publican sus debi-
lidades. Evita a aquéllos que difunden rumores. Rechaza a
los que espían a otros y piensan que son listos. Desdeña a
la gente de mente estrecha.
51
El código del caballero: liderazgo basado en valores

La conexión entre valores y comportamiento

Valores
Persona abierta, Actitudes
Persona abierta, Comportamiento
Persona abierta,
Mi altruista
desarrollo Mi trabajo carece
altruista Cambiaré de trabajo
altruista
profesional es Crea de yoportunidades Influencia
y disciplinada disciplinada y disciplinada
importante
ll de desarrollo
ll ll
Mi trabajo no me
satisface

Integridad
Palabra prudente
Congruencia interna

Un líder que se identifica con los intereses y el bienestar
de todos
Un líder sabio trabaja por el interés de la gente; ayuda a los
demás a valerse por sí mismos y a entender las cosas. Su pro-
pósito final es traer paz y felicidad a la sociedad, porque sabe
que sólo podrá realizarse plenamente si ayuda a los demás
a realizarse.
“Si no puedes mejorarte a ti mismo, ¿cómo vas a poder
mejorar a otros?”.
(Confucio)
Liderazgo basado en valores
“Un soberano que gobierne a la nación por la virtud es
como la Estrella Polar, que permanece en su lugar mien-
tras las otras estrellas giran a su alrededor”.
(Confucio)
Lu Jia, un escolar al servicio de Liu Bang, emperador de la
dinastía Han, era inteligente y elocuente. Frecuentemente
mencionaba al emperador el pensamiento de Confucio. Un
día, el emperador dijo: “Soy el numero uno bajo el Cielo.
Conseguí el trono por la fuerza. ¿Qué utilidad pueden
tener para mí las ideas de Confucio?”. Entonces, Lu Jia le
respondió calmadamente: “Es verdad. Su Majestad consiguió
el trono por la fuerza, pero ¿puede gobernar el país por la
fuerza? Sólo lo conseguirá utilizando los principios de
benevolencia y justicia”.
El modelo de liderazgo presentado en este artículo es el
resultado de los valores del líder. Cuando sus valores son
correctos, le seguirán acciones correctas. Los valores son refe-
rencias concernientes al curso de acción adecuado; son
nuestras guías para la toma de decisiones. Ellos representan
el sentido de lo correcto e incorrecto de la persona. “Dere-
chos iguales para todos” y “Las personas deben ser tratadas
con respeto y dignidad” son valores. Los valores están pro-
fundamente arraigados en nuestra personalidad y es difícil
cambiarlos, aunque no imposible. Muchos valores son reci-
bidos en la infancia. Padres, amigos, maestros y grupos exter-
nos de referencia, todos ellos pueden conformar nuestros
valores. Los valores influyen en nuestras actitudes y even-
tualmente en nuestro comportamiento. No podemos ver los
valores y actitudes; sólo podemos inferirlos por lo que sus
portadores dicen y hacen. Hay una conexión entre valores,
actitudes y comportamiento (véase el recuadro “La conexión
entre valores y comportamiento”). Los valores crean nuestras
actitudes, las cuales condicionan nuestros comportamientos.
Siempre pueden surgir problemas de congruencia entre valo-
res y comportamiento. Cuando no son congruentes, surge
el problema de falta de integridad, que básicamente signi-
fica no hacer aquello en lo que uno cree.
Dos valores son fundamentales en el pensamiento de Con-
fucio: benevolencia y justicia. Benevolencia implica amor a
la gente. Justicia supone tratar a las cosas y personas apro-
piadamente. La benevolencia viene de dentro, mientras que
la justicia es algo externo. La justicia sin benevolencia es in-
humana, mientras que la consideración sin justicia es debi-
lidad.
Benevolencia significa despertar en la gente su bondad
innata, el camino correcto de ser persona. El que ama a los
demás hará las cosas de manera que los beneficie. Por
supuesto, hay personas que no aman a su prójimo. Obvia-
mente, la manera adecuada de tratar a estas personas es apli-
car la ley, pero una solución más permanente sería elevar sus
estándares morales. Confucio defendió el principio de ense-
ñar a todos sin distinciones. Una persona benevolente no es
feliz si tiene éxito o conoce la verdad de las cosas mientras
los demás no. Se siente obligada a ayudar a los otros a tener
éxito y conocerse a sí mismos. No impone a los demás lo que
no desea para sí misma. Una persona benevolente es siem-
pre considerada, no hace nunca nada de lo que pueda arre-

52 HARVARD DEUSTO BUSINESS REVIEW


pentirse y está libre de temores y preocupaciones, en paz con-
sigo misma y el mundo. Cuando trabaja y vive junto a otros
es cooperativa, respetuosa y amistosa.
Justicia significa contemplar las acciones con valor en sí
mismas porque es lo correcto. De la idea de justicia proce-
Dos valores son fundamentales en el pensamiento
de Confucio: benevolencia y justicia; la benevolencia implica
amor a la gente, mientras que la justicia supone tratar
a las cosas y personas apropiadamente
de el principio de “hacer por nada”. Justicia y beneficio per-
sonal son conceptos opuestos. Uno hace lo que debe sim-
plemente porque es lo correcto y no por ningún beneficio o
resultado externo. Si actuamos de esta forma, nunca erra-
remos. Realizamos nuestro deber sin considerar el éxito o fra-
caso de nuestra acción. El caballero sabe lo que es correcto;
la persona de mente estrecha sabe lo que la beneficia. Por la
práctica de la benevolencia y la justicia se obtienen la con-
fianza y la armonía social. Sin confianza, las relaciones
normales entre las personas serían imposibles.
La confianza es lo que conecta a las personas entre sí.
Cuando los que están arriba aman la verdad y la honestidad,
la gente común no se atreverá a ser deshonesta. La falta de
sinceridad y lealtad en las relaciones humanas conduce a la
pérdida de comunicación entre la gente. Confucio ponía la
confianza por encima de la prosperidad. La salud de un país
no se mide por su nivel de prosperidad material, sino por su
nivel de confianza y honestidad. Generar esa confianza es la
responsabilidad de los líderes. Confucio pensaba que un país
con un gobierno en el que la gente respeta y confía sería
capaz de superar cualquier dificultad. Esto llevaría even-
tualmente a la prosperidad de la nación. Sin embargo, si no
confía en sus líderes, el país estará desunido y en desorden,
y será incapaz de alcanzar nada.
La armonía, el segundo producto de las virtudes de bene-
volencia y justicia, significa la observación
de las reglas correctas de comportamiento,
lo cual asegura el orden y la estabilidad so-
cial. Cuando los que están arriba observan
las reglas correctas, la gente común será fá-
cil de dirigir. El líder debe tener como ob-
Recibido
Persona abierta,
jetivo traer la armonía a la sociedad. No obs- en altruista
la familia
tante, no debemos confundir armonía con y disciplinada
Adquirido
uniformidad. El líder favorece un mundo
en el que diversidad de opiniones y puntos por el estudio
de vista diferentes conviven en armonía.
Diferentes ingredientes hacen un gran
manjar; se necesita una variedad de ins-
trumentos musicales para producir una
sinfonía. Armonía presupone diferencia.
SEPTIEMBRE 2005
El código del caballero: liderazgo basado en valores
Por el contrario, la persona de mentalidad estrecha prefiere
la uniformidad a la armonía.
¿Cómo se desarrollan la benevolencia y la justicia? Hay dos
condiciones: la familia y el estudio. La familia es fundamental,
ya que pasamos los primeros años de nuestra vida junto a
nuestros padres y es entonces cuando nuestro carácter se for-
ma bajo su influencia. La forma más fiable de predecir nues-
tro comportamiento en sociedad es nuestro comportamiento
en la familia. El carácter de las personas se revela primero
en sus familias. Cuando hemos adquirido los hábitos del
amor y respeto en casa, uno no puede más que extenderlos
a los demás.
Finalmente, uno debe persistir en el estudio para com-
prender la senda del caballero. Estudiamos para perfeccio-
narnos. Este esfuerzo nos dará la sabiduría para mejorar
nuestro carácter moral (véase el recuadro “Liderazgo basa-
do en valores”).
“Todos deseamos riqueza y alta posición, pero yo nunca
los aceptaría si no los pudiera obtener de la manera co-
rrecta”.
(Confucio)
Conclusiones
El modelo de liderazgo propuesto en este artículo no es des-
criptivo, sino normativo; es decir, no es el resultado de
investigación empírica para encontrar las cualidades del buen
líder, sino un modelo construido sobre la base de las ideas
de Confucio y de sus principales discípulos hace 2.500
Liderazgo basado en valores
{
Benevolencia
Crea confianza
Primer objetivo:
y armonía
auto-perfeccionamiento
Justicia
Palabra prudente
Conduce
Segundo objetivo:
aarmonía
la efectividad
social
53
El código del caballero: liderazgo basado en valores

Tres niveles de liderazgo

Nivelabierta,
Persona 3 Nivelabierta,
Persona 2 Nivelabierta,
Persona 1
Valores
altruista Actitudes
altruista Comportamiento
altruista
Ejemplo:
y disciplinada y Ejemplos:
disciplinada Ejemplo:
y disciplinada
• El código
ll • Teoríall X e Y • Liderazgo
ll
del caballero (McGregor) situacional
(Confucio) • La parrilla directiva (Hershey y Blanchard)
(Blake y Mouton)

Modelo
Palabracompleto
prudente
de liderazgo

años. El presupuesto fundamental en este modelo es que las
personas no han cambiado mucho en todos estos años, a
pesar de sus teléfonos móviles y sus ordenadores portátiles.
Las personas tienen necesidades, esperanzas e ideales, y aspi-
ran a algo más que meras ganancias personales. Tenemos
una necesidad de sentido: ¿qué se requiere para alcanzar esos
objetivos transcendentales? Y una pregunta aún más impor-
ciedad, un líder que no se aparta de las actividades corrien-
tes de la vida, que es al mismo tiempo idealista y realista. Para
este líder, cumplir su tarea es la verdadera esencia de su desa-
rrollo personal. A través de sus acciones, mejora el mundo a
su alrededor y trae la armonía. Es un líder que mira más allá
de los beneficios a corto plazo, un líder con una visión de una
sociedad y un lugar de trabajo que permitan el desarrollo de

Cuando hemos adquirido los hábitos del amor y respeto

en casa, uno no puede más que extenderlos a los demás

tante: ¿qué tipo de persona puede crear las condiciones para
que otros alcancen esos objetivos? Confucio dio la respues-
ta: una persona con valores correctos, que practique la bene-
volencia y la justicia para todos sin distinción. Según Con-
fucio, el líder debe tener grandes aspiraciones, alcanzar el
autocontrol y ser un modelo que hay que seguir. En este sen-
tido, el liderazgo es un fin en sí mismo. Es como la salud y
la felicidad. Uno no se pregunta: ¿cómo se aplica la salud?
¿Cómo uso la felicidad?
El modelo de liderazgo aquí propuesto es un complemento
a los existentes. Algunos de esos modelos se centran en los
comportamientos adecuados a la situación; otros se centran
en actitudes. Nuestro modelo señala un nivel más profun-
do: los valores del líder. Los tres enfoques deben tenerse en
cuenta, ya que no son opuestos, sino complementarios.
Confucio esculpió un modelo de liderazgo que suponía el
cenit de las relaciones humanas: la persona perfecta en so-
la persona. “Grande es en verdad Confucio” dicen las Ana-
lectas, “sabe de todo, pero es experto en nada”. Confucio dio
a nuestra vida un significado y un propósito; nos dio un obje-
tivo al que todas las personas pueden aspirar.
“La gran persona sabe que los grandes efectos son pro-
ducidos por pequeñas causas”.
(Confucio)
«El código del caballero: liderazgo basado en valores». © Juan Antonio Fer-
nández y Ediciones Deusto. Referencia n.O 2561.
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