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Mi Abuelo no era nazi-Wlelzer,Moller,Tschuggnall

Keppler usa conversaciones familiares para mostrar cómo se lleva a cabo la


reconstrucción familiar del pasado y como se dan las conversaciones sobre este
pasado en la vida cotidiana, no en conversaciones pautadas sino espontánea o
repentinamente, por ejemplo a partir de un recuerdo erróneo de un relato previo.

Esta memoria familiar se conforma a través del acto comunicativo de traer al


presente episodios pasados que vivieron miembros de la familia y sobre los
que se habla conjuntamente. Suelen ser las generaciones posteriores las que
traen los temas, logrando una interpelación al actor protagonista de la historia. Es la
repetición de estos relatos lo que define la continuidad de la identidad y a su vez el
testimonio de la misma. Esta memoria cumple con la función de unificar a través de
la ficción un conjunto de recuerdos comunes, esto ayuda a conformar la familia
como tal.

La memoria familiar encuentra su razón de ser en el ejercicio y en la repetición.


Comenta el caso de la familia Meier, que descubre escritos en el que el bisabuelo
relata que fue un criminal nazi y que no estaba arrepentido.Las diferentes partes de
la familia lo toman de diferentes maneras, y genera importantes dificultades para las
generaciones menores al querer referirse a la memoria comun. Esto también se
debe a que cada generación percibe a sus antepasados y a sus correspondientes
historias desde diferentes momentos históricos, lo cual hace que se ponga en crisis
el relato familiar al aparecer un elemento irrefutable como un escrito. Cada memoria
individual es un punto de vista sobre la memoria colectiva, esto cambia según el
lugar que se ocupa en esta memoria.

Toma a la familia como unidad indisoluble, los padres siempre son padres y los
hijos siempre hijos, por ejemplo. Es por eso que aparece la dificultad de unir el
accionar del abuelo con el accionar atroz.

El pasado pasa a ser entonces el resultado de un proceso social, que se


reconstruye y se transmite. El relato compartido que se ve en retrospectiva crea una
memoria familiar homogénea, borrando la diversidad de los roles y sensaciones de
los diferentes actores.
Para transmitir esta memoria, se va dando un proceso de apropiación activa en lo
narrado del diálogo: para que pueda transmitirse se necesita un punto de conexión
para que el oyente pueda aportar su interpretación. Es decir, en este proceso el
relato pasa de ser ajeno a ser propio.

Pone como ejemplo un testimonio de una familia en la que relatan una historia que
nadie sabe completa. Es en ese aporte de diferentes puntos de vista, relatos o
recuerdos es que se construye el mismo y la memoria familiar se mantiene y
reproduce.

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