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1. SONETO XIII 4.

AGORA CON LA AURORA SE LEVANTA


Garcilaso de la Vega Fray Luis de León
A Dafne ya los brazos le crecían Agora con la aurora se levanta
y en luengos ramos vueltos se mostraban; mi Luz; agora coge en rico nudo
en verdes hojas vi que se tornaban el hermoso cabello; agora el crudo
los cabellos que el oro oscurecían: pecho ciñe con oro, y la garganta;
de áspera corteza se cubrían agora vuelta al cielo, pura y santa,
los tiernos miembros que aún bullendo estaban; las manos y ojos bellos alza, y pudo
los blancos pies en tierra se hincaban dolerse agora de mi mal agudo;
y en torcidas raíces se volvían. agora incomparable tañe y canta.
Aquel que fue la causa de tal daño Ansí digo y, del dulce error llevado,
a fuerza de llorar, crecer hacía presente ante mis ojos la imagino,
este árbol, que con lágrimas regaba. y lleno de humildad y amor la adoro;

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, mas luego vuelve en sí el engañado


que con llorarla crezca cada día ánimo, y conociendo el desatino,
la causa y la razón por que lloraba! la rienda suelta largamente al lloro.

2. SONETO V 5. SONETO LXXXV


Garcilaso de la Vega Juan Boscán
Escrito está en mi alma vuestro gesto, Quien dice que la ausencia causa olvido
y cuanto yo escribir de vos deseo; merece ser de todos olvidado.
vos sola lo escribisteis, yo lo leo El verdadero y firme enamorado
tan solo, que aun de vos me guardo en esto. está, cuando está ausente, más perdido.

En esto estoy y estaré siempre puesto; Aviva la memoria su sentido;


que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, la soledad levanta su cuidado;
de tanto bien lo que no entiendo creo, hallarse de su bien tan apartado
tomando ya la fe por presupuesto. hace su desear más encendido.

Yo no nací sino para quereros; No sanan las heridas en él dadas,


mi alma os ha cortado a su medida; aunque cese el mirar que las causó,
por hábito del alma mismo os quiero. si quedan en el alma confirmadas,

Cuando tengo confieso yo deberos; que si uno está con muchas cuchilladas,
por vos nací, por vos tengo la vida, porque huya de quien lo acuchilló
por vos he de morir, y por vos muero. no por eso serán mejor curadas.

3. Soneto XXV 6. Canción


Garcilaso de la Vega Fray Íñigo de Mendoza

Para jamás olvidaros,


¡Oh hado ejecutivo en mis dolores, ni ansias a mí olvidarme;
cómo sentí tus leyes rigurosas! para yo desesperarme
Cortaste el árbol con manos dañosas, y vos nunca apiadaros,
y esparciste por tierra fruta y flores. ¡ay, qué mal hice en miraros!

En poco espacio yacen mis amores No pueden mis ojos veros


y toda la esperanza de mis cosas, sin que me causen sospiros
tornadas en cenizas desdeñosas, mi forzado requeriros,
y sordas a mis quejas y clamores. mi nunca poder venceros;
para siempre conquistaros
Las lágrimas que en esta sepultura y vos siempre desdeñarme,
se vierten hoy en día y se vertieron para yo desesperarme
reciben, aunque sin fruto allá te sean, y vos nunca apiadaros
¡ay, qué mal hice en miraros!
hasta que aquella eterna noche oscura
me cierren apuestos ojos que te
vieron,dejándome con otros que te vean.
7.Canción 10. SONETO XXXVIII
Florencia Pinar Garcilaso de la Vega
El amor ha tales mañas, Estoy continuo en lágrimas bañado,
que quien no se guarda de ellas, rompiendo el aire siempre con sospiros;
si se le entra en las entrañas, y más me duele el no osar deciros
no puede salir sin ellas. que he llegado por vos a tal estado;

El amor es un gusano, que viéndome do estoy, y lo que he andado


bien mirada su figura; por el camino estrecho de seguiros,
es un cáncer de natura si me quiero tornar para huiros,
que come todo lo sano; desmayo, viendo atrás lo que he dejado;
por sus burlas, por sus sañas,
de él se dan tales querellas, y si quiero subir a la alta cumbre,
que si entra en las entrañas, a cada paso espántanme en la vía,
no puede salir sin ellas. ejemplos tristes de los que han caído.

sobre todo, me falta ya la lumbre


de la esperanza, con que andar solía
8. SONETO CXXIX por la oscura región de vuestro olvido.
Juan Boscán
Garcilaso, que al bien siempre aspiraste 11. AMABLE SOLEDAD, MUDA ALEGRÍA
y siempre con tal fuerza le seguiste, Diego Hurtado de Mendoza
que a pocos pasos que tras él corriste, Amable soledad, muda alegría,
en todo enteramente le alcanzaste, que ni escarmiento ves, ni ofensas lloras;
segunda habitación de las auroras;
dime: ¿por qué tras ti no me llevaste de la verdad primera compañía.
cuando de esta mortal tierra partiste?,
¿por qué, al subir a lo alto que subiste, Tarde buscada paz del alma mía,
acá en esta bajeza me dejaste? que la vana inquietud del mundo ignoras,
donde no la ambición hurta las horas,
Bien pienso yo que, si poder tuvieras y entero nace para el hombre el día.
de mudar algo lo que está ordenado,
¡Dichosa tú, que nunca das venganza,
en tal caso de mí no te olvidaras:
ni de palacio ves con propio engaño,
que o quisieras honrarme con tu lado la ofendida verdad de la mudanza,
o a lo menos de mí te despidieras;
la sabrosa mentira del engaño,
o, si esto no, después por mí tornaras.
la dulce enfermedad de la esperanza,
la pesada salud del desengaño!

9. SONETO IV 12. Soneto XXIII


Garcilaso de la Vega Garcilaso de la Vega

Un rato se levanta mi esperanza: En tanto que de rosa y azucena


mas, cansada de haberse levantado, se muestra la color en vuestro gesto,
torna a caer, que deja, mal mi grado, y que vuestro mirar ardiente, honesto,
libre el lugar a la desconfianza. enciende al corazón y lo refrena;

¿Quién sufrirá tan áspera mudanza y en tanto que el cabello, que en la vena
del bien al mal? ¡Oh corazón cansado! del oro se escogió, con vuelo presto,
Esfuerza en la miseria de tu estado; por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
que tras fortuna suele haber bonanza. el viento mueve, esparce y desordena;

Yo mesmo emprenderé a fuerza de brazos coged de vuestra alegre primavera


romper un monte, que otro no rompiera, el dulce fruto, antes que el tiempo airado
de mil inconvenientes muy espeso. cubra de nieve la hermosa cumbre.

Muerte, prisión no pueden, ni embarazos, Marchitará la rosa el viento helado,


quitarme de ir a veros, como quiera, todo lo mudará la edad ligera,
desnudo espiritu o hombre en carne y hueso. por no hacer mudanza en su costumbre

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