LA TRISTEZA JUAN BOSCÁNA Tristeza, pues yo soy tuyo, Que el placer de verte en mí,
tú no dejes de ser mía; no hay remedio para echallo,
mira bien que me destruyo ¿quién jamás estuvo así?
sólo en ver que el alegría que de ver que en ti me hallo,
presume de hacerme suyo. me hallo que estoy sin ti.
¡Oh, tristeza! ¡Oh ventura!
que apartarme de contigo ¡Oh amor, que tú hiciste
es la más alta crueza que el placer de mi tristura
que puedes usar conmigo. me quitase de ser triste!
No huyas ni seas tal Pues me das por mi dolor
que me apartes de tu pena; el placer que en ti no tienes,
soy tu tierra natural, porque te sienta mayor,
no me dejes por la ajena no vengas, que si no vienes,
do quizá te querrán mal. entonces vernás mejor.
Pues me places,
Pero, di: vete ya, que en tu ausencia
ya que estó en tu compañía, sentiré yo lo que haces
¿cómo gozaré de ti, mucho más que en tu presencia.
que no goce de alegría?
POEMAS DEL RENACIMIENTO
YO DIRÍA DE VOS TAN ALTAMENTE Gutiérrez de Cetina (A doña María de Mendoza)
Yo diría de vos tan altamente
que el mundo viese en vos lo que yo veo,
si tal fuese el decir cual el deseo.
Mas si fuera del más hermoso cielo,
acá en la mortal gente,
entre las bellas y preciadas cosas,
no hallo alguna que os semeje un pelo,
sin culpa queda aquel que no os atreve.
El blanco, el cristal, el oro y rosas,
los rubís, y las perlas, y la nieve,
Delante vuestro gesto comparadas,
son ante cosas vivas, las pintadas.
Ante vos las estrellas,
como delante el sol, son menos bellas.
El sol es más lustroso,
mas a mi parecer no es tan hermoso.
¡Qué puedo, pues, decir, si cuanto veo,
Todo ante vos es feo!
Mudaos el nombre, pues, señora mía:
vos os llamad beldad, beldad María.
POEMAS DEL RENACIMIENTO
Madrigales a una señora Hernando de Acuña En un contino llanto Epitafio puesto en un retrato de una señora hasta acabar la vida, El que ensalzar procura su sentido ¿quién no murió de ver vuestra partida? y de toda bajeza libre verse,
el que más sin remedio está perdido
Y es muy poca señal de mal tan fuerte y cobrarse quisiere con perderse, tal pérdida llorada, y el que busca el deseo bien cumplido pues con el postrer daño, que es la muerte, y extremo que no pueda merecerse,
aun no fuera igualada. de gracia, de valor y hermosura
reposen, en mirando esta figura.
Sólo puede igualarle mi quedada,
pues siendo vos partida,
quedé yo sin el alma y sin la vida.
En el tiempo, señora, que encubría
lo que publico agora,
no tuve de descanso sola un hora.
Lo que sentía me forzó a quejarme,
y quedo más quejoso,
porque lo que busqué para aliviarme
me da menos reposo;
y pues todo camino es tan dañoso,
yo tomo por mejor
dejarme en vuestra mano y la de Amor.
DIOS NOS GUARDE
POEMAS DEL RENACIMIENTO
de Baltasar del Alcázar De la que a nadie despide y los ejercicios de ella;
y al que la pide a las nueve de la que si fue doncella
a las diez ya no le debe no se acuerde por ser tarde,