Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
UNlVERSlfY UF
¡LLINOIS LtBRARY
AT URBANACMAMPAIGN
STACKS
Digitized by the Internet Archive
in 2016
https://archive.org/details/amargurasdewerthOOgoet
GOETHE
LAS AMARGURAS
DE
WERTHER
TRADUCCIÓN DIRECTA DEL ALEMÁN
POR
, cy
BARCELONA
Antonio López, editor, Librería Española
RAMBLA DEL CENTRO, NÚM. 20
ES PROPIEDAD
LAS AMARGURAS
DEL JOVEN
WERTHER
4
INTRODUCCIÓN
á de Mayo
mentarse.
La ciudad, en sí, es desagradable; pero
en sus alrededores es admirable la belleza
10 de Mayo
12 de Mayo
13 de Mayo
Me preguntas si debes enviarme mis li-
15 de Mayo
La gente de esta aldea me conoce ya y
me quiere, sobre todo los niños. Cuando en
16 AMARGUEAS DE WERTHER
17 de Mayo
verlo ro-
co y Dicea que es delicioso
leal.
nueve hijos, pero se habla
deado de sus
mayor. Me ha invita-
sobre todo de su hija
de pocos días lo
do á ir á su casa y dentro
media de aquí, en un
haré. Vive á legua y
príncipe, á donde ob-
pabellón de caza del
retirarse después de
la
tuvo el permiso de
la estancia en la aldea
muerte de su mujer;
le era insoportable.
y en su casa
también al-
Por lo demás, he encontrado
todo es en ellos fas-
gunos tipos originales;
sus demostraciones
tidioso y especialmente
de amistad.
agradará, toda ella es
Adiós; esta carta te
histórica.
22 de Mayo
sueño; otros lo
La vida humana es un
pero esta idea me
han dicho antes que yo,
Bigueá todas partes.
Cuando considero el
encuentran cir-
estrecho círculo en que
se
del hombre, su
cunscritas las facultades
cuando veo que
actividad y su inteligencia;
en satisfacer ne-
agotamos nuestras fuerzas
cesidades que sólo tienden á prolongar
GOETHE 21
plazca.
GOETHE 23
26 de Mayo
27 de Mayo
denado.
Son muy cariñosos y me cuentan toda
suerte d© historias y me encantan sus pe-
queñas pasiones; la sencillez de sus celos
cuando otros pequeños de la ciudad se acer-
can á mí.
He tenido que tranquilizar á la madre,
siempre inquieta ante la idea «de que in-
comodarán al señor.»
30 de Mayo
Lo que te decía días pasados de la pintu-
ra puedes aplicarlo á la poesía; no hay más
sino conocer lo bello y atreverse á expre-
sarlo. No puede decirse más en menos pa-
labras. He sido hoy testigo de una escena
que bien referida sería el más bello idilio
del mundo; pero ¿á qué viene eso de poe-
sía, escena é idilio? ¿A qué trabajar
y mo-
delar sobre tipos, cuando de lo que se trata
30 AMARGURAS DE WERTHER
conversación.
un joven aldeano de una casa inme-
Salió
diata y se puso ácomponer el arado que yo
había dibujado. Su aire me agradó y le di-
rigí la palabra, preguntándole por su ma-
nera de vivir. Enseguida nos hicimos ami-
gos, como sucede generalmente con esta
gente sencilla. Me dijo que estaba al servi-
16 de Junio
alma!
Todo cuanto digo de ella no es más que
palabrería, abstracciones heladas que no
participan de uno solo de sus rasgos. Otra
vez... no, quiero contártelo enseguida. Si lo
dejo, no lo haré nunca; porque, dicho sea
entre nosotros, desde que he comenzado mi
carta he estado tentado por tres veces de
soltar la pluma y hacer ensillar mi caballo
.
¡
'
y I
;
GOETHE 39
nada.
El señor Audran y un tal N. N. (cómo
retener todos los nombres?) que eran las
parejas de la prima y de Carlota, nos reci-
bieron en la puerta, cogieron sus parejas, y
yo les seguí con la mía.
Empezamos por bailar varias veces el
minuet. Saqué una por una á todas las se-
cuencia profanado!
19 de Junio
21 de Junio
29 de Junio
clavos nuestros. |
Ellos no tienen voluntad!
¿La tenemos nosotros? ¿Dónde está nuestro
privilegio? ¿Es porque somos más viejos é
inteligentes? jDios de los cielos! Td ves ni-
ls> de Julio
6 de Julio
Werther 6
66 AMARGURAS DE WERTHER
8 de Julio
10 de Julio
11 de Julio
16 de Julio
18 de Julio
20 de Julio
Vuestra idea de que parta con el emba-
jador de... no es aun la mía. No me gusta
el estar subordinado, y todos sabemos ade-
más que este hombre es muy difícil d© so-
brellevar. Dices que mi madre se alegraría
de verme ocupado, permíteme que ría. ¿No
estoy ocupado? No es lo mismo que cuente
guisantes que lentejas? Todo lo de este
mundo viene á parar en bagatelas, y el que
por complacer á los otros, sin gusto y sin
necesidad se fatiga corriendo tras la fortu-
na, los honores ú otra cosa cualquiera es
siempre un insensato.
24 de Julio
25 de Julio
Sí, querida Carlota, cuidaré de todo y lo
arreglaré todo. Pero os pido que me deis
más encargos y con más frecuencia. Sólo
os haré una súplica: no uséis la salvadera
cuando escribáis. He besado vivamente
vuestra carta y todavía rechina la arenilla
entre mis dientes.
26 de Julio
30 de Julio
8 de Agosto
10 de Agosto
Podría pasarme una vida feliz si no fue-
se un loco. Rara vez se reúnen tan bellas
circunstancias como las en que ahora me
encuentro. Ayl ¡cuán verdad es que sólo de
nuestro corazón depende nuestra felicidad!
Formar parte de esta amable familia, ser
amado del padre como un hijo, de los ni-
Werther 6
82 AMARGURAS DE WERTHER
12 de Agosto
bios!»
«Estas eon tus extravagancias, dijo Al-
berto. Todo lo exageras, y en esta ocasión
lo llevas hasta el extremo de comparar las
na de amarguras.»
Poco faltó para qu© cortase la conversa-
15 de Agosto
18 de Agosto
nado.
21 de Agosto
HHHXHHAl HO 8VH£LOHTKV Q9 T
•4
*¡ojC 2i '••¿ueqpied
o;n«no 19 C 00 lod sogin boj nBzionjBo es
¿pBpiUBnmq bj ©p jbiu;bh opBoad J0 OJI00Bq
dAqnpQ ap OS
*BpBn y jtn BiBd ©a
-np©i ©s opo; Bjj 0 uis A ‘oqonui o;u 0 is topo;
BioAop oj bjj© lod u9isBd bj jo;ub; o;ueig
di[oou v¡ uoj
•jca ©;ub BBZI0 HJ ms A
o jij ©seiAnqs© u©inb ? zq©j i©OBq Bjjpod on
B9UOI0BSU0S S00jnp spra SBJ 0p BU0JJ BUqB
l© Bi©iAn; ©nbunB A ísB{ 0 raipp pipod ©ipBU
‘jm ©p oi;u©p 0A©q on ©nb SBioqsp ‘iojb©
e
‘BjiSojy jopiisnb Ayl soi;o boj BiBd soun
boj somojBA ©nb oood oj o©a opuBno '«zaq
-bo bj BjiiiqB A oqood j© bjibijbSsop ©j^[
dxqnpQ ap ¿%
<Io;uoid
ub; BOTOB^BijuBn A\ sou¿909UBAB9p souioqop
jnbB uüb ‘soEiuxb Boiponn ep Biiotnsra v\
691 SHXSOO
I
I
u© 9 Brap 10 u© Bi©pBpi©A U9isaidrai «jos
v\ iBÍop somepod epnop *Biou©pixa Biponu
ep opunjoid opienoei iBfap ap ©iqranp
•xpoa «i soraaua; ©puop orneara jnbB ©nb
‘©©h^siqa ub| somos ¡qQ — ¿odraoi; o^upno
¿ouipop n; u© BjjBsnBa «pipiad n; ©nb
ojoba y© soq© uBjiijuas ‘oinoijo apa ©p sos
-BÍ0JB 0; is ‘sosaipBd is ‘©¡juBpqo 0£[ "‘sopo
!¡¡»
‘appaQ ofip
‘#
j£ ia *BpiA ns jod oABqoo
uqnpo gp 9
Mqnpo gp 6T
m 3THXKOO
g«[ ep edioajid ira 9 «ge uoo iBiqq A «p«d
-se ibobs oiepnosa pg un oraoo Bieistnb
jojra oBícub qo «pjierj «i eiqos 9iera«n era
ouba ue A Bqranj ira 9i«qoq eid ng ¿p 8 ui¿[
ep ofiq pp opp «q ?nb ‘opiaq p 9pa ep
-U9d? pie^unSeid A «zaipq ira «po$ ue 910
•ouoo era eub je ^ipueA ‘?£pueA oj 9 Íbia 13»
o2io e[ A eiqno «i eub «sedee «qieiq
djqnpo dp ZT
*OJÍB{0
dJjqnpQ dp oí
991 HHXHOD
¡qeg "sepiai ap jopeipinirape p A appop
p ‘Bino pp jeCnm v\ 9 ejiep saj o A adpnjid
eianj o A ig iq(>! ‘sapSou £eq ou e¿ ‘np ng;
•epeqns na 9ipnaA boj A ‘sajoqp boj sopeo
-nene noianj apuop ap oii9!jiqB0jd pp oipd
p aiqos soqoaiap sonSrpe iapA opnapeq
sopaiCoid sus uoo eiiop aa 9ip onb sexual
ap nppeipiniinpe bj oniAiapn opueno o\
m aHxaoo
sop opuetue:* ts BjitlqjB era enb eiqraoq
un áob enb ‘0& ’ozeqoBq leraud [9 pip
enb eiqejemm oned [b ib^bui ep zBdBO Bjies
oeio enb eCeioo o8u9^ [sopB^oQ * ,e
eop
-b^ioo opie uesexqnq enb ep soraeq^uera
191 EHXHOO
«•oib? a
djqwdiiddg dy g
•©raiBi
6H hhjlhoo
npBqoB* ep jodBd yo onon in b^ot; By oto bu
•opod
•snnoip ofBnSnoy oiponn op sopiom bo[ noo
opBnoisudB ByioqBq lod zoyypnos ns 9 p Bqo
•uní opipiod Bq A '0!pi0oiyiq9p iCnra 'yiqpp op
-Biynoo 9 q «i enb ibioSosb opond Bppoyyoq í
Hd SVHÍIOHYHY g*I
Bjne; on enb ‘euBraieq ns ep eiqBiepisnoo
e;nB;seq epneieq bj ep sofiq sns ^ esBA
-ud oiuoraiipra OAenn nn enb ejrae; enbiod
OfiBqoe Bqeesep enb odraei; oqonra BjoBq
A opBuo ps BqBipo enb ouBraieq ns ouiAie;
-ni ‘pipnejep es BpniA b^ ’BniAipe es e;nera
©nbune ‘Biiopiq bj ep ¡Bug je eppep
«q^piAp era es enb oeA b;ibo b; ieei \y
•oiq«q e; enb
ep ep? e^uerapioedse A sopBioBiSsep so¡
m SHXHOB
enb sopBpuBiijmBj SBqanbod sbi op ib 990$
-UOO 9TU *«001)000 9 0 A 9 .[)B 08 ou A JIO0p
iod oSp Bponb oomb 9 pobo omoo OAnpp
98 A poqn)!) ‘odmoi) oSibj opBjqBq loqnq 0p
B^ndseQ; *opBi na 9 BpiA bj Bpo) «8Bd B«d
9 SJB 8 B 9 OpiB BjqBq 0 )O 0 OI 9 q 9 A S^OI 09 S 9 p US
onb op A SBpBiaoq oidraois opis oBjqsq soo
-opu 9 )ai sus eub 0 p oSpso) lod sotq; b bjo
•odA omo.i)xo pnbB f opB^aq Bjqnq 00190
BjpuOldmOO OJI *BZI 9 UJ B¡ 0p 08 U I 90 Bq
osmb p A sotena sus 9 919011 ©s oo Bug;
•Bq 9 lod OpBIpBWB 91)018 08 usiq 8901 9
910819 bj A 19 odns 01 *oqB osid ou 0p 0910B)
-iqBq BOU 09 BqB )89 B {19 0nb BJP Og *odl0UO
¡9 00 soiooraop soi 8jae) eub Bjooisd íoBquS
•IB 0 U 9 01 0Ub Oí BqBpiAíO A I0OBq Bjqop 00
onb o] BpBq A BqBzui).rem ©i opa riimiop
ja joqoq jo 100100 jo Bjpod ou ÍBzaqBO bj
bjoo) opo9p ‘opisoidxo ns opSes *io *BjOBq
QfT HHXE0©
-Bn bi onb opom OOTSira \Q(j qsB 9 ?s© n©ig;
d¿qiudtiddg dp f
ddqwditddg dp g
osonini
‘opqoniep Bi^nonon© o¡ ‘gBznBiodse op ou©n
ofxq nn 9 iiiora {'8 op^S©! oppn^iqsq I ‘©dio
o^sofiy dy j%
•sopienoei sepri^
tfl ^Hiaoo
80|i; sof ep isfnoi b¡ bSiuib easnq
tea 9 ,194
?°pi ©jj -eo 9 sep ene u© sopeooAinb©
‘bbz
•
aBJods© sns a© sopBjjBn.ij n
©A es sejqmoq
so[ S0 P°X «f9'üb ©s netnb oíos oí íob ojí
0^80Sy 9p f
•oSiani
opuenb ‘spipy -opioajBdBsep
«q bjiooubj
-
ero raí ‘opeoos auq ©s
ssiaugyi ejK ’opid
-nnuu©íu| «i ®m oan;jodcnr
©iqmoq an ’
hshxshm aa svaíiouYHv
j
us etjio o^isqiy opuncia ‘oraieniuf) jopp p
of«q Xeq enb biuijbiio 90jnp s^ra Bf 9 sozBiq
sica K9 opBaoisiidB Bi9iqnq o£ ig jieCnra ira
oipif 9 ¡) 6%
oi\n£ 9p 91
T^I 5THXHOO
•ooiuo^ ¿nra ouirai^ upg[B upioBBjeAuoo
ue ispBOue BiBd 9 dranxi 9 !}ui 9 ni ‘BzajBi
-n^Bn bj 9p £ 9!)ib |9p eoaiai bo[ jodB^uau
-n^ueyBO npioBaiSBini ira ayopu^sBxiB op
-ubuo ‘BiqBi uoo sa^aeip boj o^eiidB Bioueno
-@jj hoq *SBoppn9io BB{nrai9j B«soipr:jsBj
9 p CKJSTAOld 939 IAH 3 B 9 OH 19 S^RI
BJ.iapU 9 .ld
-raoo oj £ 9 )IB [B opBixotogB 99 ediaujid
jg;
•opnnqBSBA ep sbj9jibo lepueidrae ?
sira
o%\n£ dp ij
oñvjfc &P gg
681 HHXHOf)
^S8 oiad ‘onpnos A ojearas so íaiqraoq oipo
tioo noiq Anm iiaia opand og °odpnjid pp
odra«a ep «e«a «¡ no ¿o$so a;nauq«npy
•sopai sns nasn«asap enb «jud uno
sonara A spiA ns lanopos «¿«d SBiqBpd
SBnn§{« «íqsoaen ops oiqraoq
¡g; -«pnopoi
ea «na oiib aaip anbiod «pnep no oiSipo.id
nn 0010 ag 9;n«tpn;g0 un opo«na ‘¿oq so
°l enb o¡ 9 p spra oqanra íosouepira 'oubui
*
nq ‘oiepBpioA se a£«nHna[ ns '«íqngni bjj
op *1 ep ‘osuaram ¿«ra
pp «jqsq sosipQ op
'B«nQ ¡pBpqnpeio snpnos ns na osoipn«ig
ap o%i& <qnB$ jod opnaipixa A ‘sairpBj
-ni so^uairapnes so:pa 9 n«q«ipq os onioo
sopearan ‘sopnqn eonanq soipenn n«io
saoipj n^na saA! ojra oStray ’Biqnpni «jn«fa|
«nn ep nppiqdraa^noa na ug
«[ p asjepiad
«p«q ‘s^ra «jA«po!j 'eofaf spea ji -9 «p^zioj
B^nas as A esianapp «jpod ora A sa;iraji
so| «pmSasna «q«.qnoono n9p«niH«mi
ira
opora anb op í«jpsooíd opnop ap sanoiSej
sbjap A osma ns ap «oieo« s«g«i^xa spn
s«api e«t araopn^nuoj ‘epaiijoa
«[ ioa «i«d
«jnapp ora ssooa s«qonra anb ppioaag uot
-ora j«íí« s «p«q s«i npinb ioa sisd «ng« ¡op
2,81 KHXKOG
*©qed sofeiA soi sopo; opBpnpjs
©q oiqond
í«©uliboioob jy •©[qBoqdxauj Bu©d Bun
uoo
‘opuonb JBSnj ©;s© BqBuopaBqB ouuBjpoj
Bjqop OpUBUO A ÍSBSOIOdBA SBSB§ U9
sb;j0ua
no SBUBf 0 [ SBSUUOS Jod BpjBIpJ 108
BJO 0 J
Bd A Bjpiod es BtujB ira opaop ‘o¡nospd 9 .io
I0P 8B;at; soabus sb[ qi^uq BqBsiAip ©nb s©q
-ba so[ p o;neiaiBsa9d
i© uoo ocnopu^iod
-suui; c SBin;¡B sb[ ib¡bos9 u© opussaed
'sbio;
-U9 SBioq jsb Bjo8aBnu0d soouo^u© ÍBipiAu©
*1 0p sofo SOI aoo outa opugno BpB[dni0;
-UOO 80O8A eB^aB; SB^BIJUQUI
©p BU0pBO BS0
jai ©;ub Bja0x i3oqo©qs9p s9UB[d eo;apno
{SBpipiod sBzaBiode© sB;upno ¡ojra
oSiuib
¡íCb! .opanra ©s©
©p oAponA oA Bioqy ’sbisub
sus s©po; no oij 0 objsi;bs A o¡iBra[oo
uBjq
9 P ©nb soi©pBpi0A S0oog U9ZB100 ira
“
BiBd
iBqBq BqBiods© ©nb a© ‘opiooaoosep opanra
©;s0 lod soosop 9poa©q BqBzani sra ‘bioubi
-
oagi zq©¿ Ban a© ‘g 0
ono;u[¡i joiquiBo ^nfr!
•soosBd sira ©p ouirajyj A ug ¡9 bi© bioubjui
ira a© ©nb oq;
of©q ©An;©p 8]^ *pBp©Aoa
j©
-
0DU9 BiBd iBSat opuenb ©p© souiBuopuBqB
©ipBd ira cqienra opugno ‘eqooo u© ©ipura
ira uoo jps epuop lod B^i0 nd b¡ ¿od ibj$
-u© 0J9mf) -ogens un oraoo BiC soppeuBAsep
SBjp boub£©{ soqenbB iBpiooei A i9A p opeA
qoA oiemb ‘jqbu epnop oiíjis {© SBn8©i síes
ofívjf dp g
981 HHiaOD
•se era enb o[ in soesep biot 9 opipeooB ueq
enb uoa pgqnogip B[ ^iip 9} o$[ 'opB8en
«q
eseo ie ‘oqoeq un se eA ornase im oiej -sen
-3¡d sira uesB?B¿Bqsep A oj?sraira js eseiSti
•ip es ejpsra ira enb
9 jome? jod ‘npisjroip
ira u 99 s?deaB enb opins?qo
aeqcq B?ssq e?se
e?JBiAue ie opuejip Bjqgq enbjod
opB?se?
-uoo eq s«[ o¿¿ -GB?iBa sop en? jod
bbiobiq
juqy ep q/ ‘vfvpfgoj
m HHXSO»
9 P®®t) ioieoms A opnoq opeja un o?n©is
namb iod Bq© ep pipisBdraoo ep zoa noo
opBiontinoid A aooq ns ©p ‘eq© ep'omieynno
‘op© opo? j?o -opaSipao opis ajqaq ‘odtnei?
BjDBq eqaorjuo etn es o?na? ©nb
‘s^nxap
so[ Jod ippsep im A oqnSio itn ©nb sepad
sapo; lod Bjjip © 3 ompo ‘opejdsep ©p son
-8¡p epra eoi ubjjbzo 8 opom pnb ep ‘a
n© ©p
opnBiqaq apinSes es enb oí Á ainmeAB
xm
eiqos Bjiejai ©g o?nano pipBqy 'op©
opo? es
-ibiibo opts Bieiqnq ©nb npisadmoo opa ©p
l© ajpneidnioo oa aqg; -npzBiOD un
©jad
apaiaqnd ana ai© Bioop ©nb aíqajBd
apao
«•eaip
©m 9 onis soiepnajep aietpnd ©nb oís uaq
-aqimnq so A naqaqneni so ©nb
jio 9 apB8
-qqo opiA ©q ©m A ‘papú noo
papinre ira
lod npnuas nn .repodos ©nb
opine? eq ¿0 q
A apja? i 9 A® 'i 0 q?i©j\Y («neos©
aqanbB 91A
«[ opone pnb ep ¡qai 91A A ©?nes©id aqaq
-aq es ‘©oonoo pepa ueinb 9 ‘aj? ipj» •sapa?
-inoo jod ©wadnooeid nts pSntue Ba aqg;
t
•oroisjpaqoz© aqepe oA A najwoo samuSpi
sng -etip ©i «soaoqdxg» sejd sns biombo
9
jm ap ogenp j© 8 ©p opuafap © nb ajad
pqaj
OZMffl d<p QJ
m SHJLHO©
•sopBpeidsep ip^j se o^ueni
-Bpnnj 0p 809 JÍB 0 nppBinrajnra bj opuBno
0{9g ‘Bienera Bpe ep opuBinramra o;bo
-©; nera o$nB!j p mjns Bjipod enb \ 0 se tpxnb
631 KHXHOO
B£? *«tt«;u9A Bun op ooonq ib 9Aoq ora A
9DI0OB ora os opuoo ¡o ‘ug ug -(
# a; op B^uog
-os bj opio; s^ra oqoip Bq cq ora opo opoj,)
•opnoo jo uoo o^iBdB BqBiqBq op Biog
-os B| onb jpoApB ou íoqpsui o8p Bjpoons
soioipqso sorasira boj oi^uo onb A 1191B8
IZl
BiiKwde ora ‘Boqoo oraoo
%0 9p opnoo Ia
•B^sruoio un ©p pupipno
-redrai f zojjionos B[ noo
opjpoons oj ojju
-0J0If if0A ‘jepied ? oqoe £ oioSbxo oí opo*
0nb e«3¡p oa onb «red
¿ -opioni soraoq
son ‘uoiq sonj -oidoid bjo
ora ou onb oojd
-mo an JBrao; erad opBjnemiojB
‘oppnpm
0J?qBq ora onb boijosoa ¡opo;
op edjno B{
spnoí sojijoboa ¿ sqoeq bboo
se |0[qetal '00?
-noip boi oniqooi onb
¿opo íjnbs op yreqo©
ora onb nppBogipora oun opujns o
H
ozjvjtf d'p
gj
|B* 0 [re
0 S 9 IPB jojoto iop
to 8 aB b 9 i PV | js 9Ip8
‘0!,wqiv 'oniogni p ?pe «op; B?89 9p 0J;
-no P 'ojjgqiy
-jepuio esojpnd eqo
bjjoajoa ota
p 0001
|qo ’ouBAioBnoo oqo P ‘oioinb
£ ie8n I opnngos
‘
to p no odnoo o£ :,
s •« ;oi
•JBQ op apz&ioo
i© no «Sni nn oSae; oXnj
opintied ais onb §¡e fsojqoBOA e.qno o£ ¿opo
n^iqraox ¿°n 9 nb jo<j?
yioooneraiod jnby
IjnbB 9í bo nnB uogomi ns £
o P bsbo sppe b
•sojodBd sira ojjno o[JBw
A 1
HHHilSHAi Hd SVarUDHTHY
9 ZI
(txfíaQ tp v}Oíí)--m
-.reonqnd ap U9p&n)sipnj v\ tpitndo wpanii ua *ji
•8STQDX9 ODnqnd pp O9S0P OAIA &BUIí£ SBtlOSiad
\9
ommpji ap oz
JBSOIO
-eid L bibi oraoo {1891J ub$ bob b¿oC Bpe
enb ‘ojra oSiuib ‘se epu^ pnb oied íBsoraieq
bsoo se Brap pp osodei jg; *0018101 oSrraaoo
9ZI shxhoo
bisiboBnn opiqioei ©q opnBno upisiraip ira
i^ü9seid ©p o:$nnd p Bqsp© oA A ‘uvj. ye op
-ipneidei oiod í©jn©ra©ABn8 ¿tira pBpieA b¡
1
? opipneid©! Bq ©tu oaprcira p A ‘©$100
bj 9 e^noraBrarqp. opBfenb Bq ©s ‘o^n©!*
0JLdj,qd¿[ dp 8
¡Bpnltaid
b;so ouopied ora soiq[ ‘”¿o¿hp pn?) ¿opBi
oi;sonA 9 o;ioqiy 9 pg;? ispipy ‘b^ibC ira
2ZI HHXHOO
"PIPÍ buu opuBuiSBrai SBieipe SBJoq sora
-BSBd A ‘oqnran; pp Bienj eraieA 9 Bixdsy
•upzBioo n® ®p oesep upStnu eoBjsrps ou
enbiod BpBiSBsep q\ uypisod ns ÍBttqB ns
ep BjSieue «t BtxiAxpB es sepzB sofo sns ep
spABjq 9 anones B{ ep so.oqqBq Bieis
-xnft *(oip o\ uis ba oh oun 0{ enbiod ‘iip
-bub sppod ‘jiquera m) oA oraoo Bjie^uBpS
b^hb!} noo iBiüop eqBs eipBu enb SBioqes
sb| neoip X osomelax ep ¿op sbj em íbsod
B ip íes opend ou enbiod eiqBuiB iCnra Aos
enb odmei^ nriSp eoBq íospj opo; pp se
¿SBjie^uBiBg siBpzera upiqraB!}? spiip
\Z\ HHIHOt)
-U 9 d leraiid ira opis Bq oi^sen^
*soiiqTiose
ep pBpiseoen Bsoxiedrai ¿pues ep opBtep
B^q U 9 ZBI 09 ira enb na ‘onn^nin ‘ejnB^iq
npSnra opei^nooue eq on ‘npzBioo ira ssg
?
-bj?x 0 opo;
pp ‘srgBüjxe se:>ueg ep oipera
ue epii$ epe u9 opgeA enb epsea ’P^
-sedrae$ Bun ep iinq A eraieooiBnS BiBd op
-ingojei eq era epnop ‘eepp? ep Bpnsod eiq
-od Bníi ep 1x90011 ogenbed un ue ‘jubB íb;
-ofiBQ Bpuenb ‘Bquose eo enb osxoeid sg
ojdug; ?p og
•semqd sns ep
ií9ptio©Ce bj BiBd so^neranipni oraoo
ioqe
©p seuoxsBd A Bzienj B{ ep esiiAies BiBd ¿e*
-e^BD e^B^enq enei* £ soip soi
? «niraop
oraegm o¿no pnfiB enb oeio o¿ ¿oieraiid
\q
ceno epe ue se mqnb jl isoiiBpioes sns jod
sopi^ei soipintra A ‘soipimra sns ¿od
sop
-BmeqoH iBq ou sqAqx so^n^nQ qedBd ¿era
lid [@ B^neeeidei z@a bibi opead leraiid je
«dnoo enb je enb A BogiuSis BpBu iBSnj
r
p
enb UBieppuoo on sopsnesm ¿mu soq;
•eeoepuBs sBpe
ep Bun Bpeg tran pn&e son BpBSBd
BOBraes
-eeíUBpodmi so;nns b esiBoipep neptd
?
Zlll OMUg dp s
611 HHXHO*)
-era n¡¡£ 'BiqBiBd bj BjSiiip oj eidmeis isbo £
B9uoiaue}8 seio/íera sb[ pnSipoid
ei ‘oSieq
-rae nig -eiqgpBige ¿nra
f»ny era on sioges
BfeiA Bpe ep ejraonosg BJÍ Bnn n03 aA|A
-
41 SHIHOO
•sBjaepBt
seuoisBOO BBioBno
-Bq BiBd SBioidoad eoeil
BqOOAOldB £ BJI§B 01 0180 ‘JOI
10d 9pOOO pp
Bioooiejeid bi aaxq opxooaoo Bq
otaiA 13
m.T.WHM Ha
sfs BYHÜOHVKY 9 tl
‘on«n A IP9J B?ni Bjrae omareo
p e^aemejq
-Bpnpai Bratisix© oa ape
¡s BgB , uora Bnn
:
djqiudtoiQ: dp fZ
•opuBi 8
9¿qiUdiaoj$ dp 9
-
0 S 1B!}
811 HHXHOO
¿opa ‘uaonpuoa as oraoa A uaoBq anb o\ oaA
A otqand \ 9 uoo sbjp boj sopo; opzara ara
onb 9 pS 9 Q 'U9ZBI SOOOi; 9 nb oSip 0!} ‘OJUI OÍ!
Tlll uqwoo *V OZ
11 osan:
•9p9iBdss9p iC sozaiq eim jpuo^xa ‘sot
Bq f
jiioo 9;nBA9{ 9 tu ísozoqos sito p Bqans
BPU9U JP iC
9 qipOIIB 8J\[ *BT3iq B[ 9p pBp
-UBp B| 9 B9topa9ingi8 ‘[Upmui p9UBiní9j
*Bp9TOB{B B[ lod OBqi 9g •••BJUI B[ 9p OIIBTO US
ITT SHXSOO
B^neno enuBp nis oA ‘9qüBA9i es bpjibq
pinera 9 opBAen nBjqBq
es soi^en seiqnioq soil enb sojtn soi nBp
-ep s^ndsep cdmsi^ oqouxn ísogin omoo
soi
Bzienj noo ornéis oí eipBjg; ppuenb
gpra oí iBqBqeiiB somBfep son oxnpo seoeA
SBanSp osneid opneno 80 íq; qo ¿luoni Bjq
|
601 3HXSOQ
•eipBra ira p ©^uBCeraos 9S9ioiq era 9nb BiBd
‘buibo ira 8iqos BprampoiiB ‘opBraBji9p 9q
©nb BBimiSpí e«í ©qBB soto; jbaiípb 9xdra9is A
oxStejB ‘©iqBiuB ¿opcq p xoix9dns BX8 ou
9puBi§ BtsqB BtpnbB 9p npioBsxeAnoa Bq?
qp n@ ea@9iC9{ 9ub ¡9 bjxxuoo z@a bibi £ oxqq
uenq un 9^u9ra9^u9no9Jj sbju©; px ’sonenb9d
boi p opB^sooB eoraejqBq A oCbta 9p BqB^e©
9xpsd ira opugno ‘Buenbod «sera Bun p ouiq$
U9 soraBqpijues son 9nb U9 sgqoou BBqenbB
opispiAjo 8Bq ou 9nb pa %A ‘Bq© 9ldranii9^
ui jo^i9qiy qo
,,
‘io§9m 9 $ oxed ‘ssepi sb$ 89
uos o% SBpuenb upno pe íB^opreQ ‘opBiBBurap
BuoiB9xdrai 9 ^ oeg; :Bxnz[np uoo ©¡opupioip
¿OI KHXHO-B
uoo Bjp ofip poraaisoBoog; ‘iioaAiod oj 9p
A 0^19 IimBJ 9p B@pi BJ IOíI BpiAOUJrOO I9S
901 HHIHOO
pnbB n© Bqo noo soooa opBpe BjqBH*
•oipiaraBsnBra bjiioo onb oji 10 no BqBfap
-01 os A oqBA onansii jap ?qB s^ra BqBqnoo
as 0nb ps 10 Bioipod zoa iod BqBiira A ‘soq
-bijsbo eoqB so¡ oteq ‘BpBnBidxo v\ oiqos Bq
-B$sa ox ‘iBuao ap s^ndsap bíjoiibq noo njp
-113 £ 1 b bjii 9 nb oppaijo BjqBq ora o^ioqiy
lojni
ddqwdtiddg oj
|ii;iBd oqopl ••• A
9¿quidiiddg 9p g
•Bqran;
b¡ ©nb up oi;o s9uoiooipB SBp© bib<J o©a o £[
•S 9!py ‘BiideB Brap ira ©ub f sopnsuoo soo
-rap so{ nos ¡bíCbs \q A oioqp {© ‘Bsoiouoqs
Bppo buu ¡orai©niu£) qQÍ •••ojnogpdQio pp
pBpiIBjO B| ©^UBIUp OqnbUBI!} 0U9US UU £
oSei^u© ©ra 9 sopBUB^sep soid gira ^ qbubo
-
8©p np§íB IBp BIBÜ OSOU^IO; ©OUO.I!| un ©iq
-os o^ueis ©ra Bun¡ b{ ©p soiÍbi bo\ ^ ‘©qo
ou ©p oioaeqs p a© A ouB^qos ©nbsoq
Bt
801 HHxaoo
1
o48o6y
r
d'p OS
101 HHJLHOO
-bBibo ii on BiBd jm lod BpBuopiqniB Arxm
U 9 ioipe ‘npjsp^l 9 P OI9020H I® si© soABzop
m so^imo^ eop Bjq Bq rpxqm^x s@o©A sbii e
o¡8o6y djp 8%
•JIU9AI0d OJiqUIOB
ira opuB{dra9;uoo upíOBíOBop @p ouoq ojoq
A U9ZBI00 ira op BdB0S9 ©S BBmili^l 9 p 0!}
66 HHXHOf)
GOETHE 161
dienta.
Pero ay! yo veo que Dios no concede la
8 de Noviembre
15 de Noviembre
21 de Noviembre
22 de Noviembre
24 de Noviembre
Ella sabe lo que sufro. Hoy ha penetrado
su mirada hasta las profundidades de mi
corazón. La encontré nada decía yo y
sola,
SO de Noviembre
piro, y no Es que no es la
las encuentro.»
4 de Diciembre
Te lo suplico!.. Yes tú, ternne piedad; no
174 AMABGUBAS DE WEBTHEB
6 de Diciembre
bierta. Werther
se puso en camino al día
siguiente para ir á reunirse con
Carlota y
acompañarla á su casa si Alberto
no iba
por ella. El tiempo hermoso
hizo poco efec-
toen su ánimo; un peso enorme oprimía
su
alma de lúgubres imágenes que
le perse-
guían y su corazón no conocía otro
movi-
miento que el paso de un pensamiento
tris-
te á otro. Como vivía en
perpetuo descon-
tento de sí mismo, le parecía
la situación
de los demás tan agitada y crítica como la
suya; él creía haber destruido
buena la
armonía entre Alberto
y su mujer y se
dirigía reproches en los
que se mezclaba
un resentimiento secreto contra el esposo.
Durante el camino su pensamiento tomó
esta dirección: «Sí, sí! se decía
apretando los
dientes con cierto furor; he
ahí rota una
unión tan íntima, tan cordial, tan
espontá-
nea; ese vivo interés, esta fe constante
tan
inquebrantable! ¿Sabe él apreciar su
bien?
Sabe estimarla en todo lo que vale?
Ella le
pertenece, es suya... Sé esto como
también
sé otras cosas. Debía haberme
acostumbra-
do ya á esta idea, y sin embargo me deses-
180 AMARGUEAS DE WERTHEE
de nieve.
Cuando llegó él á la taberna donde estaba
reunido todo el pueblo, se levantó un gran
rumor. A lo lejos se distinguía un pelotón
de hombres armados y todos comprendieron
que traían al asesino. Werther dirigió sobre
12 de Diciembre
y miserable existencia.*
14 de Diciembre
teza.
COLMA
»Es la noche!... yo estoy sola, perdida en
las tempestuosas colinas. El viento sopla
en las montañas. El torrente se precipita
con estruendo desde lo alto de las rocas.
Ninguna cabaña me defiende de la lluvia ni
de la tempestuosa colina.
»Oh luna! rompe tu prisión de nubes!
apareced, estrellas de la noche! Que un rayo
de luz me conduzca al sitio donde mi amor
descansa de las fatigas de la caza, con el
GOETHE 209
RYNO
»E1 viento y la lluvia han cesado,
las nu-
bes se disipan, el cielo está sereno,
el sol
huyendo hacia el ocaso alumbra la colina
con sus últimos rayos, el río corre enrojeci-
do de la montaña ai valle. Dulce es tu mur-
mullo, torrente! pero más dulce es la voz
que escucho. Es voz de Alpino que canta
la
á los muertos. Su cabeza está
inclinada por
la vejez
y sus ojos escaldados por el llanto.
Alpino, maravilloso cantor! ¿por
qué sobre
la silenciosa colina vagas solo? ¿por qué gi-
mes como el viento en el bosque, como la
ola de una ribera lejana?
ALPINO
>Mis llantos, Ryno, brotan por los
muer-
212 AMARGURAS DE WERTHER
ARMIÑO
»Sí, estoy triste, y tengo razones para es-
tarlo. Oarmor, tú no has perdido un hijo, tú
no has perdido una hija radiante de belle-
tempestad.
» Armar, célebre en los combates, vino,
nito penetró en mi
alma, todo entero
y sin
mezcla de duda: Ella me
ama! ella me amal
Arde aun sobre mis labios
el fuego sagrado
qoe á torrentes brota de
los
tuyos, aun per-
duran en mi corazón estas
delicias abrasa-
doras. Perdóname!
Perdóname!
»AhJ yo sabia que me
amabael tus prime-
ras miradas, aquellas
miradas llenas de
alma, y tu primer apretón
de manos me lo
demostraron; y sin embargo,
cuando te
abandonaba ó te veía con
Alberto caía en
dudas atormentadoras.
»¿Te acuerdas de
las florea que me
en-
viaste el día de aquella
enojosa reunión
en que ni pudiste darme
la mano ni decir-
me una sola palabra? Pasé
media noche
arrodillado ante las flores
porque eran para
mí el sello de tu amor;
pero jayl estas im-
presiones se disiparon
como insensible-
mente se disipa en el corazón del
cristiano
el sentimiento de la gracia de
su Dios, que
le ha sido dada con
profusión celeste en las
santas imágenes como símbolos visibles.
»Todo esto es perecedero,
pero ni la mis-
ma eternidad podrá destruir la
vida ardien-
GOETHE 226
confianza
donde dependía todo. Si una feliz
más en los primeros mo-
los hubiese unido
mentos, amistad y la indulgencia se
si la
mentaban.
Alberto llegó y Carlota fué á su encuen-
tro con una solicitud mezclada de embara-
zo, El no estaba de buen humor, no había
podido terminar sus asuntos, había encon-
trado en el juez que había ido á visitar un
hombre minucioso ó intratable. Loa malos
caminos habían concluido de contrariarlo.
Preguntó si había ido alguien y ella se
apresuró á responder que Werther había
estado la víspera por la tarde; le informó
de que en su cuarto tenía cartas y paquetes,
pasó y dejó á Carlota sola. La presen-
allí
y él se puso á escribir:
lices.»
|
con codicia, mil juguetes que tú habías san-
tificado tocándolos?
GOETHE 237
lottL