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OLGA YINETH MERCHÁN CALDERÓN

Magistrada ponente

SL527-2023
Radicación n.° 87955
Acta 08

Bogotá, D. C., catorce (14) de marzo de dos mil


veintitrés (2023).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


ARTURO DE JESÚS GÓMEZ ALZATE contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Medellín el 5 de diciembre de 2019, en
el proceso ordinario laboral que promueve en contra de la
ASOCIACIÓN DE JUNTAS DE ACCIÓN COMUNAL -
ASOCOMUNAL BARBOSA- y la CONCESIÓN ABURRÁ
NORTE S.A.S. -HATOVIAL- S.A.S.

I. ANTECEDENTES

El accionante solicitó que se declare la existencia de


un contrato de trabajo a término indefinido, entre él y la
Asociación de Juntas de Acción Comunal -Asocomunal
Barbosa- que operó del 1 de mayo de 2011 al 9 de

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septiembre de 2014. Asimismo, que la Concesión Aburrá


Norte S.A.S. -Hatovial- S.A.S. debe concurrir en solidaridad
en el reconocimiento y pago de todos los derechos laborales
e indemnizaciones que surjan con ocasión de la anterior
relación laboral.

Igualmente, que las demandadas son responsables a


título de culpa patronal, del accidente de trabajo que sufrió
el 28 de mayo de 2013.

En consecuencia, pidió se condene a las accionadas al


pago de la indemnización plena de perjuicios debidamente
indexada al momento de su satisfacción, derivada del
accidente de trabajo ocurrido el 28 de mayo de 2013, que
estima en $30.528.310 por perjuicio patrimonial, 100
smlmv por perjuicio moral, otros 100 smlmv por daño a la
vida de relación; e igualmente 100 smlmv por daño a la
salud, para un total de $237.364.510, valor que debe
cancelarse con los intereses moratorios; lo que se acredite
ultra y extra petita y las costas del proceso.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que


ejerció el cargo de pare y siga (señalizador), en virtud de la
relación subordinada a término indefinido que ocurrió
dentro de los extremos temporales ya referidos, y que la
codemandada Hatovial S.A.S. fue beneficiaria de la labor
que realizó.

Señaló que el vínculo subordinado terminó por


decisión unilateral de la empleadora, y que en el lapso del 1

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de mayo de 2011 al 30 de julio de 2012, devengó el salario


mínimo legal vigente, aunque en el interregno que va del 1
de agosto de 2012 al 9 de septiembre de 2014, en algunos
periodos su remuneración fue variable y superó ese
concepto, y que a la data del retiro percibía la suma de
$1.096.000. Igualmente dijo que la empleadora lo afilió a la
seguridad social y a la ARL Colmena.

Relató que el 28 de mayo de 2013, cuando cumplía


sus funciones en la vía que de Medellín conduce a la Costa
Atlántica, a la altura de la vereda Cestillal, sector la Loma
de Matasanos, jurisdicción del Municipio de Barbosa, sufrió
un accidente de tránsito de origen laboral al ser atropellado
por una motocicleta sin que hubiera tenido la mínima
oportunidad de evitar esa situación. Explicó que ese día
estaba acompañado de otro trabajador llamado Fernando
de Jesús Orrego Londoño, puesto que esa función debía ser
cumplida en parejas.

Narró que en el sitio donde ocurrió el accidente era


una vía de dos carriles de doble sentido; que se presentó
una pérdida de banca del carril derecho, por lo que sólo
quedó habilitado uno de ellos para el tránsito vehicular.
Añadió que durante cada jornada de trabajo era
supervisado y sujeto a control por inspectores viales de
Hatovial S.A.S.

Manifestó que el accidente se reportó a la ARL


Colmena; que la junta calificadora de esa entidad le fijó una
pérdida de capacidad laboral – PCL de 18,70% de origen

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profesional, calificación que la Junta Regional de


Calificación de Antioquia incrementó al 22,10%, decisión
que confirmó la Junta Nacional.

Aseguró que el percance laboral ocurrió debido a que:

[…] no tuvo la instrucción necesaria para ejercer el cargo,


además porque tampoco fue dotado de los elementos de trabajo
necesarios para su ejercicio de manera adecuada, debido a que
como su labor la debía desarrollar a la intemperie se le debía
proveer aparte de la dotación de vestido y calzado mínimamente
de la indumentaria suficiente para protegerse de las
inclemencias del tiempo a saber: un puesto de trabajo que le
permitiera protegerse del sol y la lluvia, que a su vez le facilite la
función de extender su brazo para dejar ver la paleta de pare o
siga, un impermeable por cada trabajador si se tiene en cuenta
que cada turno lo ejecutaban por parejas, unas botas
pantaneras para tiempo mojado, bloqueador y un medio de
comunicación que le permita hablar con su pareja para
coordinar el tráfico vehicular.

Afirmó que se siente perjudicado a nivel moral, de


relación y en su salud, como consecuencia del referido
infortunio laboral. En lo moral, debido al dolor y
sufrimiento causado por la afectación que tuvo en su
integridad; en relacionamiento, dado que la limitación física
del 22,10% le impide desenvolverse de la misma manera
que lo hacía antes del accidente, en las esferas en que se ve
incurso todo ser humano como integrante de la sociedad; y
en cuanto a la salud, porque el funcionamiento de su
miembro inferior izquierdo se disminuyó en la proporción
que se le calificó como PCL.

Contó que para reparar el daño que ocurrió en la vía,


Hatovial S.A.S. en cumplimiento de sus obligaciones
dispuso de personal de su propia nómina.

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Explicó que, el objeto social de Hatovial S.A.S. consiste


en la ejecución, a través de concesión de obras, de
actividades que hacen parte del proyecto vial denominado
Desarrollo Vial de Aburrá Norte y su sistema
complementario de vías de acceso a ese sitio; que en el
lugar donde cumplía su labor, esa sociedad hizo presencia
para realizar la intervención de la calzada y recuperar la
normalidad, por lo que requirió de sus servicios a fin de
controlar el tráfico vehicular. Y que, por tanto, su función
era necesaria para que el personal de la concesionaria
ejecutara el restablecimiento de la circulación en la
carretera. Adicionó que los empleados para cumplir la labor
de para y siga era suministrado a esa entidad por
Asocomunal Barbosa.

Describió que el día del percance de manera


intempestiva empezó a llover, razón por la cual, para
protegerse, se dirigió hacia donde estaba su compañero
Orrego Londoño en búsqueda del único impermeable con
que contaban, pues allí estaba el lugar en el que guardaban
las pertenencias personales y que en el logro de su
cometido se vio obligado a cruzar la vía y así ocurrió el
percance.

Alegó que:

[…] el hecho generador y necesario para que mi poderdante


hubiera sufrido el accidente de trabajo que nos ocupa fue el no
haber contado con un puesto de trabajo adecuado o al menos
contar con un impermeable por trabajador y haber recibido la
instrucción adecuada de cómo reaccionar ante una situación

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con la que se enfrentó, pues de haber tenido tales elementos o


haber recibido tal instrucción no se hubiera tenido que
trasladar de su lugar de trabajo o al menos hubiera tomado las
precauciones necesarias para evitar cualquier peligro .

Aclaró que las motocicletas no paraban a una


distancia adecuada de donde se encontraba el señalizador y
prácticamente se ubicaban «encima de él»; por esa
circunstancia, Hatovial S.A.S. debió tomar las medidas para
evitar que los trabajadores de pare y siga corrieran peligro
en su integridad (f.os 1 a 12, 65 a 68).

El promotor de la actuación judicial reformó la


demanda inaugural mediante escrito visible a folios 200 a
224, cuyas variaciones quedaron integradas en el
compendio que ya se realizó. Mediante auto de 29 de junio
de 2019, el juez de conocimiento concedió el amparo de
pobreza al actor (f.° 78).

Al dar respuesta a la demanda Hatovial S.A.S. se


opuso a las pretensiones. Admitió el vínculo laboral del
accionante con Asocomunal Barbosa, la afiliación a la
seguridad social y a la ARL, al igual que la ocurrencia del
accidente de tránsito el 28 de mayo de 2013, aunque aclaró
que no tenía certeza sobre el origen; asimismo que, el
personal que utilizaba Hatovial S.A.S. para las funciones de
siga y pare era suministrado por Asocomunal Barbosa. Las
demás situaciones fácticas las negó o dijo que no le
constaban.

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Adujo que no procede la solidaridad invocada por el


promotor del proceso debido a que su vínculo con
Asocomunal Barbosa tuvo efectos únicamente en los
términos acordados, por tanto, era ajena a la relación
laboral que aquí se invoca. Además, la auditoría o
supervisión que realizó era en relación con el contrato de
prestación de servicios que suscribió con aquella persona
jurídica, pero no recaía sobre quienes ejecutaban las
obligaciones del contratista.

Señaló que, de conformidad con el informe policial del


accidente de tránsito, el actor declaró que no interpondría
acción alguna contra el conductor de la moto ya fuera de
carácter penal, civil o contravencional. Eso, dice, es
indicativo de que el afectado reconoció que fue imprudente,
negligente y generó la causal de exoneración de
responsabilidad civil extracontractual denominada «culpa
exclusiva de la víctima».

Propuso como excepciones de mérito las que denominó


falta de causa para pedir, inexistencia de obligaciones a
cargo de la demandada y a favor del actor, prescripción y
pago (f.os 117 a 122 y 241 a 245).

Asocomunal Barbosa concurrió al proceso a través de


Curador Ad litem, quien manifestó no formular oposición a
las pretensiones. En relación con el relato fáctico indicó que
no le constaba y que debía ser probado, salvo lo referido a
la calificación de PCL que dijo, halla respaldo en prueba
documental cuya autenticidad se presume. No propuso

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excepciones (f.os 172 a 174 y 236 a 239).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Laboral del Circuito de Bello – Antioquia, al


que correspondió el trámite de la primera instancia, en
providencia del 25 de septiembre de 2018, (f.° 288 y 289 y
CD), decidió:

PRIMERO: DECLARAR que entre el señor ARTURO DE JESÚS


GÓMEZ ALZATE identificado con c.c. 3.464.665 y la
ASOCIACIÓN JUNTAS DE ACCIÓN COMUNAL – ASOCOMUNAL
BARBOSA, existió un contrato de trabajo a término indefinido
entre el 1 de mayo de 2011 y el 9 de septiembre de 2014.

SEGUNDO: DECLARAR que en el accidente ocurrido el día 28


de mayo del año 2013, sufrido por el señor ARTURO DE JESÚS
GÓMEZ ALZATE identificado con c.c. 3.464.665 fue un
accidente de trabajo y no existió culpa del empleador.

TERCERO: ABSOLVER a la ASOCIACIÓN DE JUNTAS DE


ACCIÓN COMUNAL -ASOCOMUNAL BARBOSA- y a la
CONCESIÓN ABURRÁ NORTE S.A.S. -HATOVIAL- S.A.S. de
todas las pretensiones derivadas del accidente de trabajo, por
culpa del empleador, sufrido por el demandante el día 28 de
mayo de 2013.

CUARTO: EXCEPCIONES. Quedan implícitamente resueltas,


conforme a la parte motiva de esta providencia.

QUINTO: CONDENAR en costas a la parte demandante. Se


tendrán como agencias en derecho la suma de $750.000.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Medellín, que conoció en virtud de la apelación
del accionante, mediante fallo de 5 de diciembre de 2019
confirmó la decisión de primer grado, salvo en lo referente a
las costas procesales, aspecto que revocó para absolver al

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señor Gómez Alzate de ese pago. No impuso costas en la


alzada.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal
explicó que para el reconocimiento y pago de la
indemnización ordinaria y plena de perjuicios prevista en el
artículo 216 del CST, además de la ocurrencia del riesgo,
accidente de trabajo o enfermedad profesional debía
concurrir «la culpa suficientemente comprobada» del
empleador.

Anotó que, esa responsabilidad tiene una naturaleza


eminentemente subjetiva; por tanto, era menester que se
estableciera no solo el daño a la integridad o a la salud del
trabajador con ocasión o como consecuencia del laborío,
sino también el incumplimiento del empleador frente a los
deberes de protección y seguridad que le exigían tomar las
medidas adecuadas según las condiciones generales y
especiales de la actividad. Esto con la finalidad de evitar al
subordinado el menoscabo en su salud e integridad a causa
de los riesgos de profesionales, para lo que citó las
sentencias CSJ SL 2248-2018, CSJ SL1207-2018, CSJ
SL2349 de 2018 y CSJ SL9355-2017.

De conformidad con ese panorama, dijo, para que


proceda la condena a la indemnización plena de perjuicios,
se requiere que el servidor acredite de manera suficiente la
culpa patronal. La comprobación de este último elemento
excluye que se trate de meras suposiciones, conjeturas o

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hipótesis de débil configuración, como lo precisó la Corte en


la providencia de 10 de abril de 1975, publicada en la
gaceta judicial CLI página 428, así como en la sentencia
CSJ SL, 29 abr. 2015, rad. 44894.

Agregó que existen múltiples normas laborales y de


seguridad social que imponen a los empleadores claros
procederes tendientes a velar por la seguridad de sus
trabajadores, como eran los numerales 1 y 2 del artículo 57
del Código Sustantivo del Trabajo que ordenan poner a
disposición de los prestadores del servicio «instrumentos
adecuados» y procurarles «locales apropiados y elementos
adecuados de protección contra los accidentes y
enfermedades profesionales en forma que se garanticen
razonablemente la seguridad y la salud».

Luego se refirió al artículo 348 del mismo estatuto


adjetivo que preceptúa que toda empresa está obligada a
suministrar y acondicionar locales y equipos de trabajo que
garanticen la seguridad y salud de los trabajadores y
adoptar las medidas de seguridad indispensables para la
protección de la vida y la salud de estos. Asimismo, acudió
al artículo 21 del Decreto 1295 de l994 que dijo, reitera la
obligación de los empleadores de «procurar el cuidado
integral de la salud de los trabajadores y de los ambientes
de trabajo».

Así las cosas, concluyó que, las disposiciones


sustantivas laborales de seguridad en el trabajo han sido
unívocas en comprometer al empleador a cuidar y velar por

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la salud y seguridad de sus trabajadores e implementar


todas las medidas a su alcance para prevenir los accidentes
y enfermedades profesionales. Recordó que «la salud de los
trabajadores es una condición indispensable para el
desarrollo socioeconómico del país y su preservación y
conservación son actividades de interés social y sanitario»,
como reza el artículo 81 de la Ley 9 de 1979.

Al descender al caso concreto señaló que el problema


jurídico sometido a escrutinio judicial consistía en
determinar si en el accidente de trabajo que sufrió el señor
Gómez Alzate el 28 de mayo de 2013, medió culpa del
empleador, en cuanto no le suministró los elementos de
protección necesarios para evitar la ocurrencia del
percance.

Seguidamente procedió a analizar el acervo probatorio


recaudado y expresó que el documento visible al folio 142,
el cual fue elaborado por Fabián Guimar Gaviria Vanegas,
quien generó el daño al demandante, brindaba suficientes
elementos para establecer la manera cómo ocurrió el
accidente de trabajo.

Señaló que en ese escrito se consignó lo siguiente:

[…] el día 28 de mayo en las horas de la tarde venía subiendo


del alto de Matasano hacia Don Matías, cuando llegué a una
parte de la carretera donde se encuentra un tramo maluco por
hundimiento de la banca; paré porque hay un pare y siga
debido a que hay una sola vía, yo estaba al lado de la
tractomula cuando dieron vía, arranqué cuando de pronto el
señor Arturo se atraviesa, yo alcancé a verlo y frené la moto
inmediatamente pero a pesar de que iba muy despacio y había

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frenado le pisé el pie, me bajé enseguida, lo ayude junto con un


doctor o unos enfermeros que venían atrás de la tractomula en
una ambulancia, le vendaron el pie y lo llevaron al otro lado de
la carretera en donde había una casita para que no se mojara
porque estaba lloviendo, yo le pregunté que el por qué había
hecho eso, él me contestó que él había salido corriendo por la
capa porque estaba lloviendo y pensaba que alcanzaba a pasar,
yo le contesté hermano a usted cómo se le ocurre dar vía y salir
corriendo viendo que íbamos a pasar tantos carros y motos.

Adicionó que, la documental obrante a folios 130 y 131


daba cuenta de la asistencia del promotor del proceso a las
capacitaciones brindadas por su empleador Asocomunal
Barbosa, relativas al autocuidado y seguridad vial. De igual
forma, indicó que las declaraciones de Mónica Ochoa
Charry y Víctor Emilio Sepúlveda Gallego informaban que
esa entidad cumplió con las reglas de seguridad en el sitio
de trabajo, tales como instalación de medios de protección
para realizar la actividad encomendada concretamente,
barreras que resguardaban a los empleados del tráfico
vehicular, el suministro de chaleco reflectivo, uniforme,
gorras, tapabocas, gafas, botas punteras, abrigos
impermeables y las paletas de pare y siga.

Todas esas circunstancias, dijo, permiten afirmar que


el accidente de trabajo que sufrió el actor había tenido dos
causas fundamentales; una primera, el acto inseguro del
trabajador en tanto su comportamiento estuvo en contravía
de las más elementales reglas de la prudencia, al cruzar
una vía de manera inadecuada, máxime que él mismo
acababa de dar paso a los vehículos; y una segunda, el acto
de un tercero que, como bien se sabe y lo ha dicho la
jurisprudencia de la Sala de Casación Laboral «exonera de
responsabilidad al empleador con ocasión de accidentes de

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trabajo o enfermedades profesionales», para lo que se


remitió a las sentencias CSJ SL, 10 nov. 1997, rad. 9595, y
en fecha más reciente, la decisión CSJ SL14420-2014.

Adujo que en esta última se indicaba que «la culpa


exclusiva de la víctima o de un tercero y el caso fortuito y la
fuerza mayor denominadas por la doctrina causas ajenas, se
han considerado en el derecho común como eximentes de
responsabilidad, en tanto que con su establecimiento el nexo
causal se rompe o quiebra ante la imposibilidad de imputarle
resultado dañino a quién afirma, lo cometió por acción u
omisión culposa».

Remarcó que en este caso no medió culpa o error de


conducta alguno, del empleador, y mucho menos de
Hatovial S.A.S., entidad que fue llamada al proceso
únicamente a título de responsable solidaria por ser
beneficiaria de los servicios.

Luego precisó que, de todas maneras, hechos como el


de no habérsele entregado a cada señalizador una capa o
impermeable para protegerse de la lluvia, o el de no haber
existido una caseta para desempeñar de mejor manera su
oficio, así se hubieran configurado, resultaban
intrascendentes para fundar la culpa que se predicaba.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Sala, se procede a resolver.

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V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case parcialmente


la sentencia impugnada, en cuanto confirmó la absolución
a la demandada de la condena a indemnización plena de
perjuicios por culpa del empleador, y en instancia, se
condene a las convocadas de manera solidaria a la
reparación del daño ocasionado por el percance laboral.
Con tal propósito formula dos ataques, por la causal
primera de casación, que no se replican y que se procede a
resolver de manera conjunta en tanto se complementan y
buscan igual propósito.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la providencia por la vía indirecta, por


aplicación indebida del artículo 216 del CST, en relación
con los numerales 1 y 2 del artículo 57 y el artículo 348 del
mismo estatuto. Asimismo, los artículos 1604 del Código
Civil, 164 del Código General del Proceso, el literal c) del
artículo 21 del Decreto 1295 de 1994, el artículo 81 de la
Ley 9 de 1979, los literales b) y g) del artículo 2, el literal b)
del artículo 3, el artículo 59, el artículo 170 y el 176 todos
ellos de la Resolución 2400 de 1999.

Denuncia como errores evidentes de hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que la parte demandada


cumplió con sus obligaciones de protección y cuidado en
relación con la integridad física de la parte actora

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procurando la debida capacitación e instrucción al


trabajador para el ejercicio del cargo de pare y siga que se
encontraba desempeñando al momento del accidente de
trabajo que sufrió el 28/05/2013, así como, con la entrega
del EPP denominado impermeable indispensable para la
ejecución de dicho cargo.

2. No dar por demostrado, estándolo, que la parte demandada


NO allegó medio de convicción idóneo que diera cuenta del
cumplimiento de su obligación de dar una adecuada
capacitación al trabajador acorde con el cargo que iba a
desempeñar, y tampoco que diera cuenta de la entrega del
EPP denominado impermeable indispensable para la
ejecución del cargo de pare y siga.

3. Dar por demostrado, sin estarlo, que la causa eficiente para


la ocurrencia del accidente de trabajo fue por un hecho
atribuible a mi poderdante o a un tercero y no por culpa del
empleador.

4. No dar por demostrada, estándolo, la culpa del empleador en


la ocurrencia del accidente de trabajo, por omisión o
abstención en los deberes de seguridad y protección para
con el trabajador accidentado.

Refiere como erróneamente apreciados los documentos


denominados: Formato de Asistencia a Capacitaciones –
Asocomunal Barbosa, de 29 de enero y 14 de marzo de
2013, así como el registro fotográfico de 11 de septiembre
de 2012 que aportó el testigo de la codemandada Hatovial
S.A.S., Víctor Emilio Sepúlveda Gallego visibles a folios 130,
131 y 273. También alude como estimadas de manera
equivocada las declaraciones de Mónica Charry y Fernando
de Jesús Orrego Londoño.

En la demostración indica que los juzgadores en las


instancias valoraron de manera inadecuada los formatos de
asistencia a capacitaciones puesto que ninguno de ellos
está firmado por el accionante.

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Aduce que, el promotor del proceso en el interrogatorio


de parte afirmó que en ningún momento le dieron las
instrucciones pertinentes sobre seguridad vial para ejercer
una actividad que era riesgosa como lo es la de señalizador
(pare y siga), por la constante exposición en la vía pública al
flujo de vehículos; y que, las aseveraciones de aquel están
corroboradas con el testimonio que rindió su compañero de
trabajo, Fernando de Jesús Orrego Londoño.

Esgrime que lo anterior no se puede desvirtuar con las


declaraciones de los testigos de la codemandada Hatovial
S.A.S. Víctor Emilio Sepúlveda Gallego y Mónica Charry
quienes dijeron que esa entidad siempre estuvo pendiente
de que Asocomunal Barbosa como subcontratista,
cumpliera toda la normatividad laboral, las obligaciones de
capacitación y entrega del impermeable, toda vez que tales
manifestaciones no están respaldadas con ningún registro o
soporte escrito con la firma del trabajador.

Argumenta que el cumplimiento de tales deberes debe


ser acreditado por un medio idóneo escrito y debidamente
signado por el empleado.

VII. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia por la vía directa, por


interpretación errónea del artículo 216 del CST, en relación
con los numerales 1 y 2 del artículo 57 y el artículo 348 del
mismo estatuto. Asimismo, los artículos 1604 del Código
Civil, 164 del Código General del Proceso, el literal c) del

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artículo 21 del Decreto 1295 de 1994, el artículo 81 de la


Ley 9 de 1979, los literales b) y g) del artículo 2, el literal b)
del artículo 3, el artículo 59, el artículo 170 y el 176 todos
ellos de la Resolución 2400 de 1999.

En la sustentación esgrime que el Tribunal le restó


importancia al hecho de no habérsele entregado un
impermeable al trabajador. Tales reflexiones implicaron la
«indebida interpretación» del artículo 216 del CST y de la
sentencia CSJ SL, 30 jun. 2005, rad. 22656, dado que
cuando se plantea una culpa por omisión como en este caso
en el que se afirma que al trabajador no se le dio
capacitación y no se le entregó el EPP denominado
impermeable, de todas maneras, el demandante tiene una
carga probatoria que cumplió.

Aduce que, en efecto, el actor probó que, en su caso,


no recibió instrucción para el desempeño de la labor como
se desprende de las planillas de capacitación que no tiene
su firma; que esto se corrobora con el interrogatorio de
parte que rindió el promotor del proceso y con el testimonio
de Fernando de Jesús Orrego Londoño. Y que también se
demostró que al empleado accidentado no se le entregó el
EPP.

Añadió que la actividad probatoria desplegada por el


actor le resta validez jurídica a las eximentes de
responsabilidad que invocó el colegiado, puesto que al
quedar demostrado el incumplimiento de las demandadas
de sus obligaciones de protección y seguridad en aras de

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evitar el accidente de trabajo, la carga de la prueba se


invierte y, por tanto, les correspondía a estas acreditar que
actuaron con diligencia y cuidado. Además, dice que, la
culpa del trabajador no exime de responsabilidad al
empleador para lo que cita en apoyo sus aseveraciones la
sentencia CSJ SL3933-2019.

VIII. CONSIDERACIONES

Pese a que el cargo primero se orienta por la vía


fáctica, no se discute en el recurso extraordinario, que: i) el
actor tuvo una relación laboral a término indefinido con la
Asociación Juntas de Acción Comunal – Asocomunal
Barbosa, vigente entre el 1 de mayo de 2011 y el 9 de
septiembre de 2014; ii) cumplió funciones de señalizador de
vías; iii) el 28 de mayo de 2013 sufrió un accidente de
trabajo cuando ejerciendo su labor, una motocicleta
impactó su pierna izquierda; iv) ese percance le generó una
PCL del 22.10% y, v) Asocomunal Barbosa era contratista
independiente de Hatovial S.A.S. quien se beneficiaba de la
actividad del accionante.

El colegiado en lo relacionado con la forma en que se


produjo el accidente laboral que sufrió el señor Gómez
Alzate, estableció, con base en el documento elaborado por
el conductor de la moto que atropelló al trabajador, visible
al folio 142, que hubo un acto inseguro por parte de este;
por tanto, su comportamiento estuvo en contravía de las
más elementales reglas de la prudencia, al cruzar la calzada

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de manera inadecuada en tanto él mismo acababa de dar


paso a los vehículos.

Asimismo, aseveró que, la empleadora cumplió con su


obligación de brindar capacitaciones al empleado relativas
al autocuidado y seguridad vial y para el efecto se apoyó en
los folios 130 a 131, que corresponden a las planillas de
asistencia. Igualmente, fundamentado en los testimonios de
Mónica Ochoa Charry y Víctor Emilio Sepúlveda Gallego,
encontró acreditado que Asocomunal cumplió con las reglas
de seguridad en el sitio de trabajo como fueron la
instalación de medios de protección como resguardo frente
al tráfico vehicular, el suministro de chaleco reflectivo,
uniforme, gorras y abrigos impermeables, entre otros.

Con apoyo en esos medios de convicción concluyó que


no estaba acreditada la «culpa o error de conducta alguna de
la empleadora y mucho menos de Hatovial S.A.S.»; que las
causas eficientes del percance laboral que afectaron al
promotor del proceso fueron la culpa exclusiva de la víctima
y el acto de un tercero, los cuales se constituían en
eximentes de responsabilidad de las demandadas en el
infortunio.

Por su parte, la censura el atribuye el juez plural


equivocaciones fácticas evidentes, porque esgrime, que la
demandada no acreditó haber cumplido el deber de dar
capacitación al empleado para el cumplimiento del cargo de
pare y siga ni le entregó el EPP denominado impermeable.
Igualmente, debido a que en sus inferencias no se cimentó

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en prueba idónea para establecer la observancia de «las


obligaciones de capacitación y la entrega del impermeable»,
lo que solo podía demostrarse con medio documental que
contenga la firma del subordinado.

Aduce que esos yerros fueron consecuencia de la


apreciación equivocada de los Formatos de Asistencia a
Capacitaciones – Asocomunal Barbosa, de 29 de enero y 14
de marzo de 2013, así como el registro fotográfico de 11 de
septiembre de 2012 que aportó el testigo de la
codemandada Hatovial S.A.S., Víctor Emilio Sepúlveda
Gallego visibles a folios 130, 131 y 273, al igual que las
declaraciones de Mónica Charry y Fernando de Jesús
Orrego Londoño.

Al respecto precisa la Sala en lo referente a los


denominados Formatos de Asistencia a Capacitaciones –
Asocomunal Barbosa visibles a folios 130 y 131, que no se
equivocó el juez plural en su estimación porque ellos dan
cuenta de la asistencia del actor a las jornadas de
capacitación de «autocuidado y seguridad vial», llevadas a
cabo los días 29 de enero y 14 de marzo de 2013 en las que
aparece su rúbrica en la casilla correspondiente a «Nombres
y Apellidos» en el formato respectivo.

Esta documental acredita en correspondencia con la


conclusión del juez plural, que el promotor del proceso sí
recibió instrucción en el área específica de «autocuidado y
seguridad vial» por parte de la empleadora, por lo que no se
estructura un desatino manifiesto en relación con dicho

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medio de convicción. La Sala ha de insistir en que el


anterior documento da cuenta de que el trabajador sí firmó
la asistencia a las capacitaciones, solo que lo hizo en la
casilla del formato correspondiente al «Nombre y Apellido» y
no en la destinada para que consignara su rúbrica;
equívoco del trabajador que en manera alguna desvirtúa la
concurrencia al curso que se le brindó para adiestrarlo en el
cargo a desempeñar.

En lo relativo a las fotografías que obran a folios 272 a


279, el Tribunal no se fundamentó en ellas por tanto no
pudo incurrir en una equivocación en su valoración y, de
todos modos, el censor en el desarrollo no cumple con la
carga de demostrar lo que considera ellas acreditan
contrario a las conclusiones del Ad quem.

Cumple recordar que, en una acusación por la vía


fáctica, no basta con relacionar las pruebas respecto de las
cuales recae el supuesto yerro de valoración, sino que es
necesario elaborar una argumentación lógica y coherente
encaminada a demostrar en dónde reside la equivocación
del colegiado dado que la sentencia de segundo grado viene
amparada por las presunciones de acierto y conformidad
con la ley (CSJ SL2336-2020).

Ahora, no es medio hábil en el recurso extraordinario


el interrogatorio de parte a menos que contenga confesión
(CSJ SL1186-2022), lo que no se advierte en la afirmación
del impugnante referente a que en esa diligencia el actor
afirmó que «en ningún momento le dieron las instrucciones

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pertinentes sobre seguridad vial para ejercer una actividad


que era riesgosa». Cabe recordar que de conformidad con el
artículo 191 del CGP, para que se estructure confesión se
requiere que «verse sobre hechos que produzcan
consecuencias jurídicas adversas al confesante o que
favorezcan a la parte contraria».

Ahora, en lo relativo a que el cumplimiento de la


obligación del suministro del impermeable solo podía
acreditarse con una prueba escrita con la firma del
trabajador, es una discusión que no se acompasa con una
acusación por errores de hecho.

Es oportuno también remarcar que el censor no


controvirtió los razonamientos de la colegiatura
consistentes en que en el infortunio laboral concurrió una
actuación imprudente de la víctima que cruzó la vía, pese a
que ella misma había dado la vía a los vehículos.

Así, es claro que el impugnante no atacó la totalidad


de los fundamentos de la decisión acusada como era su
deber si pretendía quebrantar la decisión de segundo grado.

De tal manera que la censura desconoció que la


jurisprudencia de la corporación ha adoctrinado que es
deber del recurrente derruir todos los soportes tanto
fácticos como jurídicos de la decisión del Tribunal porque
cualquiera de ellos que quede en firme, respalda la
legalidad de la sentencia que, como se dijo, está adosada de
la doble presunción de acierto y legalidad (CSJ SL1452-

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2018, CSJ SL1927-2021 y SL4610-2020). Precisamente, en


la primera providencia, la Sala explicó:

[…] Se destaca lo anterior, porque inveteradamente ha razonado


la jurisprudencia de la Corte que es carga ineludible del
recurrente en casación, destruir todos los soportes de la
sentencia cuya sujeción a derecho coloca en entredicho, pues
con uno solo que deje indemne, ese proveído conserva la
presunción de legalidad y acierto que le asiste, resultando por
ello jurídicamente imposible al juez de casación, quebrarla […].

Referente a la prueba testimonial, es preciso memorar


que, en principio, no es apta para estructurar yerro fáctico
evidente en casación del trabajo, salvo que previamente se
demuestre una equivocación de esa naturaleza en medio
apto, lo que aquí no ocurrió.

Ahora, como en la segunda acusación, que se


construye por la vía directa, la Corte rescata un reproche
jurídico atinente a las reglas de la carga de la prueba, pese
a que el impugnante en el desarrollo hace alusión a varios
aspectos fácticos, falencia superable, procede a resolverla.

Al respecto es pertinente memorar que la corporación


ha forjado como doctrina, para que se logre la
indemnización plena de perjuicios por accidentes laborales
o enfermedades profesionales, en los términos del artículo
216 del CST, que la regla general es que le corresponde a la
parte demandante acreditar el comportamiento culposo o la
negligencia del empleador.

En ese orden, cuando se demuestra que este incumple


culposamente los deberes que le atañen en materia de

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protección y seguridad, porque no adopta las medidas


adecuadas atendiendo las condiciones generales y
especiales del trabajo, encaminadas a evitar que el servidor
sufra menoscabo en su salud e integridad a causa de los
riesgos laborales, debe responder por los daños y reconocer
los perjuicios morales y materiales que se ocasionen a su
empleado o a sus causahabientes (CSJ SL2206 -2019).

Ahora, si el empresario pretende desvirtuar su


responsabilidad, debe demostrar que actuó con la debida
diligencia y cuidado en los términos del artículo 1604 del
Código Civil, o acreditar que se tipificó un causal eximente
de la misma en los términos del artículo 1757 ibídem.

Sin embargo, también ha precisado la Sala que, en los


eventos en que el accionante denuncia un comportamiento
omisivo respecto de las obligaciones de protección y
seguridad, se invierte la carga de la prueba y es el patrono
quien tiene el deber de demostrar que en su actuar,
mediaron la debida diligencia y el cuidado para garantizar
la salud y la integridad del trabajador frente a los riesgos
laborales (CSJ SL13653-2015, CSJ SL7181-2015, CSJ SL
7056-2016, CSJ SL12707-2017, CSJ SL2206-2019, CSJ
SL2168-2019, CSJ SL2336-2020 y CSJ SL5154-2020).

No obstante lo anterior, esto no significa que sea


suficiente para el trabajador o sus beneficiarios alegar el
incumplimiento de las obligaciones de cuidado y protección
para «desligarse de cualquier carga probatoria», puesto que
no se trata de una especie de responsabilidad objetiva, sino

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que para que opere el desplazamiento de ese deber procesal,


se deben demostrar las circunstancias concretas en que
ocurrió el accidente y el nexo de causalidad entre el
infortunio y la conducta omisiva del empleador, como se
expuso en la sentencia CSJ SL13653-2015.

Asimismo, en la providencia CSJ SL2336-2020 la Sala


dijo sobre el tema:

[…] la causalidad, es decir, la relación de causa-efecto que debe


existir entre la culpa patronal y el daño, a más de ser un
elemento sine qua non de la responsabilidad plena y ordinaria
de perjuicios del empleador, es una pauta de justicia, en la
medida que, nadie está obligado a resarcir un daño sino cuando
ha dado causa o contribuido a él. De allí que la culpa exclusiva
de la víctima o de un tercero, y el caso fortuito y la fuerza mayor
(denominados por la doctrina causas ajenas), sean
considerados en el derecho común como eximentes de
responsabilidad, en tanto que, con su determinación, el nexo
causal se rompe o quiebra, ante la imposibilidad de imputar el
resultado dañino a quien se afirma lo cometió por acción u
omisión culposa.

En ese orden y de conformidad con los criterios


señalados, estima la Sala que en el presente caso el
demandante le atribuyó al empleador una conducta omisiva
al supuestamente no haber cumplido con el deber de
capacitación en seguridad vial y no haberle suministrado
un impermeable, lo que habría generado el accidente y su
afectación en la salud.

Por tanto, en principio, operó la inversión de la carga


de la prueba respecto de la observancia de esos deberes que
quedó en cabeza del empleador.

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Pero esa regla procesal no fue desatendida por el


colegiado, pues en el análisis probatorio que realizó verificó
primero, que la demandada Asocomunal Barbosa había
demostrado el cumplimiento de las obligaciones de
prevención y cuidado, para lo que destacó las constancias
de asistencia por parte del señor Gómez Alzate a las
capacitaciones de autocuidado y seguridad vial y los
testimonios de Mónica Ochoa Charry y Víctor Emilio
Sepúlveda Gallego respecto a que se observaron las reglas
de seguridad en el sitio de trabajo y el hecho de habérsele
entregado al empleado elementos de protección, entre ellos,
el impermeable que la censura alega no se le dio. Así
concluyó que no se había configurado una conducta
omisiva de los deberes por parte del empleador.

Además, determinó que el actor no acreditó el nexo


causal entre el comportamiento del patrono y el hecho
riesgoso, pues adujo que las causas eficientes del siniestro
obedecieron a una actuación insegura de la víctima y al
hecho de un tercero; circunstancias que sea oportuno
resaltar, no se desvirtuaron por la censura en el ataque por
la senda indirecta, y que, por la senda jurídica han de
entenderse admitidas.

Por las razones expuestas, los cargos no prosperan.

Sin costas en el recurso extraordinario por no haber


sido causadas y por el amparo de pobreza concedido al
actor.

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IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia que la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Medellín profirió el 5 de
diciembre de 2019, en el proceso ordinario laboral que
ARTURO DE JESÚS GÓMEZ ALZATE promovió contra la
ASOCIACIÓN DE JUNTAS DE ACCIÓN COMUNAL -
ASOCOMUNAL BARBOSA- y la CONCESIÓN ABURRÁ
NORTE S.A.S. -HATOVIAL- S.A.S.

Sin costas en casación.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

OLGA YINETH MERCHÁN CALDERÓN

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