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GERARDO BOTERO ZULUAGA

Magistrado ponente
CASACIÓN LABORAL
ID: 556711
NÚMERO DE PROCESO: 47320
NÚMERO DE PROVIDENCIA: SL14280-2017
CLASE DE ACTUACIÓN: RECURSO DE CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA: SENTENCIA
FECHA: 16/08/2017
PONENTE: GERARDO BOTERO ZULUAGA
TEMA: SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES >
DETERMINACIÓN DEL ORIGEN DEL ACCIDENTE > ANÁLISIS DE
PRUEBAS - Ausencia de error de hecho del ad quem al considerar que el afiliado
falleció como consecuencia de un accidente laboral como chofer de taxi y por
ende correspondía la asunción de la pensión de sobrevivientes a la
administradora de riesgos profesionales

SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES > CLASES DE


RESPONSABILIDAD > RESPONSABILIDAD OBJETIVA - La responsabilidad
objetiva derivada por el acaecimiento de los riesgos del trabajo, nace cuando la
persona efectivamente sufre la contingencia en ejercicio de la actividad
contratada, estando a cargo de la administradora de riesgos el reconocimiento de
las prestaciones asistenciales y económicas

SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES> AFILIACIÓN >


CLASIFICACIÓN DEL RIESGO - La actividad de chofer de taxi se encuentra
categorizada como clase IV, según el Decreto 1295 de 1994, la cual por sus
particularidades se considera como una actividad de alto riesgo

SISTEMA GENERAL DE SEGURIDAD SOCIAL INTEGRAL > AFILIACIÓN -


Las empresas de la industria del transporte están obligadas al pago de las
acreencias laborales y de la afiliación a la seguridad social de los choferes con
quienes celebren contratos de trabajo escritos o verbales, siendo aquellas y los
propietarios de los vehículos, solidariamente responsables
Radicación n.° 47320

SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES > CALIFICACIÓN DEL


RIESGO - En la actividad de transporte es necesario que el riesgo sea evaluado
no sólo desde los equipos utilizados para el transporte público, sino desde la
actividad de conducción que engloba la idoneidad de los conductores y sus
garantías sociales como la seguridad social y la capacitación

SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES > ENTIDADES


ADMINISTRADORAS DE RIESGOS PROFESIONALES - La entidad
administradora de riegos profesionales debe responder sin dilaciones ni
maniobras injustificadas por las prestaciones económicas y asistenciales
derivadas de los riesgos asumidos, so pena de ser objeto de sanciones
pecuniarias por el retardo en su obligación

SISTEMA GENERAL DE SEGURIDAD SOCIAL INTEGRAL - Seguridad social


integral de choferes de taxi -reseña legal-

PENSIONES > INDEXACIÓN > INDEXACIÓN DE MESADAS CAUSADAS >


PROCEDENCIA

FUENTE FORMAL: Decreto 1294 de 1995 / Ley 15 de 1959 art. 15 / Ley 105 de
1993 / Decreto 1594 de 1994 / Decreto Ley 2150 de 1995 / Ley 100 de 1993 art.
281 / Ley 336 de 1996 / Decreto 1553 de 1998
NOTA DE RELATORÍA: Esta providencia es relevante en: SISTEMA GENERAL DE
SEGURIDAD SOCIAL INTEGRAL – Seguridad social integral de choferes de taxi
-reseña legal-

SL14280-2017
Radicación n.° 47320
Acta 29

Bogotá, D. C., dieciséis (16) de agosto de dos mil


diecisiete (2017).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


la COMPAÑÍA DE SEGUROS DE VIDA COLPATRIA S.A.,
contra la sentencia proferida por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, el 21 de

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Radicación n.° 47320

mayo de 2010, en el proceso que instauró CARMEN


EMILIA ORTEGA ARISTIZÁBAL contra la recurrente y el
FONDO DE PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR S.A.

I. ANTECEDENTES

Carmen Emilia Ortega Aristizábal demandó el


reconocimiento de la pensión de sobrevivientes, tras el
fallecimiento de su hijo, desde el 15 de septiembre de 2001,
a cargo bien del Fondo de Pensiones Porvenir S.A. o de la
ARP COLPATRIA, en cuantía de un salario mínimo legal
mensual vigente; las mesadas causadas, todo ello
debidamente indexado; lo ultra y extra petita;
subsidiariamente la indemnización sustitutiva de la pensión
de vejez, con los saldos indexados y en ambos eventos las
costas procesales.

Explicó que su hijo José Robinson Carmona Ortega se


vinculó a la empresa PROGENTE, como conductor de taxi,
desde el 5 de junio de 2001, momento desde el que operó la
afiliación al sistema general de seguridad social en riesgos
laborales a la ARP COLPATRIA y en pensiones y cesantías a
PORVENIR S.A; que el 15 de septiembre siguiente sufrió un
asalto violento que le produjo la muerte, lo cual se reportó
oportunamente a la administradora de riesgos laborales,
por tratarse de un accidente de trabajo, y para que
asumiera el pago de las prestaciones correspondientes; que
también se extendió solicitud a Porvenir S.A.; que la
Administradora de Riesgos objetó el pago por estimar que la
muerte no se produjo en ejercicio de un trabajo

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Radicación n.° 47320

dependiente, y que Carmona Ortega no tenía las calidades


para estar cubierto. Aseguró que dependía económica y
emocionalmente de su hijo, y que por ello le asiste el
derecho reclamado (folios 1 a 5).

Al contestar la apoderada del Fondo de Pensiones y


Cesantías Porvenir S.A., pidió desestimar las pretensiones
en su contra. Dijo no constarle la vinculación de Carmona
Ortega a la empresa PROGENTE, aclaró que si estuvo como
afiliado desde el año 1999, pero con cotizaciones
interrumpidas; aceptó el fallecimiento tras accidente de
trabajo y su remisión a la ARP, para que esta reconociera
las prestaciones; de los demás dijo no ser hechos o no
constarle. Planteó como excepciones las de falta de causa
para pedir, inexistencia de las obligaciones demandadas,
prescripción y buena fe (folios 62 a 70).

Por su parte SEGUROS DE VIDA COLPATRIA S.A., se


opuso a lo solicitado; negó que Carmona Ortega estuviera
vinculado laboralmente con la Empresa PROGENTE, pues
era asociado de una Cooperativa y ejercía su tarea de forma
independiente, por lo cual la ARP no tenía obligación legal
para responder; que si mantuvo la vinculación fue porque,
por virtud del principio de buena fe, acogió la afirmación de
la empresa de ser su dependiente, de allí que la afiliación
estuvo afectada de nulidad; que la muerte no ocurrió por
causa o con ocasión del trabajo, sino por un acto violento
sin ninguna relación con su tarea. Formuló como medios
exceptivos la nulidad relativa del contrato de riesgos
profesionales, el origen común del accidente, no

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Radicación n.° 47320

demostración del carácter de beneficiaria, prescripción y la


genérica (folios 91 a 99).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Segundo Laboral del Circuito de


Descongestión de Medellín, en determinación del 20 de
marzo de 2009, condenó a SEGUROS DE VIDA COLPATRIA
S.A. al reconocimiento y pago de la pensión de
sobrevivientes de origen laboral en favor de la demandante,
desde el 15 de septiembre de 2001, en cuantía de un salario
mínimo legal mensual vigente, que fijó en $39.994.800, con
la indexación de $7.839.243, absolvió a PORVENIR S.A. e
impuso costas a la referida aseguradora.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Al resolver la apelación de la parte actora y de la


entidad condenada, la Sala Cuarta de Decisión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, el 21 de
mayo de 2010, modificó la decisión del Juzgado, en cuanto
a los valores a indexar, confirmó en lo demás, sin gravar
con costas.

Explicó que la controversia de la Aseguradora, sobre la


calificación del origen del hecho se regulaba en los términos
del artículo 9 del Decreto 1295 de 1994, que aunque fue
declarado inexequible, no se aparta sustancialmente de
otras normas de tipo internacional como la definición que
da la Comunidad Andina de Naciones -CAN- número 584,

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Radicación n.° 47320

artículo 1 literal n y, aun de la definición del Código


Sustantivo de Trabajo, en lo relacionado con el concepto de
accidente de trabajo.

Dedujo de la contestación de la demanda, de folios 65


y 92, que ambas enjuiciadas aceptaron las condiciones en
las que se produjo la muerte del afiliado, esto es, que fue
víctima de un asalto mientras prestaba su servicio como
taxista, y eso lo ratificó del contenido de los documentos de
folios 13 y 14, así como del certificado de folio 19, emitido
por el Jefe de la Secretaría Común de la Unidad de
Reacción Inmediata de la Dirección Seccional de Fiscalías
de Medellín. Así mismo destacó que en el interrogatorio de
parte tanto la actora, como los testigos, dieron fe de la
manera en la que se originó el deceso del afiliado, pruebas
todas contestes de que se causó en razón de su labor como
conductor de servicio público.

En lo relacionado con el fraude en la afiliación,


esgrimió que Seguros Colpatria S.A. al absolver el
interrogatorio insistió en que no podía tenerse como válida
la vinculación de Carmona Ortega por carecer de veracidad,
en la medida en que no fue trabajador subordinado sino
independiente y que por tales razones no podía operar la
protección por riesgos laborales pues, para ese momento,
no existía regulación sobre la materia; para responder el
juzgador indicó que tales manifestaciones no tenían asidero
en la realidad, pues lo cierto es que aparecían certificados
en los que de forma clara se indicaba que aquel fue
vinculado como dependiente, para manejar un taxi; en todo

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Radicación n.° 47320

caso sostuvo que nada obstaba para que un trabajador


independiente se vinculara a riesgos laborales, para
procurarse protección.

Continuó con que “no existe, ni ha existido norma en el


ordenamiento jurídico colombiano que prohíba a los trabajadores
independientes afiliarse al Sistema General de Seguridad Social el
Riesgos Profesionales; de hecho a partir del Decreto 2800 de 2003 se
reguló su afiliación a este subsistema, con la finalidad de obtener para
ellos una mayor protección de contingencias en el marco de la

seguridad social integral”, y que si la ARP aspiraba a que se

anulara debió demostrar que, en realidad existió una


irregularidad patente, pero no simplemente afirmarlo como
lo hizo, pues las demás probanzas dejaban sin piso tales
aseveraciones.

No pasó por alto que la entidad aseguradora solo


mostró reparo cuando se le realizó la reclamación, pese a
que había recibido el pago por aportes de varios meses, que
en todo caso halló infundado por determinar que el afiliado
sí estuvo vinculado como subordinado y que falleció en el
ejercicio de su trabajo.

Aseveró, para definir la controversia planteada por la


accionante, de que el Juzgado se equivocó en su parte
resolutiva al consignar un valor distinto al incorporado en
las consideraciones pues indicó ser $47.834.034, cuando ya
había cuantificado en $52.160.043; halló que en efecto se
cometió una equivocación, pues determinó que el
retroactivo como tal fue mal calculado, al establecer el valor

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Radicación n.° 47320

de las mesadas no año tras año (enero 01 a diciembre 31)


sino desde enero 15 de cada año a enero 14 del año
siguiente. Adicionalmente que la indexación continuaría
causándose hasta el día en que se realice el pago efectivo
del retroactivo adeudado, y el que se genere en adelante y
no se pague oportunamente, de allí que cuantificó
nuevamente y le arrojó un valor de $39.852.600, más la
indexación.

Por último negó la devolución de saldos de la AFP


PORVENIR S.A., por no ser una de las pretensiones de la
demanda ni haber sido debatido el tema en las instancias.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte recurrente, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Aspira la entidad recurrente que esta Corte “ case la


sentencia recurrida en cuanto condenó a Seguros de Vida Colpatria
S.A. a pagar a la demandante Carmen Emilia Ortega Aristizábal por los
diversos conceptos allí expresados y al actuar en sede de instancia
revoque el fallo de primer grado y en su lugar absuelva al demandante
de las pretensiones del libelo demandatorio a cargo de mi mandante.
En cuanto a las costas de las instancias provea como es de rigor”.

Con tal propósito formula dos cargos, por la causal


primera de casación, que tuvieron réplica.

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Radicación n.° 47320

VI. CARGO PRIMERO

Textualmente dice “La sentencia acusada violó la ley


sustancial, por vía directa, en la modalidad de aplicación indebida de
los artículos 46, 47, 48, 74, 83, 255 y 288 de la Ley 100 de 1993, 12
del Decreto 1295 de 1994, 18 de la Ley 776 de 2002, 19 del C.S.T., 8
de la Ley 153 de 1887, 488 del C.S.T., 174, 177 y 187 del C.P.C., 60,
61 y 148 del C.P.L. y S.S. dentro de la preceptiva del artículo 51 del
Decreto 2651 de 1991”.

Dice que tal trasgresión a la ley ocurrió por la


comisión de los siguientes errores manifiestos de hecho:

1. Dar por demostrado, no estándolo, que la demandante en


su condición de madre del occiso tiene derecho a la pensión de
sobrevivientes reclamada.

2. No dar por demostrado, estándolo, que Seguros de Vida


Colpatria S.A., no está obligada al pago de la pensión de
sobrevivientes a favor de la demandante, de acuerdo a lo
probado en el curso del juicio.

3. Dar por demostrado, no estándolo, que Seguros de Vida


Colpatria S.A., está obligada a pagar la suma de $39.994.800,oo
por concepto de reajuste de la pensión de sobrevivientes, por el
lapso comprendido entre el 15 de septiembre de 2001 y hasta el
mes de marzo de 2009.

4. Dar por demostrado, no estándolo, que la demandante


tenía derecho a la actualización monetaria entre la fecha de la
iniciación de la relación laboral y hasta cuando se realice el pago
efectivo.

5. Dar por demostrado, no estándolo, que Seguros de Vida


Colpatria S.A está obligada a pagar la suma de $7.839.243,oo
por concepto de indexación de las mesadas pensionales
causadas y no canceladas.

Evidencia como valorados con error la demanda (folios


1 a 5), su contestación por Porvenir S.A. (folios 62 a 70) y

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por la recurrente (folios 91 a 99), las certificaciones


expedidas por la Notaría Sexta de Medellín y de Medicina
Legal (folios 12, 13 y 16), la certificación de la Secretaria de
la Unidad de Reacción de la Dirección Seccional de Fiscalía
de Medellín (folio 19), el interrogatorio rendido por la
demandante (folio 122) y el absuelto por el representante de
Seguros de Vida Colpatria S.A. (folios 125 a 127), los
testimonios de Luz Mary Zuleta Quiroz (folio 127) y Jhon
Freddy Ortega (folio 131), el certificado expedido por
Colpatria (folio 9), la comunicación de 30 de abril de 2002
(folios 21 a 28) y la del 13 de junio de 2003, dirigida a la
actora por parte de Porvenir S.A. (folios 76 y 77).

Arguye que el Tribunal se acogió al criterio del artículo


9 del Decreto 1295 de 1994, para establecer el concepto de
accidente de trabajo, luego de lo cual y soportado con la
demanda y con la contestación, afianza su tesis de que el
fallecimiento del afiliado ocurrió debido a un asalto,
mientras prestaba sus servicios como taxista, lo que
además avaló de conformidad con las certificaciones de
folios 13 y 14; así mismo que la demandante, en el
interrogatorio de parte, ratificó tales conclusiones que, en el
mismo sentido, hicieron los testigos.

No obstante el censor cuestiona tales deducciones al


considerar que el juzgador no podía aceptar, sin más, la
afirmación de la propia interesada en el pleito y los
testimonios de oídas, como para ratificar tal versión;
también dice que “como bien lo afirma el fallador, no está
realmente demostrada como fraudulenta la afiliación del trabajador a

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Radicación n.° 47320

Colpatria S.A. pero que a pesar de ello no se probó que estuviera


excluido en el sistema general de seguridad social en riesgos
profesionales, por lo que no se puede desvirtuar su responsabilidad de
asumir el reconocimiento y pago de la pensión solicitada en la
demanda inicial”.

Se aparta de la conclusión del juez de alzada, según la


cual el hecho de que Colpatria S.A. hubiese recibido los
aportes y no verificara la validez de la afiliación hacia que
respondiera jurídicamente, máxime cuando desde un
comienzo, esto es desde 30 de abril de 2002, manifestó no
estar demostradas las circunstancias que rodearon el
accidente de trabajo, y por tanto si este se originó con
ocasión de su labor.

Hace reparos frente a la cuantía de la condena que


estableció el Tribunal, al indexar la suma deducida, pues se
le dio una interpretación equivocada desde la fecha de
causación hasta el momento de su pago efectivo, lo que
hace más gravosa la situación de la demandada en este
caso COLPATRIA S.A.”, y que con la demostración de tales
equivocaciones lo que procede es el quiebre de la sentencia
y la absolución de todo lo pedido.

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VII. LA RÉPLICA DE PORVENIR S.A.

Aduce que la acusación contiene graves defectos de


técnica, como que los errores de hecho no son tales, sino
enunciaciones vagas y superficiales que en modo alguno
pueden servir para establecer el quiebre de la decisión, los
cuales tampoco se corroboran con las pruebas,
manteniéndose incólumes los soportes de la sentencia
acusada. Que además tampoco era posible acudir a
testimonios por no ser prueba apta en casación.

VIII. CONSIDERACIONES

Es cierto que el cargo carece de sistematicidad, pues


no señala con precisión los yerros que cometió el Tribunal y
en cambio sí refiere de manera genérica que no
correspondía el reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes a la madre del afiliado fallecido y, sin más,
que la Administradora de Riesgos no estaba obligada al
pago; para ello refiere dentro de las pruebas denunciadas a
los testimonios que, como se sabe y en razón a su carácter
de valoración subjetiva no se encuentra dentro del catálogo
de medios probatorios para fundar el quiebre de la
sentencia, en contravía del documento auténtico, la
confesión judicial y la inspección judicial.

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Radicación n.° 47320

En todo caso de su lectura íntegra es dado inferir que


cuestiona dos aspectos, el primero la calificación que se
hizo de accidente de trabajo y el restante de la imposibilidad
de validar su afiliación dada irregularidades en la misma y
es en ese norte, dada la vía escogida, que se estudiarán las
pruebas denunciadas.

El estudio de la demanda, de folios 1 a 5, contrario a


lo que sostiene el cargo, no contiene ninguna confesión o
elemento del que pueda inferirse la comisión de una
equivocación evidente por parte del Tribunal, por el
contrario, de ella se deriva que José Robinson Carmona
Ortega se vinculó a la empresa Progente y que esta a su vez
lo afilió al sistema general de seguridad social, así mismo
que en ejercicio de su labor de Conductor del taxi de placas
TIS042 sufrió un asalto que le originó la muerte.

Lo mismo debe decirse de la contestación, de folios 62


a 70, que en su momento hiciera la Sociedad
Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías
PORVENIR S.A. la cual dio cuenta del siniestro laboral que
sufrió el afiliado, propiedad de un tercero, y afiliado a una
Cooperativa de Transporte, así mismo allí se indicó que
“dicha muerte encaja en lo establecido en el artículo 9 del
Decreto 1295 de 1994, que define el accidente de trabajo, tal
como se le puso de presente a la demandante en
comunicación de 13 de junio de 2003, que se acompañó a la
demanda a cuyos términos me remito”, de ahí que lejos de
corroborar lo afirmado en el cargo, lo contradice.

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Radicación n.° 47320

En cuanto a la contestación de la propia recurrente, de


folios 91 a 99, es claro que la misma no puede generarle los
efectos que pretende, pues no es más que la propia
afirmación para exonerarse, y eso fue precisamente en lo
que recabó el Tribunal, para significar que no existía
prueba que contrariara las dos conclusiones, esto es que se
trató de un accidente de trabajo y que la afiliación a la
seguridad social era inválida, en principio porque la propia
entidad admitió que la empresa PROGENTE lo afilió como
subordinado y que recibió el pago de las cotizaciones.

Los documentos que también cuestiona como


valorados con error, que militan a folios 12, 13 y 16,
corresponden en su orden, al registro civil de nacimiento y
al de defunción del afiliado, así como a la constancia del
Instituto Nacional de Medicina Legal en la que se informa
sobre la “CAUSA VIOLENTA DIFERENTE A ACCIDENTE DE
TRÁNSITO” que en nada modifica la conclusión dada en

instancia y eso mismo debe decirse de la de folio 19, que es


una certificación de la Dirección Seccional de Fiscalías de
Medellín sobre la causa de muerte por “heridas con arma de
fuego, se ignora la razón y quien fue el autor de la misma” , ninguna

desvirtúa que, por razón de la actividad desarrollada como


conductor de taxi, es que se desencadenó su deceso.

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Radicación n.° 47320

A su vez la denuncia del oficio de folios 76 y 77, se


torna inane, pues en esta la Administradora de Fondo
Porvenir, lo que indica es que “De acuerdo al relato de las
circunstancias del fallecimiento del señor Carmona, encontramos que la
muerte del afiliado obedeció a homicidio en momentos en que se
encontraba realizando su oficio de taxista, por esto se concluye que su
deceso se produjo como consecuencia de un Riesgo de Origen
Profesional siendo en consecuencia la entidad Administradora de
Riesgos Profesionales ARP a la cual éste se encontraba vinculado la
llamada a atender su reclamación pensional, en los términos del

artículo 80 literal e) Decreto 1295 de 1994” , es decir que lejos de

contrariar la conclusión del juzgador de segundo grado, lo


que hace es corroborarla.

En efecto, lo que se ha entendido desde la doctrina


jurisprudencial, es que la responsabilidad objetiva, por el
acaecimiento de los riesgos del trabajo, se deriva de que
efectivamente la persona haya sufrido tal contingencia por
encontrarse en ejercicio de la actividad contratada; en ese
orden no surge reprochable la conclusión que sobre ese
aspecto realizó el Tribunal, en cuanto entendió que el
afiliado falleció en el marco de su labor como taxista.

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Radicación n.° 47320

Por demás, es la propia regulación la que ha estimado


que los choferes de taxi están sujetos a nivel de riesgo IV
(Decreto 1294/95), por estar vinculados al proceso de
transporte, pero igualmente porque su trabajo está
revestido de particularidades, como que deben estar
sometidos a permanente estado de concentración, su labor
es sedentaria, el lugar y puesto de trabajo es el mismo, no
tienen tiempos de descanso estipulados, pues están
sometidos a la prestación de un servicio público, expuestos
constantemente a riesgos higiénicos, como el ruido, las
vibraciones, los riesgos ergonómicos de posturas forzadas,
más los psicosociales de estrés, fatiga mental, alteraciones
del sueño y, los asociados a la seguridad, como los
atropellos, colisiones y demás que están dentro de la
categoría de accidentes de tránsito, así como a la
sobreexposición que los hace objeto de atracos y demás
actos violentos; de manera que no parece absurda la
conclusión de la sentencia confutada, en cuanto que, en
este asunto, lo que se presentó fue un verdadero accidente
laboral que trajo consigo el fallecimiento del afiliado.

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En lo relacionado con la ineficacia de la afiliación del


trabajador, desde el punto de vista fáctico, no da cuenta el
censor de los elementos de juicio con los que se pudiera
corroborar tales deficiencias, pues lo que se deduce de la
certificación de folio 9, es que José Robinson Carmona
Ortega “estuvo afiliado a la Administradora de Riesgos Profesionales
Colpatria desde el 01/ de Febrero/01 hasta el 31 de Julio/01 por la
empresa Asetrans Ltda y del 29 de Agosto/01 hasta el 15 de
septiembre/01 por la empresa Progente. Ambas empresas pagaron

oportunamente los aportes a esta entidad”, sin que pueda


advertirse irregularidad alguna, en principio porque las
afiliaciones no fueron en el mismo período, aunque nada
obstaba para que el trabajador pudiese prestar servicios en
distintas jornadas a cada una de ellas, y además porque no
se demostró que su vinculación fuera como independiente.

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Radicación n.° 47320

Adicional a lo explicado, tal como lo consideró el


Tribunal, ninguna actuación puede reprocharse al afiliado
fallecido sobre su vinculación al sistema general de
seguridad social, incluso bajo la hipótesis de tratarse de
uno independiente, pues no es novedosa la extensión de
protección social para este contingente de trabajadores, de
un lado porque desde la Ley 15 de 1959, que constituyó el
hito de intervención del Estado en la Industria del
Transporte, en la que no solo se decretó el auxilio de
transporte, como derecho con incidencia en la disciplina del
trabajo, sino en la que además, con interés en la regulación
de una materia sensible, dado su carácter de servicio
público, se determinó, en su artículo 15, que los contratos
de trabajo verbales o escritos, de los choferes, se
entenderían celebrados con las empresas respectivas,
obligadas al pago de acreencias laborales, y como no, debe
entenderse, de la asunción de la seguridad social, siendo
las empresas y los propietarios de los vehículos,
solidariamente responsables, teniendo en cuenta
fundamentalmente su deber de seguridad.

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Radicación n.° 47320

A su turno la Ley 105 de 1993, destacó que la


seguridad no debía predicarse únicamente de los equipos
destinados al servicio público de transporte de pasajeros,
sino que englobaba la idoneidad de los conductores, y sus
garantías sociales como la seguridad social y la
capacitación, permitiendo que operaran tanto empresas
privadas, como Cooperativas que, en suma debían resolver
sobre tales aspectos, y que ratifican que lejos de
equivocarse, en este asunto, el Tribunal se ajustó a sus
lineamientos, pues no deslindó que al tratarse de un chofer
de servicio público de transporte, en este caso un taxi,
debía estar cubierto por la seguridad social y bajo ese
sentido asumió como válida la certificación de la empresa.

Bajo ese entendido es que incluso el artículo 91 del


Decreto 1594 de 1994, que luego sería modificado por el
115 del Decreto Ley 2150 de 1995, determinó que las
Administradoras de Riesgos Profesionales que dilataran
injustificadamente, bien con exigencias de contratos, o con
cualquier tipo de maniobra injustificada, el pago de las
prestaciones por riesgos e incluso que rechazaran a los
afiliados, serían objeto de sanciones pecuniarias por parte
del Ministerio del Trabajo, pues ha sido aspiración del
Estado ampliar, bajo el principio de universalidad de
seguridad social, su protección a todos los trabajadores,
indistintamente.

Esto se corrobora con el propio artículo 113 del D.L.


2150/95, que modificó el 281 de la Ley 100 de 1993, en
cuanto indicó que, entre otras, las licencias de transporte

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Radicación n.° 47320

público terrestre debían suspenderse si no se acreditaba la


afiliación de la respectiva empresa a entidades de seguridad
social, una vez iniciaran labores, dado que, se recaba, lo
que se ha buscado desde siempre es la afiliación de todos
los ciudadanos al sistema general de seguridad social.
Dichas preceptivas vinieron a integrarse con las que,
luego, se expedirían en el Estatuto Nacional de Transporte,
incorporado en la Ley 336 de 1996, pues allí se les obligó a
las empresas de transporte público vigilar y constatar que
los conductores, al margen de si su vinculación sea
subordinada o no, estuvieran afiliados a la seguridad social,
según se desprende de su artículo 34, e incluso, la creación
de la dirección general de seguridad tenía por objeto apoyar
al cuerpo de policía especializado en transporte y tránsito
para desarrollar programas de medicina preventiva,
destacando a su vez que las empresas de transporte
también debían procurarlo para “garantizar la idoneidad mental
y física de los operadores de los equipos prestatarios del servicio”,

pues si se trata de un oficio que tiene incidencia directa en


la sociedad, lo propio es que se incentive y obligue la
cobertura de la seguridad social de tal gremio.

Para zanjar cualquier tipo de controversia, en su


artículo 36, el citado Estatuto, dispuso que “Los conductores
de los equipos destinados al servicio público de transporte serán
contratados directamente por la empresa operadora de transporte,
quien para todos los efectos será solidariamente responsable junto con

el propietario del equipo” es decir que actualizó la obligación ya

prevista en la reseñada Ley 15 de 1959, exhibiendo así el


interés permanente por regular tal prestación de servicios, y

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Radicación n.° 47320

por procurar un ejercicio regulado de la actividad. Luego el


Decreto 1553 de 1998, recabaría en que la libertad de
empresa, el incentivo de la iniciativa privada, tenía en todo
caso el marco del respeto de los derechos del trabajo y de la
seguridad social, siendo por tanto evidente que los
conductores de este tipo de servicio público tienen que
encontrarse protegidos por ambos.

Así las cosas, es patente que no pudo equivocarse el


Tribunal y que, en efecto, estaba en cabeza de la
Administradora de Riesgos Laborales la responsabilidad en
la asunción de la pensión de sobrevivientes.

El cargo no prospera.

IX. CARGO SEGUNDO

Acusa a la sentencia de quebrantar “la ley sustancial por


la vía directa, en la modalidad de interpretación errónea de los
artículos 46, 47, 48, 74, 133, 255 y 288 de la Ley 100 de 1993, 12 del
Decreto 1295 de 1994, 18 de la Ley 776 de 2002, 19 del C.S.T., 8 de la
Ley 153 de 1887, 488 del CST en armonía con el artículo 51 del
Decreto 2651 de 1991”.

Explica que para confirmar la decisión, el Tribunal


indicó que existió un error aritmético en la contabilización
de la condena y lo que hizo fue actualizarla desde que se
causó hasta su cancelación definitiva, y que esto no era
posible pues “la indexación se causa cuando se adeuda un derecho
reconocido de vieja data y no cuando es materia de discusión el
entendimiento correcto que se le dé a la interpretación acogida por la

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Radicación n.° 47320

jurisprudencia de esa H. Sala” y que por ello no es posible

mantener tal concepto.

X. LA RÉPLICA DE PORVENIR S.A.

Asevera que el Tribunal no pudo interpretar


equivocadamente las normas que se denuncian, pues ni
siquiera las tuvo en cuenta al momento de decidir; que en
todo caso era factible el otorgamiento de la indexación de
las condenas, pues ante la demora en el reconocimiento de
la prestación, lo propio era compensar la pérdida del poder
adquisitivo entre el momento en que se reconoció el derecho
y en el que, por la tardanza en su resolución, termina
otorgándosele.

XI. CONSIDERACIONES

No acierta la acusación al indicar sobre la inviabilidad


de la indexación de las condenas, pues es claro que al no
prever el juzgador de segundo grado otro tipo de
compensación del perjuicio por la mora, ni reajuste en
relación con el costo de vida, es que la dispuso, pues de lo
contrario se estaría afectando injustificadamente la
obligación que recibe al cabo del tiempo, la cual es objeto de
devaluación de la moneda, originándose de esa manera el
rompimiento de la coordinación o equilibrio en la relación
jurídica del trabajo y en la de la seguridad social.

En ese sentido, al disponer su reconocimiento, el


Tribunal lejos de quebrantar la ley, lo que hizo fue darle

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Radicación n.° 47320

pleno vigor y admitir que la tardanza en el reconocimiento


de la pensión de sobrevivientes, debía traer consigo la
indexación de la totalidad de los períodos que se causen y
hasta el momento en que se hagan efectivos.

Por lo visto el cargo no prospera.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


de la parte demandada recurrente. Fíjense como agencias
en derecho $7.000.000, las cuales liquidará el Juzgado de
Primera Instancia conforme al artículo 366 del Código
General del Proceso.

XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el veintiuno (21) de mayo de dos
mil diez (2010) por el Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Medellín, dentro del proceso ordinario laboral seguido
por CARMEN EMILIA ORTEGA ARISTIZÁBAL contra la
ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES
PORVENIR S.A. y la COMPAÑÍA DE SEGUROS DE VIDA
COLPATRIA S.A.

Costas como se anunciaron

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

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Radicación n.° 47320

GERARDO BOTERO ZULUAGA


Presidente de la Sala

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

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Radicación n.° 47320

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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