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CARLOS ARTURO GUARÍN JURADO

Magistrado ponente

SL2580-2021
Radicación n.° 82076
Acta 20

Bogotá, D. C., quince (15) de junio de dos mil veintiuno


(2021).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por la


ELECTRIFICADORA DE SANTANDER S. A. contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bucaramanga, el veintidós (22) de
marzo de dos mil dieciocho (2018), en el proceso que instauró
DIANA ROCÍO RIVERA GALEANO en su nombre y en
representación de su hija menor JVGR, a la recurrente, a
EME INGENIERÍA S. A., y a EICON LTDA., al que se
vincularon como llamados en garantía SEGUROS
GENERALES SURAMERICANA S. A., MAPFRE SEGUROS
GENERALES DE COLOMBIA S. A. y la electrificadora
demandada.

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I. ANTECEDENTES

Diana Rocío Rivera Galeano en su nombre y en


representación de su hija menor JVGR, llamó a juicio a Eme
Ingeniería S. A. y a Eicon Ltda. como integrantes del
Consorcio de Mantenimiento SDL 2013; así como también, a
la Electrificadora de Santander S. A. ESP, para que se
declarara:

i) que entre Juan Alberto Granados Ramírez, su


compañero permanente y padre de la menor y las sociedades
que conformaban el consorcio, existió un contrato de trabajo
a término fijo inferior a un año, del 27 de junio de 2013 al 5
de julio de 2013, cuando aquél falleció en un accidente
laboral, ocurrido por culpa suficientemente comprobada del
empleador y,

ii) que la electrificadora era solidariamente responsable


de las indemnizaciones a que hubiere lugar.

Solicitó que, en consecuencia, se condenara a las


demandadas a reconocer solidariamente las indemnizaciones
correspondientes por lucro cesante, daños morales
subjetivados y a la vida en relación, lo que resulte probado y
las costas.

Narró que convivió en unión libre con Juan Alberto


Granados Ramírez desde el 2003 hasta el 5 de julio de 2013,
cuando éste falleció; que procrearon a la menor JVGR,
nacida el 3 de junio de 2006; que su compañero era quien

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sostenía económicamente el núcleo familiar; que desde el 27


de junio de 2013, estaba vinculado laboralmente mediante
un contrato de trabajo a término fijo con el Consorcio
Mantenimiento SLD 2013, integrado por Eme Ingeniería S.
A. y Eicon Ltda.

Contó que el causante laboraba como liniero de red


aérea; que percibía una remuneración mensual de
$1.237.950; que de su actividad se benefició la
Electrificadora de Santander S. A. ESP, con la que la
empleadora tenía un vínculo comercial; que el 5 de julio de
2013 se le ordenó realizar el mantenimiento y reparación de
unas redes eléctricas, restableciendo el fluido en la Vereda
Pedregal del municipio del Páramo, Santander.

Manifestó que el jefe de su cuadrilla le pidió al


trabajador ascender al poste de energía a efectuar las labores
pertinentes; que encontrándose en esa altura, aquél ordenó
al otro liniero, William Pimiento, «subir las cañuelas para
cerrar el circuito», lo que conllevó a que el causante recibiera
una descarga eléctrica; que el trabajador fue rescatado sin
los equipos adecuados; que fue evacuado en un vehículo no
apto para trasladar heridos y que como consecuencia de todo
lo anterior, perdió la vida; que la ARL SURA reconoció el
infortunio como laboral y le pagó la pensión de
sobrevivientes.

Denunció que el empleador fue negligente porque no


acató las normas de seguridad de «los artículos 10° numeral
2°, 15 numeral 7°, artículo 18 numerales 2°, 3°, 4°, 6°, artículo

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19 numeral 2° REITE»; así como tampoco: i) dotó de equipos


de comunicación de suficiente potencia que permitieran una
coordinación adecuada entre los miembros de la cuadrilla; ii)
previó la brigada de emergencias y rescate; iii) tenía el equipo
de primeros auxilios necesario para atender la emergencia, a
pesar de que trataba de un área rural.

Señaló que a raíz de esa tragedia perdió a su compañero


permanente y que su hija se vio privada del amor y auxilio de
su padre; que ambas sufrieron angustia, soledad e
incertidumbre por el futuro, dada la inestabilidad emocional
y económica en la que quedaron; que se aislaron de los
grupos de amigos y familiares que frecuentaban y que
estuvieron afectadas en su salud mental; que además debió
dejar a su descendiente al cuidado de un tercero para
garantizar la manutención financiera del hogar (f.° 60 a 71,
cuaderno n.° 1).

Eicon Ltda. se opuso a las pretensiones y en cuanto a


los hechos, aceptó la existencia del contrato de trabajo entre
el señor Juan Alberto Granados Ramírez y el Consorcio
Mantenimiento SDL 2013; así como la suscripción de un
vínculo comercial del último con la Electrificadora de
Santander S. A. ESP.

Negó los restantes, porque el accidente se dio como


consecuencia del acto imprudente de William Pimiento,
quien no atendió sus obligaciones contractuales, ni las cinco
reglas de oro de los trabajos en redes eléctricas, sobre las que
recibió capacitación; que, en efecto, ese trabajador interpretó

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con equivocación «el mensaje vía radio y el aterrizaje de


puesta a tierra por parte del equipo [...]»; que, en
consecuencia, procedió a energizar la torre, ocasionando la
descarga eléctrica que causó el deceso del señor Granados.

Precisó que, inclusive, dicho empleado fue hallado


responsable del delito de homicidio culposo del causante,
conforme se declaró «mediante Acta n.° 237 del 24 de
noviembre de 2015» por el Juzgado Segundo Penal del
Circuito con Funciones de Conocimiento.

Agregó que según la Inspección Técnica al Cadáver,


signada FPJ 10, el fallecido fue evacuado por ambulancia y
personal médico de la zona donde ocurrió el siniestro; que al
tenor de la investigación del Ministerio del Trabajo, el
subordinado y su equipo recibieron la inducción y las
capacitaciones necesarias para cumplir con las funciones
encomendadas y no obraba en el expediente prueba que
permitiera inferir que los perjuicios alegados en la demanda
se causaron.

Formuló las excepciones de mérito de causa extraña,


inexistencia de nexo causal entre la conducta que se
pretende imputar a las personas jurídicas consorcio
Mantenimiento SDL 2013, inexistencia de los perjuicios
patrimoniales en el daño emergente y el lucro cesante,
inexistencia de los perjuicios extrapatrimoniales en la
modalidad de daño moral y falta de legitimación en la causa
activa (f.° 104 a 120, ibidem).

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Eme Ingeniería S. A. pidió que se declararan


imprósperas las pretensiones del gestor, porque a pesar de
que existió el contrato de trabajo y ocurrió el accidente
laboral en el que perdió su vida Juan Alberto Granados
Ramírez, este no ocurrió por culpa comprobada de la
empleadora, además de que debía acreditarse la legitimación
en la causa y la ocurrencia de los perjuicios alegados.

Señaló que el señor William Pimiento fue el autor


culposo del homicidio de ese trabajador, por cuanto no
cumplió con sus obligaciones laborales; que así lo confesó en
audiencia pública que se llevó ante el Juzgado Segundo Penal
del Circuito con Funciones de Conocimiento; que, inclusive,
fue condenado a la pena de 21 meses y 9 días de prisión por
ese hecho.

Aclaró que, en contraposición a lo planteado en el


gestor, el causante fue evacuado en ambulancia; el consorcio
poseía los equipos adecuados para atender a cualquier
obrero que se accidentara; así como también, brindó las
capacitaciones y refuerzos para el desarrollo de las labores y
suministró los instrumentos telefónicos de comunicación
necesarios a sus empleados.

Presentó las mismas excepciones que Eicon Ltda. más


las que tituló: buena fe y desproporcionalidad de la
indemnización (f.° 573 a 585, ib).

La Electrificadora de Santander S. A. ESP, se resistió a


las pretensiones, aceptó que existió un contrato comercial

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con el Consorcio Mantenimiento SDL 2013 conformado por


las codemandadas. Respecto de los restantes afirmó que no
le constaban, por tratarse de circunstancias propias de una
relación laboral que le era ajena.

Propuso las excepciones de fondo que denominó


inexistencia de solidaridad, cumplimiento de obligaciones
por parte de la electrificadora, buena fe y prescripción (f.° 532
a 541, ibidem).

Mediante proveídos del 10 y 21 de octubre de 2016 y 27


de febrero de 2017, se aceptó el llamamiento en garantía que
realizaron i) Eicon Ltda. a Seguros Generales Suramericana
S. A. y a la Electrificadora Santander y, ii) la última a Mapfre
Seguros Generales de Colombia S. A. y a Seguros Generales
Suramericana S. A. (f.° 766 a 767; 771 a 773 y 823 a 824
ibidem).

Seguros Generales Suramericana S. A. al replicar el


gestor se remitió a la contestación de sus llamantes; mientras
que, respecto de la vinculación que le realizó la primera,
aceptó:

i) que el Consorcio Mantenimiento SDL 2013,


conformado por Eicon Ltda. y Eme Ingeniería S. A., suscribió
las Pólizas n.° 0882162-9; 0247607-1; 0882162-9 y
0247607-1.

ii) que dichos convenios comerciales amparaban ciertos


riesgos ocurridos en el marco del contrato STE-

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STE.9920353-13 que aquél pactó con la Electrificadora de


Santander S. A. ESP.

iii) que la última atadura tenía por objeto la ejecución


de actividades de mantenimiento de redes eléctricas del
sistema de distribución local (SDL) en la región sur.

Sin embargo, puntualizó que estaban excluidas las


indemnizaciones que tenían origen en la responsabilidad
patronal del artículo 216 del CST.

Dijo, en relación con el segundo llamamiento, que la


electrificadora no era asegurada ni beneficiaria de las pólizas,
en específico de la n.° 0247607-1, vigente entre el 23 de mayo
de 2013 al 17 de septiembre de 2014, por lo que no tendría
que reembolsarle suma alguna en caso de resultar
condenada.

Presentó como excepciones meritorias principales:


ausencia de cobertura para el evento reclamado en la
demanda por expresa exclusión en las condiciones generales
de la Póliza n.° 0247607-1 y ausencia de cobertura de la n.°
0882162-9, seguro de cumplimiento a favor de particulares
para el evento reclamado en la demanda.

Y formuló como subsidiarias: inexistencia de


fundamento de responsabilidad asegurada, por tanto
ausencia de obligación de pago de la aseguradora; limitación
del valor asegurado; indebida valoración y falta de prueba
suficiente de los perjuicios reclamados y en todo caso,

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oposición al juramento estimatorio y prescripción (f.° 788 a


796 y 888 a 895 ib).

Mapfre Seguros Generales de Colombia S. A., expuso


que no le constaban ninguno de los hechos de la demanda y
que debían declararse prósperas las excepciones de
inexistencia de la obligación de reparar por ausencia de culpa
patronal; inexistencia de solidaridad entre la electrificadora
y el consorcio y el hecho exclusivo de un tercero (f.° 836 a
840, ibidem).

Frente al llamamiento que le realizó la Electrificadora


Santander S. A. ESP, dijo que era cierto que expidió la Póliza
n.° 3001212001996, que ampara la responsabilidad civil en
que incurriera ésta entre el 4 de diciembre de 2012 y el 3 de
diciembre de 2013, con la precisión que su suscripción no
imponía el rembolso automático a cargo de la aseguradora de
una eventual condena, pues dependería de las exclusiones,
los límites asegurables y deducibles.

Formuló como excepción de fondo al llamamiento, la


que denominó: aplicación de deducible (f.° 859 a 860, ib).

La Electrificadora de Santander S. A. ESP se opuso a


las pretensiones de la vinculación como garante que le
promovió Eicon Ltda., advirtiendo que la cláusula vigésimo
segunda del Contrato CO- STE-9920353-13, contrario a lo
que interpretó «estipula la indemnidad a [su] favor [...] frente
eventos como el que da lugar al proceso de la referencia. [pues]
dispone que el Consorcio [...] está obligado a proteger a ESSA

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[...]» respecto de cualquier reclamación, pleito, queja o


demanda y que, por ende, es a ella a quien faculta para que
le llame en garantía, no al contrario.

Elevó como medios de defensa de fondo los que enlistó


como: obligación de Eicon Ltda. y Consorcio Mantenimiento
SDL 2013 de mantener indemne a ESSA S. A. ESP,
inexistencia de responsabilidad a cargo del consorcio y en
consecuencia ausencia de obligaciones a cargo de ESSA y
prescripción (f.° 904 a 913, ibidem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Tercero Laboral del Circuito de


Bucaramanga, el 2 de agosto de 2017, resolvió:

PRIMERO: DECLARAR que entre JUAN ALBERTO GRANADOS


RAMÍREZ y el CONSORCIO DE MANTENIMIENTO SDL 2013
CONFORMADO POR LAS EMPRESAS EICON LTDA Y EME
INGENIERÍA S. A., existió un contrato de trabajo a término fijo
por un periodo de cuatro meses con fecha de inicio el 27 de junio
de 2013 y finalización el 05 de julio de 2013, para desempeñarse
en el cargo de liniero de red aérea, recibiendo como salario
mensual la suma de $1.237.950 para la época.

SEGUNDO: Declarar que existió culpa suficientemente


comprobada del CONSORCIO DE MANTENIMIENTO SDL 2013
CONFORMADO POR LAS EMPRESAS EICON LTDA Y EME
INGENIERÍA S. A., en el accidente laboral ocurrido el 5 de julio
de 2013, en la humanidad de JUAN ALBERTO GRANADOS
RAMÍREZ, con arreglo a la motivación que antecede.

TERCERO: CONDENAR CONSORCIO DE MANTENIMIENTO


SDL 2013 CONFORMADO POR LAS EMPRESAS EICON LTDA
Y EME INGENIERÍA S. A., a cancelar a las demandantes por los
daños patrimoniales, liquidados a la fecha de la presente
sentencia, lo siguiente:

a) para la señora DIANA ROCIO RIVERA GALEANO quien fuere


compañera permanente del causante [...] la suma de

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$196.796.345, correspondiente a lucro cesante consolidado la


suma de $51.729.196 y al lucro cesante futuro la suma de
$145.067.149.

b) para JVGR en calidad de hija del extrabajador la suma de


$196.796.345, correspondiendo a lucro cesante consolidado la
suma de $51.729.196 y al lucro cesante futuro la suma de
$145.067.149.

CUARTO: CONDENAR a CONSORCIO DE MANTENIMIENTO


SDL 2013 CONFORMADO POR LAS EMPRESAS EICON LTDA
Y EME INGENIERÍA S. A. a cancelar a las demandantes por
perjuicios morales, la suma de $15.000.000 para cada una
equivalente a 20.33 SMLMV.

QUINTO: ABSOLVER a CONSORCIO DE MANTENIMIENTO


SDL 2013 CONFORMADO POR LAS EMPRESAS EICON LTDA
Y EME INGENIERÍA S. A. de las demás pretensiones.

SEXTO: DECLARAR que la ELECTRIFICADORA DE


SANTANDER S. A. ESP es solidariamente responsable de las
condenas impuestas contra el CONSORCIO DE
MANTENIMIENTO SDL 2013 CONFORMADO POR LAS
EMPRESAS EICON LTDA Y EME INGENIERÍA S. A. [...].

SÉPTIMO: DECLARAR que la ELECTRIFICADORA DE


SANTANDER S. A. ESP puede exigir a SEGUROS GENERALES
SURAMERICANA S. A. y a MAPFRE SEGUROS GENERALES
DE COLOMBIA S. A. el reembolso de las sumas que por concepto
de la presente decisión judicial llegare a cancelar a las
demandantes sin que los mismos excedan el amparo previsto
como indemnizaciones laborales, establecido en la póliza n.°
0882162-9 y el amparo de responsabilidad civil patronal y
responsabilidad civil para contratistas y subcontratistas
establecido en la póliza n.° 3001212001996, teniendo en cuenta
los deducibles a que haya lugar, atendiendo las consideraciones
esbozadas en la presente providencia.

OCTAVO: ABSOLVER a SEGUROS GENERALES


SURAMERICANA S. A. del llamamiento en garantía que le
formulare EICON LTDA. por la póliza n.° 0247607-1.

NOVENO: CONDENAR en costas [...] (f.° 951 y 952 en relación


con CD anexo, ibidem – mayúsculas y negritas del original)

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Bucaramanga, el 22 de marzo de 2018, tras

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decidir la apelación de los demandados y los llamados en


garantía, dispuso:

PRIMERO: MODIFICAR los ordinales 3° y 7° de la parte


resolutiva [...], los cuales quedarán así:

TERCERO: CONDENAR a EICON LTDA. y EME INGENIERÍA S.


A. integrantes del Consorcio Mantenimiento SDL 2013, al
reconocimiento y pago de la indemnización plena y ordinaria de
perjuicios, en su modalidad de lucro cesante consolidado y
futuro, a favor de los demandantes, de la siguiente forma: DIANA
ROCÍO RIVERA GALEANO, por lucro cesante consolidado, la
suma de $ 40.661.016 y por lucro cesante futuro, la suma de
$112.356.234; y para JVGR, por lucro cesante consolidado, la
suma de $40.661.016 y por lucro cesante futuro la suma de
$112.356.234.

SÉPTIMO: DECLARAR que la ELECTRIFICADORA DE


SANTANDER S. A. ESP puede exigir a MAPFRE SEGUROS
GENERALES DE COLOMBIA S. A., el reembolso de las sumas
que por concepto de la presente decisión judicial llegare a
cancelar a las demandantes sin que los mismos excedan el
amparo de responsabilidad civil patronal y responsabilidad civil
para contratistas y subcontratistas establecido en la Póliza n.°
30012120011996, teniendo en cuenta los deducibles a que haya
lugar y se ABSUELVE a la llamada en garantía SEGUROS
GENERALES SURAMERICANA S. A. de las pretensiones
incoadas en su contra, por lo expuesto en la motiva.

En lo demás se confirma la sentencia apelada.

SEGUNDO: SIN COSTAS en esta instancia [...] (– mayúsculas,


negritas y subrayas del original).

Dijo que se encontraba por fuera de la controversia: i) la


existencia del contrato de trabajo entre el consorcio
conformado por Eicon Ltda. y Eme Ingeniería S. A. y Juan
Alberto Granados Ramírez; ii) los extremos laborales; iii) el
cargo de liniero desempeñado por éste; iv) el salario
percibido; v) la legitimación en la causa de las demandantes
para reclamar los perjuicios ocasionados con el infortunio,
porque les fue reconocida la pensión de sobrevivientes en su

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condición de beneficiarias del causante y, vi) la ocurrencia


del accidente laboral en el que aquél falleció.

Puntualizó respecto de lo último, que también había


sido demostrado:

vii) que el señor Granados Ramírez

[...] recibió una orden de trabajo para realizar mantenimiento y


reparación de redes eléctricas; exactamente para restablecer el
fluido eléctrico en la vereda Pedregal del municipio de Paramo
(Santander) y que el trabajo para la realización de la orden de
trabajo intervinieron los señores: Leonardo David Hernández
Vergara (jefe de cuadrilla), dos linieros y un ayudante de
conducción, labor apoyada por William Pimiento (liniero
motorizado), todos trabajadores de la empresa consorciada
SDL2013.

viii) que éste murió mientras se encontraba ubicado en


la parte de arriba del poste de energía y,

ix) que la justicia penal declaró responsable al señor


William Pimiento del delito de homicidio culposo por la
muerte de dicho trabajador y lo condenó a prisión.

Expuso que los recurrentes plantearon glosas a la


primera sentencia relacionadas con: a. la ausencia de culpa
comprobada de los empleadores; b. el rompimiento del nexo
causal o causa extraña, por el hecho de un tercero; c. los
efectos del desistimiento que presentó Diana Rocío Rivera
Galeano en el incidente de reparación integral que se surtió
en el proceso penal; d. la falta de responsabilidad solidaria
entre las demandadas y, e. la ausencia de cobertura respecto
de algunas de las condenas emitidas.

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Precisó, preliminarmente, que la culpa patronal por el


fallecimiento del subordinado, no podía «excluirse por el
hecho de que la muerte [del trabajador] haya sido causada por
la imprudencia o negligencia del señor Pimiento», pues el
último, también era subordinado de los demandados y
ostentaba dentro del organigrama una «superioridad
jerárquica sobre el fallecido», lo que traía de suyo que al haber
sido el responsable del infortunio y tratarse de un agente del
empleador, comprometía a las recurrentes, porque «[...] la
culpa de los agentes es la culpa propia de la persona jurídica».

Anotó que además los demandados no cumplieron con


las «obligaciones de medio» que les competía porque,

[...] les faltó diligencia y cuidado en la ejecución del plan de salud


ocupacional, hoy sistema de gestión de la seguridad y salud en
el trabajo, particularmente, en lo relativo a su programa de
higiene y seguridad industrial en lo que atañe a la delimitación o
demarcación de las áreas de trabajo y la realización de trabajos
de inducción, reinducción y formación del personal, lo que de
paso los llevó a no controlar e intervenir los riesgos ocupacionales
que debieron prever en su matriz de peligros y riesgos
ocupacionales a los que expusieron a este operario.

Explicó que a los empleadores se les exigía la diligencia


y cuidado en la gestión de sus propios negocios, como si se
tratara de un buen padre de familia; que en esas condiciones,
al tenor del artículo 63 del CC, responden hasta por culpa
leve; que además, por los artículos 56 y 57 del CST y el literal
d. del artículo 21 del Decreto 1295 de 1994, hoy artículo 26
de la Ley 1562 de 2012, sus obligaciones son de medio.

Indicó que, en efecto, dichos preceptos exigen la


«observancia de los deberes de la protección, seguridad, y

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cumplimiento de las medidas adoptadas para evitar los


infortunios propios de cada actividad, los cuales establecen, a
través de las matrices de riesgos, o panoramas de riesgos
frente a sus trabajadores», so pena de indemnizar total y
ordinariamente los perjuicios causados al trabajador, pues
tienen el deber ético, moral y jurídico de controlar la
exposición a los daños que genera a sus subordinados; que
«[...] la inobservancia de tales procederes es prueba fehaciente
de su culpa en el acaecimiento del suceso laboral».

Señaló que, aunque las sociedades que conforman el


consorcio hicieron capacitaciones y proporcionaron
elementos de protección personal a sus trabajadores, la
realidad de lo acontecido daba cuenta que «en la ejecución se
quedaron cortos»; que si bien es cierto, los apelantes insisten
en que tomaron las medidas necesarias para evitar el
infortunio, también lo es que desconocieron los deberes
legales de

Los artículos 122, 123, parágrafo del artículo 128, 145 de la


Resolución 2400 de 1979, el artículo 84 de la Ley 9° de 1979, el
Decreto 614 de 1984, el Decreto Ley 1295 de 1994 en su
pertinente de Resolución 2013 de 1986, 1401 de 2007 junto con
la norma técnica Colombiana de Higiene y seguridad industrial
0701, todas ellas, normas de seguridad ocupacional de
obligatorio cumplimiento conforme lo prevé el artículo 1° inciso
2° y parágrafo del artículo 21 del Decreto 1294 de 1994 hoy
artículo 26 de la Ley 1562 de 2002.

Aclaró que, no obstante, las demandadas contaban con


plan de salud ocupacional hoy sistema de gestión de la
seguridad y salud en el trabajo (f.° 596 a 617, ibidem); así
como también con el denominado «procedimiento de trabajo
en redes “desenergizadas”, cuyo fin último era anticipar,

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reconocer, evaluar y controlar los riesgos que pudieran afectar


la seguridad y salud en el trabajo», ocurrió que «[...] lo
consignado en dichos planes y programas no se cumplieron o
no se ejecutaron debidamente».

Afirmó que «las empresas demandadas tenían [...] pleno


conocimiento del riesgo ocupacional al que exponían a
Granados Ramírez» como liniero de red aérea; que inclusive,
en el sistema de gestión de seguridad previó la matriz de
peligros y riesgos ocupacionales, estableciéndose como tal, la
exposición a condiciones de alta, mediana y baja tensión
(numerales 7.1.1, 7.3, 7.3.3); que además, fijó como
objetivos: capacitar a los trabajadores sobre la labor eléctrica
segura y responsable; tener ingeniero residente en el
proyecto y profesional SISO; suministrar equipo para la
actividad e inspeccionar el lugar de labor antes de intervenir.

Señaló que, en igual sentido, el protocolo del trabajo


establecía los procedimientos de la labor a realizar en «[...] en
redes desenergizadas» y «[...] cerca de circuitos aéreos
energizados»; así como también, «pautas restablecimiento de
la tensión», previendo una capacitación pre operacional
encargada al liniero o al profesional Siso (f.° 618-627,
ibidem); que, en ese contexto,

[...] no les basta [a las empleadoras] para exculparse de su


responsabilidad en la ocurrencia del siniestro, manifestar o
demostrar que contaban con un sistema de gestión de seguridad
y salud en el trabajo y que habían capacitado a sus trabajadores
para la ejecución de dicha labor, sino que debían velar con que
la labor se cumpliera en los mismos términos como se les indicó
debían hacerlo, en otras palabras, a los empleadores no les
bastaba con prever el riesgo formalmente que fue lo que hicieron
sino que, debían velar por la ejecución de los protocolos

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planteados para evitar los eventos o siniestros ya determinados


en la matriz de riesgo profesional, por ejemplo, el ocurrido el 5
de julio de 2013 sobre la humanidad de Granados Ramírez y ello
de entrada, pues se erige como una violación del literal b del
artículo 84 de la Ley 9° de 1984 y el literal a del artículo 24 del
Decreto 614 de 1984, es decir, estas demandadas tenían la
obligación de hacer cumplir con esos protocolos y matrices que
ya habían establecido pero, no lo hicieron [...].

Exaltó que en ese escenario, no tenían fuerza los


argumentos de los apelantes para rebatir la declaración de la
culpa patronal, al referir que capacitaron a sus trabajadores,
informaron los riesgos ocupacionales a los que se expondrían
e indicaron la forma en que los mitigaría, porque:

1. El formato de inducción realizado al señor Granados


Ramírez, no guardaba correspondencia con lo previsto en el
literal g del artículo 2° de la Resolución n.° 2400 de 1979,
pues estaba incompleto (f.° 667 y 765, ibidem).

2. La constancia de capacitación pre ocupacional sobre


los riesgos a que se sometería el trabajador, carecía de firma,
por lo que no se conocía quién la impartió y además no decía
con precisión, respecto de cuáles de los enlistados en la
matriz de riesgos ocupacionales, se impartió la inducción,
debido a que, «[...] solo se observa que se ofreció información
sobre aspectos generales como la visión y misión».

3. El formulario de visita sobre la aplicación de normas


laborales en salud y riesgos profesionales realizado por el
Ministerio del Trabajo, no era «contrastable con los asuntos
aquí debatidos», máxime que «se fundamentó en un material
probatorio distinto al que se allegó al expediente» y se realizó

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el 4 de febrero de 2014, fecha muy posterior al infortunio (f.°


224-291, ib), «[...] es decir que según los resultados advertidos
no se cimentaron plausiblemente sobre la realidad del
presente proceso».

4. Los formatos de capacitación para el trabajo en


alturas, entrega de elementos de protección personal contra
caídas y su inspección (f.° 628-632, ibidem), no enseñaban
«la capacitación en el reglamento técnico de instalaciones
eléctricas por parte de las empleadoras, tal como se lo
obligaban la Resolución 18047 de 2007, modificada por
Resolución 181294 de 2008».

5. Los documentos de folios 156 a 169, 302 a 315, 204


a 354 y 440 a 452, ib correspondientes al formato de aptitud
laboral, diplomas y certificaciones de las calidades del
fallecido en el área de la electricidad, no «suplen la
capacitación personalizada que debieron efectuar al señor
Granados Ramírez, pues lo allí previsto, a los sumo refleja que
terceros [...] ofrecieron capacitación sobre puntuales
actividades en las que se ocuparía y en fechas anteriores a la
de vinculación laboral a las hoy demandadas».

6. La prueba de folios 177, 178, 179, 181, 187-189-203,


323, 324, 333-335, 461, 468, 469 y 471-473, ibidem,
únicamente enseñaba las especificaciones y características
de productos como el anclaje de banda eléctrica, los cascos
de seguridad, los guantes vaqueros, etc., sin que haya forma
de verificar si fueron los suministrados.

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Radicación n.° 82076

7. El Formato FPJ10 inspección técnica a cadáver (f.°


522 a 528, ibidem) daba cuenta que el señor Granados
portaba para el momento del deceso ciertos elementos de
protección personal, tales como: arnés de seguridad amarillo,
azul y negro, botas de cuero color café y un par de guantes
de seguridad amarillo, pero tal documental no exoneraba a
las demandadas de su responsabilidad, porque en todo caso
las empleadoras violaron,

[...] el literal G del artículo 2° de la Resolución 2400 de 1979,


pues no probaron que se hubiese capacitado al finado conforme
ya se expuso de cara al riesgo ocupacional que lo expuso, ni
menos que se informara sobre los mismos y su prevención a
Granados en los términos del literal e del artículo 24 del Decreto
614 de 1984.

Exaltó que el infortunio laboral además de la


«inadecuada capacitación de su personal», devino «por culpa
de uno de [los] agentes» del Consorcio SDL 2013; que en
efecto, no se discutió que William Pimiento era liniero
motociclista (f.° 209 a 212, ib); que en esa condición, hizo
parte de la cuadrilla donde prestó servicios el señor Granados
Ramírez, el 5 de julio de 2013; que ese cargo al tenor de la
estructura organizacional de la empresa (numeral 4.4. del
sistema de gestión de la seguridad y salud en el trabajo),
estaba en el tercer rango del organigrama, siendo superior al
de liniero de red aérea, que ejecutaba el causante; que, por
ende, como al tenor del artículo 32 del CST aquél era un
representante del empleador, sus actuaciones le
responsabilizaron directamente.

Destacó que,

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Radicación n.° 82076

el hecho irregular al que se refieren las demandadas al momento


de descorrer el traslado de la demanda y replicar los recursos de
alzada, no es imputable a una causa extraña como lo arguyen,
sino que uno de sus agentes, [fue quien] como lo confiesan
espontáneamente desde su contestación de la demanda “no
cumplió con sus obligaciones del contrato de trabajo como son
las funciones asignadas e instrucciones del contrato de trabajo,
contrato de trabajo que menciona las 5 reglas de oro que deben
cumplir los trabajadores de redes eléctricas, entre las reglas que
incumplió el señor Pimientos, es la mala interpretación del
mensaje radio, y el aterrizaje puesta tierra del equipo de trabajo”.

Razonó que la condena penal por el delito de homicidio


culposo y el desistimiento de la demandante del incidente de
reparación integral allí iniciado, tampoco incidía en las
resultas del proceso, porque: i) no había prueba de que los
demandados hubieren sido vinculados como terceros
civilmente responsables; ii) la fuente o causa de la
indemnización plena de perjuicios del artículo 216 del CST
«es una responsabilidad subjetiva que emana de la conducta
negligente y omisiva del empleador en el cumplimiento de sus
obligaciones generales de seguridad y salud en el trabajo
respecto de sus subordinados»; iii) el origen de aquella
responsabilidad recaía en un bien jurídico tutelado distinto.

Puntualizó que la conducta del liniero motociclista, no


podía calificarse como la de un «agente extraño»; que era
inane que éste hubiere sido condenado penalmente, porque
el presente proceso no se siguió contra él, sino contra Eicon
Ltda. y Eme Ingeniería S. A., es decir, que «no tiene relación
una cosa con la otra» y que, en todo caso, había «[...] otros
elementos de juicio que corroboran el actuar desprovisto de
diligencia y cuidado de las demandas».

Acentúo, relacionado con lo último, que el accidente

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Radicación n.° 82076

laboral se describió así:

[...] el 5 de julio siendo aproximadamente las 5 am, la cuadrilla


conformada por Leonardo Hernández jefe de cuadrillas, Juan
Granados Ramírez liniero, Hermes Bravo liniero, Luis Aparicio
ayudante, Carlos Silva moto liniero de Oca Monte, William
Pimiento moto liniero [...], se dirigieron al sitio del Altillo, ubicado
en el apoyo 4381653 para instalar un subseccionador de
repetición triple, el señor William moto liniero de la zona, se dirige
hasta el arranque número 43811530 ubicación finca San
Lorenzo aguas arriba del sitio de instalación de las cajas para
realizar apertura del circuito, en el lugar de trabajo se verifica
ausencia de tensión, se instala puesta tierra y los señores
Granados y Hermes Bravo inician a laborar en la estructura
RH214 para instalar las cajas de seccionamiento repetitivo de 3
etapas, en el momento que el señor Granados estaba instalando
la última caja, en piso, en tierra, los señores Leonardo y Carlos
inician el diligenciamiento de registro documental de la actividad
realizada, al ser necesario tener el número de apoyo de la
estructura se realizó una llamada por radio punto a punto con el
señor Pimiento, quien se encontraba en la estructura de
arranque, realizando el corte visible, en esta llamada se producen
varias repeticiones y cuando el señor Silva recibe el número de
apoyo, da por terminada la comunicación con la palabra ‘listo’ y
con esta palabra, el señor Pimiento entiende que ‘listo’ es cerrar
el circuito para normalizar el servicio, recibiendo de esta forma el
señor Granados una descarga eléctrica que le ocasiona la
muerte”.

Adicionalmente, según el resumen de causas y


conclusiones del siniestro, emitido por la ARL Sura, en el
suceso confluyeron múltiples circunstancias, a saber:

i) condición sub estándar, línea energizada; ii) aterrizaje


inadecuado del CPT; iii) acto sub estándar, mala interpretación
de los mensajes vía radio; iv) aterrizajes inadecuados del CPT por
parte del equipo de trabajo, factores de trabajo, supervisión de la
labor.

Coligió que lo anterior, en términos de la Resolución n.°


1401 de 2007 y la «NTC 701», equivalía a decir:

1. Que las condiciones del trabajo no eran aptas, porque


las sub estándar hacen referencia a una situación que se

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Radicación n.° 82076

caracteriza por la presencia de riesgos no controlados que


pueden generar accidentes; que, en el caso, la línea estaba
energizada y la instalación de la puesta a tierra era
inadecuada, en otras palabras, aunque se identificó
aislamiento, el mismo era defectuoso y «el reporte del circuito
sobre el que se trabajaba estaba vivo [...] por lo que sin
instrucciones adecuadas no era viable prestar sus servicios en
él».

2. Que no existió un solo acto inseguro o sub estándar,


como el de la mala interpretación del mensaje del señor
Pimiento, sino también el de «aterrizaje inadecuado de la
puesta a tierra por parte del equipo de trabajo»

3. Que la capacitación pre ocupacional, esto es, la que


se debía impartir antes de realizar la labor no fue la
adecuada, en torno al correcto uso de los elementos de
comunicación; que, inclusive, no se acreditó la realización de
tal instrucción, ni la de puesta a tierra, a tal punto que «no
se advierte la prueba producida en juicio que hubiese
producido confirmación de la orden antes de procedera
remover todos los equipos de bloqueo o cerrar el circuito para
energizar la línea».

4. Que tampoco se acreditó la información suministrada


a todos los miembros de la cuadrilla integrada por Leonardo
Hernández jefe de esta, los motolinieros Carlos Silva y
William Pimientos, el liniero Hermes Bravo y el liniero y
víctima, sobre los riesgos a los que estaban expuestos,
mecanismos de prevención o de primeros auxilios.

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Radicación n.° 82076

5. Que aun cuando uno de los linieros, el señor


Hernández, estaba encargado de advertir, relacionar,
demarcar y reseñar el lugar de trabajo, no obró de
conformidad.

Sintetizó que por lo primero, se incumplieron las


obligaciones de los artículos 122 y 123 de la Resolución n.°
2400 de 1979; por lo tercero, las del literal g del artículo 2°
ibidem y «la regla 4 del numeral 8° del procedimiento para
trabajo en redes desenergizadas» y el «literal e del numeral
10.5 del mentado procedimiento, conforme a lo previsto en el
artículo 128 de [aquella] resolución»; por lo cuarto, las del
literal e del artículo 24 del Decreto 614 de 1984 y el artículo
145 de la resolución en cita y por lo quinto, las del numeral
7.3.2 del sistema de gestión de seguridad y salud en el
trabajo, sobre la inspección a las áreas a intervenir y del
numeral 10.6 del manual de procedimiento, respecto de la
instrucción pre operacional.

Anunció que así las cosas, no erró el primer Juez al


imponer condena por la responsabilidad patronal, pues,

En conclusión, las demandadas respecto a la ejecución de las


labores para las que contrataron a Juan Alberto Granados
previendo lo previsible, no lo previeron, forzoso resulta no
disculpar o no es posible exculpar su proceder omisivo frente las
obligaciones generales de seguridad e higiene industrial que
tenían frente a sus trabajadores, en el actuar inseguro de sus
subordinados, fluye que el accidente de trabajo fue producto del
comportamiento abstencionista en la ejecución del PSO, hoy
seguridad de gestión y seguridad en el trabajo que le impelía [...].

Es decir, hubo una implementación formal de esos planes pero


nunca una implementación material y ello las hace responsables

SCLAJPT-10 V.00
23
Radicación n.° 82076

adicionalmente de ese accidente de trabajo de que estamos


hablando en esta sentencia; entonces, contrario a todo lo dicho
por los recurrentes de la ausencia de culpa, aquí está probado el
nexo causal entre el hecho, es decir entre la muerte y el daño,
entre el hecho accidente de trabajo, el daño la muerte de
Granados, la conducta negligente y omisiva de las empleadoras
y consorciadas en la implementación de los deberes de
protección, seguridad, y cumplimiento de las medidas previstas
en su matriz de riesgo ocupacional habida cuenta que devienen
inoperante implementar formalmente un sistema de seguridad
en el trabajo, si el mismo no se ejecuta, es lo mismo que si no
existiera.

Agregó en relación con los demás tópicos de


impugnación, que modificaría i) la tasación de los perjuicios,
porque era necesario disminuir el 25 % del valor de los
ingresos del causante, que al tenor de lo explicado
jurisprudencialmente hubiera destinado a sus gastos
personales y, ii) la condena a Suramericana por concepto de
lucro cesante, pues tal perjuicio fue excluido de la Póliza n.°
08821629 (f.° 805 a 808, ibidem).

Explicó que confirmaría la solidaridad declarada,


porque revisado el convenio comercial entre la electrificadora
y el consorcio; así como sus certificados de existencia y
representación legal (f.° 121 a 123 y 282 a 289, ib), se
advertía «[...] que exist[ió] una relación de causalidad o de
correspondencia entre el giro ordinario de los negocios de la
contratante y la finalidad del contrato ejecutado por el
contratista», a tal punto que la atadura comercial se sostuvo
para la distribución de energía eléctrica y tal misión era del
objeto social de la codemandada, mientras el consorcio se
dedicaba, entre otras, a obras de mantenimiento de redes
eléctricas (f.° 986 a 990, en relación con el CD f.° 991,
ibidem).

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Radicación n.° 82076

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la Electrificadora de Santander S. A.


ESP, concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que se case la segunda sentencia y en sede de


instancia, «revoque los ordinales segundo, tercero, cuarto,
sexto, noveno y décimo» de la primera sentencia, para que en
su lugar se procesa a «negar las pretensiones de la demanda».

Con tal propósito formula dos cargos, por la causal


primera de casación, los cuales no fueron replicados y serán
estudiados conjuntamente, porque a pesar de que se dirigen
por sendas diferentes, se cimentan en iguales normas de la
proposición jurídica y persiguen semejante objetivo.

VI. CARGO PRIMERO

Denuncia la violación indirecta de la ley por aplicación


indebida del artículo 216 del CST, a causa de los siguientes
defectos fácticos:

No dar por demostrado, estándolo, que al momento en que


ocurrió el accidente laboral que segó la vida del señor Juan
Alberto Granados Ramírez, quien desempeñaba el cargo de
liniero red aérea, este hacía parte de una cuadrilla de trabajo
conformada por Leonardo Hernández Vergara (jefe de cuadrilla),
Carlos Silva (motoliniero), Luis Aparicio (ayudante), Hermes
Bravo (liniero), William Pimiento (liniero motociclista).

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 82076

No dar por demostrado, estándolo que el apoyo número 4381653


de la línea eléctrica ubicada en la vereda Pedregal Bajo,
municipio de El Páramo, Santander, en el cual Juan Alberto
Granados y sus compañeros de cuadrilla se encontraban
instalando un seccionador de repetición triple, estaba
desenergizado, condenado, aterrizado y delimitado, de acuerdo
con la reglamentación técnica del sector.

No dar por demostrado, estándolo, que la única causa del deceso


del señor Juan Alberto Granados Ramírez fue el obrar
gravemente culposo del señor William Pimiento (liniero
motociclista), quien en contra de las indicaciones impartidas por
el jefe de la cuadrilla a través de un compañero, cerró el circuito
en el arranque #4381530 ubicado aguas arriba de la línea
eléctrica en la que se encontraba trabajando su compañero el
señor Granados Ramírez, energizando dicha línea eléctrica y
causando de esta manera su muerte.

No dar por demostrado estándolo que Juan Alberto Granados


Ramírez contaba con los elementos de seguridad adecuados para
la labor que realizaba al momento en que ocurrió el accidente que
produjo su deceso y que contaba con todas las acreditaciones
técnicas y profesionales incluida la correspondiente capacitación
para trabajo en alturas.

No dar por demostrado estándolo que todos los trabajadores de


la empresa EICON LTDA que desarrollaron las labores junto a
Juan Alberto Granados Ramírez, eran trabajadores idóneos y
contaban con toda la experiencia y acreditaciones para laborar
en líneas eléctricas.

No dar por demostrado estándolo que el trabajador William


Pimiento (liniero motociclista), era un trabajador debidamente
capacitado, idóneo y con suficiente experiencia en el sector
eléctrico.

No dar por demostrado estándolo, que la emergencia que se


presentó el día 20 de junio de 2013 (sic), con ocasión del
accidente que sufrió el señor Juan Alberto Granados, fue
atendida de manera inmediata por parte de la empleadora, que
se efectuaron en el acto los procedimientos de rescate y que el
fallecido trabajador recibió la atención de primeros auxilios
disponibles en el lugar en el que se encontraban, con la mayor
prontitud.

Alude que aquellos fueron consecuencia de la


apreciación errónea de i) el interrogatorio de parte rendido
por el Ingeniero Juan Pablo Martínez Bernal, representante

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26
Radicación n.° 82076

legal de Eicon Ltda., ii) las «piezas procesales» del juicio penal
que se siguió en el Juzgado Segundo Penal del Circuito
Judicial de San Gil Santander contra William Pimiento, iii) la
copia del sistema de gestión y seguridad en el trabajo de
Eicon Ltda., iv) la copia del contrato de trabajo suscrito por
William Pimiento y Eicon Ltda. y, iv) los formatos de
investigación del accidente laboral y, en específico, de la:

Copia del escrito de acusación emitido en el proceso penal que se


adelantó contra William Pimiento [...].

Copia del acta n.° 237 del Juzgado Segundo Penal del Circuito
Judicial de San Gil Santander, audiencia de celebración de
preacuerdo [...] procesado William Pimiento.

Formato de investigación de incidente y accidentes de trabajo de


empresas afiliadas a ARL SURA Resolución n.° 1401 de 2007,
empleador Consorcio Mantenimiento SDL 2013 y trabajador
accidentado Juan Alberto Granados Ramírez.

Formato de permiso de trabajo en alturas suscrito por el fallecido


señor Juan Alberto Granados Ramírez (f.° 628 a 631).

Copia del contrato individual de trabajo celebrado entre William


Pimiento junto con sus anexos, certificaciones laborales y
certificados de experiencia en el sector eléctrico.

Copia del Sistema de gestión de Seguridad en el Trabajo de


EICON LTDA.

Escrito de acusación por homicidio culposo en la persona de


Juan Alberto Granados formulado por la Fiscalía General de la
Nación el 25 de agosto de 2015.

Acta de la audiencia de celebración de pre acuerdo del Juzgado


Segundo Penal del Circuito Judicial de San Gil Santander y
audiencia de celebración de pre acuerdo [...], suscritas el 24 de
diciembre de 2015.

Auto de fecha 25 de mayo de 2017 por medio del cual el Juzgado


Segundo Penal del Circuito de San Gil acepta el desistimiento del
incidente de reparación integral formulado dentro del proceso [...]
radicación interna 2012/047 por la señora Diana Rocío Rivero
actuando en nombre propio y de su hija menor, a través de
apoderada judicial.

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27
Radicación n.° 82076

Afirma que la conclusión del Tribunal sobre la


existencia de la culpa suficientemente comprobada del
empleador, se opone a la declaración de responsabilidad del
proceso penal seguido contra William Pimiento, en el que se
tuvo como «única circunstancia determinante del fatal
accidente [...] a la conducta gravemente culposa [del
procesado] y su omisión del más elemental cuidado en su
obrar lo que desnaturaliza sus actuaciones como propias del
entorno laboral».

Indica que lo último se sigue del escrito de acusación,


en el que la Fiscalía advierte que:

William conocía que para energizar de nuevo la línea media de


luz eléctrica debía recibir orden o autorización de la persona
encargada de control, sin embargo, lo hizo sin recibir la orden
[...]. Al momento de ejecutar la conducta tenía capacidad de
comprender su comportamiento y capacidad de determinarse de
acuerdo a esa comprensión. Vulneró el deber objetivo de cuidado
que le era exigible al energizar la línea de media luz eléctrica sin
permiso [...].

Así como también, del Acta de la audiencia de


celebración de preacuerdo del 24 de diciembre de 2015, en
la que se evidencia que el encartado buscó un acuerdo con el
ente investigador, para aceptar su responsabilidad, respecto
de las siguientes circunstancias:

Ocurrieron el día 5 de julio de 2013 a las siete de la mañana en


la vereda Pedregal [...] cuando William Pimiento por sí mismo
durante un arreglo de la línea media de la luz eléctrica, luego de
haber suspendido la energía, de haberse comprobado el protocolo
existente aplicado a las cinco reglas de oro establecidas y de
haber reportado el código de apoyo del poste donde se hacía el
arreglo, sin orden o autorización previa del encargado de
cuadrilla, energizó de nuevo el circuito respectivo, encontrándose
todavía el ciudadano Juan Alberto Granados Ramírez subido en

SCLAJPT-10 V.00
28
Radicación n.° 82076

el poste, motivo por el cual recibió una descarga eléctrica, que le


produjo la muerte minuto después.

La Fiscalía General de la nación logró establecer con diversidad


de elementos materiales probatorios y evidencia física que
William Pimiento, fue la persona que para el 5 de julio del año
2013 en momentos en que el señor Juan Alberto Granada
Ramírez, realizaba labores de mantenimiento a una línea media
de mis eléctrica sin recibir a la autorización de la persona
encargada de control, en el que hizo del nuevo el circuito
respectivo, lo que hizo que recibiera una descarga eléctrica [...].

Destaca que el Juzgado Segundo Penal del Circuito


Judicial de San Gil – Santander, en esa diligencia aprobó el
pre acuerdo suscrito por la Fiscalía y el señor Pimiento,
«según las circunstancias consignadas en la parte motiva y a
[la] negociación» de las partes, condenando al acusado a 21
meses y 9 días de prisión.

Insiste que de lo dicho fluye que el actuar del condenado


«fue la única causa determinante del fatal accidente [...] y que
su obrar desprovisto del más elemental cuidado no puede
entenderse como una actuación propia de una relación
laboral»; que la imprudencia de William Pimiento fue de tal
magnitud que se convirtió en un comportamiento extraño a
ese vínculo, que no puede serle imputado al empleador, toda
vez que es imposible ejercer una «vigilancia permanente y
continua de todos y cada uno de os actos que desarrollan sus
trabajadores».

Refiere que si bien es cierto la normativa de seguridad


y salud en el trabajo, impone a los patronos múltiples
obligaciones, que exigen la adecuada selección de su
personal, la verificación del cumplimiento de los requisitos
de idoneidad, el control de factores de riesgos y que estas se

SCLAJPT-10 V.00
29
Radicación n.° 82076

incrementan en actividades como el mantenimiento de redes


eléctricas, también lo es que,

[...] no es razonable concluir que el empleador, de manera directa


e inmediata esté obligado a controlar todos y cada uno de los
actos que desarrolla cada uno de sus trabajadores, mucho menos
cuando estos cuentan con experiencia específica y capacitación
técnica en la materia.

Y es que existen comportamientos que desnaturalizan el ámbito


de la responsabilidad del patrono, como el desarrollado por el
señor William Pimiento [...], ya que se trata de un acto
completamente desprovisto del cuidado que se requiere para las
labores encomendadas, una acción contraria a la más elemental
prudencia en el manejo de las comunicaciones, mucho más
tratándose de actos relacionados con la conducción de energía
eléctrica.

Sostiene que lo enseñado por las pruebas, contraría lo


razonado por el sentenciador, quien aseguró que la
declaración de responsabilidad penal no era óbice para
considerar la ocurrencia de la culpa patronal en el suceso,
porque lo sucedido no estuvo acompañado de hechos
negligentes, omisivos, defectuosos o culposos de Eicon Ltda.,
que hubieran llevado a causar o coadyuvar el irreflexivo
hecho del trabajador que ocasionó el fatal accidente.

Refiere que también erró el Colegiado «al negar valor


probatorio [...] al Auto del 25 de mayo de 2017 (f.° 999 a
1002)», en el que el Juez penal aceptó el desistimiento del
incidente de reparación integral interpuesto por la
demandante en nombre propio y en el de su hija, así:

[...] La señora Diana Rivero madre y representante legal de la


menor ofendida en memorial que antecede solicita que se dé por
terminado el incidente de reparación integral en consideración a
que para reclamar el resarcimiento de los perjuicios causados
significa un proceso laboral por responsabilidad patronal.

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Radicación n.° 82076

En este orden de ideas encuentra el despacho que se han


cumplido los principios perseguidos con el incidente [...], por lo
que se admitirá el desistimiento [...] en consecuencia se
dispondrá dar por terminado [...]»

Argumenta lo anterior porque i) el sentenciador partió


de una premisa errada al argumentar que la responsabilidad
del artículo 216 del CST emana de una conducta negligente
del empleador, lo que no ocurrió y, ii) según la sentencia CSJ
SP8463-2017 «Los ciudadanos no pueden acudir de manera
sucesiva a los procedimientos de reparación e indemnización
que prevén los distintos regímenes de responsabilidad, con el
fin de buscar una respuesta que satisfaga sus pretensiones».

Advierte que el Juez de la alzada, igualmente, incurrió


en dislate al afirmar que faltó diligencia y cuidado en la
ejecución del plan de salud ocupacional, en especial, en lo
relativo al subprograma de higiene y seguridad industrial en
lo que atañe a la delimitación o demarcación de áreas de
trabajo y la realización de programas de inducción y
reinducción y formación de personal, porque esa aseveración
está contradicha con las investigaciones del accidente de
folios 489 a 490, ibidem.

Ilustra que, en efecto, el Formato de investigación de


incidentes y accidentes de trabajo del 18 de julio de 2013,
concluyó que el 20 de junio de esa anualidad,

[...] el trabajador recibió inducción correspondiente al tema de


seguridad industrial y salud ocupacional y entre paréntesis
políticas programa de salud ocupacional copas o reglamento de
higiene y seguridad industrial sistema general de riesgos
profesionales riesgos y controles elementos de protección trabajo
en alturas riesgo eléctrico.

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Radicación n.° 82076

El trabajador se le hizo entrega de los elementos de protección


personal dotación y equipo de trabajo en alturas para que el
desarrollo de sus labores dichos de elementos equipos y dotación,
así como las herramientas y equipos utilizados cuentan con los
certificados de calidad y cumplimiento de normas técnicas que
rigen el sector eléctrico.

Asegura que de esa documental tampoco se infiere que


el empleador no hubiere controlado los riesgos ocupacionales
que debieron prever en su matriz de peligros y riesgos a los
que se expuso el causante, según lo razonó el Colegiado; que
en contraposición, aquella documental y el formato de
permiso en alturas suscrito por el fallecido (f.° 628 a 631, ib),
demuestra que la empleadora realizó todos los actos de
planificación, analizó el lugar de trabajo y sus diferentes
riesgos.

Exalta que, en efecto, la última prueba enlista los


elementos de protección portados por el trabajador, los
distintos riesgos a los que estaba sometido y las medidas de
prevención generales; que dichos aspectos fueron analizados
por los empleados, incluido Juan Alberto Granados, quien
suscribió el documento en calidad de «responsable de realizar
la labor, junto con sus compañeros».

Dice que la diligencia que esa prueba evidencia, estaba


confirmada con las manifestaciones realizadas por Juan
Pablo Martínez Bernal, representante legal de Eicon Ltda.,
quien expuso: i) que los trabajadores que pertenecían a la
cuadrilla contaban con los elementos de protección personal;
ii) que los equipos de comunicación eran nuevos e idóneos
para lograr esta en medios rurales y, iii) que la empresa

SCLAJPT-10 V.00
32
Radicación n.° 82076

contaba con brigada de emergencia en el momento que


ocurrió el accidente laboral.

Concluye que,

De haber realizado una adecuada estimación de los medios de


convicción reseñados, el juzgador habría arribado a la conclusión
de que el actuar negligente y gravemente culposo del señor
William Pimiento, hecho plenamente acreditado en el expediente
es la causa eficiente del infortunio laboral y que esa actuación
deliberada e irreflexiva de [éste] no es atribuible en modo alguno
al empleador (f.° 59 a 65, ibidem)

VI. CARGO SEGUNDO

Señala que el Tribunal vulneró por la vía directa, por


infracción directa, los artículos 58 del CST y 167 del CPC; así
como también interpretó con error el artículo 216 del CST.

Estima que el Colegiado equivocó la intelección del


último precepto al darle un sentido que no corresponde, por
cuanto, según esa norma, la culpa del empleador en el
accidente de trabajo debe estar plenamente comprobada; que
sin embargo «atribuyó responsabilidad por culpa patronal a la
demandada, con fundamento en hechos que no originaron el
infortunio laboral».

Considera que el Juez de la apelación no tuvo en cuenta


los elementos que deben estar presentes para endilgar
responsabilidad patronal, esto es, la existencia de un
accidente; la culpa imputable al empleador y el nexo causal
entre ambos, pues aunque los mencionó,

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Radicación n.° 82076

[...] y aceptó como una premisa fáctica que el accidente laboral


en el que pereció el señor Granados Ramírez ocurrió como
consecuencia del actuar gravemente culposo del señor William
Pimiento [...] se abstuvo inexplicablemente de atribuir a esa
conclusión la consecuencia jurídicamente aplicable cual es,
exonerar de la responsabilidad a la empleadora y en tal virtud
interpretó erradamente el artículo 216 del CST.

Refiere que por lo anterior la segunda instancia se


abstuvo de dar aplicación del artículo 167 del CPC, porque
no le exigió a la demandante cumplir con la carga procesal
de acreditar el supuesto de hecho necesario para conseguir
las consecuencias jurídicas que perseguía.

Concluye que el Colegiado,

[...] atribuyó responsabilidad a las empleadoras y solidariamente


a ESSA con fundamento en el régimen de culpa patronal, aun
cuando el actuar totalmente desprovisto del cuidado mínimo y
contrario a las órdenes que le fueron impartidas, de William
Pimiento, tiene la virtualidad necesaria para destruir la relación
causal entre el hecho del empleador y el daño, siendo que el
hecho dañoso jamás hubiese ocurrido de no haber mediado el
actuar culposo del señor William Pimiento.

Y es que el comportamiento desplegado por el señor Pimiento,


desnaturaliza el ámbito de la responsabilidad del patrono [...].

Por lo expuesto, la decisión del Juez Colegiado es abiertamente


ilegal en cuanto desconoce la estructura lógica del artículo 216
del CST y socava el régimen subjetivo establecido en este artículo
e igualmente vulnera el artículo 177 del CGP en cuanto omite la
carga de probar la relación causal entre los actos del empleador
y el accidente laboral ocurrido al señor Juan Alberto Granados
(f.° 65 y 66, ibidem).

VII. CONSIDERACIONES

El Tribunal confirmó la declaración de existencia de


culpa patronal en el accidente que sufrió el compañero y
padre respectivo de las accionantes, tras considerar en el

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34
Radicación n.° 82076

contexto jurídico:

i) Que las obligaciones de protección y cuidado de los


artículos 56 y 57 del CST, a cargo del empleador, son de
medio y le imponen a éste tener la diligencia de un buen
padre de familia.

ii) Que el empresario en el marco de esas obligaciones;


así como del artículo 216 del CST, debe responder por los
daños causados a sus trabajadores con la exposición a los
riesgos ocupacionales, hasta por la culpa leve.

iii) Que ese resarcimiento se genera como resulta de «[...]


una responsabilidad subjetiva [que se sigue] de la conducta
negligente y omisiva del empleador en el cumplimiento de sus
obligaciones generales de seguridad y salud en el trabajo
respecto de sus subordinados».

iv) Que según los artículos 2°, 122, 123 de la Resolución


n.° 2400 de 1979 y 24 del Decreto 614 de 1984, la
empleadora debía velar porque sus trabajadores realizaran la
actividad sobre las redes desenergizadas, bien aislados de
tierra, después de realizar una charla pre operacional sobre
los riesgos a los que estaban expuestos, los mecanismos de
prevención, los primeros auxilios y específicamente, los
medios de comunicación.

v) Que la inobservancia de los deberes de cuidado «[...]


es prueba fehaciente de su culpa en el acaecimiento del suceso
laboral».

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35
Radicación n.° 82076

vi) Que para la exoneración de esa responsabilidad no


es suficiente demostrar la existencia de un sistema de gestión
de seguridad y salud en el trabajo o la capacitación de sus
servidores, en tanto que es necesario que se pruebe que veló
por la ejecución de los protocolos que dispuso para el efecto.

vii) Que la responsabilidad de sus agentes o


representantes comprometen la suya propia.

viii) Que, en consecuencia, la condena penal de uno de


éstos en la ocurrencia del accidente de trabajo no exonera la
culpa patronal, sino que, por el contrario, la ratifica.

ix) Que el trámite penal seguido contra otro trabajador


de la empresa, por la ocurrencia del infortunio laboral, no
excluye la demanda generada en la indemnización plena y
ordinaria, por tratarse de acciones que cubren bienes
jurídicos distintos.

x) Que el desistimiento que presentaron las


demandantes en el incidente de reparación integral tampoco
podría tener efecto, porque no lo realizaron respecto de Eicon
Ltda. y Eme Ingeniería S. A., que eran las condenadas en el
presente asunto.

Por su parte, en el aspecto fáctico consideró:

1. Que estaba demostrado que entre el Consorcio de


Mantenimiento SDL 2013 y Juan Alberto Granados Ramírez,

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36
Radicación n.° 82076

existió un contrato de trabajo, por el cual el último ejerció las


labores de liniero aéreo de red eléctrica.

2. Que el 5 de julio de 2013, el señor Granados, junto


con su jefe de cuadrilla, otro liniero aéreo y el motorizado,
William Pimiento, se encontraban realizando mantenimiento
y reparación de las redes eléctricas para «instalar un sub
seccionador de repetición triple» en la Vereda Pedregal del
Municipio de Páramo – Santander.

3. Que el accidente ocurrió cuando el primero se


encontraba subido en el poste de electricidad y el señor
Pimiento, quien estaba en la estructura de arranque
realizando el corte visible, cerró el circuito de energía.

4. Que, en efecto, según el reporte del suceso:

[...] los señores Leonardo y Carlos inician el diligenciamiento de


registro documental de la actividad realizada, al ser necesario
tener el número de apoyo de la estructura se realizó una llamada
por radio punto a punto con el señor Pimiento, quien se
encontraba en la estructura de arranque, realizando el corte
visible, en esta llamada se producen varias repeticiones y cuando
el señor Silva recibe el número de apoyo, da por terminada la
comunicación con la palabra ‘listo’ y con esta palabra, el señor
Pimiento entiende que ‘listo’ es cerrar el circuito para normalizar
el servicio, recibiendo de esta forma el señor Granados una
descarga eléctrica que le ocasiona la muerte”.

5. Que William Pimiento, representante del empleador,


fue declarado culpable del delito de homicidio culposo por
ese hecho.

6. Que la ocurrencia del accidente de trabajo fue


consecuencia del acto imputable a ese agente, pero también,

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Radicación n.° 82076

al «actuar desprovisto de diligencia y cuidado de las


demandadas», en tanto que en ese suceso concluyeron
múltiples circunstantes, a saber:

6.1. Las condiciones del trabajo no eran aptas para


realizar la ejecución del servicio programado el 5 de julio de
2013, cuando Juan Granados falleció como consecuencia de
la descarga eléctrica que recibió, por lo que en esa actividad
se desconocieron las obligaciones de los artículos 122 y 123
de la Resolución n.° 2400 de 1979, que imponían cerciorarse
de que los circuitos estuvieran «bien aislados de tierra, y de
que el circuito en investigación esté abierto».

6.2. A pesar de que los integrantes del consorcio,


conocían el riesgo al que exponían a sus trabajadores y los
compromisos que habían asumido en el plan de salud
ocupacional, no suministraron, como debían, la capacitación
pre operacional en el uso de los medios de comunicación, lo
que incidió en el asunto, en tanto que, según la descripción
del accidente de trabajo, la descarga se produjo después de
que el señor Pimiento cerró el circuito de energía, al escuchar
la palabra «listo», posterior a la llamada que recibió de un
miembro del equipo, que se encontraba con el fallecido.

6.3. No se acreditó la información entregada a todos los


miembros de la cuadrilla, entre ellos, al mencionado liniero
motorizado, que según el organigrama era agente o
representante del empleador, sobre los riesgos a los que
estaban expuestos, los mecanismos de prevención o los
primeros auxilios, con lo cual se vulneraron los deberes del

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Radicación n.° 82076

literal g del artículo 2° de la Resolución n.° 2400 ibidem y del


literal e del artículo 24 del Decreto 614 de 1984.

6.4. En síntesis, el empleador implementó formalmente


los plantes sobre prevención de riesgos ocupacionales, pero
no ejecutó las obligaciones que de él se desprendían, en
especial las plasmadas en los numerales 7.3.2., 8° y 10.6 del
manual sobre procedimientos para labor en redes
desenergizadas.

Por su parte, la recurrente denunció respecto de los


aspectos jurídicos de la decisión, en el segundo cargo, que el
Tribunal infringió directamente los artículos 58 del CST y
167 del CGP antes 177 del CPC; así como también, que
interpretó con error el artículo 216 del CST, al confirmar la
declaratoria de culpa patronal con fundamento en hechos
que no originaron el infortunio laboral, porque a pesar de que
dio por demostrada la responsabilidad de William Pimiento
en la ocurrencia del deceso de Juan Alberto Granados
Ramírez, se abstuvo de exonerar a la empleadora de la
indemnización plena y ordinaria de perjuicios.

En punto de lo fáctico, en el ataque inicial, dijo que el


sentenciador apreció con error el interrogatorio de parte de
Juan Pablo Martínez Bernal y las documentales que enlistó,
en especial, el escrito de acusación, el acta de preacuerdo y
la sentencia penal, de las que se infería que la «única
circunstancia determinante del fatal accidente [fue] la
conducta gravemente culposa [del señor William Pimiento] y su
omisión del más elemental cuidado en su obrar lo que

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Radicación n.° 82076

desnaturaliza sus actuaciones como propias del entorno


laboral».

Expuso, adicionalmente, que el Tribunal se equivocó al


negar valor probatorio al auto que aceptó el desistimiento del
incidente de reparación integral dentro del proceso penal,
debido a que, según la jurisprudencia, a las partes no le es
dable acudir sucesivamente a los procedimientos de
reparación con el fin de satisfacer sus intereses; así como
también, al concluir que faltó diligencia y cuidado en la
ejecución del plan de salud ocupacional, porque contrario a
lo que halló, demostró que capacitó a sus trabajadores,
suministró los elementos de trabajo necesarios, los equipos
de comunicación adecuados y contó con brigada de
emergencia.

Realiza la Sala el anterior análisis de contexto, para


advertir que la acusación no logra derribar la presunción de
legalidad y acierto de la sentencia impugnada, si se tiene en
cuenta que para ello era imprescindible que cuestionara por
la vía jurídica los argumentos de esa naturaleza y por la
fáctica, la totalidad de valoraciones que realizó el segundo
sentenciador.

Efectivamente la acusación, en la senda de puro


derecho, no derribó ninguno de los asertos cardinales
previamente enlistados en los puntos i) a x), respecto de los
cuales el Juez de la apelación aseveró que la culpa de los
agentes o representantes del empleador comprometían a
éste; que la última, siendo subjetiva, aparecía demostrada

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 82076

con la acreditación de la negligencia del patrono, esto es, el


incumplimiento de los deberes de protección y cuidado; que
en relación con estos, la empresa tenía la obligación de
suministrar una charla pre operacional sobre los riesgos y
los medios de comunicación y que, tratándose la
responsabilidad penal de una distinta a la generada en el
artículo 216 del CST, las resultas en el proceso de esa
naturaleza, no incidían en el presente, máxime si en aquél
no había sido vinculado al dispensador del trabajo de la
víctima.

Así se dice, porque en el cargo analizado, la


impugnación enfiló sus esfuerzos en hacer prevalecer
determinada lectura normativa del artículo 216 del CST, pero
distante de las premisas fácticas planteadas por el Colegiado,
esto es, sin mostrarse conforme, como debía, al tenor de lo
adoctrinado por la Sala, entre muchas otras, en las
sentencias CSJ SL4019-2019; CSJ SL4397-2020; CSJ
SL1025-2021; CSJ SL1073-2021; CSJ SL1471-2021;
SL1902-2021 y CSJ SL1930-2021, con las conclusiones
probatorias del sentenciador.

Nótese además que en el ataque que se estudia, la


recurrente pasó por alto que si bien es cierto, el segundo Juez
dio por acreditado que William Pimiento fue condenado por
el delito de homicidio culposo, por el que perdió la vida Juan
Alberto Granados Ramírez, también lo es que descartó el
eximente de responsabilidad propuesto por las demandadas

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 82076

sobre la existencia de un «agente extraño».

Por consiguiente, a la luz de lo último y de los demás


fundamentos fácticos reseñados, no podría enrostrarse al
juzgador de la apelación haber desconocido el escenario
subjetivo en el que se compromete la responsabilidad
patronal, como se le adjudicó, pues que hizo alusión a ese
elemento normativo y además, desde las pruebas, lo
encontró acreditado.

Al hilo de lo anterior, la acusación exigió a la Corte por


la vía jurídica, realizar un escrutinio de las piezas
probatorias, a pesar de que ello es ajeno a la senda de puro
derecho, según se ha resaltado en casos semejantes, por
ejemplo, en las sentencias CSJ SL392-2019; CSJ SL492-
2021 y CSJ SL1530-2021.

Tal conclusión la ratifica el argumento que expone la


recurrente, según el cual:

el [comportamiento del] señor Pimiento, desnaturaliza el ámbito


de la responsabilidad del patrono, ya que se trató de un acto
completamente desprovisto del más elemental cuidado que se
requiere para las labores encomendadas, una acción contraria a
las órdenes de sus superiores y que contraviene la más elemental
prudencia en el manejo de las comunicaciones. Mucho más
tratándose de actos relacionados con la conducción de energía
eléctrica.

En efecto, el análisis de esas premisas, es decir, la


determinación de si el actuar del trabajador involucrado en
el accidente laboral, tiene la virtualidad de desligar el nexo
de causalidad entre el fatal desenlace y las omisiones
imputadas al empleador, por haber sido uno contrario a las

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Radicación n.° 82076

órdenes de su superior, son unas circunstancias que la


Corporación sólo podría razonar por el sendero fáctico.

Ahora, si por lo explicado, con apego a lo señalado en la


sentencia CSJ SL1073-2020, la Sala procediera a estudiar
«[...] la acusación con abstracción de cualquier debate de
carácter probatorio», tendría que advertir que el cargo carece
de sustentación, en razón a que, de un lado, no obstante
denunció la infracción directa del artículo 58 del CST, no
argumentó si el Tribunal ignoró la norma, si se rebeló contra
ella o si le restó validez en el tiempo o en el espacio, esto es,
no indicó de qué forma el sentenciador pudo haber incurrido
en dicha afrenta normativa; así como tampoco señaló la
manera en que ese precepto resultaba aplicable a la situación
analizada.

De tal suerte que, al tenor de lo asentado en la


providencia CSJ SL14481-2016, «[...] la Corte no puede entrar
a suponer los reproches que debían plantear de manera
expresa […], en virtud del principio dispositivo que gobierna la
casación del trabajo».

Mientras que, de otro, aunque cuestionó la


interpretación errónea del artículo 216 del CST, lo hizo a
partir de premisas argumentativas falsas, pues afirmó que el
Juez de la alzada, alejado de la lógica de dicho precepto,
desconoció que la responsabilidad patronal es subjetiva.

Sin embargo, se insiste, el sentenciador hizo énfasis en


ese presupuesto, no solo para explicar de qué manera se

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Radicación n.° 82076

estructuraba la culpa del empresario en la ocurrencia del


accidente de trabajo, en relación con los artículos 56 y 57 del
CST y 63 del CC, sino para diferenciar la acción
indemnizatoria que genera esa fuente normativa, de la de tipo
penal que se inició contra William Pimiento, sujeto distinto
del empleador, pero que, por su condición de representante,
le comprometía.

Por tanto, desde ya, precisa la Sala que la censura dejó


indemne las premisas jurídicas de la sentencia, con graves
efectos en su interés litigioso.

De otra parte, por el sendero fáctico, halla la


Corporación que la intención de la impugnante es hacer
prevalecer lo que acreditan unas pruebas sobre otras, en
específico, lo que bajo su particular visión considera que
demuestra la sentencia penal, por medio de la cual se
condenó al liniero motorizado del homicidio culposo de Juan
Alberto Granados Martínez.

En efecto, la acusación insiste que en contraposición a


lo concluido por el Tribunal, la única causa que generó el
infortunio laboral, fue el comportamiento imprudente del
señor Pimiento y que, en todo caso, las demás pruebas que
enlistó enseñan que la empleadora actuó diligentemente.

Sin embargo, al respecto, resulta oportuno precisar,


que los yerros fácticos que conducen a casar un proveído,
son aquellos a los que llega el sentenciador por
desconocimiento de la prueba o por su errónea apreciación,

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Radicación n.° 82076

pero con connotación de evidentes, manifiestos o


protuberantes, conforme se ha explicado en las sentencias
CSJ SL2574-2019; CSJ SL4444-2019; CSJ SL2610-2020;
CSJ SL3827-2020; CJS SL1221-2021 y CSJ SL1529-2021.

Destaca la Corte la anterior regla, porque a pesar de que


el argumento de la impugnación es sugestivo, no es tarea del
Juez extraordinario definir a cuál de los litigantes desde el
mérito de las pruebas le asiste la razón, debido a que ese
ejercicio de valoración es propio de las instancias y se
inscribe en la libertad de formación del convencimiento y en
la sana crítica, garantizada, mediada su razonabilidad, por
el artículo 61 del CPTSS.

Así lo ha orientado inveteradamente la Corporación,


como se constata en las sentencias CSJ SL2051-2014 y CSJ
SL483-2021, con referencia en la CSJ SL, 23 mar. 2001, rad.
15148, que explica: «[...] el hecho de no compartir la censura
la razonable estimación efectuada por el fallador a las
pruebas existentes en el expediente no constituye
necesariamente un yerro ostensible», por lo cual, como se dijo
en la providencia CSJ SL13529-2016, «[...] salvo que [las]
apreciaciones [probatorias del Tribunal] se alejen de la lógica
de lo razonable o atenten marcadamente contra la evidencia,
la Corte no puede invadir y contraponer su propio criterio
valorativo al de los juzgadores».

Exalta la Sala esos lineamientos jurisprudenciales,


porque la censura no demostró la existencia de un defecto de
la entidad reseñada, debido a que para ello debía acreditar

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Radicación n.° 82076

una equivocación probatoria en la valoración de los


elementos de fuente calificada, posteriormente, en las que no
tienen esa naturaleza, pero que cimentaron lo concluido por
el Juez de la alzada y, finalmente, argumentar cómo esos
yerros de apreciación incidieron en la infracción normativa
denunciada, lo cual no realizó.

Sobre el particular, se explicó en la sentencia CSJ


SL5158-2018, que:

[...] al recurrente compete destruir todos y cada uno de los


razonamientos esenciales sobre los cuales se soporta el fallo
atacado, pues nada conseguirá si, aún con razón, ataca uno o
apenas algunos de los que constituyeron esos basamentos, pues
con apenas quedar uno en pie sobre él se mantendrá indemne,
dadas las presunciones de legalidad y acierto que lo revisten [...].

Lo anterior igualmente traduce que si el fallo del Tribunal soporta


sus razonamientos esenciales en diversos medios de prueba,
competa al recurrente en casación atacar todos y cada uno de
ellos, demostrando el o los yerros que con el carácter de
manifiestos, protuberantes u ostensibles se derivan de su falta o
errónea apreciación, empezando por los enlistados en el artículo
7° de la Ley 16 de 1969, pues si deja libres de examen alguno o
algunos de ellos, o solo se ocupa de los razonamientos
provenientes de medios probatorios no calificados en la casación
del trabajo, o no reprocha estos segundos debiendo hacerlo, la
sentencia atacada permanecerá soportada en el o los medios de
prueba que no fueron cuestionados, calificados o no, o
simplemente no podrá ser objeto de estudio por no aparecer
acreditado siquiera un yerro de tal naturaleza sobre los medios
que sí aparecen como calificados en la citada disposición.

Concluye la Sala lo anterior, porque a pesar de que el


Tribunal fundó su decisión en i) el programa de salud
ocupacional – sistema de gestión de la seguridad y salud en
el trabajo (f.° 596 a 617, cuaderno del Juzgado); ii) el manual
de procedimiento en redes desenergizadas (f.° 618 a 627,
ibidem); iii) el formato de inducción del señor Granados (f.°
667, ib); iv) el formulario de visita del Ministerio del Trabajo

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Radicación n.° 82076

(f.° 224 a 291, ibidem); v) los formatos de capacitación para


el trabajo en alturas, entrega de elementos de protección
personal contra caídas y su inspección (f.° 628 a 632, ib); vi)
las certificaciones de aptitud laboral (f.° 156 a 169, 302 a
315, 204 a 354 y 440 a 452, ibidem); vii) las copias sobre las
calidades de los elementos de trabajo (f.° 177, 178, 179, 181,
187-189-203, 323, 324, 333-335, 461, 468, 469 y 471-473,
ib).

Así como en viii) el formato de inspección técnica a


cadáver (f.° 522 a 528, ibídem); ix) el contrato de William
Pimiento (f.° 202 a 212, ib); x) la confesión en la réplica a la
demanda, sobre el incumplimiento de las funciones por parte
de un representante o agente del empleador; xi) el formato de
investigación de incidentes y accidentes de trabajo para
empresas afiliadas a la SR Sura (f.° 351 a 354, ib); xii) la
sentencia penal proferida contra el liniero motorizado (f.° 232
a 240, ib) y, xiii) el auto que acepta un desistimiento (f.° 999
a 1002, ibidem), la impugnante únicamente se refirió a los
medios de convicción enlistados en los puntos i), ix), xi), xii) y
xiii).

Lo señalado no es de poca monta en el particular,


debido a que la falta de confrontación de los restantes
elementos, deja en firme las premisas del sentenciador,
según las cuales:

1. El manual de procedimiento en redes desenergizadas,


imponía la obligación al empleador de brindar una charla pre
operacional a los integrantes de la cuadrilla, esto es, al

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Radicación n.° 82076

fallecido, pero también, a William Pimiento, agente o


representante del empleador (superior en el organigrama de
la empleadora del señor Granados), quien aceptó su
responsabilidad penal en la ocurrencia del infortunio, sobre
los riesgos a los que estaban expuestos y respecto el uso de
los elementos de comunicación.

2. La prueba documental sobre las capacitaciones,


inducciones, re inducciones o suministro de elementos de
protección, no da cuenta que se hubiera cumplido ese deber
por parte del jefe de la cuadrilla, es decir, el señor Leonardo
Hernández o de un ingeniero SISO, como lo exigía el sistema
de gestión de la seguridad y salud en el trabajo.

3. Lo anterior influyó en el desenlace fatal, porque


William Pimiento energizó la torre en la que estaba ubicado
el señor Granados, una vez interpretó con error un mensaje
enviado por el señor Hernández quien, tras pedir un dato
numérico de la zona de arranque, finalizó la comunicación
con la palabra: «listo».

Luego, como a la luz de esas consideraciones, se


enfatiza, no derribadas por la censura, la omisión adjudicada
al empleador, esto es, la falta de preparación antes de la
operación sobre las condiciones de comunicación en el
terreno para energizar la torre, evidencian el nexo de
causalidad que pretende cuestionar la censura, entre la
conducta desplegada por el liniero motorizado, quien fue
condenado penalmente y el desenlace fatal del suceso cuya
responsabilidad se endilgó a las demandadas, no podría la

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Corte, por virtud de lo explicado, imponer un criterio de


valoración diferente al del Tribunal.

Conclusión que no impide que de todas maneras que la


Corporación asiente, en desarrollo de su jurisprudencia
sobre las importantes cargas que tiene el empleador en la
protección de la vida y la salud de sus trabajadores, las
cuales fluyen de los artículos 56 y 57 numerales 1° y 2° del
CST, que en la realización de actividades de alto riesgo para
esos bienes jurídicos de sus subordinados, que involucren la
ejecución coordinada y mancomunada de grupos de estos,
deben implementar protocolos de comunicación clara y
precisa entre los operarios, por tanto inequívoca, que
permitan su realización segura para quienes en su
cumplimiento soportan mayor riesgo.

Obligación que apareja no solo adoptar tales protocolos,


sino su divulgación, entrenamiento repetitivo, utilización
efectiva en la labor y supervisión de su cumplimiento por
quienes están obligados a ello.

Ahora, al margen de lo considerado, halla la


Corporación que examinadas las piezas probatorias aludidas
por la recurrente, tampoco se advierte que el sentenciador
hubiere distorsionado lo que ellas refieren y menos, que
tuvieren la virtualidad de desquiciar lo concluido, por
cuanto:

1. Si bien en el escrito de acusación que obra a folios


138 a 141, ibidem, se dice que:

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[...] William Pimiento, por sí mismo, durante un arreglo de la línea


media de la luz eléctrica, luego de haber suspendido la energía,
de haberse comprobado el protocolo existente, aplicando las
cinco reglas de oro establecidas y de haber reportado el código de
apoyo del poste donde se hacía el arreglo, sin orden o
autorización previa del encargado de la cuadrilla, energizó de
nuevo el circuito respectivo, encontrándose todavía el ciudadano
Juan Alberto Granados Ramírez, subido en el poste, motivo por
el cual, recibió una descarga eléctrica, que le produjo la muerte
minutos después.

William conocía que para energizar de nuevo la línea media de


luz eléctrica debía recibir orden o autorización de la persona
encargada del control y sin embargo, lo hizo sin recibir la orden,
lesionando sin justa causa, el bien jurídico tutelado de la vida e
integridad personal.

Al tenor de los artículos 336 y 337 del Código Penal, que


regulan dicha actuación del ente investigador del Estado y
que otorgan entidad a lo que demuestra la documental, se
tiene que tal descripción no puede constituir la prueba de lo
acontecido, porque es simplemente la «relación clara [...] de
los hechos jurídicamente relevantes», que llevaron a la Fiscalía
a señalar con apariencia de probabilidad la autoría o
participación en un delito.

Por tanto, como quiera que, en otras palabras, aquel


escrito constituye la promesa de lo que el Estado demostrará
en juicio más allá de toda duda razonable, por sí solo no
acredita, como lo pretende la censura, que los miembros del
equipo del que hacía parte el fallecido, hubieren obrado con
el protocolo necesario para evitar el infortunio que costó la
vida al causante.

Tampoco demuestra, que el empleador hubiere


suministrado la capacitación pre operacional al liniero

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motorizado y al jefe de cuadrilla sobre la forma en que debían


comunicarse para proceder con la activación de la energía en
el poste de luz, que es lo que, en últimas, con criterio de
razonabilidad, sostiene la sentencia combatida.

2. Aunque en el Acta n.° 237 del 24 de noviembre de


2015, por medio de la cual se extiende la diligencia de
aprobación de preacuerdo ante el Juzgado Segundo Penal del
Circuito (f.° 142 a 143, ibidem), se indica que el funcionario
decidió:

APROBAR el Acta de Preacuerdo firmada entre la Fiscalía


Séptima Seccional y el imputado [...] pues no se observan
irregularidades o violación de garantías fundamentales ni vicios
del consentimiento que puedan invalidarlo e igualmente dentro
del control material.

Al expediente no se allegó el convenio al que arribaron


la Fiscalía y el acusado, en el que se verifiquen los términos
de la aceptación de los cargos y como consecuencia de ello,
los hechos que cimentaron la responsabilidad penal del
señor William Pimiento, por lo que, en relación con esa
prueba, tampoco es posible advertir que éste hubiere sido
suficientemente capacitado sobre las reglas de comunicación
en los procedimientos de torres desenergizadas.

3. A pesar de que la sentencia proferida por el Juzgado


Segundo Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento,
del 24 de 2015, narra como hechos relevantes los expuestos
por la Fiscalía, transcritos en el formato de la acusación, lo
que en realidad concluyó el Juez de conocimiento y, por ende,
ha de ser lo que se tenga por acreditado como cimento de la

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Radicación n.° 82076

responsabilidad penal, es que:

La Fiscalía General de la Nación, logró establecer con diversidad


de elementos materiales probatorios y evidencia física que
William Pimiento, fue la persona que para el 5 de julio del año
2013, en momentos en que el señor Juan Alberto Granados
Ramírez, realizaba labores de mantenimiento a una línea media
de luz eléctrica, sin recibir la autorización de la persona
encargada del control, energizó de nuevo el circuito respectivo, lo
que hizo que recibiera una descarga eléctrica, que le produjo la
muerte minutos después (f.° 232 a 240, ibidem).

Sin embargo, encuentra la Corporación que en el plano


probatorio, dicha conclusión no se opone a la del Colegiado,
por lo menos no en forma protuberante o evidente, porque
éste no desconoció que William Pimiento fue quien energizó
la torre y que lo hizo sin recibir una orden formal del jefe de
cuadrilla.

Por el contrario, reconocidas esas circunstancias,


atribuyó lo ocurrido, con importancia, entre muchas otras
cosas, a que el empleador no preparó a sus trabajadores para
sobrellevar la comunicación al respecto de manera clara y
contundente y que, en razón a que aquél era un superior en
la escala organizacional del fallecido, había comprometido,
por ese solo hecho, la responsabilidad del consorcio.

Ahora, al margen de lo considerado, insiste la Sala que


el análisis del Tribunal cuenta con soporte probatorio
razonable, en tanto que, según el procedimiento de trabajo
en redes desenergizadas, cuya apreciación no cuestionó el
cargo, existían ciertas labores de supervisión y vigilancia,
sobre las que la empleadora no puede, como lo pretende el
recurrente, exonerar su responsabilidad, aduciendo que no

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52
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resultaba posible ejercer la vigilancia de forma permanente.

Así se dice, por cuanto, según esa documental, el jefe


de cuadrilla o liniero encargado en campo, esto es, con la
posibilidad de ejercer el control pertinente, aunque fuera por
una única vez, previo al inicio de la actividad, debía:

i) comprobar que «[...]todos los operarios a su mando


compred[ían] plenamente la tarea que se les ha[bia] asígnado,
especialmente lo que atañe a riesgos posibles y su forma de
evitarlos».

ii) «[...] manejar la comunicación por radio del grupo,


cerciorándose de que los mensajes [fueran] comprendidos en
su totalidad entre los moduladores»;

iii) «[...]planear la actividad incluyendo la identificación


de peligros, [...]así como definir roles antes de iniciar la
actividad»;

iv) «dar la autorización para normalizar un circuito


verificando e informando previamente que ya todo el personal
está en piso y fuera de línea, retirado de la operación y no hay
riesgo de contacto con energía»;

v) «dar cabal protocolo de comunicación de la ESSA para


la apertura y cierre de circuitos» (f.° 621, ib).

Lo último con impacto en el asunto, si se tiene en


cuenta que dentro de las «cinco reglas de oro», prescritas por

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la misma empleadora como condiciones necesarias de


seguridad, en punto de aquellos patrones de comunicación,
exigía que en casos como el descrito, es decir, «[...] cuando la
apertura del circuito [eléctrico] involucra[ba] coordinar con un
operador distante», que los trabajadores que se interpelaban
(jefe de cuadrilla o liniera encargado y el motorizado)
atendieran «el Reglamento técnico de Instalaciones (RETIE)», el
cual ordena «[...] que las comunicaciones se hagan con base
en un código establecido por la empresa, o utilizando el código
Q (el que usan los radioaficionados e incluso los taxistas)» (f.°
622, ib).

En efecto, sobre el particular, el artículo 12 de la


Resolución n.° 90404 de 2013, vigente para la época del
accidente laboral, por medio de la cual se adopta aquél
reglamento, en aras de garantizar que el servicio de
electricidad pueda ser prestado preservando la integridad de
las personas, los bienes y las cosas, el cual además contiene
los requisitos mínimos de seguridad que deben guardarse en
las instalaciones eléctricas, al tenor del literal c del artículo
4° de la Ley 143 de 1994 y el artículo 8° de la Ley 1264 de
2008, ordena perentoriamente que:

Cada maniobra o trabajo que se realice en una línea, red o


equipo energizado o susceptible de ser energizado deberá
coordinarse con la persona o personas que tenga control sobre
su energización o desenegización.
Cada trabajador que reciba un mensaje oral concerniente a
maniobras de conexión o desconexión de líneas o equipos,
deberá repetirlo de inmediato al remitente y obtener la
aprobación del mismo. Cada trabajador autorizado que envíe tal
mensaje oral deberá repetirlo al destinatario y asegurarse de la
identidad de este último.

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Toda empresa de servicios públicos deberá tener un sistema


de comunicación con protocolos probados que garanticen la
mayor seguridad y confiabilidad en la comunicación. En el
caso que la empresa no demuestre que su sistema de
comunicación empleado para maniobras es seguro, deberá
adoptar el Código Q para comunicaciones por radio en los
términos aquí establecidos.
Para efectos del presente Reglamento y en razón al uso masivo
de comunicaciones por radio para todo tipo de maniobras y
coordinación de trabajos, se adoptan las siguientes
abreviaturas de servicio, tomadas del código telegráfico o Código
Q, utilizado desde 1912 (negrillas fuera de texto).

De donde, en relación con las obligaciones de


seguridad y cuidado especiales de la actividad de los
trabajadores, respecto de las que también se analiza la
existencia de la culpa patronal, conforme se precisó en la
sentencia CSJ SL5154-2020, emerge en necesario exaltar,
que las demandadas debieron:

i) contar con sus propios protocolos seguros de


comunicación;

ii) dar a conocer a sus subordinados las formalidades


dispuestas para sobrellevar un ejercicio informativo seguro
y sin contratiempos, en especial, a quienes tenían el control
de la operación y, como consecuencia de ello, debían cuidar
de la integridad de los demás miembros del equipo con el
uso de un lenguaje acertado, claro y confiable, que
permitiera energizar nuevamente la torre con la menor
cantidad de riesgo posible o,

iii) en subsidio de lo primero, contar con herramientas


de capacitación sobre el uso del Código Q.

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Nótese que dichas obligaciones de medio, las cuales se


desprenden del componente normativo y regulatorio de la
actividad de la empleadora, esto es, que hacen parte de los
deberes de cuidado y seguridad a cargo del patrono, buscan
evitar accidentes laborales como el descrito, ocurrido en
este caso, huelga aclararlo, por el manejo inadecuado de la
comunicación en un ambiente altamente peligroso, en el
que era imperativo tener una rigurosidad extrema en el
lenguaje, durante la ejecución de la actividad.

Así, aunque con esos deberes no se eliminan


totalmente los riesgos, porque como llama la atención la
impugnación y lo ha razonado la jurisprudencia, por
ejemplo, recientemente, en la sentencia CSJ SL1073-2021
«[...] se admite la posibilidad de que haya variables
intervinientes en su ocurrencia y que no están bajo [el] control
[del empleador] el poder evitarlas», sucede que, i) demostrada
la omisión adjudicada al empresario y, ii) la relación causal
entre ella y el infortunio, la exoneración de la indemnización
condenada, solo procede si la convocada demuestra que
tomó «las medidas que resultaban razonables», por ser las
que tenían la potencialidad de disminuir la probabilidad de
que se consolidare el riesgo.

Lo último se enfatiza en el caso, puesto que dadas las


condiciones en que sucedió el lamentable accidente, no fue
un hecho exclusivamente volitivo de un tercero, que
escapara del margen de previsión del empleador, como lo
pretende plantear la censura, el que dio lugar al accidente,

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lo cual, al tenor de lo explicado en las sentencias CSJ SL, 6


mar. 2012, rad. 35097; CSJ SL, 10 nov. 1995, rad. 7885;
SL14420-2014, hubiera desencadenado el rompimiento del
nexo causal.

Por tanto, puntualiza la Corte que desde el contexto


fáctico que devela la prueba calificada y en perspectiva de
esas anotaciones jurisprudenciales, tampoco aparece
controvertida la conclusión del sentenciador sobre la falta
de prueba de la diligencia que el cargo también busca
confrontar, advirtiendo que estaban demostradas las
capacitaciones sobre salud ocupacional, las autorizaciones
del trabajo en alturas y el suministro de los elementos de
protección personal del señor Juan Alberto Granados, con
referencia en el informe de accidente de trabajo, el
interrogatorio de parte del representante legal de Eicon
Ltda. y el documento de f.° 628 a 631, ibidem.

Tal la conclusión, en tanto que el cumplimiento de esas


obligaciones generales de seguridad y de cuidado no
bastaban para disminuir la posibilidad de que se
consolidara el siniestro en estudio, en razón a que para ello,
por lo explicado, era necesario el acatamiento de unos
deberes especiales, en particular que los miembros de la
cuadrilla, no solamente el fallecido, quienes controlaban la
operación de energización de la torre (liniero encargado y
motorizado), hubieran recibido el adiestramiento
pertinente, sobre la manera en la que técnicamente debían
comunicarse a partir del momento en el que iniciara la
operación, con el propósito de evitar la consolidación del

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riesgo de electrocutamiento al que se exponía el liniero


aéreo.

Lo dicho también está ratificado por la prueba no


calificada, a la que se remite la Sala a modo ilustrativo,
porque en todo caso, como quiera que no se encuentra
demostrado el defecto fáctico con un documento auténtico,
una inspección judicial o una confesión, no tienen la
virtualidad de quebrar lo concluido por el segundo Juez.

Ciertamente la ARL identificó como causas inmediatas


y básicas de la ocurrencia del accidente: la mala
interpretación del mensaje vía radio y la deficiente
supervisión de la labor, requiriendo como medidas
correctivas que el empleador realizara un refuerzo en la
comunicación efectiva, en la identificación de los peligros, en
el procedimiento de trabajo seguro en redes desenergizadas,
en trabajo en equipo y en el liderazgo en la supervisión (f.°
351 a 354, ibidem).

Ahora, no realizará la Corte ningún análisis sobre el


interrogatorio de parte, pues como lo ha orientado
profusamente, en sí mismo considerado no es un medio hábil
en la casación del trabajo, salvo que contenga la confesión de
algún hecho, lo que no se advierte en la causa.

Finalmente, no pasa por alto la Sala que para


confrontar la condena, la recurrente también señaló que el
Tribunal se equivocó al negar valor probatorio al auto del 25
de mayo de 2017, por medio del cual el Juez penal aceptó el

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desistimiento del incidente de reparación integral que hizo la


demandante y ordenó el archivo de las diligencias, aduciendo
que la jurisprudencia ha prohibido ese tipo de actuación, de
manera tal, que si acudió a él no pudo posteriormente iniciar
la acción del artículo 216 del CST.

No obstante, sobre el particular puntualiza la


Corporación, i) que no es cierto que el Colegiado hubiere
restado mérito probatorio a dicha prueba; ii) que la crítica
planteada no es factible abordarla por la vía de los hechos
como se propone, por cuanto exige un razonamiento jurídico
abstracto y, iii) que con dicha argumentación no cuestionó
las premisas nodales del juicio del sentenciador, quien
consideró que esa actuación tenían efectos contra William
Pimiento y no contra Eicon Ltda. y Eme Ingeniería S. A.,
quienes no habían sido vinculadas al proceso penal.

Lo anterior es suficiente para mantener lo decidido,


conforme lo adoctrinado por la Corte en las sentencias CSJ
SL16794-2015; CSJ SL5156-2018; CSJ SL3326-2019 CSJ
SL4817-2020 y CSJ SL5038-2020, pues para el evento
mencionado ese pilar tiene la capacidad de sostener
autónomamente la sentencia recurrida.

Sin embargo, en aras de la claridad, huelga precisar que


el pronunciamiento jurisprudencial en el que se apoya la
acusación, esto es, la providencia CSJ SP8463-2017, con
referencia en las decisiones CC C409-2009 y CC C899-2003,
lo que exalta es que no resulta posible el ejercicio simultáneo
de las acciones de indemnización de perjuicios de carácter

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civil y la que tiene igual fuente, pero que se ejerce en el


proceso penal, respecto del mismo sujeto responsable,
escenario que dista del presente, en el que como lo indicó el
sentenciador, no se vinculó al empleador como tercero
civilmente responsable en el trámite que se surtió contra
William Pimiento.

Por las razones expuestas de orden formal y de fondo,


debido a que los cargos no desquician las consideraciones
jurídicas, ni las fácticas de la sentencia impugnada, las
cuales además se tienen por atenidas a la ley gobernante del
caso, se niega la prosperidad del recurso.

Sin costas en sede extraordinaria porque no hubo


réplica.

VIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia dictada el veintidós (22) de marzo de dos mil
dieciocho (2018) por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bucaramanga, dentro del proceso
ordinario laboral seguido por DIANA ROCÍO RIVERA
GALEANO en su nombre y en representación de su hija
menor JVGR contra la ELECTRIFICADORA DE
SANTANDER S. A.; EME INGENIERÍA S. A., y EICON
LTDA., al que se vincularon como llamados en garantía
SEGUROS GENERALES SURAMERICANA S. A., MAPFRE

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SEGUROS GENERALES DE COLOMBIA S. A. y la


electrificadora demandada.

Costas como se dijo en la considerativa.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

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