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¿Cómo resolver los defectos de imputación en la

etapa intermedia y en el juicio oral?*


* El presente texto es un fragmento del libro "Imputación y excepción de
improcedencia de acción. Un supuesto de incompatibilidad normativa", Reynaldi
Román, Idemsa, 2018.
POR
ROBERTO CARLOS REYNALDI ROMÁN

17 JUNIO, 2020

Sumario: 1. Defectos formales y sustanciales de la acusación, 2. ¿Cuándo


podemos afirmar que los defectos comunicativos generan una real y concreta
indefensión?, 3. Procedimiento ante defectos formales de la acusación que generan
indefensión.

1. Defectos formales y sustanciales de la acusación


El Acuerdo Plenario 6-2009/CJ-116 diferencia así el control formal del control
sustancial de la acusación:

13°. El artículo 350°.1 NCPP autoriza a las partes proponer motivadamente ocho
cuestiones o mociones específicas. Ahora bien, el control formal de la acusación
fiscal, que incluso puede promoverse de oficio por el Juez de la Investigación
Preparatoria –la revisión del cumplimiento de los requisitos legales de un acto procesal
trascendente y la validez de la serie procesal constituye una facultad judicial inherente
a la potestad jurisdiccional, enraizada en garantía misma de tutela jurisdiccional
efectiva–, está contemplado en el literal a) del citado apartado 1) del artículo 350°
NCPP. Éste comprende los supuestos descritos en el párrafo 9° en relación con el
artículo 349° NCPP. Los defectos denunciados, en caso que se acojan, requerirán,
conforme al artículo 352°.2 NCPP, una decisión inmediata de devolución de las
actuaciones al Fiscal, con la necesaria suspensión de la audiencia, siempre que se
requiera de “… un nuevo análisis del Ministerio Público”.

14°. El control sustancial de la acusación está en función al mérito mismo del acto
postulatorio del Fiscal. Negar la validez de la acusación y la consecuente procedencia
del juicio oral –con independencia de la aplicación de un criterio de oportunidad,
circunscripto a los supuestos del artículo 2° NCPP, y de la deducción de excepciones
sólo es posible si se presentan los requisitos que permiten el sobreseimiento de la
causa, los que están taxativamente contemplados en el artículo 344°.2 NCPP. Este
control, por imperio del artículo 352°.4 NCPP, puede ser realizado de oficio. Al Juez de
la Investigación Preparatoria le corresponde decretarla, cuando la presencia de los
requisitos del sobreseimiento es patente o palmaria, no sin antes instar el
pronunciamiento de las partes sobre el particular.

15°. Por la propia naturaleza de ambos controles: formal y sustancial, no es posible


ejercerlos conjuntamente, sino sucesivamente. El control formal es previo a toda
posibilidad de análisis de mérito de la acusación. Es así que el artículo 352°.2 NCPP
precisa que si se advierten defectos que importan el incumplimiento de los requisitos
establecidos en el artículo 349°.1 NCPP –en una discusión que debe preceder al
análisis de los demás aspectos que deben tratarse en la audiencia preliminar– lo
pertinente es suspender la audiencia para su debida subsanación, luego de lo cual
debe reanudarse. La decisión de formular observaciones a la acusación es una causal
de suspensión de la audiencia, que será del caso instar sólo cuando el defecto
detectado requiera de un nuevo análisis del Ministerio Público. De no corresponder la
suspensión, siempre será del caso decidirla y proseguir con la audiencia para dar paso
a la discusión de las demás observaciones. El control sustancial tiene lugar en un
momento procesal distinto, luego de la subsanación de las observaciones de la
acusación fiscal. Ésta comprende el examen de la concurrencia de cinco elementos
necesarios para la viabilidad de la acusación respecto de los cargos objeto de
investigación: elemento fáctico, elemento jurídico, elemento personal, presupuestos
procesales vinculados a la vigencia de la acción penal y elementos de convicción
suficientes (artículo 344°.1 NCPP).

De lo anteriormente citado, podemos distinguir entre defectos formales y defectos


sustanciales de la acusación. Los primeros hacen referencia a la omisión total o
parcial de alguno de los requisitos legales (formales) contenidos en el artículo 349,
inciso 1) del NCPP. Los segundos están referidos a la falta de fundamento de la
acusación, cuyos supuestos pueden ser: i) El hecho objeto de la causa no se realizó
o no puede atribuírsele al imputado; ii) El hecho imputado no es típico o concurre
una causa de justificación, de inculpabilidad o de no punibilidad[1]; iii) La acción
penal se ha extinguido; y, iv) No existe razonablemente la posibilidad de incorporar
nuevos datos a la investigación y no haya elementos de convicción suficientes para
solicitar fundadamente el enjuiciamiento del imputado (falta de causa probable).

Así, queda claro entonces que la falta de precisión respecto de los hechos objeto
de imputación y su calificación jurídica, así como las circunstancias precedentes,
concomitantes y posteriores, que permiten delimitar tal objeto (aunque éstas últimas
constituyan elementos esenciales del delito sin el cual no pueda configurarse el
hecho punible), son también defectos formales que deberán siempre ser evaluados
durante el control –también formal– de la acusación.

Conviene aclarar en este punto, que el hecho de que se consideren algunos


defectos comunicativos de la imputación (falta de precisión y claridad en los
enunciados lingüísticos) como defectos formales de la acusación; ello no significa
que los defectos en las formas no puedan determinar causalmente una afectación
a derechos fundamentales, sino todo lo contrario. Así, por ejemplo, al igual que un
defecto de notificación puede vulnerar el derecho fundamental a no sufrir
indefensión, lo mismo puede suceder con los defectos comunicativos de la
imputación.

2. ¿Cuándo podemos afirmar que los defectos comunicativos generan una


real y concreta indefensión?
Una vez concluida la investigación preparatoria, si ésta ha cumplido su finalidad,
deberá entenderse que la determinación del hecho punible objeto del proceso ahora
puede y debe tener un carácter más concreto. Lo mismo sucede con las cuestiones
que inciden sobre el objeto del debate.
En tal sentido, a partir de la etapa intermedia, existirá siempre una presunción iuris
tantum a favor del imputado de que se vulnera su derecho de defensa cuando en la
acusación falten enunciados lingüísticos referidos a cualquiera de estos elementos:

i. La relación clara y precisa del hecho que se atribuye al imputado, con sus
circunstancias precedentes, concomitantes y posteriores [siempre que éstas
últimas constituyan elementos esenciales del delito sin el cual no pueda
configurarse el hecho punible];
ii. La calificación jurídica del hecho (artículo de la ley que tipifica el hecho) y el
grado de participación se atribuya al imputado;
iii. El petitum: el pedido de la pena concreta, la reparación civil y las consecuencias
accesorias;
iv. Las circunstancias modificatorias de la responsabilidad (genéricas o
específicas), en cuanto éstas delimitan el objeto del debate de la pena a
imponer;
v. Los elementos de convicción que fundamenten el requerimiento acusatorio
(fundamento para la determinación de juicio retrospectivo de causa probable);
vi. Los medios de prueba que ofrezca para su actuación en la audiencia
(fundamento para la determinación del juicio prospectivo de causa probable);
vii. La referencia de los puntos sobre los que habrán de recaer las declaraciones o
exposiciones de los testigos y peritos. Así como la reseña de los demás medios
de prueba que se ofrezca (necesario para delimitar el thema probandumy por
ende controlar la admisibilidad de la prueba).

A contrario sensu, la presencia de enunciados lingüísticos sobre todos y cada uno


de estos últimos elementos de la acusación descritos en el párrafo anterior, origina
una presunción iuris tantum a favor del Ministerio Público de que no existe una
vulneración al derecho de defensa.

La determinación en concreto de si se realiza o no la función procesal de asegurar


el derecho de defensa, cuando ha operado la presunción iuris tantum a favor del
Ministerio Público, impone la carga de la prueba al imputado de demostrar que, a
pesar de que existen enunciados lingüísticos para determinar el hecho objeto del
proceso y el objeto del debate; aun así, resultarían necesarias algunas precisiones
adicionales cuya omisión impedirían de una manera efectiva, real y concreta, la
formulación de un medio técnico de defensa o de una particular estrategia de
defensa. En tal caso, el Ministerio Público deberá cumplir con satisfacer las
exigencias de precisión requeridas por parte del imputado.

En caso que permanezca la duda sobre si los enunciados fácticos o normativos que
han sido omitidos, impiden o no un acto de defensa concreto, igualmente
corresponde al Ministerio Público satisfacer las precisiones que la defensa requiera.
Sin embargo, en este segundo caso, el Ministerio Público podrá eximirse de tal
obligación si demuestra estar impedido por las limitaciones propias y razonables
que subyacen a la progresividad de la investigación o del proceso, que incluso –
aunque de manera limitada– puede perdurar hasta finalizado el debate probatorio,
después del juicio oral.
Pero ¿cómo se debe proceder en concreto frente a los defectos comunicativos en
relación a los puntos antes descritos? Responderemos a ello a continuación.

3. Procedimiento ante defectos formales de la acusación que generan


indefensión
Debemos tener en cuenta que una excepción de improcedencia de acción o el
sobreseimiento por la causal prevista en el literal b) del numeral 2) del artículo 344
del Código Procesal Penal, sólo son posibles formularlos luego de haber agotado
todas las posibilidades de subsanación o corrección de los defectos comunicativos
de la imputación. De allí el carácter instrumental del derecho a ser informado de la
acusación.

Por ello, cuando una acusación fiscal presente omisiones de enunciados lingüísticos
que impidan comprender adecuadamente el hecho que va a ser materia de
juzgamiento, corresponderá al juez ordenar en la misma audiencia preliminar que el
Ministerio Público subsane las omisiones y corrija los errores, a no ser –claro está–
que se estime la necesidad de devolver la acusación para un nuevo análisis, en
aquellos casos cuya corrección en la construcción de la comunicación entrañe una
cierta dificultad al Ministerio Público (art. 350.2 NCPP).

Este procedimiento de devolución no está permitido en el procedimiento inmediato


(art. 448.3 del NCPP), cuya naturaleza célere, obliga que el nuevo análisis,
necesario para la subsanación de los defectos formales, se haga siempre en
audiencia.

Lo que debe quedar claro en cualquier caso es que, tanto la subsanación en


audiencia como la devolución de la acusación proceden sólo ante los defectos
formales de la acusación (que tratándose de defectos referidos al art. 349.1.b del
NCPP, son siempre defectos comunicativos), puesto que en los casos de defectos
sustanciales (que no son defectos comunicativos necesariamente), la consecuencia
jurídica será siempre el sobreseimiento del proceso.

Sólo queda aclarar tres cuestiones adicionales:

i. En virtud de lo dispuesto en el artículo 351.3 del NCPP, el «Fiscal podrá en la


misma audiencia, presentando el escrito respectivo, modificar, aclarar o integrar
la acusación en lo que no sea sustancial»; lo cual quiere decir que mientras no
se trate de una alteración del objeto del proceso, el Ministerio Público no tiene
por qué esperar el control formal para subsanar defectos formales si es que él
mismo advierte estos defectos en su acusación con anterioridad a la audiencia
preliminar. Obviamente también podrá presentar un escrito (tanto en la
audiencia preliminar, como en la audiencia de juicio oral) para integrar un delito
continuado o para subsanar la omisión de enunciados lingüísticos sobre alguna
circunstancia que modifica esencialmente la hipótesis fáctica y con ello la
calificación legal, siempre y cuando en ambos casos, ello surja como una
necesidad razonable producto de los resultados obtenidos después de la
investigación preparatoria, o a partir de la prueba actuada en juicio, tal como ya
se expuso con detalle líneas arriba.

ii. Cualquier defecto comunicativo de la acusación referido a la suficiencia, claridad


y precisión de los enunciados fácticos o normativos que configuran la
imputación, que no haya sido alegado por la defensa ni advertida de oficio como
relevante por parte del órgano judicial, en tanto defecto formales que son,
deberán entenderse subsanados o convalidados con la sentencia de primera
instancia (art. 151.4 del NCPP).

iii. Si los defectos comunicativos son alegados después del control de acusación
pero antes o durante el debate probatorio en juicio oral, opera una
presunción iuris tantum a favor del Ministerio Público, en el sentido que la
acusación es lo suficientemente precisa (sino, ¿cómo hubiese podido superar
el control formal durante de la etapa intermedia?), que obliga al imputado a
demostrar la necesidad de que se corrija la acusación o de que se integren
enunciados fácticos o normativos adicionales a los ya expresados durante la
etapa intermedia. De ser el caso, la corrección o subsanación de la acusación
no podrá implicar una suspensión de la audiencia del juicio oral, pero sí puede
fundamentar la nulidad de la actuación probatoria en aquellos casos donde la
falta de claridad tenga un nexo causal con la existencia de la vulneración al
derecho de defensa.
[1]
No debe confundirse este supuesto de sobreseimiento con el supuesto típico para una
excepción de improcedencia de acción. La distinción radica en que en el primer supuesto
el sobreseimiento se dicta si analizando los elementos de convicción recabados hasta el
momento el hecho deviene de manera manifiesta en atípico; a diferencia de la excepción
de improcedencia de acción, en donde el análisis es siempre en abstracto, en donde,
como lo veremos más adelante, no cabe un análisis sobre elementos de convicción.

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