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José Emilio Garayo – Y00031

Jazmin Fleitas - Y20103


Análisis coyuntural - Chile

En el 2021, Chile mostró buena capacidad para adaptarse a la pandemia, tanto en el sector de
las empresas y los hogares. A esto se suma una serie de medidas acertadas del gobierno, que
permitieron, en fin, la recuperación de su economía para fines del año 2021, en relación con
otros países mas severamente afectados, que no encontraron la fórmula para su pronta
recuperación.

Estas cuestiones serán abordadas desde cuatro frentes: a) la demanda agregada interna; b) la
inversión; c) la balanza comercial; d) el empleo. Las variables de inflación, tipo de cambio,
términos de intercambio y otras variables serán expuestas a propósito de cada una, en cuanto
sean pertinentes.

a) La demanda agregada interna fue dinámica, y aportó enormemente en el crecimiento


de su economía. Se proyectó un crecimiento del 18% aproximadamente, con un
crecimiento efectivo cerca de tal porcentaje.
Ello no sucedió de manera automática –contra el pesar de una corriente retomada de
laissez faire, que resurge en redes sociales- sino a través de la intervención del
gobierno. Entre ellos, se destacan aquellos que buscaron causar liquidez en el
mercado, tales como transferencias fiscales y retiro importante de ahorros
previsionales.
Es de destacar que en este país –muestra clara de la propia cultura económica
latinoamericana- se presentó un fenómeno distinto al de Estados Unidos, en materia
de propensión marginal al consumo y al ahorro: mientras en los EEUU, las
transferencias fueron en gran medida ahorradas, mostrando un alto grado de
propensión marginal al ahorro o, si se quiere, una aproximación de restricción
intertemporal de la corriente de Friedman; en Chile se presentó lo contrario, pues la
propensión marginal al consumo fue mayor de la esperada. Esto se tradujo en un
aumento de la demanda por parte de los hogares que, llegó a tales niveles, que
representó dificultades para algunas industrias que aun se encontraban afectadas por
shocks en su productividad, inficionadas por dificultades en cadenas de suministros.
Como es de esperarse, esta suba de la demanda presionó al alza a los precios,
permitiendo aprovechar la demanda de bienes importados, que se recuperó con
menor velocidad.
Se espera, sin embargo, que para el 2023 vayan desapareciendo los efectos de la
política fiscal; ello, además, con la ayuda de la política monetaria y un ajuste en la
balanza de pagos, con la cuenta de capital.
Por otro lado, estas medidas –y el debate acerca de mantenerlas- genera
preocupaciones a inversionistas, lo que se traduce en una salida de capitales con la
correspondiente acumulación de dólares, desajustando la cuenta de capitales
actualmente.
De este modo, la inflación anual del IPC culmina en el 2021 con un 5,7%,
manteniéndose en un 5% en el primer semestre del 2022.
Por lo demás, las preocupaciones referidas y las medidas indicadas también
presionaron a la devaluación de la moneda, por el desajuste de la cuenta de capitales
junto con el deterioro de la cuenta fiscal.
Así, sea acumulado una depreciación respecto del dólar del orden de 11% y una
depreciación del orden del 9% con respecto al promedio de las medidas multilaterales
desde mayo 2021.
b) En cuanto a la inversión, también se observaron índices de recuperación, aunque
relacionados con un aumento en la importación. En el segundo trimestre, la formación
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bruta de capital fijo creció aproximadamente 25% anual, con un aumento del
componente de maquinaria y equipos del 50% anual.
c) En perfecta coherencia con lo anterior, el comercio exterior presentó ajustes
relacionados: durante el segundo trimestre 2021, el volumen de las importaciones de
bienes subió cerca de 44% anual (90% para los bienes de consumo), reflejando el
aumento del gasto en bienes transables –desde el sector no transable, con
reasignación de recursos- especialmente bienes de consumo durable y maquinarias y
equipos, y una baja base de comparación. Por otro lado, el volumen de las
exportaciones se redujo algo más de 3% en ese período, dejando la cuenta corriente
con saldo negativo.
d) En cuanto al empleo, según datos oficiales, el empleo trimestral mayo-julio 2021 del
INE15, la tasa de desocupación nacional fue 8,9% (9,2% para mujeres y 8,7% para
hombres), contrayéndose 4,2 puntos porcentuales en doce meses, producto del alza
de la fuerza de trabajo (9,9%), menor a la presentada por los ocupados (15,2%). En 12
meses, la estimación del total de ocupados creció 15,2%, incidida tanto por los
hombres (14,9%) como por las mujeres (15,6%). Por actividad económica, la expansión
de los ocupados fue influida principalmente por construcción (48,7%), comercio
(17,7%) y transporte (24,8%), mientras que por categoría ocupacional, el alza se
observó en trabajadores por cuenta propia (37,5%) y asalariados formales (8,6%). Los
ocupados ausentes16, que representaron el 9,5% del total de ocupados, decrecieron
42,0% (562.819 personas) en 12 meses. En 12 meses los ocupados informales
aumentaron 38,9%, incididos por los hombres (39,0% hombres y 38,8% mujeres). Por
sector económico este ascenso se atribuyó a los sectores comercio (38,7%) y
construcción (72,3%), mientras que por categoría ocupacional, la variación de los
ocupados informales fue incidida por trabajadores por cuenta propia (54,5%) y
asalariados privados (26,8%).

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