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1.

Si bien es cierto que los procesos de autorregulación emocional están determinados


en gran parte por las primeras experiencias de vida (la calidad de afecto recibido,
la presencia de modelos externos), ¿cómo se explica que haya adultos que, a pesar
de no haber tenido una infancia ideal, aun así, de adultos han alcanzado una
integración adaptativa de sus experiencias emocionales?

La calidad de la vinculación afectiva en el inicio de la vida influye decisivamente


con el estilo emocional que caracterizará a la persona, siendo que se espera que aquellos
niños que hayan establecidos vínculos de apego seguro en la infancia, muestren conductas
menos hostiles, sean más flexibles y experimenten menor afectividad negativa, lo que
contribuirá a un desarrollo emocional armónico y a la adquisición de competencias
emocionales perdurables.

No obstante, otros factores influyen sobre la integración adaptativa de las


emociones. Así, desde la psicopatología evolutiva, se considera la compleja integración de
los sistemas biológicos, psicológicos y sociales de la persona para explicar la conducta
adaptada y desadaptada. Se deben considerar los estados de riesgo (conjunto de factores
ambientales que están relacionados con el aumento de la probabilidad de que se exprese un
trastorno) y la vulnerabilidad (características endógenas del individuo, que actúan como
mecanismos causales en la aparición del trastorno); los cuales se originan en función de la
organización entre dichos sistemas.

Además, la persona ejerce un rol activo en la dirección del curso de su desarrollo;


de modo que las elecciones que hace la persona y la auto organización ejercen una
influencia crítica creciente en su desarrollo. La forma en que las experiencias tempranas
han estructurado la organización de los sistemas biológicos y psicológicos resulta útil para
comprender las diferencias interpersonales en la manera de responder al riesgo y al estrés a
lo largo del desarrollo y en un determinado momento, así como en el uso de recursos de
protección. Los cambios significativos en el equilibrio entre los procesos de riesgo y de
compensación tienen el poder de alterar la dirección de las trayectorias evolutivas.
2. ¿Cuáles son las dificultades que atraviesa un adolescente para utilizar de manera
adecuada el abanico de estrategias de regulación emocional?

La adolescencia es un periodo emocionalmente muy intenso y con alteraciones


frecuentes en el estado de ánimo. Todos estos cambios requieren de una gran capacidad de
autorregulación emocional, y aunque en su bagaje cultural ya poseen muchas estrategias, no
las utilizan o no las emplean de manera adecuada. Así, lo característico de la regulación
emocional del adolescente es su falta de flexibilidad. Son radicales, utilizan sus recursos
cognitivos para negar o disfrazar sus emociones, actitudes y conductas que probablemente
estén relacionadas con la necesidad de mantener un buen autoconcepto personal. Con todo,
utilizan más las estrategias cognitivas de autorregulación emocional.

3. ¿Cuáles son las estrategias cognitivas de regulación emocional?

Estrategias de afrontamiento en situaciones sociales en las que tienen cierto control


 Resolución de problemas
 Búsqueda de apoyo (ayuda y consuelo)
 Búsqueda de distanciamiento, internalizadas (autoculparse, ansiedad, conductas de
preocupación) y externalizadas (culpar a los otros, conductas agresivas).

Estrategias de afrontamiento cuando no se tiene el control sobre las circunstancias


 Sustitución o distracción cognitiva
 Reestructurar o redefinir el contexto o los sentimientos negativos
 Búsqueda de información para entender la situación
 Evitación de los estímulos estresantes contextuales o personales
 Negación del contexto y los sentimientos
 Disociación de la situación

Tipos de control en el afrontamiento al estrés


 Afrontamiento centrado en el problema: dirigido a modificar el detonante del
estado emocional. Los objetivos se traducen en esfuerzos por influir en los
acontecimientos, condiciones, personas u objetos; de manera que la situación sea lo
más próxima a la deseada o tolerable. Se excluyen estrategias infantiles tales como
el llanto para que otros resuelvan el problema, la agresión instrumental o la
evitación-huida.

 Afrontamiento centrado en la emoción: orientado a manejar o modular el propio


estado emocional. Implica un ajuste personal mediante tácticas orientadas a
modificar el propio estado interno, tales como la distracción, la reestructuración
cognitiva, la oposición de fantasías positivas, etc., las cuales son estrategias que
requieren de las habilidades metacognitivas.

Distracción cognitiva: implica redirigir internamente la atención pensando, recordando o


imaginando situaciones que generen emociones positivas.

Reinterpretación de la situación: reinterpretar las situaciones que generan emociones


negativas, encontrando otras formas de ver la situación

Redefinición de objetivos: ayuda a ser más realista en las expectativas y minimizar la


frustración si éstas no se cumplen.

Monitoreo: centrase en la experiencia para actuar

4. ¿Cuáles son los riesgos que corre el psicólogo infantil al ser los padres quienes
solicitan la ayuda para sus hijos?

Se corre aquí el riesgo de que la ayuda solicitada no se haga pensando en el niño,


sino en el adulto que se siente incómodo con la situación. Una cuestión clave es decidir
si realmente la ayuda terapéutica que se solicita por los padres o educadores resultará
benéfica para el niño, pues con demasiada frecuencia son los adultos los que consideran
que el niño requiere de atención.
 Puede ser que los padres busquen en el terapeuta un cómplice que les corrobore que
el niño está mal
 Puede que prefieran descubrir que hay alguna causa de naturaleza orgánica, porque
esto les permite aliviar la culpa que les genera su participación en la falla de sus
hijos o bien desligarse del problema
 Puede darse el caso que los progenitores busquen que alguien se haga cargo del
problema del niño, pero sin tener que participar ellos mismos
 Otras veces los padres desconocen las características del desarrollo infantil y
pueden tomar como síntoma algo que es normal, como, por ejemplo, que el niño se
chupe el dedo, los berrinches o las dificultades que puedan presentarse para
adaptarse a estímulos nuevos, como lo es el cambio de escuela o de casa.

La primera labor del terapeuta que trabaja con niños es hacerles ver a los padres que tienen
que involucrarse y participar en el tratamiento de sus hijos;

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