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“Un deseo Innato”: El juego desde las diversas perspectivas.

Introducción:

Un tema trascendental en el desarrollo del niño es el juego. En él subsiste la combinación


de lenguaje, pensamiento y acción; siendo su denominador común ser una actividad
gratuita, aparentemente sin finalidad y sin fin, que existe en todas las culturas, y que
permite al niño recrear una realidad completamente accesible, donde prima la
idealización, la fantasía y el deseo; como también la sensación de omnipotencia. El juego es
una actividad vital e indispensable para el desarrollo humano, a través del él los niños
expresan sus emociones y sentimientos, al mismo tiempo que descubren, exploran y
experimentan con sensaciones, movimientos, relaciones, llegado así a conocerse a sí
mismos y al mundo que les rodea.
El juego va unido a la infancia, la cual es una etapa fundamental en la construcción del
individuo, en torno a su valor se han originado diversos estudios y teorizaciones. A
continuación trataré de abordar las diferentes perspectivas a los fines de aproximarme a una
conceptualización.

Análisis desde las diversas perspectivas.

Al crecer los niños, se desarrollan de diferentes maneras. El desarrollo del niño incluye
cambios físicos, intelectuales, sociales y emocionales.
Probablemente, la teoría más citada y conocida sobre desarrollo cognitivo en niños es la de
Jean Piaget, esta teoría mantiene que los niños pasan a través de etapas específicas o
estadios, conforme su intelecto y capacidad para percibir las relaciones.
Los estadios no se desarrollan en un orden fijo en todos los niños, ni en todas las culturas,
la edad puede variar ligeramente de un niño a otro, pero en general, podemos identificar
cuatro, que a su vez tienen sub-estadios: el sesoriomotor, el preoperatorio, el operatorio
concreto y el operatorio formal.
Durante el primer estadio los niños aprenden a manipular objetos, aunque no pueden
entender la permanencia de estos objetos si no están dentro del alcance de sus sentidos. Es
decir, una vez que un objeto desaparece de la vista del niño o niña, no puede entender que
todavía existe ese objeto. Por este motivo les resulta tan atrayente y sorprendente el juego al
que muchos adultos realizan con sus hijos, el cual consistente en esconder su cara tras un
objeto, y luego volver a “aparecer”. Es un juego que contribuye, además, a que aprendan la
permanencia del objeto, que es uno de los mayores logros de esta etapa: la capacidad de
entender que estos objetos continúan existiendo aunque no pueda verlos. Así pasamos al
estadio pre-operatorio el cual comienza cuando se ha comprendido la permanencia de
objeto, y se extiende desde los dos hasta los siete años. Durante esta etapa, los niños
aprenden cómo interactuar con su ambiente de una manera más compleja, mediante el uso
de palabras y de imágenes mentales. Este período está marcado por el egocentrismo, o la
creencia de que todas las personas ven el mundo de la misma manera que ellos. También
creen que los objetos inanimados tienen las mismas percepciones que los animados, y
pueden ver, sentir, escuchar, etc. Un segundo factor importante en esta etapa es la
imposibilidad de la conservación de la materia ya que, no logran relacionar el tamaño con
el peso y la cantidad, sin recaer en cambios cualitativos. Esto es debido a la incapacidad de
los niños de entender la reversibilidad porque, se centran en sólo un aspecto del estímulo,
sin tener en cuenta otros.
Las últimas dos etapas son de las del pensamiento operatorio, la primera tiene lugar entre
los siete y doce años aproximadamente y está marcada por una disminución gradual del
pensamiento egocéntrico también, por la capacidad creciente de centrarse en más de un
aspecto de un estímulo. Pueden entender el concepto de agrupar y de clasificar.; pero se
caracterizan por aplicar esta nueva comprensión a los objetos concretos (aquellos que han
experimentado con sus sentidos). Es decir, los objetos imaginados o los que no han visto,
oído, o tocado, continúan siendo algo misterioso para estos niños, y el pensamiento
abstracto tiene todavía que desarrollarse; sólo en la etapa final del desarrollo cognitivo
(desde los doce años en adelante), en el estadio de las operaciones formales, comienzan a
desarrollar una visión más abstracta del mundo y a utilizar la lógica formal. Pueden aplicar
la reversibilidad y la conservación a las situaciones tanto reales como imaginadas y también
desarrollan una mayor comprensión del mundo, de la idea de causa y efecto. Formulan
hipótesis y las ponen a prueba para encontrar la solución a un problema, razonando los
hechos de forma deductiva.
Si bien todas las etapas son significativas en el desarrollo del niño, es de fundamental
importancia el estadio preoperatorio ya que, es aquí donde comienza a gestarse la función
simbólica es decir, un conjunto de conductos que implican la evocación representativa de
un objeto o de un acontecimiento ausente, y que supone en consecuencia la construcción o
el empleo de significantes diferenciados, aquí el juego, que es nuestro objeto de estudio,
cobra su mayor significación.
Desde la teoría psicogenética el juego no constituye una función aislada sino que es parte
del pensamiento, el juego es una conducta, lo que implica asimilación y acomodación de la
realidad. El juego integra lo que Piaget llama conductas lúdicas, diferente de la conducta
adaptativa en la que predomina el equilibrio entre asimilación y acomodación, y de la
imitativa en la predomina la acomodación sobre la asimilación ya que, en ella por el
contrario predomina la asimilación sobre la acomodación; “El juego se organiza cuando se
produce un relajamiento del esfuerzo adaptativo y un ejercicio de las actividades por el
solo placer de dominarlas” (Piaget: 1961).
Si bien el niño del estadio sensorio-motor desde los primeros meses juega, siendo su
primer juguete sus pies y manos, el niño preoperatorio ya puede relacionar el juego con sus
pensamientos, en un juego simbólico, que no sólo implica representación o imitación, sino
además se construye con el lenguaje, los símbolos y la imagen mental.; lo cual puede
observarse claramente en el video Juego Simbólico IES de Manue Azaña; si observamos
en el estadio sensorio motor cobran auge los juegos de ejercicio dado que, son producto de
esquemas corporales que responden a reacciones circulares y que, son funcionales; sólo al
final de esta etapa los ejercicios motores y los rituales lúdicos se transforman en símbolos.
Por su parte el juego simbólico, representa el apogeo del juego infantil, el niño atribuye
conductas, reproduce acciones, asimila su cuerpo y el de otros, construye escenas, recrea la
realidad, compensa situaciones y anticipa otras.; cuando el niño juega incorpora la realidad
a sus acciones.
También la teoría psicogenética considera una tercera categoría de juego: el de reglas, este
surge entre los cuatro y siete años, y se va a desarrollar durante toda la vida. Es la actividad
lúdica del ser socializado la regla va a reemplazar el símbolo; y se va a construir sobre la
base de las relaciones sociales. La regla implicará una regularidad impuesta por el grupo y
su violación representará una falta, los juegos así se socializan y disciplinan gracias a la
ella.
Así desde esta teoría el juego es una actividad fundamental que se prolonga en la vida
adulta, tiene un papel muy importante en el desarrollo de la conducta, determinado el
crecimiento a través del ejercicio placentero.
Por otro lado desde la perspectiva Socio-histórica, Vygotsky considera inadecuado definir
al juego como una actividad placentera para el niño, para él el placer no es la característica
definitoria, en tanto existen otras actividades que le generan mayor placer. Desde esta
perspectiva el juego completa las necesidades del infante ya que, el niño necesita
satisfacer sus deseos en forma inmediata y pareciera que el juego emerge en el momento en
que el niño empieza a experimentar tendencias irrealizables, entonces, para resolver esta
tensión recurre a un mundo imaginario. Así la imaginación constituye un nuevo proceso
psicológico, el niño crea una situación imaginaria, y de forma inconsciente incorpora
valores, actitudes, comportamientos de la vida real.
Para Vygotsky siempre que se produzca una situación imaginaria en el juego habrá reglas,
pero no del tipo de reglas que se formulan por adelantado sino, reglas que se desprenden de
la misma situación imaginaria, reglas que surgen en la simultaneidad del juego. Desde la
teoría Vygokyana, el jugar en una situación imaginaria para un niño menor de tres años,
porque sus acciones están dirigidas a una funcionalidad del objeto, para él el juego es la
entrada al pensamiento abstracto, característica de una etapa posterior al desarrollo.
Desplaza la naturaleza placentera del juego al carácter epistemológica del mismo. El juego
ya no símbolo en sentido estricto es decir, signo de naturaleza abstracta y generalizada,
sino más bien es un símbolo concreto, cultural y marcado por su contexto, que fusiona la
necesidad sobre lo no obtenido y la satisfacción a través de, la imaginación de lo realizado.
Otro punto importante de esta teoría es que, para Vygotsky la actividad lúdica, no es sólo
una actividad que predomina en la infancia, sino que es un factor básico de desarrollo en la
medida que, crea Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) o sea, que el juego es una categoría
importante de aprendizaje y por medio de él los niños comienzan a adquirir las formas de
su participación social y de su conducta. Pero no toda instancia de juego es generadora de
ZDP sino aquellas instancias de buen aprendizaje en la medida que, impliquen al niño en
grados mayores de conciencia de las reglas de conducta y de los comportamientos
previsibles para el escenario construido, y el género de juego representado.
Para el marco de la teoría Socio-histórica la especificidad del juego radica en el origen, el
desarrollo y la evolución del símbolo en la situación contextual en la que se desarrolla el
niño. El juego es acción, símbolo y regla formadora del sujeto.
El tercer lugar y no menos importantes es necesario enfatizar los aportes realizados por la
teoría Psicoanalítica. Para Freud, el juego al igual que los sueños, es una tentativa de
realizar los deseos, el intento de hacer activo lo padecido. La esencia misma del juego se
encuentra en la angustia creada por situaciones excesivas creadas por el Yo, que ponen en
movimiento la compulsión de lo que ha sido traumático.
A través del juego se puede acceder al mundo psíquico infantil, pues se configura como un
lenguaje cargado de significados, el niño manifiesta sus conflictos y reconstruye su historia,
reproduce experiencias, que pueden ser de tipo placenteras o desagradables. La actividad
lúdica le permite al infante representar fantasías que, realiza en función de sus deseos y
temores, alterar la realidad para dominarla mejor, asumir y tolerar papeles que en vida real
serían prohibidos desde afuera e internamente, repite situaciones que le provocan placer. El
juego ofrece al niño una serie de experiencias que, responden específicamente a las
necesidades de cada etapa del desarrollo libidinal. Así irán variando de acuerdo con la zona
erógena en juego, pasarán del contacto oral por ejemplo llevándose manos y objetos a la
boca , hasta finalizar en el descubrimiento de los genitales, tocar y ser tocados, ser vistos,
experiencias que luego se sublimaran en el juego del papá y la mamá, los novios, los
disfraces, etc. Que representan sus fantasías de vida amorosa de sus padres y de ellos
mismos.
También en la latencia temprana (preescolar y primer grado) podemos encontrar varias
actividades de tipo sublimatoria con referencia lúdica, aquí cobra gran importancia el juego
de reglas, el cual se dramatiza y se ejercita en torno a la relación que existe entre pulsión y
prohibición, al coincidir este periodo con la etapa escolar será de gran importancia la
conducta hábil de los padres y del ambiente (la escuela) que rodea al niño latente para una
contención adecuada, por ejemplo en el video juego de Niños (imitación de los juegos del
cuadro de Brueguel), se observa como la docente actúa de moderadora para que los niños
puedan seguir las reglas.
En el psicoanálisis de niños el juego es un medio privilegiado para conocer el mundo
interno del infante, pero además se puede considerar como actividad yoica universal, que
emana espontáneamente y le es connatural. El juego según Winnicott se encuentra en una
zona intermedia entre el mundo interno y la realidad objetiva; en esta “Tercera zona”, el
niño reúne o fenómenos de la realidad exterior y los usa al servicio de su realidad interna o
personal. Para que aparezca el juego, según este autor, tiene que poder abrirse un espacio
entre la madre y el niño, donde se separa de ella y ocupa ese lugar con objetos primero, y
luego con juegos. Este espacio intermedio no es objetivo ni subjetivo, es la primera
posesión NO-YO del niño y es una adquisición importante de la cual deriva derivará
después el juego.

Conclusión:

Luego de este extenso análisis he podido llegar a la conclusión de que, los juegos son muy
importantes en el desarrollo del ser humano. Un niño no necesita que nadie le explique la
importancia y la necesidad de jugar, ya que es innato, lo lleva dentro de él.
El niño “aprende jugando”, en todo momento guía el juego, y es fundamental para él
respetar los temas, las reglas y los roles que asume mientras juega. A través de la
experimentación y el uso de su imaginación el niño se desarrolla plenamente. Si hay en
algo que coincide las tres perspectivas es en la participación del deseo en el juego.
El niño juega porque lo desea, y a través de la satisfacción de ese deseo se realiza como ser
individual y se forma como ser social, es una herramienta terapéutica que los acerca a la
realidad preparándolos para sobrellevar luego las presiones de la vida adulta.
Bibliografía:

- Bruner Jerome, Juego, “Pensamiento y Lenguaje”, Perspectivas: revista trimestral de


educación, Unesco.
- Cattaneo.M, D´Angelo.F, Musci M, “El juego infantil: Perspectiva psicogenética”,
UNCO, Facultad de Ciencias de la Educación, Ficha de cátedra, 2002.
- Cattaneo.M- Estévez A, “Juego y Psicoanálisis”, UNCO, Facultad de Ciencias de la
Educación, Ficha de cátedra, 2006.
- Cattaneo.M, “El juego una Mirada Vygotskyana”, UNCO, Facultad de Ciencias de la
Educación, Ficha de uso interno, 2005.
- Piaget. J, “Psicología del niño Capítulo III La función semiótica”, ediciones Morata.
- Selección de videos proporcionados por la cátedra: Juego Simbólico (Manuel Azaña)-
Juegos de niños: Imitación de los juegos de Brueguel.
- Vygotsky.L.S, “El desarrollo de los Procesos Superiores: Capítulo VII El papel del
Juego en el Desarrollo del Niño”, Crítica, Grupo editorial Grijalbo.
UNCO
Licenciatura en Ciencias de la Educación (SEMI)

Psicología del Niño

Trabajo Integrador Final

Tema: La perspectiva socio-histórica, psicoanalítica y


psicogenética del juego infantil.

Alumna: Martínez Gutiérrez Andrea. FACE. 6999

Ciclo Lectivo 2015

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