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En los cap. 7 al 12 se describen varias confrontaciones que Moisés tuvo con Faraón durante las
cuales Egipto experimentó varias plagas; éstas eran juicios divinos contra Egipto. Tales juicios
también demostraron la inutilidad de las falsas deidades egipcias. Cada una de las plagas atacó un
área donde se suponía que los dioses egipcios eran fuertes. Dios no tan solo usó las plagas para
liberar a Israel de la tierra donde eran esclavos, también utilizó otras grandes demostraciones de
poder. La última plaga fue la muerte de los primogénitos de cada familia egipcia; Dios instruyó a los
israelitas a celebrar la Pascua como un recordatorio por haber sido librados de esta plaga (12:1–36).
Al fin, Faraón consintió en permitir que el pueblo saliera. Sin embargo, al verse sin sus esclavos, de
inmediato persiguió a los israelitas quienes quedaron atrapados entre el ejército egipcio y el mar
(14:1–12). Pero Dios realizó un milagro para rescatar a su pueblo (14:21–31). De camino al monte
Sinaí, el pueblo se quejó por falta de alimento (16:1–3), y Dios se lo proporcionó (16:13–21). Luego se
quejaron por falta de agua (17:1–3), y Dios se la proporcionó (17:4–7). Cuando llegaron al monte
Sinaí, Dios hizo un pacto con Moisés que inauguró una nueva manera de vida para Israel bajo las
leyes de Dios. Pero estando aun Moisés en la cumbre del monte recibiendo la ley, el pueblo se rebeló
al haber hecho un becerro de oro (32:1–10), un ídolo que Aarón se vio obligado a confeccionarles.
Después de la purificación del pueblo por causa de esta idolatría, Moisés los dirigió en la construcción
del tabernáculo. La parte final del libro describe la construcción en sí del tabernáculo, cuyo diseño
claramente señala las características y la obra de Cristo, el Mesías que vendría.
El libro de Éxodo describe cómo los israelitas llegaron a estar bajo el pacto de la ley mosaica.
Registra el dar de la ley, mucho del contenido de la misma y las provisiones para la adoración en el
tabernáculo durante los años en el desierto. Este libro hace que los cristianos recuerden que la
salvación de Dios no sólo libera de la esclavitud del pecado, sino que también los habilita a conocer
su voluntad y experimentar su presencia en la vida diaria.
Varios temas de este libro los vemos claramente desarrollado en la vida y ministerio de Jesucristo.
Por ejemplo, Moisés recibió la Ley en el monte Sinaí; Cristo predicó el Sermón del Monte. Moisés
levantó una serpiente en el desierto para salvación del pueblo; Cristo fue levantado en una cruz para
dar vida eterna a los que confían en Él (Juan 3.14).
La → PASCUA (Éx 12), que Dios instituyó al libertar a los hebreos de la esclavitud, pasó a ser
fundamental en la fe de Israel. Sirvió también como la base sobre la que Jesús instituyó la Santa
Cena como recordatorio a sus seguidores. Si se entiende bien el Éxodo, el mensaje de la Biblia y el
significado de la vida de Jesús se perciben con mayor claridad entre los cristianos.
En resumen, el propósito del libro no solo es conservar el recuerdo de la partida de los israelitas de
Egipto, sino presentar a la consideración humana las aflicciones y triunfos del pueblo de Dios; hacer
notar el cuidado providencial que Dios ha tenido y los juicios infligidos sobre los enemigos.
Claramente pone de manifiesto el cumplimiento de las divinas promesas y profecías dadas a →
ABRAHAM afirmándole que su posteridad sería numerosa y que serían afligidos en una tierra
extraña, de la cual saldrían en la cuarta generación con grandes riquezas. El Éxodo es un buen símil
del principio, progreso y fin de la salvación del creyente y de la historia de la Iglesia de Cristo en el
desierto de este mundo hasta su llegada a la Canaán celestial.