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BIBLICO
LIBRO DE
EXODO
INTRODUCCIÓN A ÉXODO
La espectacular y oportuna liberación ante el mar Rojo hizo que Moisés y el pueblo prorrumpieran en
alabanzas (15:1-21). Pero después de sólo tres días de viaje Israel comenzó a murmurar acerca de su
situación; en este caso, por falta de agua. Ésta fue la primera de muchas veces que Israel se quejaría.
El viaje al monte Sinaí duró unos tres meses. Moisés registró cuatro lugares en los que Israel se detuvo a lo
largo del camino. En Mara (15:22-26) las aguas amargas fueron milagrosamente potabili zadas. En el oasis
de Elim reposaron (15:27). Luego, Israel se adentró por el desierto de Sin (16:1-36), donde Dios proveyó
milagrosamente a su necesidad de alimentos proveyéndoles sobrenaturalmente de maná (16:31). Este
suministro de maná como alimento a diario duró cuarenta años. Refidim fue la cuarta parada registrada por
Moisés. Fue aquí que Dios proveyó para la necesidad de agua sacando agua de la peña. También en Refidim
se menciona por primera vez a Josué al conducir él al pueblo de Israel en su primer enfrentamiento militar
como nación, una victoria sobre el ejército amalecita. Dios demostró una y otra vez, durante el viaje de tres
meses al monte Sinaí, que iba a cuidar de su pueblo.
A. LA PREPARACIÓN PARA LA PROMULGACIÓN DE
LA LEY (19-25)
El área alrededor del monte Sinaí le era familiar a Moisés. Fue allí que había estado cuidando
de su rebaño cuando Dios se encontró con él en la zarza ardiendo (3:1-6). El monte Sinaí (u
Horeb, como también se le llama, Éx. 3:1; 19:11; Dt. 4:10) iba a ser el lugar en el que Israel se
encontraría con Dios y recibiría la ley (3:12). Pero antes que la ley se diera realmente, Israel se
tenía que comprometer a obedecerla (19:5-8). Moisés subió y bajó al monte cuatro veces, en el
capítulo 19, comunicando las palabras de Dios al pueblo, y las palabras del pueblo a Dios (19:3.
8, 20, 24). Una vez el pueblo accedió a este pacto condicional (19:8). y una vez estuvieron
purificados (19:10), Dios descendió del monte para darles algo de su «constitución». Exhibió
un gran poder a fin que el pueblo le temiera y comprendiera la solemnidad del compromiso que
habían adquirido (véase Éx. 19:16; 20:20; He. 12:18).
B. LA PROMULGACIÓN DE LOS DIEZ
MANDAMIENTOS (20)
Antes de dar la ley, Dios dejó claro que Él tenía derecho a regular la vida de
Israel, por cuanto Él era quien la había redimido de la servidumbre (20:2).
Los Diez Mandarnientos no constituyen la totalidad de la ley. Estas diez leyes
reflejan los principios morales y espirituales sobre los que reposan los cientos de
leyes del código legal mosaico. Hay más de 600 otras leyes en la constitución de
Israel. Los primeros cuatro de los Diez Mandamientos destacan la relación del
hombre con Dios, y los últimos seis enfatizan la relación del hombre con el
hombre. Estas leyes revelan la santidad de Dios y las normas consiguientes para
su pueblo.
PEREGRINACIÓN DE ISRAEL AL SINAÍ
C. LA PROMULGACIÓN DE LAS LEYES CIVILES (21-
24)
Estas leyes revelan el gran interés de Dios en los detalles de la vida: que nada
queda fuera de su interés e implicación. Se incluyen en esta sección leyes que
rigen la esclavitud (21:1-11); los perjuicios personales (21:12-36); la
propiedad (22:1-15); la moralidad, las finanzas y las ofrendas (22:16-21); las
obligaciones civiles (23:1 19), y las leyes ceremoniales (23:10-19). Estas leyes
no constituyen un código ético completo, esto es, no se trata acerca de cada
posible circunstancia o acontecimiento. Pero sí daban ejemplos mediante los
que se debían hacer aplicaciones a situaciones reales. Posteriormente, Dios
establecería a los sacerdotes para dirimir disputas mediante la
interpretación y aplicación de la ley (Dt. 17:8-13).
D. EL TABERNÁCULO Y SU SERVICIO (25—40)
Uno de los mayores problemas con que iba a tratar Israel en los días futuros iba a ser
la idolatría. Los primeros dos de los Diez Mandamientos advertían en contra de ella.
Pero cuando Moisés subió al monte y se quedó alrededor de seis semanas, dejando a
Aarón su hermano al frente (24:14), la ley fue rápidamente olvidada A pesar de la ley y
a pesar del maravilloso poder de Jehová Dios en su total victoria sobre los dioses de
Egipto, Israel cayó rápidamente en la idolatría y en la inmoralidad que la
acompañaba. Aarón hizo el becerro de oro y la gente lo adoró. Cuando Moisés
descendió del monte disciplinó al pueblo de parte de Dios, e intercedió delante de Dios
por ellos. Miles murieron a causa de este acontecimiento (32:28), y la cuestión pronto
quedó resuelta. Pero aquel incidente constituyó una ominosa indicación de lo que
esperaba a la nación.
EL DISEÑO DEL TABERNÁCULO
3. La construcción del tabernáculo (35:1-40:38)
La construcción del tabernáculo debía ser financiada por medio de una ofrenda voluntaria
del pueblo (25:2; 36:5-7). Se recibió más de lo necesario, y los materiales fueron entregados a
dos hombres, Bezaleel y Aholiab (31:2-6), que eran los encargados de la construcción misma
del tabernáculo. Estos hombres fueron bendecidos con grandes habilidades y sabiduría de
parte de Dios. Cuando fueron acabados el tabernáculo y sus complementos, la gloria de Dios
llenó la estructura. Dios había venido a residir en medio de su pueblo (40:34-38). Ahora que
había sido construido el tabernáculo y que había sido promulgada la ley, era hora de
abandonar el monte Sinaí y de viajar a Canaán, la Tierra Prometida. La nación tenía un
pueblo y ahora tenían su constitución. Sólo les quedaba la posesión de la tierra para llegar a
ser una gran nación. (Para una discusión adicional acerca de la revelación de Dios mismo a
Israel, véase Apéndice III, «Los nombres de Dios en el Antiguo Testamento», p. 257.)
CENTRO CRISTIANO MISIONERO DE LA VERDAD
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