SISTEMA RENINA-ANGIOTENSINA-ALDOSTERONA El sistema renina-angiotensina-aldosterona tiene como fin principal regular el balance de sodio, el volumen plasmático y la presión arterial. Al presentarse una disminución de cualquiera de los parámetros anteriores, la perfusión renal se abate y la renina, presente en los gránulos de las células yuxtaglomerulares, es secretada en el torrente circulatorio. La renina actúa enzimáticamente en el angiotensinógeno (globulina plasmática producida por el hígado) y forma angiotensina I, la que a su paso por la circulación pulmonar es rápidamente hidrolizada por una enzima convertasa y transformada en un octapéptido que es la angiotensina II. Esta última sustancia posee un definido efecto vasoconstrictor y además actúa en la corteza suprarrenal para estimular la secreción de aldosterona, la que ejerce su efecto en el tubo distal del nefrón para retener sodio. Este balance positivo de sodio ocasiona una retención secundaria de agua y expansión del espacio extracelular. Así el efecto vasopresor de la angiotensina II y el retenedor de sodio de la aldosterona restauran la tensión arterial y la perfusión renal cerrando la señal inicial que desencadenó la liberación de renina. Al lograrse el equilibrio adecuado, la angiotensina II se une a receptores tisulares y/o por acción de la angiotensina se degrada hasta formar productos inactivos. La angiotensina II produce vasoconstricción tanto por una acción directa en la musculatura lisa como por activar el sistema nervioso autónomo y favorecer la liberación de catecolaminas. Acerca de la función renal se ha demostrado que la angiotensina II endógena ocasiona vasoconstricción postglomerular, disminución del flujo sanguíneo renal y oliguria. La exógena produce vasoconstricción preglomerular y por ello caída tanto de la filtración glomerular como del flujo sanguíneo renal. Estas acciones en la hemodinámica renal son de importancia en algunos síndromes, principalmente en el de insuficiencia renal aguda y en algunas formas de hipertensión arterial, por ejemplo la renovascular y la maligna. FUENTE: Ponce D. M, Insuficiencia Renal Aguda, 1991, página 67, EDITORIAL LIMUSA,