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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

Asignatura

Cuidado Enfermero al Adulto Mayor

Docente:
Maria Rosario Mocarro Aguilar

Tema:
Cambios físicos del sistema respiratorio, digestivo, cardiovascular
y respiratorio en el adulto mayor

Sección:
EN8M1

Estudiante:
Rivas Mayta Julio Cesar

Turno:
Mañana

2021-I
Cambios cardiovasculares en el adulto mayor

El envejecimiento del sistema cardiovascular está asociado con un número


característico de cambios a nivel bioquímico, histológico y morfológico. Sin
embargo no todas las modificaciones presentadas se asocian con deterioro
en la función.
El proceso de envejecimiento trae consigo un deterioro funcional de los
ancianos. En relación con el sistema cardiovascular, se asocia con
alteraciones estructurales progresivas que afectan a los vasos, el miocardio y
las válvulas cardíacas. Por lo que se estima que estos cambios modifican las
formas de presentarse las enfermedades cardiovasculares en el anciano, así
como su respuesta al tratamiento y la relación riesgo beneficio para
determinadas terapéuticas.
Aumento del grosor de las paredes del corazón.
Las arterias se endurecen y pierden su flexibilidad.
Presencia de mayor cantidad de colágeno en la pared arterial.
Aumento de elastasa
Disminución de la dilatación dependiente de óxido nítrico.
Cambios morfológicos:
Aumenta el grosor de las paredes del ventrículo izquierdo.
Los miocitos o células cardiacas disminuyen en número y su tamaño
aumenta.
Aparecen calcificaciones en la válvula mitral y aortica y en el
correspondiente aparato sub valvular.
La válvula mitral y en menor medida la tricúspide, tienden a la
degeneración mixoide.
Aparecen áreas de fibrosis (expresión de micro infartos).
Aumenta la cuantía del colágeno intersticial y se modifican sus
características.
Hay lugar a una presencia creciente de depósitos del tejido amiloide.
Se reduce el número de células sinusales.
Se produce la perdida de receptores adrenérgicos.
Las coronarias se hacen más rígidas y estrechas por la pérdida del
tejido elástico.
Se forman depósitos de calcio, fosfolípidos y esteres de colesterol en
su íntima.
Existen cambios en las disposiciones de las células endoteliales.
Se producen modificaciones en la capa media.

Cambios funcionales:
Aumentan la tensión arterial sistólica y la poscarga.
Hay un acortamiento de la diástole a expensas de una reducción en su
fase de llenado rápido.
Existe poco llenado ventricular y poca perfusión coronaria.
La aurícula tiene una mayor participación en el llenado ventricular.
se produce una reducción progresiva del consumo máximo de
oxígeno.
La respuesta barorreceptora es más pobre.
Se modifican los niveles de las hormonas reguladoras:
- Se elevan las catecolaminas y el péptido atrial natriuretrico.
- Se reduce la renina, la angiotensina y la aldosterona, así como la
producción de óxido nítrico por parte de las células endoteliales.

Cambios respiratorios en el adulto mayor

Las personas mayores también padecen cambios en la anatomía y en la


función del aparato respiratorio que tiene grandes implicaciones en el estado
de los ancianos.

El aparato respiratorio está compuesto de dos partes principales:

1. La vía respiratoria: el sistema de canalizaciones que lleva el aire


hasta y desde los pulmones para realizar el intercambio gaseoso, es
decir, la respiración. Además de esta función, la vía aérea ha de
mantener este aire limpio de gérmenes y contaminantes, proceso que
se lleva a cabo mediante la mucosa que recubre estas canalizaciones,
que produce un moco protector que se barre hacia el exterior con los
cilios de las células de esta mucosa.
Forma la vía respiratoria la nariz, la laringe, la tráquea, los bronquios
principales y secundarios y los bronquiolos.
2. El tejido pulmonar: está compuesto por la suma de miles de
unidades funcionales independientes llamados alveolos, estos están
formados por capilares separados por una fina membrana por la que
se realiza el intercambio de gases: la sangre recoge el oxígeno y libera
el dióxido de carbono procedente del metabolismo celular.

Cambios en el sistema respiratorio:

Disminución de la elasticidad de los bronquios.


Disminución de la movilidad del tórax, por las alteraciones esqueléticas
y musculares; esto hace que el volumen del aire movilizado por la
respiración sea menor.
Aumento del tejido fibroso entre los alveolos, lo que dificulta el paso
del oxígeno a la sangre y del dióxido de carbono al aire espirado.
Se producen cambios en el sistema de defensa, con una disminución
de los cilios en el árbol bronquial y un aumento de la producción del
moco, lo que puede llegar a obstruir el paso del aire hacia los alveolos.
Los huesos se vuelven más delgados y cambian de forma. Esto puede
cambiar la forma de su caja torácica. Como resultado, la caja torácica
no puede expandirse y contraerse durante la respiración tan
efectivamente.
El músculo que ayuda a la respiración, el diafragma, se debilita. Esta
debilidad puede impedir que usted inhale y exhale suficiente aire.
.
Cambios en el tejido pulmonar:
Los músculos y otros tejidos que se encuentran cerca de las vías
respiratorias pierden su capacidad para mantenerlas abiertas por
completo. Esto hace que dichas vías respiratorias se cierren
fácilmente.
El envejecimiento también provoca que los alvéolos pierdan su forma y
se hinchen.

Estos cambios en el tejido pulmonar pueden disminuir el nivel de


oxígeno en su cuerpo. De igual manera, el cuerpo puede expulsar una
menor cantidad de dióxido de carbono. Se pueden presentar síntomas
como cansancio o falta de aire.

Cambios en el sistema digestivo del adulto mayor

El aparato digestivo es el conjunto de todos los órganos y sistemas que están


implicados en la nutrición. 
El aparato digestivo va desde la boca hasta el ano, pasando por el esófago,
el estómago, los intestinos delgado y grueso, el hígado y el páncreas en sus
funciones de secreción de sustancias necesarias para la digestión.
Cada una de estas partes tiene una forma y una arquitectura especial
orientada a ejercer de la mejor forma su función. Así, en la boca nos
encontramos los dientes y la lengua (que contiene las papilas gustativas,
para detectar los sabores de los alimentos); en el esófago hay una capa de
mucosa simple y otra de musculatura más importante; en cambio,
el estómago tiene una mucosa especial que secreta ácido para la digestión y
también el moco que la protege de este ácido. El intestino, para poder llevar a
cabo su función, dispone de una mucosa especial con vellosidades
(excrecencias en forma de pelos) que facilitan la digestión y la absorción; en
el intestino delgado se absorben los nutrientes y en el grueso (o colon) se
recupera principalmente agua.

Las personas mayores presentan cambios debidos al paso del tiempo en


todos los tejidos y órganos del aparato digestivo, de la boca hasta el intestino
grueso,  cambios que tienen múltiples implicaciones en su funcionalidad y
salud.
Boca:

Suele haber un adelgazamiento de las encías.


Disminución de la resistencia del esmalte dentario, ambos hechos
llevan a la pérdida de piezas dentarias. 
Disminución del número de papilas gustativas y de la producción de
saliva, lo que conlleva una menor percepción del sabor de los
alimentos.
Disminución de la sensación de sed.
Por pérdida de masa muscular puede haber dificultad en la
masticación y la deglución, lo que en ocasiones extremas hace que se
produzcan atragantamientos (más frecuentes si se asocian
alteraciones neurológicas), con el riesgo del paso de alimentos y agua
al árbol respiratorio.

Esófago:

Disminución de la motilidad y el cierre entre esófago y estómago es


menos efectivo. Ambas cosas producen aumento de los episodios
de reflujo gastroesofágico, con paso de ácido del estómago hacia
esófago o incluso hasta más arriba, hacia zonas que no disponen de
una mucosa preparada para protegerse del ácido.

Estómago:

Hay un descenso de la movilidad y una menor secreción ácida, lo que


causa digestiones más lentas y con un retraso en el vaciado gástrico.
El moco protector de la capa interna del estómago deviene de menor
calidad, con lo que la probabilidad de padecer úlceras
gástricas aumenta.

Hígado:

Dificultad para metabolizar sustancias.


Disminución de la producción de bilis, que se espesa.
Vesícula biliar:

Tarda más en vaciarse y aumenta el riesgo de que se formen piedras


en su interior. Sin embargo, parece ser que la función exocrina del
páncreas, (la producción de sustancia que participan en la digestión)
se mantiene relativamente intacta.

Intestino delgado:

Recibe un menor riego sanguíneo.


Disminución de su movilidad.
Atrofia de la mucosa, con lo cual puede darse, a pesar de una ingesta
correcta,  una malabsorción de nutrientes como si hubiera carencias
en la alimentación.

Intestino grueso:

Disminución del peristaltismo, de la movilidad, y la mucosa se atrofia,


con lo que se altera la absorción de agua de las heces,  hecho que
produce estreñimiento. Sin embargo, a causa de alteraciones
neurológicas y de la musculatura de los esfínteres, pueden darse
situaciones de incontinencia fecal.

Recto:

Se agranda un poco.
Ligero enlentecimiento del movimiento de los contenidos a través del
intestino grueso.
Ligera disminución de las contracciones del recto cuando se llena de
heces.

Cambios en el sistema renal del adulto mayor

Cambios en los riñones que se pueden presentar:


La cantidad de tejido renal se reduce y la función renal disminuye.
Se reduce la cantidad de unidades filtradoras (nefronas). Las nefronas
filtran el material de desecho de la sangre. 
Los vasos sanguíneos que irrigan el riñón se pueden endurecer. Esto
provoca que los riñones filtren la sangre más lentamente.

Cambios en la vejiga:
La pared de la vejiga cambia. El tejido elástico se vuelve rígido y la
vejiga se torna menos elástica. La vejiga no puede contener tanta
orina como antes.
Los músculos de la vejiga se debilitan.
La uretra puede resultar bloqueada parcial o totalmente. En las
mujeres, esto puede deberse a músculos debilitados que provocan
que la vejiga o la vagina se caigan de posición (prolapso). En los
hombres, la uretra puede resultar bloqueada por un agrandamiento de
la glándula prostática.

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