Está en la página 1de 18

Trabajo de Campo.

Psicología Social Cátedra II


Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología.

Integrantes del grupo Milanesa:


Lucía Alfaraz, luciabelenalfaraz@gmail.com
Tomás Brozek, tonchu2002@gmail.com
Lucila Campos, lucilacampos68@yahoo.com
Ignacia Gárriz, ignacia.garriz@gmail.com
María Paz Quintas, pazquintas2003@gmail.com
Bianca Santi, biabiancasanti@gmail.com
Brenda Ailén Villagra, brendavillagra15@gmail.com
Título: La institución matrimonial en Argentina: cambios en su concepción y nuevas formas
de relacionarse
Comisión: 10
Año: 2022
Docente: Lucrecia Petit
Eje: Transformaciones de la sexualidad y de la vida privada.
Tema: El matrimonio, sus vicisitudes y nuevas maneras de relacionarse
Pregunta: ¿Cuál es la fuerza del matrimonio en la actualidad? ¿Por qué la gente elige
casarse hoy en día? ¿Por qué lo eligieron en otros contextos y épocas?

Metodología:
En este trabajo nos proponemos averiguar cuál es la concepción del matrimonio que
predomina en la actualidad, comparando la perspectiva que tienen sobre el tema las
distintas generaciones y poniéndola en diálogo con la visión que se tenía años atrás.
Buscamos hacer un recorrido de su historia, analizar su origen y el propósito del mismo, sus
costumbres y mandatos, para así poder entender cómo se construyó la imagen clásica,
dominante del matrimonio.
Investigamos con metodología cualitativa a través de una encuesta realizada por
156 participantes. La misma fue difundida a través de diversos contactos de los integrantes
del presente trabajo mediante la red social WhatsApp.
De la muestra de 156 individuos el 44% tiene 40 años o más, el 18% tiene entre 20 y
25 años, el 15% es menor a 20 años, el 10% entre 30 y 35, el 7% entre 25 y 30 y el 6%
entre 35 y 40 años. Con estos rangos etarios buscamos comparar las opiniones de las
distintas generaciones y nos preguntamos: ¿El matrimonio tiene la misma fuerza que antes?
¿Las personas eligen una nueva forma de relacionarse? ¿Cuál es la fuerza de la religión
judío-cristiana en la institución matrimonial actualmente?

Introducción
El matrimonio es considerado una institución jurídica de importancia relevante en las
sociedades actuales, que posibilita el desarrollo de las familias, con plenos derechos y
obligaciones, mediante un acto jurídico que tiene eficacia desde la firma del contrato
matrimonial ante un funcionario público y en presencia de testigos.
En el catolicismo y otras confesiones cristianas, el matrimonio es un sacramento que
une indisolublemente a un hombre y una mujer, y por el cual se comprometen a vivir de
acuerdo a las prescripciones de la Iglesia.
A partir de estas definiciones mencionadas queremos plantear en este trabajo cómo
fue evolucionando el matrimonio a través del tiempo, la fuerza que posee en la actualidad, y
comparar la concepción que tienen las nuevas generaciones sobre las ideas que ya están
planteadas desde un inicio.
Consideramos que la realización y abordaje de este trabajo no hubiera sido posible
sin tomar la Psicología Social como perspectiva. Dicha ciencia analiza la relación recíproca
entre el individuo y la sociedad. Su lectura ternaria de los hechos y relaciones, a diferencia
de otras perspectivas teóricas, nos brinda una visión más completa para abordar la
evolución del concepto del matrimonio. Presenta la tarea de cuestionar la realidad que nos
rodea, a la cual se le adjudica una cualidad natural, y nos lleva a desnaturalizarla. A
deconstruir lo construido y desaprender lo aprendido que modifica el comportamiento y
pensamiento de cada uno.
La sociedad, a lo largo de los años, fue construyendo diferentes símbolos a los que
se les otorgó un significado matrimonial que las personas adoptaron y replicaron. Por
ejemplo, es costumbre que las mujeres al casarse lo hagan vestidas de blanco
(simbolizando la pureza) o que se utilicen alianzas matrimoniales que simbolizan la unión
entre dos personas, dando cuenta de la mutua pertenencia entre ellas.
Con respecto al matrimonio igualitario hubo un gran conflicto social para discutir la
legalización del mismo. Había diversas disputas de si esto era correcto o no y cada
individuo adoptó una posición a favor, en contra y hasta hubo quienes optaron por no opinar
por miedo a la respuesta de otros; ya sea por razones provenientes de su religión, su
crianza o mismo de la influjo de las demás personas.
La influencia social en esta lucha era tan fuerte que lograba (muchas veces) llevar
los pensamientos/creencias de los individuos hacia donde apuntaba la mayoría de la
sociedad.
Esta cuestión atraviesa profundamente nuestro trabajo ya que nos preguntamos:
¿Cuál es la fuerza social del matrimonio hoy en día? ¿Las personas en realidad se casan
por “decisión propia” o es porque la sociedad las conduce a eso? Lo que opina cada
persona que encuestamos acerca del matrimonio ¿es realmente su pensamiento o es lo
que la sociedad lo condujo a pensar?

Marco teórico
Nos hemos centrado en diferentes perspectivas teóricas para abordar el concepto de
matrimonio, sus simbolizaciones y transformaciones a lo largo del tiempo. Tomamos como
base de este proyecto los textos y clases que fueron dictados en las clases prácticas y
teóricas de la cátedra Zubieta en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos
Aires para llevar a cabo el presente trabajo de campo.
En primer lugar, haremos hincapié en el Interaccionismo Simbólico desarrollado por
Ernesto Lentini en el año 2012. Tomamos de su texto este concepto en relación a la
definición del individuo en tanto actor-agente, en donde se plantean que sus principales
características son la creatividad, la intencionalidad y la actividad orientada en forma
cooperativa. A su vez, teoriza que las relaciones sociales no quedan establecidas de una
vez por todas, sino abiertas y sometidas al continuo reconocimiento por parte de los
miembros de la comunidad (Joas, 1987 en Lentini, 2012). Esto lo relacionamos con el
matrimonio debido a que, en Argentina, las maneras de vincularse afectivamente han
cambiado en el tiempo, permitiendo el matrimonio civil y el igualitario, las relaciones abiertas
y el derecho a poder elegir el tipo de régimen matrimonial deseado.
Dentro del mismo apartado se exponen conceptos de George Mead (1972) que
indican que la realidad del individuo se construye a partir de la interacción y de la
experiencia en las actividades sociales para así formar su propia subjetividad. Tomando
como base esta acción, se adopta la actitud de otro generalizado (Mead,1972) en el que la
sociedad en general posee cierta influencia por sobre los sujetos como seres individuales.
Tal idea se refleja a simple vista con conductas reglamentadas que se deben respetar
dentro del círculo matrimonial; como dormir en la misma habitación, la utilización de un
anillo como símbolo de propiedad y las posiciones que los hombres y mujeres deben
adoptar para obedecer a ciertas normas.
Es a través de la comunicación que se incorpora el interaccionismo simbólico y
gracias a este es posible pensar racionalmente. El factor principal en la comunicación entre
los sujetos es la utilización de símbolos que sean significantes en la medida de que
provoquen una reacción por parte del otro. Esta idea la vinculamos con la acción de
ponerse de rodillas y colocar un anillo o pedir la mano de la pareja, ya que estas acciones
significan que uno quiere que el otro sea su compañero de vida o que quiere contraer
matrimonio.
En segundo lugar, utilizaremos del texto “El individuo en la vida cotidiana” de Erving
Goffman conceptos claves relacionados al ambiente de la vida cotidiana y el
interaccionismo. Como base del trabajo tomamos la idea de actuante y puesta en escena,
los cuales nos ayudan a comprender cómo se desarrollan en un escenario los individuos.
Esta acción escénica se lleva a cabo en un lugar en el que transmiten y recogen signos que
los ayuda a identificar las intenciones y cómo van a continuar la puesta basándose en
experiencias previas.
Al mismo tiempo, según Goffman, el sujeto porta una máscara la cual le permite
ejecutar un rol determinado y para ello necesita de una fachada personal que refiera a
estímulos físicos y conductuales para representar un tipo de ideal que estimule la tensión y
el interés con respecto al público, lo cual podemos verlo representado en el significante de
matrimonio ideal, en la ceremonia, en los vestuarios y en las posturas de cada participante
dentro de la escena.
Otra noción obtenida es la idealización, la cual para Goffman (1981) es aquello que
remite a la actuación de los individuos bajo ciertos “valores oficiales de la sociedad” que
construyen determinados estereotipos e ideales bajo el marco de familia, sexualidad y
matrimonio. (Goffman, 1981). Existe cierta tendencia en los actuantes a ofrecer a sus
observadores una impresión idealizada que, para el autor, al expresar estándares ideales
durante su actuación los individuos no pueden mostrar la acción incompatible con ellos.
(Goffman, 1981).
Relacionamos este concepto de idealización con el tipo de familia donde la
paternidad y la maternidad son ejercidas por hombres y mujeres heterosexuales, en donde
prevalece una cultura y religión común, y en donde el divorcio es visto como una mala
elección. Estos son los valores que la sociedad formó hasta el siglo XX, y que los sujetos
están acostumbrados a ver. Las familias con padres homosexuales, divorciadas, con
diferentes orígenes, culturas, entre otras características, fueron y son, en determinadas
ocasiones, vistas como figuras de desorden social.
En tercer lugar, incorporamos en este trabajo aportes extraídos del texto de la Dra.
Liliana Edith Ferrari llamado “El construccionismo social y su apuesta: la psicología social
histórica” y haremos hincapié en la idea básica del construccionismo en donde implica cierta
reconsideración acerca de cómo pensamos acerca del mundo y de nosotros mismos
planteado por Gergen, K y Gergen, M (2011).
A su vez, dentro del mismo texto, Vivian Burr postula un construccionismo con una
existencia infinita de alternativas (Burr, V. en Ferrari, 2012). A partir de esta noción, nuestro
objetivo es abordar las determinadas construcciones sociales que se fueron modificando a
lo largo del tiempo sobre el matrimonio, y a su vez, las interpretaciones que se hicieron
sobre este. Adoptamos la idea de que “toda realidad se forma de manera preestablecida por
un consenso entre los individuos y afirma que ‘’nada es real hasta que los sujetos se ponen
de acuerdo de que sí lo es.’’ (Gergen, K y Gergen, M. 2011) para mencionar
acontecimientos que se construyeron a lo largo de los últimos años en Argentina como la
Ley N.º 26.618 de matrimonio igualitario sancionada en 2010.
En cuarto lugar, hablaremos de representaciones sociales a partir de lo explicado en
el texto “De la ciencia al sentido común” de Serge Moscovici (1988) para desarrollar lo que
la cultura establece para conmemorar el matrimonio. Moscovici describe a las
representaciones sociales hegemónicas como aquellas que son homogéneas, coercitivas,
estables y se encuentran presentes en distintas prácticas simbólicas y afectivas y nosotros
dirigiremos esta definición a nuestros desarrollos de tradiciones y símbolos que son
compartidos en las comunidades judío cristianas, junto con los tipos de ceremoniales que
comparten.
A su vez nos referiremos a aquellas representaciones polémicas (Moscovici, 1988),
apuntando a las nuevas maneras en que abordan el matrimonio los individuos hoy en día,
estableciendo un diferencial y una oposición a la tradición, y expresando un carácter rebelde
ante las antiguas costumbres. Este tipo de representaciones son aquellas donde las parejas
rompen con las demandas sociales eligiendo no contraer matrimonio de manera legal y
religiosa, y/o también lo podemos ver reflejado en dinámicas de relación de parejas del
mismo sexo.
Tomamos el concepto de representación social de Denise Jodelet (2007) en su texto
llamado “La representación social: fenómenos, concepto y teoría” para referirnos a cómo se
estableció en algún momento un ideal de matrimonio en el sentido de su conmemoración.
La autora lo define como un proceso y producto de la actividad mental, que es elaborado
por un grupo para poder definir objetivos y procedimientos, ubicándose como un
conocimiento compartido con el propósito de que sea práctico y pueda circular en las
diferentes comunidades.
Usamos el concepto de imaginario social del texto llamado “Representaciones
sociales e imaginario social” de la autora Margarita Robertazzi para explicar cómo el
matrimonio se implanta en la sociedad como una idea que forma parte de una identidad
personal de “estar casado”. La autora define al imaginario social como una dimensión
esencial compuesta por ideas y normas que constituyen una identidad para la sociedad.
Estos sistemas de representaciones permiten autodesignarse y fijan simbólicamente
normas y valores. (Castoriadis, en Robertazzi, 2007).
Dentro del mismo texto destacamos la visión de Marí (2003) sobre el discurso del
orden, que lo define como un dispositivo de legitimación jerárquico el cual impone un orden
en la sociedad planteado como un bien común, pero que en verdad solo beneficia a las
clases privilegiadas. Esto lo enlazaremos con nuestro trabajo de campo con el propósito de
explicar que en la cultura existen ciertas conductas que se encuentran establecidas como
un bien común que es compartido dentro de una unidad.
Señalaremos en la transformación histórica del matrimonio el rol de las fuerzas
innovadoras de las minorías que desarrolla Gabriel Mugny a partir del modelo genético,
planteado por Serge Moscovici. Estos autores cuestionaron la teoría hegemónica de la
psicología social que conceptualizaba la influencia como una herramienta de control y
uniformización social ejercida por un grupo de individuos de mayor estatus social sobre un
grupo de individuos de estatus social inferior: para este modelo funcionalista, la modificación
de normas se da desde estos hacia abajo. En cambio, la teoría sostenida por Moscovici y
Mugny coloca a las minorías como los principales agentes de cambio. Las minorías surgen
como un anti poder que genera una ruptura en el sistema social. Provoca conflictos, tanto
con el poder como con la población (en menor medida para poder ser aceptado por la
misma) y logra su modificación.
Para finalizar abordaremos la idea de Berger y Luckman sobre el “conocimiento
espontáneo”, que se refiere a un conocimiento que se constituye a partir de nuestras
experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos, y modelos de pensamiento
que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social.
De este modo, este conocimiento es, en muchos aspectos, un conocimiento socialmente
elaborado y compartido.

Estado del arte


En la antigüedad podemos observar al matrimonio como un organizador mediante el
intercambio de mujeres, con el objetivo fundamental de asegurar la supervivencia de las
personas que poseían mayor poder. Este fue documentado por primera vez en la
Mesopotamia del año 4.000 a.C. Se utilizaban una tablilla en donde se dejaba por escrito el
pacto entre hombre y mujer, en la misma aparecían reflejados los derechos y deberes de la
esposa, el dinero que obtendría ella en caso de ser rechazada y el castigo en caso de
infidelidad.
A medida que las sociedades cambiaron, esta función cambió radicalmente y
aparecieron otros objetivos: garantizar la filiación de los hijos, garantizar la subordinación de
la mujer y la división sexual del trabajo, con el fin de garantizar la transmisión de la
propiedad mediante la herencia.
En un principio, el matrimonio era regulado por la iglesia. En 1888 se sanciona la
Ley de Matrimonio Civil, que fue el paso que se necesitaba para lograr una independencia a
la libertad religiosa. Ese mismo año se reconoció en el Artículo 14 de la Constitución de
Argentina una garantía llamada “libertad de cultos” y desde ese momento se determinó que
el matrimonio que conlleva un aspecto legal sería dado por un funcionario civil.
A fines del siglo XIX y especialmente en el siglo XX, el matrimonio como institución
atravesó un proceso de secularización. Comenzó a desligarse de su significatividad
religiosa tomando gran importancia su costado legal propio del Estado, aproximándose cada
vez más a la laicidad. Un ejemplo importantísimo de este acontecimiento es la Ley de
Divorcio, promulgada en Argentina en 1987 bajo el gobierno de Raúl Alfonsín. El matrimonio
hasta ese momento era, como lo establece la iglesia, “hasta que la muerte los separe”. A
partir de entonces, el matrimonio se volvió una elección de vida de la que uno se podía
retractar.
Sin embargo, es innegable la herencia cristiana que aún posee. La fuerte influencia
que esta religión ejerce sobre la sociedad y la política queda en evidencia ante cualquier
intento de modificar su estructura legal para ampliar derechos sexuales y reproductivos.
Debido a la evolución del matrimonio, este no solo pasó a ser un pacto para que dos
familias se lleguen a unir, sino que también llegó a significar una unión para que las
personas puedan convivir juntos; garantizando derechos en cuanto a sus bienes y la
finalización del mismo. Esto se debe a que en el momento de la terminación del matrimonio,
el cónyuge que más éxito económico haya tenido no deje desamparado a quien fue su
pareja, dando así una igualdad y equidad para que no exista la injusticia al momento del
divorcio.

Matrimonio Igualitario
Para los sectores conservadores la familia heterosexual es la garantía del
mantenimiento del orden simbólico, utilizado también como sinónimo de “orden natural”,
“orden establecido”.
El matrimonio igualitario se instala para disputar un lugar en el acceso a la
legitimidad social, económica y moral, lugar que gozaban exclusivamente las parejas
heterosexuales. Esta no es únicamente una extensión de los derechos de esta institución,
sino que significó una modificación de la institución misma de manera radical.
Con el matrimonio entre personas del mismo sexo la complementariedad de sexos
pierde su significado histórico, y la distribución de papeles, roles y trabajos pasa a ser una
función que nada tiene que ver con los géneros, sino de los gustos y capacidades. Y no sólo
de una manera real, sino también en el imaginario colectivo. Por primera vez en la historia el
matrimonio empieza a ser un contrato entre iguales.
Desde 2007, el movimiento por la diversidad sexual desarrolló varias estrategias
para colocar el debate sobre el matrimonio igualitario en la agenda política institucional
argentina. A fines de 2009 empezaron a discutirse en comisiones de la Cámara de
Diputados dos proyectos de ley para incluir en el Código Civil el matrimonio entre personas
del mismo sexo.
Los principales opositores fueron la jerarquía de la Iglesia católica y los sectores
evangélicos conservadores, estos impulsaron una consulta popular, generando
manifestaciones públicas en el país y una concentración frente al Congreso en Buenos
Aires durante el día previo a su tratamiento en el Senado.
El hecho de que actores católicos, evangélicos y judíos hicieran públicas voces
discordantes con lo habitualmente esperado para referentes religiosos fue estimulado y
utilizado por el movimiento por la diversidad sexual para romper la imagen de un frente
religioso monolíticamente opositor al matrimonio igualitario. Pese al posicionamiento
restrictivo hacia la homosexualidad y el matrimonio para parejas del mismo sexo del
Vaticano y la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el catolicismo se mostró
heterogéneo, plural y, en algunos casos, permeable al movimiento por la diversidad sexual.
Finalmente, el 15 de julio de 2010 se sancionó la Ley N° 26.618 de matrimonio
igualitario.

Relaciones abiertas, poliamor y anarquía relacional


En esta segunda década del siglo XXI comenzaron a popularizarse nuevas formas
de relacionarse sexo-afectivamente. Sin embargo, la existencia de muchas de ellas es de
larga data. Estas maneras de vincularse, englobadas en el concepto de “amor libre”, fueron
implementadas tanto por los movimientos sociales de la década de los ‘60 como por
determinados militantes del anarquismo a fines del siglo XIX. De todas formas, es indudable
que su auge comenzó a llegar estos últimos años, y es incuestionable que seguirá
aumentando la cantidad de personas que elijan relacionarse de esta forma. A través de una
identidad colectiva buscaron construir un nueva forma de vivir y ver en el mundo distinta a la
impuesta.
La concepción del amor libre surge en contraposición al amor romántico clásico que
enarboló históricamente la institución matrimonial. Se opone a la monogamia como norma y
símbolo de opresión, como destino único e inevitable. Busca librarse de la imagen
construida e inculcada del amor que implica una relación heterosexual con roles y jerarquías
de poder y que fomenta los sentimientos de celos que se enmarcan en una idea de
posesión del otro. Estas relaciones alternativas otorgan una flexibilidad que permite explorar
y conocerse a uno mismo y al otro, sin dejar de establecer ciertas reglas de común acuerdo
para respetar los deseos y límites de cada uno; así, los conceptos de amor y fidelidad son
redefinidos.

Análisis
Entendemos el matrimonio como una institución que moldea el pensamiento de las
personas a la vez que es construida, sostenida y modificada por las mismas, y es por esta
relación recíproca que pretendemos analizar los diferentes procesos que surgieron en la
sociedad y que permitieron su modificación: por un lado, la conquista del matrimonio
igualitario que implicó una reforma o una reconstrucción del matrimonio clásico
heterosexual; y por otro lado, la popularización de formas alternativas de relacionarse que
ponen en duda la importancia del matrimonio.
¿Cómo se fue deconstruyendo en los últimos años la conceptualización clásica del
matrimonio? ¿Disminuyó la influencia que tiene en la sociedad la institución matrimonial o
cambió cualitativamente? ¿Sigue teniendo la misma fuerza que en el siglo pasado? ¿Cuál
es el rol de la religión en el asunto y qué peso tiene su influencia en la perpetuación del
matrimonio convencional?
Las transformaciones que atravesó la institución del matrimonio en los últimos años
a partir de innovaciones como el proceso de secularización se plasman en las
representaciones sociales que los individuos condensan alrededor de la idea del
casamiento, los cuales constituyen un conjunto de significados que nos permiten interpretar
a lo que hoy en día entendemos como hechos matrimoniales. Ante la consigna de expresar
qué es lo primero que viene a la mente al escuchar la palabra “matrimonio” obtuvimos
diferentes respuestas de los encuestados que podemos clasificar de la siguiente manera:
amor (22%), distintos tipos de símbolos y elementos matrimoniales (17%), institución y
legalidad (15%), compromiso (15%), familia (11%), unión (10%), atadura (6%) y religión
(4%).
Un gran porcentaje ve al matrimonio como una manera de facilitar la tramitación de
diferentes papeles legales en una familia, como algo que sirve para poder unificar los bienes
de cada uno o visto como un simple documento que plasma la unión con el otro. ¿Será que
el matrimonio se irá transformando en las generaciones futuras sólo como una relación legal
más que algo basado en el compromiso, el amor y la unión de personas que tienen un
proyecto común?
Sin embargo, es interesante destacar que “amor” fue la respuesta más popular entre
los jóvenes menores de 20 años, así como entre los mayores de 40 años. Fue en el rango
etario del medio donde se obtuvo otras respuestas mayoritarias como “familia” en los
veinteañeros e “institución y legalidad” en los treintañeros. ¿Por qué será que la concepción
romántica del matrimonio, fuertemente cuestionada en la generación de los participantes
nacidos en los años ‘90, se fortaleció nuevamente entre los participantes más jóvenes?
Quizás debido al “conocimiento espontáneo” que se constituye a partir de nuestras
experiencias, pero también desde las informaciones, conocimientos y modelos de
pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la
comunicación social. El conocimiento es socialmente elaborado y compartido, y la
institución matrimonial, en los últimos cuarenta años atravesó muchos procesos de cambio;
por lo cual, es de esperarse que la concepción del mismo se haya modificado también.
Se obtuvo, a su vez, como resultado, que el 47% de los encuestados afirma tener
deseos de casarse en un futuro, a contraposición de un 22% que no demuestra interés en
hacerlo y un 31% que estuvo o está casado actualmente. En términos generales, hay
escasa diferencia generacional en el resultado sobre el deseo de contraer matrimonio, pero
son, justamente, los jóvenes menores de 20 años quienes obtuvieron el mayor porcentaje y
son los individuos entre 25 y 30 años quienes obtuvieron el menor porcentaje (teniendo en
cuenta además que la cantidad de encuestados ya casados aumenta enormemente a partir
de los 35 años).
¿Habrá algún tipo de influencia detrás de este interés? Este tipo de influencia podría
ser una complacencia pública (Allport 1924, en Turner) que cambia la conducta pública pero
que puede o no llevar a un cambio en la actitud privada, las personas influenciadas, a
diferencia del comienzo del párrafo, resultan ser personas adultas de entre 30 y 40 años.
Podemos pensar que tal vez estas influencias están ligadas a la pujanza de instituciones
como la familia, la religión o simplemente influencia por su contexto social.
Mugny (1981) en su texto “El poder de las minorías” sitúa dos modelos propuestos
por Moscovici (1979) respecto a cómo se puede concebir la influencia en la sociedad.
Primero menciona al modelo funcionalista, en donde plantea que los procesos de
influencia social sirven al control porque aseguran un intercambio que tiene carácter
estable, consensual y están planteadas de acuerdo a normas sociales. En este caso, los
individuos se encuentran sumergidos dentro de un común acuerdo que rige en la sociedad
en la que viven. No se habla de cambios sociales que son propuestos por minorías, las
mayorías influyen a las minorías y no al revés. Mugny (1981) expresa que “la influencia es
sólo expresión de las relaciones de poder habidas en otro campo” ya que las innovaciones
no implican una ruptura del sistema por más que su intención sea que si lo sea, el control
social se destaca.
En segundo lugar, a partir del modelo genético en donde los sistemas sociales
parten de la interacción y de acuerdos entre los miembros (Moscovici en Mugny, 1981), las
influencias de las minorías no se enfocan en el control social sino en un proceso de
innovación. Notamos que algunos de los encuestados adoptan posiciones opuestas y
podemos llegar a concluir en que tal vez aluden a un intento de innovación para salir de la
norma social que rige.
Encontramos una mayor importancia a los símbolos matrimoniales por encima de la
unión, la familia y el compromiso. ¿Por qué se considera más importante el símbolo que el
resto de los factores? Los individuos intentan articular su significado por sí mismos en su
vida. Es por eso que algunas normas o reglas les parece que son evidentes y se sirven de
ellas según sus necesidades. Esto que conforma su manera de pensar es influenciado por
creencias anteriores.
Estos símbolos funcionan construyendo el imaginario social que los individuos
adoptan ya que tienen una naturaleza social. Aunque un individuo puede inventar para su
propio uso un juego personal de significantes y significados (símbolos), no le serviría para
comunicarse con otros individuos; no todos lo entienden y comparten, entonces el lenguaje
se acabaría en y con el individuo mismo.
Los símbolos que representan al matrimonio son el anillo que representa el amor
eterno, la unión y la lealtad en la pareja, el vestido de novia que es el elemento insignia y su
color blanco que simboliza la pureza. Otro símbolo es el lazo de boda, que significa la
unidad e indisolubilidad del matrimonio. Notamos que en la actualidad, se ha optado por
adoptar diferentes rituales de celebración del ‘’amor’’. En muchas ocasiones podemos
identificar como las parejas adoptan una vestimenta que aporta un diferencial y un discurso
que quieren compartir. Por ejemplo, en casamientos donde intercambian entre sexos el
vestido y el traje. En nuestro país lo vimos reflejado en la Ley de Matrimonio Igualitario en
2010, que aportó la deconstrucción de la idea de que los símbolos matrimoniales son únicos
y universales. Mugny (1981) sostiene que para que una minoría (como la que mencionamos
del intercambio de vestimenta) sea incluyente requiere de una postura firme, unanimidad a
nivel interno y que, principalmente, proponga una alternativa a la que las mayorías estipulan
para lograr demostrar autonomía. De esta manera, la mayoría podría cambiar el sistema de
comportamiento que es aceptado para poder reemplazarlo por otro.

El peso de la religión en las decisiones matrimoniales de la actualidad


En la primera pregunta de la encuesta, sobre lo primero que aparece en la mente
cuando se escucha la palabra “matrimonio”, solamente un 4% eligió la palabra religión,
mientras que un 15% pensó en la parte institucional legal.
Por otro lado, analizamos que los participantes mayores de 40 años, que conforman
un 47%, se casaron por civil y por iglesia a una edad de entre 20 y 30 años. A diferencia, el
grupo etario actual de entre 20 y 30 años que decidió casarse de igual manera conforman
un porcentaje de 25%. A partir de estos datos podemos afirmar que hay una disminución en
la tasa de matrimonios realizados por civil y por iglesia en el rango etario de entre 20 y 30
años. ¿Será que a los jóvenes ya no los influye la iglesia misma para casarse? Podemos
sostenernos en la idea de Lentini (2012), quien teoriza que las relaciones sociales no
quedan establecidas de una vez por todas, sino abiertas y sometidas al continuo
reconocimiento por parte de los miembros de la comunidad.
A su vez, se preguntó si la religión influye en la opinión acerca de las nuevas
maneras de relacionarse. En todos los rangos etarios encuestados la respuesta mayoritaria
fue la misma: “Sí, afecta”. Esto demuestra que si bien la relación de la juventud cambió con
la iglesia, es innegable que sigue teniendo una enorme influencia en la sociedad.

Nuevas formas de relacionarse: poliamor y relaciones abiertas


Las formas alternativas de vincularse sexoafectivamente abrieron otro frente de
cuestionamiento a la institución matrimonial y al modelo clásico de pareja, y son
definitivamente tema de debate en la actualidad. Según los datos obtenidos, el 71% de los
individuos encuestados no estaría dispuesto a entablar una relación fuera de la monogamia.
Esto coloca al 29% restante en la posición de minoría, tanto numérica como normativa.
Nuevamente encontramos que las respuestas negativas son muy fuertes en los menores de
20 años y los mayores de 35 años, descienden un 14% entre los veinteañeros y vuelven a
aumentar en los treintañeros. De manera conclusiva, podemos decir que ante lo postulado
por Mari (1993), por más que ciertos discursos tengan como finalidad producir
emancipación, terminan siendo funcionales al discurso del orden, ya que se presentan como
verdades y reglas a seguir: como lo único posible, lo natural y lo común compartido.
En la actualidad, vemos muchos intentos por deconstruir las relaciones sociales,
imponiendo mayor diversidad pero en varias ocasiones es difícil desprenderse del discurso
de poder, como podemos verlo dentro de los datos obtenidos en la encuesta. Vinculándolo
con la teoría de Mugny (1981), podemos decir que esta mayoría que se niega a mantener
una relación de este tipo es más bien una mayoría silenciosa, cuyos deseos y aparente
consenso sobre la forma de vincularse clásica y hegemónica está en realidad
completamente influenciado por las relaciones de dominación y poder; pero también son
permeables a la difusión minoritaria, al cambio.
El 48% de los encuestados cree que las relaciones abiertas pueden favorecer el
vínculo con la pareja, contra un 32% que está en desacuerdo, un 16% que opina que
depende de cada pareja y un 12% restante entre los que se encontraban los que no
estaban decididos. A grandes rasgos estos números dan cuenta de un avance en la
aceptación de estas innovaciones. Si bien todavía son pocos los que están dispuestos a
relacionarse de esta forma, son varios los que reconocen que pueda implicar una
transformación positiva en la forma de vincularse. Podríamos adjudicar esta recepción
positiva a lo planteado por Gergen, K y Gergen, M. (2011) en la idea de que la realidad se
forma por un consenso entre los individuos.
Nuevamente el rango etario de los 20 a los 40 años es el que muestra mayor
permeabilidad al cambio y menor conservadurismo pero, esta vez, los menores de 20 años
no quedaron muy atrás. La diferencia es mínima. Teniendo en cuenta que en la mayoría de
las respuestas de la encuesta vemos entre los más jóvenes y los más adultos una similitud
en sus opiniones nos surge la duda de si esto implica un retroceso o una revancha de la
rigidez estructural del matrimonio. Sin embargo, creemos que es un ejemplo de la
interiorización y de los efectos del nuevo modelo matrimonial que comenzó a fines del siglo
pasado, más flexible y más cercano a la legalidad que a la religión. Quizás, que sean los
más jóvenes los que se ven interpelados por ambas líneas (las minorías y el poder) se
explica por la siguiente afirmación de Mugny (1981):

"El hecho de que su identidad social se halle en evolución ofrece más


posibilidades de captar experimentalmente la intervención de los mecanismos sutiles
que pueden intervenir en los fenómenos de difusión minoritaria. E igualmente su
inserción social los hace más sensibles a ciertos cambios sociales que a los adultos
cuya prolongada inserción social al sistema dominante los ha vuelto más estáticos
en su evolución, los ha hecho más "integrados""

Conclusión
Comenzamos el trabajo preguntándonos cuál era la fuerza del matrimonio en
la actualidad. Quisimos comprobar cómo la sociedad influyó en modificar la concepción del
matrimonio en Argentina e identificar y entender el efecto que produjeron las nuevas formas
de relacionarse en la sociedad, indagar acerca de la importancia que tienen los credos
religiosos para la decisión de casarse y a partir de una encuesta, poder comparar las
diferentes concepciones que tienen los sujetos de diferentes generaciones, menores de 20
y mayores a los 40 años, del concepto de matrimonio.
Efectivamente, se siguen manteniendo algunas tradiciones respecto al matrimonio.
Pero a su vez, surgieron nuevas prácticas a partir de un consenso entre la sociedad.
Podemos mencionar entre estas el matrimonio igualitario y otras formas de relacionarse
sexoafectivamente como las llamadas relaciones abiertas.
A partir de lo analizado, concluimos en que la concepción que se posee sobre el
matrimonio fue cambiando acorde a la transformación de la misma. A medida que se
flexibilizó, los jóvenes se acercaron más a ella. En la sociedad joven argentina el matrimonio
sigue teniendo la misma fuerza que en el siglo pasado, por sus símbolos tradicionales, por
sus valores y lo que conlleva el mismo. Pero al mismo tiempo, el valor del matrimonio como
la unión amorosa y religiosa entre personas fue perdiendo su hegemonía en la sociedad
Argentina, ya que comienza a representar más popularmente un camino fácil para la
tramitación de papeles legales en una familia.

ANEXO
Preguntas utilizadas en las encuestas:
● ¿Cuántos años tenes?
-Menos de 20
-Entre 20 y 25
-Entre 25 y 30
-Entre 30 y 35
-Entre 35 y 40
-Más de 40
● ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente al escuchar la palabra “Matrimonio”?
● ¿Te casarías?
-Si
-No
-Lo estuve
-Lo estoy
● ¿A qué edad te casaste? Si es que lo hiciste
-Menos de 20 años
-Entre 20 y 30 años
-Más de 30
● ¿Por qué decidiste casarte? Si es que lo hiciste
-Mandato familiar
-Mandato social
-Decisión propia
-Mi pareja lo deseaba/quería asi
-Por mi religión
-Por la religión de mi pareja
-Otro
● ¿Cómo te casaste? Si es que lo hiciste
-Por iglesia
-Por civil
-Ambas
● ¿Qué concepción tenías sobre el matrimonio? ¿Seguis teniendo la misma?
● Si cambio, ¿cuál es tu concepción actual?
● ¿Mantuviste o mantendrías las tradiciones matrimoniales? (por ejemplo: casarse con
vestido blanco/traje negro, casarse por iglesia, irse de luna de miel, organizar una
fiesta luego de la ceremonia, etc.)
-Si
-No
-Me es indistinto
● ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando pensas en “familia”?
● ¿Qué pensas de las relaciones abiertas o poliamorosas?
● ¿Estuviste o estarias en una relación de este tipo?
● ¿Crees que estas nuevas formas de relacionarse pueden favorecer de alguna
manera el vínculo con la pareja?
● ¿Para vos la religión puede llegar a influir en todas estas opiniones/creencias que se
forman?
-Si
-No
● Si tu respuesta fue si. ¿Por qué?

Resultados obtenidos.
Realizamos una encuesta a través de la aplicación Google Forms, la cual fue distribuida por
Whatsapp y otras redes sociales.
Gran parte de los encuestados supera los 40 años, un 44%, luego le siguieron personas
entre los 20 y 25 con un 18%, personas menores de 20 años con un 15%, personas entre
30 y 35 con un 10%, personas entre 25 y 30 con un 7%, y por último personas entre 35 y 40
con un 6%.
En nuestra primera pregunta “¿Qué es lo primero que se te viene a la mente al escuchar la
palabra "matrimonio"?” las respuestas que más destacaron fueron:
➢ Amor à Los que mayoritariamente respondieron esto fueron personas de menos de
20 años (33%) y personas de más de 40 años (28%)
➢ Institución / legalidad: Los que mayoritariamente respondieron esto fueron personas
de entre 30 y 35 años (31%)
➢ Antiguo/ Atadura/ Cárcel: Los que mayoritariamente respondieron esto fueron
personas de 35 y 40 años (11%). Ninguna persona entre los 25 y 30 años
proporcionó estas respuestas
➢ Religión: Los que mayoritariamente respondieron esto fueron personas de 30 y 35
años (13%). Ninguna persona menor a 20 años y ninguna persona entre los 25 y 30
años proporcionó estas respuestas
➢ Símbolos (anillo, cama matrimonial, etc): Los que mayoritariamente respondieron
esto fueron personas menores de 20 años y personas entre 20 y 25 años (21%)
➢ Compromiso: Los que mayoritariamente respondieron esto fueron personas mayores
a 40 años (24%)
➢ Familia/ Hijos: Los que mayoritariamente respondieron esto fueron personas entre
los 20 y 25 años (29%)
➢ Unión: Los que mayoritariamente respondieron esto fueron personas entre los 25 y
30 años (18%)
El 41% de las personas mayores a los 40 años se encuentran casadas y un 22% lo
estuvo alguna vez. En el resto de las edades encuestadas predomina el deseo de algún día
contraer casamiento.
Por otro lado, las personas con más de 40 años, el 56% contrajo matrimonio entre
los 20 y 30 años. En cambio, las personas entre 30 y 40 la gran mayoría contrajo
matrimonio luego de los 30 años. La gran mayoría de los que se casaron lo hicieron por
iglesia y por civil en simultáneo.
Otra pregunta que figura en nuestro cuestionario es “¿Por qué decidiste casarte?”.
La gran mayoría de los encuestados respondieron que fue por decisión propia. Solo un 3%
de personas mayores a 40 respondió que lo hizo por un mandato familiar o deseo de su
pareja.
Al 46% de los encuestados le gustaría mantener las tradiciones matrimoniales (por
ejemplo: casarse con vestido blanco/traje negro, casarse por iglesia, irse de luna de miel,
organizar una fiesta luego de la ceremonia, etc).
Para orientarnos a nuevas maneras de relacionarnos planteamos la pregunta
“¿Estarías en una relación abierta?”. La gran mayoría de los encuestados respondieron que
no (82%), las personas mayores a 40 años tuvo un porcentaje de un 82% en esta
respuesta. En cuanto a los que sí mantendrían este tipo de relación, son personas entre 35
y 40 años con un 50% de los votos. Sin embargo, a la hora de preguntar si para ellos este
tipo de relaciones favorecen el vínculo, un 40% respondió que sí, siendo este el porcentaje
superador.
En cuanto a la religión nuestra pregunta es “¿Crees que la religión influye en este
tipo de opiniones?” El 63% de los encuestados respondieron que sí y el 37% que no.
Referencias

● Barnes, Héctor (2013). Historia del matrimonio: cómo han cambiado las parejas a
través de los siglos.
● Berger y Luckman “La representación social: fenómenos, concepto y teoría”
● Carbonelli, Marcos A; Mosqueira, Mariela A.; Felitti, Karina (2011). Religión,
sexualidad y política en la Argentina: intervenciones católicas y evangélicas entorno
al aborto y el matrimonio igualitario. Revista del Centro de Investigación, Universidad
La Salle.
● Ferrari, Liliana Edith. “El construccionismo social y su apuesta: la psicología social
histórica”
● Ferrario, Constanza María (2018). Poliamor, parejas abiertas y anarquía relacional:
una etnografía sobre el amor libre. Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, Universidad Nacional de La Plata.
● Gimeno, Beatriz y Barrientos, Violeta (2009). La institución matrimonial después del
matrimonio homosexual. Revista de ciencias sociales Íconos.
● Goffman, Erving (1981) . “La presentación de la persona en la vida cotidiana”.
● Jodelet, Denise (2007). “La representación social: fenómenos, concepto y teoría”
● La evolución del matrimonio en Argentina. Recuperado de
https://www.studocu.com/ec/document/universidad-central-del-ecuador/derecho-civil-
i-personas-y-familia/la-evolucion-de-matrimonio-en-argentina/10512516
● Lentini, Ernesto (2012). Capítulo: “Interaccionismo Simbólico”
● Moscovici, Serge (1988). “De la ciencia al sentido común”.
● Mugny, Gabriel (1981). Capítulo 1 y 2 “El poder de las minorías”.
● Robertazzi, Margarita (2007). “Representaciones sociales e imaginario social”
● Sgró Ruata, María Candelaria y Vaggione, Juan Marco (2012). Las marcas de lo
religioso en la política sexual: debate legislativo y matrimonio entre personas del
mismo sexo en Argentina. Revista Sociedade e Cultura.
● Vaggione, Juan Marco y Jones, Daniel (2014). La política sexual y las creencias
religiosas: el debate por el matrimonio en parejas del mismo sexo (Argentina 2010).

También podría gustarte