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TALLER DE INTEGRACIÓN

CLASE 4: Enunciación y discurso

Objetivos de la clase
Que, como estudiante, a partir de la lectura,

-comprendas los conceptos de la Teoría de la Enunciación:


 Subjetividad en el lenguaje: las marcas en el discurso.
 Enunciación, Enunciador y Enunciatario.
 Autor y lector modelo/ autor y lector empírico.
 Escena enunciativa.
-adquieras la capacidad de distinguir la construcción de la subjetividad en los textos.
-escribas textos expositivo-explicativos en los que des cuenta del análisis que realizaste sin
marcas de subjetividad
Contenidos
 Enunciación
 El sujeto de la Enunciación: Enunciador y Enunciatario
 Escena enunciativa

Propuesta de trabajo:
En la clase anterior, comenzamos a leer el corpus y a ubicar los textos leídos en relación con
distintos interrogantes sociales. En esta clase, indagaremos las herramientas que te permitirán
profundizar el análisis de esos discursos sociales. En esta clase vamos a desarrollar el tema
“enunciación” y tendrás que atender a las consignas de lectura que te ayudarán a detenerte
sobre aquellos conceptos que resultan relevantes para la comprensión general de los
textos/autores/temas que hemos seleccionado con el propósito de lograr el mejoramiento de
las prácticas de lectura y escritura de cada estudiante. Estas actividades guían la comprensión y
el aprendizaje.

1)Enunciación y análisis del discurso


Consigna de lectura I
Te pedimos que leas los textos que siguen hasta la consigna II. Es un poco largo, pero muchos
temas ya los conocés. Al leer, tendrás que ir subrayando los conceptos importantes para
incluirlos luego en tu diccionario y charlarlos, si es necesario, con tu profesor/a.

La tarea de leer e interpretar un texto es el objetivo de todas las disciplinas que se inscriben en
la dimensión del Análisis del Discurso. Muchas son las teorías que se incluyen en este rubro.
Entre ellas, hemos seleccionado el aparato conceptual propuesto por Emile Benveniste,
investigador francés. Su teoría ha recibido el nombre de Teoría de la Enunciación y tiene un
objetivo concreto: identificar la presencia de la subjetividad en los textos. Esto significa que,
mediante la aplicación de la metodología propuesta por Benveniste, puede describirse un
cuadro que dé cuenta de las características o rasgos del sujeto que se construye en cada texto.
El sujeto de la enunciación está compuesto por dos figuras que remiten, con ciertas
restricciones, a la “personalidad” de quien habla –enunciador o destinador- y de aquel hacia el
que va dirigido el texto –enunciatario o destinatario-. Para esta labor, Benveniste propone
identificar las marcas del sujeto de la enunciación para, luego, trazar un perfil de las
intencionalidades y efectos de sentido construidos por el sujeto de la enunciación en los
textos.
La finalidad de la aplicación de la teoría es desocultar construcciones ideológicas para la mayor
y más acertada interpretación de los textos.
No se debe desatender que la teoría de Benveniste está pensada para la lectura e
interpretación de textos no ficcionales, es decir, todos con excepción de los artísticos. Para la
identificación de la construcción de la subjetividad en los textos ficcionales o artísticos,
recurrimos a otra teoría: la Teoría del Autor/Lector Modelo, de Umberto Eco.
Por otro lado, también hay que tener siempre presente que todas las teorías del Análisis del
Discurso discuten con aquellas propuestas que aconsejan analizar los sentidos construidos en
los textos a partir de investigaciones biografistas o exclusivamente contenidistas. Intentar
elucidar los sentidos construidos en los textos mediante la investigación de las biografías de
sus autores es una tarea estéril. De la misma forma, el sentido de un texto no se encuentra
solamente mediante el relevamiento de sus contenidos.
El Análisis del Discurso parte de una plataforma base que no hay que perder de vista nunca
durante la lectura y el análisis: el texto no es un espejo de las características e ideologías del
autor de carne y hueso o autor empírico; por el contrario, la voz que habla en los textos es el
resultado de una construcción ad hoc, es decir, una construcción realizada para ese contexto y
esa situación comunicativa particular de manera, generalmente, intencional. El autor empírico
puede ser el mismo, pero el Enunciador construido puede variar sus características de acuerdo
con las necesidades comunicativas.
-Enunciación y enunciado
Se entiende por enunciación el acto de decir o de producir un discurso. Quién produce el
discurso, quién lo recibe, el lugar y el momento y la situación de comunicación en que se
produce condicionan el acto de la enunciación y son sus instancias constitutivas. Al cambiar un
solo elemento, las condiciones cambian.
Todo lo que se dice durante ese acto, con una intención comunicativa y sentido pleno, es el
enunciado. Para el lingüista soviético Mijail Bajtín, son enunciados tanto una novela, un
tratado científico, como la breve réplica en el diálogo de la vida cotidiana (1979: 260).
Los enunciados no son hechos singulares ni autónomos. Siempre hay otros anteriores,
simultáneos y, eventualmente, posteriores, que contribuyen a la intelección de todos y cada
uno. Para Bajtín, el lenguaje debe ser pensado en su realidad concreta de hablantes y oyentes
comunicándose, dialogando; de allí que el discurso, entendido como una representación
esquemática del mundo, sea considerado un modo de intercambio social en el que los
enunciados se continúan, se entrelazan, se responden, se refutan.
-Sujeto de la Enunciación y Escena enunciativa
Los protagonistas de la enunciación –o Sujeto de la Enunciación- reciben el nombre de
enunciador y enunciatario, y en la relación, a través del enunciado, el sujeto de la enunciación
pone en juego una imagen de mundo, de sí mismo y de su enunciatario aun cuando no se dirija
a él explícitamente.
Por escena enunciativa, se entiende el marco en el que se despliega la comunicación: posible
situación de contacto –espacio y tiempo- y características de la pareja enunciador y
enunciatario.
Como ejemplo del resultado del análisis, en el siguiente texto publicitario podemos concluir, a
partir de la identificación de una serie de marcas –los pronombres, el uso del verbo en
imperativo, el uso de la segunda persona informal para el destinatario- cómo la enunciación
pone en escena un enunciador humano, que se presenta como conocedor de las necesidades
más íntimas de su enunciatario, a quien se lo construye como un joven adolescente que,
recién, abandona la etapa de la infancia. El enunciador, aparente autoridad en las relaciones
humanas, asimila el riesgo y la aventura a las necesidades de la juventud. Por último y para no
extendernos, el analista –es decir, nosotros- puede arribar a la conclusión de que el texto no
tiene la intención de vender un par de zapatillas Nike sino un modelo de mundo, uno en el que
los jóvenes homologuen el riesgo y la valentía a una supuesta postura “rebelde” ante las
normas del discurso hegemónico. Por lo tanto, el análisis nos muestra que el texto viola las
convenciones del género discursivo publicitario, al que pertenece, para internarse en el de la
política: no vende un producto del mercado sino un modelo de sociedad, la consumista, propia
del Liberalismo. Su estructura argumentativa no busca convencer acerca de una actitud
comercial sino de la conveniencia de adoptar un estilo de vida que abandone metas como las
de la profesionalización y la familia para adentrarse en el individualismo y la incertidumbre
sobre el futuro.
Hubo una época en que todo era más fácil. Tu mamá decidía que ropa te ponías. Te peinaba.
Te cuidaba. Y cuando tenías hambre sólo llorabas. Ibas a ser abogado o tal vez ingeniero. Pero
un día, sin que te dieras cuenta, creciste. Y aprendiste a decir que no. No te conformaste. Y
sentiste que querías cometer tus propios errores. Entonces tomaste el camino más difícil. Te
dedicaste a lo que realmente querías. Te animaste a ser distinto. Y por primera vez sentiste
que podías. Era tu lucha, tu convicción. Y sin dudar arriesgaste todo lo que tenías. Porque en el
fondo, sabías que había algo mucho peor que fracasar. No haberlo intentado. JUST DO IT.
Es muy importante, para la aplicación de la teoría, no olvidar que el sujeto que procede a
identificar las marcas/huellas de la subjetividad en la enunciación NO ES EL SUJETO DE LA
ENUNCIACIÓN sino el analista. No es el enunciatario el que identificará las marcas sino el
investigador del Análisis del Discurso que se proponga como objetivo el estudio de un
determinado texto. Por esta razón es que, en el ámbito universitario, una de las principales
estrategias de lectura es la proponemos en nuestro Taller de Integración: el aprendizaje del
Análisis del Discurso y de la Teoría de la Enunciación.
Esto debe quedar muy claro: la pareja enunciador/enunciatario son figuras construidas en el
texto, no son nunca encarnadas por nadie. El analista es el que, habiendo aprendido las
técnicas del análisis del discurso, aplica a la investigación de un tema, los métodos del análisis
del discurso para demostrar que, en los textos, la construcción de la ideología puede ser
identificada a partir de la ubicación e interpretación de las marcas de la subjetividad y también
de lo expresado en los enunciados. El analista no es el enunciatario, a pesar de que sus rasgos
pueden corresponderle.
-Autor Modelo/Lector Modelo
La pareja Autor Modelo/Lector Modelo es un elemento que corresponde a la Teoría de la
Interpretación propuesta por Umberto Eco para el caso de los textos ficcionales, es decir, las
obras artísticas.
Al igual que Benveniste y que todos los teóricos de la investigación lingüística y literaria de la
segunda mitad del s. XX hasta el presente, Eco ve con claridad que los autores de carne y
hueso no dan cuenta de ellos mismos en sus textos; en especial, aquellos que pertenecen al
campo del arte. Eco parte de la premisa histórica en estos estudios de que los rasgos presentes
en una obra artística dan cuenta de un perfil de autor: el Autor Modelo. El autor de carne y
hueso elige ciertos temas, ciertas estructuras, cierto vocabulario, cierta perspectiva filosófica –
por ejemplo-, cierto género: en síntesis, cierto estilo. Ese perfil estilístico da cuenta de un
Modelo de autor construido en una obra, que, generalmente, se repite en todas las obras del
mismo autor, pero puede no hacerlo. La misma coincidencia puede aparecer en los géneros.
Hablaremos, entonces, por ejemplo, del Lector Modelo del género policial o del género animé.
El término “modelo” puede causar incomodidad en aquel que aún no está interiorizado en las
intenciones representativas de Umberto Eco. En este marco, “modelo” no es un concepto
evaluativo acerca de la inteligencia o la preparación del lector, sino que se refiere a las
competencias necesarias para la identificación e interpretación de las marcas construidas en el
texto en cuestión. Un Lector puede acercarse a ser el Lector Modelo de un autor, o de un texto
o de un género y no serlo para otros. Recordemos: no es una categoría evaluativa.
El lector modelo puede ser encarnado por la figura del analista o la del crítico. Por el contrario,
el Enunciatario es simplemente el “receptor designado”, pero puede no ser capaz de elucidar
los sentidos profundos de la construcción de la subjetividad.
En otro orden de cosas, la Teoría de la Enunciación es una herramienta para el análisis del
discurso no ficcional. No obstante, esta inicial presunción, la teoría de la Enunciación ha sido
adoptada y adaptada, posteriormente, para el análisis de textos artísticos, como por ejemplo,
por Christian Metz, quien analiza la “enunciación cinematográfica”. La teoría de Umberto Eco
es el centro de una teoría de la interpretación de las obras artísticas: literarias, pictóricas,
cinematográficas, etc.

2) Las “marcas” de la enunciación1


2.1. Los Deícticos
Deixis, en griego, significa “señal”. Por lo tanto, los deícticos son señales que nos remiten a
otros elementos, que habrá que identificar para elucidar sus efectos de sentidos.
Por lo tanto, la tarea del analista no consiste en un simple señalamiento de marcas sino en
determinar qué efectos de sentido produce el discurso como totalidad.
2.1.1. Los Pronombres Personales
2.1.1.1. Distintos usos de la 1ª Persona del Plural
El pronombre personal “nosotros” y los posesivos –nuestro, nuestros, nuestra, nuestras- que
remiten a la Primera Persona del Plural pueden emplearse con distintos efectos de sentido.
Veremos algunos casos.
a-Nosotros inclusivo = yo + usted/ustedes. El emisor se presenta como parte del mismo grupo
al que se dirige. Promueve la identificación.
"Al principio, los terroristas podrán esconderse en cuevas y otros sitios. Pero nuestra acción
militar está también diseñada para despejar el camino a operaciones más amplias y sostenidas
que les hagan salir y comparecer ante la justicia..." (Bush)
b-Nosotros exclusivo = yo + él/ellos. Excluye a sus receptores. Hace referencia a él mismo y a
su grupo de colaboradores o a un grupo de pertenencia: partido, gremio, agrupación...

1
Tal como vimos en el Curso de Ingreso, las marcas de enunciación están permitidas en algunos géneros
discursivos como los periodísticos y las clases orales y escritas; y no están autorizados en los géneros
científicos / académicos más rigurosos.
"América se ha llenado de horror desde el norte hasta el sur, el este y el oeste, y gracias a Dios
América prueba ahora solo una copia de los que nosotros hemos probado..." (Bin Laden)
c-Nosotros de extensión máxima = yo + él/ellos + usted/ustedes. Agrupa a receptores y
colaboradores. Se muestra como vocero de valores universales.
"Todos soñamos con un mágico jardín de rosas, en vez de disfrutar de las flores que nacen al
pie de nuestras ventanas..."
d-Nosotros de autor: o plural de cortesía.
"En este trabajo, presentaremos el resultado de nuestra investigación..."
2.1.1.2. Distintos usos de la 2ª Persona, plural o singular
Al igual que la Primera del Plural, curiosamente, la Segunda Persona puede ser usada o aludida
para construir diferentes “efectos de sentido”.
Tú (o “vos”) "genérico": uno=tú=yo. Esto significa que el “vos/tú” es equivalente al “yo” o,
incluso, a genérico “uno”.
Se emplea el “tú” o el “vos” para construir un efecto de sentido más amplio: ese “vos” puede
ser un “yo” o el tan empleado “uno” típico de expresiones como “Uno ya no sabe qué hacer”.
Ejemplo: "Ante esta situación, vos (tú o yo) no sabés qué hacer”
Yo = tú o vos o ustedes. Esto significa que usamos el “yo”, pero, en realidad, le estamos
hablando al otro.
Ejemplo: "Ahora, cierro la boquita y escucho a la seño"
Nosotros = tú, vos, usted. Esto significa que usamos el “nosotros”, pero, en realidad, le
estamos hablando al otro.
Ejemplo: “Y, por casa, ¿cómo estamos?”
“Claro, no tuvimos tiempo de estudiar. ¡¡¡Tuvimos tanto trabajo!!!” (dice la profe ante el
alumno que se excusa)
Él = tú, vos, usted. Esto significa que usamos el “él/ella”, o sea, la 3ª persona, en lugar de la 2ª.
Ejemplo: "¿La señora necesita algo más?", le decimos a nuestra propia esposa, hija, novia o
madre, produciendo así un efecto de sentido humorístico: al adoptar el discurso de la
“servidumbre decimonónica”, nos construimos a nosotros mismos como “lacayos” de ellas.
Efecto de sentido humorístico: somos sus víctimas.
2.1.2. Los Apelativos
Todo apelativo implica una evaluación subjetiva por parte del enunciador, es decir, el apelativo
"dice" algo de aquel a quien se refiere, pero, en todos los casos, indicará el valor que el locutor
asigna a la persona designada. Por lo tanto, decimos que el apelativo "manifiesta la relación
social que el locutor establece con la persona u objeto designados".
Cuando alguien llama a otro “amigo, compadre, papá, tío, amor de mi vida, corazoncito mío,
querido, negro, flaco”, no está describiendo las características del otro sino el valor que el que
habla asigna a ese otro. Es decir, está imprimiendo en el texto, oral o escrito, una marca
personal. De esta manera, diremos que el enunciador se construye en su enunciado y, de la
misma manera, construye a su enunciatario.
Ejemplos:
Si una jovencita llama “Papi” a un recién conocido en un baile, no provoca el mismo efecto de
sentido que si se lo dice a su propio padre o a su hermano.
Si la profesora exclama “¡Señores!” ante sus alumnos de Primer Año de Secundario, ubica a sus
alumnos en un lugar de Destinación que no será el mismo que cuando exclama “¡Chicos!”.
Construye, en el primer caso, una figura de sí misma “enojada”, que no se repite en el segundo
caso. Y, a la vez, les indica a ellos un perfil: el del silencio y la obediencia.
2.1.3. Las localizaciones espaciales y temporales
Los pronombres demostrativos -este, ese, aquel- y los adverbiales –aquí, acá, ahí, allí, allá- son
considerados deícticos. Otros adverbios de lugar, como lejos, detrás, abajo, o verbos como ir,
venir, entrar, salir, pueden funcionar como deícticos cuando se relacionan con el sujeto de la
enunciación.
Ejemplos:
Sé que estás cada vez más lejos (de mí)
Sé que no vendrás (aquí, en este lugar en el que me encuentro)
Los adverbios de tiempo, así como las formas verbales, permiten localizar un acontecimiento
sobre el eje antes/después de un tiempo determinado. (Llegamos ayer)

2.1.4. Los tiempos verbales


El momento de la enunciación es, siempre, el ahora: el presente o Tiempo "cero".
Respecto de ese Tiempo Cero, será posible establecer retrospecciones o "idas hacia atrás”
("ayer", "hace una semana") y prospecciones o "idas hacia adelante" ("mañana", "dentro de un
rato").
Pero el Presente es susceptible de integrar enunciados que, por medio del agregado de un
adverbio, expresan el pasado o el futuro: “Hace dos horas que te espero” o “¿Venís mañana a
comer?”, respectivamente. O puede usarse con valor histórico: “San Martín es el Libertador”.

2.2 Las Modalidades o Modalizaciones


2.2.1. Modalidades de Enunciación
Hablamos de “modalidades” para indicar las formas del acto de la enunciación, es decir, los
modos en que pueden ser presentadas las ideas: interrogación, exclamación, aseveración,
orden, negación, duda.
Ejemplos:
“¿Tenés hora?”, “¡No sé qué hora es!”, “No sé si ya será tarde o todavía estoy a tiempo”
En los tres casos, la idea es “Me preocupa la hora porque tengo que hacer algo”. Por lo tanto,
los tres casos son tres modalidades en que expresamos esa necesidad de ajustarnos a un
horario determinado.
2.2.2. Modalidades de Enunciado
También modalizamos cuando empleamos adverbios del tipo “evidentemente”,
“generalmente”, etc., o giros del tipo “con seguridad”, “por cierto”, “quizá”, etc., o cuando
empleamos verbos modales como "suponer", "creer", o verbos con carga significativa "saber",
"comprobar", "observar”, “denunciar”, etc.
Ejemplo:
No es lo mismo que digamos “Mañana, viene mi suegra” a que digamos “Mañana,
lamentablemente, viene mi suegra”. La presencia del adverbio agrega una evaluación que
muestra características del sujeto enunciador: es indudable que el que habla, el enunciador,
no evalúa positivamente la visita de la madre de su cónyuge, es decir, lo enunciado. Es
imprescindible que observemos que la expresión no caracteriza a la “suegra” sino al
enunciador.
2.2.3. Modalidades de Mensaje
En otros casos, la modalización se realiza por medio de la construcción sintáctica del
enunciado.
Partiendo del orden "lógico" de la oración en castellano, las modalidades de mensaje dan
cuenta de ciertas transformaciones que otorgan distintos "valores" al enunciado. Las
transformaciones sintácticas fundamentales son la tematización, la nominalización y la
pasivación.
Llamamos Tematización a la colocación de lo más importante, según el hablante, al inicio de la
oración. Así, por ejemplo, no logra el mismo efecto de sentido decir “Los policías reprimieron a
los manifestantes” que “Los manifestantes fueron reprimidos por la policía”. En este segundo
caso, incluso, puede omitirse el sujeto que realiza la acción, de acuerdo con la ideología que
desee mostrar el enunciador, porque se ha recurrido, también, a la Pasivación, es decir, se ha
transformado el verbo activo en pasivo.
“La construcción pasiva tiene un poderoso efecto neutralizador sobre la acción o el proceso
que se trata de comunicar. En la pasiva se introduce el auxiliar "ser" de tal manera que el
participio empieza a parecer un atributo adjetival del sujeto pasivo. Los procesos, cuando
están bajo el control de sujetos activos, implican la posibilidad de modificación; los estados, en
cambio, son percibidos como inalterables y, por ello, como algo que hay que aceptar tal como
se presenta". (Atorresi, Ana: 1996, 273)
La Nominalización es la transformación que reduce una oración convirtiendo su núcleo verbal
en un sustantivo. Por ejemplo, en lugar de decir “Allanaron la casa del juez”, o “La casa del juez
fue allanada” (pasivación de la expresión anterior), podemos recurrir a “Allanamiento en la
casa del juez”, expresión en la que se observa la nominalización: el verbo “allanar” se ha
transformado en sustantivo.
Las nominalizaciones ocultan a los participantes del proceso. La decisión de no mencionar a los
participantes de un proceso debe ser analizada desde el punto de vista ideológico: la de
actividad nominalización, al permitir la supresión de la referencia al agente y al afectado,
despersonaliza e, incluso, drena del lenguaje el sentido.
2.3. Los subjetivemas
Kerbrat-Orecchioni llama “subjetivemas” a ciertas palabras con rasgos afectivos y axiológicos.
Son sustantivos, adjetivos, verbos o adverbios con los cuales el enunciador evalúa una
situación o emite juicios positivos o negativos de algo o alguien.
Ejemplos:
Esta es una republiqueta/La madre chilla todo el día/Son todos unos corruptos/En aquel
entonces, gobernaba un tirano/Estos comentarios, realmente, apestan...

3) Enunciación y polifonía
Polifonía significa “muchas voces”. Pero el concepto de polifonía no se limita a las voces
explícitamente citadas en el texto. Incluye, además, discursos aludidos en forma implícita en el
enunciado; ecos de voces que son recogidos e instalados en el propio discurso. Por lo tanto,
llamaremos polifonía a la presencia de varias voces en un texto.
3.1. Los recursos polifónicos más comunes son la cita directa, o reproducción textual de las
palabras de otro, y la cita indirecta, que consiste en incluir, en las palabras del hablante, las
expresiones de otro.
3.2. Uno de los recursos polifónicos más empleados es el que se conoce como
“Intertextualidad”, o “Hipertextualidad”, en términos de Gerard Genette. Consiste en incluir
segmentos o alusiones de otros textos. Para reconocer la intertextualidad, el lector/espectador
deberá contar con ciertas competencias culturales o enciclopédicas.
Ejemplos:
En el siguiente graffiti, se alude a una famosa frase de Eva Perón: "Volveré y seré sillones" (Luis
XV)
Innumerables son los capítulos de Los Simpson que “intertextualizan” con obras famosas como
Dr. Jekill y Mr. Hyde, de R.L. Stevenson; el poema El cuervo, de E. A. Poe; la película El
resplandor, de Kubrick, quien, a su vez, intertextualizó al realizar la transposición de la novela
homónima del Stephen King; etc. etc.
3.3. Las Implicaturas son, también, casos de polifonía. Implicar es incluir, en forma velada,
otros textos o voces. Cuando el hablante “implica”, el receptor deberá” inferir” lo implicado.
Los casos más conocidos de implicatura son:
La Ironía: Se habla con ironía cuando en un contexto determinado decimos algo contrario a lo
esperado. Al decir, por ejemplo: “Qué día precioso”, bajo un chaparrón en medio de un paseo,
lo que el hablante -o enunciador- hace no es solo expresar su disgusto, sino también
comunicar lo que se esperaba de una situación ideal de paseo: que no lloviera. Por lo tanto, el
emisor produce dos afirmaciones: la literal y la que debe ser inferida por el receptor, que es la
que corresponde a su verdadera intención.
El Sobreentendido: No posee marcas lingüísticas, no se encuentra en el diccionario, su
significado depende del contexto. Es provocado por las palabras, pero no está en las palabras.
“¿Sabés qué hora es?”, le dice la mujer a su marido cuando están en una fiesta. El marido,
conociéndola, interpreta sus palabras como un pedido, y le contesta “Nos vamos cuando
quieras”. El pedido de irse de la fiesta no está en el enunciado. Solo un terreno de
conocimiento común y la identificación de las marcas textuales pueden lograr que el receptor,
el marido, responda efectivamente.
El Presupuesto: A diferencia del anterior, el Presupuesto o Presuposición es una implicatura
inscripta en el enunciado a partir de alguna marca lingüística que nos remite a una información
que no aparece en el texto en forma explícita. En “Este año, no ha llovido tanto”, el adverbio
“tanto” y el demostrativo “este” dan cuenta de que se está comparando con el año anterior y
se presupone ese terreno de conocimiento compartido entre el que habla y su receptor.
3.4. La Ambigüedad: Hay muchos enunciados que son ambiguos en el sentido de que pueden
interpretarse de dos o más maneras distintas. En "Esteban cree que aprobó el examen", el
receptor no sabe, si desconoce el contexto, si Esteban no sabe si él aprobó su propio examen o
si Esteban no sabe si una tercera persona, que no figura en el enunciado, es quien aprobó el
examen: "Esteban cree que (Juan) aprobó el examen".
Serán el contexto o el cotexto los que posibilitarán la desambiguación.
3.5. La Ruptura de la isotopía estilística: La isotopía estilística es la pertenencia de un discurso o
una lengua a un lecto, a un determinado estilo o género. A menudo, la isotopía es quebrada
por la irrupción de fragmentos que remiten a variedades distintas. Su presencia genera, por
contraste, diversos efectos de sentido y pone de manifiesto los juicios de valor asociados a las
variedades en juego.
Ejemplos:
En el siguiente fragmento del Libro de Manuel de Julio Cortázar, la isotopía, sostenida por las
alusiones a las letras de tango, es quebrada por la presencia de una canción infantil:
"Copetín del recuerdo, mezcla rara de Museta y de Mimí / salud Delfino, camarada de
infancia / ser argentino en un suburbio de París / Caracol col col saca los cuernos y mira al
sol..."
En el tango Cambalache, la ruptura de la homogeneidad discursiva la producen términos como
"problemático y febril":
"Siglo veinte, cambalache, problemático y febril / el que no llora no mama y el que no afana es
un gil..."
En algunos textos, la ruptura apuntará a caracterizar el personaje, o una situación; en algunos
textos argumentativos puede funcionar como índice de una pertenencia cultural o símbolo de
prestigio. Por último, diremos que la ruptura de la isotopía estilística es un recurso utilizado
por el discurso humorístico en lo que se denomina "remate" del chiste.

Consigna de lectura II
Después de haber leído los conceptos importantes vinculados con la teoría de la enunciación,
te proponemos la lectura del siguiente texto y que te posiciones en la actitud del analista del
discurso. Observá los elementos de la Teoría de la Enunciación: sujeto de la enunciación,
escena enunciativa y marcas/huellas que los determinan. Relacioná esos elementos con el
contexto sociohistórico y también con las características del género publicitario. Cuando
termines, comentaremos en clase los resultados del análisis realizado.

“Imagínate vivir en una meritocracia, un mundo donde cada persona tiene lo que merece,
donde la gente vive pensando cómo progresar día a día, donde el que llegó, llegó por su
cuenta, sin que nadie le regale nada. Verdaderos meritócratas, que saben que, cuanto más
trabajan, más suerte tienen. Que no quieren tener poder, sino que quieren tener y poder. El
meritócrata sabe que pertenece a una minoría que no para de avanzar y que nunca fue
reconocida. Hasta ahora”.

Spot comercial titulado Meritocracia, de Chevrolet, Cruze II.


https://www.youtube.com/watch?v=Ov9x5naV3ok

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