Cuando estás estresado, la glándula pituitaria responde aumentando la
producción de una hormona llamada hormona adrenocorticotrópica (ACTH). Cuando la glándula pituitaria envía esta ráfaga de corticotropina, actúa como un sistema de alarma en nuestro cerebro. Esta alerta le dice a las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones, que inunden la sangre con hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas del estrés causan una variedad de cambios fisiológicos en nuestros cuerpos, como aumento del ritmo cardíaco y la presión arterial, sistemas digestivos suprimidos y sistemas inmunológicos alterados. Una vez que desaparece la amenaza percibida, los niveles de cortisol y adrenalina en la sangre descienden, y la frecuencia cardíaca, la presión arterial y todas las demás funciones corporales vuelven a la normalidad.
En respuesta al estrés, el cuerpo aumenta automáticamente la presión arterial,
el ritmo cardíaco, la respiración, el metabolismo y el flujo sanguíneo a los músculos. Esta respuesta está diseñada para ayudar a nuestros cuerpos a responder rápida y eficientemente a situaciones estresantes.
Si sobrevienen situaciones estresantes, el cuerpo no tiene tiempo de
recuperarse. La activación crónica de este sistema de respuesta al estrés puede interrumpir casi todos los procesos de nuestro cuerpo. Algunas de las respuestas corporales más comunes al estrés crónico afectan el sistema digestivo. Por ejemplo, el dolor de estómago o la diarrea son comunes cuando se está estresado. Esto se debe a que las hormonas del estrés ralentizan la liberación de ácido estomacal y el vaciado del estómago. Estas mismas hormonas estimulan el colon para acelerar el paso de su contenido. QUE ES ESTRÉS El estrés se puede definir como un conjunto de respuestas fisiológicas que se producen cuando una persona se encuentra en un estado de nerviosismo, producto de diversas situaciones laborales o personales: exceso de trabajo, ansiedad, situaciones traumáticas vividas, etc.
Hay varios tipos de estrés:
Estrés normal: La respuesta fisiológica que nuestro cuerpo experimenta bajo
ciertas circunstancias, definidas como estrés, es en realidad normal hasta cierto punto. Un poco de estrés y ansiedad pueden ayudarnos a afrontar y superar algunas situaciones difíciles.
Estrés patológico: Cuando el estrés se encuentra en un estado elevado durante
mucho tiempo, es muy probable que provoque problemas físicos y psicológicos, que pueden transformarse en estrés nocivo crónico, dando como resultado llanto, depresión y diversas afecciones físicas.
Estrés postraumático: Se produce después de que una persona haya vivido
algún tipo de evento aterrador, como un accidente de tráfico o un desastre natural. Debido a estos traumas, la persona suele tener pensamientos terribles sobre la situación por la que atraviesa. Este estrés puede aparecer en personas de todas las edades, pero los niños son especialmente propensos a padecerlo. (Sanitas, 2019)
Estrés laboral: El estrés laboral es una serie de respuestas emocionales y
físicas dañinas que ocurren cuando las demandas del lugar de trabajo exceden los recursos, habilidades y/o necesidades de un empleado. Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, el 28% de los trabajadores europeos sufre estrés laboral y el 20% sufre un síndrome conocido como “burnout”.
Bibliografía Sanitas. (21 de 06 de 2019). Obtenido de https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/ psicologia/prepro_080026.html