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Alimentación sana

La alimentación saludable constituye uno de los principales factores de promoción y mantenimiento de una buena salud
durante toda la vida. El modelo de una alimentación saludable contribuye a un excelente estado nutricional y a una mejor
calidad de vida en las personas. Se revisan algunos de los estudios más sólidos y recientes que abordan esta temática.
A lo largo de la siguiente investigación, se tocaran el tópico de alimentación sana, en cuanto como es y consecuencias
que puede conllevar si no se lleva a cabo, se pretende responder el por que es tan importante el llevar una alimentación
balanceada, la importancia de la investigación radica en ver los puntos médicos, fisiológicos, sociales y económicos que
se relacionen con el tema. Asimismo, este trabajo pretende mostrar que lo más óptimo para todos es aprender a llevar
una buena alimentación. La Organización Mundial de la Salud ha sido de gran relevancia no solo para informar sino para
tratar de brindar las herramientas correctas para poder atacar el problema de raíz.
Con este trabajo se espera lograr crear conciencia en el lector en respecto a sus hábitos alimenticios, asimismo el
reconstruir su pensamiento respecto a lo que uno piensa de los
alimentos.
La mala nutrición, en cualquiera de sus formas, presenta riesgos
considerables para la salud humana. La desnutrición contribuye a
cerca de un tercio de todas las muertes infantiles. Las crecientes
tasas de sobrepeso y obesidad en todo el mundo están asociadas a
un aumento en las ENT.
El incremento del sobrepeso y la obesidad en todo el mundo alcanza
cifras pandémicas y constituye uno de los principales desafíos para la
salud pública. Personas de todas las edades y condiciones se
enfrentan a este tipo de mala nutrición, a consecuencia de la cual
están aumentando vertiginosamente, incluso en los países en
desarrollo, enfermedades relacionadas con el régimen alimentario.
Existen diversos elementos, que son indispensables para los seres vivos. La alimentación, por su condición esencial es
uno de ellos. Esta constituye una secuencia de actos voluntarios y conscientes que van desde la planificación,
producción, selección, preparación, elaboración e ingestión de los alimentos. Estos actos son fáciles de modificar por la
acción de influencias externas educativas, culturales y económicas.
La formación de una alimentación saludable no es algo que deba dejarse solo en manos de la población, sino que debe
ser abordado como un problema de salud pública, con una política de Estado que esté pendiente de educar, comunicar y
empoderar a la comunidad de manera apropiada acerca de la relación que existe entre actividad física, alimentación y
salud; debería propender a una comercialización y publicidad que desaliente los mensajes que promuevan prácticas
alimentarias no adecuadas o la inactividad física, promoviendo los mensajes positivos y propicios para la salud;
reforzando la lectura de etiquetado nutricional por parte de la población, considerando que los consumidores tienen
derecho a una información exacta, estandarizada y comprensible sobre el contenido de los productos alimenticios para
facilitar la toma de decisiones saludables. Y a su vez en el aporte y gasto energético, diversos  tipos de dietas y
modalidades de actividades física que reducen el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles, como también sobre
decisiones saludables en materia de productos alimenticios.
Los hábitos se forman tempranamente en la infancia, entonces se debe orientar el trabajo a la generación de políticas
escolares que apoyen la alimentación saludable y la actividad física, considerando que la escuela influye en la vida de la
mayor parte de los niños/as. Debiéndose enseñar higiene y promoción de una alimentación sana, limitando la
disponibilidad, en estos establecimientos, de productos con alto contenido de sal, azúcar y grasas, instalando quioscos
que sean verdaderamente saludables. Ahora bien, no podemos olvidar que los alimentos también cumplen una función
social, como lo es: satisfacer la necesidad de alimento, satisfacer la sensación de apetito, conservar tradiciones
familiares, como protección, como acto de conciencia, como forma de poder, como forma de ostentación, de gratificación,
de evadirse, como mediador social, como festejo, entre otras. Por lo que a la hora de hablar de alimentación saludable y
necesidad de cambio de hábitos alimentarios, es necesario tener todos estos aspectos en cuenta, pues tal como plantea
Echeverría, al referirse al lenguaje constructivista, también podríamos establecer que la alimentación “construye
realidad”, es decir una realidad alimentaria en la población (Echeverría, 2003).
Para hablar de alimentación saludable tenemos que entender y reconocer que existen alimentos sanos y otros que no lo
son, por lo tanto para practicar o para llevar a cabo una alimentación saludable se debe tener coherencia entre el
discurso y en la acción.
Es de relevancia tener en cuenta las etapas del ciclo vital individual para poder comprender el concepto de alimentación
saludable, ya que las motivaciones para alimentarse son distintas en cada una de ellas, así en la infancia se es
dependiente, las decisiones están tomadas por los adultos tutores responsables de su educación, por lo que en esta
etapa quién debe ser educado o reeducado es el adulto. En la educación parvularia, el infante comienza a tener sentido
de independencia, donde el pequeño decide comprar lo que desee en la cafetería.
La etapa de la adolescencia, es donde el joven busca independencia y la identificación de él mismo, sin contar el tomar
decisiones con la mayor libertad, lo que lleva a descuidar la alimentación, pues come lo que quiere, donde quiere y como
quiere.
En la etapa adulta, existe cierto criterio, aunque las decisiones sobre alimentación se ven influidas por diferentes
intereses que no siempre están ligados a la salud como tal pues puede variar por la situación económica, por el trabajo,
cuestión de tiempo entre otras.
Como conclusión se puede señalar que la mayor prevalencia de enfermedades en México, la raíz del problema es el
tema alimentario, lo que es un verdadero reto para la salud pública por ser determinante sobre la salud de la población.
Mientras que por otro lado existen recomendaciones para tener una alimentación saludable que están al alcance de una
población que tiene libertad para escoger su alimentación y tiempo libre, la consecución de una alimentación saludable
no debe dejarse al libre arbitrio; debe ser abordada como un problema de salud pública, con una política de estado
orientada a la educación, comunicación y empoderamiento de la comunidad. Con el único fin de lograr cambios de
conducta, centrados en la motivación, sin efectos inmediatistas, trabajando desde la infancia con políticas escolares,
adecuándolos.

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