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E-ISSN: 1789-8091
edusol@cug.co.cu
Centro Universitario de Guantánamo
Cuba
Rodríguez-Menéndez, Mercedes
Errores más frecuentes en la utilización del lenguaje verbal y no verbal en las
presentaciones orales informativas
EduSol, vol. 15, núm. 51, abril-junio, 2015, pp. 41-52
Centro Universitario de Guantánamo
Guantánamo, Cuba
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Las respuestas obtenidas de la encuesta aplicada a los estudiantes en las que se les
interrogó sobre aspectos como: ¿Conoce cómo manejar la voz, los brazos, las manos y el
cuerpo?, ¿Conoce cuáles son los requerimientos técnicos a tener en cuenta para la
elaboración de las diapositivas que presenta?, ¿Prepara con antelación sus intervenciones
orales?, ¿Sabe cómo preparar introducción y conclusiones para que su intervención
resulte motivante e interesante?, ¿Ensaya siempre la exposición que va a realizar?,
¿Conoce cómo controlar el nerviosismo sin tener que recurrir a pastillas o bebidas?,
¿Conoce qué métodos emplear para provocar en el público expresiones de interés, placer o
curiosidad?, ¿Sabe qué hacer en caso de que no conozca la respuesta a alguna pregunta
que se le formule por parte del auditorio?, ¿Sus profesores le exigen y evalúan los
requerimientos antes señalados cuando realiza presentaciones orales?, ¿Sus profesores le
enseñan cómo preparar y realizar presentaciones orales con calidad?, mostró que:
Desconocen la importancia que tiene atender tanto a los aspectos verbales como no
verbales de una presentación.
Cuando realizan presentaciones en eventos, generalmente, no conocen con
antelación las características del local en los que estos de efectuarán, así como el
número y tipo de personas que asistirán, el nivel de conocimiento que tienen estas con
relación al tema de la presentación, si están de acuerdo o no con la tesis que se va a
exponer y las posibles interrogantes que pudieran hacer.
No dedican tiempo a preparar un guión para la alocución, ni tienen elaborado un plan
“b” por si se presentan imprevistos que les impida desarrollar con éxito el plan original.
No realizan un ensayo general de la presentación teniendo en cuenta entre otros
aspectos el manejo de la voz, las manos, los gestos. Generalmente ensayan cuando
les corresponde exponer la tesis final, pero obviando los elementos antes referidos.
No saben cómo controlar los nervios antes y durante la exposición.
No reciben por parte de sus profesores instrucciones que les prepare en este sentido.
Muy pocos profesores les exigen y evalúan los requerimientos antes señalados
cuando realizan presentaciones informativas.
Para solucionar estos problemas no existen recetas, pues cada individuo posee habilidades
que le permiten transitar con mayor o menor éxito por esta actividad. No obstante, concurren
aspectos generales a tener en cuenta para desarrollar con éxito presentaciones orales,
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los que pueden ser enseñados por los profesores durante los años que los estudiantes
transitan por las carreras.
Lo primero que se ha de tener claro es que cualquier presentación, por muy fácil que
parezca, será previamente preparada en una primera fase donde el presentador debe seguir
los siguientes pasos:
Seleccionar cuál será el tema que abordará y concentrarse en él, con lo cual evitará
dispersiones en otros componentes secundarios.
Conocer cuál es el objetivo de su intervención: transmitir una información, disertar
sobre un asunto determinado, motivar, o simplemente entretener, y en función de ello
seleccionar el estilo de la misma: formal o informal, serio o entretenido, cercano o
distante, monólogo o participativo, etc.
Saber qué conceptos presentará como material visual y qué explicaciones expondrá
oralmente, coordinando ambos aspectos.
Escribir el guión de la exposición, dividiéndolo en tres grandes secciones: introducción,
núcleo y recapitulación.
Elegir los apoyos visuales a utilizar, ya que estos reducen el costo mental de la
asimilación, facilitan la comprensión y aseguran una mejor retención del mensaje, pero
siempre teniendo en cuenta que estos nunca sustituirán la calidad de las ideas ni las
habilidades de comunicación.
Elaborar fichas de apoyo escuetas, con palabras claves, ideas básicas, que
contribuyan a darle mayor seguridad. Para su confección se recomienda emplear letra
grande, clara, que sea fácil de leer con un simple vistazo; utilizar, preferentemente,
papel duro o cartulina, de tamaño cuartilla o menor, ya que son más fáciles de
manejar y se arrugan menos. En el momento de la exposición no hay que esconderlas
fingiendo que no se utilizan, sino que se deben pasar discretamente y amontonando
en un lateral, sin darles la vuelta.
Interesarse por conocer la cantidad y características de su auditorio para hacer más
provechosa y entendible su presentación. Si de antemano, conoce que el nivel de
información que poseen los espectadores con relación al tema que abordará es
elevado deberá evitar las explicaciones que resulten obvias; pero, si por el contrario,
es bajo, es conveniente que le dedique algunos minutos adicionales a la introducción
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del tema. Por otra parte, una alocución dirigida a sólo 10 personas es completamente
distinta a una para 100, como no es la misma para un público homogéneo ya sea en
edad, intereses intelectuales o nivel de escolaridad, que para uno heterogéneo.
Ensayar las presentaciones ya sea frente a un grupo de colegas o amigos, cuyos
comentarios críticos serán muy útiles para hacer los últimos ajustes, anticipar
preguntas de la audiencia y ganar mayor confianza; grabando la exposición con una
cámara de vídeo o simplemente con un grabador para poder escucharse; o, si no se
cuenta con estos medios, simplemente midiendo el tiempo con un reloj. Durante el
ensayo se ha de estar atento no solo al tiempo, al orden o la calidad de lo que se va a
decir, sino además al empleo correcto del tono de la voz, los silencios, las miradas, los
movimientos, los gestos de la cara.
Para combatir el miedo o el estrés – normal ante cualquier acto de este tipo - nunca se
ha de ingerir unas copas o pastillas que, a veces, emporan la situación. Lo más
razonable es auto controlarse, pensar en positivo, en que se saldrá airoso y
satisfecho.
Durante el acto de presentación:
Para que la introducción resulta atractiva, novedosa y despierte el interés del auditorio
puede utilizar una anécdota, un cuento gracioso, una frase jocosa, una cita célebre,
una pregunta o algún otro elemento que disponga positivamente al auditorio para la
información que se ofrecerá a continuación.
Para lograr brevedad en el discurso, lo que no implica que tenga que ser
necesariamente corto, se han de evitar los rodeos, las repeticiones innecesarias, los
datos superfluos, que tan sólo dificultan la comprensión y terminan aburriendo.
Emplear métodos que provoquen en el público expresiones de interés, placer,
curiosidad. El ponente ha de estar pendiente para, en caso contrario, adoptar
estrategias que favorezcan un clima de empatía. Entre las manifestaciones a atender
en el público están: el silencio, pues este lo mismo puede indicar curiosidad y
entendimiento, que, por el contrario, disociación, rechazo, hostilidad; los gestos y
posturas que se asumen, ya sea de completa inmovilidad o de excesivo movimiento
del cuerpo o de partes de él; las expresiones del rostro, que indiquen desagrado o
aprobación; los espacios vacíos o no frente a la tribuna, pues en la misma medida en
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que estos sean mayores el discurso será menos aceptado y atendido; la intensidad de
los aplausos una vez concluido el discurso o en momentos de emotividad, pues
mientras más agudos, el nivel de aprobación es mayor; la frecuencia con que las
personas se retiran del local donde se desarrolla la presentación, ya que la retirada
rápida y en masa indica que el orador no ha sabido captar la atención de los oyentes.
Para que el nerviosismo pase lo más inadvertido posible, nunca se han de decir frases
como: perdonen que me tiemble la voz, estoy nervioso, no sé qué me pasa; o realizar
movimientos torpes y descontrolados con el cuerpo, los brazos, las manos.
A través del rostro se transfieren muchos mensajes, por ello es importante no
gesticular de más, mantener las expresiones que tienden a la sonrisa, sobre las serias
y adustas que pueden indicar enojo. Hay que mirar al público sin cesar, mirarlo a los
ojos, con sencillez y normalidad, cambiando de interlocutor, nunca en forma
demasiado fija, atemorizada o poco natural.
Hablar tranquilamente y con voz clara, empleando un lenguaje directo, preciso, sin
ironías. Ajustar la velocidad al tipo de pensamiento o sentimiento que se quiere
trasmitir. Las variaciones en el ritmo, al igual que los contrastes en la modulación de la
voz y del acento, tienen gran importancia para dar expresividad y sentido a la palabra
y para retener la atención del que escucha.
La ubicación en el escenario transmite mensajes subliminales. De pie, en el centro:
autoridad; sentado, en un lateral del escenario: relajamiento, menos solemnidad. El
presentador debe, por tanto, seleccionar cuidadosamente dónde se va a ubicar. Si
está sentado tiene que permanecer erguido, a fin de realzar su figura y no quedar
perdido tras la mesa, el buró o el equipo de proyección. Si escogió estar de pie el peso
debe estar distribuido entre ambas piernas, evitando el balanceo de costado.
Los brazos deben permanecer sueltos a los lados del cuerpo, y lo ideal es que
acompañen lo que está diciendo con gestos suaves y expresivos. Si se está en
movimiento es importante caminar de un lado a otro de la sala para estar tan cerca
como se pueda de cada uno de los oyentes, pero evitando deambular sin ton ni son.
Si al caminar se pasa frente a la luz del proyector, que sea con naturalidad y
rápidamente. Cuando una persona hace una pregunta, al responderle es importante
no retroceder, sino más bien aproximarse a ella lo más posible.
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Cuestionario
Marque con una x en la casilla que se ajuste más a lo que usted observó durante la
presentación. Introduzca otros aspectos que considere.
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CONCLUSIONES
Dedicar tiempo a la elaboración minuciosa de las presentaciones orales, teniendo en cuenta
sus técnicas y requerimientos, redundará en una mayor calidad del producto final y por
consiguiente traerá prestigio, credibilidad y ventajas competitivas. Presentaciones con
calidad son sinónimo de eficiencia, creatividad, conocimiento, y seria imagen personal.
Las observaciones y encuesta realizada como parte de esta investigación han permitido
confirmar que, desdichadamente, muchas de estas exigencias no son tomadas en cuenta por
los estudiantes, a veces porque las desconocen, otras porque no las consideran importantes o
porque sencillamente se creen con capacidad suficiente para obviarlas e improvisar. Los
resultados, en la mayoría de los casos, son lamentables, pues la persona pierde crédito y no
logra los objetivos de la actividad.
Estudiar el tema, capacitarse y practicar este tipo de actividad debe ser una premisa para
todo estudiante universitario que, una vez graduado, ha de demostrar sus habilidades
comunicativas ante diferentes públicos.
BIBLIOGRAFÍA
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Educación, 2006.
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Alhambra Mexicana, 1991.
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