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AUTORES:
Esteban Quispe, Sandra Pamela (Orcid.org//0000-0003-1522-9396)
Murillo Torres Dara Keity (Orcid.org/0000-0003-2285-5432)
Padilla Torres, Carlos (Orcid.org//0000-0003-2774-3253)
Roncal Gonzáles, Ana Paula Jazmín (Orcid.org//)
Valverde Rojas Sheilla Ivette (Orcid.org/0000-0002-8304-6009)
ASESOR:
Dr. Reyna Mantilla, Ruben Jhon
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:
Derecho de los contratos
TRUJILLO-PERÚ
2023
DEDICATORIA
Resumen
ii
Abstract
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I. INTRODUCCIÓN:
En nuestro código civil (CC), en su artículo 1354, se nos dan las nociones de
lo que es la libertad contractual: “Las partes pueden determinar libremente el
contenido del contrato, siempre que no sea contrario a norma legal de carácter
imperativo”, es decir, desde este artículo se nos delimita la configuración interna que
gozan las partes de una relación contractual, dicho límite son las normas legales de
carácter imperativo, así como las buenas costumbres y el orden público.
Castrillón y Luna (2008) indicó que la libertad contractual consiste en que una de las
partes intervinientes de un contrato, tienen el derecho de, valga la redundancia, la
libertad de modificar el contrato, siempre y cuando esté con arreglo a la ley, así
como que la otra parte este de acuerdo. (p.163)
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teoría es partidaria de la aplicación inmediata, privilegia la eficacia de las normas
jurídicas y favorece la innovación.
Según Torres (2022) nos dice que en el artículo 62 de la C.P.P establece que la
libertad de celebrar un contrato garantiza que las partes puedan efectivamente
pactar los términos vigentes al momento de la celebración del contrato. En este
concepto, la libertad de contratar debe distinguirse de la libertad de contratar misma.
Primero, desde un punto de vista civil, significa que se puede elegir la oportunidad y
la parte con quien se contrata. En segundo lugar, la posibilidad de fijar libremente
los términos del contrato. Es claro que la norma constitucional se refiere a las dos
libertades.
1.5 HIPÓTESIS
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II. MARCO TEÓRICO
2.1 Libertad
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Por otro lado, Blanco (2016) mencionó que, la libertad contractual consiste en que el
consumidor puede establecer el contenido de un contrato, en otras palabras,
modificar las cláusulas que contienen este acuerdo. Sin embargo, al momento de
modificar las cláusulas se debe tener en cuenta que estas no contravengan el
ordenamiento jurídico y las buenas costumbres. (p. 41)
“Artículo 62.- La libertad de contratación garantiza que las partes puedan pactar
válidamente según las normas vigentes al tiempo del contrato. Los términos
contractuales no pueden ser modificados por leyes u otras disposiciones de
cualquier clase. Los conflictos derivados de la relación contractual sólo se
solucionan en la vía arbitral o en la judicial, según los mecanismos de protección
previstos en el contrato o contemplados en la ley ”.
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el contenido del contrato, siempre que no sea contrario a norma legal de carácter
imperativo. En buena cuenta, mediante la libertad contractual los contratantes tienen
el poder jurídico para dictar las normas privadas que regularán sus conductas. Así,
por ejemplo, pueden incluir en sus contratos:
Las partes contratantes también tienen la libertad para elegir el tipo contractual, es
decir, decidir si celebran un contrato regulado por ley (contrato típico) o un contrato
que se regirá por su autonomía privada ya que no existe una regulación legal para el
contrato que desean celebrar (contrato atípico). En este sentido, con muy buen
acierto, el codificador de 1984 incorporó en el artículo 1356 el principio de
supletoriedad de las normas legales de la teoría del contrato, prescribiendo que las
disposiciones de la ley en materia contractual son supletorias a la voluntad de las
partes, salvo que se trate de normas imperativas, en cuyo caso éstas primarán
sobre los pactos de los contratantes.
2.4 Funciones
● Función económica
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Lo cierto es que las personas no cambian bienes y servicios como tales; sino
derechos y obligaciones vinculadas a éstos. Así surge el contrato, como un
instrumento jurídico esencial que facilita el intercambio de bienes. Ello nos conduce
a afirmar con certeza que el mercado opera como una trama infinita de contratos, y
que la economía actual posee naturaleza contractual.
● Función social
El contrato debe ser útil para el logro de una convivencia pacífica, que no esté en
contra de las normas imperativas, del orden público y las buenas costumbres;
lógicamente bajo la premisa de que el contrato es ley entre partes.
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Por un lado, el derecho a contratar, libertad de contratar, libertad de conclusión o
como lo llamara en adelante, el derecho a la elección; y por otro, el derecho a la
autorregulación, libertad contractual, libertad de configuración interna, o como lo
llamaré en adelante, derecho a la regulación. La teoría clásica de los límites de la
libertad contractual, entiende que el Estado debe encargarse de la limitación de la
libertad privada, limitación que tendrá diversas intensidades de acuerdo a la
naturaleza del poder estatal. Así, las limitaciones serán evidentemente distintas en
un Estado liberal o en un Estado socialista.
Los tres tipos de límites que el ordenamiento jurídico del Estado prevé son: la norma
imperativa, el orden público y las buenas costumbres. “Las normas imperativas son
los dispositivos de obligatorio cumplimiento, mientras el orden público está
constituido por el conjunto de directrices que fundamentan el orden constitucional e
imponen al Estado la actuación de dichos principios fundamentales. Las buenas
costumbres, en esencia, pertenecen al ámbito de la regulación extra estatal, sin
embargo, desde que el ordenamiento del Estado lo reconoce, se enmarca dentro del
clásico esquema de límites de la libertad contractual.
Existe una clara relación entre las limitaciones definitivas y la legalidad como objeto
de todo contrato y el respeto a los estatutos de orden público, es decir, con las tres
limitaciones exigidas por la codificación de nuestro código civil (normas imperativas,
orden público y buenas costumbres).
Artículo V.- Orden público, buenas costumbres y nulidad del acto jurídico
Es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las
buenas costumbres.
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Por tanto, los actos jurídicos unilaterales (testamentos) o actos jurídicos bilaterales
o plurilaterales (contratos) son nulos si vulneran el orden público, las buenas
costumbres o normas imperativas.
Por otro lado, Zapata et al. (2016) señalan que tienen como objetivo precisar cuáles
son las sanciones establecidas en el sistema normativo de Colombia, esto, frente a
las cláusulas abusivas en los contratos de adhesión. De este modo identificar las
cláusulas abusivas que sí disponen una sanción expresa. Se concluyó que ante las
eventualidades que se puedan generar las cláusulas abusivas que no cuenten con
regulación expresa, esto hace que sea necesario establecer determinados
parámetros acorde a derecho que permita a los operadores del derecho poder
identificar a estas situaciones y así fijar una sanción correspondiente.
Por último, López (2019) señaló que tiene como objetivo determinar la razón por la
cual en Ecuador no se emplea el error de derecho como una causal de nulidad
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contractual, así como los motivos por el cual en la legislación comparada si se aplica
esto. Se aplica el método científico exegético, inducción y deducción. Se concluyó
que respecto a la seguridad jurídica en los contratos de Ecuador son casi nulas,
esto debido a escasas leyes que puedan regular este tema. Toda vez que, el error
de derecho en temas contractuales no se considera nulidad absoluta, esto genera
que puedan ser subsanables y como consecuencia de ello una falta de seguridad
jurídica.
“Cuando se estudian los antes citados Principios sobre los contratos internacionales
se comprueba, por ejemplo, que la intimidación sólo se toma en consideración si es
injustificada; que la imposibilidad originaria no es causa de nulidad; o que se
consideran válidos los acuerdos sin necesidad de penetrar en la existencia del
requisito de la causa o consideración en sentido anglosajón”.
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III. METODOLOGÍA
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en resguardo del ordenamiento jurídico. La investigación al ser cualitativa y utilizar
uno de los métodos dogmáticos jurídicas, propias de la ciencia jurídica, esto es de
analizar la norma jurídica y observar si está acorde a una realidad social y
legislativa, pues el escenario constituye el mismo ordenamiento jurídico peruano, ya
que de allí es de donde se va a poner a prueba su consistencia e interpretación
acorde a la Constitución
3.4 Participantes
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3.6 Procedimiento de recolección de datos
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3.9 Aspectos Éticos
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IV. CONCLUSIONES
Ahora bien, como nos indicaba el primer párrafo del artículo 62 de la Constitución,
reconoce la libertad de contratar, la cual pasamos a citar: “La libertad de contratar
garantiza que las partes pueden pactar válidamente según las normas vigentes al
tiempo del contrato. Los términos contractuales no pueden ser modificados por
leyes u otras disposiciones de cualquier clase (…)”; es decir, la constitución se
preocupa en garantizar que el contrato no pueda ser objeto de arbitrariedades por
parte del estado, poniendo preponderancia en velar por el derecho de la autonomía
de la voluntad, misma que se deriva de la libertad de cada persona, mismos que
poseen carácter de principios rectores para nuestra constitución.
Asimismo, se demostró los tres tipos de límites que el ordenamiento jurídico del
Estado prevé son: la norma imperativa, el orden público y las buenas costumbres.
“Las normas imperativas son los dispositivos de obligatorio cumplimiento, mientras
el orden público está constituido por el conjunto de directrices que fundamentan el
orden constitucional e imponen al Estado la actuación de dichos principios
fundamentales. Las buenas costumbres, en esencia, pertenecen al ámbito de la
regulación extra estatal, sin embargo, desde que el ordenamiento del Estado lo
reconoce, se enmarca dentro del clásico esquema de límites de la libertad
contractual.
Por ello, resulta factible citar el segundo párrafo del referido artículo (62), mismo que
prescribe lo siguiente: “Mediante contratos-ley, el Estado puede establecer garantías
y otorgar seguridades. No pueden ser modificados legislativamente, sin perjuicio de
la protección a que se refiere el párrafo precedente”. A ello, este párrafo nos habla
de la posible intervención del estado mediante leyes que esta pueda dictar, cabe
precisar, que dichas leyes deben tener como único fin de garantizar y otorgar
seguridades para los contratantes. Ahora bien, la constitución hace hincapié en que
lo mencionado, no puede contravenir o vulnerar la libertad de contratar de las
personas.
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REFERENCIAS
Gloria del Carmen, Calderón De los Santos (2016): “La libertad contractual y la
aplicación de la ley en el tiempo”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales
https://www.eumed.net/rev/cccss/2016/02/libertad.html
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López, F. F. (2019). El error de derecho como vicio del consentimiento en los
contratos civiles. (Tesis de Pregrado, Universidad Central del Ecuador, Quito,
Ecuador). Recuperado de:
http://www.dspace.uce.edu.ec/bitstream/25000/18329/1/T-UCE-0013-JUR177.pdf
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ANEXOS
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