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Para iniciar una revisión sobre la renuencia que presentan algunas personas para madurar
me enfocaré en la corriente psicológica del psicoanálisis. Hay un trastorno conocido como
el Síndrome de Peter Pan, el cuál deriva de los trastornos narcisistas, para contextualizar,
los conjuntos de trastornos narcisistas se enfocan en la constante dificultad de significación
y otorgar sentido, por lo tanto se necesita que otro que la ordene, para esto el cuerpo del
sujeto juega un papel importante ya que la autopercepción se ve alterada.
Retomando las características del síndrome de Peter Pan, el punto clave sucede en la
adolescencia, ya que durante esta etapa usualmente el sujeto comienza a construir su propia
identidad, esto sucede con la separación de las figuras parentales, sucediendo un duelo por
la pérdida de la seguridad de la infancia.
El síndrome de Peter Pan representa una resistencia a asumir una vida adulta, presenta
inseguridad, directamente asociada al temor a no ser querido. Para esto la familia representa
un papel fundamental ya que se vuelve un espacio que sostiene esta dinámica donde la
función de protección y contención termina por no dejar espacio para la separación y el
desarrollo del individuo.
Ahora bien, cabe mencionar que el psicólogo estadounidense Dan Kiley menciona que los
cambios tan drásticos en la actualidad como puede ser el “nuevo desorden mundial”,
“desregularización universal”, “debilitamiento de las redes sociales primarias”; hacen que
el adolescente de hoy sea víctima de una amputación de la ilusión, alterando gravemente su
posibilidad de crear ideales de un proyecto de vida. Se considera que el joven no parece
tener motivos para crecer.
Mediante un análisis psicoanalítico este síndrome presenta una función paterna deteriorada
ya que no cumple su posibilidad de establecer límites y marcar la presencia de lo que se
puede considerar como una ley socialmente compartida. Este señalamiento se realiza al
considerar que todo joven necesita de la confrontación con los padres y la desidealización
de las representaciones primarias de los mismos y así poder diferenciarse y conformarse
como sujeto.
LA ENVIDIA DESDE UN ENFOQUE PSICOLÓGICO
Mediante este enfoque la envidia puede considerarse uno de los componentes del
sentimiento de rechazo o falta de cariño, se presenta un estado de fantasía de un “objeto”
ideal y por lo tanto se genera el resentimiento. Por ejemplo, cuando se menciona la fantasía
de un objeto ideal se hace referencia a una constante queja o un sentimiento de injusticia
por la distribución de bienes es decir, depender y recibir del objeto una proyección de “El
otro lo tiene todo y no depende de uno”.
Analizando a profundidad la vida del sujeto que presenta envidia, se puede encontrar
frecuentes experiencias de múltiples fracasos como puede ser de aspecto amoroso, laboral o
social, sin embargo, suele pensarse que el factor determinante es la “suerte” y descartan las
numerosas variables de la realidad al tomar decisiones, y esto sucede precisamente por no
contar con una tolerancia adecuada a la frustración y su deseo de tener las máximas
satisfacciones en el plazo más inmediato.
LA IMPORTANCIA DE LA PSICOLOGÍA EN LA SEGURIDAD CIUDADANA
Para dar inicio al tema, es necesario considerar a la violencia como el factor primordial que
irrumpe en la seguridad ciudadana, así bien la violencia debido a su complejidad se necesita
abordar desde diferentes enfoques; algunos sociológicos, pero otros necesariamente
centrados en el sujeto, es decir sus aspectos biológicos y psicológicos.
Una de las funciones de la psicología para ser más específico, la Psicología Social, tiene
como tarea generar conocimiento que ayude a los cambios sociales y los retos que enfrenta
la sociedad. Para ello la psicología tiene como tarea que la generación de conocimiento
sirva para promover mejoras en materia de políticas sociales.
La psicología social se hace presente como una disciplina que produce los conocimientos
necesarios que el ser humano requiere para conocerse a sí mismo y reinterpretarse como ser
social y agente de transformación. Para la psicología el espacio social que ocupamos
representa un área extensa de posibilidad de transformación respecto a las circunstancias
que podemos detectar como áreas de oportunidad.
Teniendo esto en cuenta la psicología puede aportar datos sobre cómo elaborar un plan de
intervención, sobre el diagnóstico de la población sobre la cual intervenir, sobre el tipo de
tratamiento y actividades que se deben llevar a cabo sobre esa población, o aportar
herramientas que tengan que ver con el seguimiento de la población sobre la cual ya se
intervino. Estas son formas en las cuales la psicología puede intervenir dentro del marco de
estrategias para la prevención social.
Sobre el tipo de tratamiento para la población tenemos que tener en cuenta que la población
es heterogénea, aunque compartan rasgos característicos constantes, para este punto el
trabajo de la psicología es identificar qué características similares tiene el grupo
poblacional y que subgrupos pueden darse dentro del mismo, esto es muy importante
identificar los valores sociales de la población y de los diversos subgrupos que pueda haber,
como así también conocer la historia de aprendizaje de la criminalidad y su grupo de pares
referentes, hay que tener en cuenta que se aplicará un tratamiento general y en este pueden
presentarse desprendimientos para los casos que ameriten. Aquí la psicología tendrá la tarea
de dirigir el tratamiento a la población, al grupo o al individuo con el fin de alcanzar los
objetivos estratégicos.
El seguimiento es un punto clave ya que deberá ser supervisado por quien llevó adelante el
tratamiento específico, ya que se considera que no debe haber recaídas, sino peligra el éxito
de la estrategia. Para este punto se presenta un punto dinámico ya que, en caso de
presentarse recaídas, se deberá volver al momento anterior, y nuevamente se hará el
seguimiento correspondiente. Es por esto precisamente que la estrategia de prevención
social del delito es tan ardua ya que se trabaja sobre sujetos receptores de la intervención
que de algún modo puede llegar a considerarse que se les impone. Lo ideal sería conjugar la
postura estratégica con el postulado comunitario de la prevención comunitaria, pero ya
hemos visto que, en este tipo de estrategias, siempre se termina moviendo de un lado a otro,
y no ha conseguido una identidad propia.
La psicología se coloca dentro del ámbito de actuación y se puede presentar tanto desde la
perspectiva de la prevención como del tratamiento e intervención, para esto el campo de
actuación varía desde los diferentes enfoques donde sea necesario aplicarse, los
participantes en este proceso pueden ser, el delincuente, la víctima, el sistema policial
(como organización y como individuos), el sistema judicial, el sistema penitenciario que
abarca al delincuente, la institución, sus miembros y la comunidad.
Viéndolo desde otro enfoque, hay que tener en cuenta que los campos de intervención de la
psicología en relación a la inseguridad ciudadana pueden ser tan variados como las ramas
de la psicología existente, ya que se puede aplicar a todos los actores en el proceso. A
continuación, se mencionan ejemplo de como la psicología puede actuar:
Para el delincuente, la psicología actúa desde la prevención (en sus diferentes niveles), en el
sistema de reinserción y en los servicios sociales que se brindan para la reinserción
postpenitenciaria, para la víctima, la psicología actúa como atención individualizada,
actuación comunitaria, para la seguridad pública actúa desde la psicología criminal y la
psicología organizacional, en el sistema penitenciario actúa desde la clasificación de grados
delictivos, hasta la actuación individual y grupal con penados, para el servicio de
reinserción se brindan programas de actuación comunitaria, atención individualizada a la
persona a reinsertar y apoyo a su familiar y a la comunidad.
Cabe mencionar que los contextos en los que nos desenvolvemos pueden fungir como un
instrumento de cambio, la norma es un patrón en el que convergen las percepciones que las
personas tienen del mundo, pero, también es un instrumento para cambiarlo, así pues, la
norma constituye una posibilidad de utilizar el grupo como un campo de fuerzas que
ponemos en marcha para producir un cambio en las personas.
Bibliografía
Antonella, R (2011) Síndrome de Peter Pan, Trastorno narcisista de una época. Universidad
católica de Córdoba, Argentina.
Gerhardt, J. (2009) Las raíces de la envidia: la experiencia poco estética del self
atormentado / desposeído. Aperturas psiconalíticas.
Salcedo, E. (2006) La psicología social: Fundamento del orden y cambio social. Revista
Psicogente.
Schulman, D (2005) Psicología forense y prevención del delito. Derecho y cambio social.