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En las civilizaciones primitivas, se concibió que el ser humano requería de una recta

ordenación de principios y normas para organizar su vida en sociedad, a fin de


garantizar la paz y el orden común. Sin embargo, no existía distinción, todas aquellas
reglas de convivencia eran designadas como un conjunto, que con el paso del tiempo,
se conoció que pertenecían a diversos ámbitos de la vida, destacando así el Derecho,
pues la estructura del ordenamiento jurídico no es arbitraria ni superficial, tal como lo
propuso Kelsen en su pirámide, se encuentra adecuadamente conformado de acuerdo
a las necesidades del entorno histórico-cultural y la jerarquía entre sus normas,
encontrándose en la cúspide de éstas, la Constitución, como Carta Magna que dirige la
legislación interna. Es por ello, que a continuación desarrollamos su noción dentro de la
realidad social venezolana, incluyendo los fines del legislador para su creación y las
bases de Derecho que condiciona.

La Constitución es la norma fundamental del ordenamiento jurídico, se encuentra


conformada por una serie de principios y reglas expresados de forma escrita, que
determinan las instituciones del Estado, entendido como la entidad jurídica con una
organización soberana y coercitiva con alcance social en un ámbito territorial
determinado. Por lo tanto, es fuente de derecho en los ámbitos formal y material, pues
de ésta se derivan los preceptos encargados de establecer la regulación política y
administrativa, como sustento de la soberanía nacional, que faculta a los órganos
legítimos para gobernar y para legislar, a la par que promueve el reconocimiento de los
derechos fundamentales de los individuos que integran la sociedad. Dichas
organizaciones han sido promulgadas mediante procedimientos especiales, distintos a
los de la ley ordinaria, cuya modificación de normas requiere mecanismos específicos,
subordinados al respeto de ciertas formalidades consagradas en la misma, las cuales la
consolidan como Ley Suprema del Estado; según la tesis de la estructura jurídica
piramidal formulada por Hans Kelsen, la Constitución dentro del ordenamiento jurídico
Venezolano se encuentra en la cúspide, y las demás leyes emanan de ella. Debido a
esto, la primera Constitución de nuestro país y de América latina, surgió de la
necesidad de fortalecer el sistema político para garantizar la seguridad de las personas
y su patrimonio, pues la revolución junto con los ejercicios arbitrarios del poder, habían
finalizado, llevando a la redacción y promulgación de la Carta Magna, donde se le
otorga el nombre oficial de “Estados de Venezuela”, declarando la independencia del
país y los principios que consolidaban las bases de la soberanía, como medio de
administración de justicia, para procurar el bien general, asegurar la tranquilidad
interior, proveer en común a la defensa exterior, y conservar los ideales religiosos de la
nación. Esta Constitución estableció muchos de los temas que luego caracterizaron al
constitucionalismo en todo el hemisferio durante todo el siglo XIX. No obstante, tuvo un
corto período de vigencia, y así, con el pasar del tiempo, se redactan diversos textos
Constitucionales, derivados de las modificaciones provocadas por circunstancias del
ejercicio del Poder, las cuales no constituían cambios sustanciales en los textos
precedentes, y se debían, más que todo, a la inexistencias de mecanismos formales de
Enmienda o reforma, que solo aparecen a partir de la Constitución de 1961, anterior a
la actualmente vigente en el país, la Constitución de 1999, la cual consta de dos partes
fundamentales seguidas del preámbulo: la primera, Dogmática, comprende los artículos
desde el 19 al 130 y está dedicada a los Derechos Humanos, ya que son preceptos que
salvaguardan la dignidad de todos los seres humanos, aquellos instrumentos
fundamentados en la dignidad que permiten a las personas alcanzar su plena
autorrealización, es decir, que son universales, indivisibles e interdependientes, al ser
concebidos como un todo que no mide distinciones, de manera que rigen las relaciones
de las personas entre sí y las obligaciones del Estado hacia ellos. Nuestra Constitución
enuncia que los instrumentos internacionales relativos a estas Derechos prevalecen en
el orden interno, confiriéndole rango supranacional como garantía estatal, cuando
prevean condiciones de goce y ejercicio más favorable, pues al ser suscritos y
ratificados por la República, se establece el compromiso de adecuar la legislación para
su cumplimiento. Debido a lo cual, en el texto Constitucional, se encuentran
establecidos los derechos civiles, que son los encargados de garantizar a las personas
un trato igualitario en los distintos entornos de la sociedad, pues se establece que el
ciudadano posee protecciones y garantías en el marco jurídico, resaltando el derecho a
la vida, la libertad, respeto a su integridad física, entre otros que se orientan a las
facultades atribuidas en base a los derechos políticos, que permiten a todos los
ciudadanos venezolanos e incluso a los extranjeros mayores edad con más de 10 años
de residencia en el país, participar, ejercer y expresar dentro de la política o el universo
democrático, al que todos pertenecemos, interviniendo en la elección de cargos
públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato e iniciativas
legislativas, que buscan regular la posición constitucional del individuo frente al Estado,
en concordancia con los derecho sociales, que se encuentran firmemente
relacionados con la integridad y la dignidad del ser humano, cuyo propósito es la
defensa y salvaguarda del ser humano ante cualquier desajuste del ámbito social, como
la desigualdad, que conlleva al establecimiento de objetivos relevantes, tales como el
acceso al mercado laboral, el derecho a la sanidad o a la educación, que a su vez, se
subdivide en los derechos de las familias y los laborales, entendiendo a los primeros
como la protección a las células fundamentales de desarrollo de la sociedad, formadas
en base al matrimonio o las uniones estables de hecho, donde el individuo adquiere
pautas de comportamiento que lo capacitan como ciudadano, y con respecto a los
segundos, son los que reglamentan la condición laboral bajo la cual una persona va a
desempeñar su oficio, para brindarle un mejor entorno con diversos beneficios, como el
derecho a ser indemnizado en caso de la cesación de sus actividades, a tener un
sistema de seguridad social que garantice la salud del trabajador o trabajadora y la de
su familia, siempre con el fin de proteger al ser humano como asistente de una
actividad que desempeñó a lo largo de su vida, siendo estas disposiciones una novedad
dentro de la Constitución de 1999, tal como los Derechos económicos, cuyo propósito
es garantizar que todos los ciudadanos gocen de oportunidades en condiciones de
igualdad, permitiendo el acceso a un poder adquisitivo estable que les permita llevar
una vida digna y libre. A su vez, se incorporó al texto Constitucional, el reconocimiento
de los Derechos Ambientales, basados en la condición de Estado democrático y social
de Derecho, que promueve el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos elementales
para el desarrollo como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad, es decir,
que el medio ambiente pertenece a todos los ciudadanos, por lo que el Estado tiene la
obligación de protegerlo y conservarlo, al igual que el conjunto de la sociedad, pues de
éste depende el crecimiento económico, el bienestar y la salud de la ciudadanía.
Entonces, se consolidan como poderes-deberes, al igual que los Derechos educativos,
que permiten adquirir conocimientos en busca de desarrollar el potencial creativo de
cada ser humano mediante el ejercicio del libre desenvolvimiento de su personalidad en
una sociedad que procura el mantenimiento de las instituciones y la formación de los
recursos humanos mínimos para la gestión del sistema educativo, garantizando su
calidad y perpetuidad. Cabe destacar, que otra medida implementada para
salvaguardar la cultura autóctona venezolana, es la atribución y reconocimiento de los
derechos de los pueblos indígenas, quienes son originarios del territorio, teniendo
valores y costumbres que forman parte de su identidad, los cuales han sido
quebrantados en muchas partes del mundo por carecer de la capacidad para gozar de
los derechos humanos fundamentales en el mismo grado que el resto de la población.
Es por ello, que nuestra Carta Magna, los acoge para otorgarles exigibilidad, aquella
expresión de reclamo ante las organizaciones sociales que establecen la relación entre
su ideal de autodeterminación y la acción del Ejecutivo Nacional. No obstante, los
individuos en la jurisdicción venezolana, no sólo gozan de Derechos, sino que también
están condicionados al cumplimiento de Deberes, según los artículos 130 y 135 de la
Constitución, comprenden los compromisos y obligaciones de los ciudadanos, cuyo fin
es tutelar intereses de la colectividad. Donde su fuerza y razón de ser se encuentra en
la voluntad, ya que no prevén una sanción explícita en caso de incumplimiento, su valor
es esencialmente ideológico, porque lo que se pretende con ellos es generar una
actitud espontánea de obediencia del Derecho. Lo que da lugar a la razón que condujo
al Legislador a formular la segunda parte de la Carta Magna, pues al igual que las
personas, el Estado debe ser regulado, siendo necesario plasmar las bases de la
organización de los Poderes Públicos y el grado de competencia que jurídicamente se
les atribuye; ésta es la Orgánica, la cual presenta la división de las facultades de la
entidad soberana que rige al territorio de la nación, así como el funcionamiento
primordial de las instituciones de las instituciones del Estado. Desde el título IV “Del
Poder Público” en su capítulo I “Disposiciones Fundamentales”, sección primera “De las
Disposiciones Generales”, se enuncia la división del Poder Público Nacional,
estableciendo que la repartición de éste es; poder Municipal, Poder Estadal y Poder
Publico Nacional, subdividiéndose en el Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y
Electoral, donde se regulan las atribuciones de dichos órganos y las distintas
reprensiones o sanciones provenientes del inadecuado manejo de los mismos.
Consiguientemente, en la sección segunda “De la Administración Pública”, se ubican
los principios de ésta; que son estar al servicio de todos, ser participativa, célebre,
eficaz, honesta, transparente, rendir cuentas a los ciudadanos y ejercer la misma con
responsabilidad. A partir de la sección tercera "De la Función Pública", se encuentran
las reglas y normas de la Función Pública, a través de reglamentos por medio del
ingreso, ascenso, traslado, suspensión y retiro de distintos funcionarios pertenecientes
de la Administración Pública, los cuales se encuentran al servicio del Estado, en dónde
las remociones no deben estar dirigidas a una orientación política. Se debe aclarar, que
ésta a su vez, se constituye por los Contratos de Interés Público. En la Sección Cuarta,
los títulos, capítulos, secciones y artículos restantes están referidos a las normas
administrativas sobre las cuales se establecen políticas económicas, como una medida
para regular las acciones del Estado sobre el sistema económico; teniendo en cuenta
que es soporte de la seguridad nacional, al proveer el sustento de quienes integran las
Fuerzas armadas de la nación, encargadas de la defensa de la soberanía del territorio y
espacio aéreo, insular, además de la protección civil en los casos de desastre.

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