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El documento describe la evolución del derecho y la constitución en las sociedades primitivas y modernas. Explica que la constitución venezolana de 1999 consta de dos partes principales: la primera establece los derechos humanos fundamentales, y la segunda regula la organización del estado y los poderes públicos.
El documento describe la evolución del derecho y la constitución en las sociedades primitivas y modernas. Explica que la constitución venezolana de 1999 consta de dos partes principales: la primera establece los derechos humanos fundamentales, y la segunda regula la organización del estado y los poderes públicos.
El documento describe la evolución del derecho y la constitución en las sociedades primitivas y modernas. Explica que la constitución venezolana de 1999 consta de dos partes principales: la primera establece los derechos humanos fundamentales, y la segunda regula la organización del estado y los poderes públicos.
En las civilizaciones primitivas, se concibió que el ser humano requería de una recta
ordenación de principios y normas para organizar su vida en sociedad, a fin de
garantizar la paz y el orden común. Sin embargo, no existía distinción, todas aquellas reglas de convivencia eran designadas como un conjunto, que con el paso del tiempo, se conoció que pertenecían a diversos ámbitos de la vida, destacando así el Derecho, pues la estructura del ordenamiento jurídico no es arbitraria ni superficial, tal como lo propuso Kelsen en su pirámide, se encuentra adecuadamente conformado de acuerdo a las necesidades del entorno histórico-cultural y la jerarquía entre sus normas, encontrándose en la cúspide de éstas, la Constitución, como Carta Magna que dirige la legislación interna. Es por ello, que a continuación desarrollamos su noción dentro de la realidad social venezolana, incluyendo los fines del legislador para su creación y las bases de Derecho que condiciona.
La Constitución es la norma fundamental del ordenamiento jurídico, se encuentra
conformada por una serie de principios y reglas expresados de forma escrita, que determinan las instituciones del Estado, entendido como la entidad jurídica con una organización soberana y coercitiva con alcance social en un ámbito territorial determinado. Por lo tanto, es fuente de derecho en los ámbitos formal y material, pues de ésta se derivan los preceptos encargados de establecer la regulación política y administrativa, como sustento de la soberanía nacional, que faculta a los órganos legítimos para gobernar y para legislar, a la par que promueve el reconocimiento de los derechos fundamentales de los individuos que integran la sociedad. Dichas organizaciones han sido promulgadas mediante procedimientos especiales, distintos a los de la ley ordinaria, cuya modificación de normas requiere mecanismos específicos, subordinados al respeto de ciertas formalidades consagradas en la misma, las cuales la consolidan como Ley Suprema del Estado; según la tesis de la estructura jurídica piramidal formulada por Hans Kelsen, la Constitución dentro del ordenamiento jurídico Venezolano se encuentra en la cúspide, y las demás leyes emanan de ella. Debido a esto, la primera Constitución de nuestro país y de América latina, surgió de la necesidad de fortalecer el sistema político para garantizar la seguridad de las personas y su patrimonio, pues la revolución junto con los ejercicios arbitrarios del poder, habían finalizado, llevando a la redacción y promulgación de la Carta Magna, donde se le otorga el nombre oficial de “Estados de Venezuela”, declarando la independencia del país y los principios que consolidaban las bases de la soberanía, como medio de administración de justicia, para procurar el bien general, asegurar la tranquilidad interior, proveer en común a la defensa exterior, y conservar los ideales religiosos de la nación. Esta Constitución estableció muchos de los temas que luego caracterizaron al constitucionalismo en todo el hemisferio durante todo el siglo XIX. No obstante, tuvo un corto período de vigencia, y así, con el pasar del tiempo, se redactan diversos textos Constitucionales, derivados de las modificaciones provocadas por circunstancias del ejercicio del Poder, las cuales no constituían cambios sustanciales en los textos precedentes, y se debían, más que todo, a la inexistencias de mecanismos formales de Enmienda o reforma, que solo aparecen a partir de la Constitución de 1961, anterior a la actualmente vigente en el país, la Constitución de 1999, la cual consta de dos partes fundamentales seguidas del preámbulo: la primera, Dogmática, comprende los artículos desde el 19 al 130 y está dedicada a los Derechos Humanos, ya que son preceptos que salvaguardan la dignidad de todos los seres humanos, aquellos instrumentos fundamentados en la dignidad que permiten a las personas alcanzar su plena autorrealización, es decir, que son universales, indivisibles e interdependientes, al ser concebidos como un todo que no mide distinciones, de manera que rigen las relaciones de las personas entre sí y las obligaciones del Estado hacia ellos. Nuestra Constitución enuncia que los instrumentos internacionales relativos a estas Derechos prevalecen en el orden interno, confiriéndole rango supranacional como garantía estatal, cuando prevean condiciones de goce y ejercicio más favorable, pues al ser suscritos y ratificados por la República, se establece el compromiso de adecuar la legislación para su cumplimiento. Debido a lo cual, en el texto Constitucional, se encuentran establecidos los derechos civiles, que son los encargados de garantizar a las personas un trato igualitario en los distintos entornos de la sociedad, pues se establece que el ciudadano posee protecciones y garantías en el marco jurídico, resaltando el derecho a la vida, la libertad, respeto a su integridad física, entre otros que se orientan a las facultades atribuidas en base a los derechos políticos, que permiten a todos los ciudadanos venezolanos e incluso a los extranjeros mayores edad con más de 10 años de residencia en el país, participar, ejercer y expresar dentro de la política o el universo democrático, al que todos pertenecemos, interviniendo en la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato e iniciativas legislativas, que buscan regular la posición constitucional del individuo frente al Estado, en concordancia con los derecho sociales, que se encuentran firmemente relacionados con la integridad y la dignidad del ser humano, cuyo propósito es la defensa y salvaguarda del ser humano ante cualquier desajuste del ámbito social, como la desigualdad, que conlleva al establecimiento de objetivos relevantes, tales como el acceso al mercado laboral, el derecho a la sanidad o a la educación, que a su vez, se subdivide en los derechos de las familias y los laborales, entendiendo a los primeros como la protección a las células fundamentales de desarrollo de la sociedad, formadas en base al matrimonio o las uniones estables de hecho, donde el individuo adquiere pautas de comportamiento que lo capacitan como ciudadano, y con respecto a los segundos, son los que reglamentan la condición laboral bajo la cual una persona va a desempeñar su oficio, para brindarle un mejor entorno con diversos beneficios, como el derecho a ser indemnizado en caso de la cesación de sus actividades, a tener un sistema de seguridad social que garantice la salud del trabajador o trabajadora y la de su familia, siempre con el fin de proteger al ser humano como asistente de una actividad que desempeñó a lo largo de su vida, siendo estas disposiciones una novedad dentro de la Constitución de 1999, tal como los Derechos económicos, cuyo propósito es garantizar que todos los ciudadanos gocen de oportunidades en condiciones de igualdad, permitiendo el acceso a un poder adquisitivo estable que les permita llevar una vida digna y libre. A su vez, se incorporó al texto Constitucional, el reconocimiento de los Derechos Ambientales, basados en la condición de Estado democrático y social de Derecho, que promueve el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos elementales para el desarrollo como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad, es decir, que el medio ambiente pertenece a todos los ciudadanos, por lo que el Estado tiene la obligación de protegerlo y conservarlo, al igual que el conjunto de la sociedad, pues de éste depende el crecimiento económico, el bienestar y la salud de la ciudadanía. Entonces, se consolidan como poderes-deberes, al igual que los Derechos educativos, que permiten adquirir conocimientos en busca de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano mediante el ejercicio del libre desenvolvimiento de su personalidad en una sociedad que procura el mantenimiento de las instituciones y la formación de los recursos humanos mínimos para la gestión del sistema educativo, garantizando su calidad y perpetuidad. Cabe destacar, que otra medida implementada para salvaguardar la cultura autóctona venezolana, es la atribución y reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, quienes son originarios del territorio, teniendo valores y costumbres que forman parte de su identidad, los cuales han sido quebrantados en muchas partes del mundo por carecer de la capacidad para gozar de los derechos humanos fundamentales en el mismo grado que el resto de la población. Es por ello, que nuestra Carta Magna, los acoge para otorgarles exigibilidad, aquella expresión de reclamo ante las organizaciones sociales que establecen la relación entre su ideal de autodeterminación y la acción del Ejecutivo Nacional. No obstante, los individuos en la jurisdicción venezolana, no sólo gozan de Derechos, sino que también están condicionados al cumplimiento de Deberes, según los artículos 130 y 135 de la Constitución, comprenden los compromisos y obligaciones de los ciudadanos, cuyo fin es tutelar intereses de la colectividad. Donde su fuerza y razón de ser se encuentra en la voluntad, ya que no prevén una sanción explícita en caso de incumplimiento, su valor es esencialmente ideológico, porque lo que se pretende con ellos es generar una actitud espontánea de obediencia del Derecho. Lo que da lugar a la razón que condujo al Legislador a formular la segunda parte de la Carta Magna, pues al igual que las personas, el Estado debe ser regulado, siendo necesario plasmar las bases de la organización de los Poderes Públicos y el grado de competencia que jurídicamente se les atribuye; ésta es la Orgánica, la cual presenta la división de las facultades de la entidad soberana que rige al territorio de la nación, así como el funcionamiento primordial de las instituciones de las instituciones del Estado. Desde el título IV “Del Poder Público” en su capítulo I “Disposiciones Fundamentales”, sección primera “De las Disposiciones Generales”, se enuncia la división del Poder Público Nacional, estableciendo que la repartición de éste es; poder Municipal, Poder Estadal y Poder Publico Nacional, subdividiéndose en el Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral, donde se regulan las atribuciones de dichos órganos y las distintas reprensiones o sanciones provenientes del inadecuado manejo de los mismos. Consiguientemente, en la sección segunda “De la Administración Pública”, se ubican los principios de ésta; que son estar al servicio de todos, ser participativa, célebre, eficaz, honesta, transparente, rendir cuentas a los ciudadanos y ejercer la misma con responsabilidad. A partir de la sección tercera "De la Función Pública", se encuentran las reglas y normas de la Función Pública, a través de reglamentos por medio del ingreso, ascenso, traslado, suspensión y retiro de distintos funcionarios pertenecientes de la Administración Pública, los cuales se encuentran al servicio del Estado, en dónde las remociones no deben estar dirigidas a una orientación política. Se debe aclarar, que ésta a su vez, se constituye por los Contratos de Interés Público. En la Sección Cuarta, los títulos, capítulos, secciones y artículos restantes están referidos a las normas administrativas sobre las cuales se establecen políticas económicas, como una medida para regular las acciones del Estado sobre el sistema económico; teniendo en cuenta que es soporte de la seguridad nacional, al proveer el sustento de quienes integran las Fuerzas armadas de la nación, encargadas de la defensa de la soberanía del territorio y espacio aéreo, insular, además de la protección civil en los casos de desastre.
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