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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLOGICO GUAYAQUIL

CARRERA:
Diseño Gráfico
NIVEL:
Primer nivel
PARALELO:
F
MATERIA:
Bases de la Comunicación
DOCENTE:
Mgs. María Elena Ruiz Salazar
TEMA:
Coronavirus COVID-19
ESTUDIANTE:
José Eduardo Pesantes Yépez
PERIODO LECTIVO
2022-2023
INTRODUCCION
Coronavirus es una gran familia de virus conocidos por causar
enfermedades que van desde un resfriado común hasta manifestaciones
clínicas más severas como las observadas en el Síndrome respiratorio por
el coronavirus de Oriente Medio (MERS) y el Síndrome espiratorio agudo
grave (SARS).
Un nuevo coronavirus (COVID-19) se identificó en 2019 en Wuhan, China.
Este es un nuevo coronavirus que no se ha identificado previamente en
humanos.
DESARROLLO
Solidaridad e individualismo en la pandemia actual de Covid-19

La pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la


enfermedad del Covid-19, ha sido uno de los eventos de mayor impacto
global en las últimas décadas, cuyas consecuencias en la economía,
el transporte, la política y la sociedad podrían durar más allá de la propia
enfermedad.
Una de ellas, no obstante, es de índole estrictamente social: la pandemia
ha subrayado la necesidad de una sociedad más solidaria, más
comprometida con la mutua protección y más dispuesta al esfuerzo de
grupo.
Como bien sabemos, el Covid-19 es una enfermedad respiratoria de muy
fácil contagio entre una persona y otra, especialmente en ambientes
cerrados y pobremente ventilados. Se estima que basta un contacto
estrecho (a menos de dos metros) durante 15 minutos entre un individuo
contagiado y uno sano para que la enfermedad se propague a este último
y, en su gran mayoría, los casos de contagio pueden rastrearse a un
entorno concreto y determinado: una reunión social, una visita a un
pariente, un concierto, etc.
Por lógica preventiva no se puede diferenciar rápida y eficazmente entre
quienes están sanos y quienes poseen la enfermedad en su etapa
presintomática o en su manifestación asintomática (la más peligrosa: no
para el individuo en cuestión sino para aquellos que de manera confiada
entren en contacto con él), el consejo general ha impartido a la población
mundial lo siguiente:
 Utilizar mascarillas o cubrebocas para evitar esparcir la enfermedad
(y reducir los márgenes de contagio),
 Evitar las aglomeraciones de gente, sobre todo en lugares cerrados y
pobremente ventilados,
 Practicar el distanciamiento social, especialmente con personas
vulnerables o que padecen comorbilidades
 Vacunarse para reducir el riesgo de contagio, transmisión,
hospitalización y muerte.
Estas medidas hacen hincapié en el contacto con terceros: no solo porque
ellos pueden ser fuente de contagio, sino porque nosotros mismos
podemos llevarles el virus y poner en riesgo su vida. Esto último, de cara al
moderado margen de mortalidad de la enfermedad (4,7 %), que en buena
medida depende también de factores extra sanitarios, tal vez sea lo más
grave del asunto.
La enfermedad puede no resultar muy letal para poblaciones enteras, pero
sí hará estragos entre aquellos que padezcan otras enfermedades, se
hallen inmunosuprimidos o sean personas de edad avanzada.
Aunque esta información se conoce desde inicios de la pandemia, y
eventos tan trágicos como el “gerontocidio” por Covid-19 en Italia durante
la segunda mitad del 2019 tendrían que estar aún frescos en la memoria
colectiva, todo indica que, para las poblaciones jóvenes y relativamente
saludables, esto equivale a una declaración de inmunidad, es decir, de
impunidad.
En muchos países es palpable la rebeldía e indiferencia de los jóvenes (y
no tan jóvenes) de cara a las medidas sanitarias masivas, como
cuarentenas, o simplemente ante la necesidad de portar una mascarilla.
Un espíritu profundamente individualista parece cundir incluso entre las
sociedades más organizadas: hasta septiembre de 2021, en España se
interrumpieron más de 1000 fiestas clandestinas, en las que no se usaba el
cubrebocas, no se respetaba el límite establecido de personas en un
mismo entorno cerrado, o se incumplía alguna otra norma sanitaria, de
acuerdo a las fuentes periodísticas.
Y, si bien toda medida gubernamental puede ser sometida al escrutinio de
la legalidad y de la filosofía, no pareciera estarse dando un debate
organizado respecto de dónde terminan las libertades “sacrificables” en
una época de riesgo como puede ser una pandemia. Todo lo contrario: se
emplea en muchas declaraciones públicas la idea de libertad para justificar
la irresponsabilidad de cara al colectivo, o el privilegio de los placeres
personales por encima de la vida de terceros.
Solidaridad versus libertad
La insolidaridad durante la pandemia no es exclusiva de la juventud, sin
embargo. Ni tampoco de los militantes antivacunas o de otros diversos
terraplanismos pseudoideológicos, que proliferan en las sociedades
occidentales amparados en la libertad de obviar la información científica o,
tal vez, en la libertad de cultos.
Basta echar un ojo a la distribución mundial de vacunas para darnos
cuenta de que los gobiernos de todo el mundo operan de un modo
equivalente: mientras 15 millones de dosis de vacunas estadounidenses
contra el Covid-19 son desechadas ante una abrumadora falta de
demanda, otras naciones del mundo enfrentan la pandemia incapaz de
vacunar ni al 2% de sus respectivas poblaciones.
Para subsanar las deficiencias de salud expuestas y magnificadas por la
COVID-19 sería necesario "un cambio importante en la forma de concebir
la salud y el bienestar", para "que el acceso universal a la salud se
convierta en un requisito previo para la seguridad sanitaria y el desarrollo
nacionales y mundiales".
El sentimiento antiextranjero ha aumentado en Internet y en las calles. Las
teorías de la conspiración antisemitas se han extendido, y se han
producido ataques contra musulmanes en relación con el COVID-19. Se ha
vilipendiado a los migrantes y refugiados como fuente del virus, y acto
seguido se le ha denegado el acceso a tratamiento médico. Dado que las
personas mayores se encuentran entre las más vulnerables, han surgido
memes despreciables que sugieren que también son las más prescindibles.
Asimismo, los periodistas, los denunciantes de irregularidades, los
profesionales de la salud, los trabajadores humanitarios y los defensores
de los derechos humanos están siendo atacados por el simple hecho de
hacer su trabajo.
CONCLUSION

Es muy poco probable que el Covid-19 desaparezca por arte de magia en


los próximos meses o años. Las herramientas de las que disponemos para
combatirlo, sin duda, se irán afinando, de la mano de la tecnología y la
innovación que caracterizan a nuestra época: eventualmente se
desarrollará una mejor y más eficaz vacuna, o se hallará un tratamiento
eficaz contra el virus. Pero mientras ello no ocurra, la vida de las personas
más débiles está en riesgo.
La pregunta, entonces, que debemos formularnos cuanto antes es cómo
fomentar la conciencia en los ciudadanos de Occidente para convencerlos
de que la cooperación y la protección mutua son factores que jugaron un
rol clave en la evolución de nuestra especie.
Referencias Bibliográficas:
 “Ensayo” en Wikipedia.
 “Covid-19” en Wikipedia.
 “Brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19): orientaciones
para el público” en la Organización Mundial de la Salud (OMS).
 “Enfermedad por el Coronavirus (COVID-19)” en la Organización
Panamericana de Salud.
 “Nuevo coronavirus COVID-19” en el Ministerio de Salud de
Argentina.

Fuente: https://www.ejemplos.co/ensayo-sobre-el-covid-19/#ixzz7w9tG6y
H6

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