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ERCILLA 2394, Pág.

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17 junio1981
(publicado sin foto)

Precisión y disciplina
Una buen impresión dejó ballet israelí en el Municipal

Hay una tradición de la danza clásica que proviene de manera directa de Petipa y el ballet ruso del
siglo pasado, donde suele darse un argumento (a veces efímero) y, sobre todo, se produce el gran
lucimiento de las primeras figuras. Otra corriente, por cierto derivada de la anterior y que se podría
describir como neoclásica, es aquella que se origina en Balanchine y su New York City Ballet: aquí
suele darse la danza pura, como interpretación de la música y el bailarín se convierte en
instrumento en manos del coreógrafo; aquí el divismo es desplazado por un despliegue técnico
muchas veces similar, pero dentro de un trabajo eminentemente de equipo.
El Ballet de Israel (que se presentó en el Municipal), en forma inteligente, se arrimó a la segunda
de estas corrientes. No cuenta con primeras figuras espectaculares, pero sí con un conjunto muy
homogéneo y de buen nivel técnico que se desempeña con una gran precisión y disciplina, virtudes
que justamente podían desplegarse en obras como Serenata de Balanchine y también en Opus 35
de Heinz Spoerli.

La segunda de estas obras, también sin argumento y dentro de las rutas abiertas por Balanchine,
adquiere un sello propio por su sentido del humor, desarrollado con ingenio a través de la misma
danza, lo que no es común.
De Berta Yampolsky, directora de la compañía israelí, se vio Carmen, tema que ha tentado a
numerosos coreógrafos desde los días de Roland Petit. Asimismo, entre otras, hay una interesante
versión de Alberto Alonso, montada para Plisetskaya en el Bolshoi y, en casa, esta historia se
conoció hace algunos años en la interpretación de Paco Mairena para el Ballet Municipal.

Lo que esta vez se vio en el Municipal fue una coreografía que relata la vida de Carmen en forma
simple, directa y eficaz, realzada por la fuerza y muy buena interpretación de Graciela Kaplan como
la protagonista. Los bailarines Waller y Dror (José y Escamillo), aunque correctos, no estuvieron en
su mismo nivel.

En síntesis, un conjunto homogéneo y serio, de una calidad que incluso puede estimarse
sorprendente, dada la juventud de la compañía.

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