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Ercilla N°2349, pág.

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06 agosto 1980
(Publicado con 1 foto)

Pina Bausch
Danza sin escapismo
Las opiniones de los espectadores se polarizaron frente al conjunto alemán de Wuppertal,
pero el espectáculo terminó con una ovación.

No ha de sorprender que el Teatro de la Danza de Wuppertal suscitara el gran entusiasmo de


algunos y el disgustado rechazo de otros; algo parecido le sucede al conjunto que dirige Pina
Bausch en la propia Alemania, por el simple motivo de que incursiona por caminos nuevos y
propios y, por fuerza, defrauda a quienes esperan de la danza un espectáculo hermoso y
escapista.
Café Müller, la primera y más densa y difícil de las tres obras presentadas en el único espectáculo
de la compañía alemana en el Municipal, prácticamente excluyó a la danza propiamente tal.
Genera sensaciones, muchas veces angustiosas, de encuentros y reencuentros, de mecanización
de relaciones humanas, de búsqueda que sólo hallan su meta durante instantes fugaces, del sordo
chocar con paredes que cierran el camino.
La segunda primavera, en que un matrimonio maduro evoca momentos de su pasado, es menos
ascético en la forma y los chispazos de danza que introduce en su desarrollo inmediatamente
permiten ver que los bailarines tienen una excelente formación como tales.
En ambas piezas no caben términos medios en la reacción del espectador: o entra en el mundo
sensorial generado por la coreógrafa o bien se queda fuera, en cuyo caso el acontecer del
escenario carecerá de sentido.
La consagración de la primavera, con música de Stravinsky, da rienda suelta a la danza
propiamente tal; como si se rompiera de golpe el clima contenido de las partes iniciales del
espectáculo para lanzarse de lleno al baile. Creada en 1913 por Nijinsky, esta obra también fue
presentada hace algunas semanas por el Ballet Municipal en una interesante versión de Cintolesi
y, hace algunos años, se conoció en la coreografía de Maurice Béjart, cuando se presentara su
Ballet del Siglo Veinte.
Aquí, frente a la fuerza de la danza, desaparecieron las reticencias del público y de esta manera el
espectáculo concluyó con una ovación. Hay que lamentar, sí, que un solo espectáculo y programa
no permitan conocer más a fondo las características de una coreógrafa y una compañía de fuertes
personalidades que sin duda están haciendo un aporte a la danza como medio expresivo.

PIE DE FOTO

Escena del denso “Café Müller”

Foto gentileza Ercilla

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