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CELEBRACION
PENITENCIAL
PREPARACIÓN PARA EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
I. RITOS INICIALES

Monitor
Hermanos, conscientes de nuestra fragilidad, nos disponemos
a participar del sacramento de la Reconciliación, que lleva a su
plenitud el esfuerzo penitencial de cada uno y de toda la
comunidad. Preparado con el examen de conciencia diario y
recibido frecuentemente, según las indicaciones de la Iglesia,
nos proporciona el gozo del perdón del Padre y reconstruye la
comunión fraterna.
Queremos reconocer que hay cosas en nuestra vida que pueden
mejorar. Hoy queremos pedirnos mutuamente, unos a otros,
perdón y pedírselo también al Señor. Puestos en pie, iniciamos.

Seminarista
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

Ambientación:

Hermanos: Dios, nuestro Padre, espera siempre con amor a los


hijos que se han apartado de Él y, cuando vuelven, los recibe
con gran ternura; ahora que nosotros queremos sinceramente
volver a Él, pidámosle que nos reciba con su bondad.

A continuación, un ministro lleva procesionalmente un crucifijo en alto,


desde la puerta principal hasta el lugar preparado en el presbiterio. Mientras
tanto el coro entona un himno penitencial.
Oración de entrada
Una vez ubicado el crucifijo en el presbiterio, el seminarista prosigue:

Hermanos: ya que por nuestros pecados nosotros hemos


perdido la gracia bautismal, pidamos ahora que seamos
restaurados en esa gracia por medio de la penitencia.
Pongámonos de rodillas.
Todos oran en silencio brevemente.

Pueden levantarse.

Imploramos, Señor Jesucristo,


tu inagotable misericordia,
para que conserves limpios
a los que has lavado de sus culpas y así,
los que redimiste con tu pasión y muerte,
puedan alegrarse con tu resurrección.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Monitor
Pueden sentarse. Del mismo modo que los israelitas, después
del paso del mar Rojo, se olvidaron de las maravillas de Dios,
así ahora los miembros del nuevo pueblo de Dios, después de
la gracia del Bautismo, han vuelto al pecado. Escuchemos.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
10, 1—13

No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres


estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y
todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y
todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron
la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que
les seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no
agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el
desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no
codiciemos el mal como lo hicieron nuestros padres. No os
hagáis idólatras, como alguno de ellos, según está escrito: «Se
sentó el pueblo a comer y a beber y se levantaron para danzar».
Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, cayendo
veintitrés mil en un día. Ni tentemos al Señor, como algunos
de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. No
protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a
manos del Exterminador.
Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para
escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última
de las edades. Así, pues, el que crea estar firme, tenga cuidado
de no caer. No os ha sobrevenido tentación que no fuera
humana, y fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados
sobre vuestras fuerzas; antes dispondrá con la tentación el éxito
para que podáis resistirla.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Sal 105, 6—10. 13—14. 19—22

R. Señor, hemos pecado.


Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas;
no se acordaron de tu abundante misericordia,
se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo. R.

Pero Dios los salvó por amor de su nombre,


para manifestar su poder.
Increpó al mar Rojo, y se secó,
los condujo por el abismo como por tierra firme;
los salvó de la mano del adversario,
los rescató del puño del enemigo. R.

Bien pronto olvidaron sus obras,


y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa. R.

En Horeb se hicieron un becerro,


adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R.

Se olvidaron de Dios, su salvador,


que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.
EVANGELIO
Monitor
El hijo que abandona a su padre y a su casa es recibido de
nuevo con amor por el padre. Así también nosotros, que
hemos pecado después de la gracia del bautismo, somos
buscados por Dios, que nos recibe con amor cuando volvemos
a Él, en medio de la alegría de toda la Iglesia. Puestos en pie,
cantamos para la proclamación del Evangelio.

✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15 , 11—32


En aquel tiempo Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía
dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la
parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los
bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,
emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo
perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella
tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue
entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que le
mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de
llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y
nadie le daba de comer.
Recapacitando, entonces se dijo: “Cuántos jornaleros de mi
padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero
de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se puso en camino hacia la casa de su padre; cuando todavía
estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr,
se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre,
he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme
hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad en seguida
el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y
sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo;
celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y
ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y
empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba
a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los
mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu
hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha
recobrado con salud”. Él se indignó y se negaba a entrar; pero
su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre:
“Mira: en tantos años cómo te sirvo, sin desobedecer nunca
una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener
un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo
que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el
ternero cebado”.
El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío
es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba
muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado”».
Palabra del Señor.

Reflexión
A continuación, el seminarista dirige unas palabras sobre las lecturas
proclamadas.

Examen de conciencia
Después de la reflexión se tiene el examen de conciencia. Ténganse siempre
intervalos de silencio para que cada uno pueda hacer el examen de
conciencia del modo más personal.
Monitor: Nos disponemos ahora a examinar nuestra
conciencia, a fin de participar de la mejor manera del
sacramento de la Reconciliación.
1. ¿Voy al sacramento de la Penitencia con sincero deseo de
purificación, conversión, renovación de vida y amistad más
profunda con Dios, o, por el contrario, lo considero como
una carga que se ha de recibir las menos veces posibles?
2. ¿Me olvidé o callé voluntariamente algún pecado grave en
las confesiones anteriores?
3. ¿Cumplí la penitencia que me fue impuesta? ¿Reparé las
injusticias que acaso cometí? ¿Me esforcé en llevar a la
práctica los propósitos de enmendar la vida según el
Evangelio?

Primer Mandamiento:
Amarás a Dios sobre todas las cosas
 ¿Amo verdaderamente a Dios por encima de todo? ¿He
llegado a negar la fe o algunas de sus verdades, en mi
pensamiento o incluso delante de los demás?
 ¿He murmurado interna o externamente contra el Señor
cuando me ha acaecido alguna desgracia (por enfermedad,
mala situación, etc.)?
 ¿He hablado sin reverencia, o peor aún, con doblez, de las
cosas santas, de los sacramentos, de la Iglesia, de sus
ministros?
 ¿He tenido indiferencia ante Dios, es decir, he despreciado
su amor, su providencia o sus planes? ¿He abandonado el
trato con Dios en la oración o en los sacramentos?
 ¿He presumido de mis capacidades, es decir, creyendo que
puedo lograr una vida plena y a mi medida sin la ayuda de
Dios?
 ¿He abusado de la omnipotencia o de la misericordia de
Dios, es decir, esperando obtener perdón sin conversión y
la gloria de Dios sin mérito?
 ¿He practicado la superstición, la magia o la hechicería?
 ¿He caído en idolatría, divinizando lo que no es Dios o
anteponiendo cosas o personas a la gloria y honor que se
deben solo a Dios? ¿Pertenezco a alguna sociedad o
movimiento ideológico contrario a la fe?
 ¿Me he acercado indignamente (sin realizar el sacramento
de la confesión y necesitándolo) a recibir algún
sacramento?
 ¿He hecho sin ganas las cosas que se refieren a Dios?
 ¿He realizado la acción de tentar a Dios, es decir, a poner
a prueba, de palabra o de obra, su bondad y su
omnipotencia?
 ¿He sido indiferente al oír alguna blasfemia o al ver que se
ofende a Dios, es decir, sin realizar un acto de desagravio,
al menos interno?
 ¿Discuto los mandatos de la Iglesia con irrespeto o
desprecio, sin reconocer la presencia viva de Cristo en la
misma Iglesia?

Segundo mandamiento:
No tomarás el nombre de Dios en vano
 ¿He hecho algún voto, juramento o promesa (un acto, una
oración, una limosna u ofrenda, una peregrinación, etc.) y
he dejado de cumplirlo por mi culpa?
 ¿He honrado el santo nombre de Dios? ¿He pronunciado
el nombre de Dios sin respeto, con enojo, burla, odio,
reproche, desafío, o de alguna manera poco reverente?
 ¿He injuriado y abusado contra la iglesia, y los nombres de
Dios, la Virgen María, los Santos?
 ¿He usado el nombre de Dios como mágico?
 ¿He jurado, es decir, tomar a Dios como testigo de lo que
digo o la veracidad divina como garantía de la propia
verdad, sin verdad? ¿He jurado sin necesidad, sin prudencia
o por cosas de poca importancia? ¿He jurado hacer algún
mal? ¿He realizado perjurio, es decir, hablar bajo juramento
lo que uno no tiene intención de cumplir?

Tercer mandamiento:
Santificarás las fiestas
 Pudiendo sin grave perjuicio haberlo hecho, ¿he faltado a
Misa los domingos o fiestas de guardar como Pascua,
Navidad, Epifanía, Ascensión, Santa María Madre de
Dios...?
 ¿Me he distraído voluntariamente o he llegado tan tarde
que en realidad no he cumplido con el precepto?
 El domingo está tradicionalmente consagrado por la
piedad cristiana a obras buenas y a servicios humildes para
con los enfermos, débiles y ancianos. ¿He sido insensible a
esas obras buenas, piadosas y caritativas?
 ¿Mi descanso entraña pecado por lo que hago o dejo de
hacer, por lo que usualmente digo, veo o imagino?

Cuarto mandamiento:
Honrarás a tu padre y a tu madre
 Como hijo, ¿he desobedecido a mis padres o superiores en
cosas importantes? ¿Los he entristecido con mi conducta?
¿Les he amenazado o maltratado de palabra o de obra, o
les he deseado algún mal grave o leve? ¿He dejado de
ayudarles en sus necesidades espirituales o materiales? ¿Me
dejo llevar del mal genio y me enfado con ellos con
frecuencia y sin motivo justificado?
 ¿He reñido con mis hermanos? ¿He dejado de hablarme
con ellos y no he puesto los medios necesarios para la
reconciliación?
 Como padre, ¿he dado mal ejemplo a mis hijos no
cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares o
profesionales? ¿Les he corregido con firmeza en sus
defectos o se los he dejado pasar por comodidad?
 ¿Corrijo siempre a mis hijos con justicia y por amor a ellos,
o me dejo llevar por motivos egoístas o de vanidad
personal?
 ¿Les he amenazado o maltratado de palabra o de obra, o
les he deseado algún mal grave o leve?
 ¿He descuidado mi obligación de ayudarles a cumplir sus
deberes religiosos y de evitar las malas compañías? ¿Les he
puesto obstáculos o les he aconsejado mal? ¿Me preocupo
de modo constante por su formación en el aspecto
religioso?
 ¿He guiado a mis hijos con claridad a orar y a descubrir su
vocación?
 ¿Sacrifico mis gustos, caprichos y diversiones para cumplir
con mi deber de dedicación a la familia?
 Como cónyuge, ¿hago lo posible por vencer la rutina en el
cariño a mi esposo(a)? ¿He reñido con mi esposo(a)? ¿Ha
habido malos tratos de palabra o de obra con mi cónyuge?
¿He dejado demasiado tiempo solo a mi esposo(a)?
 ¿He procurado avivar la fe en la Providencia y ganar lo
suficiente para poder tener o educar a más hijos?

Quinto mandamiento:
No matarás
 ¿Tengo enemistad, odio o rencor hacia alguien?
 ¿He dejado de hablar con alguien y me niego a la
reconciliación o no hago lo posible por conseguirla?
 ¿He deseado un mal grave al prójimo? ¿Me he alegrado de
los males que le han ocurrido?
 ¿Me he dejado dominar por la envidia? ¿Me he dejado
llevar por la ira? ¿He causado con ello daño a otras
personas?
 ¿He despreciado a mi prójimo?
 ¿Me he burlado de otros o les he criticado, molestado o
ridiculizado?
 ¿Pido las cosas con malos modales, faltando a la caridad?
 ¿He llegado a herir o quitar la vida al prójimo?
 ¿He practicado, aconsejado o colaborado en la realización
de algún aborto, sabiendo su gravedad?
 ¿He contribuido a adelantar la muerte a algún enfermo con
pretextos de evitar sufrimientos o sacrificios, sabiendo que
la eutanasia es un homicidio?
 ¿He descuidado mi salud? ¿He atentado contra mi vida?
¿Me he embriagado, bebido con exceso o consumido
drogas?
 ¿Me he deseado la muerte sin someterme a la Providencia
de Dios?
 ¿Me he desentendido del bien del prójimo, no avisándole
del peligro material o espiritual en que se encuentra o no
corrigiéndole como pide la caridad cristiana?
 ¿He realizado secuestro, terrorismo, tortura o
mutilaciones?
 ¿He irrespetado a los difuntos?
 ¿Tolero abusos o injusticias que tengo obligación de
impedir?
 ¿He dejado, por pereza, que se produzcan graves daños que
puedo evitar?
Sexto y noveno mandamiento:
No consentirás acciones, pensamientos ni deseos impuros
 ¿Me visto de modo inapropiado, induciendo a otros a
impureza? ¿Me he entretenido con miradas impuras? ¿He
cobijado las sensaciones impuras?
 ¿He hecho acciones impuras? ¿Solo o de qué manera?
¿Cuántas veces o con qué frecuencia?
 ¿Tengo amistades que son ocasión habitual de pecado?
¿Estoy dispuesto a dejarlas?
 En el noviazgo, ¿es el amor verdadero la razón
fundamental de esas relaciones? ¿Degrado el amor humano
confundiéndolo con el egoísmo y con el placer?
 ¿Me acerco con más frecuencia al sacramento de la
Penitencia durante el noviazgo para tener más gracia de
Dios? ¿Me han alejado de Dios esas relaciones?
 ¿He usado indebidamente el matrimonio? ¿He negado su
derecho al otro cónyuge? ¿He faltado a la fidelidad
conyugal con deseos o de obra?
 ¿He usado preservativos o tomado fármacos para evitar los
hijos? ¿He inducido a otras personas a que los tomen?
 ¿He influido de alguna manera -consejos, bromas o
actitudes- en crear un ambiente antinatalista?
 ¿He realizado lujuria, es decir, deseo o goce desordenados
del placer como un fin en sí mismos, separados de la
finalidad de procreación y de unión?
 ¿He realizado masturbación?
 ¿He tenido relaciones sexuales antes del matrimonio (y
nunca hay verdadera certeza de que habrá ese
matrimonio)?
 ¿He participado o visto pornografía en videos o revistas?
 ¿He realizado prostitución?
 ¿He realizado violación, es decir, agredir con violencia la
intimidad sexual de una persona?
 ¿He participado en homosexualismo, lesbianismo, orgías?
 ¿He realizado adulterio, es decir, relaciones sexuales
durante el matrimonio con otra persona que no sea su
cónyuge?
 ¿Me he entretenido con pensamientos o recuerdos
deshonestos? ¿He traído a mi memoria recuerdos o
pensamientos impuros? ¿Me he dejado llevar de malos
deseos contra la virtud de la pureza, aunque no los haya
puesto por obra?
 ¿He tenido conversaciones impuras? ¿Las he comenzado
yo? ¿He asistido a diversiones que me ponían en ocasión
próxima de pecar (ciertos bailes, cines o espectáculos
inmorales, malas lecturas o compañías)?

Séptimo mandamiento:
No robarás
 ¿He robado algún objeto o alguna cantidad de dinero? ¿He
dejado de repararlo o restituirlo pudiendo hacerlo? ¿He
cooperado con otros en algún robo o hurto? ¿Había alguna
circunstancia que lo agravase, por ejemplo, que se tratase
de un objeto sagrado?
 ¿He retenido deliberadamente bienes prestados u objetos
perdidos?
 ¿He hecho daño de otro modo a sus bienes?
 ¿Padezco del vicio del juego que me lleva a privarme a mí
o a otros de lo que legítimamente correspondía?
 ¿He abusado de la confianza de mis superiores?
 ¿He perjudicado a mis superiores o subordinados o a otras
personas haciéndoles un daño grave?
 ¿He sido perezoso en el cumplimiento de mis deberes?
 ¿Retraso con frecuencia el momento de ponerme a trabajar
o estudiar?
 ¿He dejado de dar lo conveniente para ayudar a la Iglesia?
 ¿Hago limosna u ofrenda, según mi posición económica?
 ¿He llevado con sentido cristiano la carencia de cosas
superfluas, o incluso necesarias?
 ¿Retribuyo con justicia el trabajo de los demás?

Octavo mandamiento:
No darás falso testimonio, ni mentirás
 ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido
seguirse?
 ¿Miento habitualmente justificándolo con que se trata de
cosas de poca importancia?
 ¿He dejado de defender al prójimo difamado o
calumniado? ¿He hecho juicios temerarios contra el
prójimo? ¿Los he comunicado a otras personas? ¿No he
rectificado ese juicio inexacto?
 ¿He revelado secretos importantes de otros,
descubriéndolos sin justa causa? ¿He reparado el daño
seguido?
 ¿He hablado mal de otros por frivolidad, envidia, o por
dejarme llevar del mal genio?
 ¿He hablado mal de los demás (personas o instituciones)?
¿He cooperado de esta manera a la calumnia y a la
murmuración?
 ¿He revelado secretos sin justa causa? ¿He hecho uso en
provecho personal de lo que sabía por silencio de oficio?
¿He reparado el daño que causé con mi actuación?
 ¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los
que las mantenían?
 ¿He sido cómplice de vicios o pecados graves (adulación)
por buscar un interés, una influencia, un servicio, una
amistad o evitar un problema con alguien?
 ¿He caído en la tentación de la vanagloria, es decir,
jactancia del propio valer u obrar?
 ¿He sido irónico con alguien, es decir, ridiculizar con
caricaturas malévolas un aspecto del comportamiento de
una persona?

Décimo mandamiento:
No codiciarás los bienes ajenos
 ¿He codiciado los bienes ajenos?
 ¿He sido avaro (deseo de apropiación inmoderada de los
bienes terrenos, de las riquezas y el poder)?
 ¿He deseado mal a quien considero competencia sea en los
deportes, el comercio, la comunidad, grupo de oración,
parroquia, iglesia, etc.?
 ¿He deseado a otros que fracasen para que brillen mis
ideas, o se realicen más fácilmente mis proyectos?
 ¿He sido envidioso (es la tristeza experimentada ante el
bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo con
alguna persona?

III. ACTO PENITENCIAL


Monitor
Hermanos: este es el tiempo aceptable, este es el día de la
misericordia divina y de la salvación humana, en el cual la
muerte encontró su término y la vida eterna halló su principio,
cuando en la viña del Señor, a la vez que se injertan nuevos
sarmientos, se podan los viejos para que den más fruto.
Este es el momento en que cada uno de nosotros se confiesa
pecador y, mientras somos impulsados a la penitencia por el
ejemplo y las oraciones de los hermanos, confesamos y
decimos: «Yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi delito.
Aparta tu rostro de mi pecado, Señor, y borra todas mis iniquidades.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso».

Después, todos dicen:

Yo confieso ante Dios todopoderoso


y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Dándose golpes de pecho, añaden:

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Y prosiguen:

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,


a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

A continuación, el seminarista recita cada invocación a la que la asamblea


se une cantando Señor, ten piedad.

Médico de cuerpos y almas, sana las heridas de nuestro


corazón, y danos los remedios que necesitamos para
mantenernos en tu gracia.
Señor, ten piedad
Concédenos poder despojarnos de todos los actos propios de
la antigua condición humana, inclinada al pecado, y revestirnos
de ti, que eres el hombre nuevo.
Cristo, ten piedad

Redentor nuestro, concédenos unirnos más a tu pasión y


muerte por nuestro arrepentimiento y penitencia, para que
podamos también participar plenamente de la gloria de tu
resurrección.
Señor, ten piedad

Finalmente, se canta la oración dominical:

Seminarista
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El seminarista, continúa:

Líbranos de todo mal, Padre misericordioso,


y por medio de la santa pasión de tu Hijo,
a la que nos unimos por la penitencia,
haznos participar alegremente
de su admirable resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

IV. CONCLUSIÓN
La celebración concluye pidiendo la bendición final y la despedida.

Seminarista
Que tu Madre Santísima, refugio de los pecadores, interceda
por nosotros, para que nos otorgues el perdón de nuestros
pecados. R. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la


vida eterna. R. Amén.
Canto final (mariano)
Parroquia El Calvario, San Sebastián
Celebración Penitencial | Cuaresma 2023|

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