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105. Una vez reunidos los fieles, y mientras el sacerdote entra, si parece
oportuno, se entona algún salmo, antífona u otro canto adaptado a las
circunstancias, por ejemplo:
Monición
Queridísimos hermanos, nos hemos reunido hoy para implorar la
misericordia de Dios. Quiere el Padre celestial que siempre estemos unidos a
Él, sin embargo, la debilidad de nuestra naturaleza humana nos hace ofender a
Dios con los pecados que cometemos. Sin embargo, a través del ministerio de la
Iglesia, nos libra del pecado que hemos cometido; como el mismo Jesús nos lo
enseñó. Por eso ahora, cada uno de los fieles dispuestos, cuando se acerquen a
confesar, no será “decirle al padre los pecados” sino, entregarle a Cristo
nuestros males, para que él, con su amor, nos renueve mediante la absolución
sacramental.
111. El sacerdote invita a todos a la oración, con estas o parecidas palabras:
Oremos, hermanos, para que Dios, que nos llama a la conversión, nos conceda
la gracia de una verdadera y fructuosa penitencia.
Abre nuestros ojos para que descubramos el mal que hemos hecho;
mueve nuestro corazón,
para que, con sinceridad, nos convirtamos a ti;
que tu amor reúna de nuevo a quienes dividió y dispersó el pecado;
que tu fuerza sane y robustezca
a quienes debilitó su fragilidad;
que el Espíritu vuelva de nuevo a la vida a quienes venció la muerte; para que,
restaurado tu amor en nosotros,
resplandezca en nuestra vida la imagen de tu Hijo,
y así, con la claridad de esa imagen,
resplandeciente en toda la Iglesia,
puedan todos los hombres reconocer
que fuiste tú, quien enviaste a Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro del Deuteronomio. 5, 1-3. 6 -7. 11-12. 16-21a; 6, 4-6
Palabra de Dios.
Hermanos:
Sed imitadores de Dios, como hijos queridos,
y vivid en el amor
como Cristo os amó
y se entregó por nosotros
como oblación y víctima de suave olor.
Por otra parte,
de inmoralidad, indecencia o afán de dinero,
ni hablar;
por algo sois un pueblo santo.
Y nada de chabacanerías, estupideces o frases de doble
sentido; todo eso está fuera de sitio.
Lo vuestro es alabar a Dios.
Meteos bien esto en la cabeza:
nadie que se da a la inmoralidad,
a la indecencia o al afán de dinero
—que es una idolatría—
tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Que nadie os engañe con argumentos especiosos;
estas cosas son las que atraen el castigo de Dios
sobre los rebeldes.
No tengáis parte con ellos;
porque antes sí erais tinieblas,
pero ahora, como cristianos, sois luz.
Vivid como gente hecha a la luz.
En otro tiempo erais tinieblas,
ahora sois luz en el Señor.
Caminad como hijos de la luz,
—toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz
buscando lo que agrada al Señor,
sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas,
sino más bien denunciadlas.
Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas
que ellos hacen a escondidas.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto,
y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice:
«Despierta, tú que duermes,
levántate de entre los muertos
y Cristo será tu luz».
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 8, 2b
Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—; el que me sigue tendrá la luz de la
vida.
Aleluya
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los
saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley,
le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu
ser”.
Este mandamiento es el principal y primero.
El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas».
EXAMEN DE CONCIENCIA
Prosigue el sacerdote:
Escucha, Señor, a tus siervos,
que se reconocen pecadores;
y haz que, liberados por tu Iglesia de toda culpa,
merezcan darte gracias con un corazón renovado.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén
Confesión individual
R. Amén.
Acción de gracias por la misericordia de Dios
Una vez que los fieles se hayan confesado, el sacerdote, volviendo a la sede,
invita a dar gracias a Dios por su bondad. Se canta – o se reza – el Magníficat.
O algún otro canto apropiado.
R. Amén.
R. Amén.
Para que podáis caminar con una vida nueva y agradar a Dios en
todas las cosas.
R. Amén.
R. Amén.