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RITO PARA DISTRIBUIR LA SAGRADA COMUNIÓN

FUERA DE LA MISA

DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO


1. RITO PARA UNA CELEBRACIÓN COMUNITARIA

RITOS INICIALES
Estando ya congregada la asamblea, y dispuestas todas las cosas, el ministro dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y el Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
Luego el ministro extraordinario saluda a la asamblea diciendo:
Hermanos, bendigamos al Señor,
que bondadosamente nos invita
a la mesa del cuerpo de Cristo
A lo que todos responden:
Bendito seas por siempre, Señor
Enseguida se hace el acto penitencial. El ministro invita a los presentes, diciendo:
El Señor ha dicho:
“el que esté sin pecado, que tire la primera piedra”.
Reconozcámonos, pues, pecadores
y perdonémonos los unos a los otros
desde lo más íntimo de nuestro corazón
Se hace una breve pausa de silencio. Luego hacen todos juntos la confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión;
golpeándose en el pecho, dicen:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos,

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y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mi ante Dios, nuestro Señor.
El ministro concluye:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
Todos:
Amén.
Después, alternando con el pueblo se dice:

Señor ten piedad /Señor ten piedad


Cristo ten piedad /Cristo ten piedad
Señor ten piedad /Señor ten piedad
Se dice o se canta el Gloria
Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el
Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo; Señor Dios, Cordero de
Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú
que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros, porque
sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el
Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
El ministro con las manos juntas dice:
Oremos
Haciendo un breve momento de silencio, y con las manos juntas prosigue:
Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros,
concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Todos: Amén.

CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS


Lecturas
PRIMERA LECTURA
Del libro del Levítico 13, 1-2. 44-46
El Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Cuando alguno tenga en su carne una o varias
manchas escamosas o una mancha blanca y brillante, síntomas de la lepra, será
llevado ante el sacerdote Aarón o ante cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de
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un leproso, y el sacerdote lo declarará impuro. El que haya sido declarado enfermo
de lepra, traerá la ropa descosida, la cabeza descubierta, se cubrirá la boca e irá
gritando: `¡Estoy contaminado! ¡Soy impuro!' Mientras le dure la lepra, seguirá
impuro y vivirá solo, fuera del campamento". Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 31
R/. Perdona, Señor, nuestros pecados
Dichoso aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso aquel en
el que Dios no encuentra ni delito ni engaño. R/.
Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi
gran delito y tú me has perdonado. R/.
Alégrense con el Señor y regocíjense los justos todos, y todos los hombres de
corazón sincero canten de gozo. R/.
SEGUNDA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 10, 31 - 11, 1
Hermanos: Todo lo que hagan ustedes, sea comer, o beber, o cualquier otra cosa,
háganlo todo para gloria de Dios. No den motivo de escándalo ni a los judíos, ni a
los paganos, ni a la comunidad cristiana. Por mi parte, yo procuro dar gusto a todos
en todo, sin buscar mi propio interés, sino el de los demás, para que se salven. Sean,
pues, imitadores míos, como yo lo soy de Cristo. Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


R/. Aleluya, Aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.
Aleluya.

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: "Si
tú quieres, puedes curarme". Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo
tocó y le dijo: "¡Sí quiero: Sana!" Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: "No se lo cuentes a nadie; pero
para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito
por Moisés".
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya
entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a
donde acudían a Él de todas partes. Palabra del Señor

Reflexión
Llama la atención en el pasaje del evangelio de la misa de hoy, la sencillez del
leproso, que en forma simple le dice a Jesús, ¨si quieres puedes limpiarme¨
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Y la respuesta de Jesús, también simple: ¨quiero, queda limpio¨
La lepra antiguamente era signo del pecado, por eso, cuando Jesús le dice al
leproso, quiero, queda limpio, también nos lo dice a nosotros, que pecamos muchas
veces contra Dios.
Cuando nosotros pedimos al Señor, con la sencillez y la fe del leproso: Señor, si
quieres puedes limpiarme, Jesús nos limpia, Jesús nos perdona.
El Señor nos espera para limpiarnos cuando recurrimos a la confesión. Pero así
como el leproso mostró su mancha y pidió a Jesús que lo sanara, así también debe
ser nuestra actitud cuando recurrimos al sacramento de la reconciliación. Tenemos
que dejar de lado la vergüenza para que así podamos iluminados por el Espíritu
Santo, ver todo lo que nos aleja de Dios, y pedirle a él sinceramente y humildemente
perdón.
El Señor, siempre nos va a decir, como al leproso, quiero, queda limpio. Pero
nuestra actitud, debe ser como la del leproso. Debemos recurrir al Señor con
arrepentimiento, con humildad.
Y también como el leproso, cuando el Señor nos cura, cuando nos perdonas,
deberíamos tener la necesidad de proclamar la maravilla que el Señor obró en
nosotros, deberíamos agradecer a Dios sus favores.
En este evangelio, Jesús le pide al leproso que se presente al sacerdote. Jesús
respeta la autoridad religiosa de la época y nos enseña a nosotros, la actitud que
debemos tener ante nuestros sacerdotes.
En esa época, las enfermedades de la piel hacían que las personas fueran
consideradas impuras, y no podían habitar en las ciudades, se las apartaba. Y la lepra
era la peor de esas enfermedades. Por eso Jesús le pide que se presente ante el
sacerdote, porque así se acostumbraba. El sacerdote, avalaba su curación y la
persona podía volver a hacer una vida normal.
Esta actitud de Jesús de respeto hacia la autoridad del sacerdote, es un ejemplo
para nosotros, que muchas veces, vemos en el sacerdote, sólo las limitaciones que
tiene como persona y no reconocemos en él que es el representante de Jesucristo.
Cada uno de nosotros, debe ver en los sacerdotes a los representantes de Cristo.
El sacerdote actúa en nombre de Jesús y tiene en sus manos los tesoros de la gracia.
Debemos acudir a ellos en todas nuestras necesidades espirituales con fe, sin
olvidar que el sacerdote es un hombre y que como tal tiene necesidad de compañía,
de amistad, de comprensión.
No debemos olvidar que los sacerdotes son hombres como nosotros, pero que
consagraron su vida, y sus necesidades al amor de Jesucristo.
Hoy vamos a pedirle al Señor, humildad, para recurrir con frecuencia al
sacramento de la reconciliación donde Jesús en la persona del sacerdote, nos espera
para ofrecernos su perdón.
Terminada la reflexión se dice el Credo
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ORACIÓN DE LOS FIELES:
Invoquemos con corazón unánime y plegaria ferviente, a Dios Padre, fuente y
origen de todo bien: A cada invocación responderemos: Oremos juntos y digamos:
R/. Escúchanos, Padre bueno
1. Por la Iglesia. Que sea un lugar de misericordia para todos los que viven
atribulados y en situaciones difíciles. Oremos
2. Por los que tienen autoridad en el mundo. Que la salud de las personas y el
cuidado de los enfermos sea siempre una prioridad. Oremos.
3. Por quienes sufren enfermedades largas y dolorosas. Que la memoria de
nuestra Señora de Lourdes brille para ellos como signo de salud y
esperanza, y experimenten la cercanía y ayuda de quienes los rodean.
Oremos
4. Por todos nosotros. Que el tiempo de Cuaresma que estamos a punto de
iniciar, escuchemos de corazón la llamada que se nos hace a la conversión
y a la renovación de nuestra vida cristiana. Oremos
5. Por los proyectos que hay en nuestra diócesis, en especial la Megamisión;
para que todos salgamos a anunciar a nuestros hermanos alejados que Dios
los ama y los espera.

Terminadas las intenciones anteriores pueden añadirse las intenciones particulares de la


comunidad como pedir por los enfermos, los difuntos, las lluvias o cualquier necesidad.
Una vez concluidas todas las intenciones se hace la siguiente oración:
Oh Dios, de quien depende todo nuestro ser, actividad y vida. Concede a
nuestros campos la lluvia necesaria a fin de que asegurado nuestro sustento
podamos con tranquilidad dedicarnos a la búsqueda de los bienes eternos.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Terminada la oración universal es conveniente un momento de silencio considerable, enseguida


se ora por las vocaciones sacerdotales.
Oh Jesús, Pastor eterno de las almas,
dígnate a mirar con ojos de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, estamos en gran necesidad.
Danos vocaciones, danos sacerdotes,
religiosos, laicos y familias santas.
Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos vocaciones santas
según tu corazón.

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RITO DE LA COMUNIÓN

Terminada la oración por las vocaciones, el ministro coloca un corporal en el centro del altar y se
dirige al lugar donde se reserva el Santísimo Sacramento y lo coloca sobre el altar y hace
genuflexión. Mientras tanto se entona un canto eucarístico.

Luego invita a los fieles a recitar el Padrenuestro:


Estamos aquí reunidos en torno a la misma mesa
para recibir el cuerpo del Señor
como una sola familia.
Oremos como Jesús nos enseñó:
Y todos prosiguen:
Padre nuestro, que estas en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Luego invita a los fieles a darse la paz:
En la caridad de Cristo
dense fraternalmente el saludo de la paz.
Luego el ministro hace genuflexión, toma la Hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, dice:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y los presentes dicen:
Señor, no soy digno
de que entres a mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El ministro dice en silencio:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna
Y luego comulga. Se entona un canto de comunión y enseguida da la comunión a los presentes y
dice a cada uno:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.
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Terminada la comunión, el Santísimo Sacramento se reserva nuevamente en el sagrario. Se tiene
un breve momento de silencio y luego el ministro dice:
Oremos:
Saciados, Señor, por este manjar celestial, te rogamos que nos hagas anhelar siempre
este mismo sustento por el cual verdaderamente vivimos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Todos responden: Amén
Después el ministro, invocando la bendición de Dios y haciéndose la señal de la cruz sobre si
mismo junto con todos los presentes, dice:
Que nos bendiga y defienda
Dios todopoderoso y misericordioso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y todos responden:
Amén
Finalmente, el ministro dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz
Todos:
Demos gracias a Dios.
Hecha la debida reverencia el ministro se retira, mientras tanto se entona el canto de salida.

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