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Así se desencadena un golpe de calor en el organismo

Conlleva una alta mortalidad y se previene refrescándose, evitando la actividad física con
temperaturas elevadas y una buena hidratación
Oriol GüellYolanda ClementeJosé A. Álvarez - 20 jul 2022

Los golpes de calor muestran la cara más temible de los episodios de altas temperaturas. La rapidez y la
virulencia con la que se desencadenan estos procesos, que pueden causar la muerte de una persona sana en
unos pocos minutos, recuerdan los peligros que el calor entraña para el ser humano, aunque solo supongan
una pequeña parte de la mortalidad relacionada con la subida de los termómetros.
La piel es donde el organismo se defiende frente al calor. Aquí unas 600 glándulas por centímetro cuadrado
bombean sudor fuera del cuerpo para compensar la subida de la temperatura. También es hacia la piel, con el
objetivo de enfriarse, adonde se dirige el mayor flujo de sangre resultado de la dilatación de las arterias
ordenada por el hipotálamo. “Estos son los dos principales mecanismos compensadores que se activan
cuando tenemos calor, al igual que ocurre cuando hacemos una actividad física intensa”, afirma Juan Torres
Macho, jefe de servicio de medicina interna en el Hospital Infanta Leonor (Madrid).
Esta es la razón por la que hacer coincidir ambas cosas, elevadas temperaturas y ejercicio, no está
recomendado. El riesgo es que los esfuerzos del organismo sean insuficientes para bajar la temperatura
corporal, que desde los 36,7º empezará a subir y a los 40,5 ya pone en riesgo la vida. Es el temido golpe
de calor, que ha causado la muerte en España a 757 personas entre 2003 y 2018, según los datos del INE.
“A partir de los 40º, algunos procesos fisiológicos se alteran y empieza un mecanismo de inflamación que
produce una cascada de enzimas que interfiere con el normal funcionamiento de los órganos vitales. Es un
proceso que, una vez ha empezado, es difícil de revertir”.
Dolor de cabeza, confusión y aturdimiento son las señales de alerta de que ha empezado una sucesión de
acontecimientos que puede acabar en la pérdida de conciencia, convulsiones y un fallo cardíaco. Aunque
difícil de detener y con una elevada mortalidad, las recomendaciones para frenar el proceso son tumbar en
posición lateral al afectado en una zona fresca, remojar la piel con agua y paños húmedos para ayudar
a bajar la temperatura y alertar a los servicios de emergencia.
Más de 1.300 personas mueren al año en España por causas atribuibles a las altas temperaturas. De ellas,
solo una pequeña parte se deben a los golpes de calor. En el peor verano, el de 2003, 182 personas
fallecieron por esta razón, cerca del 3% de los más de 6.600 fallecidos que se atribuye a ese episodio.
“Los golpes de calor son los casos más extremos del importante impacto que el calor tiene sobra la salud de
las personas”, explica Juan Armengol, presidente en Madrid de la Sociedad Española de Medicina de
Urgencias y Emergencias (SEMES). “Lo que estamos viendo estos días son muchas personas mayores
deshidratadas, más que en otros años. Llegan aturdidas y desorientadas. Los mayores, como los niños
más pequeños, regulan peor el calor y no sienten tanta sed, por lo que es importante recordarles que
deben beber. También hay que revisarles la medicación, porque es frecuente que tomen diuréticos y
fármacos contra la tensión que deben ajustarse en esta época, porque ya pierden mucho más líquido
por el sudor.
“El golpe de calor y la deshidratación son dos procesos distintos, pero la forma de prevenirlos es la misma.
Beber, resguardarse del sol y las temperaturas elevadas y no hacer actividad física en los peores momentos
del día”. Además de beber, también es importante mantener una dieta equilibrada. “La elevada sudoración
también desequilibra los niveles de sales minerales. Es especialmente peligroso el incremento de los
niveles de potasio, porque alteran los mecanismos eléctricos de las células cardíacas, lo que puede
llevar a que el paciente sufra arritmias y, en casos extremos, paros cardíacos”.

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