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LEÓN
FACULTAD DE CIENCIAS BIOLÓGICAS
Decidimos estudiar la temperatura para saber más acerca de cómo esta influye de manera
positiva/ negativa en el cuerpo humano, ya sea ayudándonos en procesos metabólicos o
simplemente fungiendo como síntoma de que algo anda mal en nuestro cuerpo.
Este trabajo nos permitirá informarnos acerca de cómo la regulación de temperatura puede
llegar a equilibrar o destruir por completo las funciones vitales que realiza nuestro cuerpo.
Por ejemplo, sabemos que para que nuestro cuerpo tenga buen funcionamiento necesita
electrolitos que encontramos en bebidas y, en el aumento de temperatura se pierde tanto agua
como esos electrolitos que, a final de cuentas ocasionaran desequilibrios en el
funcionamiento normal de los distintos órganos internos.
También, el cambio de temperatura puede provocar que las condiciones físicas y mentales se
alteren en algunas personas con enfermedades crónicas, ya que estas son más sensibles a este
tipo de cambios.
Asimismo, se tiene la intención de saber las características de la temperatura y como puede
beneficiar/perjudicar a distintos tipos de personas como: niños, adultos, adultos mayores,
personas con discapacidad, etc. Un claro ejemplo de ello es que la temperatura ya sea baja,
o alta, puede ser fatal, incluso mortal para una persona con defensas bajas, como un adulto
mayor, un bebe o una persona con una enfermedad grave. Se podría llegar a concluir que, si
la temperatura no se mantiene regulada, puede llegar a causar varios problemas, incluso la
muerte.
ANTECEDENTES
Para empezar, se realizó una revisión teórica de la temperatura corporal como signo vital
decisivo para el mantenimiento de la homeostasis. Se destaco la importancia de mantener la
temperatura corporal en un rango de valores de 36,8 ºC \'b1 0,4 ºC. Se enfatizo en la
propiedad del ser humano como homeotermo con unas características que propician el
mantenimiento constante de la temperatura corporal pese a las variaciones fisiológicas que
hacen cambiar la temperatura. Finalmente, se describió la valoración de la necesidad de
mantener la temperatura corporal en equilibrio siguiendo el esquema de catorce necesidades
de Virginia Henderson una vez conocidos los factores que puedan modificarla para
comprender el significado de las mediciones y su posterior interpretación que conducen a los
distintos diagnósticos de enfermería encaminados a alcanzar la independencia en la
resolución de esta necesidad (Ruiz, 2009).
La asociación entre altas temperaturas e incrementos en la mortalidad es muy robusta. A la
hora de considerar la existencia de un exceso de temperatura se deben tener en cuenta las
temperaturas diurnas, nocturnas y su tasa de aumento sobre lo esperado.
Si la temperatura corporal se eleva por encima de los 38ºC los efectos en salud de las altas
temperaturas abarcan desde deshidratación, calambres, golpe de calor, síncope por calor,
arritmias, hasta el agravamiento de enfermedades previas y la muerte.
En el cuerpo humano, existe un proceso llamado termorregulación. Este proceso permite que
se mantenga una homeostasis corporal para mantener y regular las funciones vitales
constantes. La función de este mecanismo es estabilizar procesos cardiovasculares,
respiratorios, renales, endocrinos, nerviosos, etc. La termorregulación en nuestro cuerpo es
activada cuando la temperatura tiende a cambiar con respecto a las condiciones ambientales
gracias a la información que recibe de los diferentes sensores térmicos, los cuales poseen la
capacidad de detectar las variaciones en la temperatura interna del organismo y compararlas
con la del medio. Con la edad, la efectividad de la termorregulación disminuye, producto del
deterioro sensorial (Picón-Jaimes et al., 2020).
Las personas solas o con menos reflejos para su autocuidado, tienen que ser controladas en
forma habitual por sus familiares, amigos, vecinos, etc. Un estudio realizado en España ha
encontrado que en la población con mayor proporción de personas mayores y ancianos se
detecta un incremento de la mortalidad a temperaturas más bajas, esto se debe a que los
ancianos tienen una menor capacidad de vasodilatación periférica.
Los adultos mayores son especialmente susceptibles ya que, en muchos casos se encuentran
polimedicados y tienen alteraciones cognitivas o motrices que les alteran las posibilidades
de tomar medidas preventivas. también puede ser por tener menos masa y tonicidad
muscular, y ello es fundamental para que un escalofrío sea menos eficaz para producir calor.
(Soengas, 2018)
En este caso y desde el punto de vista de la salud, a mayor envejecimiento de la población
parece que los efectos de la ola de calor aparecen a temperaturas menos elevadas.
El colectivo más vulnerable a los efectos en salud de las olas de calor son los ancianos que
viven en ámbito urbano, especialmente las mujeres, siendo prioritarias las medidas de
adaptación en los lugares con mayor porcentaje de población de estas características teniendo
en cuenta también el patrón socioeconómico y las infraestructuras disponibles de cada región.
Según el Observatorio de Salud y Cambio Climático en España el año 2005, utilizando los
registros disponibles de temperaturas se calcularon las temperaturas umbrales para cada
provincia a partir de las cuales se producen excesos de mortalidad. Estos cálculos muestran
cómo la mínima mortalidad ocurre a temperaturas más elevadas en las regiones más
templadas, con un mayor impacto del calor en las latitudes frías y viceversa.
OLAS DE CALOR
Aunque no existe un criterio uniforme, se puede definir ola de calor como el periodo de
duración variable en el que la temperatura máxima diaria supera el percentil 95 de las series
de temperaturas máximas diarias en el periodo de verano. La definición de "ola de calor" no
se puede fijar porque es imposible determinar la temperatura que se aplica a todas las
latitudes, o incluso los percentiles para un rango de temperaturas a las que está expuesta la
población, porque la relación entre la temperatura y la mortalidad varía a lo largo de tiempo.
La temperatura umbral que defina a la "ola de calor" deberá estar relacionada con las
condiciones ambientales, sociales, económicas y demográficas de un área concreta.
Durante los periodos de temperaturas excesivas, las olas de calor aumentan, en términos
generales y sin actuaciones preventivas, tanto la mortalidad como el número de ingresos
hospitalarios. Las altas temperaturas aumentan los niveles de ozono y otros contaminantes
del aire que agravan enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Asimismo, los niveles
de polen y otros aeroalérgenos son más elevados con altas temperaturas, lo que puede
desencadenar episodios de asma.
Las temperaturas extremadamente altas son causa directa de un incremento de mortalidad
por enfermedades cardiovasculares y respiratorias sobre todo en ancianos. En la ola de calor
de 2003 en Europa, se incrementaron en más de 70.000 las muertes esperadas.
En España desde el año 2004 se implementa el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de
los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud, que constituye una medida de
adaptación frente a los efectos del cambio climático en la salud puesta en marcha por el
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Este Plan se coordina en una Comisión
Interministerial y se activa todos los periodos estivales, generalmente entre el 1 de junio y el
15 de septiembre.
Los colectivos que requieren especial atención durante las olas de calor y a los que hay que
dirigir medidas específicas son: enfermos crónicos, personas mayores y ancianos, personas
con obesidad y otras patologías, personas que consumen drogas o alcohol o que están en
tratamiento con determinada medicación y colectivos laborales bajo condiciones térmicas
extremas.
Desde el plan Nacional se emiten recomendaciones generales para la protección de salud en
situación de exposición a altas temperaturas.
El número de noches, días calurosos y de olas de calor se han hecho más frecuentes en las
últimas décadas y según el último informe del IPCC continuarán aumentando a lo largo de
este siglo. En España, las previsiones del aumento de las temperaturas son incluso mayor que
en el resto de Europa.
En áreas urbanas, las deficiencias en el aislamiento térmico de las viviendas y el
"efecto isla de calor urbano" (dificultad en la disipación y retención del calor en las ciudades)
amplifican los efectos perjudiciales de las altas temperaturas, especialmente de noche.
HIPOTESIS
La temperatura es un factor físico que, aunque no la vemos, si la sentimos, es necesitaría para
varios factores, por eso en esta investigación se da a conocer como la temperatura siempre
está activa en nuestros cuerpos, si es buena o mala para el funcionamiento del cuerpo humano
y también para saber si es buena o mala para nuestra salud.
Material:
La temperatura del cuerpo en los humanos es constante; independientemente de las
condiciones, el termómetro marca 37 grados Celsius. Exactamente, la temperatura promedio
está entre los 36,3 y los 37,1 grados. Por encima o por debajo de eso, algo está pasando.
Sin embargo, la temperatura puede variar en una misma persona en el transcurso del día, sin
que exista ninguna alteración, siendo un poco más baja en la madrugada y hasta medio grado
más alta al anochecer. Según el fisiólogo Esteban Garcés, cuando la gente duerme, la
temperatura del cuerpo es un poco laxa en su regulación. Es por esto por lo que, en el sueño
profundo la gente puede estar un poco más fría. De igual forma, Garcés afirma que, las
hormonas femeninas producen modificaciones en la temperatura de las mujeres durante su
ciclo menstrual. Por ejemplo, se ha comprobado que, después de la ovulación, esta puede
aumentar hasta medio grado con respecto al resto del mes.
Según el Hospital Mayo Clinic (2005) el golpe de calor se produce cuando la temperatura
del cuerpo aumenta rápidamente y no puedes bajarla. Puede poner en riesgo la vida si
provoca daños en el cerebro y otros órganos vitales. La causa puede ser realizar actividades
extenuantes en climas calurosos o estar en un lugar caluroso durante mucho tiempo.
El golpe de calor puede producirse sin ninguna otra afección previa relacionada con el calor,
como el agotamiento por calor. Entre los signos y síntomas del golpe de calor se encuentran:
Fiebre superior a 104 grados Fahrenheit (40 grados Celsius), cambios en el estado mental o
el comportamiento, (como confusión, agitación y balbuceo) piel caliente y seca o sudoración
excesiva, náuseas y vómitos, piel enrojecida, pulso acelerado, respiración rápida, dolor de
cabeza, desmayos y convulsiones.
OBJETIVOS:
La temperatura corporal está relacionada con el funcionamiento de una persona y nos informa
sobre todos los procesos fisiológicos que ocurren dentro de un organismo a lo largo de su
vida. Cuando se trata específicamente de personas, la temperatura puede variar según la
actividad física, el sexo, la edad, la raza y el entorno en el que viven.
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