Está en la página 1de 18

Documento

Título: Régimen de aguas en la República Argentina


Autor: Buteler, Alfonso
Publicado en: RDAmb 61, 251
Cita: TR LALEY AR/DOC/108/2020

Sumario: I. Introducción.— II. Competencia y jurisdicción en materia de agua.— III. El derecho al agua
en el sistema argentino.— IV. La calidad del recurso hídrico: Agua y ambiente.— V. La calidad del agua.
— VI. El dominio del agua.— VII. El agua como un bien público y colectivo.— VIII. Limitaciones al
dominio privado vinculadas a las aguas.— IX. El servicio público de agua.— X. Energía hidráulica.— XI.
Régimen de obras hidráulicas.— XII. Prevención y penalidad. Régimen sancionatorio del agua.
(*)
Resumen
En el presente artículo se aborda la temática del agua desde las diversas perspectivas que involucran a dicho
bien jurídico en el sistema jurídico de la República Argentina procurando destacar aquellos asuntos de mayor
relevancia tanto en la regulación constitucional como legal.
I. Introducción
El presente trabajo tiene por objeto analizar el régimen jurídico de las aguas en la República Argentina, en
las diversas facetas que la temática presenta, procurando destacar sus aspectos más relevantes.
Sin perjuicio de la importancia que tiene el abordaje de la cuestión a nivel global, debe tenerse presente la
trascendencia de dicho recurso natural en nuestro país. Pues la República Argentina dispone de una oferta
hídrica media anual por habitante sumamente importante superior a los 22.500 m3/hab. El riego demanda un
70,5% del total, seguido por el abastecimiento de agua potable (13%), el abrevado de ganado (9%) y el uso
industrial (7,5%).
La relevancia del asunto está dada también por la escasez del recurso hídrico en todo el mundo, sea por su
cantidad o por su calidad. Según el informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo del
Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos, de marzo del año 2012, alrededor de un 20% de la
población del planeta reside en zonas donde no hay agua suficiente, y otro 10% se acerca a dicha situación. Por
otro lado, también se destaca en dicho informe que un 25% debe enfrentar la falta de recursos por parte de su
país para realizar el transporte de agua desde los acuíferos y ríos (1).
II. Competencia y jurisdicción en materia de agua
II.1. Introducción
El abordaje del régimen del agua a nivel nacional posee cierta complejidad en virtud de que por imposición
del sistema federal de gobierno previsto en la Constitución Nacional (art. 1º) conviven diversos órdenes de
autoridades y competencias al encontrarse involucradas las jurisdicciones nacional, provincial y municipal.
Con relación a esta cuestión debe tenerse presente que en materia de agua no solamente existe el claro
divisorio competencial entre dichas esferas de gobierno sino que a ello, por un lado, se adiciona la cuestión
relativa a la existencia de un derecho común en cabeza del Congreso Nacional que resulta aplicable a todo el
territorio y, por el otro, se agrega el sistema de presupuestos mínimos que también alcanza al recurso hídrico,
como parte del medio ambiente por imposición del art. 41 de la Carta Magna (2).
A partir de ese complejo panorama, analizaremos seguidamente cada una de esas esferas de competencia
para explicar su impacto en materia de agua.
II.2. El agua como derecho federal
El texto constitucional no contiene referencias directas o indirectas sobre el agua, salvo las relacionadas con
los ríos. El tal sentido, señala que "La navegación de los ríos interiores de la Nación es libre para todas las
banderas, con sujeción únicamente a los reglamentos que dicte la autoridad nacional" (3). Luego, estipula que le
 

© Thomson Reuters Información Legal 1


Documento

corresponde al Congreso Nacional la reglamentación de la libre navegación de los ríos interiores (4). Dicha
circunstancia obedece a la libertad de comercio (5) y al derecho de navegar y comercial (6).
A ello, se suma el art. 75 inc. 18 cuando pone en cabeza del Congreso Nacional el deber de promover la
construcción de canales navegables y la y la exploración de los ríos interiores "por leyes protectoras de estos
fines y por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo".
De tales preceptos constitucionales, sumados la cláusula del comercio (art. 75 inc. 13 CN) se ha derivado la
jurisdicción federal en lo concerniente a la reglamentación de ese uso, en los supuestos de
interjurisdiccionalidad.
Además, la Ley Fundamental estipula el derecho de los extranjeros de navegar los ríos y costas (7).Las
provincias, por su parte, pueden construir canales navegables y promover la exploración de los ríos (8).
II.3. El agua como derecho común
Además, el Congreso Nacional, en uso de la atribución de dictar los códigos de fondo (art. 75 inc. 12 CN)
regula el dominio público y privado del agua en el Código Civil y Comercial, lo que hace aplicable todos sus
preceptos a todos los estados provinciales. Allí se dispone:
a) La inclusión de las aguas en el régimen dominial (marítima, ríos, lagos navegables y no navegables sin
dueño, glaciar y periglaciar, atmosférica, subterránea, obras hidráulicas);
b) Las restricciones al dominio privado respecto al uso de las aguas, fundamentalmente vinculadas a
cuestiones de vecindad y las servidumbres;
c) Régimen de la responsabilidad por daños, especialmente en caso de inundaciones derivadas por obras
públicas o privadas.
II.4. El agua como derecho provincial
El recurso hídrico es de naturaleza provincial (9). En tal sentido, el art. 124 de la CN establece que
"Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio". A ello
cabe agregarle que el art. 125 de la Carta Magna que, como vimos, autoriza la exploración de sus ríos.
En virtud de ello, las provincias a través de los Códigos o leyes de aguas que cada una pueden dictar tienen a
su cargo la regulación y poder de policía sobre: a) el régimen de aprovechamiento y gestión del recurso hídrico;
b) Los usos y títulos habilitantes sobre cursos de agua, aguas atmosféricas, subterráneas, etc.; c) Las
limitaciones al dominio por razones de interés público; d) Régimen de obras hidráulicas públicas, entre otros.
Pues, como se ha dicho, a las provincias les compete el dominio efectivo y las decisiones sobre el agua y la
regulación de sus usos y, por ende, el otorgamiento de permisos y concesiones (10). Esto que marcamos conjuga
el aspecto local del agua y su regulación por el derecho común.
También, las provincias regulan el régimen de efluentes líquidos, cloacales, y aguas residuales. Pues les
corresponde el poder de policía en materia de aguas privadas y como esos elementos impactan sobre el recurso
hídrico local.
II.5. El agua como derecho municipal
A los municipios les corresponde la regulación del sistema cloacal y saneamiento, dentro de su ámbito
territorial. Aunque, como veremos, también tienen un rol en materia de servidumbre urbanas en los casos de
necesidad de abastecimiento de agua a poblaciones, riego de jardines y uso industrial.
II.6. El agua como derecho complementario
A lo expuesto cabe adicionar la regulación complementaria por sistema de presupuestos mínimos en virtud
de la cláusula ambiental (art. 41 CN). Esa norma dispone que "corresponde a la Nación dictar las normas que
contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin
que aquellas alteren las jurisdicciones locales".
 

© Thomson Reuters Información Legal 2


Documento

Es decir que en materia ambiental y de recursos naturales le corresponde la Nación el dictado de aquellas
normas que establezcan el umbral mínimo de protección, mientras que las provincias su complementación. Pues,
estas han cedido a la Nación la atribución para el dictado del marco en materia ambiental que se constituye en
un piso inderogable, sin necesidad de adhesión por parte de las legislaturas locales (11).
En esa línea, la ley 25.675 General del Ambiente (12)establece: "Se entiende por presupuesto mínimo,
establecido en el art. 41 de la CN, a toda norma que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo
el territorio nacional, y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental.
En su contenido, debe prever las condiciones necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos,
mantener su capacidad de carga y, en general, asegurar la preservación ambiental y el desarrollo sustentable"
(13).
Con similar orientación el art. 241 del Cód. Civ. y Com. estipula que cualquiera sea la jurisdicción en la que
se ejerzan los derechos, debe respetarse la normativa sobre presupuestos mínimos que resulte aplicable en el
caso.
A partir de ello, se ha dictado la ley 25.688 (14) de gestión ambiental de aguas y la ley 26.639 (15) que
contempla el Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente
Periglacial. El contenido de ambos plexos normativos será analizado más adelante.
III. El derecho al agua en el sistema argentino
Como vimos, la Carta Magna nacional más allá de la cuestión relativa a la libre navegación de los ríos y
otros temas vinculado a ese asunto, no contiene regulaciones respecto del agua, aunque si de los recursos
naturales.
Sin embargo, a través de los tratados de derecho humanos que detentan jerarquía constitucional que por vía
del art. 75 inc. 22 de la CN se ha incorporado al derecho fundamental al agua.
Así, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer estipula
que los Estados partes deben asegurar el derecho al agua y su abastecimiento (16).
También, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad hace referencia a la cuestión
al señalar que los estados deben asegurar "el acceso en condiciones de igualdad de las personas con
discapacidad a servicios de agua potable y su acceso a servicios, dispositivos y asistencia de otra índole
adecuados a precios asequibles para atender las necesidades relacionadas con su discapacidad" (17).
Asimismo, la Convención sobre los Derechos del Niño estipula que los estados partes deben "combatir las
enfermedades y la malnutrición en el marco de la atención primaria de la salud mediante, entre otras cosas, la
aplicación de la tecnología disponible y el suministro de alimentos nutritivos adecuados y agua potable salubre,
teniendo en cuenta los peligros y riesgos de contaminación del medio ambiente" (18).
Como puede apreciarse, las normas transcriptas ponen de resalto el derecho humano al agua, aunque no
contienen muchas precisiones respecto del acceso. Sobre esto último el Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales de las Naciones Unidas ha señalado que "el derecho humano al agua es el derecho de
todos a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico".
Puede advertirse, entonces, que, hasta entonces, el método para el reconocimiento del derecho al agua ha
sido el de encontrarlo implícito en otros derechos que han sido proclamados, tales como la vida, la salud, etc.
(19).
Sin embargo, es importante reparar en que en el año 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas, a
través de la res. 64/292 decidió declarar el acceso seguro al agua potable salubre y al saneamiento como un
derecho humano fundamental, para el completo disfrute de la vida y de todos los demás derechos humanos.
Luego, a través de la res. A/HRC/RES/27/7 del 2 de octubre de 2014, el Consejo de Derechos Humanos de
la Asamblea General de la ONU exhorta a los Estados a que "velen por que todas las personas tengan acceso sin
 

© Thomson Reuters Información Legal 3


Documento

discriminación a recursos efectivos en caso de violación de sus obligaciones respecto del derecho humano al
agua potable y el saneamiento, incluido recursos judiciales, cuasijudiciales y otros recursos apropiados".
Desde la perspectiva normativa federal, el carácter de derecho humano del acceso al agua se contempló en el
dec. 303/2006 (20) y en el marco regulatorio del servicio de Agua previsto en la ley 26.221 (21).
A su vez, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desde la jurisprudencia, ha señalado en la causa
"Kersich" (22) que existe "el derecho humano al agua potable".
IV. La calidad del recurso hídrico: Agua y ambiente
El agua o recurso hídrico constituye un elemento que integra el ambiente (23) y, por ende, dicha conexión
fáctica posee fuertes implicancias jurídicas (24), e impone la aplicación de los principios de precaución y
prevención (25). Pues, como se ha dicho, se ha ido verificando paulatinamente un proceso de
"ambientalización" del agua (26).
En esta línea se inscribe nuestra Carta Magna habida cuenta que en el art. 41 deja en claro el vínculo entre la
tutela al medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales entre los que, obviamente, se encuentra el
agua.
Dicha circunstancia, como vimos, hace aplicables las reglas de competencia en base presupuestos mínimos
que impone la regulación por complementariedad con el límite de la perforación del umbral protectorio fijado
por la autoridad federal.
La Corte Suprema ha reconocido de manera clara la relación entre agua y ambiente. Así ha dicho que "La
tutela del ambiente importa el cumplimiento de los deberes que cada uno de los ciudadanos tienen respecto del
cuidado de los ríos, de la diversidad de la flora y la fauna, de los suelos colindantes, de la atmósfera. Estos
deberes son el correlato que esos mismos ciudadanos tienen a disfrutar de un ambiente sano, para sí y para las
generaciones futuras, porque el daño que un individuo causa al bien colectivo se lo está causando a sí mismo"
(27).
A partir de ello encontramos la regulación general y especial. En primer término, cabe hacer referencia la ley
25.675 General del Ambiente (28) que si bien no alude al agua contiene prescripciones respecto de los recursos
naturales que resulta aplicables a la materia hídrica.
En tal sentido, señala que "[l]a política ambiental nacional deberá cumplir los siguientes objetivos: a)
Asegurar la preservación, conservación, recuperación y mejoramiento de la calidad de los recursos ambientales,
tanto naturales como culturales, en la realización de las diferentes actividades antrópicas" (29).
Luego, al hacer alusión al principio de sustentabilidad dice: "El desarrollo económico y social y el
aprovechamiento de los recursos naturales deberán realizarse a través de una gestión apropiada del ambiente, de
manera tal, que no comprometa las posibilidades de las generaciones presentes y futuras". Después, al tratar el
principio de cooperación prescribe que "Los recursos naturales y los sistemas ecológicos compartidos serán
utilizados en forma equitativa y racional, el tratamiento y mitigación de las emergencias ambientales de efectos
transfronterizos serán desarrollados en forma conjunta" (30).
Seguidamente, dispone que el proceso de ordenamiento ambiental "deberá asegurar el uso ambientalmente
adecuado de los recursos ambientales, posibilitar la máxima producción y utilización de los diferentes
ecosistemas, garantizar la mínima degradación y desaprovechamiento y promover la participación social, en las
decisiones fundamentales del desarrollo sustentable" (31).
También, contamos con la ley 25.688 (32) de Gestión Ambiental de Aguas. De este modo, dicho cuerpo
normativo es una especie de reglamentación del art. 41 de la CN en lo vinculado al recurso hídrico. Dicha ley
establece los presupuestos mínimos ambientales, para la preservación de las aguas, su aprovechamiento y uso
racional.
Ese plexo normativo define al agua como "aquella que forma parte del conjunto de los cursos y cuerpos de
 

© Thomson Reuters Información Legal 4


Documento

aguas naturales o artificiales, superficiales y subterráneas, así como a las contenidas en los acuíferos, ríos
subterráneos y las atmosféricas" (33).
Asimismo, considera cuenca hídrica superficial "a la región geográfica delimitada por las divisorias de aguas
que discurren hacia el mar a través de una red de cauces secundarios que convergen en un cauce principal único
y las endorreicas" (art. 2º). Las cuencas hídricas son consideradas como unidad ambiental de gestión del recurso
se consideran indivisibles (34).
Luego, se dice que se entiende por utilización de las aguas: a) La toma y desviación de aguas superficiales;
b) El estancamiento, modificación en el flujo o la profundización de las aguas superficiales; c) La toma de
sustancias sólidas o en disolución de aguas superficiales, siempre que tal acción afecte el estado o calidad de las
aguas o su escurrimiento; d) La colocación, introducción o vertido de sustancias en aguas superficiales, siempre
que tal acción afecte el estado o calidad de las aguas o su escurrimiento; e) La colocación e introducción de
sustancias en aguas costeras, siempre que tales sustancias sean colocadas o introducidas desde tierra firme, o
hayan sido transportadas a aguas costeras para ser depositadas en ellas, o instalaciones que en las aguas costeras
hayan sido erigidas o amarradas en forma permanente; f) La colocación e introducción de sustancias en aguas
subterráneas; g) La toma de aguas subterráneas, su elevación y conducción sobre tierra, así como su desviación;
h) El estancamiento, la profundización y la desviación de aguas subterráneas, mediante instalaciones destinadas
a tales acciones o que se presten para ellas; i) Las acciones aptas para provocar permanentemente o en una
medida significativa, alteraciones de las propiedades físicas, químicas o biológicas del agua; j) Modificar
artificialmente la fase atmosférica del ciclo hidrológico (35).
También, merece destacarse la ley 26.639 (36) Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de
los Glaciares y del Ambiente Periglacial que procura su preservación como reservas estratégicas de recursos
hídricos para el consumo humano; para la agricultura y como proveedores de agua para la recarga de cuencas
hidrográficas; para la protección de la biodiversidad; como fuente de información científica y como atractivo
turístico" (37).
A los fines de la ley, se entiende por glaciar a "toda masa de hielo perenne estable o que fluye lentamente,
con o sin agua intersticial, formado por la recristalización de nieve, ubicado en diferentes ecosistemas,
cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación. Son parte constituyente de cada glaciar el material
detrítico rocoso y los cursos internos y superficiales de agua" y por ambiente periglacial en la alta montaña, "al
área con suelos congelados que actúa como regulador del recurso hídrico. En la media y baja montaña al área
que funciona como regulador de recursos hídricos con suelos saturados en hielo" (38).
Esa normativa crea, asimismo, el Inventario Nacional de Glaciares, donde se deben individualizar todos los
glaciares y geoformas periglaciares que actúan como reservas hídricas existentes en el territorio nacional con
toda la información necesaria para su adecuada protección, control y monitoreo (39).
Por su parte, existen regulaciones especiales entre las que cabe mencionar la ley 22.190 (40)del régimen de
prevención de la contaminación de las aguas provenientes de buques y artefactos navales que constituye el
régimen de prevención y vigilancia de la contaminación de las aguas u otros elementos del medio ambiente por
agentes contaminantes provenientes de los buques y artefactos navales.
También, podemos mencionar las normas que regulan la navegación y la contaminación hídrica a raíz de esa
actividad, como el dec.-ley 20.094 (41).
V. La calidad del agua
No puede pasarse por alto que existe una íntima ligazón entre el agua y la salud pues no solo es importante
el acceso al recurso por parte de la población sino también asegurar su calidad para el consumo humano. Por
ello, como veremos luego, la cuestión penal y contravencional está vinculada a su contaminación o
envenenamiento, es decir, a la afectación de su calidad.
En el marco jurídico argentino existe una regulación sobre las aguas de consumo, pues la ley 21.172 (42)
 

© Thomson Reuters Información Legal 5


Documento

dispone y regula la fluoración o defluoración de las aguas de abastecimiento público de todo el país hasta
alcanzar el nivel óptimo de ion flúor.
VI. El dominio del agua
VI.1. Introducción
En la República Argentina el Código Civil de 1869 estableció la distinción entre bienes de dominio público
(art. 2340) y privado del Estado (art. 2342) (43), plasmando un criterio de distinción de neto carácter normativo
(44) que pone de resalto "una manifestación del poder público" (45) que no se traduce en un concepto estático
sino dinámico (46).
Ese enfoque de la cuestión parte de la idea, según se ha dicho, de que el dominio público es una especie del
género propiedad y que tiene particularidades propias que parten de aquella idea de su uso público:
inalienabilidad, inembargabilidad e imprescriptibilidad (47).
Esa regla también se siguió en materia de aguas. Pues, por un lado, incluyó dentro del dominio público
hidráulico al marítimo, fluvial, lacustre, artificial mientas que, por otro lado, el Código Civil reguló ciertas aguas
como pertenecientes al dominio privado del titular del predio donde se encuentran.
El Código Civil y Comercial en vigencia desde el año 2015 no ha variado en lo sustancial dicha
categorización, tal como veremos seguidamente, aunque ofrece algunos matices derivado de lo prescripto por el
art. 41 de Ley Fundamental cuando impone la directriz del uso racional de los recursos naturales (48).
VI.2. Régimen del agua en el Código Civil y Comercial
VI.2.a. El agua y el dominio público
La regulación actual del dominio público del recurso hídrico se encuentra prevista en el art. 235, dejando en
claro qué bienes integran el dominio público, conforme se explica seguidamente.
a) Se considera integrante del dominio público al mar territorial hasta la distancia que determinen los
tratados internacionales y la legislación especial, sin perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la
zona económica exclusiva y la plataforma continental. Se considera mar territorial el agua, el lecho y el
subsuelo.
En tal sentido, la ley 23.968 (49) fija las líneas de base de la República Argentina incluido el Sector
Antártico Argentino, sobre el cual la República tiene derechos soberanos, las líneas de base (50). Allí se dice que
las aguas situadas en el interior de las líneas de base establecidas de conformidad con el art. 1º de la presente
ley, forman parte de las aguas interiores de la República Argentina (51).
Luego, dispone que el mar territorial de la República Argentino se extiende hasta una distancia de doce
millas marinas a partir de las líneas de base. Es la Nación quien posee y ejerce la soberanía plena sobre el mar
territorial, así como sobre el espacio aéreo, el lecho y el subsuelo de dicho mar (52).
La zona contigua del país, por su parte, se extiende más allá del límite exterior del mar territorial, hasta una
distancia de veinticuatro millas marinas medidas a partir de las líneas de base. La Nación ejerce en esta zona
todos sus poderes fiscales y jurisdiccionales, preventivos y represivos, en materia impositiva, aduanera,
sanitaria, cambiaria e inmigratoria, sin perjuicio de las exenciones parciales o totales que legalmente se
determinen (53).
Por otro lado, dicho cuerpo normativo estipula que la zona económica exclusiva argentina se extiende, más
allá del límite exterior del mar territorial hasta una distancia de doscientas millas marinas computadas desde las
líneas de base. Allí corresponde al país ejercer todos sus poderes fiscales y jurisdiccionales, preventivos y
represivos, en materia impositiva, aduanera, sanitaria, cambiaria e inmigratoria, sin perjuicio de las exenciones
parciales o totales que legalmente se determinen. Además, ejerce derechos de soberanía para los fines de la
exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos,
de las aguas suprayacentes al lecho del mar, y con respecto a otras actividades con miras a la exploración y
 

© Thomson Reuters Información Legal 6


Documento

explotación económicas de la zona, tal como la producción de energía derivada del agua, de las corrientes y de
los vientos.
Por último, debe destacarse que la plataforma continental sobre la cual ejerce soberanía la República
Argentina, comprende tanto el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar
territorial y a todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen
continental, o bien hasta una distancia de doscientas millas marinas medidas a partir de las líneas de base, en los
casos en que el borde exterior no llegue a esa distancia (54).
A estos efectos, también debe ponerse de resalto que la ley 24.543 (55) aprueba la Convención de la ONU
sobre el Derecho del mar.
Cabe destacar, asimismo, la ley 24.922 (56) que contiene el régimen federal de pesca. Ese cuerpo normativo
estipula que son del dominio de las provincias con litoral marítimo y ejercerán esta jurisdicción para los fines de
su exploración, explotación, conservación y administración aquellos recursos vivos que poblaren las aguas
interiores y mar territorial argentino adyacente a sus costas, hasta las doce millas marinas medidas desde las
líneas de base (57).
Luego, dice que son de dominio y jurisdicción exclusivos de la Nación, los recursos vivos marinos
existentes en las aguas de la zona económica exclusiva y en la plataforma continental a partir de las doce millas.
Asimismo, dispone que el Estado Nacional, en su condición de estado ribereño, se encuentra habilitado para
adoptar todas aquellas medidas de conservación en la zona económica exclusiva y en el área adyacente a ella
sobre los recursos tranzonales y altamente migratorios, o que pertenezcan a una misma población o a
poblaciones de especies asociadas a las de dicha zona exclusiva (58).
b) Las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas; se entiende
por playas marítimas la porción de tierra que las mareas bañan y desocupan durante las más altas y más bajas
mareas normales, y su continuación hasta la distancia que corresponda de conformidad con la legislación
especial de orden nacional o local aplicable en cada caso;
Con relación a la línea de ribera, los arts. 235 y 1960 del Cód. Civ. y Com. definen a la línea de ribera como
el promedio de las máximas crecidas ordinarias. Según se ha señalado, la única variación es que se ha inducido
la técnica de determinación práctica de esas crecidas, indicando que ella debe basarse en un promedio de las
mismas (59).
A ello cabe adicionar que conforme lo estipula el art. 2267 del Cód. Civ. y Com. el deslinde de la ribera
corresponde a la jurisdicción administrativa.
c) Los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y lagunas
navegables, los glaciares y el ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer
usos de interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho
del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a las
disposiciones locales.
Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre, delimitado por la línea de ribera que fija el
promedio de las máximas crecidas ordinarias. En cambio, por lago o laguna se entiende el agua, sus playas y su
lecho, respectivamente, delimitado de la misma manera que los ríos.
Además, el art. 236 del Cód. Civ. y Com. ha regulado a los lagos no navegables como bienes privados del
Estado, aunque solo en los supuestos en que carecen de dueños. Pues, como ha dicho la Corte Suprema, la
propiedad de los lagos y lagunas no navegables corresponde al dueño de la tierra en que se ha formado el lago o
laguna (60).
d) las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la plataforma
continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas navegables, excepto las que
pertenecen a particulares;
 

© Thomson Reuters Información Legal 7


Documento

e) Las aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina, de conformidad con los tratados internacionales y la
legislación especial.
f) El Código Civil y Comercial en el inc. e) del art. 235 menciona expresamente entre los bienes que
componen al dominio público al espacio aéreo suprayacente al territorio, reconociendo, de ese modo, que las
aguas atmosféricas deben considerarse de naturaleza pública.
g) Los canales y cualquier otra obra pública construida para utilidad o comodidad común, donde cabe incluir
a las obras hidráulicas.
VI.2.b. El agua y el dominio privado del Estado
El art. 236 del Cód. Civ. y Com. regula lo concerniente a los bienes del dominio privado del Estado. Allí, en
lo vinculado al agua se menciona a los lagos no navegables que carecen de dueño.
VI.2.c. Régimen de aguas privadas
El art. 239 de dicho cuerpo normativo se refiere a las aguas de los particulares. Se dice que "Las aguas que
surgen en los terrenos de los particulares pertenecen a sus dueños, quienes pueden usar libremente de ellas,
siempre que no formen cauce natural. Las aguas de los particulares quedan sujetas al control y a las restricciones
que en interés público establezca la autoridad de aplicación. Nadie puede usar de aguas privadas en perjuicio de
terceros ni en mayor medida de su derecho. Pertenecen al dominio público si constituyen cursos de agua por
cauces naturales. Los particulares no deben alterar esos cursos de agua. El uso por cualquier título de aguas
públicas, u obras construidas para utilidad o comodidad común, no les hace perder el carácter de bienes públicos
del Estado, inalienables e imprescriptibles. El hecho de correr los cursos de agua por los terrenos inferiores no
da a los dueños de estos derecho alguno".
En lo que hace a las aguas pluviales que caen en sitios públicos se establece que son pasibles de apropiación
por los ciudadanos como cosas muebles no registrables sin dueño.(art. 1947).
Finalmente, el art. 240 dice que el ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes mencionados en las
Secciones 1ª y 2ª debe ser compatible con los derechos de incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas
del derecho administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no debe afectar el funcionamiento ni
la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los valores culturales, el
paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley especial.
VII. El agua como un bien público y colectivo
Cabe preguntarse, asimismo, cuál es la naturaleza jurídica del agua. Esto es, se trata de un bien de dominio
público en términos clásicos, es decir, de propiedad del Estado si también puede ser catalogado como un bien
colectivo en el sentido de que permite la tutela judicial colectiva de ese derecho en los términos del art. 43 de la
Carta Magna, habilitando la legitimación de los afectados, del Defensor del Pueblo de la Nación o de las
asociaciones que propendan a esos fines.
En tal sentido, se pronunció la Corte Suprema argentina señalando que el agua integra el ambiente que
constituye un bien colectivo (61). Con la misma orientación el art. 240 del Cód. Civ. y Com., ya transcripto.
Desde otra atalaya, la ley 26.639 Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y
del Ambiente Periglacial dice que los glaciares constituyen bienes de carácter público (62), independientemente
de quien sea el titular de ese bien.
VIII. Limitaciones al dominio privado vinculadas a las aguas
VIII.1. Introducción
Las limitaciones al dominio de los particulares pueden provenir tanto del interés individual, u obedecer a
razones impuestas por el bien común. El régimen de cada una de ellas ha sido determinado en el Código Civil al
señalarse en el art. 2611 que "las restricciones impuestas al dominio privado solo en el interés público, son
regidas por el derecho administrativo".
 

© Thomson Reuters Información Legal 8


Documento

Incluso, en la nota a dicha disposición Vélez Sarsfield dice que "las impuestas al dominio por solo el interés
público, por la salubridad y seguridad del pueblo, o en consideración a la religión, aunque se ven en todos los
códigos son extrañas al Código Civil".
Por su parte el Código Civil y Comercial —vigente desde el año 2015— dispone que "Las limitaciones
impuestas al dominio privado en el interés público están regidas por el derecho administrativo. El
aprovechamiento y uso del dominio sobre inmuebles debe ejercerse de conformidad con las normas
administrativas aplicables en cada jurisdicción. Los límites impuestos al dominio en este capítulo en materia de
relaciones de vecindad, rigen en subsidio de las normas administrativas aplicables en cada jurisdicción" (63).
De esta manera, entonces, las limitaciones a la propiedad en razón del interés privado son reguladas en el
Código Civil y, por ende, son de competencia del Congreso Nacional en virtud de los previsto en el art. 75 inc.
12 de la CN.
Las limitaciones a la propiedad privada en razón del interés público, en cambio, corresponden al derecho
administrativo y, en consecuencia, su regulación compete a las autoridades federales, provinciales y
municipales, de acuerdo con su ámbito de incumbencia.
En virtud del reenvío que hace la norma al derecho local, en materia de aguas, las limitaciones a la
propiedad privada en razón del bien común vinculadas al recurso hídrico están previstas en los Códigos de
Aguas que dictan las provincias.
Las limitaciones pueden consistir tanto en obligaciones de no hacer o dejar hacer para proveer al mejor
aprovechamiento.
VIII.2. Meras restricciones administrativas
A partir de lo expuesto, las provincias pueden establecer en los Códigos de Aguas todas aquellas
restricciones al dominio privado que resulten necesarias para la mejor administración, explotación, exploración,
conservación contralor o defensa contra efectos nocivos de las aguas.
Con relación a esta cuestión, en general, la legislación local sigue la regla propia de las meras restricciones
al dominio privado señalado que estas no dan derecho a quien las soporte a reclamar indemnización alguna,
salvo que, como consecuencia directa e inmediata de su ejecución, se ocasionara un daño patrimonial concreto.
VIII.3. Servidumbres
En lo que tiene que ver con las servidumbres vinculadas al agua el régimen jurídico argentino contempla las
siguientes:
VIII.3.a. Acueducto
Se trata de una servidumbre forzosa y real, cuando resulta necesaria para la explotación económica
establecida en el inmueble dominante, o para la población. Se encuentra expresamente receptada en el Código
Civil y Comercial (64) y en numerosos regímenes locales.
Con relación a ello, el régimen de aguas de la provincia de Mendoza dice: "Toda heredad está sujeta a la
servidumbre de acueducto en favor de otra heredad que carezca del agua necesaria para el cultivo de sementeras,
plantaciones o pastos en favor de una población que precise agua para el servicio doméstico de los habitantes, lo
mismo que todo establecimiento industrial y las necesite para el movimiento de sus máquinas" (65).
VIII.3.b. Recepción de aguas de fundos ajenos
Esta servidumbre tiene lugar cuando se recibe agua extraída o degradada artificialmente de la que no resulta
perjuicio grave para el fundo sirviente o, de existir, es canalizada subterráneamente o en cañerías (66).
Con relación a esta variante el art. 1976 del Cód. Civ. y Com. dice que "[d]ebe recibirse el agua, la arena o
las piedras que se desplazan desde otro fundo si no han sido degradadas ni hubo interferencia del hombre en su
desplazamiento. Sin embargo, puede derivarse el agua extraída artificialmente, la arena o las piedras que arrastra
 

© Thomson Reuters Información Legal 9


Documento

el agua, si se prueba que no causan perjuicio a los inmuebles que las reciben".
Según lo ha destacado Marienhoff no se trata de una servidumbre dado que la heredad no recibe gravamen
alguno (67).
A modo de ejemplo cabe citar la legislación de aguas de Mendoza que señala que "El dueño de todo predio
está sujeto a recibir en este las aguas que descienden naturalmente de predios superior, es decir, sin que la mano
del hombre contribuya a ello. No se puede, por consiguiente, dirigir un albañal o acequia sobre el predio vecino,
si no se ha constituido esta servidumbre especial (68).
VIII.3.c. Sacar agua
Esta servidumbre, consistente en la extracción del recurso del fundo sirviente, también contemplada en el
Código Civil y Comercial, se presume de carácter personal y siempre es discontinua y no aparente (69).
VIII.3.d. Sirga
El dueño de un inmueble colindante con cualquiera de las orillas de los cauces o sus riberas, que resulten
aptos para el transporte por agua, tiene el deber de dejar libre una franja de terreno de quince metros de ancho en
toda la extensión del curso, en la que no puede hacer ningún acto que menoscabe o perjudique la aludida
actividad (70).
VIII.3.e. Servidumbre de desagüe
Esta servidumbre es utilizada para que un concesionario de uso de aguas públicas vierta el remanente de las
aguas a cuyo uso tiene derecho, en un predio inferior o en un cauce de naturaleza pública (71).
VIII.3.f. Servidumbre de avenamiento
En este supuesto, se establece la servidumbre con el objeto de lavar o desecar un terreno o verter en un
terreno inferior o cauce de naturaleza pública aquellas aguas que perjudiquen. Se encuentra expresamente
contemplada en el Código de Aguas de la Provincia de Córdoba (72).
VIII.3.g. Servidumbre de abrevadero
Esta servidumbre es utilizada a los efectos de la bebida o baño de animales y consiste en el derecho de
conducir el ganado por las sendas o caminos que se fijen a través del predio sirviente en días, horas y puntos
determinados.
VIII.3.h. Indemnización
Como se sabe, las servidumbres administrativas son indemnizables. Con relación a esta cuestión el Código
Civil y Comercial estipula que, si el titular del fundo sirviente no conviene la indemnización con el del fundo
dominante, o con la autoridad local si está involucrada la población, se la debe fijar judicialmente (73).
VIII.3.i. Servidumbres municipales
También existen supuestos en los que las municipalidades —cuya autonomía garantiza la Constitución
Nacional— tienen potestad regulatoria en materia de servidumbres. En tal sentido, el art. 246 del Código de
Aguas de Córdoba dice: "Las servidumbres urbanas para abastecimiento de poblaciones, riego de jardines y uso
industrial se regirán por las ordenanzas".
VIII.4. Expropiación
Los Códigos de Aguas de las Provincias contienen también regulaciones sobre la expropiación derivada de
la intervención del agua.
Así, por ejemplo, el Código de Aguas de la Provincia de Córdoba dispone que "Cuando se declare insalubre
un terreno pantanoso, la autoridad de aplicación dispondrá su desecación teniendo en cuenta el balance hídrico y
condiciones ecológicas de la zona. Si el terreno pertenece a un solo propietario este puede optar por proceder a
su desecación en el plazo que se le fije; si no la realizara, la hará el Estado, previa expropiación. Si el terreno
pertenece a varios propietarios la tarea será realizada o costeada por todos en proporción a la superficie que
 

© Thomson Reuters Información Legal 10


Documento

pertenezca a cada uno, o bien en caso de haber acuerdo unánime o no realizarse en el plazo fijado la hará el
Estado, previa expropiación" (74).
También, se contempla la posibilidad de declaración de utilidad pública de bienes a los fines de la
realización de obras hidráulicas (75).
En algunos casos, incluso, se prevé la declaración de utilidad pública genérica de bienes muebles e
inmuebles "para el mejor uso de las aguas, defensa contra sus efectos nocivos, construcción de obras y zonas
accesorias debiendo la autoridad expropiante en cada caso individualizar específicamente los bienes a
expropiar" (76).
El Código de Aguas de la Provincia de Buenos Aires faculta a los concesionarios y los permisionarios, al
único efecto del ejercicio de sus derechos, para solicitar la expropiación o la constitución de servidumbres
administrativas sobre los inmuebles del dominio privado con el fin de: a)Construir y operar obras y mecanismos
de captación, regulación, avenamiento, embalse, derivación, conducción, distribución, aducción, descarga, fuga,
elevación y depuración de agua y generación, transformación y distribución de energía hidroeléctrica, edificios,
depósitos y vías de comunicación; b)Remover su suelo y subsuelo y extraer materiales pétreos o terrosos para
incorporarlos a las obras conforme al Código de Minería; c)Inundarlos periódica o permanentemente (77).
VIII.5. Ocupación
También, los Códigos de Aguas contienen regulaciones concernientes al régimen de ocupación temporal.
Así, se autoriza a la autoridad de aplicación para disponer esa restricción por resolución fundada y previa
indemnización, tanto para la ocupación temporal de obras o propiedad privada por entes estatales.
IX. El servicio público de agua
La provisión de agua es considerada en nuestro país un servicio público por los distintos marcos regulatorios
locales. Esto implica, como podrá advertirse, otorgarle al agua un valor económico. Esta circunstancia, no puede
obviarse, parece colisionar con la circunstancia de que se trata de un recurso escaso y fundamental y, por lo
tanto, en donde el prestador debe desalentar su consumo, con el consiguiente impacto en la cuestión tarifaria.
Sin perjuicio de ello y del análisis de esa circunstancia que excede el objeto de este trabajo, debe destacarse
que a diferencia de la naturaleza federal que poseen otros servicios públicos como el gas o la electricidad, el
agua potable atravesó en la década de 1980 en la República Argentina el proceso de provincialización de las
redes razón por la cual fueron las provincias las que encararon sus propios procesos de privatización que se
instrumentaron a partir de 1989, por lo general, a través de técnicas concesionales (78) estatuyéndose, asimismo,
autoridades regulatorias locales (79).
No puede pasarse por alto que en materia de servicio de agua la circunstancia de que la
"multijurisdiccionalidad" del servicio resultan frecuentes en virtud del ciclo integrado del agua (80). Es decir,
que confluyen en este punto tanto la jurisdicción federal como provincial del recurso.
Además, debe tenerse presente que lo relacionado con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a dieciocho
partidos de la Provincia de Buenos Aires, se mantuvo bajo la órbita de Obras Sanitarias de la Nación. Este
sector, enfrentó un proceso de privatización que concluyó en la concesión otorgada a una empresa extranjera
(Aguas Argentinas SA) con la consiguiente creación de un ente regulador que recibió la denominación de
ETOSS (81). A su vez, a través del dec. 999/1992 (82) se estableció el marco regulatorio del sector (83).
El servicio de agua, normalmente, es prestado a través de un monopolio natural; modalidad que se impone
frente a la conveniencia de no derrochar capital de infraestructura (84), lo que de ser de otro modo tornaría
antieconómico el servicio o la elevación de los costos con un fuerte impacto sobre las tarifas.
Luego de la crisis económica de 2002 y el congelamiento tarifario, el servicio de agua potable mutó de
sobremanera ya que mediante el dec. 303/2006 se rescindió el contrato de concesión suscripto entre el Estado
Nacional y la empresa Aguas Argentinas SA, invocándose culpa del concesionario y se reasumió
transitoriamente la operación y la prestación del servicio.
 

© Thomson Reuters Información Legal 11


Documento

Luego, a través del dec. 304/2006 (85) se dispuso la constitución de la sociedad anónima "Agua y
Saneamientos Argentinos", en la órbita de la Secretaría de Obras Públicas del Ministerio de Planificación
Federal, Inversión Pública y Servicios, bajo el régimen de la ley 19.550, para la prestación del servicio de
provisión de agua potable y desagües cloacales en el área correspondiente a la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y los partidos de Almirante Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, La Matanza, Lanús, Lomas de
Zamora, Morón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Martín, Tres de Febrero, Tigre, Vicente López y
Ezeiza, respecto de los servicios de agua potable y desagües cloacales; Hurlingham e Ituzaingó respecto del
servicio de agua potable; y los servicios de recepción de efluentes cloacales en bloque de los Partidos de
Berazategui y Florencio Varela.
Dicha sociedad, quedó compuesta desde el punto de vista de las acciones de la siguiente manera: el noventa
por ciento en manos del Estado nacional y el restante diez por ciento del capital social en poder de los ex
trabajadores de Obras Sanitarias de la Nación adheridos al Programa de Propiedad Participada en virtud del cual
se incorporaron oportunamente como accionistas de la ex concesionaria Aguas Argentinas SA.
Posteriormente, mediante la ley 26.221 (86) el Congreso Nacional aprobó el convenio tripartito suscripto el
doce de octubre de 2006 entre el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, y se creó
como un ente autárquico, el Ente Regulador de Agua y Saneamiento, denominado ERAS. A este le corresponde
el control del cumplimiento de las obligaciones a cargo de la Concesionaria del servicio público de provisión de
agua potable y colección de desagües cloacales y está bajo la dirección de un representante de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, otro de la Provincia de Buenos Aires y uno correspondiente al PEN.
Cabe destacar que el art. 1º del Marco regulatorio federal (ley 26.221) cataloga al servicio como público y lo
define como "la captación y potabilización de agua cruda, transporte, distribución y comercialización de agua
potable; la colección, transporte, tratamiento, disposición y comercialización de desagües cloacales,
incluyéndose también aquellos efluentes industriales que el régimen vigente permita se viertan al sistema
cloacal y su fiscalización".
A su vez, se creó la Agencia de Planificación también como una entidad autárquica, a la que se le asignó el
deber de coordinar la planificación de las obras de expansión y mejoramiento del servicio y la evaluación,
estudio, planificación, proyecto, ejecución y control de las inversiones destinadas a la prestación de los servicios
de agua y saneamiento a cargo de AySA. Su dirección está a cargo de un representante Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, otro por la Provincia de Buenos Aires y un representante del PEN.
X. Energía hidráulica
X.1. Introducción
El recurso hídrico también puede ser una importante fuente de energía. Para ello se acude a modernas
centrales hidroeléctricas que utilizan el agua para la generación de energía mediante su represamiento y
posterior vertido a dichas centrales, convirtiéndose luego en energía eléctrica a través de una serie de
transformaciones.
En la República Argentina existen actualmente dos centrales binacionales (Salto Grande y Yacyretá) y
veinticuatro centrales de carácter nacional. A ello se suma las cooperativas y las privadas (87).
Esta cuestión, se encuentra expresamente receptada en la ley 15.336 de Energía Eléctrica (88) cuando señala
que "La energía de las caídas de agua y de otras fuentes hidráulicas, comprendidos los mares y los lagos,
constituye una cosa jurídicamente considerada como distinta del agua y de las tierras que integran dichas
fuentes. El derecho de utilizar la energía hidráulica no implica el modificar el uso y fines a que estén destinadas
estas aguas y tierras, salvo en la medida estrictamente indispensable que lo requieran la instalación y operación
de los correspondientes sistemas de obras de capacitación, conducción y generación, de acuerdo con las
disposiciones particulares aplicables en cada caso" (89).
X.2. Competencia para expedir autorizaciones
 

© Thomson Reuters Información Legal 12


Documento

Con relación a esta cuestión, debemos señalar que la competencia a los fines de autorizar el uso del agua
para generar energía eléctrica. El agua, en estos casos, proviene del curso de los ríos, la mayoría de los cuales
transcurre por más de una provincia o son limítrofes con otros países.
Primero, para represar el agua en un embalse debe contarse con la autorización de la provincia donde se
asiente, o a más de una en caso de estar sobre un límite interprovincial. Posteriormente, si el represamiento
afecta a otra jurisdicción aguas arriba o debajo de donde está ubicada la instalación, debe contar con el título
habilitante de esas provincias.
En el supuesto en que se afecte a más de dos provincias o cuando se encuentre organizada el comité de
cuencas respectivos, debe intervenir el Comité Interjurisdiccional de Cuencas Hídricas, que estipula la ley
25.688 (90). Cabe destacar que el referido comité es el encargado de autorizar el aludido uso hidroeléctrico. En
la hipótesis de que no se verifique la existencia de un comité, resulta competente el Estado federal para fijas las
condiciones y otorgar el permiso correspondiente a través de sus autoridades sectoriales.
Con relación a las represas ubicadas sobre ríos internacionales, las provincias mantienen su regulación sobre
el recurso agua, pero no sobre la represa en sí misma, el uso eléctrico, y las cuestiones limítrofes y de acuerdos
internacionales sobre el aprovechamiento. No debe pasarse por alto que dichas represas quedan alcanzadas por
el concepto de establecimientos de utilidad nacional prescripta en el art. 75 inc. 30 de la Carta Magna.
X.3. Regalías
A su vez, también es importante abordar la cuestión relativa al derecho a la percepción de regalías por el uso
eléctrico del recurso hídrico.
En primer término, debe decirse que tanto la provincia donde se instala la central hidroeléctrica como las
provincias aguas arriba tienen derecho a percibir las regalías en tanto contribuyen con el caudal de agua que
llega a la central.
Sobre el punto, la ley 15.336 dice que "Las provincias en cuyos territorios se encuentren las fuentes
hidroeléctricas percibirán mensualmente el doce por ciento (12%) del importe que resulte de aplicar a la energía
vendida a los centros de consumo, la tarifa correspondiente a la venta en bloque determinada según los
mecanismos establecidos en el art. 39. En el caso de que las fuentes hidroeléctricas se encuentren en ríos
limítrofes entre provincias, o que atraviesen a más de una de ellas, este porcentaje del doce por ciento (12%) se
distribuirá equitativamente racionalmente entre ellas" (91).
Cabe destacar que desde la doctrina se ha señalado que dicha legislación produce el avasallamiento de las
autonomías provinciales y avanza sobre las competencias y jurisdicciones de ellas, generando un retroceso en
cuanto al federalismo como sistema argentino (92).
XI. Régimen de obras hidráulicas
Respecto a obras hidráulicas, más allá de que integran el dominio público en virtud de la asignación de tal
carácter efectuada por el Código Civil, es importante señalar que existen regulaciones específicas sobre la
cuestión.
En tal sentido, la ley 23.879 (93) refiere al impacto ambiental por obras hidráulicas exigiendo su realización
para las represas construidas, en construcción y/o planificadas, sean estas nacionales o extranacionales. Incluso,
se prevé la implementación de un estudio para la prevención de ciertas enfermedades que puedan provocar las
represas construidas o a construirse.
También, mediante la ley 24.583 (94) se creó el Ente Nacional de Obras Hídricas de saneamiento
(ENOHSA) para organizar y administrar la ejecución y/o instrumentación de los Programas de Desarrollo de
Infraestructura que deriven de las políticas nacionales del sector. Dichas políticas y programas deberán
comprender, armonizar, coordinar y promover las estrategias y acciones provinciales y municipales, tanto sean
públicas o privadas que estuvieren orientadas al mismo objetivo.
 

© Thomson Reuters Información Legal 13


Documento

Además, instituyó el Consejo Federal de Saneamiento constituido por: a) El Secretario de Obras Públicas y
Comunicaciones de la Nación que lo presidirá. b) El Subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación. c) Los
Ministros o funcionarios de jerarquía equivalente de las provincias argentinas, bajo cuya jurisdicción funcione o
se encuentren regulados los servicios de provisión de agua y cloacas (art. 7º). Entre sus facultades se mencionan
las siguientes: a) Considerar, coordinar y concertar los Programas para el desarrollo de obras de agua potable y
cloacas, que sean ejecutados a través del Ente creado por el art. 1º; b) Impulsar la coordinación de las acciones
que respecto a la problemática del saneamiento básico, programan las provincias, municipios y/u otras entidades
públicas y privadas; c) Promover y coordinar programas destinados a la optimización, racionalización y
reconversión productiva y administrativa de los sistemas prestacionales de abastecimiento de agua potable y
evacuación de excretas.
XII. Prevención y penalidad. Régimen sancionatorio del agua
XII.1. Introducción
En la República Argentina, debido a la regulación constitucional, existe una diferencia de origen
competencial en tanto las normas del derecho criminal están condensadas en Código Penal cuya sanción ha sido
delegado al Congreso Nacional, en virtud de lo dispuesto por el art. 75 inc. 12 de la CN. En cambio, las
infracciones están dispersas por todo el ordenamiento jurídico en las diversas esferas de gobierno debido al
carácter local del derecho administrativo (95).
La Nación, por ende, también puede legislar en materia contravencional en ámbitos específicos como, por
ejemplo, el aduanero, el monetario o el bancario.
En esta cuestión convive el derecho penal del agua y la cuestión contravencional. La primera cuestión está
regulada en el Código Penal argentino y se trata de derecho común es decir es dispuesto por el Congreso
Nacional y aplicado en todo el territorio nacional, en virtud de lo dispuesto por el art. 75 inc. 12 de la CN. A ello
se suma, los delitos que surgen de normas particulares.
A ello cabe adicionar la cuestión contravencional que es derecho local y puede ser dispuesta por autoridades
federales, provinciales o municipales.
Además, no puede pasarse por alto que el régimen de presupuestos mínimos también contiene regulaciones
sobre la materia sancionatoria, lo que hace necesario amalgamar la protección al ambiente con los principios
constitucionales propios del derecho administrativo sancionador (96).
XII.2. Derecho penal del agua
El Código Penal contempla y tipifica diversas conductas vinculadas al agua como delitos.
En primer lugar, reprime con prisión de quince días a un año: a) Al sujeto que ilícitamente y con el propósito
de causar perjuicio a otro sacare aguas de represas, estanques u otros depósitos, ríos, arroyos, fuentes, canales o
acueductos o las sacare en mayor cantidad que aquella a que tenga derecho; b) Al que estorbare el ejercicio de
los derechos que un tercero tuviere sobre dichas aguas y c) A la persona que ilícitamente y con el propósito de
causar perjuicio a otro represare, desviare o detuviere las aguas de los ríos, arroyos, canales o fuentes o usurpare
un derecho cualquiera referente al curso de ellas. Está previsto un aumento de la pena hasta dos años, si para
cometer tales delitos, se rompieren o alteraren diques, esclusas, compuertas u otras obras semejantes hechas en
los ríos, arroyos, fuentes, depósitos, canales o acueductos (97).
Luego, en el apartado referido a los delitos contra la salud pública, el agua tiene singular protagonismo.
Se reprime con pena de reclusión o prisión de tres a diez años y multa al que envenenare, adulterare o
falsificare de un modo peligroso para la salud, aguas potables o sustancias alimenticias o medicinales destinadas
al uso público o al consumo de una colectividad de personas (98).
Esas mismas penas están previstas para el sujeto que vendiere, pusiere en venta, suministrare, distribuyere o
almacenare con fines de comercialización aguas potables, sustancias alimenticias o medicinales o mercaderías
 

© Thomson Reuters Información Legal 14


Documento

peligrosas para la salud, disimulando su carácter nocivo (99).


Posteriormente, se establece que si como consecuencia del envenenamiento, adulteración o falsificación de
aguas potables o sustancias alimenticias o medicinales, resultare la muerte de alguna persona, la pena será de
diez a veinticinco años de reclusión o prisión; si resultaren lesiones gravísimas, la pena será de tres a quince
años de reclusión o prisión; si resultaren lesiones graves, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión
(100).
Por su parte la ley 24.051 (101) de residuos peligrosos también contiene preceptos que hacen al derecho
penal del agua.
Se reprime con pena de reclusión o prisión de tres a diez años y multa al que, utilizando los residuos
previstos en dicha ley, envenenare, adulterare o contaminare de un modo peligroso para la salud, el suelo, el
agua, la atmósfera o el ambiente en general. Si el hecho fuere seguido de la muerte de alguna persona, la pena es
de diez a veinticinco años de reclusión o prisión (102).
Luego, se prescribe cuando alguno de tales hechos fuere cometido por imprudencia o negligencia o por
impericia en el propio arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas, se impondrá
prisión de un mes a dos años. Si resultare enfermedad o muerte de alguna persona, la pena será de seis meses a
tres años (103).
En el supuesto que los referidos hechos se hubiesen producido por decisión de una persona jurídica, la pena
se aplicará a los directores, gerentes, síndicos, miembros del consejo de vigilancia, administradores, mandatarios
o, representantes de la misma que hubiesen intervenido en el hecho punible, sin perjuicio de las demás
responsabilidades penales que pudiesen existir (104).
Tales delitos son considerados de competencia de la justicia federal (105).
(A)  Abogado (Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina).
Premio Cuadro de Honor a los mejores promedios. Magíster Derecho Administrativo (Universidad Austral).
Doctor en Derecho y Ciencias Sociales (UNC). Docente de Derecho Administrativo (Facultad de Derecho,
UNC). Secretario de Investigaciones de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo. Autor de 5 libros y
de numerosas publicaciones en obras colectivas y revistas especializadas sobre la materia.
(1)  DESPERÉS, Daiana G., "Problemática jurídica en torno al agua", RDAmb 49, Ed. Abeledo Perrot, Buenos
Aires, 09/03/2017, p. 197.
(2)  DE LA RIVA, Ignacio, "La protección del patrimonio cultural en el derecho argentino", en LÓPEZ
RAMÓN, Fernando (coord.), El patrimonio cultural en Europa y Latinoamericana, Ed. Instituto Nacional de
Administración Pública, Madrid, 2017, p. 170.
(3)  Art. 26.
(4)  Art. 75, inc. 10.
(5)  QUIROGA LAVIÉ, Humberto, "Constitución de la Nación Argentina comentada", Ed. Zavalía, Buenos
Aires, 5ª ed. actualizada, 2012, p. 163.
(6)  Art. 14.
(7)  Art. 20.
(8)  Art. 125.
(9)  MARTIN, Liber, "Concesión y permiso de aguas: naturaleza jurídica y revocación", Revista del Régimen de
la Administración Pública, año XXXVI, nro. 429, Ed. RAP, Buenos Aires, junio 2014, p. 166.
(10)  PASTORINO, Leonardo F., "El derecho del agua en la Argentina", RDAmb 47, Ed. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 08/09/2016, p. 199.
(11)  FALBO, Aníbal, "Derecho ambiental", Ed. Librería Editora Platense, Buenos Aires, 2009, p. 73.
(12)  BO 28/11/2002.
(13)  Art. 6º.
(14)  BO 03/01/2003.
 

© Thomson Reuters Información Legal 15


Documento

(15)  BO 28/10/2010.


(16)  Art. 14, ap. 2 inc. h.
(17)  Art. 28, ap. a.
(18)  Art. 24, ap. 2 c.
(19)  EMBID IRUJO, Antonio, "El derecho humano al agua y al saneamiento básico. Algunas reflexiones al hilo
del documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el desarrollo sostenible (Río + 20)",
RDAmb 32, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 01/10/2012, p. 51.
(20)  BO 22/03/2006.
(21)  BO 02/03/2007.
(22)  CS, Fallos: 337:1361, 02/12/2014, "Kersich, Juan Gabriel y otros c. Aguas Bonaerenses y otros s/ amparo",
Cita Online: AR/JUR/58241/2014.
(23)  BEZZI, Ana María, "Derecho internacional en la tutela del agua: historia y actualidad", Revista del
Régimen de la Administración Pública, año XXXVI, nro. 429, Ed. RAP, Buenos Aires, junio 2014, p. 125.
(24)  MARTIN, Liber, "Exigencias ambientales y modificaciones en la concesión de aguas públicas", Revista
del Régimen de la Administración Pública, año XXXI, nro. 361, Ed. RAP, Buenos Aires, octubre 2008, p. 21.
(25)  RAMOS MARTÍNEZ, María Florencia, "Principio precautorio y responsabilidad del Estado", RCYS,
2012-VIII, Ed. La Ley, Buenos Aires, p. 157.
(26)  SOZZO, Gonzalo, "La lucha por cambiar el estatuto del agua potable. El agua potable en el nuevo Código
Civil y Comercial de la Nación y otros intentos", SJA del 28/09/2016, p. 1.
(27)  CS, 20/06/2006, "Mendoza, Beatriz Silvia y otros c. Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios -daños
derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza-Riachuelo", Cita Online: AR/JUR/1945/2006.
(28)  BO 28/11/2002.
(29)  Art. 2º.
(30)  Art. 4º.
(31)  Art. 10.
(32)  BO 03/01/2003.
(33)  Art. 2º.
(34)  Art. 3º.
(35)  Art. 5º.
(36)  BO 28/10/2010.
(37)  Art. 1º.
(38)  Art. 2º.
(39)  Art. 2º.
(40)  BO 18/03/1980.
(41)  BO 02/03/1973.
(42)  BO 07/11/1975.
(43)  CASSAGNE, Juan Carlos - DE LA RIVA, Ignacio, "Proyección, trayectoria y significado actual del
dominio público en la Argentina", en AA.VV., El dominio público en Europa y América Latina, Ed. Círculo de
derecho administrativo, Perú, 2015, p. 243.
(44)  CASARINI, Luis E., "El elemento teleológico en los bienes de dominio público", LA LEY 2013-C, 62.
(45)  MAYER, Otto, "Derecho administrativo alemán", Ed. Depalma, Buenos Aires, 1982, 2 ed., t. III, p. 117.
(46)  PAREJO ALFONSO, Luciano, "Domino público: un ensayo de reconstrucción de su teoría general",
Revista de Administración Pública, 100-102, Madrid, 1983, p. 2404.
(47)  DIEZ, Manuel M., "Naturaleza jurídica del derecho del Estado sobre el dominio público", LA LEY 18, p.
66.
(48)  GONZÁLEZ MORAS, Juan Martín, "El dominio público en el Código Civil y Comercial", en PIZARRO,
Ramón D. - BUTELER, Alfonso (dirs.), El Código Civil y Comercial de la Nación y el impacto en el derecho
administrativo, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2018, p. 360.
 

© Thomson Reuters Información Legal 16


Documento

(49)  BO 05/12/1991.


(50)  Art. 1º.
(51)  Art. 2º.
(52)  Art. 3º.
(53)  Art. 4º.
(54)  Art. 6º.
(55)  BO 25/10/1995.
(56)  BO 12/01/1998.
(57)  Art. 3º.
(58)  Art. 4º.
(59)  PINTO, Mauricio - MARTÍN, Liber, "Análisis crítico del impacto del nuevo Código Civil y Comercial en
el derecho de aguas", en PIZARRO, Ramón D. - BUTELER, Alfonso (dirs.), ob. cit., p. 417.
(60)  CS, Fallos: 138:295.
(61)  CS, Fallos: 337:1361, 02/12/2014, "Kersich, Juan Gabriel y otros c. Aguas Bonaerenses y otros s/ amparo",
Cita Online: AR/JUR/58241/2014
(62)  Art. 1º.
(63)  Art. 1970.
(64)  Art. 2166 del Cód. Civ. y Com.
(65)  Art. 59.
(66)  Art. 2166 del Cód. Civ. y Com.
(67)  MARIENHOFF, Miguel, "Tratado de derecho administrativo", Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1996, 3ª
ed., t. VI, p. 736.
(68)  Art. 47.
(69)  SPOTA, Alberto G. (h.), "Las servidumbres de sacar agua y la servidumbre de derivación o presa de agua:
sus distintas naturalezas jurídicas y sus diversos medios de constitución", Ed. La Ley, Buenos Aires, p. 870 -
LLO 11/04/2012.
(70)  Art. 1974.
(71)  Art. 259, Código de Aguas de la Provincia de Córdoba.
(72)  Art. 260.
(73)  Art. 2166 del Cód. Civ. y Com.
(74)  Art. 198.
(75)  Art. 216.
(76)  Art. 267.
(77)  Art. 144.
(78)  Tal es el caso de la Ciudad de Córdoba en donde se otorgó la concesión del servicio a la empresa Aguas
Cordobesas SA.
(79)  En Córdoba, por ejemplo, se creó el Ente Regulador de los Servicios públicos (ERSEP).
(80)  ROSSI, Alejandro, "El diseño de pliegos para el concesionamiento de agua potable y saneamiento en la
Argentina", Revista del Régimen de la Administración Pública, año XXII, nro. 255, Ed. RAP, Buenos Aires,
diciembre de 1999, p. 91.
(81)  En virtud de su naturaleza y en razón de constituir un recurso escaso, la autoridad regulatoria del agua
potable debe procurar desalentar el consumo a diferencia de lo que ocurre en las actividades anteriormente
analizadas, aunque en la actualidad, debido a diferentes causas, prácticamente todos los servicios se hallan en
estado de emergencia.
(82)  BO 30/00/1992. ADLA 1992-C, 2993.
(83)  KIPPES, Gustavo, "El servicio público de agua potable y desagües cloacales en Buenos Aires", en
AA.VV., La regulación de la competencia y de los servicios públicos, Ed. FIEL, Buenos Aires, p. 535.
(84)  MATA, Ismael, "Lineamientos del régimen jurídico del agua potable y saneamiento", en AA.VV., Servicio
 

© Thomson Reuters Información Legal 17


Documento

público, policía y fomento, Ed. RAP, Buenos Aires, 2005, 2ª ed., p. 528.
(85)  BO 22/03/2006.
(86)  BO 02/03/2007.
(87)  Sobre esta cuestión puede consultarse: https://www.minem.gob.ar/www/844/26041/centrales-
hidroelectricas.
(88)  BO 22/09/1960.
(89)  Art. 5º.
(90)  BO 03/01/2003.
(91)  Art. 43.
(92)  Denmon, Daniel E., "El agua y la energía. La energía hidroeléctrica", RDAmb 45, Ed. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 09/03/2016, p. 163.
(93)  BO 01/11/1990.
(94)  BO 27/11/1995.
(95)  BUTELER, Alfonso, "Derecho administrativo argentino", Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2016, t. 1, ps.
140 y ss.
(96)  BUTELER, Alfonso, "Las sanciones administrativas ambientales", Revista de Derecho Administrativo, Ed.
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2018, vol. 11, p. 23.
(97)  Art. 182.
(98)  Art. 200.
(99)  Art. 201.
(100)  Art. 201 bis.
(101)  BO 17/01/1992.
(102)  Art. 55.
(103)  Art. 56.
(104)  Art. 57.
(105)  Art. 58.

© Thomson Reuters Información Legal 18

También podría gustarte