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JUICIO DE AMPARO

El denominado juicio de amparo en México, es un medio de control de


constitucionalidad de los actos emitidos con motivo del ejercicio de poder previsto por
el ordenamiento jurídico mexicano, el cual tiene por objetivo proteger los derechos
humanos y derechos fundamentales establecidos en la Constitución, así como en los
Tratados Internacionales de los que México sea parte, cuando estos son violados por
normas generales, actos u omisiones de autoridad o de particulares señalados en la ley. El
juicio de amparo mexicano se encuentra regulado por los artículos 103 y 107 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y su ley reglamentaria,
denominada la ley de amparo.1

El juicio de amparo se basa en la idea de limitación del poder dentro de un marco


constitucional, de las autoridades gubernamentales, y más recientemente de los
particulares cuando sus actos se equiparen a los de la autoridad, protegiendo así los
derechos humanos y fundamentales de las personas, garantizando, por ende, la libertad
de estas frente al actuar arbitrario. El juicio de amparo resulta ser un mecanismo de
protección complejo, hablando técnica y jurídicamente, situación que ha sido duramente
criticado por diversos juristas, debido a que el ámbito de protección del Amparo, como
instrumento jurídico de protección a los derechos humanos, debe ser amplio y el acceso a
este debe ser sencillo para así garantizar el Estado de Derecho.

Además de restituir al particular en los derechos humanos que han sido violados, es de
gran importancia la suspensión de la ejecución del acto reclamado, es decir la autoridad
encargada de ejecutar deberá de abstenerse de efectuar la realización del acto, si la
suspensión fue otorgada.

El juicio de amparo por regla general solo es de conocimiento de jueces federales, es decir
aquellos que integran el Poder Judicial de la Federación, tales como Jueces de Distrito,
Tribunales Colegiados de Circuito, la Suprema Corte de Justicia de la Nación e incluso los
Tribunales Unitarios de Circuito.
De lo anterior vemos que, si bien el juicio de amparo es un medio de control de la
constitucionalidad de los actos, la esencia del mismo no es la protección de la totalidad de
la Constitución, sino que procura la protección de derechos fundamentales-individuales. 2
Si bien a raíz de la ley de amparo de 2013 se amplía el ámbito de protección del juicio de
amparo a derechos colectivos, la esencia de dicho medio de control continúa siendo la
protección de los derechos humanos. Por ello es que el juicio de amparo no es el medio de
control idóneo para la impugnación de actos de autoridad que transgredan principios
constitucionales diversos a los derechos fundamentales.

CARACTERISTRICAS DEL AMPARO

De conformidad con el artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, ésta conjuntamente con los tratados internacionales son la "Ley suprema de
toda Unión" y deben de prevalecer sobre cualquiera otra ley y sus disposiciones
referentes a los derechos fundamentales, deben ser norma limitativa de la actuación de
todas las autoridades, porque tales derechos son base imprescindible de la convivencia
social y, en consecuencia, su efectividad práctica debe ser reconocida y aplicada por los
órganos gubernativos a fin de que sus actividades se desarrollen sin violación de ninguno
de los derechos fundamentales. No obstante lo anterior, las violaciones a tales principios y
derechos constitucionales son inevitables, situación por la cual desde el año de 1840, en la
Constitución de la República de Yucatán, se creó el juicio de amparo.

El juicio de amparo es un medio de control constitucional a posteriori del sistema jurídico


mexicano al igual que la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional. A
diferencia de estos dos últimos, el juicio de amparo es promovido por cualquier particular
que considere que sus derechos humanos han sido violentados por normas generales,
actos de autoridad o de particulares señalados en la ley. Por ello es que se considera que
el juicio de amparo es un control concreto de la constitucionalidad, pues verifica la
regularidad constitucional de un acto en particular emitido en una situación en particular.

Los efectos generados por virtud de una sentencia de amparo son inter partes, lo cual es
razonable al considerarse que el juicio de amparo no busca la protección de la totalidad de
los principios constitucionales, sino que únicamente analiza la violación a derechos
fundamentales de un acto de autoridad en concreto. Es por esto que no es factible otorgar
efectos generales a una resolución de amparo, pues el análisis de regularidad
constitucional se constriñe a un supuesto en específico, por lo que no es dable generalizar
el análisis hecho de un supuesto en particular.

Este juicio de amparo se extiende a un minucioso control de la


constitucionalidad y legalidad, el cual tiene la finalidad de evitar que los actos de
autoridades contravengan lo previsto por la constitución (control de constitucionalidad) o
las leyes que rigen en nuestra nación (control de legalidad), limitándose a amparar a los
afectados (quejosos) o no contra el acto de autoridad que estimaron violatorio de sus
derechos fundamentales. Cabe destacar que el amparo se ha extendido de ser una
herramienta de control constitucional a ser también un juicio de control de legalidad toda
vez que es un derecho fundamental reconocido por la Constitución que las autoridades
realicen una correcta aplicación de la ley.

El referido medio de protección constitucional es un procedimiento judicial propiamente


dicho y entraña una verdadera contención entre la persona agraviada que lo promueve y
la autoridad que dicho promovente considera que ha afectado o trata de afectar sus
derechos garantizados en la Constitución, situación de derecho que se explica mejor de la
siguiente manera:

 El agraviado o "quejoso" asume el papel de actor en la controversia y la autoridad


designada como responsable interviene como demandada;
 La materia de la controversia es el acto concreto o la omisión de autoridad que el
interesado considera lesivo de sus derechos fundamentales;
 La decisión incumbe a los tribunales judiciales federales.

El juicio de amparo se rige, según la doctrina, la constitución y la ley, por los siguientes
principios:

 Principio de instancia de parte


 Principio de agravio personal y directo
 Principio de definitividad
 Principio de estricto derecho
 Principio de relatividad de las sentencias de amparo

Tales principios son los más importantes que deben observarse la tramitación de un juicio
de amparo, es importante recordar que los principios previamente señalados no son
absolutos y aceptan ciertas excepciones. Cabe destacar que ni la constitución ni la ley
señalan expresamente los principios que rigen al amparo, sino que la denominación de los
mismos han sido otorgados por la doctrina; sin embargo, ambos cuerpos normativos
recogen tales principios al momento de reglamentar al juicio de amparo.

PRINCIPIO DE INSTANCIA DE PARTE AGRAVIADA

El principio de instancia de parte agraviada se refiere a que el juicio de amparo solamente


podrá ser promovido por aquella persona que siente agraviada por el acto reclamado. Es
decir, si un determinado acto de una autoridad afecta los derechos fundamentales de una
determinada persona, solo esa persona podrá acudir al juicio de amparo para el efecto de
impugnarlo, siendo improcedente el amparo que sea promovido por una persona diversa.
Esto excluye la posibilidad que el juicio de amparo inicie de oficio.

De igual forma, el principio de instancia de parte impone al quejoso la carga de dar


impulso procesal al juicio de amparo que haya interpuesto, pues solo él es quien se
encuentra interesado en salvaguardar sus derechos fundamentales. Una excepción a esta
característica sería cuando el quejoso se encuentre en uno de los supuestos de suplencia
de la queja, en los que el Juez de Amparo se encuentra constreñido a recabar, incluso de
oficio, pruebas que demuestren la procedencia de la acción constitucional ejercida por el
quejoso.

De la mano del presente principio va el de relatividad de las sentencias de amparo, pues la


sentencia que pudiere llegarse a dictar dentro de un juicio de amparo solamente podrá
afectar o beneficiar a la persona que haya pedido el amparo, es decir, a quien lo
promovió.

PRINCIPIO DE AGRAVIO PERSONAL Y DIRECTO

Este principio impone que quien promueve el juicio de amparo debe ser aquella persona que, en su
concepto, sufre la violación a sus derechos fundamentales por el acto de autoridad que impugna. De
aquí se desprende la existencia de dos conceptos un agravio, o perjuicio, que deriva en la existencia del
interés jurídico o legítimo, según sea el caso; es decir, el acto de autoridad que se estima violatorio de
derechos fundamentales de una determinada persona debe de incidir directamente (interés jurídico) o
indirectamente (interés legítimo) en su esfera jurídica y perjudicar un derecho que se encuentra
jurídicamente tutelado.

Una excepción al presente principio sería cuando nos encontramos ante alguno de los actos que se
encuentran prohibidos por el artículo 22 constitucional, exista peligro de deportación, incorporación
forzosa a las fuerzas armadas, destierro o el quejoso ha sido incomunicado, ya que ante tales supuestos
un tercero, incluyendo menores de edad, pueden iniciar el juicio de amparo correspondiente. No
obstante lo anterior, el quejoso se encontrará obligado a ratificar la demanda interpuesta por el
tercero.

PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD

El juicio de amparo es un medio de impugnación extraordinario, de lo cual se deriva que el


quejoso, previo a promover el juicio de amparo, se encuentra obligado a agotar todos los
medios ordinarios de defensas que existan contra el acto que se estima violatorio de
derechos fundamentales. En otras palabras, el acto que sea impugnado en el amparo debe
ser definitivo.

Existe un gran número de excepciones al anterior principio, siendo ellos los siguientes:

 I. Los que afectan a personas extrañas al juicio o al procedimiento del cual emanan;
 II. Los que dentro de un juicio, su ejecución sea de imposible reparación;
 III. Los administrativos respecto de los cuales, la ley que los rige, exija mayores
requisitos que los que prevé la Ley de Amparo, para suspender su ejecución;
 IV. Los que importen una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en
materia penal, 19 y 20 de la Constitución Federal;
 V. Leyes, cuando se impugnan con motivo del primer acto de aplicación, supuesto en
el cual es factible analizar las violaciones de legalidad respecto del acto concreto de
aplicación;
 VI. Los que importen peligro de la privación de la vida, deportación o destierro o
cualquiera de los prohibidos por el artículo 22 constitucional;
 VII. Actos o resoluciones respecto de los cuales, la ley que los rige no prevé la
suspensión de su ejecución con la interposición de los recursos o medios de defensa
ordinarios que proceden en su contra;
 VIII. Los que carezcan de fundamentación;
 IX. Aquellos en los que únicamente se reclamen violaciones directas a la Constitución
Federal, como lo es la garantía de audiencia; y
 X. Aquellos respecto de los cuales los recursos ordinarios o medios de defensa legales,
por virtud de los cuales se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se
encuentran previstos en un reglamento, y en la ley que este regula no se contempla su
existencia.

PRINCIPIO DE ESTRICTO DERECHO

El principio de estricto derecho impone que el juez de amparo se encuentra constreñido a


analizar el acto reclamado a la luz de los conceptos de violación hechos valer por el
quejoso, es decir, el quejoso tiene la obligación de hacer valer todos aquellos argumentos
que estime necesarios para demostrar la inconstitucionalidad del acto reclamado. La
excepción al presente principio es la suplencia de la queja, la cual consiste en que el
juzgador de amparo se encontrará obligado a estudiar el acto reclamado y, en su caso,
declarar su inconstitucionalidad con independencia de los argumentos que hubieren sido
vertidos por el quejoso.

Los supuestos que dan lugar a la suplencia de la queja se presentan cuando se reclaman
leyes declaradas inconstitucionales o su aplicación, en materia penal, a favor del reo, en
materia agraria, en materia laboral, a favor del trabajador, a favor de menores e incapaces
y en otras materias, cuando haya habido una violación manifiesta de la ley.

PRINCIPIO DE RELATIVIDAD DE LAS SENTENCIAS DE AMPARO

También conocido como "La Fórmula Otero", el principio de relatividad es una


consecuencia del principio de agravio personal y directo, puesto que las sentencias de
amparo solo podrán beneficiar al quejoso que hubiere promovido el amparo
correspondiente, incluyendo a los juicios de amparo en los que se hubiere declarado la
inconstitucionalidad de una ley. Es decir, aunque una ley hubiere sido declarada
inconstitucional por virtud de un juicio de amparo, tal declaratoria solo podrá beneficiar al
quejoso que hubiere promovido el referido juicio.

Lo anterior radica en el hecho que el juicio de amparo es un medio de control de la


constitucionalidad de actos concretos, por lo que el análisis que el mismo impone es
singular y respecto de un solo supuesto, por lo que no es factible otorgarle efectos
generales a una sentencia de amparo que, como se ha dicho, analizó un solo supuesto de
aplicación de un acto de autoridad.

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