Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Además de restituir al particular en los derechos humanos que han sido violados, es de
gran importancia la suspensión de la ejecución del acto reclamado, es decir la autoridad
encargada de ejecutar deberá de abstenerse de efectuar la realización del acto, si la
suspensión fue otorgada.
El juicio de amparo por regla general solo es de conocimiento de jueces federales, es decir
aquellos que integran el Poder Judicial de la Federación, tales como Jueces de Distrito,
Tribunales Colegiados de Circuito, la Suprema Corte de Justicia de la Nación e incluso los
Tribunales Unitarios de Circuito.
De lo anterior vemos que, si bien el juicio de amparo es un medio de control de la
constitucionalidad de los actos, la esencia del mismo no es la protección de la totalidad de
la Constitución, sino que procura la protección de derechos fundamentales-individuales. 2
Si bien a raíz de la ley de amparo de 2013 se amplía el ámbito de protección del juicio de
amparo a derechos colectivos, la esencia de dicho medio de control continúa siendo la
protección de los derechos humanos. Por ello es que el juicio de amparo no es el medio de
control idóneo para la impugnación de actos de autoridad que transgredan principios
constitucionales diversos a los derechos fundamentales.
Los efectos generados por virtud de una sentencia de amparo son inter partes, lo cual es
razonable al considerarse que el juicio de amparo no busca la protección de la totalidad de
los principios constitucionales, sino que únicamente analiza la violación a derechos
fundamentales de un acto de autoridad en concreto. Es por esto que no es factible otorgar
efectos generales a una resolución de amparo, pues el análisis de regularidad
constitucional se constriñe a un supuesto en específico, por lo que no es dable generalizar
el análisis hecho de un supuesto en particular.
El juicio de amparo se rige, según la doctrina, la constitución y la ley, por los siguientes
principios:
Tales principios son los más importantes que deben observarse la tramitación de un juicio
de amparo, es importante recordar que los principios previamente señalados no son
absolutos y aceptan ciertas excepciones. Cabe destacar que ni la constitución ni la ley
señalan expresamente los principios que rigen al amparo, sino que la denominación de los
mismos han sido otorgados por la doctrina; sin embargo, ambos cuerpos normativos
recogen tales principios al momento de reglamentar al juicio de amparo.
Este principio impone que quien promueve el juicio de amparo debe ser aquella persona que, en su
concepto, sufre la violación a sus derechos fundamentales por el acto de autoridad que impugna. De
aquí se desprende la existencia de dos conceptos un agravio, o perjuicio, que deriva en la existencia del
interés jurídico o legítimo, según sea el caso; es decir, el acto de autoridad que se estima violatorio de
derechos fundamentales de una determinada persona debe de incidir directamente (interés jurídico) o
indirectamente (interés legítimo) en su esfera jurídica y perjudicar un derecho que se encuentra
jurídicamente tutelado.
Una excepción al presente principio sería cuando nos encontramos ante alguno de los actos que se
encuentran prohibidos por el artículo 22 constitucional, exista peligro de deportación, incorporación
forzosa a las fuerzas armadas, destierro o el quejoso ha sido incomunicado, ya que ante tales supuestos
un tercero, incluyendo menores de edad, pueden iniciar el juicio de amparo correspondiente. No
obstante lo anterior, el quejoso se encontrará obligado a ratificar la demanda interpuesta por el
tercero.
PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD
Existe un gran número de excepciones al anterior principio, siendo ellos los siguientes:
I. Los que afectan a personas extrañas al juicio o al procedimiento del cual emanan;
II. Los que dentro de un juicio, su ejecución sea de imposible reparación;
III. Los administrativos respecto de los cuales, la ley que los rige, exija mayores
requisitos que los que prevé la Ley de Amparo, para suspender su ejecución;
IV. Los que importen una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en
materia penal, 19 y 20 de la Constitución Federal;
V. Leyes, cuando se impugnan con motivo del primer acto de aplicación, supuesto en
el cual es factible analizar las violaciones de legalidad respecto del acto concreto de
aplicación;
VI. Los que importen peligro de la privación de la vida, deportación o destierro o
cualquiera de los prohibidos por el artículo 22 constitucional;
VII. Actos o resoluciones respecto de los cuales, la ley que los rige no prevé la
suspensión de su ejecución con la interposición de los recursos o medios de defensa
ordinarios que proceden en su contra;
VIII. Los que carezcan de fundamentación;
IX. Aquellos en los que únicamente se reclamen violaciones directas a la Constitución
Federal, como lo es la garantía de audiencia; y
X. Aquellos respecto de los cuales los recursos ordinarios o medios de defensa legales,
por virtud de los cuales se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se
encuentran previstos en un reglamento, y en la ley que este regula no se contempla su
existencia.
Los supuestos que dan lugar a la suplencia de la queja se presentan cuando se reclaman
leyes declaradas inconstitucionales o su aplicación, en materia penal, a favor del reo, en
materia agraria, en materia laboral, a favor del trabajador, a favor de menores e incapaces
y en otras materias, cuando haya habido una violación manifiesta de la ley.