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ISFD N°82 “Carlos Fuentealba”

Teoría Literaria I

EL FORMALISMO RUSO
La teoría literaria del siglo XX tiene un momento singular y paradigmático con el surgimiento
del Formalismo Ruso (FR). El movimiento formalista aparece como pionero en el análisis del
texto literario centrado en sí mismo. Esto significa que desecha las consideraciones de orden
psicológico, personal y biográfico del autor, haciendo del principio de "inmanencia" del texto,
de la estructura del propio texto, la razón de ser del análisis literario. El Formalismo ve a la
obra como el centro de todo estudio, sin preocuparse -en especial, en la primera etapa- de
consideraciones sociales sobre la época, ni de la vida del autor, pues éstas no pueden ni deben
explicar la obra poética. Es la obra la que debe explicarse a sí misma.
El FR reacciona inicialmente contra las dos tendencias más representativas de la crítica literaria
de su tiempo: el positivismo histórico y la crítica impresionista. En consecuencia, los
formalistas tratan de constituir a la literatura en el objeto de conocimiento específico de una
disciplina científica. El propósito es distinguir una poética formal que, desde principios
metodológicos propios, dé cuenta de las cualidades estéticas esenciales de la obra literaria.
A este principio lo llama literariedad o literaturidad (en ruso, literaturnost) que es aquello
que constituye a una obra, lo que le otorga su calidad literaria.
El formalismo supuso una revitalización de la Poética y la Retórica de las tradiciones clásica y
clasicista. Su enfoque del texto literario evidencia su interés por las cuestiones formales y se
realiza de acuerdo con concepciones retóricas. El enfoque formal de estos críticos y estudiosos
del lenguaje surge en paralelo al desarrollo de algunas corrientes de la vanguardia artística
en la Europa occidental, en particular, del futurismo. Compartieron algunas ideas como la
primacía de la palabra autosuficiente sobre el contenido o la ausencia del sujeto como objeto
de interés, estableciendo una relación entre la vanguardia artística y la vanguardia científica.
Uno de los principales puntos de partida tanto para el Formalismo como para el Futurismo fue
la idea de hábito, de costumbre, como impedimento para ver profundamente. Sus críticas se
dirigen, en el plano social, contra la decadente cultura burguesa y en el ámbito artístico, contra
el simbolismo, cuya concepción subjetiva y místico-filosófica del arte iba en contra de la
actitud científica y objetiva que buscaba el Formalismo.

El aviador, Malevich, 1914 Vladimir Maiakovski


Roman Jakobson, uno de los teóricos formalistas del Círculo de Moscú, empieza a considerar
a la teoría literaria o poética como parte de la lingüística y ve los procedimientos literarios
como medio para hacer más sensible al objeto afirmando que “Si los estudios literarios quieren
convertirse en ciencia, deben reconocer el procedimiento como su “personaje” único”.
Los formalistas se desprenden del pensamiento anterior sobre el fondo y la forma, que
presentaba a la forma como una envoltura, la cual encerraba el contenido. Los FR miran la
forma de una manera individual, autónoma, sin esa correlación tradicional que la mantenía
vinculada al fondo. Aquí la forma se concibe como el objeto del arte, sin correlación con el
fondo ni con un contenido en sí mismo. Tal vez la gran diferencia entre los formalistas y otros
teóricos, radica en esta doble manera de mirar la forma: autónoma para los primeros, ligada al
fondo (aspectos biográficos del autor, intención de la obra, aspectos filosóficos, sociológicos,
etc.) para los otros. Mientras que las corrientes del siglo XIX como el romanticismo y el
impresionismo decían que la poesía era el pensamiento por imágenes, lo cual dejaba en un
plano totalmente secundario el mundo de los sonidos, el ritmo, o la misma sintaxis, los
formalistas como Víctor Shklovski, dirán que la imagen poética es un procedimiento más del
denominado lenguaje poético. El escritor comenzó a ser visto como un artesano, no como un
artista de la palabra ganado por la inspiración sino como un especialista.
ORIGEN
A inicios de siglo XX se buscaban nuevos horizontes en la investigación del lenguaje poético
y en ese escenario surge el movimiento formalista a partir de dos grupos diferenciados:
-el Círculo Lingüístico de Moscú, fundado en 1915, dinamizado por uno de los más
reconocidos lingüistas, Roman Jakobson (1896-1982), quien luego se marcha a Praga (1920),
donde realizó estudios sobre la lengua poética y métrica.
-la OPOJAZ (Sociedad para el Estudio de la Lengua Poética) fundada en San Petesburgo-
Leningrado, asociación que estaba constituida por profesionales del lenguaje y teóricos como
el joven Viktor Shklovski (1893-1984) y Boris Eichenbaum (1886-1959).

ETAPAS
El investigador Victor Erlich señala tres etapas en el desarrollo del FR:
– 1916-1920: etapa de enfrentamiento y polémica (Hay que recordar que estos son años
conflictivos en Rusia, donde ha tenido lugar la Revolución de octubre de 1917)
– 1921-1926: desarrollo
– 1926-1930: crisis y disolución. 1916-1920
origen y polémicas
1921-1926
desarrollo
1926-1930
crisis y disolución

Otros estudios (Fokkema, Eagleton) ponen


el acento más en el nivel conceptual y señalan dos momentos: primer y segundo
formalismo (1916-1921 y 1921-1927), caracterizados por el nivel de maduración y
reformulación de los conceptos de etapas iniciales, destacando tanto un contexto histórico
adverso como hacia el final continuidades a través del paradigma estructuralista.
Después de 1924 la oposición al Formalismo empieza a ganar fuerza en Rusia y dirigentes
relevantes como León Trotski les dirigió fuertes críticas que se tradujeron, en un principio, en
discusiones e intercambios publicados para luego tomar formas más extremas. Las defensas
del Formalismo que hicieron Jakobson y Tinianov se publicaron en 1928 y resumen las
posiciones fundamentales de la última fase del Formalismo, así como un germen del
Estructuralismo checo del Círculo Lingüístico de Praga (fundado por Jakobson en los años 20).

BASE TEÓRICA Y CONCEPTOS


1. ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA LITERATURA. El principal problema para los
formalistas, expuesto por Boris Eichembaum, en 1925, es la propia literatura como objeto de
estudio, el carácter inmanente de los estudios, porque la ciencia de la literatura tiene que llegar
al conocimiento de las particularidades específicas de los objetos literarios. Esto los lleva a
preocuparse por la creación de una teoría de la literatura; así, en palabras de Jakobson, “el
objeto de la ciencia de la literatura no es la literatura, sino la literariedad, es decir, lo que
hace de una obra concreta, una obra literaria. Dicha “literariedad” se concreta a través de
procedimientos literarios, que se justifican por cumplir una función. Para hacer ciencia literaria
hay que fijarse en los rasgos formales que llevan a descubrir las cualidades intrínsecas de
dichos materiales, hay que enfrentarlos con materiales que no puedan considerarse literarios
pero que tengan en común con la literatura, el lenguaje.
2. LENGUA LITERARIA vs LENGUA COMÚN. La comparación más obvia será con el
lenguaje cotidiano, lo que orienta a los formalistas hacia la Lingüística para comparar la lengua
en su funcionamiento literario y en su uso común. La finalidad del lenguaje será distinta cuando
es usado poéticamente: si en el uso cotidiano la lengua tiene una función práctica y
comunicativa, en su uso poético la comunicación no es la principal finalidad: los propios
sonidos pueden tener una función autónoma, no vinculada al sentido. Es la línea de los poetas
futuristas rusos que buscaban una poesía donde la palabra fuera autosuficiente, la “poesía
transmental” o “lenguajezaum”. Esta concepción del lenguaje poético llevó a los formalistas
rusos a desarrollar, en su primera etapa, una preocupación por el sonido y la grafía, con los
problemas del metro y el verso. Como consecuencia, acabaron con la dicotomía entre el fondo
y la forma, puesto que el sentido, cuando existe, es efecto de la forma, y la forma ya no es un
“simple recipiente” del sentido. El término “forma” será sustituido por el de “estructura”.
3. LA DESAUTOMATIZACIÓN. Los formalistas se engloban en una concepción estética
cuyo principio básico es el de la desautomatización o desfamiliarización de la percepción de
la forma: el receptor de la obra de arte debe percibirla deteniéndose con atención en el mismo
proceso que le provoca extrañamiento. El arte depende de la percepción relativizando el
concepto de “verosimilitud”.
En los análisis de los formalistas, el enunciado literario logra, gracias a la peculiar tensión de
las formas del texto, desautomatizar el valor de sugerencia del elemento verbal, desgastado por
el hábito de su empleo práctico en la vida cotidiana. De esa manera el artificio formal aparece
como la garantía más elocuente del arte literario en la famosa fórmula de Shklovski del arte
como procedimiento o artificio (“priem”). La imagen poética sirve al poeta como medio para
singularizar y hacer extraño el objeto al que se refiere. Esta singularización y
“desfamiliarización”, este extrañamiento (Ostranenie) hace que el receptor se fije en lo que
dice y en cómo lo dice y, por tanto, provoca la desautomatización, crea una impresión máxima,
mediante procedimientos como la metáfora, la comparación, el paralelismo, la hipérbole… El
arte destruye el automatismo de la percepción al reforzar la sensación.
TEORÍA DE LA HISTORIA LITERARIA. Los formalistas señalan que cuando las formas
se automatizan por la repetición de la percepción, pierden su carácter artístico, y surge una
nueva forma que la reemplaza y cumple con la función estética. La forma de la obra literaria
es una forma dinámica, y los procedimientos se definen por su función en cada época.

Juri Tinianov (“El hecho literario”, 1924) señala la dificultad que conlleva todo intento de
aislar la obra literaria. Años después, en “Sobre la evolución literaria” (1927) desarrolla la
noción de “construcción”, es decir, el carácter descomponible de la obra literaria en unidades
y niveles inferiores y enfatiza el carácter relativo del hecho literario, puesto que, en el momento
en que éste deja de ser percibido como tal en una época concreta, para otra época pasará a ser
un fenómeno de otro tipo no literario. Por tanto, las formas evolucionan también de manera
autónoma.

LOS GÉNEROS LITERARIOS. Los formalistas, como fundadores de la teoría de la


literatura, fueron los primeros en desarrollar una teoría de los géneros literarios con una
perspectiva “teórico-literaria”, abandonando las teorías psicologistas o metafísicas previas
(Platón, Hegel…) y acercándose más a perspectivas formales y constructivistas (Aristóteles).
Enfocan el problema como la posibilidad de agrupar las obras de acuerdo con la utilización de
ciertos procedimientos, y dividen los géneros en dos campos cerrados: el verso y la prosa. Cada
género se caracteriza por unos procedimientos perceptibles alrededor de los cuales se agrupan
los demás procedimientos. No hay un único criterio para diferenciar los géneros, que pueden
agruparse por temas, por el destino de la obra, por el uso de verso. Así como para este teórico
no es posible dar una definición estática de la literatura, lo mismo sucede con el género ya que
es una especie de “sistema flotante” que en determinado momento abandona ciertos
mecanismos y privilegia otros. La emergencia de un género nuevo solo se puede distinguir
definir confrontándolo con un género tradicional pues están en correlación, es decir, que aun
relativizando las clasificaciones estáticas pues se producen transformaciones, se admite la
existencia de géneros. Para los formalistas los géneros se presentan en clases o niveles amplios
y son los eslabones que hacen que una obra literaria se relacione con el universo de la literatura.

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