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El Formalismo Ruso es uno de los movimientos de teoría y crítica literaria más importantes del siglo XX.
Surgió en Rusia entre 1914 y los años 1930.
1. Antecedentes
Antes del formalismo, la crítica literaria tenía una orientación social, los trabajos eran de tipo
comparatistas y la figura era sobre la filosofía del lenguaje. Alexander Potebnja estudiaba la lengua poética
y plantea la cuestión poética en términos lingüísticos. Toda creación poética es el resultado de una
cuestión lingüística. Sus estudios van en la dirección de relacionar el pensamiento y el lenguaje. Para él, el
pensamiento y el lenguaje son dos cosas distintas; y la poesía es un discurso especial que libera a la
palabra. La poesía es una cualidad que tiene la lengua, una cualidad que no siempre aparece.
Shklovski defiende como finalidad primordial del arte la singularización de los objetos, es decir,
devolver a los objetos su carácter singular, particular, propio e intransferible, para que sean realmente
vistos y no sólo reconocidos. Según Shklovski, pues, cuando las acciones se hacen habituales dejan de ser
percibidas y pasan a ser, simplemente, reconocidas. Es necesario entonces provocar un efecto de
«extrañamiento» para romper con la automatización y conseguir atraer al espectador, suscitar su interés.
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3. Etapas del formalismo ruso:
El formalismo es una escuela ahistórica, no tiene interés en la historia sino en la forma. El ahistoricismo del
formalismo es todo lo contrario a las leyes marxistas. El formalismo reivindica una autonomía para el
estudio sincrónico de la obra literaria, es decir, estudia la literariedad. También reivindica una autonomía
de la obra de forma diacrónica (a lo largo del tiempo).
Jakobson alude a la autonomía de la palabra: “Si los estudios literarios quieren convertirse en ciencia,
deben reconocer el procedimiento como su objetivo único”. A través de la singularización del objeto y
oscurecer la forma, aumenta la dificultad y duración de la percepción del objeto. Jakobson expone con
claridad el ideal del formalismo: “El objeto de la ciencia literaria no es la literatura, sino la literariedad”. El
término de “literariedad” fue un tecnicismo puesto en circulación por los formalistas rusos a principios del
siglo XX, y es la especificidad formal-estética incorporada en el lenguaje literario.
Lo más relevante de esta etapa es, sin duda, la consolidación de su guerra con el marxismo, evidenciada ya
en la Literatura y revolución de Trotski.
- Victor Shklovski fue el fundador del OPOJAZ. Propone la primacía del sonido. Para algunos
formalistas el lenguaje está en el sonido que producen las palabras, no en su sentido literal. Para un
formalista, una onomatopeya es literatura. El manifiesto de formalismo ruso es un artículo que se
llama El arte como recurso. Se sostiene que la imagen poética no sirve para hacer más comprensible
la realidad, sino para todo lo contrario. La imagen poética lo que sirve es para extrañar el discurso,
extrañar el objeto.
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- Trotski con su libro Literatura y revolución plantea la polémica. Utiliza particularidades específicas
del lenguaje literario, que lo distancian del lenguaje normal de uso común. El lenguaje literario
tiene un valor autónomo pero el lenguaje cotidiano con su finalidad práctica (la comunicación), es
vicario y dependiente. La literariedad para los formalistas es un desplazamiento semántico.
- Roman Jakobson era un investigador teórico. Sus teorías se desarrollaron dentro del formalismo
ruso, que constituía una reacción contra una tradición de teoría literaria rusa excesivamente
dominada por aspectos sociales. Jakobson analiza seis componentes en el proceso de
comunicación, a cada uno de los cuales corresponderá una función. Con respecto a la literatura
sería así:
CONTEXTO (función referencial)
EMISOR (función expresiva): Autor
MENSAJE (función poética): Obra literaria
RECEPTOR (función conativa): Lector/Público
CÓDIGO (función metalingüística): Lenguaje especial
CANAL (función fática): Libro
6. La desautomatización o extrañamiento
La desautomatización es un concepto creado por las teorías del formalismo ruso, en concreto de Víktor
Shklovski. Este proceso consiste en romper con todo lo que el lector espera. Eso ocurre en la ambigüedad
con la que está escrita Don Quijote de la Mancha. Los formalistas descartan todos los datos históricos y los
datos del autor porque no tienen la estética que ellos buscan. El extrañamiento es justo lo que hace el
autor con Don Quijote, renuncia a su persona, a decir su nombre ni a decir de donde es. Por lo tanto,
oscurece al personaje, realiza un extrañamiento (ostranenie).
Aquí, se produce un “extrañamiento” (llama la atención del lector, pues muestra algo que este no espera al
leer el poema). En este caso, aparte de cambiar el dicho, lo escribe de forma que parece que las sílabas son
copos de nieve que van cayendo. Esto fue estudiado por los formalistas rusos.
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7. Otros conceptos (no en el desarrollo)
Géneros Literarios: Los formalistas, como fundadores de la teoría de la literatura, fueron los primeros en
desarrollar una teoría de los géneros literarios con una perspectiva “teórico-literaria”, abandonando las
teorías psicologistas o metafísicas previas (Platón, Hegel…) y acercándose más a perspectivas formales y
constructivistas (Aristóteles). Enfocan el problema como la posibilidad de agrupar las obras de acuerdo con
la utilización de ciertos procedimientos, y dividen los géneros en dos campos cerrados: el verso y la prosa.
Cada género se caracteriza por unos procedimientos perceptibles alrededor de los cuales se agrupan los
demás procedimientos. No hay un único criterio para diferenciar los géneros, que pueden agruparse por
temas, por el destino de la obra, por el uso de verso…
En cualquier caso, cualquier clasificación no puede ser cerrada ni válida para todas las épocas.
La teoría de la Dominante: A ofrecer una visión de la obra literaria como un sistema integrado por varios
elementos con funciones distintas·. De ahí a deducir que no todos los procedimientos tenían la misma
importancia dentro de la obra había ya sólo un paso que se recorrió en efecto al formular la teoría de la
dominante: los elementos composicionales de una construcción artística se relacionan jerárquicamente,
estableciéndose el dominio de un factor constructivo que convierte al resto en sus subordinados.
Vladimir Propp: No puede ser considerado uno de los formalistas rusos, pero desarrolló su actividad crítica
paralelamente a los formalistas. Fue mundialmente conocido gracias a Morfología del cuento (1928),
estudio de un corpus de cien cuentos folclóricos (o maravillosos) rusos.
Propp compara entre sí los temas de los cuentos maravillosos, para lo que aisla las partes constitutivas y
llega a establecer una morfología, una descripción de los cuentos a partir de sus partes y de las relaciones
entre ellas; así, se observan constantes y variables.
Propp redujo a 31 funciones todas las alternativas posibles de acciones que podían desempeñar los
personajes en los cuentos maravillosos. La aparente multiplicidad de historias queda así reducida a un
número limitado. No se dan siempre todas las funciones en cada cuento, pero las que se dan respetan con
mucha frecuencia el orden señalado por Propp, que enumeró sus funciones según un orden de aparición
que se guía por una necesidad lógica y estética.
Propp ofrece una perspectiva paradigmática que atiende al reparto de las funciones entre los distintos
personajes. Así, afirma que las 31 funciones se reparten lógicamente entre 7 actantes o agentes: agresor
(el malvado), donante (el que provee del objeto mágico al héroe), auxiliar (el que ayuda al héroe), princesa
(personaje buscado), mandatario (el que envía al héroe), héroe (personaje principal), falso héroe (especie
de impostor o contrincante del héroe). Estos agentes son considerados por Propp «esferas de acción». Es
decir, no los valora como personajes individuales, sino como categorías.
Todos los cuentos maravillosos pertenecen al mismo tipo en lo que concierne a su estructura.