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MATERIAL: LE13
EJERCITACIÓN
RECONOCER - IDENTIFICAR I
LECTURA 1 (1 - 7)
1. “–¿Falta algo?
2. –Sí. Nosotros dos, por ejemplo. O, al menos, no es por ofender, yo. En suma, todo el mundo,
si se mira bien, participa de alguna de esas categorías. Cada uno de nosotros de vez en cuando
es un cretino, un imbécil, un estúpido o un loco. Digamos que la persona normal es la que
combina razonablemente todos esos componentes o tipos ideales.
3. –Idealtypen.
4. –Bravo. ¿También sabe alemán?
5. –Algo masco para las bibliografías.
6. –En mi época, quienes sabían alemán ya no se licenciaban. Se pasaban el resto de su vida
sabiendo alemán. Creo que hoy en día sucede lo mismo con el chino.
7. –Yo lo conozco poco, por eso hago mi tesis. Pero siga hablándome de su tipología. ¿Cómo es el
genio, por ejemplo?
8. –El genio es el que pone en juego uno de esos componentes de manera vertiginosa,
alimentándolo con los demás. –Bebió. Dijo–: Hola, guapetona. ¿Cómo siguen tus intentos de
suicidio?
9. –Pertenecen al pasado –respondió la joven al pasar–, ahora estoy en un grupo.
10. –Te felicito –dijo Belbo. Y volviéndose hacia mí–: También existen los suicidios en grupo
¿verdad?
11. –Pero, ¿y los locos?
12. –Espero que no se haya tomado mi teoría como palabra santa. No pretendo arreglar el universo.
Estoy diciendo qué es un loco para una editorial. Es una teoría ad hoc, ¿vale?
13. –Vale. Ahora invito yo.
14. –Vale. Pílades, por favor, con menos hielo. Si no, hace afecto en seguida. Veamos. El cretino ni
siquiera habla, babea, es espástico. Se aplasta el helado contra la frente, no puede ni coordinar
los movimientos. Entra en la puerta giratoria por el lado opuesto.
15. –¿Cómo es posible?
16. –Él lo consigue. Por eso es un cretino. No nos interesa, se le reconoce enseguida, y no aparece
por las editoriales. Dejémosle donde está.
17. –Dejémosle.
18. –Ser imbécil ya es más complicado. Es un comportamiento social. El imbécil es el que habla
siempre fuera del vaso.
19. –¿A qué se refiere?
20. –Así –apuntó el índice hacia su vaso y lo clavó en la barra–. Quiere hablar de lo que hay en el
vaso, pero, esto por aquí, esto por allá, habla fuera. O si prefiere, es el que siempre mete la
pata, el que le pregunta cómo está su bella esposa al individuo que acaba de ser abandonado
por la mujer. ¿Me explico?
21. –Se explica, conozco a algunos.
22. –El imbécil está muy solicitado, sobre todo en las reuniones mundanas. Incomoda a todos, pero
les proporciona temas de conversación. En su versión positiva llega a ser diplomático. Habla
fuera del vaso cuando otros han metido la pata, consigue cambiar el tema. Pero a nosotros no
nos interesa, no es nunca creativo, trabaja prestado, de manera que no presenta manuscritos
a las editoriales. El imbécil no dice que el gato ladra, habla del gato cuando los demás hablan
del perro. Confunde las reglas de conversación, y cuando las confunde bien es sublime. Creo
que es una raza en extinción, un portador de virtudes eminentemente burguesas. Necesita un
salón Verdurin, o mejor, Guermantes. ¿Todavía leéis esas cosas los estudiantes?
23. –Yo sí. ¿Y el estúpido?
24. –Ah. El estúpido no se equivoca de comportamiento. Se equivoca de razonamiento. Es el que
dice que todos los perros son animales domésticos y todos los perros ladran, pero que también
los gatos son animales domésticos y por tanto ladran. O que todos los atenienses son mortales,
todos los habitantes del Pireo son mortales, de modo que todos los habitantes del Pireo son
atenienses.
25. –Y lo son.
26. –Sí, pero de pura casualidad. El estúpido puede decir algo correcto, pero por las razones
equivocadas.
27. –Se pueden decir cosas equivocadas, con tal de que las razones sean correctas.
28. –Vive Dios. ¿Si no por qué tomarse tanto trabajo para ser animales racionales?”.
Umberto Eco, El péndulo de Foucault (fragmento)
1. De acuerdo con Belbo, ¿quién pone en juego de forma vertiginosa las actitudes de los tipos
humanos que describe?
A) Una suicida.
B) El loco.
C) La persona normal.
D) El genio.
E) Los estudiantes.
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3. ¿Cuál de los siguientes temas desvía el centro de la conversación entre el protagonista y
Belbo?
A) Solo I
B) Solo III
C) Solo I y III
D) Solo II y III
E) I, II y III
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LECTURA 2 (8 - 12)
1. “Suelo sostener que el cuento es un género indefinible, porque si se lo define se lo encorseta,
se lo endurece. Prefiero pensar al cuento como un camino que se hace sin cesar, una acción
perpetua de los seres humanos. No en vano toda la Historia de la Humanidad es una narración,
primero oral, luego escrita.
2. Por eso voy a optar por hacer simplemente algunas variaciones sobre este género que nos
convoca, pues este acto no es sino una celebración: la de una literatura, la panameña, y la de
un gran cuentista: el autor de Héroes a medio tiempo, Justo Arroyo.
3. De modo que, si ustedes me lo permiten, y puesto que seguramente aquí hay muchos escritores
y lectores, me voy a detener para hacer un breve repaso de aquello que nos fascina y nos
seduce de todo buen cuento literario. Por ejemplo, y en primerísimo plano, la brevedad y
concisión, que es lo mismo que decir la precisión. El Maestro Edmundo Valadés enseñaba que
“el cuento escapa a prefiguraciones teóricas, pero su única inmutable característica es la
brevedad”. Y precisamente respecto del cuento breve (también llamado cuento corto,
minificción, microcuento o microficción) Juan-Armando Epple distingue cuatro condiciones
básicas: brevedad; singularidad temática; tensión; e intensidad.
4. Pero esas cuatro características yo diría que son aplicables a todos los cuentos del mundo
cualquiera que sea su extensión, y no sólo a los breves. Quizá por eso Marco Denevi sostiene
que el único modo de distinguir cuento de novela, y cuento largo de cuento breve, al fin y al
cabo es contando la cantidad de páginas que tiene cada texto. Pero también digamos que el
criterio fundamental para reconocer un cuento no es sólo la brevedad, sino lo que Epple llama
“su estatuto ficticio”. O sea, es la invención literaria lo que permite reconocer a un cuento.
Mempo Giardinelli, El cuento como género literario en América Latina (fragmento)
A) su intensidad.
B) la tensión.
C) la invención literaria.
D) su tema.
E) la cantidad de páginas.
A) está inconclusa.
B) es una ficción.
C) nos restringe.
D) es un relato.
E) es perpetua.
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11. Según el texto, para escritores y lectores resulta seductor
A) Solo I
B) Solo II
C) Solo III
D) Solo I y II
E) Solo II y III
12. ¿Cuál es el reparo que plantea el emisor a los rasgos del cuento propuestos por Epple?
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5. La tradición se remonta al siglo X como mínimo, cuando en todo el sur de Asia niños y niñas
hacían de agentes de adivinación en rituales hinduistas y budistas. La conexión con lo divino y
la facultad de predecir el futuro que se les atribuía despertaban especial interés en los
gobernantes de Asia. Siglos más tarde la tradición fue adoptada por los pueblos de la periferia
del subcontinente indio –Cachemira, Assam, Bengala, Tamil Nadu y Nepal–, seguidores de
religiones subversivas que hacían hincapié en el poder femenino (el shakti) y la posesión
tántrica, un estado inducido por invocaciones y rituales mágicos en el cual los humanos
supuestamente alcanzan la posibilidad de transformarse en divinidades dotadas de poderes
sobrenaturales.
6. Solo en el remoto corazón montañoso de Nepal la práctica de glorificar a las niñas prepúberes
(en nepalí, "kumari" significa "niña virgen") como diosas vivientes durante varios años llegó a
convertirse en un culto profundamente arraigado, y solo en Nepal sigue manteniéndose la
tradición con la misma fuerza. Los budistas newar ven en la kumari la encarnación de la deidad
femenina suprema Vajradevi. Para los hindúes la kumari encarna a la gran diosa Taleju, una
versión de Durga”.
www.nationalgeographic.com.es
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17. Según el emisor del texto, la tradición de las diosas vivientes se origina en
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18. La salsa Yakisoba se obtiene
A) mariscos.
B) Beni Shoga.
C) lomo de cerdo.
D) jengibre encurtido.
I. Repollo y zanahoria.
II. Lomo de cerdo.
III. Brotes de soja.
IV. Fideos yakisoba.
A) I – II – IV – III
B) IV – II – III – I
C) II – III – I – IV
D) IV – II – I – III
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5. El joven: Cruzarse de brazos y esperar. ¿No es así? Ya le he dicho que yo imagino que, en
épocas y países más civilizados que el nuestro, el hombre de negocios de nuestro
ramo, en vez de esperar pacientemente, sale al encuentro de las oportunidades.
6. El viejo: Pero yo no veo la manera.
7. El joven: ¿Cree usted, por ejemplo, que los pistoleros norteamericanos, verdaderos
proveedores al por mayor, trabajan sin tener en cuenta los beneficios que les reporta
una secreta iguala con las casas de inhumaciones?
8. El viejo: ¿Será posible?
9. El joven: ¿Y que estas casas no hayan dado oportunamente los primeros pasos cerca de
dichos productores a fin de entrar en negociaciones?
10. El viejo: Tal vez.
11. El joven: De otra manera, no se explicarían tantas defunciones sino como el fruto de una
actividad desinteresada, cosa que en los Estados Unidos es imposible.
12. El viejo: Pero en nuestro caso…
13. El joven: (Cortándole el paso) Ya sé lo que va usted a decir en nombre de la moral teórica.
Pero al agente de inhumaciones, allá como aquí, en casos semejantes, no necesita
prevaricar1 ni salirse un momento de piadoso papel.
14. El viejo: ¿Piadoso?
15. El joven: ¿No es la piadosa Antígona nuestra más ilustre patrona? ¿No puso en peligro su vida
por dar al cadáver de su hermano una cristiana sepultura?
16. El viejo: ¡Cristiana ha dicho usted! Tratándose de Antígona, eso es un anacronismo.
17. El joven: No, mi querido amigo; cristiana, y muy cristiana. Las ideas cristianas son muy
anteriores a Cristo, del mismo modo que las ideas marxistas son muy posteriores a
Marx.
18. El viejo: ¡Es posible!
19. El joven: Y mientras la inhumación no sea un servicio público a cargo del Estado, seguirá
siendo un negocio, un negocio como cualquier otro, dentro del cual toda lucha por
atraer una clientela es cosa permitida. (Soñador) Lo maravilloso en nuestro caso es
que pisamos un terreno completamente virgen. ¿Se ha intentado en nuestro ramo
un sistema de publicidad adecuado, atrayente y no poco poético, que al mismo
tiempo que eleva la condición de nuestro oficio constituya una nueva fuente de
turismo en nuestro país? «Visitar Nápoles y morir en México» –digo yo–. ¿No es
acaso México, para el extranjero, el país de la muerte? ¿No lo fue cuando menos?
Aprovechemos esta idea que nuestros enemigos, es decir, los amigos de nuestro
oficio, se han encargado de propagar. ¿Qué le parece esta pequeña muestra?
20. El viejo: Impracticable, o más bien…
21. El joven: (Sin oírlo) ¿Y una campaña en favor de nuestros productos con el siguiente lema:
«Nuestros ataúdes están hechos con las maderas preciosas de nuestros bosques.
Consuma usted artículos nacionales»?
22. El viejo: ¡Me asusta usted!”
Xavier Villaurrutia, Invitación a la muerte (fragmento)
1
Prevaricar: Cometer cualquier otra falta menos grave en el ejercicio de un deber o función.
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23. En el texto anterior, el personaje de Antígona es llamada ilustre patrona porque
A) su naturaleza piadosa la convierte en una suerte de santa cristiana que ampara las
inhumaciones.
B) representa el sacrificio que deben asumir los que se dedican al negocio de la muerte en
México.
C) es el primer personaje de la tradición literaria en defender la importancia de sepultar a los
hombres.
D) su objetivo de dar sepultura a su hermano se corresponde con el negocio de los personajes
de la escena.
E) su anacronismo permite vincular su historia al oficio de los agentes de inhumaciones de
todos los tiempos.
A) admite parcialmente los argumentos del joven sobre las ideas cristianas.
B) cree que la muerte debe ser un negocio tradicional y solemne.
C) considera necesario publicitar el servicio de las inhumaciones.
D) piensa que las ideas del joven amenazan la continuidad de su oficio.
E) señala la inexactitud temporal de las ideas marxistas.
25. Con relación a las muchas defunciones en los Estados Unidos, en el texto se explica que estas
serían el resultado de
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LECTURA 6 (27 - 35)
1. “Hace muchos años que Guillermo Brown desapareció de las librerías y de las habitaciones de
los chicos. Quedó atrás, relevado por otros libros y personajes como fueron Los cinco, y más
tarde el arrasador Harry Potter. Sin embargo, hubo un tiempo en que su mundo, el de las
aventuras de Guillermo, era tan familiar a un chiquillo lector –y entonces casi todos lo éramos–
como las historietas, las muñecas, la cocinilla, el fuerte con indios y vaqueros y los soldaditos
de juguete.
2. Conocí al personaje en 1959, cuando, con motivo de la primera comunión, mi madre pidió a
familiares y amigos que sólo me regalasen libros. Entre ellos estaban Los apuros de Guillermo,
Travesuras de Guillermo y Guillermo el proscrito. Todavía los conservo con los que vinieron
después, hechos polvo los lomos y sobados de tanto leerlos. Y esas noches raras en que oigo el
rumor lejano del País de Nunca Jamás y veo navíos piratas surcando el contraluz de la luna, leo
algún episodio suelto y admiro, otra vez, las formidables ilustraciones de Thomas Henry, vuelvo
a enamorarme de su hermana Ethel, simpatizo con su hermano Roberto y pongo patas arriba
el ordenado mundo de los adultos con la complicidad de los fieles Pelirrojo, Douglas y Enrique:
mirándome, naturalmente, en los ojos azules de la pequeña Joan, llamada Juana en las
traducciones españolas de la época.
3. En mi opinión y la de algunos otros, su autora, Richmal Crompton, creó con aquel niño de 11
años, y con los 37 libros escritos sobre él, uno de los grandes personajes de la literatura
universal. Sin embargo, Guillermo llegó con dificultad hasta los años 70, ya moribundo, pues la
actualidad de su momento narrativo había pasado. Para los lectores que buscaban mundos y
caracteres más actuales, tan singular chiquillo se extinguió con su época. Sin embargo, el
retrato perfecto, ácido, lleno de humor e ironía, de la clase media rural inglesa en la primera
mitad del siglo XX que pervive en sus páginas no ha sido superado por nadie. En tal sentido, es
una indiscutible obra maestra.
4. Parte de su ocaso en España se debió, también, a ciertos críticos literarios que, ya en tiempos
de la Transición, vieron en esos libros dos pecados imperdonables: no era literatura seria y, lo
que aún resultaba peor, retrataba a una clase media acomodada que jugaba al tenis y al golf;
y eso, más que instruir a los jóvenes, los alienaba. Sin embargo, esos miopes cantamañanas –
a alguno recuerdo con nombres y apellidos– fueron incapaces de comprender, seguramente
porque ni siquiera lo leían de verdad, que el personaje de Guillermo, incrustado como un
corrosivo caballo de Troya en mitad de ese mundo rural burgués y apacible de clérigos
biempensantes, jóvenes educados, correctos vecinos y señoras que tomaban el té, era en
realidad el de un peligroso destructor del orden establecido: un niño inquieto, imaginativo,
incomprendido, rebelde, enemigo declarado de la autoridad, cuya imaginación y osadía,
mezcladas con la ingenuidad y la insobornable lógica infantil de sus pocos años, lo empujan a
trastocar cuanto hay alrededor. Un subversivo contumaz al que sólo se le puede sobornar con
caramelos, con desafíos audaces o con el pestañeo de unos lindos ojos azules. Un marginal cuya
íntima independencia lo hace insolente e ingobernable, aunque él mismo no se dé cuenta de
ello; y que sólo en sus fieles camaradas, los proscritos, encuentra el calor y la lealtad que tanto
anhela y que los mayores le niegan. Un anarquista formidable lleno de firmeza moral, capaz de
levantar un muro infranqueable entre su honesto mundo infantil y el de esos adultos que ni lo
comprenden ni lo respetan. Ni lo quieren.
5. «Nunca vacila, esa es su magia», escribió de él Fernando Savater; y Lluís Bonet señaló «su afán
vengador ante la incomprensión de los mayores». Y es muy cierto. Asombraría a los lectores
jóvenes de hoy, que juegan en otra liga, comprobar hasta qué punto Guillermo y su forma audaz
y estoica de afrontar la vida que imponían los adultos ayudó a numerosos críos de entonces a
librar sus propios combates infantiles. Cuánto apoyo moral y compañía encontramos algunos
en sus páginas; cuánto alivio al saber que no estábamos solos en un mundo que, como a
cualquier niño en ese momento de la vida, nos acosaba con normas ajenas a nuestra entonces
honrada lógica. A muchos de nosotros, aquel personaje nos daba consuelo y nos reivindicaba.
Y cuando miro esos libros y recuerdo los días de lluvia en que no había colegio y nos quedábamos
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en casa leyendo sus aventuras, creo que todavía lo hace. Guillermo Brown era, y lo sigue siendo,
uno de los nuestros.
Arturo Pérez Reverte, XL semanal, 25-10-20
27. Uno de los factores que resulta atractivo para el emisor de los libros de Guillermo es
28. Según el emisor, uno de los aspectos de las aventuras de Guillermo que podría sorprender a
los jóvenes lectores de hoy es
A) Los pelirrojos.
B) Los anarquistas.
C) Los ingenuos.
D) Los biempensantes.
E) Los excluidos.
31. ¿Por qué razón los libros sobre Guillermo perdieron su éxito literario?
A) Douglas.
B) Enrique.
C) Joan.
D) Ethel.
E) Thomas.
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33. ¿Cuál fue la recepción de la crítica española durante la época de la Transición?
A) Negativa, porque no era literatura seria y representaba una clase alienante para los
jóvenes.
B) Positiva, porque era una literatura rebelde que ayudaba a los niños a comprender el
mundo.
C) Negativa, porque era un personaje claramente anarquista y mala influencia para los
lectores.
D) Positiva, porque se comprendía que la subversión de Guillermo conformaba una ironía.
E) Negativa, porque le faltaba seriedad y los jóvenes no se vincularían con un personaje
caótico.
34. ¿Cuál(es) rasgo(s) de la narrativa de las aventuras de Guillermo le configuran como una obra
maestra?
A) Solo I
B) Solo II
C) Solo III
D) Solo I y II
E) Solo II y III
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