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MONZÓN

“Opinión pública, comunicación y política”


La OP es un concepto polisémico y complejo, producto de las variaciones
que han sufrido a lo largo del tiempo los dos términos que la componen:
«opinión» y «público».
- OPINIÓN
La historia de la OP (propiamente dicha) debe situarse en los comienzos de
la Edad Moderna, junto al desarrollo de la imprenta, la expansión de las
ideas democráticas y el nacimiento del público político. No obstante, las
primeras referencias más claras vienen
de Grecia y Roma.
Platón y Aristóteles desarrollan, desde la filosofía, el concepto de
“opinión” (doxa).
Para el primero, la doxa es un conocimiento parcial e inseguro de la
realidad, basado en impresiones y ambigüedades. Aristóteles, en cambio,
acepta la vía de la opinión como forma de acercarse a la verdad, ya que
entiende aquélla como un conocimiento aproximado o probable.
En la cultura romana, cuando se habla de opinión (rumor o fama) ya no se
la entiende en sentido filosófico, sino publicístico. “Opinión es sinónimo de
apariencia, suposición o notoriedad, la buena o mala imagen que los demás
tienen de uno mismo” [Monzón: 23].
A lo largo de la Edad Media, domina la concepción vertical de entender las
relaciones entre poder y pueblo; así, no existe lugar para la OP. Sin
embargo, el Renacimiento trae aires de renovación siendo “(...) Nicolás
Maquiavelo quien nos introduzca en la prehistoria propiamente dicha de la
opinión pública (...) [ya que] reconoce el poder de la opinión pública, «con
el objeto de construir una teoría del manejo de esta opinión que él sabe
maleable, sensible a la fuerza y fácil de engañar»” [Monzón: 26].
Frente al posible apoyo que puedan darle los grandes o notables del reino,
el príncipe necesita siempre del aprecio, la estima o el favor popular.
Maquiavelo reconoce el concepto romano de opinión como la (buena o
mala) imagen que los demás tienen de uno.
El príncipe debe aparecer ante los demás con la mejor imagen posible:
“Procure, pues, un príncipe conservar y mantener el Estado; los medios que
emplee serán siempre considerados honrosos y alabados por todos; porque
el vulgo se deja siempre coger por las
apariencias y por el acierto de la cosa” [citado en Monzón: 28].
Recapitulando: “(...) dos formas distintas de entender el término «opinión»,
que ayudarán más tarde a explicar el concepto de opinión pública: la
primera de ellas se sitúa en el plano filosófico y traduce los significados de
doxa y opinio como semi-saber, juicio incierto o conocimiento probable y,
la segunda, desde un punto de vista publicístico, se equiparará con
reputación, fama onotoriedad”[Monzón: 46].

- PÚBLICO
Tanto en Grecia como en Roma quedan perfectamente diferenciadas las
esferas de “privado” (gira en torno al domicilio doméstico y la
reproducción de la vida) y “público” (refiere a aquellas actividades cívicas
y comunes donde el ciudadano puede participar
como ser libre).
Esta contraposición es apenas usada durante la Baja Edad Media; es más
apropiado usar los términos germánicos “común” (accesible para todo el
mundo) y “particular” (propio y de uso exclusivo para cada uno) [período
de transición – pueblos romagermánicos].
“Entre las causas más importantes que contribuyen al cambio de la
mentalidad medieval en mentalidad moderna se encuentran el invento de la
imprenta, el poder emergente de la burguesía, la vuelta al pasado de los
clásicos, el nacimiento del Estado-Nación y la ruptura religiosa con la
reforma protestante. La imprenta se convierte en el mejor soporte de la
comunicación y la publicidad y, en el espacio de dos siglos, ayudará a crear
las bases necesarias para el surgimiento de la opinión pública” [Monzón:
32].
En esta línea, los cafés, los salones de té y los clubes se erigen como
incubadoras de la OP:
- los cafés entran a Inglaterra a mediados del siglo XVII y se convierten en
poco tiempo
en centros populares para adquirir y comunicar noticias, para hacer debates
políticos y
para realizar crítica literaria
- los salones franceses se remontan al siglo XVIII. En ellos se reunían
hombres y mujeres [verdadero experimento de igualdad] distinguidos que
disfrutaban de la conversación, la crítica, el libre pensamiento y las ideas
irreverentes.
Hechos estos planteamientos, Monzón recorre autores que, si bien no
utilizan el término
«opinión pública», irán desarrollando poco a poco el concepto y sus
funciones en la sociedad:
Locke: destaca la importancia de la ley de opinión. Ésta remite a una
“opinión” entendida como la idea que los demás tienen de uno; “Es el
poder del «qué dirán», del clima de opinión o de la mentalidad del grupo
que presiona para que nadie se desmande o se margine y permanezca
dentro del sistema de valores de la colectividad” [citado en Monzón: 47].
En este sentido, es un control social indirecto más eficaz que la censura
formal.
Rousseau: define la opinión pública como la aclamación constante de la
voluntad general de un Estado cuya perfección no se cuestiona
neral de un Estado cuya perfección no se cuestiona.
Establece una relación estrecha entre opinión, costumbre y ley, atribuyendo
a la opinión la función de árbitro moral de la sociedad a través de la
censura y la función de elaborar leyes que expresen la voluntad general.

pública la función de árbitro moral de la sociedad a través de la censura y la


función
de elaborar leyes que expresen la voluntad general.
Liberalismo clásico: la opinión pública es el resultado del pensamiento de
todos aquellos ciudadanos interesados en un tema común. Así, la sociedad
es entendida como un gran organismo de discusión libre, donde todo el
mundo puede opinar, escuchar, discutir, plantear problemas y soluciones.
llos ciudadanos interesados en un tema común. Así, la sociedad es
entendida como un
Los principios que guían al liberalismo son:
› individualismo:
Sólo a través del interés personal se puede pasar al interés general

› igualdad política
El origen del poder está en el pueblo. Consecuentemente, todos los
ciudadanos están colocados en el mismo plano de la ley y la única
autoridad proviene del consentimiento de la población.

› libertades civiles (o individuales) y públicas (o políticas)


Las libertades civiles se refieren a todas aquellas actividades que afectan la
libertad privada, con la única limitación de la libertad de los demás.
Contrariamente, las libertades públicas necesitan de los demás para su
realización.

› limitación de los gobernantes


Separación de las esferas privada y pública y limitación al mínimo de las
funciones del Estado.

› pluralismo político
Marco social donde todos tienen cabida.

› separación del poder económico del poder político


El primero forma parte de la actividad privada, la sociedad civil, y, el
segundo, de la esfera pública, el Estado.
Tomando como base estos preceptos, el punto de arranque de la OP debe
situarse en las personas privadas, en las opiniones que emiten los
particulares sobre los asuntos de interés general [cuyo interlocutor es el
Estado; sólo “hablan” los propietarios –burgués e ilustrado Desde esta
perspectiva, la OP ejerce funciones de control y crítica frente al poder.

Tocqueville: OP = fuerza de opresión. Se centra en alertar sobre el poder de


las mayorías: “En las épocas igualitarias, a medida que los ciudadanos se
nivelan y asemejan (...) aumenta (...) la masa, y su opinión llega a ser la que
conduce el mundo” [citado en Monzón: 81]. Frente a esta situación,
existen escasas garantías. ¿A quién acudir entonces? A la libertad de
prensa.
Stuart Mill: entiende la OP como la expresión de las masas y su poder.
Ante el poder de las masas, concebirá la libertad, la integridad, el respeto a
la persona y la distinción personal como bienes intrínsecos [inalienables].
Debe defenderse la libertad a través del dominio interno de la conciencia, la
absoluta libertad de pensamiento y sentimiento y la libertad de expresar y
publicar las opiniones.

La revisión política del marxismo


¿Qué papel juega la opinión pública en el planteamiento marxista?
Como decíamos al principio, pocas son las ocasiones en que Marx y Engels
utilizan la expresión «opinión pública». Una de ellas, a modo de
ejemplo ,aparece en Las luchas de clases
Marx habla de una opinión pública dominada que nos remite, por un
lado, a la opinión (ideología) dominante de la clase (o facción) en el poder
y, por otro, a la imposibilidad de manifestar sus puntos de vista quienes
piensan de manera diferente (el otro sector de la burguesía y el
proletariado), porque los medios de comunicación y la situación están
controlados (censura) por la burguesía financiera.
Marx critica la idea de una opinión pública dominante, compuesta de
propietarios y hombres ilustrados que se creen autónomos frente al poder
del Estado. Denuncia la opinión pública como falsa conciencia porque
pretende representar los intereses de la sociedad y lo que representa en
realidad son los intereses de la clase burguesa. Pone al descubierto la falta
de presupuestos sociales sobre la igualdad de oportunidades en el
liberalismo, al sostener éste que, con resolución y buena suerte, todo el
mundo puede conseguir el status de propietario y tener así acceso a la vida
pública, cuando en realidad las expectativas de ascenso social del
trabajador asalariado a propietario son cada vez más reducidas. No acepta
que las personas privadas reunidas en público, después de un debate, el
consenso al que llegan deba ser confundido con lo justo y lo correcto. La
identificación entre razón y opinión pública no es adecuada.
algunos rasgos de las sociedades feudal y capitalista (clases sociales,
relaciones entre la sociedad civil y el poder político), la opinión pública en
la sociedad feudal, si existe, ésta es muy débil y la comunicación política se
reduce principalmente a las relaciones autoritarias de arriba (poder político)
a abajo (sociedad civil). La clase dominante está formada por los señores
feudales y/o la aristocracia. La clase dominada, por los súbditos o siervos,
los obreros y la burguesía naciente que, como clase ascendente, será
dominante en la sociedad capitalista.
Con la llegada de la burguesía al poder, los burgueses controlan el
funcionamiento de la sociedad civil, la producción y el Estado, y su
ideología se convierte en dominante. La aristocracia, como tal, es la clase
descendente y dominada y, el proletariado, la clase dominada y ascendente.
La comunicación política es fluida y los que llegan al poder gobiernan en
nombre del pueblo. La opinión pública, por tanto, se convierte en un medio
fundamental para explicar las relaciones entre gobernantes y gobernados.
El liberalismo dará un valor universal a la opinión pública (como expresión
de lo que piensa y siente el conjunto de ciudadanos sobre los asuntos de
interés general), aunque en realidad el raciocinio público sea ejercido
solamente por burgueses, propietarios e ilustrados. El marxismo afirmará,
por contra, que hay tantas opiniones públicas como clases sociales haya en
una sociedad y que la opinión de la burguesía apenas si difiere de la de
aquellos que ocupan el poder, ya que son idénticos los protagonistas del
poder social, político y económico. También defenderá, en la sociedad
burguesa, una opinión pública aunque naciente en el proletariado que, con
el tiempo, será dominante en la sociedad socialista. Esta opinión pública,
en su etapa final, será la expresión del conjunto de ciudadanos frente al
poder público (no político), al desaparecer la autoridad política como
elemento de coacción.
Resumiendo, la articulación de la opinión pública según el marxismo,
se puede explicar teniendo en cuenta los apartados siguientes:
A) En la sociedad burguesa
a) Critica el planteamiento liberal, al afirmar que no existe una opinión
pública expresión del conjunto de ciudadanos, sino tantas como clases
sociales haya en una sociedad.

b) La opinión pública debe entenderse como la manifestación pública


•de un conjunto de opiniones, juicios, sentimientos, intereses, demandas,
etc.,
que hace una clase social como expresión de su ideología.
c) El proceso que explica el origen y desarrollo de la opinión pública,
es el siguiente: modo de producción (infraestructura) -» clase social
(estructura social) —> ideología (superestructura) -» opinión pública. La
opinión pública y la ideología sería el resultado final (reflejo) del lugar que
ocupan una clase en el sistema de producción.
d) En una sociedad dada, siguiendo el esquema de sociedades y clases,
tenemos:
punto de vista diacrónico:
* Opinión pública dominante.
* Opinión pública dominada.
Punto de vista sincrónico:
* Opinión pública ascendente.
* Opinión pública descendente.
e) Cuando una clase es dominante (la burguesía, por ejemplo), hará
todo lo posible para que su ideología llegue al mayor número de personas
de la clase contraria. Marx y Engels rechazan la unidad de la opinión
pública y afirman que hay tantas opiniones como clases sociales se den en
un sociedad. La opinión pública resultante (de la burguesía y de un sector
ideologizado del proletariado) reforzará el papel de la clase en el poder. En
este caso, las opiniones del sector mencionado del proletariado reflejarán
«falsa conciencia».

B) En la sociedad socialista
a) El proletariado, al llegar al poder, será la clase dominante y su ideología
también se convertirá en dominante. Su situación social y su misión
histórica harán posible la comprensión y la recta interpretación de la
realidad en su verdadera dimensión. La opinión pública, por tanto, será la
opinión de la mayoría, representada en el poder por aquel sector del
proletariado encargado de dirigir el Estado. No habrá conflicto entre la
sociedad y el Estado, si exceptuamos la resistencia que puedan ofrecer los
«residuos» de aquellas personas que tiempo atrás pertenecieron a la
burguesía o recibieron los influjos de su ideología.
b) La opinión pública, como consecuencia de la compenetración entre
•sociedad y Estado, pierde aquí la virulencia que le atribuía la sociedad
pluralista. La opinión pública se hace escuchar en el poder, pero a su vez
queda reconducida desde el mismo. En este caso, se puede afirmar que
estamos ante una opinión pública dirigida, más pasiva y aclamadora. El
problema se plantearía cuando los ecos del pueblo no llegaran al poder o
las intenciones de éste siguieran caminos diferentes a los deseados por la
mayoría de la población. Si esto ocurriera, encontraríamos dos tipos de
opinión pública, una oficial y otra real, regresando en cierto modo a los
comienzos de la historia de la opinión pública .
RESUMENE
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DIGITALES -
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