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CARPETA

DERECHO DE LAS
OBLIGACIONES
II
RESPONSABILIDAD

2021

Facultad de Derecho - UNCuyo


UNIDAD 1
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Primer eje: Las funciones de la Responsabilidad Civil.


1. Noción de responsabilidad civil. Evolución histórica. Funciones de la responsabilidad civil. Sistema de
responsabilidad civil y microsistemas de responsabilidad civil. Prelación normativa. Funciones
enumeradas: preventiva y resarcitoria. Funciones no enumeradas: sancionadora, precautoria,
compensatoria o igualadora.
2. Las órbitas de la responsabilidad contractual y extracontractual. Unificación de efectos. Diferencias
subsistentes. Incumplimiento. Violación del deber de no dañar.
3. Principios de la responsabilidad civil. Estudio especial del principio de reparación plena: reglas y
excepciones. Atenuación y dispensa anticipada de la responsabilidad.
4. La constitucionalización de la responsabilidad civil.
5. Estudio especial de la función preventiva: sus presupuestos.

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Noción de Responsabilidad Civil (Arts. 1708 a 1780)
Cuando se produce un daño, se genera un desequilibrio en todo el orden social; la responsabilidad
civil aparece como una consecuencia jurídica del daño injustamente causado, orientada a restablecer el
equilibrio alterado. Busca ver a quién adjudicamos económicamente el daño.
Entonces, la responsabilidad civil es el sistema de normas y principios que regula la prevención y la
reparación del daño injusto.
En el nuevo CCYC, el legislador ha englobado bajo una misma institución (la responsabilidad civil),
tanto la reparación del daño injustamente causado, como su prevención. Incluyendo, además, otras funciones
como la punición de ciertas inconductas.

Evolución Histórica
● Una primera etapa estaba caracterizada por la venganza privada, se hacía justicia por mano
propia. Era desproporcionada al daño sufrido. Ej. El vecino me mataba una oveja y yo mataba a
sus hijos.
● Luego, se limita la venganza privada con la “Ley del Talión”, que busca proporcionalidad.
● Un síntoma de evolución se advirtió cuando la víctima, de común acuerdo con el ofensor,
aceptaba recibir de éste una suma de dinero a cambio del perdón. Consistía en una pena civil.
● Con el Derecho Romano, la Ley de las XII Tablas institucionalizó el sistema imponiendo una
compensación legal y forzosa, con el fin de evitar la violencia y contribuir a la paz social. El
Estado fijaba un monto para cada delito (derecho civil y penal estaban confundidos). Además,
con la Ley Aquilia, se estableció que ante algún daño se debía recurrir a las autoridades
romanas, y ya no a la venganza privada.
● En la Edad Media es cuando se da la verdadera evolución. Hacia fines del siglo XVII, con la
influencia del Derecho Canónico y el pensamiento iusnaturalista racionalista, se empieza a
separar la responsabilidad civil del derecho penal, estableciendo que la pena pública recae
sobre el criminal; mientras que la indemnización de daños causados a la víctima tiene carácter
netamente privado. Además, se empieza a incluir el elemento intencional de la CULPA, como
eje de la responsabilidad civil.
● El Régimen Francés, fue el que adoptó con mayor furor el principio antes indicado, “no hay
responsabilidad sin culpa”. La culpa como el eje de la responsabilidad civil. ¿por qué? Porque
se veía a la responsabilidad civil como SANCIÓN, el ofensor tenía que comprender el castigo,
sino no tenía sentido, y si no hay culpa no se entiende el reproche.
Se habla de un sistema de responsabilidad civil subjetivo. Analizando el daño injustamente
causado, poniendo atención en el autor del daño y no en la víctima.
Esta concepción, era consecuencia del modelo de vida imperante, que tenía como objetivo
proteger al individuo frente al poder omnipotente del Estado, de modo que sólo se podía
responsabilizar al autor cuando se le pudiera formular un reproche de culpabilidad.
Preponderaba una concepción de Estado administrador, y no intervencionista (Rev. Francesa).
Guiados por el racionalismo, que buscaba crear un ordenamiento jurídico aplicable en todo
tiempo y lugar, sonaba justo que el hombre sea responsable de sus actos y que deba
responder cuando haya mediado una falta que le sea reprochable. Ya que, si se lo obligaba a
responder por actos en los que no mediara culpa, se obstaculizaría su libertad para emprender
actividades individuales.
● Crisis del Sistema: a mediados del siglo XIX, con el auge de la revolución industrial, aparecen
nuevos daños. Las máquinas, el automóvil, el vapor, los barcos, las fábricas, etc. Estos nuevos
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daños no encontraban fundamento en un sistema de responsabilidad civil subjetivo, ya que
exigir la culpa del dueño de la máquina importaba un proceder injusto para la víctima, que era
la que siempre debía soportar el daño, sin resarcimiento alguno.
Por otro lado, el contexto social se modificó, se forman dos nuevos grupos por el advenimiento
de la sociedad de masas: los fuertes y poderosos, dueños de las fábricas; y los débiles, que
eran los trabajadores que sufrían los nuevos riesgos creados y condiciones de trabajo
infrahumanas.
En el ámbito político, se modifica la noción de Estado, se busca eliminar el rol pasivo del
mismo, y dar paso a un Estado más intervencionista, que paliara las fuertes desigualdades
sociales. Esto se une con las nuevas ideas filosóficas solidarias, orientadas a la protección de
los débiles.
De esta forma, el sistema basado en la culpa entra en crisis, ya que no sabe dar respuesta a los
nuevos cambios sociales ni a los nuevos daños; el reproche ya no basta para resarcir.
● Nuevas concepciones de la responsabilidad civil: se empieza a plantear la idea de una
responsabilidad objetiva, dejando de lado el factor subjetivo culpa, y centrando el eje de la
responsabilidad civil en el daño. “No hay responsabilidad sin daño”. Además, se enfoca
mayor atención en la víctima y no en el autor, se habla del daño injustamente sufrido.
El nuevo fundamento de la responsabilidad civil pasa a ser: explicar por qué los efectos
dañosos deben trasladarse de la víctima, al autor del daño (o a un tercero que disponga la
ley).
Esta nueva concepción se introduce también en el derecho argentino con la reforma 17.711(el
Código original de Vélez, como todos los de esa época, sostenían la visión tradicional
francesa).
● Actualmente, la responsabilidad civil cada vez se expande más y abarca nuevos daños, se abre
a nuevas formas de antijuridicidad (que no se basa exclusivamente en lo que contraría una
norma, sino también el orden público, los principios fundamentales, etc.); se abre a factores de
atribución subjetivos (dolo y culpa) y objetivos (lucro cesante, pérdida de chance, etc.) El
concepto de daño se amplía, considerando el daño a intereses colectivos, a la persona
humana, etc. Modificando la concepción patrimonialista del daño, a una visión humanista.

Sistema de responsabilidad civil y microsistemas.


Prelación normativa
Luego de la crisis del modelo francés, que buscaba crear un Código aplicable en todo tiempo y lugar,
esta función englobante del Código también se modificó.
Permanentemente surgen nuevos daños a los que el CCYC no puede dar una correcta solución, como
el daño al medio ambiente, los daños generados por los medios masivos de comunicación, los daños que se
cometen en el ámbito del derecho del consumidor, etc. Es por esto, que se habla del “sistema de la
Responsabilidad Civil”, que alude a lo que dispone el CCYC de la responsabilidad, sus lineamientos
generales. Y por fuera de él se han elaborado microsistemas de responsabilidad, que tratan el resto de los
daños que han ido surgiendo. Así, la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor es un microsistema de
responsabilidad civil; la Ley General del Ambiente, etc.
Estos estatutos particulares que regulan los nuevos daños, son paralelos al CCYC, ya que ambos
tienen vigencia al mismo momento. Pero para llevar a cabo una aplicación correcta y ordenada del derecho, o
lo que se llama “comunicación de fuentes”, el CCYC en su Art. 1709 habla de la prelación normativa.

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Art. 1709: “en los casos en que concurran las disposiciones de este Código y las de alguna ley especial
relativa a la responsabilidad civil, son aplicables, en el siguiente orden de prelación:
a) Las normas indisponibles de este Código y de la ley especial;
b) La autonomía de la voluntad;
c) Las normas supletorias de la ley especial;
d) Las normas supletorias de este Código.”

De modo que prevalecen, en primer lugar, las normas indisponibles, o de orden público, que no
pueden modificarse por la voluntad de las partes. Dentro de ellas, la norma especial de orden público
prevalece sobre la norma general de orden público.
En segundo lugar, se aplica la voluntad de las partes; en defecto de ella se aplican las normas
supletorias de la ley especial; en defecto de ellas, se aplican las normas supletorias del Código.

Las funciones de la responsabilidad civil


Art. 1708: “Funciones de la Responsabilidad Civil. Las disposiciones de este Título son aplicables a la
PREVENCIÓN del daño y a su reparación.”

Este artículo nos muestra que, dentro de la responsabilidad civil, encontramos primordialmente 2
funciones: la preventiva y la resarcitoria. Sin embargo, también hay otras funciones de la responsabilidad civil
no enumeradas como la función sancionadora; la precautoria y la compensatoria.

La Responsabilidad Civil Resarcitoria


Esta es la función tradicional de la responsabilidad civil, y hace referencia a la obligación de resarcir el
daño injustamente causado a otro, en las condiciones que fija el ordenamiento jurídico.
De modo que, si desentrañamos la definición, podemos decir que: es necesario que exista un daño
causado a otro; y que ese daño sea injustamente causado, el carácter de injusto determina que no sea la
víctima quien debe soportarlo, y por eso se justifica la atribución y traslación de sus consecuencias al
responsable del mismo.
Esta función tiene una finalidad esencialmente reparadora. Y plantea un problema de atribución y
traslación de las consecuencias dañosas del damnificado al responsable. Pero, ¿Con qué fundamento?
❖ La doctrina clásica, sostenía que era necesario que existiera culpabilidad en la conducta del dañador
para poder justificar una traslación de las consecuencias dañosas del damnificado al responsable.
Estas serían las buenas razones vistas desde una perspectiva tradicional, del derecho de daños que
fija su atención en el autor del hecho y no en la víctima.
❖ Las orientaciones más modernas, dan un giro y enfocan sobre la víctima, de modo que la
responsabilidad civil no se determina sólo por un aspecto subjetivo, sino que se abre a otras
valoraciones, que admiten la obligación de resarcir cuando, sin que haya culpa (responsabilidad civil
subjetiva), hay otros elementos como el riesgo creado, la idea de garantía, etc. (responsabilidad civil
objetiva).

La prelación normativa.

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ART 1709: ‘’En los casos en que concurran las disposiciones de este Código y las de alguna ley
especial relativa a responsabilidad civil, son aplicables, en el siguiente orden de prelación:
a) las normas indisponibles (de orden público, por la materia o los intereses que resguardan) de este
Código y de la ley especial: la norma especial de orden público prima sobre la general, aunque el
artículo las nombre al inverso.
b) la autonomía de la voluntad: cuando esta no afecte cuestiones indisponibles.
c) las normas supletorias de la ley especial;
d) las normas supletorias de este Código.

Finalidad perseguida: procurar una razonable integración normativa que permita alcanzar soluciones
justas.

Los elementos de la responsabilidad resarcitoria:

Cuando se configuran estos elementos nace la obligación de reparar el daño a cargo del responsable.

La Responsabilidad Civil Preventiva (Arts. 1710 a 1715) (último punto).


La función preventiva, es la expresión más acabada del principio neminem laedere, que significa “no
dañar a otro”, lo cual lleva implícito en su esencia la idea de evitar o prevenir el perjuicio.
Generalmente, es mejor prevenir que curar, y esto tiene fundamento en múltiples sentidos:
➔ Fundamento lógico o de sentido común: no siempre es posible la reparación en especie, que permita
volver todo al estado anterior a la producción del daño. Ej. Una muerte.
➔ Fundamento económico: siempre es más barato prevenir que curar.
➔ Fundamento constitucional: el deber de no dañar a otro que surge del Art. 19 de la Constitución, exige
ante todo la prevención del daño.

Hay diferentes clases de prevención:


★ General: que opera de manera indirecta, y se plasma en la amenaza efectiva de una consecuencia
legal, frente a la producción determinada de un daño. En estos casos, la prevención surge de la
decisión del propio autor de la conducta potencialmente dañosa, que desiste de ejecutarla ante la
posibilidad de enfrentarse a consecuencias jurídicas y económicas perjudiciales.
★ Específica: que se da dentro de actividades riesgosas, o que tienen mucha dañosidad potencial. Esta
prevención se realiza mediante la imposición, a ciertos sujetos, de deberes especiales, destinados a
controlar los riesgos de la actividad por ellos desplegada, adoptando medidas de seguridad o
mecanismos que buscan impedir o disminuir los riesgos. Ej. Las ART en materia de seguridad laboral.
En estos casos, el potencial dañador no tiene la posibilidad de decidir si evita o no el daño, sino que
tiene un deber jurídico que se le impone de manera directa.

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La Responsabilidad Civil Preventiva en el CCYC.

Art. 1710: “Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de:
a) Evitar causar un daño no justificado;
b) Adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño o disminuir su magnitud. Si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un
daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos
en los que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
c) No agravar el daño, si éste ya se produjo.”

En este Art., el CCYC consagra de manera expresa, un deber general de prevención. Que persigue la
finalidad de evitar la causación de un daño o neutralizar los efectos de una acción dañosa ya iniciada pero no
consumada totalmente.
Analicemos el Art:
➢ “Toda persona…”: ¿sobre quien recae el deber de prevención? Al hablar de toda persona
perfectamente podemos incluir personas físicas y jurídicas; y a particulares o al Estado.
➢ “…en cuanto de ella dependa…”: esta parte del artículo nos muestra que no TODA persona tiene el
deber de prevención, sino solamente aquellas personas que tengan la posibilidad de prevenir el daño,
que la prevención del mismo esté en su esfera de control; de lo contrario sería una carga excesiva. El
sujeto que tiene el deber de prevenir, debe tener el control de controlar el desenlace de los hechos.
Ej. Los guardavidas en la playa.
➢ “a) evitar causar un daño no justificado…”: que el daño sea no justificado significa que es antijurídico.
➢ “b) Adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño o disminuir su magnitud…”: este inciso hace referencia a las medidas que se deben
tomar en caso de peligro o agravación de un daño que ha sido originado en la acción u omisión de
terceros extraños, o inclusive de forma fortuita.
De modo que toda persona estaría obligada a actuar, siempre que no se vaya en contra de su derecho
a la libertad. Es decir que hay veces en las que la no acción puede causar el abuso de derecho ej. Si
veo que se incendia la casa de mi vecino y me quedo tomando mates en la vereda viendo cómo se
incendia, acá el sujeto no está obligado a hacer actos de heroísmo, pero al menos comunicar a las
autoridades competentes, ya que su omisión sería un abuso de su derecho de libertad.
Para determinar si hay o no abuso, se debe recurrir a la buena fe y las circunstancias del caso
concreto. También hay deber de actuar cuando una norma impone expresamente el deber de actuar.
➢ “c) No agravar el daño, si éste ya se produjo.”: este supuesto no constituye técnicamente un supuesto
de prevención, sino de un deber que tiene la víctima del perjuicio, o un tercero, de mitigar (atenuar) el
perjuicio ya producido, o no agravarlo. Ej. Si un sujeto sufre una herida en el brazo y rehúsa someterse
a tratamiento médico y por ese motivo luego deben imputárselo. En este supuesto, ya se ha
producido un daño, y el sujeto debe tomar, en cuanto de él dependa, las medidas adecuadas para
mitigarlo.

La pretensión preventiva.
Se promueve en sede judicial, y tiene por finalidad evitar la producción de un daño, su agravamiento o
continuación. Puede tener por destinatarios a particulares o entidades públicas.

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Artículo 1711: “Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u omisión
antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la
concurrencia de ningún factor de atribución”.

Elementos de la responsabilidad civil preventiva.

a) Una acción u omisión antijurídica; (antijuridicidad)


b) Un peligro de daño que pueda afectar a un tercero. Se da cuando el demandado hace o deja de hacer
algo que, con razonable aptitud causal, puede generar un daño no justificado; (daño)
c) Una razonable vinculación causal entre la conducta atribuible al sujeto destinatario del deber de
prevención y el peligro de daño. (nexo causal).
d) Como un cuarto requisito se puede agregar la posibilidad material de detener la actividad dañosa.

Cuando se configuran todos estos elementos, nace el deber jurídico de evitar la producción del daño, o
su agravamiento si este ya se produjo.

Metodología del código civil y comercial.

El CCCN regula la responsabilidad civil en el Capítulo I del Título V del Libro Tercero (ARTS 1708 A
1780) dedicado a “otras fuentes de obligaciones” y se divide en 11 secciones. Es un régimen que se
caracteriza por la fuerte aproximación entre la responsabilidad extracontractual y contractual. Destacamos la
incorporación de relevantes normas procesales vinculadas con la prueba de los presupuestos de la
responsabilidad (ARTS 1734 a 1736, 1744).
La responsabilidad civil no es una fuente tipificada de obligaciones, sino una institución que consiste
en obligaciones. Si bien el código se inclina correctamente por una unificación entre la responsabilidad
contractual y extracontractual, no hay un tratamiento sistemático de la institución.

Las funciones no enumeradas de la responsabilidad


civil.
Función Sancionadora o Punitiva de la Responsabilidad Civil.
(Arts. 1714 y 1715)1
Existe pena privada cuando, por expresa disposición de la ley o por voluntad de las partes, sin acudir a
los principios, normas y garantías del derecho penal, se sancionan ciertas graves inconductas, mediante la
imposición al responsable de una suma de dinero a favor de la víctima de un comportamiento ilícito o,
excepcionalmente, destinada al propio Estado o a otros terceros.

1
sancionadora del derecho de daños
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Dentro de ellas encontramos:
● La cláusula penal: es un plus que se agrega al contrato y que fija de manera anticipada las
consecuencias que van a acaecer en caso de que se produzca un incumplimiento.
● Intereses punitorios: hace referencia a intereses agravados, que si se pactan
convencionalmente tiene la misma función que la cláusula penal (Art. 769). Pero también
pueden ser dispuestos por ley que busca en primer lugar intimidar para que se cumpla la
norma, y en caso de incumplimiento tiene la función de pena privada, ej. En materia tributaria,
donde se le aplica un elevado recargo a quien no paga un impuesto.
● Sanciones conminatorias: son aquellas sanciones pecuniarias que se aplican al sujeto que no
cumple con lo que dispone una sentencia judicial firme.
● Daño punitivo: son sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos
ilícitos, que se incorporan a la indemnización por los daños realmente experimentados, que
están destinados a punir graves inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en
el futuro.
○ Recepción de los daños punitivos en la ley 24.240: Tuvieron su primera
aparición en la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor y se aplica a los proveedores de
productos defectuosos o por servicios defectuosamente prestados. Así lo recepta el
Art. 52 bis: “Daño punitivo. Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o
contractuales con el consumidor, el juez podrá aplicar una multa civil a favor del
consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás
circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que
correspondan. Cuando más de un proveedor sea responsable del incumplimiento,
responderán todos de manera solidaria ante el consumidor.”

El CCYC, en su anteproyecto, tenía el Art. 1714 que hablaba de la Sanción pecuniaria disuasiva, y
sostenía que: “el juez tiene atribuciones para aplicar, a petición de la parte, con fines disuasivos, una sanción
pecuniaria a quien actúa con grave menosprecio hacia los derechos de incidencia colectiva. Su monto se fija
tomando en consideración la gravedad de la conducta del sancionado, su repercusión social, los beneficios
que obtuvo o pudo obtener…… etc.”
Mientras que el Art. 1715 hablaba de la punición excesiva.
Sin embargo, este artículo fue modificado y el art. Vigente sostiene: “Punición excesiva. Si la
aplicación de condenaciones pecuniarias, administrativas, penales o civiles respecto de un mismo hecho
provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines de fijar prudencialmente su
monto.”

Art. 1715: “Facultades del juez. En el supuesto previsto en el art. 1714, el juez puede dejar sin efecto,
total o parcialmente, la medida”.

Críticas.
❖ No se sanciona el daño, sino una conducta calificada por su gravedad, por lo que debería
haberse usado la expresión sanción punitiva.
❖ Habla del proveedor sin exigir ningún otro requisito, lo cual es muy excesivo.
❖ Es demasiado rígida en lo que atañe al receptor de la indemnización. Habla del damnificado,
pero hay otros destinos como el estado u organismos de defensa al consumidor.
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❖ La regla de solidaridad está en pugna con la naturaleza de la figura. Alguien no puede verse
obligado solidariamente a indemnizar solo por el hecho de ser corresponsable.
❖ La sanción del art 47 inciso b puede ser ínfima en casos de particular gravedad.

La sanción pecuniaria disuasiva en el Anteproyecto del CCCN. Supresión de


la figura en el texto sancionado.

Sanción pecuniaria disuasiva.


El juez tiene atribuciones para aplicar, a petición de parte, con fines disuasivos, una sanción pecuniaria
a quien actúa con grave menosprecio hacia los derechos de incidencia colectiva. Pueden peticionarla los
legitimados para defender dichos derechos. Su monto se fija prudencialmente, tomando en consideración las
circunstancias del caso, en especial la gravedad de la conducta del sancionado, su repercusión social, los
beneficios que obtuvo o pudo obtener, los efectos disuasivos de la medida, el patrimonio del dañador, y la
posible existencia de otras sanciones penales o administrativas. La sanción tiene el destino que le asigne el
juez por resolución fundada.
(Presenta algunas deficiencias: habría sido más razonable admitir la sanción en todos los casos ilícitos
lucrativos sea de lesión a intereses individuales o colectivos)

Punición excesiva.
Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o civiles respecto de un hecho
provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarlas a los fines de lo previsto en el artículo
anterior. En tal supuesto de excepción, el juez puede dejar sin efecto, total o parcialmente.
Se proponía como norma de carácter general la figura de los daños punitivos y con alcances acotados
en comparación con el ART 52 BIS. También, introducía estas modificaciones a la reglamentación específica
del derecho de consumidor (ley 24.240). Los artículos 1714 del CCCN y el 52 BIS de la ley 24.240
proyectados fueron suprimidos por el Senado. De tal modo, en el régimen vigente solo se admite la aplicación
de daños punitivos en el derecho del consumidor, por lo que es improcedente su aplicación analógica. Pizarro:
no es conveniente incorporar en el CCCN una norma de carácter general que permita la aplicación de daños
punitivos a cualquiera a cualquier tipo de situación jurídica. Son y deben seguir siendo una institución
excepcional, de interpretación restrictiva.

La punición excesiva.

Art. 1714: ‘’Punición excesiva Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o


civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines
de fijar prudencialmente su monto.’’

Art. 1715: ‘’ Facultades del juez En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar sin efecto,
total o parcialmente, la medida’’.

Ambos artículos han perdido gran parte de su sentido, ya que en el Anteproyecto figuraban a
continuación de la sanción pecuniaria disuasiva finalmente no receptada.

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Funciones precautoria y compensatoria2
La función precautoria podemos encontrarla en el Derecho General del medio Ambiente; mientras que
la compensatoria o igualadora la encontramos en el Régimen patrimonial del matrimonio frente al divorcio o
separación. //
Cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no
deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para
impedir la degradación del medio ambiente (art 4, LGA). Está dirigido tanto para el Estado como para los
administrados. Rige en materia ambiental y no está incluida dentro de las previsiones normativas de los
ARTS. 1710 A 1713 del CCCN, por lo que la función preventiva no comprende la precaución.
Su vigencia conduce a la aplicación de medidas de urgencia, de carácter inmediato, que tengan por
finalidad impedir la creación de un riesgo de efectos todavía desconocidos, aun en aquellos casos en los
cuales hubiera ausencia o insuficiencia de pruebas referidos al comportamiento. Con este principio se ingresa
al derecho de daños a la incerteza, con lo cual se rompe con toda la lógica tradicional que un daño es
resarcible o una prevención se exige certeza anterior.

Las distintas órbitas de Responsabilidad en el


CCyCN.
Responsabilidad Contractual y Extracontractual .
Tradicionalmente se ha dividido el tratamiento de la responsabilidad civil, como la reparación de un
perjuicio injustamente causado, en:
➔ Contractual: se da cuando el daño proviene de un incumplimiento obligacional. Tiene carácter
específico y comprende todo supuesto en el cual se reparan, o previenen, daños derivados del
incumplimiento absoluto o relativo de una obligación preexistente, cualquiera sea su causa
fuente. Este tipo de resarcimiento se da tanto en el incumplimiento de un contrato, como de
cualquier otra obligación en general.
➔ Extracontractual o aquiliana: se da cuando el perjuicio es consecuencia de la transgresión del
deber jurídico de no dañar a otro injustamente. Se trata de un deber preexistente que es
genérico e indeterminado en cuanto a los sujetos pasivos, que viene impuesto por la ley y que
rige por el mero hecho de convivencia social. En ella no existe un vínculo jurídico obligacional
previo entre el damnificado y el autor. Y el deber de resarcir el perjuicio causado implica la
creación de una nueva relación jurídica obligatoria.

Esta división fue acogida por el Código francés y por la mayoría de los códigos decimonónicos, entre
ellos el de Vélez. Había varias concepciones:
★ El Dualismo: conforme a esta orientación, cabe una drástica separación entre la
responsabilidad contractual y extracontractual, que se conciben como dos instituciones
diferentes. La diferencia de las fuentes (la ley en un caso, y el contrato en el otro) torna
imposible un tratamiento uniforme. Sostenían que el deber legal no podía asimilarse al
convencional, ya que el primero ponía de manifiesto el orden público; en cambio el segundo
solo manifestaba intereses privados.

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Principio precautorio
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★ La Tesis Monista: proclama que no existen diferencias entre ambas responsabilidades, ya que
sus elementos son los mismos (daño- relación de causalidad- factor de atribución-
antijuridicidad) y los efectos que procuran también lo son (obligación de reparar o prevenir el
daño). El daño y el derecho que tiene el damnificado a la reparación, no varían por provenir de
un hecho ilícito o de un incumplimiento contractual. De modo que proclaman la posibilidad de
unir ambas responsabilidades en un solo sistema.
★ La Uniformidad Relativa: parte de la tesis monista, y sostiene que, si bien el concepto de
responsabilidad por daños es ontológicamente unitario, ya que tienen los mismos elementos y
se orientan al mismo fin; existen algunas diferencias entre ambas. El vínculo contractual
impone muchas veces la necesidad de una apreciación particular, que pondere aquello que las
partes han convenido en materia de extensión de resarcimiento, como cuando se pactan
cláusulas de responsabilidad agravada o reducida.

Régimen del CCYC. Unificación de efectos.

Artículo 1716: “Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de
una obligación, da lugar a la reparación del daño, conforme con las disposiciones de este Código.”

De este modo, el CCYC recepta la uniformidad relativa, ya que adopta los mejores postulados de la
tesis monista, aunque con las matizaciones propias que posee cada categoría. El fenómeno resarcitorio y
preventivo del daño injusto es captado y regulado en una teoría general que abarca todos los supuestos, sin
importar su génesis.
De modo que la homogeneidad que presenta el Código no es absoluta, ya que subsisten lógicas
diferencias que encuentran sustento en el hecho de que un contrato, sobre todo el paritario, es un
instrumento convencional de distribución de riesgos, y esta circunstancia debe ser tenida en cuenta a la hora
de hablar del fenómeno resarcitorio.

Diferencias subsistentes.

A. Extensión del Resarcimiento: como regla general, se resarcen las consecuencias inmediatas y las
mediatas previsibles. Excepciones:
a. En materia contractual, si los contratos son paritarios, se aplica el criterio de previsibilidad del
Art. 1728: “En los contratos se responde por las consecuencias que las partes previeron o
pudieron prever al momento de la celebración. Cuando haya dolo del deudor, la
responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias al momento del
incumplimiento”.

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B. Prescripción Extintiva: como regla general, corre el plazo genérico de 3 años. Excepciones: - En
materia de responsabilidad por agresiones sexuales a personas incapaces, el plazo es de 10 años, que
se computa desde el cese de la incapacidad.
a. En materia contractual, para los casos de accidentes o enfermedades del trabajo es de 2 años;
y las acciones que emergen del contrato de seguros prescriben al año.
C. Edad de discernimiento: para los actos lícitos (responsabilidad contractual) el discernimiento se
adquiere a los 13 años. Para los actos ilícitos (responsabilidad extracontractual) el discernimiento se
adquiere a los 10 años.
D. Valor de la prestación y mayores daños: en el cumplimiento forzoso hay que distinguir entre el valor
de la prestación y los mayores daños. Ej. Me compro un televisor para ver el mundial y no me lo
entregan, me tienen que dar la prestación que es el televisor o su equivalente en dinero; y por otro
lado la indemnización por los demás daños que tal incumplimiento me haya causado. Lo importante
de distinguir esto, es que la acción para solicitar por la prestación prescribe a los 5 años; mientras que
la prescripción de la responsabilidad civil es a los 3 años.
E. Incidencia de la autonomía de la voluntad privada frente al daño: en los contratos paritarios pueden
pactarse cláusulas limitativas de la responsabilidad, o cláusulas penales. De modo que, en la
responsabilidad contractual, las partes pueden acordar disminuir o agravar la responsabilidad, lo que
no puede ocurrir en la extracontractual.

Principios de la Responsabilidad Civil.3


Estos emanan de la normativa vigente, jurisprudencia y del aporte de la doctrina. Son de utilidad para
interpretar el sistema en sus lagunas, silencios o desarmonías y también para desentrañar su sentido.
1. Neminen Laedere: reconoce sus orígenes en el derecho romano y significa no dañar a otro. Es un
deber genérico y preexistente. La CSJN le ha dado carácter constitucional, y en el CCYC tiene una
aplicación expansiva, ya que no solo se refiere a la reparación del daño, sino también a su prevención.
¿Quién es el “otro” al que no se puede dañar? Tradicionalmente sólo se refería a personas presentes y
actuales. Hoy, no solo se refiere a personas, físicas o jurídicas, actuales; sino también a personas que
aún no existen, como las generaciones futuras (art 41 y 42 constitución nacional).
2. Principio de Prevención: toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de evitar que se
produzca un daño injustificado o que se agrave, y si éste ya se produjo, de atenuar sus efectos (art
1710).
3. Principio de Reparación Plena o Integral: busca que haya equivalencia jurídica entre el daño y la
indemnización. Hace referencia a que la finalidad que debe perseguir la reparación es “volver las cosas
al estado anterior a la producción del daño”. (art 19 y 17 CN y 1740 CCCN)
4. Protección de los intereses fundamentales de la persona humana: en armonía con la CN y los
Tratados Internacionales de DDHH, y como parte de la constitucionalización del derecho privado, el
CCYC proclama la inviolabilidad de la persona humana y el derecho al reconocimiento y respeto de su
dignidad. Protege los intereses individuales y colectivos frente a daños injustamente causados o de
amenaza de daños. Este principio forma parte de la visión humanista del nuevo CCYC, que descarta la
antigua visión patrimonialista del derecho (art 42 y 43 CN)..

3
Principios fundamentales del derecho de daños.
13
5. Protección acentuada de débiles y vulnerables: se refiere a la necesidad de una tutela diferenciada
de los derechos de quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad, como los niños, personas
incapaces o con capacidad restringida, mujeres, ancianos, etc .
6. Protección de los intereses colectivos: en el Anteproyecto se incluían además los derechos
individuales homogéneos (caso Halabi), los cuales se derogaron al sancionar el CCYC. Sin embargo,
este último incluye los intereses colectivos, que antes no estaban regulados. Tiene gran importancia
en materia ambiental, pero también en otros aspectos como el consumo, etc.
7. Relatividad de los derechos subjetivos: todos los derechos subjetivos son relativos, de modo que son
susceptibles de restricciones y limitaciones. Se relaciona con el abuso del derecho, que para que no
exista se requiere que los derechos tengan una función social. Se pueden ejercer libremente los
derechos mientras no perjudiquen o invadan la esfera de derechos de los demás.
8. Principio de reserva: “nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni privado de lo que ella no
prohíba”, esto significa que no hay deber ni transgresión sin una norma que la imponga. Sin embargo,
a diferencia de lo que ocurre en materia penal, toda acción dañosa se reputa antijurídica, salvo que
exista una causa de justificación.
9. Pacta sunt servanda, rebus sic stantibus: lo pactado en los contratos tiene para las partes fuerza
obligatoria equivalente a la ley en general; en tanto las cosas se mantengan en el estado existente al
contratar. Es por esto que, en situaciones de profunda alteración por razones imprevisibles, que
generan una notable desproporción de prestaciones entre las partes, se admiten excepciones a este
principio.
10. Principio de buena fe e interdicción del ejercicio abusivo del derecho: como principio fundamental
de todo el ordenamiento jurídico.
11. Principio de desmantelamiento de los efectos patrimoniales de lo ilícito: Se debe posibilitar el pleno
desmantelamiento de los efectos patrimoniales del ilícito, evitando que queden en poder del dañador
réditos económicos después de haber pagado las indemnizaciones y, en su caso, afrontado las
sanciones económicas de otra índole que pudieran corresponder (administrativas, penales, etc.)
12. Necesidad de factor de atribución en materia resarcitoria: Este factor puede ser subjetivo u objetivo
(estos tienen igual jerarquía), lo cual presupone un parámetro axiológico que justifica que la obligación
de resarcir sea atribuida al sindicado como responsable.

Estudio especial del Principio de Reparación Plena.


Reparación plena o integral, no significa que el responsable deba resarcir todo daño materialmente
ocasionado a un tercero. Una solución que vea de esa forma a la reparación plena nos llevaría a
consecuencias económicas insostenibles por el responsable.
Según nuestra ley, el daño imputable al autor, es el que se halla en conexión causal con sus actos, de
modo que se hace responsable por las consecuencias normales y previsibles de sus actos. Las demás
consecuencias no imputan al responsable, aunque respecto de ellas el acto deba considerarse una conditio
sine qua non de su producción; pero por su anormalidad se consideran causales o fortuitas.
El principio de la reparación plena proyecta sus efectos en la determinación de los daños susceptibles
de reparación, y una vez individualizados estos, se procede a la aplicación de 4 reglas:
➢ El daño debe ser fijado, o individualizado, al momento de la decisión,
➢ La indemnización no debe ser inferior al perjuicio,
➢ La apreciación debe formularse en concreto,

14
➢ La reparación no debe ser superior al daño sufrido.
Este principio tiene rango constitucional, en el art. 19.

Artículo 1740: ‘’ Reparación plena La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de
la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. (...)‘’

Para que la indemnización cumpla con este principio: no se debe dejar de resarcir ninguna proyección
disvaliosa del hecho dañoso cuando estén los recaudos para ello; el monto debe ser justo, ni escaso ni
excesivo; no se debe perder de vista la situación económica y monetaria; debe llevarse a cabo en un tiempo
razonable, no sirve si es tardía.

Reglas y Excepciones.
La regla general es que la reparación plena debe hacer que el damnificado vuelva a la situación
anterior al hecho dañoso. De modo que opera de forma completa y sin restricciones.
Las limitaciones son la excepción, entre ellas tenemos la atenuación de la responsabilidad civil:
● Cuando se excluyen ciertas categorías de daños, que quedan al margen de la responsabilidad
civil: Ej. La expropiación que hace el Estado no responde por daño moral ni por lucro cesante.
● Estableciendo límites cuantitativos para la indemnización a ciertos perjuicios:
○ Ya sea fijando topes máximos, por encima de los cuales el sistema no reconoce valor
jurídico a la obligación de resarcir. Ej. Cód. aeronáutico, de navegación, daños
nucleares, atentados y delitos de lesa humanidad.
○ Fijando liquidaciones tarifadas o medidas, las cuales pueden resultar inferiores o
superiores a la indemnización común que correspondería en el caso concreto. Ej. Las
indemnizaciones que consagra la Ley de Contratos de Trabajo por despido sin causa.
○ Atenuando el monto indemnizatorio en casos específicos. Ej. Conforme a la situación
económica del deudor, las circunstancias del caso y con motivos de equidad, el monto
puede reducirse. También en las costas judiciales, que no pueden exceder el 25% del
monto de la sentencia.
● Otras técnicas:
○ Excluyendo la legitimación activa a ciertos damnificados. Ej. Los damnificados
indirectos no pueden reclamar daño moral.
○ Multiplicando los requisitos necesarios para imponer la acción resarcitoria.
○ Mediante limitaciones convencionales, que las propias partes pactan en un contrato.

Otra forma de limitar la responsabilidad es mediante las EXIMENTES CONVENCIONALES, como la


DISPENSA ANTICIPADA DE RESPONSABILIDAD.
La cuestión se basa en determinar la posibilidad de limitar por un acto voluntario, de forma total o
parcial, la responsabilidad por incumplimiento obligacional; tanto respecto a su cumplimiento específico o
forzoso (tutela satisfactiva del crédito), como a la responsabilidad por daños que deriva del incumplimiento
(tutela resarcitoria del crédito).
En los ambos casos, el acreedor renuncia a derechos futuros, ello deja de consideración otros
supuestos, como transacciones que se otorgan una vez nacida la obligación de reparar el daño causado;
tampoco son eximentes convencionales las limitaciones que la misma ley dispone de la responsabilidad,
entre otras.

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Las normas sobre la dispensa anticipada de la responsabilidad en el ordenamiento:
❖ El Art. 37 de la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor, sostiene que se tendrán por no
convenidas las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones, limiten la responsabilidad por
daños, y las que importen restricción o renuncia a derecho del consumidor.
❖ El CCYC también contiene varios artículos sobre esto, entre ellos:
➢ En materia de contratos por adhesión, se considera que las que limiten o importen
renunciar a la responsabilidad por daños por parte del acreedor, son cláusulas
abusivas que deben tenerse por no escritas.
➢ Lo mismo sucede en los contratos de consumo.
➢ El Art. 1743 nos da la regla general: “Dispensa anticipada de la responsabilidad. Son
invalidas las cláusulas que eximen o limitan la obligación de indemnizar, cuando
afectan derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o
leyes imperativas, o son abusivas. Son también invalidas si liberan anticipadamente el
daño sufrido por dolo del deudor.”
➢ Las cláusulas que limitan la responsabilidad del transportista de personas por muerte o
daños se tienen por no escritas.

Hay situaciones en las que SIEMPRE ESTÁ VEDADA la renuncia anticipada de responsabilidad:
➔ La dispensa del dolo: admitirla implicaría dejar en la sola mano del deudor que se cumpla o no
la prestación, lo que afectaría la propia noción de obligación, que impone la necesidad de
cumplimiento forzoso.
➔ La violación del principio de buena fe: el derecho nunca puede avalar conductas deshonestas o
lesivas a los derechos e intereses de los demás.
➔ El abuso del derecho: al igual que la buena fe, es un principio rector de todo el ordenamiento,
de modo que cuando la renuncia es otorgada mediando abuso del derecho de la otra parte, no
cabe duda que esto será invalido.
➔ La desnaturalización del contrato: debe considerase como un límite común a todas las
cláusulas de dispensa de la responsabilidad por incumplimiento obligacional.
➔ Los contratos por adhesión y los de consumo.

Atenuación
Artículo 1742. Atenuación de la responsabilidad El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si
es equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias
del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.

Dispensa anticipada de la responsabilidad civil.


Artículo 1743. Dispensa anticipada de la responsabilidad Son inválidas las cláusulas que eximen o
limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las
buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también inválidas si liberan anticipadamente, en
forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del deudor o de las personas por las cuales debe responder.

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La Constitucionalización de la Responsabilidad Civil.
Se ha desarrollado una tendencia que proclama la existencia de un Derecho Civil Constitucional, que
hunde sus raíces en la Reforma de la CN de 1994. Este proceso está ligado a un sistema político sustentado
en el Estado de derecho y en el pleno respeto de la dignidad de la persona humana. Se destaca la
incorporación dentro del CCYC de tópicos que nunca habían tenido regulación en el derecho privado.
La “Constitucionalización del derecho privado” se da por la nueva visión de que el derecho público y
privado, en realidad, no son más que dos partes de un todo que es el Derecho en su conjunto, y que la
separación entre ellos, no es más que conceptual. Este proceso se ha visto acompañado de una gradual
internacionalización del marco normativo que tutela los derechos humanos, otorgados por los Estados que
integran la comunidad de naciones, quienes asumen el deber de respetar tales derechos y de adecuar su
legislación interna a dichos postulados.
Este proceso de Constitucionalización del derecho privado, en el caso específico del derecho de daños,
culminó cuando la CSJN consagró que la obligación de reparar el daño injustamente causado tenía jerarquía
constitucional, al estar consagrado en el Art 19 de la CN.

Estudio especial de la función preventiva.


Presupuestos.

Sistema de la responsabilidad civil ha ido variando:


★ Siglo XIX – Responsabilidad – sanción
★ Siglo XX – Responsabilidad – indemnización
★ Siglo XXI – Responsabilidad – anticipación: Foco está puesto en la prevención de riesgos y de
daños y en la preservación de los intereses ambientales. La prevención es la expresión más
acabada del neminem laedere.

Los tres sistemas tienen su lugar en el ordenamiento jurídico: las funciones.

La función preventiva en el código civil y comercial.


Artículo 1708. Funciones de la responsabilidad Las disposiciones de este Título son aplicables a la
prevención del daño y a su reparación.

La función preventiva: Arts. 1.710 a 1.715 CCCN / La función resarcitoria: Arts. 1.716 a 1.748 CCCN

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¿Por qué hay que prevenir el daño?
Fundamento lógico y/o de sentido común: no siempre es posible la reparación en especie (daños a la
persona humana, daños a derechos de incidencia colectiva).
Fundamento económico: "los costos de prevención no son iguales a los costos de los daños;
normalmente son inferiores". Además, en general, la reparación sólo traslada su costo desde la víctima al
responsable, dejando subsistente el desmedro dentro de la comunidad.
Fundamento jurídico-constitucional: el deber de no dañar a otro ostenta raigambre constitucional en
virtud de lo dispuesto por el art. 19 de la Carta Magna (las acciones humanas quedan sujetas a la autoridad
de los jueces cuando perjudican a los terceros). El deber constitucional de no dañar exige ante todo procurar
su evitación (deber previo y autónomo al deber de reparar) =Hay un derecho constitucional a la seguridad e
indemnidad
La prevención siempre existió, no era un tema de responsabilidad civil, era de incumbencia del
derecho administrativo. Lo novedoso es que ahora es una función incorporada expresamente en el nuevo
Código.

Formas de prevención del daño.


GENERAL: de manera indirecta y por disuasión, se plasma en la amenaza concreta de una
consecuencia legal, por lo que instituciones jurídicas netamente sancionadoras tiene una clara función
preventiva. En este caso la prevención surge del propio autor de la conducta.
ESPECÍFICA: dentro de un contexto más circunscrito de actividades riesgosas o peligrosas, por la
magnitud de su peligrosidad o por proteger ciertos derechos que hacen a la dignidad humana. Se realiza
mediante la imposición, a ciertos sujetos, incluidos funcionarios estatales, de deberes especiales, destinados
a controlar los riesgos de la actividad por ellos desplegada, a través de la adopción de medidas de seguridad.
En otros casos, este deber recae sobre particulares, por mandato legal, tal lo que ocurre con las ART en la
seguridad laboral.

La Prevención del daño.


➢ Deber de prevención del daño (art. 1710): quién es el sujeto obligado y cuál es el objeto del
deber.
➢ Ejercicio de la acción preventiva (art. 1711): en qué casos puede ejercerse la acción.
➢ Legitimación para tal ejercicio (art. 1712): quién está habilitado para ejercer la acción.
➢ Contenido de la resolución judicial (art. 1713): qué medidas preventivas puede ordenar el juez
y las pautas de su implementación

El sujeto pasivo y el objeto del deber preventivo: ¿quién debe cumplir y en qué
consiste el deber de prevenir?

Artículo 1710. Deber de prevención del daño (ARRIBA)

¿Sobre quién recae el deber de prevención? El deber de prevenir es un deber jurídico: Sujeto pasivo
indeterminado = todos están obligados.

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La locución “toda persona” comprende no solo a quién puede causar el daño con su acción u omisión,
sino que también a terceros que están en la posibilidad de evitarlos, ello incluye también por parte de la
propia víctima.
Los fundamentos de elevación del Ante- proyecto de reformas explican que "se consagra el deber de
prevención para toda persona con los siguientes alcances; a) en cuanto dependa de ella, es decir, que la
posibilidad de prevenir se encuentre en su esfera de control, ya que de lo contrario se puede convertir en una
carga excesiva que afecta la libertad....

Las conductas exigibles


Regula tres deberes:
● Evitar causar un daño no justificado (inc. a): es importante que la evitación dependa del sujeto,
lo cual supone que el tenga el poder o autoridad por sí o por terceros para gobernar el
desenlace de los hechos.
● Tomar las medidas razonables (inc. b): en una situación de peligro o agravación del daño
originadas en la acción u omisión de terceros extraños o, inclusive, fortuitas. No es necesaria la
certeza absoluta de que sobrevendrá el daño que amenaza, sino razonable previsibilidad al
respecto
● Mitigar el daño ya acaecido (inc. c)

Requisitos para los dos primeros supuestos: evitación (a) y disminución (b)

La pretensión preventiva: es la pretensión que se promueve en sede judicial y tiene por finalidad
evitar la producción de un daño, su agravamiento o continuación. De resultar triunfante, se traducirá en un
mandato de dar, hacer o no hacer, orientado a revertir o modificar la situación que genera el riesgo de
dañosidad que determina su promoción. No tiene carácter excepcional, ni subsidiario, ni debe ser objeto
de interpretación restrictiva.

Artículo 1711. Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u omisión
antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la
concurrencia de ningún factor de atribución.

Requisitos de procedencia de la acción:


1) Una acción u omisión con razonable aptitud causal para generar un peligro de daño no
justificado.
2) La conducta riesgosa debe ser antijurídica: la antijuricidad se predica de la conducta, no del
resultado; pues toda acción u omisión que causa un daño es antijurídica salvo que medie causa
de justificación. La sola amenaza del daño no reviste por sí sola ese carácter.
3) Razonable previsibilidad de la producción, continuidad o agravamiento del resultado nocivo
ponderada en base a estándares de causalidad adecuada
4) Amenaza de un interés no ilegítimo, patrimonial o extra patrimonial, individual o colectivo de
accionante.
5) Posibilidad material de detener el efecto lesivo: es preciso que la acción dañosa no se
encuentre totalmente consumada.

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Deber de mitigar el daño (inc. c). No es técnicamente PREVENCIÓN DEL DAÑO. Es una carga de
mitigación (su no agravamiento) de daño ya producido en cabeza del damnificado
Factores de atribución: se prescinde de ellos, tanto objetivo como subjetivo. De lo que se trata es de
evitar la acusación de un daño no justificado, y no de resarcir; provenga de quien provenga, haya obrado o no
con culpa (podría incluso tratarse de un inimputable), sea o no riesgosa su conducta.
Pizarro: creemos razonable la exigencia del factor objetivo ya que el peligro de daño inminente es
riesgo creado. Sin embargo, el artículo 1711 es claro.

Legitimación.

Legitimación activa: (art 1712) El acreedor debe acreditar ser titular de un derecho o de un interés
razonable no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio o un
derecho de incidencia colectiva, amenazado por la conducta del demandado. La razonabilidad del interés que
la ley requiere constituye una fórmula abierta, que debe ser invocada de manera precisa y acreditada por el
actor. En ningún caso procede receptar pretensiones preventivas frente a daños imaginarios, alegados por
hipersensibilidad de las supuestas víctimas, o con fines espurios, adversos a una sana convivencia social.
Es aceptable que el afectado, el Defensor del Pueblo o determinadas asociaciones deduzcan, en los
términos del 2do párrafo del art 43 CN, una acción colectiva con análogas características y efectos.

Artículo 1712: “Legitimación. Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés
razonable en la prevención del daño.”

Legitimación pasiva: La acción procede contra quienes, de forma directa o indirecta, por el hecho de
las cosas o por realizar actividades riesgosas podrían ser civilmente responsables del daño que se procura
evitar.
De igual modo contra quienes tienen un deber específico de prevención impuesto por el ordenamiento
jurídico y contra todo los que “sin ser productores del daño son quienes lo permiten o coadyuvan así
producción mediante colaboración, permisividad, negligencia o incumplimiento de su obligación de prevenir”.
Demandados: tanto a particulares como a la administración pública centralizada y descentralizada,
cuando incurra en actos u omisión ilícitos idóneos para causar un perjuicio, de modo particular cuando omita
el cumplimiento de sus funciones regladas de contralor y supervisión de servicios públicos.

Contenido de la resolución judicial - sentencia.


El juez tiene amplias facultades a la hora de resolver fundadamente y no está compelido a seguir los
planteos de las partes, pudiendo inclusive actuar de oficio. No rige en esta materia el principio de
congruencia. Finalidad perseguida: asegurar máxima eficacia en la obtención de la finalidad preventiva
perseguida.
Tiene naturaleza de sentencia atípica, exhortativa u ordenatoria. De allí la necesidad de un juez de
ejecución que verifique el cumplimiento de dichos mandatos. La ley ordena al juez a resolver ponderando los
criterios de menor restricción posible. La idoneidad del medio seleccionado se vincula no solo con el resultado
final procurado, sino también con las técnicas procesales eficaces para asegurar su concreción. En caso de

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conflicto, hay que seguir el criterio que conduzca a la menor restricción posible de aquel que resulte
alcanzado por la medida. Debe seguirse un criterio de razonable proporcionalidad.

Artículo 1713: “Sentencia. La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de
parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda;
debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en
la obtención de la finalidad.”

21
UNIDAD 2
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Segundo eje: La función resarcitoria.


1. Daño. Concepto. Requisitos. Clasificación del daño. Sistemas de reparación. Legitimación: activa y pasiva
(arts. 1772 y sgte. C.C.C.N.). Legitimación en caso de fallecimiento, gran discapacidad, lesiones,
incapacidad física o psíquica (arts. 1745 y 1746 C.C.C.N.). Daño extrapatrimonial: noción, legitimación
(art. 1741 C.C.C.N.). Prueba del daño (art. 1744 C.C.C.N.). Extinción de la acción indemnizatoria.
2. Antijuridicidad. Concepto. Material y formal. Causas de justificación: Ejercicio regular de un derecho.
Legítima defensa: requisitos. Estado de necesidad, requisitos. Consentimiento del damnificado.
Daño. Concepto.
Hay diferentes concepciones sobre la noción de daño:
A. Daño resultado: sería un daño efectivo, toma en cuenta donde repercute el mismo, ya sea en
los sentimientos o en el patrimonio del damnificado.
B. Noción Naturalista: doctrina que identifica el daño con la lesión a un derecho subjetivo,
patrimonial o extrapatrimonial. Esta doctrina sostiene que la lesión a un derecho patrimonial
debe producir un daño patrimonial, y lo mismo con la lesión a un derecho extrapatrimonial,
que debe producir un daño extrapatrimonial o moral.
La crítica a esta postura es que no necesariamente la lesión de un interés extrapatrimonial
(ejemplo: la rotura de una pierna), produce exclusivamente un daño moral (puede repercutir
patrimonialmente en la actividad profesional del sujeto).
C. Daño como lesión a un derecho subjetivo: el daño es la lesión a un derecho patrimonial (daño
patrimonial) o extrapatrimonial (daño extrapatrimonial). Esta teoría tiene distintas críticas ya
que un derecho extrapatrimonial puede generar también daño patrimonial, por ejemplo, lesión
psicofísica a una persona que repercute sobre la aptitud para el trabajo de la persona
disminuyendo sus ingresos. Inversamente, es posible que la lesión a derechos patrimoniales
sea susceptible de causar daño extrapatrimonial, por ejemplo, el incumplimiento de un
contrato de trabajo que frustra una luna de miel.
D. Doctrina que identifica el daño como lesión a un interés legítimo: ve al daño como lesión de un
interés jurídicamente protegido. De modo que el carácter patrimonial o extrapatrimonial
recaería no en el derecho que se lesiona, sino según el interés sea patrimonial o
extrapatrimonial, y como un mismo derecho puede tener intereses de distinta índole puede
abarcar ambas formas.
E. Daño Repercusión: analiza el daño como consecuencias dañosas, analizando dónde repercuten,
si en lo sentimental o en lo patrimonial.

Artículo 1737. Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado
por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia
colectiva.

Hace referencia al daño lesión: ofensa o lesión a un derecho o a un interés legítimo de orden
patrimonial o extrapatrimonial (en sentido amplio).
Para determinar el concepto de daño hay que hacer una distinción entre:
● Daño en sentido amplio o daño lesión: se lo identifica con la ofensa o lesión a un derecho o a
un interés legítimo de orden patrimonial o extrapatrimonial. De modo que, así concebido, todo
hecho ilícito produciría un daño.
Éste es el concepto de daño que toma el Derecho Penal, y el Art. 1737 del CCYC: “hay daño
cuando se lesiona un derecho o interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga
por objeto la persona, el patrimonio o un derecho de incidencia colectiva.”
● Daño consecuencia o daño resarcible: hace referencia a otro concepto de daño, que es el que
se utiliza al hablar de responsabilidad civil. Este daño resarcible o indemnizable requiere la
lesión a un derecho o interés patrimonial o extrapatrimonial legítimo; pero con ello no es

1
suficiente, sino que además requiere para su configuración que se produzca una consecuencia
perjudicial o menoscabo que se desprende de dicha lesión. Entre la lesión y la consecuencia
lesiva hay una relación de causa-efecto.

Art. 1738: “la indemnización comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima, el
lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la
pérdida de chances. Incluye las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima,
de su integridad personal, su satisfacción psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan
de su interferencia en su proyecto de vida”.

De tal modo, no toda lesión a un derecho o interés legítimo resulta necesariamente apta para generar
el daño resarcible o jurídico, ya que para ello se requiere además de la repercusión que la acción provoca en
la persona. De modo que Daño Lesión + Daño Consecuencia = Daño Resarcible o Indemnizable.
Entonces, el daño es: el perjuicio que deriva de la lesión a un interés económico o espiritual individual
o colectivo.

Requisitos del Daño.


No cualquier daño es resarcible, para que un daño que produce consecuencias lesivas a un derecho o
interés patrimonial o extrapatrimonial legítimo sea indemnizable, debe cumplir con una serie de
presupuestos:

Art. 1739: “Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto,
actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chances es indemnizable en la medida en que su
contingencia sea razonable y guarde relación de causalidad adecuada con el hecho generador.”

1 Certidumbre.
El daño es cierto cuando resulta cualitativamente constatable su existencia, aun cuando no pueda
determinarse su cuantía con exactitud. Cierto es lo contrario a eventual o hipotético, de modo que estos
últimos no son idóneos para generar consecuencias resarcitorias, tampoco la mera posibilidad de que pueda
ocurrir un perjuicio autoriza una reparación.
El requisito de certidumbre no exige que el daño sea actual, éste puede ser:
❖ Actual: ya producido al momento de la sentencia. En este tipo de daños, el juicio de valoración
sobre su existencia y cuantía se realiza con la máxima certeza, sin que ello lleve a desconocer
el margen de relatividad que siempre tiene la determinación del quantum indemnizatorio en
materia de daño moral.
❖ Futuro: es aquel que aún no se ha producido al momento de la sentencia pero se presenta
como una prolongación o agravación de un daño actual o como un nuevo menoscabo futuro,
derivado de una situación actual. En estos casos siempre existe cierto grado de aleatoriedad,
pero se considera que tienen certeza cuando presentan cierto grado de probabilidad objetiva,
en función de las circunstancias del caso.
❖ Eventual o hipotético: no es idóneo para generar consecuencias resarcitorias. La diferencia
entre este y el daño futuro está dada por la pérdida de chance, la cual existe cuando se frustra
una oportunidad de obtener un beneficio, o de evitar un menoscabo de índole patrimonial o
espiritual. Lo frustrado no es el beneficio esperado, sino la mera probabilidad de lograrlo que
razonablemente habría tenido el damnificado si no mediaba el ilícito. Lo que se repara es el

2
valor económico o espiritual que en sí misma tiene la existencia de la chance, y el carácter
dañoso que puede generar un menoscabo derivado de su pérdida o disminución. Para que
proceda el resarcimiento de la oportunidad frustrada hay diversos requisitos: que sea
razonable (real y seria), y que tenga relación causal adecuada con el hecho generador. Una vez
fijado el valor de la chance frustrada, corresponderá su reparación integral.

¿Dónde me paro para determinar si el daño es actual o futuro? En la sentencia, todo daño anterior a
ella es actual, todo daño posterior es futuro.

Pérdida de chance
La chance, por definición es aleatoria, ya que nadie permite afirmar que de no haber mediado el
evento lesivo, el damnificado hubiese obtenido el provecho económico o espiritual pretendido. ¿La pérdida de
chance es hipotética o tiene certeza? La certeza en la chance apunta a la existencia de una razonable
oportunidad frustrada por el hecho lesivo. El juicio de valoración se realiza tomando en cuenta el grado de
probabilidad objetiva y las circunstancias del caso concreto. De modo que debe ser razonable, es decir, no
una mera ilusión de la mente del damnificado, y debe tener relación causal adecuada con el hecho
generador.

2 Personalidad.
Este requisito hace referencia a que el resarcimiento del hecho lesivo sólo puede reclamarse por los
damnificados directos o indirectos. Es decir, el que padece el perjuicio patrimonial o extrapatrimonial de
manera directa, o de rebote (indirecto).
De modo que, un sujeto no puede reclamar por el daño que ha sufrido un tercero. Únicamente quien
experimenta un menoscabo a raíz de la lesión de un interés propio puede reclamar.
El daño personal puede ser:
➔ Directo: cuando el titular del interés afectado es la víctima del ilícito. Ej. A quien le cae una
maceta en la cabeza y sufre lesiones cerebrales.
➔ Indirecto: cuando el perjuicio propio invocado por el demandante deriva de una lesión a bienes
patrimoniales o extrapatrimoniales de un tercero. El daño se produce como reflejo, o de rebote.
Ej. La esposa del damnificado directo, que sufre daños por las lesiones que la maceta le
ocasionó a su marido.

El requisito de la personalidad del daño no exige que el hecho lesione a una o pocas personas,
también se aplica al daño colectivo. El perjuicio no deja de ser propio o personal del damnificado por la
circunstancia de que el hecho que lo generó haya expandido su ámbito de lesividad sobre un número
indeterminado de personas.

3 Lesión a un interés individual o colectivo no reprobado por el


ordenamiento jurídico.
Es suficiente una lesión a un interés o expectativa, patrimonial o espiritual, no reprobado por el
derecho para generar un daño. Además de los derechos subjetivos y de los intereses jurídicos legítimamente
protegidos, están los simples intereses no ilegítimos individuales o de incidencia colectiva, de naturaleza
patrimonial o extrapatrimonial, cuya minoración también puede generar un daño resarcible. Son intereses
3
que carecen de un medio de protección legítimo para asegurar su satisfacción, pero su goce es lícito. Es el
ejemplo de un menor huérfano que es recogido voluntariamente por su tía, que no está obligada a brindarle
alimentos, pero lo cuida, sostiene y educa. Ocurre de pronto que la tía muere víctima de un hecho ilícito
provocado por un tercero, en este caso el menor tenía un interés simple no reprobado por el ordenamiento de
seguir obteniendo dichos alimentos.
★ Basta pues con la existencia de un simple interés no reprobado por el ordenamiento jurídico,
individual o de incidencia colectiva, ligado al mantenimiento de una cierta situación fáctica
minorada por el ilícito, para que estemos en presencia de un daño resarcible.
★ En el ámbito extrapatrimonial el damnificado directo, es en principio el único que tiene derecho
a obtener reparación si se ve afectado en un interés simple no ilegítimo extrapatrimonial. Con
respecto a los damnificados indirectos, en caso de muerte o gran discapacidad de la víctima
tienen legitimación a título personal los ascendientes, descendientes, cónyuge y quienes
vivían con el lesionado recibiendo trato familiar ostensible.
★ En el daño colectivo, el interés conculcado es social y debe ser cuidadosamente diferenciado
del interés individual conculcado de uno o varios sujetos, a raíz del mismo hecho.

Art. 1737: remisión. No hay que olvidar que el daño resarcible está compuesto por el concepto de daño
que recepta el Art. 1737, al que se le suman las consecuencias lesivas que derivan del hecho. Sin las
consecuencias lesivas no hay daño indemnizable.

4 Subsistencia.
El daño debe subsistir al momento de la sentencia, es decir, no debe haber sido reparado o resarcido
por quien corresponde. Ya que nadie puede pretender la reparación de un perjuicio que ya ha sido resarcido.
¿Cuál es el momento en relación con el cual se calibra esta exigencia? La sentencia.
Si el responsable es quien ha indemnizado el daño, antes de la sentencia, su obligación queda
extinguida. Ej. A choca a B y le rompe el paragolpe, se lo arregla y su obligación se extingue.
Pero si la reparación del daño fue efectuada por la víctima, costeando los gastos con su propio
patrimonio, el perjuicio subsiste en su patrimonio, ya que éste ha sufrido un menoscabo. Lo mismo ocurre si el
daño ha sido reparado por un tercero, éste último estará legitimado para obtener del responsable del daño lo
que ha gastado. (Sí reparó el daño con el consentimiento del responsable, tiene la acción de mandato o de
pago por subrogación; si lo hizo sin su conocimiento tendrá la acción de gestión de negocios o pago por
subrogación; si lo hizo contra su voluntad, tendrá la acción del enriquecimiento sin causa).

Clasificación del daño.

4
Daño Patrimonial.
El daño patrimonial o económico es el menoscabo que experimenta el patrimonio de una persona, en
sus elementos actuales, o en sus posibilidades normales, futuras y previsibles a raíz del hecho generador.
Hace referencia al patrimonio, entendido éste como el conjunto de valores económicos susceptibles de
apreciación pecuniaria.
La indemnización del daño patrimonial, está orientada a recomponer el patrimonio. El daño
patrimonial se caracteriza por un menoscabo en el patrimonio de una persona, de modo que para indemnizar,
se debe analizar la situación patrimonial del damnificado antes y después del hecho dañoso, de modo que la
indemnización debe tener como finalidad que se vuelva a la situación en la que estaba el patrimonio antes de
producirse el hecho lesivo.
El daño patrimonial puede manifestarse como daño emergente, lucro cesante o pérdida de chance.
➢ Daño Emergente: es la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima a raíz del hecho
ilícito aquiliano o el incumplimiento de la obligación. (Art. 1738).
Importa un empobrecimiento económico por egreso actual o futuro de valores económicos,
puede producirse por la destrucción, deterioro, privación de uso y goce de bienes ya existentes
en el patrimonio por los gastos que a raíz del perjuicio el damnificado debe soportar. Ej. Los
gastos que debe realizar por tratamiento médico.
➢ Lucro Cesante: es el beneficio económico esperado de acuerdo a una probabilidad objetiva de
obtención. Es la ganancia legítima dejada de obtener por el damnificado, a raíz del ilícito o el
incumplimiento obligacional, que se esperaba con suficiente grado de probabilidad objetiva en
caso de no haberse producido el hecho dañoso.
En estos casos, la indemnización exige la reconstrucción hipotética de aquello que podría
haber ocurrido conforme al curso normal y ordinario de las cosas. Ej. Quien deja de percibir
parte de su sueldo por no haber asistido al trabajo los días que necesitó de recuperación por
un daño sufrido en la pierna.
➢ Pérdida de Chance: se da cuando se frustra la oportunidad de obtener un beneficio o de evitar
un menoscabo de esa índole. Lo frustrado no es el beneficio en sí, sino la chance, la
oportunidad de hallarse en condiciones de obtenerlo, si no hubiera acaecido el hecho lesivo.
Ej. El daño que deriva de la muerte de un caballo de carreras que estaba anotado y en
condiciones de competir en una importante prueba hípica.

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Daño Extrapatrimonial o Moral.
Es la minoración en la subjetividad de la persona humana, derivada de la lesión a un interés no
patrimonial. Se caracteriza por una modificación disvaliosa del espíritu, en el desenvolvimiento de su
capacidad de entender, querer o sentir el mundo, consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial.
El daño moral supera los simples sentimientos o el sufrimiento, y se amplía hacia otros sectores de la
subjetividad de la persona, como su forma de querer y sentir el mundo. Aún cuando no exista conciencia del
agravio el disvalor subjetivo puede configurarse (¡!), el sufrimiento o el sentimiento de dolor no es un requisito
indispensable para que haya daño moral. Ej. Una persona que está en estado vegetativo, aunque no sienta el
dolor no significa que no haya sufrido un daño.
Las personas jurídicas, por carecer de subjetividad, no pueden ser sujetos pasivos de daño moral.

Otras Clasificaciones de Daño.


● Daño Compensatorio y Moratorio: el daño compensatorio es aquel que se debe a raíz del
incumplimiento absoluto y definitivo de la prestación, en este caso la prestación originaria cambia su
objeto y se convierte en la obligación de pagar daños e intereses. El daño moratorio, en cambio, es el
que se adeuda con motivo de la mora del deudor en el cumplimiento de la obligación, aquí la
indemnización se acumula con la prestación principal, cuyo cumplimiento específico es todavía
posible.
● Daño patrimonial intrínseco y extrínseco: el daño intrínseco es el que recae sobre el objeto mismo de
la prestación (ej. Me venden una vaca enferma). El extrínseco es el que recae sobre otros bienes
diferentes del objeto de la prestación (esa vaca enferma a todo el ganado).
● Daño común y propio: el daño común es aquel que cualquier persona habría experimentado conforme
al curso normal y ordinario de las cosas. El daño propio es el que sufre el acreedor por sus
particulares circunstancias personales. Ej. Se rompe un jarrón que era el único recuerdo de la madre
que murió en la dictadura.
● Daño previsto e imprevisto: el primero es aquel que ha sido considerado por las partes o por el
agente del hecho ilícito, al momento de contraerse la obligación de ejecutarse el acto. Y el imprevisto
es aquel que no ha sido previsto.
● Daño previsible e imprevisible: el primero es aquel que puede ser previsto empleando la debida
atención y conocimiento de la cosa. Y el segundo es aquel que a pesar de conocer la cosa no puede
ser previsto.
● Daño actual y futuro1: el actual es el ya producido al tiempo de dictarse sentencia. La existencia y
cuantía se realiza con máxima certeza, sin que ello importe desconocer la relatividad en el quantum
indemnizatorio. El futuro aún no se ha consumado cuando se dicta sentencia, pero se presenta como
una previsible prolongación o agravación de un daño actual, o como un nuevo menoscabo derivado de

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Por ejemplo: una persona de 25 años es atropellada por un automóvil propiedad del Estado, y sufre la amputación de
sus piernas quedando imposibilitado para trabajar. El daño actual es el ya producido, abarcando el daño emergente
(gastos médicos) y el lucro cesante (ganancias frustradas). El daño futuro está dado por aquellos gastos necesarios que
deberá realizar luego, como nuevas intervenciones quirúrgicas, rehabilitación, asistencia psicológica.

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una situación de hecho actual. En cuanto a la existencia y cuantía siempre hay un grado de
aleatoriedad.
● Daño directo e indirecto: el primero es el que reclama la víctima del ilícito extracontractual o el
acreedor afectado por el incumplimiento obligacional. El daño indirecto es el que reclama otra persona
distinta de la víctima, cuando ha sufrido un perjuicio derivado de un interés propio no ilegítimo.
● Daño inmediato y mediato: el inmediato es aquel que resulta del incumplimiento de una obligación
extracontractual, conforme al curso normal y ordinario de las cosas. Por ejemplo, una aerolínea no
cumple la obligación de transportar al pasajero, por lo que el daño inmediato son los gastos que debe
realizar el viajero para lograr otro pasaje, gastos de traslado, mayor precio… El mediato resulta de la
conexión del ilícito extracontractual con un acontecimiento distinto. Por ejemplo, no hay pasajes
disponibles en ninguna empresa por lo que el viajero se ve impedido de realizar el viaje, frustrando
sus vacaciones.
● Daño al interés positivo y negativos: el positivo es el menoscabo adicional que se resarce al acreedor
cuando se concreta la ejecución forzada directa e indirecta. Es aquello que el acreedor tiene derecho a
obtener como reparación en caso de que el contrato celebrado hubiese sido cumplido según lo
pactado por el deudor (interés de cumplimiento). El interés negativo es aquel que se compone por
todos los daños sufridos por el acreedor a causa de haber confiado en la vigencia de un contrato que
no se concretó o que se extinguió. Se procura resarcir el interés de confianza.

Sistemas de Reparación.
Existen dos grandes sistemas para la reparación del daño: en forma específica o en especie; y por
equivalente dinerario.
❖ La reparación en forma específica: consiste en la ejecución de una obligación de hacer o de dar
cosas que no sean dinero, que tiene por objeto hacer volver las cosas al estado anterior al que
se hallaban antes de producirse el menoscabo. Este tipo de reparación presupone que existan
posibilidades materiales y jurídicas de hacerla efectiva.
❖ La reparación por equivalente dineraria: consiste en la entrega a la víctima de un equivalente
pecuniario con entidad suficiente para restaurar los valores afectados. Esta forma de
reparación permite, cuando hay daño patrimonial, colocar el patrimonio de la víctima en la
situación “similar” a la que tenía antes. Sin embargo, este tipo de reparación no cumple la
misma función cuando se trata de daño moral o extrapatrimonial, ya que en estos casos la
reparación dineraria tiene una función satisfactiva, y no de equivalencia como en el daño
patrimonial. En estos casos se busca brindar una compensación o satisfacción al damnificado.

El Art. 1740, que regula la reparación plena, regula ambos sistemas:

Artículo 1740. Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de
la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La
víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o totalmente imposible,
excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el caso de daños derivados de la
lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación
de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.

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Este Art. Consagra una obligación alternativa irregular, en virtud de la cual corresponde al acreedor
optar por la forma y modo en que habrá de operar la reparación. Ambos sistemas no son exclusivos, sino que
pueden utilizarse de manera conjunta si eso fuera necesario para alcanzar una reparación plena. Ej. En el
caso de daño moral por publicaciones falsas que afectan el honor, la publicación de la sentencia puede tener
un efecto neutralizador del daño, pero para que efectivamente se complemente la reparación se puede exigir
además un monto en dinero.

Requisitos para la procedencia de la reparación en especie.


➔ Petición de la parte interesada: es la persona que ha sufrido el daño la que decido por una u
otra forma de reparación.
➔ Debe ser material y jurídicamente posible: analizando los aspectos del caso concreto.
Generalmente tienen su mayor aplicación cuando se trata de obligaciones cuya prestación son
bienes fungibles, que tienen equivalentes en otros de similar calidad. Pero cuando se trata de
cosas no fungibles o derechos propios de la persona, difícilmente proceda la reparación en
especie. También tiene gran aplicación en el derecho ambiental, cuando se produce el daño, se
debe hacer lo necesario para que se vuelva a la situación anterior al daño.
➔ No debe ser abusiva o extremadamente onerosa: no se acepta el ejercicio abusivo del derecho,
y cuando la opción por la reparación en especie resulte abusiva, ésta no tendrá lugar.
Corresponde al responsable probar esa onerosidad excesiva. Tratándose de daños
ambientales, en principio este requisito no se aplica.

Legitimación Activa y Pasiva (Arts. 1772 y sgte.)


Art. 1772: “Daños causados a cosas o bienes. Sujetos legitimados. La reparación del menoscabo a un
bien o a una cosa puede ser reclamado por: a) el titular de un derecho real sobre la cosa o el bien; b) el
tenedor y el poseedor de buena fe de la cosa o bien.”.

Art. 1773: “Acción contra el responsable directo o indirecto. El legitimado tiene derecho a interponer
su acción, conjunta o separadamente, contra el responsable directo e indirecto.”.

Legitimación en caso de fallecimiento, gran discapacidad,


lesiones, incapacidad física o psíquica.

Indemnización del Daño Patrimonial por Fallecimiento Art. 1745.

Art. 1745: “Indemnización por fallecimiento. En caso de muerte, la indemnización debe consistir en:
a) Los gastos necesarios para la asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a
repetirlos incumbe a quien los paga, aunque sea en razón de una obligación legal.
b) Lo necesario para alimentos del cónyuge, conviviente, de los hijos menores de 21 años de edad
con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan
sido declarados judicialmente; esta indemnización procede aún cuando otra persona deba
prestar alimentos al damnificado indirecto. El juez para fijar la reparación, debe tener en
cuenta el tiempo probable de vida de la víctima, sus condiciones personales y las de los
reclamantes.

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c) La pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este
derecho compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.”

Este art. Regula el daño patrimonial que deriva de la muerte de una persona. El ordenamiento
reconoce y tutela a la vida como la manifestación más importante de los derechos humanos. La vida humana
encierra un gran valor ético y moral, y puede en muchos casos también, tener un valor económico. Éste es el
caso del perjuicio patrimonial que experimenta un sujeto a raíz de la muerte de un tercero del que dependía
económicamente. De modo que en el homicidio no hay damnificado directo, ya que este sujeto ha muerto,
sólo hay damnificados indirectos.
Ésta acción resarcitoria la ejercen los damnificados de iure proprio, es decir, que cada sujeto reclama el
daño que personalmente ha sufrido por la muerte del sujeto.

El valor económico intrínseco de la vida humana


¿La vida humana, considerada en sí misma, tiene un valor económico? La pregunta gravita en casos en
los que el fallecido, por su elevada o escasa edad, se encuentra fuera de la etapa de productividad
económica. En estos casos, si la vida tiene en sí misma un valor económico, en caso de homicidio no sería
necesario demostrar que colaboraba pecuniariamente al sostén de familiares.
Una doctrina actualmente superada, sostenía estas ideas, de modo que siempre la muerte de una
persona era objeto de reparación, independientemente de si mantenía económicamente a algún familiar o no.
Estas ideas fueron muy útiles antes de la reforma 17.711, ya que antes no se reparaba el daño moral, salvo
que el hecho generador fuese un delito de derecho criminal; esto llevó a que mediante el supuesto “valor
intrínseco de la vida”, las personas pudieran reclamar como daño patrimonial, un daño meramente moral,
que de otro modo no podía ser reparado.
Actualmente, al estar regulada la reparación al daño moral, estas ideas no se utilizan. La valoración de
la vida humana es la medida de la cuantía del perjuicio que sufren aquellos que eran destinatarios de todos o
parte de los bienes económicos que el fallecido producía. Esto, económicamente hablando.

Esquema del Art. 1745.


Los daños mencionados en este Art. No son los únicos resarcibles, pueden producirse otros daños
no contemplados en la norma que sean resarcibles por aplicación de los principios generales. Además, no
hay limitaciones subjetivas en materia de legitimación activa de los damnificados indirectos.

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★ Gastos de asistencia de la víctima: se trata de las erogaciones que se hayan realizado
para atender a la víctima por las lesiones sufridas, que luego provocaron la muerte.
Supone que transcurra un intervalo de tiempo entre el hecho y la muerte. Ej. Atención
médica, hospitalización, medicamentos, traslados, etc.
★ Gastos de sepelio: los gastos propios del funeral, como el costo de la casa velatorio y del
servicio de cochería y la inhumación en una tumba digna. No comprende el mantenimiento
posterior de la tumba ni ofrendas florales.
★ Alimentos del cónyuge ...: este inciso contempla una presunción legal (iuris tantum) de
daño a favor de ciertos damnificados indirectos. Sin embargo, no se debe dejar de analizar
que rige plenamente una legitimación activa amplia de todo damnificado indirecto por
daño patrimonial, que debe probar dicho daño para que se ejecute la reparación del daño.
La indemnización debe incluir todo lo necesario para la subsistencia, habitación, vestuario
y asistencia médica, correspondiente a la condición de quien la recibe. Dentro de esta
presunción puede ampararse:
○ El cónyuge, cualquiera sea su sexo.
○ El conviviente, que incluye las uniones convivenciales registradas y las uniones de
hecho, siempre que sea pública, notoria, estable, compartiendo un proyecto de
vida común, etc.
○ Los hijos menores de 21 años con derecho alimentario.
○ Hijos mayores de edad, incapaces o con capacidad restringida, aunque no estén
declarados. - Otros ascendientes y descendientes de la víctima, como abuelos y
nietos.
○ Los hermanos y otros colaterales.
○ Los herederos instituidos en el testamento que no son parientes.
○ El socio de la víctima, si acredita que su muerte provoca la disolución de la
sociedad. - El acreedor de la víctima, quien debía prestarle un servicio propio de su
arte, industria o profesión.
★ Pérdida de chance por ayuda futura: consagra el caso de daño patrimonial que sufre un
padre por la muerte de un hijo/a que lo mantenía económicamente. Esto debe ser probado
por el reclamante, ya que conforme al curso natural de las cosas, los hijos no mantienen a
sus padres, sino que son, económicamente, una carga para ellos. Cuando el hijo trabaja y
efectivamente contribuye al sustento económico de los padres si cabe la pretensión.

Indemnización del daño patrimonial por lesiones o incapacidad física y


psíquica.

Artículo 1746. Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. En caso de lesiones o
incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe ser evaluada mediante la
determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución de la aptitud del damnificado
para realizar actividades productivas o económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en
que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos médicos,
farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la índole de las lesiones o la

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incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se debe indemnizar el daño aunque el damnificado
continúe ejerciendo una tarea remunerada. Esta indemnización procede aun cuando otra persona deba
prestar alimentos al damnificado.

Legitimación activa.
Puede reclamar la indemnización del daño patrimonial derivado de lesiones el propio damnificado
directo, y también los damnificados indirectos que experimenten un daño propio a raíz del hecho lesivo que ha
tenido por víctima al tercero.

El daño resarcible.
➢ Gastos terapéuticos y de curación que guarden relación causal con el hecho generador,
comprendiendo todas las erogaciones que el damnificado deba razonablemente realizar para
lograr su mejoría o curación. Deben resarcirse todas las erogaciones que se efectúen en relación
con la naturaleza y gravedad de los daños sufridos.
➢ Otros daños emergentes que sufra el lesionado, que tengan relación causal con el hecho
dañoso. Ej. Los costos económicos de adaptar la vivienda a la persona con discapacidad como
construcción de rampas, adaptación del baño, etc.
➢ El lucro cesante que deriva de la lesión a la integridad física de la persona. Ej. Propinas, viáticos,
horas extra. No solo dejadas de percibir por el damnificado directo, sino también por los
indirectos ej. Por perder horas de trabajo cuidando a la víctima.

Clases de Incapacidad.
Se considera incapacitada a toda persona que padezca una alteración funcional, permanente o
prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implique desventajas considerables para
su integración familiar, social, educacional o laboral. Puede ser:
● Conforme a su duración, temporal (desaparece con el tiempo), o permanente.
● Conforme al impacto que produce sobre las aptitudes del sujeto: total (impide de modo
completo el ejercicio de dichas funciones o aptitudes) o parcial (no desaparece la aptitud o
función, solo se disminuye irreversiblemente).
● Atendiendo o no a las particularidades del sujeto, puede ser genérica (toma como punto de
referencia la capacidad media normal de cualquier persona), o específica (toma las
características particulares del sujeto).
● Se habla de Gran Discapacidad cuando el damnificado experimenta una incapacidad superior,
donde el sujeto carece de toda posibilidad de valerse por sí mismo en los actos cotidianos más
elementales, como alimentarse, higienizarse, etc. Requieren de asistencia permanente.

Valoración y cuantificación de la indemnización del daño patrimonial en caso


de incapacidad o muerte.
El Código de Vélez no contenía criterios idóneos para fijar las prestaciones resarcitorias, no contaba con
ningún tipo de parámetro objetivo para brindar seguridad jurídica y la certeza de tener soluciones similares
para casos similares.

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La necesidad de procurar parámetros objetivos que permitieran una mayor dosis de certidumbre y un
trato semejante para situaciones análogas, fue receptada por el CCYC, que en su Art. 1746 impone a los
jueces calcular las indemnizaciones utilizando, como forma de guía, un sistema de renta capitalizada, que
consiste en fijar un capital o suma de dinero que, puesta a una determinada tasa de interés genere durante
determinado tiempo una renta equivalente al ingreso frustrado, la cual se agota al término de la vida
productiva del damnificado.
De esta manera, se introduce la aplicación de tablas, baremos y cálculos o fórmulas, que sirven de guía
para establecer un quantum aproximado de indemnización, que luego los jueces pueden modificar,
aumentando o disminuyéndolos, conforme a las circunstancias propias del caso concreto. Mediante el empleo
de pautas matemáticas, se procura alcanzar una metodología común, que permita fijar ciertas pautas objetivas
básicas, a partir de las cuales el Tribunal podrá efectuar las consideraciones que estime pertinentes.
Toda sentencia debe indicar cuáles son las pautas cualitativas tenidas en cuenta para la valoración del
daño y precisar de qué modo se plasman en la cuantía del resarcimiento.
Los componentes de las fórmulas más utilizadas (“Vouto”, y “Marchall”) son: el ingreso de la víctima; el
porcentaje de incapacidad; el lapso de tiempo que durará la incapacidad; y la tasa de interés.

Daño Extrapatrimonial
¿Es reparable el daño moral? → Fundamentos de la Indemnización del daño moral:
A. Doctrinas que niegan la indemnización del daño moral:
Según esta doctrina, el daño moral no es indemnizable, porque ello implicaría vulnerar principios
jurídicos y éticos. Conforme a esta doctrina el único daño resarcible es el daño patrimonial, ya que en este
ámbito siempre es factible un pleno resarcimiento del equilibrio alterado.
Sostiene que no hay parámetros objetivos para ponderar la entidad cuantitativa de la indemnización
por este tipo de daño.
Además, indemnizando a la víctima de daño moral se le estaría poniendo “precio al dolor”, lo que
repugna el sentido moral y los sentimientos humanos el hecho de reparar los dolores con dinero, mostrando
un grosero materialismo del derecho.
Pizarro no comparte esta postura, ya que el derecho no puede reducir su esfera de protección a los
intereses patrimoniales de una persona, esto implicaría una reducción jurídica a lo estrictamente patrimonial,
desconociendo la protección que debe existir hacia la personalidad de las personas, entendida en todas sus
proyecciones. Se advierte que el dinero no repara los daños morales como en los daños patrimoniales, pero no
significa que no se deba indemnizar. En el daño moral, la indemnización busca dar una satisfacción o
compensación jurídica al damnificado, imperfecta ya que no hace desaparecer el perjuicio del mundo, pero
satisfacción en fin.
B. Doctrinas que aceptan la indemnización del daño moral: dentro de ellas tenemos:
a. Doctrina de la pena o sanción: sostiene que la indemnización del daño moral no
constituye un resarcimiento del damnificado, sino una pena civil, mediante la cual se
reprueba de manera ejemplar la falta cometida por el ofensor. Sostiene que no debe
dejar de haber reparación cuando se comete un daño dolosamente. De modo que ve a la
responsabilidad en el daño moral como un castigo a la conducta dolosa del autor (si es
sin dolo no se indemniza).

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b. Doctrina del resarcimiento del daño moral: la doctrina dominante admite el carácter
netamente resarcitorio que asume la indemnización en el daño moral. Pondera un
criterio que pone atención sobre la víctima (a diferencia de la anterior que mira al autor
del daño), edificando el sistema en torno al daño injustamente sufrido. Esta doctrina
distingue las diferentes funciones que cumple la indemnización cuando hay daño
patrimonial (función de equivalencia) y extrapatrimonial (función satisfactoria).
c. Doctrina Funcional: sostiene que la indemnización del daño moral asume ambas
funciones, sancionatoria y resarcitoria.

Legitimación Art. 1741.


El Art. 1741 en su primer párrafo dice: “Indemnización de las consecuencias no patrimoniales. Está
legitimado para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si
del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad, también tienen legitimación a título personal, según
las circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes convivan con aquél recibiendo
trato familiar ostensible”

El damnificado directo goza de amplia legitimación, cualquiera sea la fuente generadora del perjuicio.
El damnificado indirecto, en principio, no tiene legitimidad activa para reclamar la reparación moral.
Excepciones: cuando del hecho que genera el daño, se produzca, mediante una relación de causalidad, la
muerte o gran discapacidad de la víctima. En este caso están legitimados algunos damnificados indirectos.

¿Qué se entiende por Gran Discapacidad? Se refiere a una incapacidad física o psicofísica agravada, en
la que la víctima pierde su autonomía personal, económica, etc. La persona pierde toda posibilidad de sentir o
moverse por sí misma.
Hace referencia a una alteración funcional grave, física o mental, que requiere de asistencia permanente
para su cuidado y para la atención de sus necesidades básicas como comer, desplazarse, higienizarse, etc.

Transmisibilidad de la acción resarcitoria por daño


moral.
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Transmisión mortis causa.
El Art. 1741 en su segundo párrafo dice: “la acción sólo se transmite a los sucesores universales del
legitimado si es interpuesta por éste.”
De modo que la acción sólo se transmite a sus herederos cuando el causante-damnificado la ha
entablado. En estos supuestos, los herederos están legitimados para continuarla. En cambio, si el damnificado
fallece sin deducir la acción resarcitoria, ésta no se transmite a los herederos, que carecen de legitimación
activa para ejercerla, consecuencia del carácter personal de la acción.
Este supuesto es diferente al comentado ut supra donde los herederos forzosos reclaman de iure
proprio el perjuicio moral experimentado a raíz de la muerte de la víctima o gran discapacidad. En tal caso no
accionan ejercitando un derecho hereditario, sino que reclaman la reparación del perjuicio moral propio,
derivado de la muerte o gran discapacidad de un tercero.

Transmisión entre vivos.


El CCYC nada dice al respecto, de modo que se mantiene la discusión doctrinaria:
➔ Algunos sostienen que es intransferible por el carácter personalísimo de la acción.
➔ Otros, admiten la transmisibilidad siempre que medie previo ejercicio de la acción resarcitoria
por parte del damnificado mediante la articulación de una demanda.
➔ Pizarro, admite la transmisibilidad amplia por acto entre vivos, sin ningún tipo de
condicionamientos. Como en este caso el CCYC no se expide, rige lo que dispone el Art. 398:
“Todos los derechos son transmisibles, excepto estipulación válida de las partes o que ello
resulte de una prohibición legal, o que importe una transgresión a la buena fe, moral o buenas
costumbres.”

Cuantificación del daño moral.


Para determinar la cuantificación de la indemnización por daño moral, se deben tener en cuenta las
satisfacciones sustitutivas y compensatorias que puedan procurar el dinero. Mediante la indemnización se
debe procurar dar a la víctima satisfacciones equivalentes a lo que ha perdido o sufrido. El dinero no cumple
una función de recomposición, como ya se ha dicho, sino de satisfacción.
Para valorar la entidad del daño moral, se debe atender a la gravedad objetiva del daño causado. No
basta con la mera invocación genérica de la existencia de daño moral, se debe especificar en qué consiste el
mismo, cómo incidió específicamente en el damnificado, analizar las circunstancias del caso, la personalidad
del damnificado, su relación con la víctima, etc.
La indemnización se cuantifica conforme al monto adecuado para brindar distracciones, comodidades,
juegos, descansos, etc. Se analiza de forma concreta y subjetiva en cada caso concreto, según cada persona.

Prueba del Daño.

Art. 1744: “El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que la ley lo impute o presuma, o
que surja notorio de los propios hechos.”

De modo que la carga de la prueba del daño pesa, en principio, sobre el actor, quien puede valerse de
cualquier medio de prueba. La prueba debe comprender los aspectos cualitativos y cuantitativos del daño.

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Las excepciones a esta regla general son:
★ Cuando la ley lo imputa o presume: como ocurre en el daño moratorio derivado del
incumplimiento de una deuda en dinero, donde los intereses constituyen una indemnización
tarifada. También se da en los casos en los que el daño está predeterminado por una cláusula
penal.
Lo mismo en materia de indemnización por fallecimiento con el daño legal presunto del Art.
1745, y en la indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. La presun ción legal
siempre tiene el carácter de iuris tantum.
★ Cuando el perjuicio surja notorio de los propios hechos: en estos casos se infiere la razonable
existencia de un daño a partir de la acreditación de ciertos hechos. No se requiere una prueba
acabada y concluyente. Ej. El daño moral que sufre un padre por la muerte de su hijo.

La prueba del daño moral.


Un sector de la doctrina, en materia de prueba de daño moral, hace una distinción según el daño moral
provenga de un acto ilícito o del incumplimiento obligacional. En el primer supuesto, acreditada la acción lesiva
contra un derecho de la personalidad, el daño moral se tiene por acreditado bajo prueba en contrario. En el
daño contractual, en cambio, el daño no se presumiría y cargaría sobre el actor demostrar su existencia.
Pizarro no comparte esta postura, porque por ej. Una persona que transita en la senda peatonal y es
atropellada por un auto sufre lesiones en su integridad física, en este caso el daño moral se presumiría por no
mediar contrato. Si en cambio la misma persona viaja en un colectivo de pasajeros por un contrato de
transporte y sufre las mismas lesiones, no se presumiría. Es el mismo daño pero en un caso su existencia se
presume y en el otro no.
Otro sector de la doctrina sostiene que el daño moral, cuando se basa en la lesión de derechos de la
personalidad o ligados a la dignidad humana, no requiere prueba específica. En cambio, cuando se moviliza por
otros intereses sí.
Pizarro sostiene que el daño moral debe regirse por las reglas de la carga de la prueba, que exigen que
quien reclama la reparación debe probar el daño. El tema es que en el daño moral, no se requiere una prueba
directa y pericial del dolor o sufrimiento. Muchas veces basta con indicios o presunciones que se derivan a
partir de la acreditación de un evento lesivo. Estos últimos siempre pueden ser refutados por el demandado.

Extinción de la acción indemnizatoria.


a) Por renuncia que el damnificado haga de ella. En caso de pluralidad de damnificados, las
acciones son independientes por lo que la renuncia de uno no perjudica el derecho de los demás.
ART. 944 “Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por la ley cuando la renuncia no
está prohibida y sólo afecta intereses privados”.
b) Por transacción de la acción civil. ART. 1641 “La transacción es un contrato por el cual las partes,
para evitar un litigio, o ponerle fin, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas
o litigiosas”.
c) Por prescripción extintiva. La prescripción comienza a correr desde el día en que se comete el ilícito o se
incurre en el incumplimiento obligacional, salvo cuando el perjuicio se manifieste con posterioridad, en
cuyo caso se computará desde la exteriorización de las consecuencias dañosas. En los supuestos en los
que el damnificado ignorare la existencia del daño, la prescripción corre desde que tuvo razonable
posibilidad de tomar conocimiento del mismo, conforme al curso normal y ordinario de las cosas.
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La Antijuridicidad.
Concepto.
Una conducta es antijurídica cuando resulta contraria al ordenamiento jurídico integralmente
considerado (de modo que no se limita a la palabra de la ley, sino además a la finalidad y sentido de las
mismas, y a los valores y principios que guían las normas). Cualquier conducta que viole un precepto legal es
antijurídica si no está amparada por una causa de justificación.

Artículo 1717. Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si
no está justificada.

Antijuridicidad no es lo mismo que culpabilidad, ya que la primera importa un juicio de valor normativo,
analizamos si la conducta del autor contraría o no el ordenamiento jurídico; culpabilidad en cambio, es un juicio
de valoración fáctico, que analiza si a la conducta del sujeto le cabe un juicio de reproche por contener dolo o
culpa.
Antijuridicidad tampoco es sinónimo de daño, ya que puede haber daños que no sean antijurídicos por
estar justificados (ej. Un policía que hiere a un ladrón); y no todo acto antijurídico provoca un daño (ej. Pasar un
semáforo en rojo sin accidentar a nadie).

ANTIJURIDICIDAD CULPABILIDAD
La antijuridicidad importa un juicio de La culpabilidad importa un juicio de valoración
valoración normativo: se busca dilucidar si la fáctico (sobre la conducta del autor del daño):
norma jurídica justifica o no el acto dañoso. se indaga si el dañador ejecutó el hecho con
imprudencia, negligencia o impericia (culpa) o
si tuvo la intención de dañar (dolo).

➢ Orgaz: antijuridicidad e ilicitud son términos sinónimos, y es el carácter que tiene un acto en
cuento infringe o viola el derecho objetivo, considerado este en su totalidad.
➢ Bueres: el acto antijurídico es aquel que causa daño (transgresión al alterum non laedere), sin
causa de justificación.

La antijuricidad también puede ser atribuida a los actos, hechos y omisiones de una persona jurídica,
quien siempre actúa por medio de las personas físicas que la dirigen o administran.
● Relación de la antijuricidad y el daño: no todo daño deriva de un acto antijurídico, ya que puede
suceder que el daño esté justificado. Y no todo acto antijurídico es dañoso (ANTIJURICIDAD
INOCUA), por ejemplo, pasar un semáforo en rojo y no chocar.
● Antijuricidad y las órbitas de la responsabilidad civil

COnTRACTuAL exTRACOnTRACTuAL
Conducta antijurídica: el incumplimiento de la Conducta antijurídica: el hecho ilícito dañoso

16
obligación (delitos y cuasidelitos)

Generalmente es de orden específica o expresa Generalmente es amplia o genérica

Dos criterios de valoración:


❖ Antijuricidad Subjetiva: Se pondera la capacidad del autor del daño para comprender o entender
la contrariedad de su conducta con la norma jurídica.
❖ Antijuricidad Objetiva: se pondera la mera contrariedad de la conducta con el ordenamiento
jurídico, independientemente de la voluntariedad y de la culpabilidad del agente.

Antijuridicidad formal y material


Una acción es formalmente antijurídica cuando contraría una prohibición jurídica de hacer u omitir,
dispuesta de manera EXPRESA por la ley. Se determina con un ajuste estricto a una o varias normas jurídicas,
por la contradicción de la conducta a lo que ellas expresamente mandan o prohíben.
Este tipo de antijuridicidad es el que rige en materia penal, donde rige el principio de tipicidad, que
sostiene que todo lo que no está prohibido está permitido, y por ende una conducta sólo se considera
antijurídica cuando realiza una acción que la ley expresamente prohíbe, u omite realizar una acción que la ley
expresamente manda. Esto es así porque prevalece el derecho a la libertad, de modo que la antijuridicidad es
expresa o específica, o formal.
Una acción es, en cambio, materialmente antijurídica, cuando contraría el ordenamiento jurídico
integralmente considerado, es decir, con una visión y sentido más amplio, comprensivo no sólo de las
prohibiciones formales, sino también de las prohibiciones por implicancia, que se desprenden de los principios
fundamentales que hacen al orden público, la moral y las buenas costumbres.
Este tipo de antijuridicidad es la que se aplica en el derecho civil, donde la conducta antijurídica puede
ser típica o atípica, siempre que cause un daño y éste no esté justificado. Esto último se llama principio de
atipicidad del ilícito, que es el principio que rige en lo civil, donde no hay una enumeración de conductas
prohibidas.

Recepción en el Código de Vélez y el CCYC.


El Código de Vélez receptaba la antijuridicidad en sentido formal, en su Art. 1066 sostenía que: “ningún
acto voluntario tendrá el carácter de ilícito si no fuere expresamente prohibido por las leyes ordinarias,
municipales o reglamentos de policía; y a ningún acto ilícito se le podrá aplicar pena o sanción de este Código,
si no hubiere una disposición de la ley que lo hubiese impuesto.”
De modo que para que una conducta sea antijurídica, debía estar contemplado de manera explícita por
la ley, de manera clara e inequívoca.
El CCYC, en cambio, ha consagrado la antijuridicidad material, en el Art. 1717: “cualquier acción u
omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está justificada.” De modo que la antijuridicidad se
presume ante una conducta dañosa. De modo que se consagra una antijuridicidad presumida, cargando con la
prueba de demostrar lo contrario quien quiera librarse de la responsabilidad.
Excepción a la antijuridicidad presumida: la responsabilidad del Estado. La Ley 26.944 que regula la
responsabilidad del Estado, dispone que para que ésta se configure, por actividad o inactividad ilegítima del
Estado, en el caso de la falta de un servicio, la omisión sólo generará responsabilidad cuando se verifique la
inobservancia de un deber normativo de actuación expreso y determinado.
17
Este Art. Muestra claramente la consagración de la antijuridicidad formal en las acciones u omisiones
del Estado.
Antijuricidad Material = Daño No Justificado: el hecho dañoso contraría el ordenamiento jurídico cuando
el daño no está justificado (la víctima no está obligada a soportar el daño).
Antijuricidad presumida = todo hecho dañoso se presume antijurídico: el sujeto que pretende liberarse
de responsabilidad está obligado a probar alguna de las causales legales de justificación del daño (art 1718,
1719 y 120 CCyC)

Antijuridicidad Civil y penal.


Conceptualmente no hay diferencia, la distinción recae solamente en la configuración del acto ilícito.
➔ En la ilicitud penal rige en forma exclusiva el principio de la tipicidad: art. 19 CN “Ningún
habitante de la Nación está obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no
prohíbe”. La Antijuricidad es siempre específica o expresa (Antijuricidad formal).
➔ En la ilicitud civil la conducta antijurídica puede ser típica o atípica. Rige el principio de atipicidad
del ilícito civil: no se requiere una enunciación ni un catálogo de hechos ilícitos aptos para
generar resarcimiento. Se tiene en cuenta el principio de alterum non laedere: prohíbe causar
daños a otro en su persona o en sus bienes, e impone la consiguiente responsabilidad si no está
justificado. La Antijuricidad se determina de un modo genérico o amplio (Antijuricidad material).

Excepción al principio antijuridicidad material.


Responsabilidad del estado: en la ley 26.944, se regula la responsabilidad por inactividad ilegítima del
Estado nacional. En el art. 3° establece: son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e
inactividad ilegítima: Inciso d) Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del
Estado; la omisión sólo genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de
actuación expreso y determinado.
Se consagra un criterio estricto, sobreprotector para el Estado, y toma en cuenta la antijuricidad formal.

Causas de Justificación.
Las causas de justificación son aquellas situaciones previstas por el legislador que enervan la
antijuridicidad de la conducta y, pueden actuar como eximentes de la responsabilidad, o justificar una
reparación de equidad, no plena o integral.
Las causas de justificación se fundan en el principio del interés preponderante: en caso de colisión entre
dos intereses o bienes jurídicos se protege el de entidad superior.
1) Ejercicio regular de un derecho.

Art. 1718: “Está justificado el hecho que causa un daño: a) en ejercicio regular de un derecho;…”.

Art. 10: ‘’Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una
obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto.’’

Para que proceda como causa de justificación, el ejercicio del derecho debe ser regular, es decir, no
abusivo, lo que supone indagar los límites a esta causa de justificación, que está dada por la relación con otros

18
derechos. Los derechos son relativos, éstos tienen su límite en los derechos de los demás. Deben cumplir una
función social y ejercerse dentro del marco que corresponde.
El fundamento de esta causa de justificación es la esfera de reserva, el principio de libertad. Ej. Podar
las ramas del árbol del vecino que entran a mi casa y molestan; apropiación de animales mediante la caza y la
pesca; derecho que tiene el condómino y el heredero de usar y gozar de la cosa, etc.

2) El cumplimiento de un deber legal:


En estos casos de cumplimiento de un deber, ejercicio de una autoridad o cargo, y obediencia debida, el
ordenamiento jurídico le impone al agente de manera imperativa, una determinada conducta. De modo que
quien la ejecute, sin incurrir en excesos, en modo alguno puede ver comprometida su responsabilidad civil o
penal. Ej. Oficial público que lleva a cabo un allanamiento.

3) Estado de necesidad2.

Art. 1718 inc. C: “Está justificado el hecho que causa un daño para evitar un mal, actual o inminente, de
otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el
hecho de halla justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa.”.

Es la situación en que se halla una persona que, para apartar de sí o de otra un peligro inminente que
amenaza sus bienes personales o patrimoniales, causa legítimamente un mal menor a un tercero, que no es
autor del delito.

Requisitos:
★ Que el agente actúe para evitar un daño actual o inminente, de otro modo inevitable, que
amenace a un tercero. La amenaza debe ser real, grave y verosímil.
★ Que la situación de peligro que se ha generado no se haya originado por un hecho del agente o
de un tercero por el cual el agente está obligado legalmente a responder.
★ Que el mal que se evita sea mayor que el que se causa. Se basa en el interés prevaleciente3.
★ El daño causado debe ser de naturaleza patrimonial.

Si se dan estos presupuestos se configura el estado de necesidad, sin embargo, no se excluye


totalmente de indemnización, sino que el CCYC dispone que debe indemnizarse en la medida en que el juez lo
considere equitativo, es decir, se otorga un resarcimiento de equidad, teniendo en caso las circunstancias del
caso.

4) Legítima Defensa4.

2
¿Es resarcible el daño causado en estado de necesidad? Respuesta Positiva (art. 1.717 inc. c) in fine): «En este caso, el
damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo». Si la situación de
peligro es producida por el propio perjudicadUo debe soportar el daño, sin derecho alguno a reparación.

3
El daño que se procura evitar debe ser cuantitativa o cualitativamente superior al que se ocasiona al tercero.
El mal causado debe ser menor que el que se evita.
4
Exceso en la legítima defensa: falta el empleo de un medio racional o proporcional para para impedir o
repeler la agresión: la consecuencia es la responsabilidad por el daño causado al agresor (concurrencia de
culpas). // Legítima defensa putativa: quien se defiende incurre en un error esencial acerca de la existencia de la
19
Art. 1718 inc. B: “Está justificado el hecho que causa un daño en legítima defensa propia o de terceros,
por un medio racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada.
El tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima
defensa, tiene derecho a obtener una reparación plena.”.

Es el autoauxilio que el Estado autoriza a quien se encuentra en la necesidad de defender sus derechos
o los de un tercero sin posibilidad de contar con el auxilio de la justicia pública.
Requisitos:
➢ Agresión ilegítima, actual o inminente, que genere peligro para intereses no reprobados por el
ordenamiento jurídico. La agresión es ilegítima cuando se realiza sin derecho, afectando
intereses individuales o colectivos protegidos por el derecho. No hay legítima defensa frente a
un ataque que aun resultando previsible da margen para la adopción de otras medidas para su
evitación. De igual modo, cuando aquel ya ocurrió y no subsiste el peligro, la reacción del
atacado significaría venganza o justicia por mano propia y no estaría legitimada.
➢ Empleo de un medio racional para impedir o repeler la agresión. Basta con que los medios
defensivos empleados sean suficientemente adecuados para legitimar el obrar del defensor. Por
ejemplo, alguien me golpea con su puño, no puedo defenderme disparando.
➢ Falta de provocación suficiente por parte de quien se defiende. Si quien se defiende ha
provocado al defensor no hay legítima defensa, la provocación debe constituir una verdadera
agresión. Cuando el agente actúa en defensa de un tercero, sólo es relevante que el defensor no
haya provocado la agresión para que se legitime su actuación.

El tercero ajeno a la agresión que sufre un daño por un hecho del defensor en legítima defensa, tiene
derecho a una reparación plena. (Es el que va caminando justo por ahí y es dañado, y él no tenía nada que ver).

5) Consentimiento del damnificado.

Art. 1720: “Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre e informado del
damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera de responsabilidad por los
daños derivados de una lesión a bienes disponibles.”

El consentimiento del damnificado excluye la ilicitud, por cuanto es una expresión de la autonomía de la
voluntad y el ejercicio de derecho de libre disposición de los bienes (arts. 957 y 958 CCyC). Por ejemplo, quien
presta su consentimiento para una intervención quirúrgica, donde da conformidad para la inevitable lesión a su
integridad corporal.
El consentimiento del damnificado no tiene eficacia si el daño afecta derechos indisponibles como la
vida, la salud, la libertad, la imagen, la intimidad (conf. arts. 1.720 y 51 CCyC). Sin embargo, se admiten ciertos
actos de disposición sobre el propio cuerpo para tutelar intereses relevantes, y se requiere de consentimiento:
materia de trasplante de órganos. No cubre la imprudencia ni la impericia profesional, sino que sólo los riesgos
conocidos, comunicados y asumidos por el interesado directo.

agresión ilegítima: se responde por un acto involuntario –error- en los términos del art. 1.750 y 1.742 CCyC
(indemnización de equidad).
20
El consentimiento siempre es revocable, sin perjuicio de la responsabilidad civil que en ciertos casos tal
circunstancia pueda generar.
El consentimiento en el derecho del consumidor: su aplicación es muy limitada dado que en virtud de lo
dispuesto por el art. 37 de la ley 24.240 se tienen por no convenidas las cláusulas que desnaturalicen las
obligaciones o limiten la responsabilidad por daños o las que importen renuncia o restricción de los derechos
del consumidor o amplíen los derechos de la otra parte.

En esta causa de justificación se incluyen:


● La exposición voluntaria consentida a una situación de peligro de daño que puede concretarse
con mayor o menor grado de probabilidad objetiva. Ej. El que participa de una competencia de
boxeo, rugby, etc.
● El consentimiento voluntario para realizar una actividad que indefectiblemente causará un daño.
Ej. el que se somete a una intervención quirúrgica, donde da conformidad para la inevitable
lesión a su integridad corporal.

El consentimiento debe ser:


❖ El consentimiento del titular debe ser oportuno, libre, informado e inequívoco.
➢ Oportuno: prestado de forma previa o concomitante al acto en cuestión.
➢ Libre: el sujeto debe darlo obrando con discernimiento, intención y libertad. Esto no se da
en las relaciones de consumo ya que las partes no están en igualdad de condiciones.
➢ Informado: supone que el otorgante del consentimiento ha recibido del otro el bagaje de
conocimientos necesarios para la toma de decisión. El consentimiento informado es la
declaración de voluntad expresada por el paciente, emitida luego de recibir información
clara, precisa y adecuada, respecto a: su estado de salud; el procedimiento propuesto, los
beneficios esperados; los riesgos, y efectos adversos previsibles; procedimientos
alternativos; las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento
propuesto, etc. (art. 59).
❖ No debe constituir una cláusula abusiva.
❖ Debe recaer sobre daños derivados de la lesión a bienes disponibles.

6) Asunción de riesgos.

Art. 1719: “Asunción de Riesgos. La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de
peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad, a menos que, por las circunstancias del caso,
ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo causal.
Quien voluntariamente se expone a una situación de peligro para salvar la persona o los bienes de otro
tiene derecho, en caso de resultar dañado, a ser indemnizado por quien creó la situación de peligro, o por el
beneficiado por el acto de abnegación. En este último caso, la reparación procede únicamente en la medida
del enriquecimiento por él obtenido.”

Existe asunción de riesgos, cuando la víctima, con pleno conocimiento acepta someterse a una situación
de potencial daño para sí misma. La «asunción de riesgos» no es un supuesto de «hecho dañoso justificado»,
sino que configura la denominada «hecho de la víctima» (eximente de responsabilidad).

21
Cuando quien actúa regularmente en defensa de un tercero sufre un daño, puede accionar contra el
agresor. Si el tercero defendido provocó al agresor, tiene responsabilidad concurrente con aquel frente al
defensor. Si el tercero no provocó al ofensor, el damnificado tiene derecho a reclamar una indemnización plena
(art. 1.740 CCyC) contra quien creó la situación de peligro, y una indemnización en la medida del
enriquecimiento obtenido contra quien se benefició por el acto de abnegación.

22
UNIDAD 3
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Segundo eje: La función resarcitoria -Presupuestos de la función resarcitoria (continuación)


1. Factores de atribución. Noción. Factores objetivos (Noción, supuestos) y subjetivos (Culpa, noción, clases,
apreciación; Dolo, acepciones. clases, efectos). Valoración de la conducta. Confianza especial en los
contratos (art. 1725 C.C.C.N.).
2. Relación de causalidad. Noción, teorías. Doble función: la determinación de la autoría y extensión del
resarcimiento. Consecuencias inmediatas, mediatas y casuales. Previsibilidad contractual.
3. Las eximentes de responsabilidad. Responsabilidad objetiva y subjetiva. Prueba. Hecho del damnificado
(Asunción de riesgos). Hecho del tercero. Caso fortuito. Imposibilidad de cumplimiento: supuestos en que
nace responsabilidad (art. 1733 C.C.C.N.)
Factores de Atribución.
El factor de atribución es el elemento axiológico o valorativo, en virtud del cual el ordenamiento
jurídico dispone la imputación de las consecuencias dañosas del incumplimiento obligacional o de un hecho
ilícito a una determinada persona. Es la razón en virtud de la cual se traslada el daño sufrido a aquel de cuya
esfera ha partido la fuerza dañadora.
Demostrada la producción de un daño u que éste ha sido causado adecuadamente por un sujeto o por
personas o cosas a su cargo, se le hace un juicio de valor, que permita determinar si aquél debe responder o
no. El factor de atribución de una obligación se detecta por el objeto de la misma.
El factor de atribución es fundamental en la responsabilidad resarcitoria, y no es exigido en la
responsabilidad civil preventiva

Artículo 1721. Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede basarse en


factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.

Clases.
Artículo 1722. Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es
irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la
causa ajena, excepto disposición legal en contrario.

Artículo 1723. Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo


convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es
objetiva.

Artículo 1724. Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa
consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las
personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o
profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta
indiferencia por los intereses ajenos.

Factores Subjetivos
Son el dolo y la culpa, ambos requieren que el agente sea el autor material del daño y que el acto
haya sido realizado con voluntariedad (discernimiento, intención y libertad). Esto se llama imputabilidad de

1
primer grado, una vez afirmada la causalidad material y la voluntariedad, se realiza una imputabilidad de
segundo grado, que analiza si la conducta puede ser objeto de reproche, como culposa o dolosa.

La Culpa.
La culpa es la violación de una regla de conducta impuesta por la ley o la transgresión del deber
general de cuidad. Es la omisión de la diligencia que exija la naturaleza de la obligación y que corresponde
conforme a la situación de las personas, de tiempo y lugar. Necesita de dos requisitos:
● La omisión de la diligencia exigible para evitar un daño, conforme a las exigencias de cuidado
que reclamaba el ordenamiento jurídico.
● La ausencia de propósito deliberado de incumplir o de causar un daño, sino habría dolo.

Clases de culpa.
La culpa abarca:
❖ La negligencia: consiste en no prever lo que era previsible, o habiéndolo hecho, en omitir
adoptar la diligencia necesaria para evitar el daño. Supone un descuido o falta de atención.
Puede ser una acción, ej. Encender fuego en un campo seco un día de viento. O una omisión,
ej. La omisión de una enfermera de dar un medicamento al enfermo).
❖ La imprudencia: se traduce en una conducta positiva, precipitada que es llevada a cabo sin
prever sus consecuencias o la asunción de riesgo. Se ejecuta la acción con la esperanza de que
el mismo no se produzca. Ej. Quién necesita llegar rápido al aeropuerto y maneja a alta
velocidad con las esperanzas de no chocar.
❖ La impericia en el arte o profesión: consiste en la incapacidad técnica para el ejercicio de una
función determinada, profesión o arte. Ej. El ingeniero que por desconocimiento hace mal un
cálculo que luego provoca el derrumbe de un puente.

En nuestro sistema, la culpa se identifica como el defecto de conducta predicable de un acto


voluntario. Hay diferentes tipos:
➔ La culpa inconsciente: opera cuando el agente no ha tenido previsibilidad de la producción del
daño, aunque habría podido tenerla obrando con cuidado y previsión. Se trata de una culpa sin
representación de las consecuencias dañosas.
➔ La culpa con previsión: muestra a un sujeto que se representa la posible producción del
resultado de su acción, pero confía en poder evitarlo. Ej. Quien maneja a alta velocidad pero
está tan confiado en su habilidad para el manejo que no cree posible que un accidente se
produzca.
➔ La culpa consciente: en donde el agente prevé el daño y no obstante a ello actúa con
indiferencia por los intereses ajenos, corriendo el riesgo, a la espera de que el resultado
dañoso no se produzca por azar. Ej. Quien se aproxima a alta velocidad a un semáforo en rojo,
y no piensa frenar, sin poder ver o saber si viene otro auto. Esta última variante debe ser
emplazada en el terreno del dolo.

Graduación de la culpa
En el Derecho Romano la culpa se graduaba en:
1. Culpa lata: es la negligencia, imprudencia o impericia extrema, consistente en no prever lo que
cualquiera puede prever u omitir los cuidados más elementales.

2
2. Culpa leve:
a. Abstracta: consistente en no poner los cuidados que hubiese puesto un buen padre de
familia.
b. Concreta: consistente en no poner los cuidados que el deudor pone en las cosas
propias.

Los glosadores agregaron la Culpa levísima: no poner los cuidados que hubiese puesto un 'muy buen
padre de familia'.
El C.C.C.N. rechaza, en principio, la gradación de las culpas. No obstante: art. 1771 para el caso de
acusación calumniosa sólo predica responsabilidad si hay culpa grave. Hay leyes que admiten la graduación
de las culpas, como la Ley de Seguros, General de Sociedades, la de Concursos y Quiebras, de Contrato de
Trabajo, etc.

Determinación del modelo de conducta debida.


Se dan diferentes planteos sobre cómo se debe configurar la conducta debida para que no haya culpa.
★ Doctrina que postula la construcción del criterio del modelo de conducta en base a criterios
puramente éticos de la diligencia: la diligencia como regla moral que ordena y nutre el
principio de no dañar a otro. Traduce mucha incertidumbre e inseguridad jurídica.
★ Modelo de conducta en base a parámetros económicos: se calcula conforme a la eficiencia
económica, habrá negligencia cuando el costo de prevención sea menor al de reparación. Pero
no será diligente si es más caro prevenir que reparar.
★ Conducta diligente según las circunstancias de las personas, el tiempo y lugar: analiza la
conducta exigible conforme al caso concreto, según la naturaleza de la obligación y las
circunstancias específicas. Criterio que consagra el CCYC.

Apreciación de la Culpa
Apreciar la culpa es determinar si, en el caso concreto, ha mediado o no dicho reproche subjetivo en la
conducta del agente. In abstracto supone indagar “lo que habría hecho otra persona en las mismas
circunstancias, proceder por comparación con la conducta del tipo abstracto; con la prudencia de que da
pruebas un individuo precavido y prudente”. La apreciación de la culpa puede ser efectuada en abstracto,
tomando como patrón un módulo tipo de comparación objetivo, como un buen padre de familia, o conforme a
un hombre prudente y razonable. Se aprecia comparando la conducta desplegada por el sujeto y se compara
con el módulo de comparación ideal indicado.
O puede ser en concreto, prescindiendo de toda referencia a parámetros abstractos de comparación, y
dejando la valoración a la discrecionalidad judicial, analizando las particularidades concretas del caso.
Ambos sistemas son extremos, que aplicados radicalmente llevarían a soluciones incorrectas. Por
esto, ambos sistemas se complementan y aplican en conjunto. Se entiende que tanto el Código anterior como
el CCYC apoyan un sistema de apreciación mixta, que toma en cuenta la naturaleza de la obligación, la
calidad de las personas del deudor y del acreedor, la prudencia y el pleno conocimiento de las cosas.

Prueba de la culpa.

Artículo 1734. Prueba de los factores de atribución y de las eximentes Excepto disposición legal, la
carga de la prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes corresponde a quien los
alega.
3
El Dolo.
El dolo tiene en nuestro derecho dos acepciones:
1. Como vicio de la voluntad: es toda aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero,
cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la celebración del acto. La
omisión dolosa causa los mismos efectos cuando el acto no se habría realizado sin la
reticencia u ocultación. Se trata de una conducta orientada a provocar el error en un tercero.

Artículo 271. Acción y omisión dolosa Acción dolosa es toda aserción de lo falso
o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se
emplee para la celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la
acción dolosa, cuando el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación.

2. Elemento de la responsabilidad resarcitoria: como factor de atribución en la obligación de


resarcir, el dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos. Puede ser directo, que es cuando el daño se
causa con intención; o eventual, que es cuando se realiza con indiferencia a los intereses
ajenos, en este último caso el sujeto se representa internamente la posibilidad del daño y
procede igualmente, con indiferencia a que se produzca el daño.

Artículo 1724. Factores subjetivos (...) El dolo se configura por la producción de


un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

Clases de dolo.
A. Dolo directo o indirecto: Basta para su configuración con que el daño se cause de manera
intencional.
B. Dolo eventual: Se da por una manifiesta (patente, clara) indiferencia (menosprecio) por los
intereses ajenos.

Este concepto permite englobar al dolo en el incumplimiento obligacional o contractual, que se


configura cuando el deudor no cumple de manera deliberada (intencional) o con manifiesto menosprecio por
los derechos del acreedor.

Dispensa del dolo.

Artículo 1743. Dispensa anticipada de la responsabilidad Son inválidas las cláusulas que eximen o
limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las
buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también inválidas si liberan anticipadamente, en
forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del deudor o de las personas por las cuales debe responder.

La prohibición de dispensa anticipada del dolo comprende tanto la dispensa del dolo propio como de
los representantes, administradores y dependientes del deudor, y de aquellas personas que este hubiese
introducido para cumplir con la obligación. La invalidez cae sobre la cláusula que contenga la dispensa
anticipada del dolo y no sobre el resto, es de nulidad parcial y relativa. Nada obsta a que una vez producido el
incumplimiento doloso, pueda el acreedor renunciar a los derechos resarcitorios que derivan del mismo.
4
Efectos del dolo.
a. Responsabilidad civil: Debe responder por las consecuencias inmediatas y mediatas. En
materia de incumplimiento contractual doloso responde por las consecuencias que se
previeron pudieron prever al momento de la celebración del mismo.

Artículo 1726. Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que
tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto
disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las
mediatas previsibles.

Artículo 1727. Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que


acostumbran a suceder según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en
este Código “consecuencias inmediatas”. Las consecuencias que resultan solamente de
la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman “consecuencias
mediatas”. Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman
“consecuencias casuales”.

Artículo 1728. Previsibilidad contractual. En los contratos se responde por las


consecuencias que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su
celebración. Cuando existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en
cuenta estas consecuencias también al momento del incumplimiento.

b. Absorción causal: El dolo absorbe la incidencia causal o concausal de la víctima. Ej. Si el hecho
se produce por un hecho doloso de un sujeto y por un aporte causal de la víctima, esto último
no importa ya que el sujeto actuó con dolo, si hubiera actuado con culpa, la responsabilidad se
reparte entre el autor de hecho y la víctima, según la intervención causal de esta última.
c. Invalidez de las cláusulas de dispensa anticipada de responsabilidad por dolo: (art 1743).
d. Improcedencia de la atenuación de responsabilidad: No se permite la atenuación de la
indemnización de responsabilidad civil.
e. Responsabilidad en la solidaridad pasiva: Todos los deudores responden por los daños, pero
las consecuencias agravadas propias del incumplimiento doloso de uno de los codeudores, no
se trasladan ni pueden ser soportadas por los demás.
f. Quid de la acción de regreso entre los coautores de un hecho ilícito doloso: Si alguno de los
obligados indemniza al damnificado, tiene acción de contribución contra los restantes
obligados. No solo se aplica al incumplimiento obligación doloso sino también a los coautores
de hechos ilícitos dolosos: NADIE PUEDE ALEGAR SU PROPIA TORPEZA, menos aún quien
ha obrado con dolo. 1

Artículo 1751. Pluralidad de responsables Si varias personas participan en la


producción del daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las
obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las
reglas de las obligaciones concurrentes.

1
Artículo 838. Responsabilidad. La mora de uno de los deudores solidarios perjudica a los demás. Si el cumplimiento se
hace imposible por causas imputables a un codeudor, los demás responden por el equivalente de la prestación debida y
la indemnización de daños y perjuicios. Las consecuencias propias del incumplimiento doloso de uno de los deudores no
son soportadas por los otros.
5
g. Impide invocar efectos del consentimiento informado: quien obra dolosamente no puede
prevalerse de la virtualidad eximitoria del art 1720.

Artículo 1720. Consentimiento del damnificado Sin perjuicio de disposiciones


especiales, el consentimiento libre e informado del damnificado, en la medida en que no
constituya una cláusula abusiva, libera de la responsabilidad por los daños derivados
de la lesión de bienes disponibles.

h. Supuesto que permite configurar el incumplimiento esencial del contrato: A los fines de su
resolución.
i. Abre las puertas a la posible aplicación de daños punitivos: El dolo y la culpa grave son
requisitos indispensables para la procedencia de los daños punitivos que prevé el Art 52 bis de
la ley 24.240.
j. Obsta a la tarifación de la responsabilidad por daños o a otros mecanismos de limitación
indemnizatoria: En los sistemas de reparación tarifada del daño (ej art 39 de la ley 24.557 de
accidentes de trabajo) o que contienen limitaciones indemnizatorias de otra índole (cód. De
navegación, aeronáutico), el dolo del responsable abre las puertas a la reparación plena.

Prueba del dolo.


El dolo no se presume, la prueba de la misma pesa siempre sobre quien invoca su existencia.

Factores objetivos.
El riesgo creado.
Tuvo su origen en un intento pragmático, de la teoría del riesgo creado que buscaba dar solución al
problema de los daños producidos con motivo de accidentes del trabajo, particularmente en el ámbito
industrial, donde la culpa se mostraba insuficiente. De allí se determinó que quien es dueño o guardián de
cosas riesgosas, o realiza actividades que, por su naturaleza o por sus circunstancias, generan riesgos a
terceros, debe como contrapartida responder por los daños que ellas originan. Pone especial atención en que
alguien cree un riesgo, lo conozca o domine, debe cargar con los resultados dañosos que esa cosa o actividad
genere.
Otra postura, la doctrina del riesgo beneficio, sostenía que el fundamento de la responsabilidad no
anida en el riesgo creado, sino en el beneficio que se obtiene de la cosa o de la actividad. Luego, una
segunda versión, sostuvo que sólo se respondía cuando se trataba de una empresa, que creaba riesgos y
obtenía beneficios. Finalmente, una tercera versión que es la más acorde a la actualidad, sostiene que se
debe compatibilizar la teoría del riesgo creado con una teoría del beneficio.
El CCYC a través de normas generales sostiene responsabilidades genéricas y amplias, basadas en el
riesgo creado; y esto se complementa con microsistemas de responsabilidad objetiva, que contienen normas
agravadas con sustento en el riesgo empresa. Así, la ley de defensa del consumidor contiene regímenes
especiales de seguro obligatorio. También están presentes en el caso de residuos peligrosos.
Concluyendo, la teoría del riesgo se basa en el riesgo creado, como formulación amplia y genérica que
se aplica en todos los casos, y en ámbitos específicos, se complementa con la idea de riesgo provecho o
beneficio, imponiendo responsabilidades agravadas.

La Garantía.
6
La garantía se relaciona con un deber de seguridad. Conforme a este factor de atribución, algunas
personas deben responder frente a terceros por los daños causados por determinados terceros o cosas, en
razón de un deber de garantía que gravita sobre ellos.
Se trataría de una obligación legal impuesta como medio de una mayor y eficaz protección de la
víctima ante la posible insolvencia del autor directo del daño. De esta forma, la ley convertiría a ciertas
personas en garantes frente a terceros de la actividad de sus subordinados o de los daños que emerjan de
ciertas cosas. Dentro de ella encontramos la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente en
cumplimiento de sus funciones; la responsabilidad en los establecimientos educativos, la responsabilidad de
los padres respecto de los hijos.

La equidad.

Artículo 1750. Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un acto
involuntario2 responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742. El acto realizado
por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de la que
corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.

La equidad es un valor jurídico, pero como factor de atribución, permite trasladar el peso del daño a
otro en dos casos:
➢ En el caso de la reparación del daño sufrido por quien evita que se produzca un daño del cual
un tercero sería responsable, cuando el reembolso de los gastos en que incurrió conforme a
las reglas del enriquecimiento sin causa, no compense el perjuicio patrimonial o moral
experimentado por las circunstancias. En este caso corresponde una indemnización basada en
la equidad.
➢ En la responsabilidad por daños involuntarios (cuando no hay discernimiento, intención o
libertad): ej. El daño causado por un menor de 10 años, hecho efectuado bajo error, o bajo
amenazas.
En estos casos corresponde una indemnización basada en la equidad, sin embargo, el CCYC
permite alejarse del principio de reparación plena, también por motivos de equidad, si así se
considera conforme a las circunstancias del caso. El Art. 1742: “El juez, al fijar la
indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la
situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable
en caso de dolo del responsable.”.

El abuso del derecho y el exceso en la normal tolerancia entre vecinos.

Artículo 10
Ejercicio abusivo de los derechos: se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico
o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
Nosotros pensamos que el abuso del derecho no constituye un factor autónomo de atribución, sino
una modalidad de antijuricidad.

2
Artículo 261 acto involuntario
7
Entre el acto ilícito lato sensu y el ejercicio abusivo de un derecho no media una diferencia cualitativa,
ambos contradicen al ordenamiento jurídico. El factor de atribución podrá, de tal modo, ser objetivo o
subjetivo, según los casos.

Artículo 1973. Inmisiones Las molestias que ocasionan el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos,
vibraciones o inmisiones similares por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos, no deben exceder la
normal tolerancia teniendo en cuenta las condiciones del lugar y aunque medie autorización administrativa
para aquéllas.
Según las circunstancias del caso, los jueces pueden disponer la remoción de la causa de la molestia o
su cesación y la indemnización de los daños. Para disponer el cese de la inmisión, el juez debe ponderar
especialmente el respeto debido al uso regular de la propiedad, la prioridad en el uso, el interés general y las
exigencias de la producción.

Regla: la responsabilidad que emerge de esta norma será objetiva, por aplicación de la doctrina del
riesgo creado. Pero, no debe descartarse la posible configuración de responsabilidad subjetiva, basada en la
culpa probada o presumida.

Deber calificado de seguridad.3


Hace referencia a una suerte de deber de seguridad que surge del crédito, que se aplica sobre todo en
las obligaciones de resultado. Esto está consagrado en el Art. 1723, donde dispone: “cuando de las
circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un
resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.”.

Falta de servicio y sacrificio especial.


Se basa en el principio de igualdad ante las cargas públicas (ART 16 CN), para dar sustento a la
responsabilidad del Estado por su actividad legítima que sacrifica intereses individuales en beneficio del
interés general. La teoría del sacrificio especial sostiene que los ciudadanos deben soportar los perjuicios que
derivan de la actividad estatal legítima. Pero cuando tal menoscabo afecta a un individuo en particular, o a
varios, de manera desigual y desproporcionada, se configura una situación de sacrificio especial o singular,
que debe ser indemnizada por la garantía de igual frente a cargas públicas y el derecho de propiedad del
damnificado (ARTS 14 Y 17). Debe haber una afectación concreta. //
La falta de servicio se menciona como factor objetivo de atribución de la responsabilidad del Estado
por actividad ilegítima. Hay falta de servicio cuando el mismo no funciona, o lo hace mal, tardía o
anormalmente y frustra las legítimas expectativas de los administrados, causandoles un daño.
Mientras que el sacrificio especial consiste en un factor objetivo de atribución de responsabilidad al
Estado por actividad legítima, que sacrifica intereses individuales en beneficio del interés general. Los
ciudadanos deben soportar perjuicios que derivan de la actividad estatal legítima (ej. Un policía hiere a un
ladrón). Sin embargo, cuando tal menoscabo afecta a un individuo en particular, o a varios, en manera
desproporcionada o desigual, se debe indemnizar, por el principio constitucional que establece que las
cargas públicas deben ser iguales para todos.

Seguridad social.
Si bien lo ordinario es que la seguridad social esté en manos del Estado, existen supuestos en los
cuales por ley se pone en cabeza de particulares justificando o dando fundamento a una obligación
3
DEBER CALIFICADO DE SEGURIDAD O TUTELA ESPECIAL DEL CRÉDITO
8
indemnizatoria. Por ejemplo, cuando opera la extinción del vínculo laboral en razón de mediar incapacidad
absoluta del trabajador está determinada una indemnización tarifada.

La confianza legítima.
Da sustento de responsabilidad objetiva en ciertos ámbitos específicos como por ejemplo en el
derecho del consumidor, con la responsabilidad del proveedor aparente de un producto o un servicio.
LEY 24.240: ART 40: Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación
del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y
quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la
cosa con motivo o en ocasión del servicio.
La confianza legítima tiene enorme importancia, además, en la interpretación de los contratos.

Artículo 1067. Protección de la confianza. La interpretación debe proteger la confianza y la lealtad


que las partes se deben recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta jurídicamente
relevante, previa y propia del mismo sujeto.

La actividad económica en sí misma.


Se utiliza en el derecho estadounidense (y nosotros, minoritariamente). Debe responder, en ciertos
supuestos, quien se encontraba en mejores condiciones de prevenir el daño o de asegurarse.

El derecho a la intimidad.
Otros autores lo incluyen como un factor objetivo de atribución autónomo, infiriendo tal carácter de la
propia naturaleza del derecho conculcado o del carácter arbitrario de la conducta lesiva conforme al ART
1770.
Nosotros creemos que tal construcción es inaceptable, por carecer de bases normativas en nuestro
sistema y no surge del ART 1770. ¿Por qué la ley brindaría protección especial solo al derecho a la intimidad
y no a los otros derechos personalísimos?

¿Cuáles son los factores de atribución objetivos en el ámbito contractual?


● Obligaciones de resultado (ej. dar, no hacer y algunas de hacer).
● Riesgo creado.
● Deber de seguridad (Transporte, Hotelero, Consumidores).

Valoración de la conducta. La confianza especial en los


contratos.

Artículo 1725. Valoración de la conducta Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la valoración de la previsibilidad de las
consecuencias.
Cuando existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones
particulares de las partes.
Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual de una
persona determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial entre las partes. En estos
casos, se estima el grado de responsabilidad, por la condición especial del agente.

9
El primer párrafo hace referencia al análisis que se debe hacer sobre los sujetos, ya que de ellos
depende el mayor o menor grado de diligencia que se les puede exigir ej. No se le puede exigir lo mismo, en
una consulta de salud, a un médico que a una secretaria que no tiene conocimientos de medicina.
En cuanto a la confianza especial, las partes no pueden traicionar la confianza que se tienen, sobre
todo en los contratos de servicios profesionales, que se llevan a cabo tomando en cuenta las especiales
características de un sujeto, éste debe actuar conforme a dichas características. Ej. Operación de los ojos en
la clínica de Zaldívar.

La Relación de Causalidad.
Concepto.
La relación de causalidad es aquella que vincula jurídicamente, de manera directa, el incumplimiento
obligacional o el hecho ilícito aquiliano con el daño, y en forma indirecta, a éste con el factor de atribución.
En el ámbito preventivo, permite establecer un vínculo razonable y necesario entre la amenaza de
daño y el hecho que la genera.
Su función es determinar si un resultado dañoso puede ser materialmente atribuido (imputado
fácticamente) a una persona. Se trata de una cuestión fáctica-objetiva, que establece el enlace entre un
antecedente (causa) y un consecuente (efecto).
La causalidad física es igual a la causalidad jurídica, pero esta última está recortada en la parte que
nos interesa, mientras que la causalidad fáctica continúa hasta el infinito.

Causalidad versus culpabilidad.


La indagación sobre la causalidad es independiente de la juridicidad o antijuridicidad del agente y de
su culpabilidad. Puede haber causalidad sin que medie culpabilidad. Ej. Un daño causado por un niño menor
de 5 años o una persona que no tiene discernimiento. También puede haber causalidad sin que surja
responsabilidad civil. Ej. Daños inferidos en legítima defensa.
La relación de causalidad, tiende a dilucidar si las consecuencias dañosas de un hecho pueden ser
atribuibles materialmente a la acción de un sujeto. La culpabilidad, en cambio, se orienta a determinar si
puede formularse un juicio de reproche subjetivo en el comportamiento antijurídico de quien es autor
material del hecho. El análisis de la causalidad es anterior al de la culpabilidad. Además, en la causalidad se
hace una valoración abstracta, según la normalidad de las cosas, se analiza expost si el daño era previsible;
mientras que en la culpabilidad se hace un análisis en concreto, observando las particularidades en las que
se hallaba el sujeto.

Causa, condición y ocasión.


La condición es un mero antecedente del resultado que se produce. Un efecto es producido por
múltiples condiciones, que en conjunto lo provocan. El derecho no atribuye ni la autoría del hecho material ni
responsabilidad a un sujeto por el mero hecho de haber puesto una condición, aunque ésta pueda ser
necesaria para su producción.
La ocasión dentro de las condiciones, es aquella que favorece o torna viable la actuación de la
verdadera causa del daño, pues permite, facilita o potencia su aptitud causal. Como regla, no se responde por
el mero hecho de haber facilitado o provocado la ocasionalidad del daño. Hay excepciones en que la ocasión
deviene jurídicamente relevante a los fines de la atribución fáctica y jurídica del resultado; por ej lo que
sucede en materia de responsabilidad de las personas jurídicas por el hecho de sus directores y
10
administradores por los daños causados en ejercicio o en ocasión de sus funciones, o la responsabilidad del
principal por el hecho de su dependiente.
La causa, es preciso que la condición asuma especial entidad, por ser adecuada para producir el
resultado. Si bien la causa es siempre condición, la condición no es siempre causa.

La doble función de la relación de causalidad.


Determinación de la autoría.
La relación de causalidad permite determinar cuándo un resultado dañoso es materialmente atribuible
a la acción dañosa de un sujeto determinado. De este modo, revela la autoría del daño y permite
individualizar al sujeto que debe responder por su reparación.
No se debe confundir autoría del daño con autoría de la conducta dañosa, la primera abarca tanto al
daño causado personalmente, como al ocasionado por un sujeto por el cual se debe responder, o por una
cosa de la que se es propietario o guardián. Ej. El daño causado por un hijo, o por mi auto. En cambio, la
autoría de la conducta dañosa siempre la tendrá quien personalmente la lleve a cabo.

Extensión del Resarcimiento


Brinda los parámetros objetivos indispensables para calibrar la extensión del resarcimiento, mediante
un régimen predeterminado de imputación de consecuencias (inmediatas, mediatas y causales). Por medio de
ella se determina hasta dónde el derecho quiere que el autor material responda por sus actos. Art. 1726:
“Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuando de causalidad con el
hecho producto del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles.”.

Teorías sobre la relación de causalidad.


Los hechos que provocan una modificación en el mundo exterior no siempre se presentan con claridad,
de modo que no siempre permiten dilucidar fácilmente cuál es la causa jurídica con un determinado efecto
dañoso. Para esto se han formado distintas teorías para intentar dilucidar cuáles con los antecedentes o
condiciones que materialmente provocan un resultado dañoso.

Teoría de la equivalencia de las condiciones.


Para esta doctrina, la causa de un resultado es la sumatoria de todas las condiciones positivas y
negativas que tomadas en conjunto, contribuían a producirlo. Es decir, para esta doctrina, todas las
condiciones que contribuyen a producir un resultado dañoso tienen el mismo valor, por lo que la falta de
cualquiera de ellas determinaría la no causación del daño. Todas las condiciones son indispensables y no hay
diferencias entre ellas, por lo tanto, para fundar la imputación fáctica bastaría con que el sujeto haya puesto
una condición cualquiera de ese resultado.
Es una doctrina que puede tener plena vigencia en el ámbito de las ciencias naturales, pero no en el
campo jurídico, ya que nos lleva a un infinito de causas, considerando como causa las condiciones inmediatas,
mediatas, causales y hasta fortuitas. Cabría responsabilidad por todo, por mínima que sea la participación del
devenir causal.

Teorías individualizadoras.

11
Según ellas, la causa no está dada por la sumatoria de todas las condiciones necesarias para la
producción del resultado, sino que sólo una de ellas posee esa virtualidad específica. Las diferencias entre
ellas se plasman al momento de determinar cuál de todas las condiciones necesarias debe ser elevada a la
categoría de causa para la atribución de los efectos que de ello se deriva.

Doctrina de la causa próxima.


Sostiene que para determinar cuál de todas las posibles condiciones que han producido el resultado
debe ser elevada a la categoría de causa generadora, debe estarse a un criterio de orden cronológico. De
modo que reviste tal calidad la condición que se presenta como más próxima en el orden temporal al
resultado dañoso.
Si bien es cierto que frecuentemente la condición previa en el tiempo a la producción del evento
dañoso suele ser la causa del efecto, ello no constituye una regla absoluta que permita erigir un criterio
categórico en ese sentido. Por eso, se le ha criticado que no necesariamente la última condición debe ser la
causa del daño, pudiendo éste reconocer la misma en una condición anterior. Ej. Alguien cambia el remedio
de un enfermo por una sustancia tóxica, luego, la enfermera le suministra este veneno convencida de que es
el remedio y el enfermo muere. La enfermera no es causante del homicidio, pese a que fue ella quien puso la
condición más próxima.

Teorías de la condición preponderante y de la condición eficiente.


Sostiene que la causa del daño es aquella condición que rompe el equilibrio entre los factores
considerados favorables y adversos para su producción, influyendo de manera preponderante en el
resultado. Es causa del daño aquella condición que tenga mayor poder intrínseco de causación del fenómeno.
Algunos autores acuden a criterio meramente cuantitativos, considerando que es aquella que en
mayor medida contribuye a producir el daño; otros se basan en criterios cualitativos, valorando como causa a
aquella que tenga mayor eficiencia por su calidad intrínseca en el proceso causal.
De esta forma, esta teoría permite descartar las condiciones meramente ocasionales.

Teoría de la imputación objetiva.


Pretende indagar si determinadas condiciones pueden ser jurídicamente consideradas como
relevantes para la imputación objetiva del hecho a una persona. Se distinguen dos planos: por un lado el de
la causalidad, que se resuelve por aplicación de la teoría de la equivalencia de las condiciones, toda condición
necesaria es causa; y por el otro lado la imputación objetiva, que determina cuál de esas condiciones es
objetivamente imputable al agente e idónea para comprometer su responsabilidad si se conjuga con los
demás elementos de la obligación resarcitoria.

La teoría de la condición adecuada


Esta teoría gradúa la adecuación de la causa en función de la posibilidad y probabilidad de un
resultado, atendiendo a lo que corrientemente acaece, según lo indica la experiencia diaria en orden al curso
ordinario de las cosas. Solo cabe denominar jurídicamente causa a la condición que es apta, en función de la
posibilidad y la probabilidad que en sí encierra para provocar el resultado.
La causalidad adecuada está estrechamente ligada a la idea de regularidad, del curso normal y
habitual de las cosas según lo que normalmente acostumbra a suceder. De modo que la relación de
causalidad jurídicamente relevante es la que existe entre el daño ocasionado y la condición que normalmente

12
lo produce. El juicio de probabilidad se realiza a posteriori y en abstracto, aunque teniendo en cuenta las
circunstancias de tiempo, modo y lugar.
Crítica: no hay ningún criterio objetivo para determinar el nexo causal, quedando, en los hechos, todo
reducido a una especulación subjetiva del juzgador. No es una teoría científica, sino de una doctrina de
imputación de consecuencias en base a argumentos que lucen en apariencia objetivos, pero que en su
aplicación concreta están teñidos de la subjetividad del juez.
Excepciones.
La doctrina de la relación causal adecuada, modulada bajo un régimen riguroso de
previsibilidad en abstracto, reconoce excepciones:
❖ Previsibilidad contractual: en la imputación de consecuencias derivadas del
incumplimiento contractual también rige la regla de previsión en abstracto; no
obstante, en los contratos discrecionales o paritarios, también incide la previsión en
concreto (ART 1728).
❖ En materia de accidentes de trabajo: rige un sistema más próximo al de la equivalencia
de las condiciones.
❖ Cuando se responda en ocasión de una función o de un rol: como en la responsabilidad
de los tutores, administradores de las personas jurídicas y el principal por el hecho del
dependiente.

Consecuencias inmediatas, mediatas y causales.

Artículo 1727. Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder
según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código “consecuencias inmediatas”. Las
consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman
“consecuencias mediatas”. Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman “consecuencias
casuales”.

Y el Art. 1726 en su última oración sostiene que: “…Excepto disposición legal en contrario, se
indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas.”.

Esta clasificación tiene gran importancia, ya que actúa como guía, facilitando la tarea de los jueces
para dilucidar los casos en la vida real. De modo que, corresponde a los jueces, atendiendo a las
particularidades del caso, precisar si conforme al curso normal y ordinario de las cosas una acción ha tenido
aptitud para producir como efecto un resultado dañoso.
➔ Consecuencias inmediatas: son aquellas que acostumbran a suceder, según el curso normal y
ordinario de las cosas. La inmediatez no deriva de la cercanía temporal con el hecho generador,
asume tal carácter porque entre el hecho generador y la consecuencia no se advierte la
presencia de ningún hecho intermedio.
La previsibilidad está siempre implícita en ellas, ya que conforme al principio se la regularidad,
siguen de manera natural y ordinaria a un hecho, situación que determina su necesaria
representación en la mente de un hombre normal.
Ej. Ante la destrucción de un corral en el que se encontraba guardado el ganado, la
consecuencia inmediata es el hecho de la dispersión y la pérdida del mismo.
➔ Consecuencias mediatas: son las que resultan de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto. El vínculo con el hecho causal no es directo, ya que en la cadena
13
causal se produce la interferencia de otro hecho, que contribuye a que se produzca el
resultado. Es la conjugación de dos hechos la que produce el resultado.
Ej. Las consecuencias mediatas de la rotura del corral y de la dispersión del ganado, son los
daños que los animales puedan causar en el campo del vecino.
Estas consecuencias son imputables al autor del hecho cuando las hubiese previsto o cuando,
empleando la debida diligencia hubiera podido preverlas.
➔ Consecuencias causales: son las consecuencias causales que no pueden preverse. Ellas
escapan de toda aptitud normal de previsión, al corresponder a hechos que operan en forma
sobreviniente e inesperada en el proceso causal. Opera sobre la base de la conexión de un
hecho con un acontecimiento distinto, produciéndose por dicha conexión un resultado
específico que resulta imprevisible. No son imputables. Ej. Los animales que se escaparon se
ahogan o son atropellados por un tren.

La relación de causalidad en el CCYC.


El CCYC consolida la teoría de la relación causal adecuada. Se entiende que cuando hay
responsabilidad por el hecho propio, hay una conexión directa entre la acción del agente y el daño; cuando
hay responsabilidad con culpa presumida ej. Padres respecto de los hijos, aquellos son considerados autores
mediatos del daño causado por estos últimos; cuando se trata de responsabilidad objetiva por el hecho de
otra persona, ej. Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente, la responsabilidad se traslada
directamente al principal, que no es autor mediato, sino garante por los daños que sus dependientes hagan
bajo el desempeño de sus funciones.

Régimen de imputación de consecuencias.


Artículo 1726. Relación causal → Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se
indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
No se resarcen las consecuencias causales, salvo en aquellos casos de excepción en los cuales, por
disposición legal o convencional, el deudor debe asumir las consecuencias del caso fortuito o fuerza mayor
(ART 1733).

Previsibilidad del Daño Contractual.

Artículo 1728. Previsibilidad contractual. En los contratos se responde por las consecuencias que las
partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando existe dolo del deudor, la
responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias también al momento del incumplimiento.

El ámbito de aplicación de este art. Son los contratos paritarios y no los de consumo o adhesión a
cláusulas predispuestas. Características del texto:
★ Su ámbito de aplicación son los contratos discrecionales o paritarios y no los de consumo.
★ Se aplica cuando las partes negocian el precio y, para fijarlo, necesitan conocer los riesgos que
asumen; cuanto mayor información y seguridad exista en ese momento, menor será el precio,
con claro beneficio para el conjunto de la sociedad.
★ Se hace excepción al caso en que exista dolo.

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Regla “Hadley vs Baxendale”.
Fue un fallo de la corte de Inglaterra, en el que se basó en Anteproyecto del CCYC, este fallo dispuso
que: donde dos partes han celebrado un contrato que una de ellas ha incumplido, los daños cuya
indemnización la otra parte debe recibir, deben ser aquellos que puedan ser considerados justa y
razonablemente como, o sobrevinientes del incumplimiento, de acuerdo al curso habitual de la cosas, o
aquellos que razonablemente puedan suponerse como que hayan estado en la contemplación de las dos
partes, al momento en que concluyeron el contrato.
Ahora, si las especiales circunstancias bajo las cuales el contrato fue realmente celebrado fueron
comunicadas, entonces los daños resultantes serán el monto del perjuicio que puede ordinariamente surgir
del incumplimiento bajo esas circunstancias especiales. Pero, si esas circunstancias especiales fueron
totalmente desconocidas por alguna de las partes, sólo puede reclamarse por el perjuicio que se presume
que puede sobrevenir normal o generalmente.
Conclusión: el daño resarcible es el daño ordinario que las partes previeron o debieron rever y el daño
“extraordinario” que las partes conocían y se comunicaron al momento de la contratación.
El fallo consistía en un chango que se le rompió el molino, y llama a un camión para que se lleve la
pieza rota, la lleve a arreglar y la traiga de vuelta, el camión se iba a demorar 2 días en hacerlo, pero se
demoró 7 días. En esa época era común que los campesinos tuvieran un repuesto extra para estos casos;
pero el chango no lo tenía, entonces el molino quedó paralizado 7 días. El chango reclama los daños por los
7 días perdidos, pero como esa consecuencia especial no fue comunicada, solo se responde por los daños de
la mora y no por la paralización del molino.]

Prueba de la relación de causalidad.

Artículo 1736. Prueba de la relación de causalidad. La carga de la prueba de la relación de causalidad


corresponde a quien la alega, excepto que la ley la impute o la presuma. La carga de la prueba de la causa
ajena, o de la imposibilidad de cumplimiento, recae sobre quien la invoca.

Esta pesa, como regla, sobre quien proclama la reparación del daño, tanto en materia contractual
como extracontractual, ya en el derecho público o privado. Se admite amplia libertad de medios probatorios,
incluida la prueba presuncional y los indicios.

Las eximentes de la responsabilidad.


Responsabilidad objetiva y subjetiva.

Responsabilidad subjetiva.
Cuando hablamos de responsabilidad subjetiva, se quiere remarcar que el fundamento axiológico y
jurídico de dicha atribución reposa en la idea de culpabilidad; y que las eximentes que son propias de impedir
que aquella se configure deben ser compatibles con dicho fundamento. Si la responsabilidad se asienta en la
idea de culpa, la prueba de la ausencia de culpa debe ser suficiente para provocar la liberación del indicado
como responsable.
Hay 2 eximentes:

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➢ Las causas de inculpabilidad debidamente invocadas y probadas: cuando hay error de hecho
esencial, o violencia o intimidación. Ya que cuando esto sucede, el acto deviene sin intención ni
libertad, de modo que decae el juicio de culpabilidad.
➢ Cuando se prueba un obrar diligente, es decir, apropiado al objeto de la obligación en función
de las circunstancias de persona, tiempo y lugar.
La prueba del ‘’No riesgo’’.

Responsabilidad objetiva.
Se trata de factores que requieren que se demuestre que el factor de atribución por el que se imputa
la responsabilidad es falso o no existe. No sirve de nada probar la no culpa, sino que se requiere algo más, se
requiere o que se interrumpa el nexo causal (mediante la causa ajena), o que se demuestre que el factor de
atribución que se alega no existe o es falso.

Artículo 1734. Prueba de los factores de atribución y de las eximentes Excepto disposición legal, la
carga de la prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes corresponde a quien los
alega.

Eximentes vinculadas con la relación de causalidad.

La causa ajena.
La relación de causalidad adecuada que debe existir entre la acción y el daño puede verse alcanzada
por la presencia de factores extraños con idoneidad para suprimir o aminorar sus efectos. En el primer
supuesto, se configuraría la interrupción del nexo causal; y en el segundo donde disminuyen los efectos,
habría una concausa. En ambos casos, el vínculo de causalidad no logra concretarse, y la causa material del
daño se desplaza hacia otro centro de imputación: el hecho de la propia víctima, de un tercero extraño o el
caso fortuito.

Artículo 1722. Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es
irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la
causa ajena, excepto disposición legal en contrario.

En las órbitas de presunciones de responsabilidad objetiva, de origen contractual o extracontractual,


en la que al sindicado como responsable solo le queda liberarse demostrando la incidencia de una causa
ajena. En los casos de responsabilidad subjetiva presumida, al demandado le alcanza probar que obró
diligentemente para eximirse, pero la prueba puede ir más lejos alegando causa ajena que interrumpe el nexo
causal.
En la culpa probada es el actor el que debe probar la culpa del demandado para comprometer su
responsabilidad, y hasta tanto ello no se logre, en modo alguno este se podrá ver obligado a resarcir. Pero el
demandado puede acreditar la existencia de una causa ajena, situación está que le asegurará el rechazo de
toda pretensión en su contra.
En determinados supuestos de excepción la desviación de los efectos jurídicos de la concausa es
atenuada o desvanecida. Tal lo que sucedía, por ejemplo, en materia de accidentes y enfermedades de trabajo
cuando regía la teoría de la indiferencia donde era suficiente que la prestación laboral hubiere contribuido a
facilitar o acelerar el daño para que el empleador quedare obligado a resarcirlo en forma total.

16
Esta teoría de la indiferencia de la concausa es totalmente ajena a la doctrina de la causalidad
adecuada del CCCN. Del mismo modo, debe tenerse en cuenta que existen supuestos de excepción, en donde
no libera, por ejemplo, la causalidad atribuible a un 3ero, aun mediando culpa en su conducta, y que en otro
caso solo se admite el casus en donde la responsabilidad se mantiene ante cualquier causa ajena que no sea
imprevisible o irresistible (ej. art 1767).

El hecho del damnificado.


La propia conducta de la víctima puede convertirse en una eximente de la causalidad, y esto es así
porque cuando interviene la víctima de modo tal que logra interrumpir la causalidad entre la acción de un
tercero y el daño, no corresponde atribuir al tercero las consecuencias. En estos casos el damnificado es el
autor material del daño y lo debe soportar.

Artículo 1729. Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la
incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato dispongan
que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial.

1. Requisitos:
a. Incidencia causal: el hecho de la víctima debe ser causa adecuada y exclusiva o concausa del
daño, en concurrencia con otros factores relevantes.4
b. Hecho no imputable al demandado: el hecho de la víctima no debe ser imputable al
demandado, objetiva o subjetivamente. Cuando este último es quien lo provoca, la acción de la
víctima se presenta como una mera consecuencia del acto del ofensor.

i. Cuestión en el código civil y comercial.


En su ART 1729 consagra una solución transaccional entre las dos corrientes de opinión
anteriores, en un criterio realista y pragmático.
Como regla, el mero hecho del damnificado que tiene incidencia causal o concausal en la
producción del resultado dañoso es suficiente para configurar la eximente. Este principio no es
absoluto y admite excepciones: cuando la ley o el contrato dispone que deba tratarse de la culpa de la
víctima, de su dolo o de cualquier otra circunstancia especial, el mero hecho del damnificado no exime
de responsabilidad y necesita la presencia de estos. Nada impide que el legislador pueda exigir la
presencia de culpa o dolo, particularmente en supuestos en los cuales deba brindar mayor protección
a ciertos damnificados. En los contratos, en los paritarios y en los de adhesión a condiciones generales
y de consumo (en los 2 últimos supuestos, cuando la cláusula favorezca al adherente o consumidor).

ii. Hecho no imputable al demandado. La cuestión en los accidentes ferroviarios.


El hecho de la víctima no debe ser imputable al demandado, objetiva o subjetivamente.
Cuando este último es quien lo provoca, la acción de la víctima se presenta como una mera
consecuencia del acto del ofensor y resulta inapta para liberar al sindicado como responsable.
Esta cuestión asume singular importancia en materia de accidentes ferroviarios donde los
patrones de seguridad que se adoptan para los pasajeros y para los peatones son, en la mayor parte
de los casos, obsoletos e insuficientes.

4
Kemelmajer: ninguna influencia tiene la conducta del sindicado como responsable si no ha sido la causa adecuada del
perjuicio en forma exclusiva o concurrente.
17
La no adopción de medidas adecuadas a tales fines puede ser una circunstancia determinante
para que se produzca el hecho del damnificado. Esas omisiones deber ser severamente valoradas por
los jueces

iii. ¿Qué pasa en los actos de abnegación o altruismo?


Casos en los cuales la víctima sufre un daño en momentos en que presta su ayuda altruista,
por abnegación, exponiendo su integridad física e inclusive su vida, para socorrer a otros que se
hallan en situación de peligro grave, no creada por él.
En estos casos, no se considera que tenga relevancia causal la conducta de quien actúa, de
modo que no se configura la culpa o hecho de la víctima. Este sujeto tiene derecho a ser indemnizado,
conforme al Art. 1719. Son legitimados pasivos de la pretensión resarcitoria (a quienes se les puede
demandar la reparación):
● Aquel que crea la situación de peligro, conforme a una perspectiva causal;
● Quien pudiera haberlo prevenido por tener a su disposición los medios para evitar el
daño o situación de peligro;
● Y también el beneficiado del acto de abnegación, aunque no haya causado el peligro.

iv. Momento en que se debe valorar el hecho del damnificado.


La incidencia causal que asume la conducta del damnificado debe ser computada en el
momento en que se produce el hecho generador del daño. La doctrina es unánime. ¿Qué sucede
cuando el hecho de la víctima agrava el menoscabo producido? Predomina la idea de ponderar esas
circunstancias a fin de atenuar el resarcimiento y estas se deben resolver a tenor del principio de
buena fe. Es una solución coherente con la idea de que el sindicado como responsable solo debe
reparar el daño por el causado. Dicho plus deberá ser soportado por el damnificado.

v. La perspectiva procesal ¿Debe el hecho del damnificado ser alegado formalmente?

Artículo 1734. Prueba de los factores de atribución y de las eximentes. Excepto disposición
legal, la carga de la prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes
corresponde a quien los alega.

Excepto disposición legal, la carga de la prueba de los factores de atribución y de las


circunstancias eximentes corresponde a quien los alega.
Nosotros creemos que la acreditación del hecho o culpa de la víctima constituye una cuestión
que el tribunal debe necesariamente ponderar, por cuanto no se está técnicamente en presencia de
una defensa o excepción, que requiere de articulación formal, sino de un factor que incide
directamente sobre el vínculo causal, cuya valoración debe el tribunal efectuar de modo inexcusable.

vi. La asunción o aceptación de riesgos por la víctima.

Artículo 1719. Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la víctima a una
situación de peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las
circunstancias del caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o
parcialmente el nexo causal. Quien voluntariamente se expone a una situación de peligro para salvar
la persona o los bienes de otro tiene derecho, en caso de resultar dañado, a ser indemnizado por quien

18
creó la situación de peligro, o por el beneficiado por el acto de abnegación. En este último caso, la
reparación procede únicamente en la medida del enriquecimiento por él obtenido.

Está estrechamente vinculado con el hecho o culpa de la víctima. Supuestos en que el


damnificado, consciente o inconscientemente, asume un peligro extraordinario, anormal, frente a una
conducta idónea para causar daño.
Art 1719 → La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro no
justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del caso,
ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo
causal.

2. Efectos del hecho del damnificado.


● Hecho exclusivo del damnificado → Provoca la plena exclusión de responsabilidad por parte
del demandado, tanto en la responsabilidad contractual como en la extracontractual.
● Concurrencia de hecho del damnificado con culpa probada o presumida del lesionante →
Ambos se distribuyen las consecuencias dañosas y las soportan en función de la distinta
incidencia causal que hayan tenido en la producción del resultado.
El magistrado formulará un juicio retrospectivo, ex post facto, en abstracto, procurando
determinar cuál ha sido la incidencia que ha tenido el daño en la conducta de cada uno de los
sujetos en cuestión. Ante la imposibilidad de determinar la influencia principal, procede la
distribución paritaria.
En caso de concurrencia, el monto indemnizatorio debe ser reducido en función de la influencia
causal que haya tenido la conducta del damnificado. Si la víctima experimentó un daño de
$10.000 y se le atribuye a su propia conducta el 30% del perjuicio, el demandado solo deberá
indemnizar $7.000
● Concurrencia de hecho del damnificado con dolo del demandado → El dolo del demandado
absorbe el hecho, culpable o no, de la víctima. El autor del dolo es el único causante del daño.
● Concurrencia de dolo de la víctima con culpa probada o presumida del demandado → El
dolo del damnificado absorbe íntegramente la incidencia causal de toda posible conducta
culpable del accionado
● Concurrencia de dolo de la víctima y del demandado → Debe proceder la reparación del
daño causado, en función de la incidencia que cada conducta dolosa pudiere haber tenido en la
producción del menoscabo. Kemelmajer: se deben aplicar los mismos principios que en los
casos de culpa recíproca, por lo que si no se puede discriminar respecto de la incidencia causal
de cada uno, el responsable debe indemnizar la mitad del daño.
● Concurrencia del hecho de la víctima y el riesgo creado: hay dos supuestos:
○ Hecho exclusivo de la víctima: Queda sin efecto totalmente la presunción de
responsabilidad que recae sobre el dueño o guardián de una cosa riesgosa o viciosa o
sobre quien realiza una actividad riesgosa. Las mismas conclusiones son proyectables a
los restantes supuestos de responsabilidad objetiva (garantía, equidad, etc.).
○ Hecho de la víctima concurrente con el riesgo creado o con otro factor objetivo de
atribución: La incidencia de la conducta de la víctima es parcial, habiendo una
concurrencia de causas o concausas. La presunción de responsabilidad que gravita

19
sobre el sindicado como responsable (dueño, guardián, etc.) se debe reducir en función
de la incidencia que el hecho de la víctima tuvo en la producción del daño.
● El hecho de la víctima y los damnificados directos → ¿Es oponible a los damnificados
indirectos la incidencia eximitoria del hecho o culpa de la víctima? Si bien es cierto que el
damnificado indirecto reclama un daño propio, no se puede olvidar que él se produce de
rebote, por repercusión del daño sufrido por el damnificado directo. Por lo que este no puede
estar en mejor condición que quien fue víctima inmediata.

El hecho de un tercero extraño.


1) Caracterización. Base normativa.
El nexo causal se interrumpe, total o parcialmente, cuando se demuestra que el daño obedece al
hecho de un tercero extraño, por quien no se debe responder. La atribución material del daño se traslada al
tercero, que es el sujeto en relación con el cual se podrá efectuar la imputación objetiva o subjetiva.

Artículo 1731. Hecho de un tercero. Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de
un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito.

Tercero es toda persona distinta del presunto responsable y de la víctima. No cualquier hecho de un
tercero es idóneo para desvirtuar el nexo de causalidad que pueda existir, sino que debe tratarse de un
tercero por quien no se deba responder.
Existen numerosos supuestos en los que la ley impone a una persona responder por el hecho de otro,
ej. La responsabilidad de los padres con respecto a los hijos, del principal por el hecho del dependiente,
también cuando se es guardián o propietario de cosas peligrosas o actividades riesgosas.

2) El tercero por quien no se debe responder.


Distinta del responsable presunto y de la víctima, puede ser persona física como jurídica, pública como
privada.
No cualquier hecho de un 3ero es idóneo para desvirtuar el nexo de causalidad entre el demandado y
el daño: debe tratarse de un 3ero por quien no se deba responder.
Quedan al margen de la eximente una categoría de hechos realizados por ciertos sujetos:
● Los daños causados por dependientes en ejercicio o en ocasión de sus funciones, respecto del
principal.
● Los producidos por las personas que, sin ser dependientes, entran en contacto con la cosa que
causa el daño, por voluntad expresa o presunta del dueño o guardián (amigos, parientes).
● El uso del automóvil por el intermediario o el agenciero, a quien se entrega el vehículo en
consignación o el efectuado por la persona a la cual se le entrega el automóvil para que lo
pruebe.
● El fabricante de un producto elaborado por el detrimento que se produce a raíz de un vicio de
fabricación.
● El guardián de la cosa, como regla, no es un 3ero por quien no deba responder el dueño.
● Aquellas personas por cuyo hecho se debe legalmente responder (niños menores de edad
respecto de los padres y tutores).
● Los auxiliares introducidos por el deudor para ejecutar la obligación.

20
3) Carga de la prueba.
El hecho del 3ero no se presume. La carga de la prueba de su existencia e incidencia en el nexo causal
pesa sobre quien la invoca.

4) Requisitos.
● Incidencia causal: el hecho del tercero debe tener incidencia causal o concausal en la
producción del resultado. En caso de haber plena conexión causal, la relación de causalidad
desaparece y el tercero se convierte en autor material. En cambio, cuando el hecho imputable
del tercero sólo concurra con el hecho imputable del demandado, la solución es diferente,
ambos deben responder, solidaria o concurrentemente, según el caso.
● El hecho del tercero no debe ser imputable al demandado: el hecho del tercero no debe haber
sido incentivado por el demandado, el demandado no debe tener nada que ver en la
producción del hecho dañoso, cuya causalidad corresponde al tercero.
● ¿Hecho o culpa de un tercero? Nosotros pensamos que, como regla, aun el mero hecho del
tercero, desprovisto de culpabilidad, tenía idoneidad suficiente para provocar la ruptura del
nexo causal que debe existir entre la conducta del demandado y el daño que se le atribuye
presuntivamente. Se encuentra en el ámbito de la teoría y no en el de imputabilidad.
● El hecho del tercero debe reunir los caracteres del caso fortuito: osea, ser además imprevisible,
inevitable, actual y ajeno al sindicado como responsable, sobrevenido e importar, en materia
obligacional, una imposibilidad absoluta de cumplimiento.

5) Efectos
● Hecho exclusivo del tercero.
Provoca la eximición total del demandado. Este es el autor material del daño y quien debe responder
siempre que se configuren todos los demás presupuestos de la obligación de resarcir.

● Concurrencia del hecho del tercero con la culpa probada o presumida del demandado.

Artículo 1751. Pluralidad de responsables. Si varias personas participan en la producción del


daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad
deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.

En caso de concurrir culpa del demandado con la culpa del tercero, en virtud de una causa única, se
aplican las reglas de la solidaridad y luego se ejercitan las acciones de regreso pertinentes. Si ambas
conductas culpables concurren en causas distintas, rigen las reglas de las obligaciones concurrentes
¿Qué sucede cuando concurre la culpa del demandado con el mero hecho inculpable de un tercero? Se
debe reducir el monto indemnizatorio a cargo del demandado.

● Hechos o culpa del tercero concurrente con el riesgo creado por el demandado.
Tanto el 3ero como el demandado responden solidaria o concurrentemente, sin perjuicio de ejercitar
luego las acciones de regreso o reembolso.

Caso fortuito o fuerza mayor.


1. Conceptualización.

21
Estos constituyen otros de los factores extraños con aptitud para provocar la interrupción (total o
parcial) del nexo de causalidad entre el hecho ilícito stricto sensu o el incumplimiento obligacional y el daño.

Artículo 1730. Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no
ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza
mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos “caso
fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.

En el campo obligacional, el casus:


● Extingue la obligación por imposibilidad sobrevenida, sin responsabilidad del deudor.
● Exime al deudor de responsabilidad por incumplimiento
La causa de la no realización de la prestación debida se traslada al casus, no siendo razonable ni justo
mantener al deudor obligado a cumplir una prestación que ha devenido imposible fortuitamente, por causas
no imputables.
En el campo extracontractual, el casus exime al responsable, porque se rompe la causalidad entre su
conducta y el daño. El detrimento o daño sufrido, no aparece como resultado de la acción del sujeto, sino del
caso fortuito. Hay algunos supuestos de excepción donde la ley exige que el sujeto responda incluso
mediando causa mayor.

2. Caracteres.
● Imprevisible: el hecho debe ser objetivamente imprevisible para el agente, según la experiencia
de vida, conforme al curso normal y ordinario de las cosas. La previsibilidad debe ser concreta,
con estándares de carácter abstracto y no una previsibilidad de carácter predominantemente
subjetiva (como en la culpabilidad), debe ser apreciada objetivamente, en base a parámetros
de razonabilidad. En los contratos no se debe olvidar el Art. 1725 sobre la valoración de la
conducta y el principio de confianza.
● Inevitable o irresistible: este requisito supone que, conforme al curso normal y ordinario de las
cosas, el daño que provoca no pueda ser contrarrestado por el sujeto. Este carácter es el más
importante, ya que puede haber un daño previsible pero inevitable, ej. Un huracán, que va a
encuadrarse como caso fortuito, por su inevitabilidad.
● Actual: se requiere que sea actual, por contraposición a lo eventual o ideal. Se relaciona con la
certeza, que tenga incidencia actual y no trasunte, meramente una amenaza o una
imposibilidad eventual. En principio, un hecho futuro no es idóneo para configurar un caso
fortuito.
● Ajeno o extraño al presunto responsable o deudor: esto supone que el hecho fortuito debe
producirse fuera de su esfera de actuación, sin que el presunto responsable, o deudor, haya
colocado ningún antecedente causalmente idóneo que haga posible el suceso lesivo
sobreviniente.

En materia de incumplimiento obligacional se requieren dos requisitos más aparte de los


mencionados, los cuales no son importantes en materia extracontractual, estos son:
● Sobrevenido: es preciso que el hecho sea sobreviniente al nacimiento de la obligación. Si, en
cambio fuese genérico, la obligación no habría llegado a existir por ausencia de uno de sus
presupuestos esenciales.

22
● Obstáculo absoluto e insuperable para el cumplimiento de la obligación: el hecho debe ser un
obstáculo absoluto, es decir, no superable por las fuerzas humanas (no basta una simple
dificultad en el cumplimiento) que impida el cumplimiento de la prestación que es objeto de la
obligación5.

Algunos principales supuestos de caso fortuito son:


● Hechos de la naturaleza: terremotos, maremotos, la niebla, lluvias, sequías, temporales,
epidemias y pestes generalizadas, las epidemias y pestes generalizadas, la enfermedad del
deudor que le impide cumplir, solamente cuando se trate de prestaciones intuitu personae, etc.
● Hechos del hombre: las órdenes o prohibiciones imperativas emanadas de la autoridad pública,
ej. Expropiaciones, la prohibición de comercializar cierta mercadería, etc. También las guerras,
revoluciones, etc. Y los hechos de terceros que tornen imposible el cumplimiento, como un
robo, un atentado terrorista, etc. También las huelgas, los avatares económicos, etc.
● Supuestos que no constituyen caso fortuito o fuerza mayor: las meras dificultades en el
cumplimiento de la obligación, cualquiera sea la causa que la provoque; la rotura de
maquinarias (son previsibles); el hurto simple de una cosa en cuanto supone una distracción o
descuido del damnificado; la enfermedad del deudor o su muerte, cuando no se trate de
prestaciones intuitu personae.

3. El papel del caso fortuito como eximente. Caso fortuito y falta de culpabilidad (no culpa).
El caso fortuito como noción idéntica a la falta de culpa: Según una primera posición, de ideas
subjetivas, habría identidad entre ambos conceptos. El casus constituiría un supuesto de inimputabilidad o de
irresponsabilidad del responsable por falta de culpabilidad. El caso fortuito es la falta de reproche subjetivo
al incumpliente o al autor del daño.
Doctrina que distingue el casus de la ausencia de culpa. Nuestra opinión: Se trata de dos eximentes
distintas, que actúan sobre diferentes presupuestos de responsabilidad. El casus bajo el prisma objetivo
incide sobre el nexo causal, destruyéndolo, lo que determina la falta de autoría. El incumplimiento no le es
objetivamente imputable. Falta la relación causal y la autoría, no tiene sentido indagar la culpabilidad.
La prueba de la ausencia de culpabilidad no produce efecto alguno en el nexo de causalidad, sino que
incide sobre el factor de atribución subjetivo (dolo o culpa), provocando la liberación.
Dentro de un sistema de responsabilidad subjetiva, basado en la idea de culpa (especialmente cuando
es presumida por ley), como, por ejemplo, el que caracteriza a las obligaciones de medios, debe alcanzar al
sindicado como responsable, para liberarse de toda consecuencia resarcitoria, con probar que no hubo culpa
(haber prestado diligentemente la conducta debida). En cambio, dentro de un sistema de responsabilidad
objetiva, basado en el riesgo creado u otro factor objetivo, como el que es propio en las obligaciones de
resultado, por lo que la prueba de la no culpa por parte del demandado es irrelevante para liberarlo, por lo
que debe demostrar la ruptura de la relación de causalidad a través de la presencia de una causa ajena.

5
También en materia obligacional debe haber una imposibilidad: sobrevenida, objetiva, absoluta: no superables por las
fuerzas humanas; una mera dificultad no la configura, definitiva: ya que una imposibilidad meramente temporal,
impeditiva del cumplimiento mientras dure el caso fortuito, no extingue la obligación, pero si exonera al deudor de los
daños y perjuicios moratorios. Es una imposibilidad material o jurídica referida al contenido intrínseco de la prestación,
con prescindencia de los aspectos solo subjetivos del deudor, salvo que estos conciernan con el objeto de la como en las
intuitu personae. No se trata de un requisito propio del hecho en sí mismo considerado, sino de una incidencia o efecto
que produce.
23
ObjeTO De LA ObLiGACión FACTOR De CARGA De LA PRuebA DeL CARGA De LA PRuebA
ATRibuCión ACReeDoR DeL DeuDoR
ObLiGACiones De Prestación: diligente. Subjetivo Culpa No culpa
(incumplimiento)
meDios Interés final: aspirado
aleatorio.

ObLiGACiones De Prestación: irrelevante. Objetivo Incumplimiento. Causa ajena.

ResuLTADo Interés final:


asegurado..

4. Prueba y efectos del caso fortuito


El caso fortuito no se presume, y debe ser alegado y probado por quien lo invoca. Una vez probado el
caso fortuito, el acreedor que pretenda hacer valer la responsabilidad del deudor por incumplimiento deberá
alegar su irrelevancia, en los supuestos que, por disposición legal o acuerdo de partes, se haya asumido que
el deudor asume dichas consecuencias fortuitas.
El efecto principal del caso fortuito es la destrucción, total o parcial, del nexo de causalidad. De modo
que exime de responsabilidad al agente. En el caso del cumplimiento obligacional, la imposibilidad de
cumplimiento puede ser definitiva, caso en el cual la obligación se extingue completamente, o temporal,
donde el deudor deberá cumplir cuando desaparezca el obstáculo, sin responsabilidad de su parte.

5. Efectos.
a. Principio general.
El causus provoca la destrucción, total o parcial, del nexo de causalidad. En el incumplimiento
obligacional o contractual, hay dos efectos fundamentales: extingue la obligación por imposibilidad
sobrevenida; o exime al deudor de responsabilidad por el incumplimiento.
En la responsabilidad extracontractual exime de responsabilidad al agente.

b. El caso fortuito es causa exclusiva del daño.


En materia obligacional el casus determina una imposibilidad:
● Definitiva: la obligación se extingue por imposibilidad sobrevenida, sin generar consecuencias
resarcitorias; o
● Temporaria: el deudor deberá cumplir cuando desaparezca el obstáculo, sin responsabilidad
alguna de su parte, siempre que sea la prestación útil para el acreedor. De no serlo, porque
estaba sujeta a un plazo esencial o porque la dilación ha frustrado el interés, la obligación se
extingue sin responsabilidad del deudor.
● Puede ser total o meramente parcial, en cuyo caso el deudor deberá cumplir con la parte de
la obligación no afectada por el caso fortuito, siempre que ellos sea posible y no frustre el
interés del acreedor

c. Concurrencia de culpa del agente y caso fortuito.

24
El juez debe atenuar la responsabilidad del agente, teniendo en cuenta la real incidencia de su
conducta.
d. Concurrencia de riesgo de la cosa y caso fortuito.
Para una primera posición debería imputarse toda la responsabilidad al dueño o guardián de la cosa.
Conforme otra opinión, el criterio no puede ser distinto cuando concurren riesgo y casus, que cuando lo hace
la culpa con este último. Por lo que, quien introdujo el riesgo sólo deberá soportar las consecuencias dañosas
de las que fue autor, debiendo el juez atenuar la responsabilidad.

6. Imposibilidad de cumplimiento: supuestos en que nace responsabilidad. Excepciones a los efectos


comunes6.
El principio general reconoce excepciones, en los que el CCCN responsabiliza al deudor por el casus.

Artículo 1733. Responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento Aunque ocurra
el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es responsable en los siguientes casos:
a) si ha asumido el cumplimiento aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad;
b) si de una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad de
cumplimiento;
c) si está en mora, a no ser que ésta sea indiferente para la producción del caso fortuito o de la
imposibilidad de cumplimiento;
d) si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa;
e) si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de él resulta, constituyen una
contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad;
f) si está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.

Inc A → La ley admite que, en principio, el deudor pueda tomar a su cargo las consecuencias del
casus. Dicha cláusula de garantía es, en principio, válida por estar encuadrada en los límites de la autonomía
de la voluntad privada por lo que no ofrece dudas en los contratos paritarios. En cambio, en los de adhesión o
de consumo tendría un injustificado beneficio para el predisponente, por lo que sería nula por atentar contra
el orden público. 7
Inc B → Por razones de política legislativa y en aras de proteger ciertos intereses (arts 1936 y concs,
en los que se valora la mala fe del obligado). 8
Inc D → Es una excepción impropia, pues la culpa del deudor excluye la existencia de caso fortuito.
Cualquier falta de diligencia, sea en la previsión del acontecimiento, medidas necesarias para evitarlo,
imputables al deudor, conforme a las circunstancias del caso excluye la invocación de caso fortuito.
Inc E → La ley obliga al dueño o guardián a reparar los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa
o actividad desarrollada.9

6
Situaciones excepcionales que alteran los efectos del caso fortuito.
7
Asunción convencional del caso fortuito
8
Ley impide invocar casus para liberación o eximición de responsabilidad civil
9
Casus interno de la cosa u actividad.
25
UNIDAD 4
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Tercer eje: Supuestos de responsabilidad civil -Responsabilidad directa y por el hecho de terceros.
1. Responsabilidad directa. Daños causados en forma involuntaria (art. 1750 C.C.C.N.). Pluralidad de
responsables. Encubrimiento.
2. Responsabilidad por el hecho de terceros.
a. Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente. Requisitos: dependencia civil, factor de
atribución, teorías sobre la relación entre las funciones y el daño. Jurisprudencia.
b. Responsabilidad de los progenitores por el hecho de los hijos. Requisitos: ámbito, minoridad,
habitación. Eximentes.
c. Responsabilidad de otras personas encargadas (art. 1756 C.C.C.N.)
1
Responsabilidad
Responsabilidad Directa
La responsabilidad por autoría directa opera cuando el daño es producido por la acción del
responsable. Quien ejecuta la acción dañosa es la persona que debe responder. Responde al principio de
sentido común según el cual cada uno debe responder por los daños que causa.

Artículo 1749. Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona
un daño injustificado por acción u omisión.

En materia obligacional o contractual: el responsable directo es el deudor que incumple de manera


absoluta o relativa la obligación asumida. En todos los casos, quien incumple es el propio obligado, siendo la
intervención de terceros contingente. Esto es por el art. 732 ya que quien incumple la obligación no es la
persona de la que se sirve el deudor para ejecutarla, sino el propio obligado. Solo hay un incumplimiento y en
él únicamente incurre el deudor. El mentado principio de equiparación conduce a considerar como propia del
deudor la acción u omisión del auxiliar, colaborador o sustituto que materializa el incumplimiento absoluto o
relativo de la prestación (principio de irrelevancia de la sustitución).
En materia extracontractual:responsable directo es quien derechamente, por acción u omisión, causa a
otro un perjuicio no justificado. Regla general: cada uno debe responder por los daños que le causa a terceros.
Excepcionalmente: uno responde por los hechos ajenos.

1
El estudio de la responsabilidad civil ha sido tradicionalmente dividido en 3 grandes tipologías: la responsabilidad por
autoría directa, por autoría indirecta y la derivada de la intervención de cosas y de ciertas actividades riesgosas (constituye
una manifestación particularizada de responsabilidad por autoría directa).
1
La responsabilidad por hecho de terceros, o por autoría indirecta.
La responsabilidad por el hecho de terceros, indirecta o reflejo, se da cuando se impone a alguien la
obligación de reparar los daños que otro ha causado.

RESPONSABILIDAD DIRECTA RESPONSABILIDAD INDIRECTA


El autor del daño es el que responde. El autor del daño es un sujeto diferente al que
responde.

La obligación de resarcir proviene del hecho La obligación de resarcir proviene de un hecho


propio. causado por un 3ro por el que se debe
responder.

Ej. Incumplimiento de una obligación. Ej. Daño causado por un hijo menor de edad.

La responsabilidad derivada de la intervención de cosas y


actividades riesgosas.
Hace referencia a la responsabilidad que surge por los daños causados por cosas, o actividades
riesgosas, que generan para su dueño guardián, o para quien esté encargado de su control, la obligación de
resarcir por los daños que éstas hayan causado a terceros. Se dice que el daño es causado por las cosas
cuando hay una intervención activa de las mismas, ya que si éstas son utilizadas como un mero instrumento,
hay responsabilidad directa (ej. Le pego a alguien con un paraguas, éste es un mero instrumento, no es
peligroso en sí mismo como un auto).
Estamos hablando de un daño producido por una cosa que, por su propia naturaleza, o por acción de
fuerzas externas, escapa del control material del guardián y deja de comportarse como un instrumento pasivo
y obediente en sus manos. Ej. Cuando explota una caldera; cuando a un auto se le cortan los frenos y atropella
a alguien, etc.
La responsabilidad por la intervención de las cosas o actividades riesgosas, está caracterizada por la
naturaleza peligrosa que ellas entrañan, y no por la falta o no de diligencia en quien las controla.
Ambos casos (responsabilidad por intervención de cosas y actividades riesgosas), en realidad son
supuestos de responsabilidad directa, ya que siempre va a responder el guardián o dueño, o el que realiza y
obtiene provecho de la actividad. Sin embargo, es útil dividirlo en otra categoría para mejorar la comprensión.

Responsabilidad Directa.
Factor de Atribución.
El factor de atribución puede ser objetivo o subjetivo. Este último requiere que se demuestre
culpabilidad, tal lo que ocurre:
1. Responsabilidad por incumplimiento de obligaciones de medios.
2. Responsabilidad por encubrimiento (art. 1752).
3. Responsabilidad por acusación calumniosa, donde se rige dolo o culpa grave (art. 1771).

2
4. Responsabilidad del tutor por daño causado al tutelado por acción u omisión en el ejercicio o en
ocasión de sus funciones (art. 118).
5. Responsabilidad del transportista por pérdida de equipaje de mano y demás efectos que hayan
quedado bajo custodia del pasajero (art. 1294).
6. Responsabilidad del poseedor de mala fe por los frutos que por su culpa haya dejado de percibir
(art. 1935).
7. Responsabilidad en casos de dolo en la celebración de los actos jurídicos (art. 275), violencia
(art. 278), simulación (art. 337) y fraude (art. 340).

O puede ser objetiva cuando posee un factor de atribución de tal naturaleza, ej:
1) Responsabilidad por daños involuntarios (art. 1750).
2) Responsabilidad del titular de un establecimiento educativo (art. 18767).
3) Responsabilidad por incumplimiento de obligaciones de resultado.

Responsabilidad por daños causados por actos involuntarios.


Este tema ha tenido una larga evolución en el derecho argentino, pudiendo distinguirse 3 etapas:

Desde la sanción del Código de Vélez hasta la ley 17.711.


El código derogado, estructuró casi todo el régimen de responsabilidad civil, en derredor del principio
de culpa. De modo que se requería la presencia de voluntariedad en la conducta del agente para que pudiera
ver comprometida su responsabilidad. De esto puede inferirse que los actos involuntarios, en principio, no
generaban consecuencias resarcitorias para el agente, sin perjuicio de la que pudiera recaer sobre su
representante legal. Este principio sólo reconocía una excepción, que se configuraba cuando el agente se
enriquecía a raíz del daño involuntario, donde debía responder en la medida del enriquecimiento injusto.

Desde la ley 17.711 hasta la sanción del CCYC.


La ley 17.711 introdujo un gran cambio, sostenía que “los jueces podrán también disponer un
resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados en razones de equidad, teniendo en cuenta el
patrimonio del autor del hecho y la situación personal de la víctima.”.
Se seguía sosteniendo el mismo principio, pero con una ampliación de las excepciones.

El CCYC.

Artículo 1750. Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un acto
involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742. El acto realizado por
quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de la que corresponde a
título personal a quien ejerce esa fuerza.

Artículo 1742. Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si


es equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del
hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.

Entonces, como regla, hay responsabilidad directa por actos involuntarios con base en la equidad, sólo
que el juez puede disminuir la cuantía de la indemnización, con base también en la equidad.
3
La procedencia o no de la indemnización no está sujeta a la discrecionalidad judicial (como en el código
de Vélez, que era facultativo del juez), sino que se concreta la responsabilidad objetiva si se da una conducta
objetivamente antijurídica del agente, daño resarcible y relación causal adecuada. El daño causado por un acto
involuntario (salvo en el caso de fuerza física irresistible) compromete la responsabilidad objetiva del agente.
Indemnización de equidad en los daños causados por actos involuntarios: Rige el principio de
reparación plena o integral del daño injustamente causado. El juez puede atenuar el monto indemnizatorio en
función del art. 1742 (patrimonio del deudor, La situación personal de la víctima y las circunstancias del
hecho). La equidad funciona en un doble plano ya que es el factor de atribución de los daños causados por
actos involuntarios y, a la vez, actúa como elemento atenuante de la responsabilidad.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin
perjuicio de la que corresponda a título personal a quien ejerce esa fuerza. Es lógico, pues técnicamente no hay
acción en la conducta del agente, que aparece como un mero instrumento del obrar de un tercero. Desplaza la
calidad de autor hacia quien ejerce la fuerza irresistible.
Se entiende que hay fuerza física irresistible cuando nos encontramos bajo el vicio de la violencia, que
anula la libertad del sujeto, en este caso se desplaza la obligación de resarcir a quien genera esa fuerza física
irresistible.

Requisitos.
● Involuntariedad del acto (sin discernimiento, intención o libertad). Arts. 260 y 261 CCyC.
● Concurrencia de los restantes presupuestos (daño, relación causal, antijuridicidad material y
objetiva).
● Pautas para determinar el resarcimiento:
○ Autor: importancia del patrimonio (no privarlo de los medios para su sustento y el de su
familia)
○ Víctima: situación personal (circunstancias personales, recibe otras prestaciones a causa
del daño, fin: aliviar la situación de necesidad de la víctima).
2

Pluralidad de responsables.

Artículo 1751. Pluralidad de responsables Si varias personas participan en la producción del daño que
tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas
distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.

3
Este principio rige en tanto el legislador no diga otra cosa, ya que hay casos en que hay causas
distintas y por disposición legal se aplica la solidaridad o viceversa. Ej. En la responsabilidad de todos los que
intervienen en la cadena de producción, comercialización, distribución de un producto o servicio, responden
solidariamente, aunque las obligaciones nazcan de causas distintas, conforme a la ley 24.240.
2
CONCLUSIÓN: Regla general = cada uno responde por su propios actos voluntarios (factor de atribución subjetivo: dolo
o culpa). CCYCN = Cada uno responde por sus propios actos aunque sean involuntarios (factor de atribución objetivo:
equidad). •En ambos casos la reparación es plena •En los actos involuntarios el juez puede atenuar la responsabilidad a
pedido de parte interesada.
3
Esto guarda coherencia con el régimen normativo estatuido para las obligaciones solidarias (arts. 827 y ss.) y
concurrentes (arts. 850 a 852). Esto es así en tanto el legislador no determine la existencia de solidaridad en supuestos en
los cuales hay pluralidad de obligaciones nacidas de causas distintas (ej.: art. 40 de la ley 24240 de los que intervienen en
la cadena de producción, comercialización, distribución de un producto o de un servicio se consagra la regla de
solidaridad).
4
Cuando se habla de causas diferentes, se refiere a las causas que hacen nacer la obligación, no a las
causas del daño.

Encubrimiento.

Artículo 1752. Encubrimiento El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.

El encubridor no es partícipe del hecho ilícito dañoso, sin embargo, con su intervención deliberada
(voluntaria) facilita o permite su ocultamiento con la finalidad de evitar la responsabilidad de los partícipes. El
encubridor no responde por las consecuencias del hecho ilícito originario y sólo debe afrontar aquellas
consecuencias que deriven de su propio accionar delictivo, que es encubrir.
Su responsabilidad es concurrente con la de los partícipes, ya que su responsabilidad deriva de una
causa diferente. 4
Código Penal: Art. 277: “Será reprimido:
a) Ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta.
b) Ocultare, alterare o hiciere desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito, o ayudare al
autor o partícipe a ocultarlos, alterarlos o hacerlos desaparecer.
c) Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos provenientes de un delito.
d) No denunciare la perpetración de un delito o no individualizare al autor o partícipe de un delito ya
conocido, cuando estuviere obligado a promover la persecución penal de un delito de esa índole.
e) Asegurare o ayudare al autor o partícipe a asegurar el producto o provecho del delito.”.

La responsabilidad por el hecho de terceros.


Introducción.
También denominada responsabilidad refleja o indirecta. La autoría del daño descansa sobre un sujeto
distinto de quien, en definitiva, debe asumir las consecuencias resarcitorias. Hay una clara disociación entre el
sujeto responsable y el sujeto causante del daño: entre causación material por este e imputación jurídica del
mismo.
El carácter directo o indirecto de la responsabilidad no depende de la culpa o de un criterio objetivo de
imputación sino del hecho de que el deber resarcitorio este anexado a otro sujeto que daña en el marco de una
relación de autoridad o de encargo

¿Este tipo de responsabilidad, es excepcional?


Hay doctrinas que sostienen que la responsabilidad por hecho ajeno, o indirecta, es una excepción al
principio de que cada uno debe responder por los daños que cause mediante sus propios actos. Esta es la
doctrina mayoritaria en el derecho argentino y comparado, de modo que, conforme a ellos, para que pueda

4
La situación es diferente de la que pesa sobre los partícipes. El encubridor no es partícipe del hecho ilícito dañoso; sin
embargo, con su intervención deliberada, facilita o permite su ocultamiento con la finalidad de evitar la responsabilidad de
los partícipes, mediante diversas acciones contempladas en el art. 277 del Código Penal. El encubridor no responde por
las consecuencias del hecho ilícito originario y sólo debe afrontar aquellas que deriven de su propio accionar delictivo, que
es encubrir. Su responsabilidad es concurrente con la que pesa sobre los partícipes, pues se produce en una causa
diferente.
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atribuirse a alguien responsabilidad por el hecho de un tercero, es preciso que una norma expresa así lo
determine.
La otra postura, opina que la responsabilidad indirecta no es excepcional, ya que esto no se deriva ni de
la normativa vigente ni de la aplicación práctica de la misma. Sostienen que tanto la responsabilidad directa
como la indirecta tienen su propio campo de aplicación, que son diferentes.
Pizarro, sostiene que es necesario que el legislador determine en la norma cuáles son los supuestos en
los que un sujeto debe responder por la acción de otro; sin embargo, sostiene que una vez que el legislador ha
hecho esto, este tipo de responsabilidad adquiere un campo propio de aplicación, que rige con independencia
de las reglas que regulan la responsabilidad directa.

Importancia de la responsabilidad indirecta.


La responsabilidad por hecho ajeno tiene enorme importancia en la hora actual, tanto en material
contractual como extracontractual. Se quiere dar al damnificado mejores posibilidades de obtener de modo
efectivo una indemnización; asegurar o reforzar su pretensión resarcitoria, al emplazar ‘’detrás’’ del autor
material del perjuicio a otro legitimado pasivo, ya en forma concurrente con aquel, o bien como único
responsable.

Distintas modalidades que puede presentar la responsabilidad por hecho


ajeno.
1. Puede ser de naturaleza contractual o extracontractual
2. Puede estar atrapada por un factor subjetivo de atribución o por uno objetivo.
3. Supuestos de responsabilidad por hecho de otro en los que el único legitimado pasivo es el
responsable indirecto (padres con hijos menos de diez años) y otros en los cuales frente a la víctima
deben responder en forma indistinta el autor material del perjuicio y el responsable indirecto (padres
con hijos cumplidos los diez años).

Legitimación pasiva.
¿Contra quién puede demandar la víctima?
El damnificado por un hecho ilícito causado por una persona que actúa en situación de dependencia
puede, como regla, accionar contra el autor material del daño, o contra el civilmente responsable, o contra
ambos en forma conjunta.

Artículo 1773. Acción contra el responsable directo e indirecto. El legitimado tiene derecho a interponer
su acción, conjunta o separadamente, contra el responsable directo y el indirecto.

La obligación entre el autor del daño y el civilmente responsable es concurrente, de modo que el
damnificado puede exigir y obtener de cualquiera de ellos la reparación integral del perjuicio.

La acción de regreso.
La ley reconoce al obligado concurrente con otros, la acción de contribución, la cual se rige por las
relaciones causales que originan la concurrencia. El responsable que pagó puede, en principio, demandar al
dependiente por el cobro de todo lo abonado en concepto de capital, intereses y costas. Excepción: cuando el
dependiente actúa en cumplimiento de órdenes del principal y en ejercicio de las funciones asignadas, y
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también en los casos en que existe una relación laboral en donde el principal debe hacer propias las faltas
ordinarias de sus subordinados.
También puede darse el caso inverso, cuando el daño causado por el dependiente obedece a fallas
empresariales atribuibles civilmente al responsable, o es emplazada en términos de responsabilidad objetiva
por utilización de cosas riesgosas de propiedad de este último. En estos casos, si el dependiente debe afrontar
el pago, puede caber una acción contra el civilmente responsable, para obtener el reembolso de lo pagado.

Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente.


Responsabilidad por hecho ajeno en el cumplimiento de las obligaciones.

Responsabilidad del deudor por los auxiliares que utiliza en el cumplimiento.


En nuestro sistema rige el principio conforme al cual el deudor puede hacer ejecutar la prestación
adeudada mediante la intervención de un tercero, sin que el acreedor pueda oponerse a ello. Esta regla, de
larga data, reconoce excepciones: cuando la propia ley, de la convención de las partes o de la naturaleza
misma de la obligación surge que la ejecución personal por parte del deudor es esencial para satisfacer el
interés del acreedor. Hoy en día, la mayor parte de las obligaciones, particularmente en el campo del derecho
de la empresa y del consumo, se cumplen mediante la intervención de auxiliares, esto es de terceros
colaboradores o sustitutos introducidos por el deudor a tal fin.

Los auxiliares: colaboradores y sustitutos.


Por auxiliares, entendemos a todas aquellas personas de las que se sirve voluntariamente el deudor
para cumplir con las obligaciones asumidas. Pueden concebirse colaboradores (o ayudantes) y sustitutos. Los
primeros actúan bajo control, vigilancia y dirección del deudor, que se vale de ellos para coadyuvar a una mejor
ejecución de la prestación, aunque sin delegarles el acto de cumplimiento. El deudor se reserva la tarea
principal y su dirección, sin dejarla en manos del auxiliar.
Los sustitutos suplantan al deudor en la ejecución material de lo debido, lo cual supone un mayor
grado de autonomía por parte de aquellos y una participación activa en el acto mismo de cumplimiento.
La distinción entre colaboradores y sustitutos tiene importancia para calibrar la posibilidad o no de
utilizar legítimamente auxiliares en relaciones de carácter infungible, que no admiten ejecución por terceros
distintos del deudor.

Presupuestos y requisitos para que se configure la responsabilidad del deudor por el


hecho de sus auxiliares.
1. Presupuestos.
a. Existencia de una obligación específica entre el deudor y el acreedor, en la cual el auxiliar
es un tercero extraño: el auxiliar no es parte en la misma, sino un tercero extraño, que es
introducido por el obligado a la hora de preparar los actos de ejecución o lisa y
llanamente de cumplir con aquella.
b. La prestación comprometida por el deudor no debe ser intuitu personae:

2. Requisitos para que opere la responsabilidad del deudor por el hecho de sus auxiliares:
a. La intervención del auxiliar debe responder a la iniciativa del propio deudor.
b. El auxiliar debe ser ajeno a la relación obligatoria.

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c. Relación causal entre el plan de prestación contraído por el deudor y el daño a raíz de la
actividad del auxiliar.
d. Debe haber incumplimiento obligacional por el auxiliar.

Fundamento de la responsabilidad civil del deudor por el incumplimiento contractual


producido por el hecho de sus auxiliares.
Actualmente, con la sanción el CCyC se consolida la doctrina objetiva. Dos doctrinas:
1) Doctrinas subjetivas: conducen a una responsabilidad personal y directa del deudor, con
fundamento en la culpabilidad.
a) Teoría de la culpa en la elección en la vigilancia o en las instrucciones otorgadas
b) Teoría de la representación.

2) Doctrina objetivistas: con criterio más realista, emplazan la cuestión en torno a parámetros
objetivos de atribución, con abstracción de toda idea de culpabilidad. El CCyC recepta esta
concepción en su art. 1753.
a) Teoría del instrumento.
b) Teoría del riesgo.
c) Concepto objetivo de caso fortuito.
d) Teoría de la estructura de la relación obligatoria.
e) Doctrina de la garantía contractual (expresa o tácita) por el auxiliar.
f) Doctrina de la estipulación a favor de terceros.

Efectos que produce el incumplimiento obligacional provocado por el hecho el auxiliar


del deudor.
1. ¿Responsabilidad directa, indirecta o dual?
a. Responsabilidad indirecta: habría una responsabilidad por el hecho de otro, tanto desde
el punto de vista de la causación del daño como de la imputación jurídica de sus
consecuencias, con lo que operaría una fuerte asimilación a lo que conforme la doctrina
mayoritaria, se advierte en materia de responsabilidad por hecho ajeno en la órbita
extracontractual.
b. Responsabilidad directa (posición que comparte Pizarro): la responsabilidad obligacional
del deudor por el hecho de sus auxiliares es siempre directa: en todos los casos, se trata
de una responsabilidad personal, por hecho propio, derivada de haber autorizado a un
tercero, voluntariamente, para ejecutar la conducta prometida respecto del acreedor.
c. Responsabilidad dual: sustentado por la doctrina de la estipulación a favor de un tercero,
habría que distinguir según exista o no dependencia, entre el deudor y auxiliar.

2. Extensión y límites de la responsabilidad del deudor. Régimen aplicable. Supuesto de dolo del
auxiliar: ¿Qué sucede cuando el incumplimiento es producido por dolo del auxiliar? ¿Rige el
estándar de previsibilidad contractual agravada que prevé el art. 1728 del CCyC? Conviene
recordar que alcanza para configurar el dolo con la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos. Incurre en dolo quien no
cumple deliberadamente, pudiendo hacerlo. El dolo obligacional del auxiliar provoca la

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responsabilidad (dolosa) del deudor como si él mismo hubiese incumplido deliberadamente la
obligación. El dolo del auxiliar es un riesgo asumido por el deudor y no puede ser considerado
caso fortuito apto para excluirlo. Son nulas las cláusulas que anticipadamente dispensan o
limitan la responsabilidad del deudor por dolo propio o de las personas por las cuales debe
responder (art. 1743). El deudor cumpliría, de tal modo, ‘’si quiere’’ en abierta pugna con la
esencia misma del vínculo obligacional.

Responsabilidad extracontractual del principal por el hecho del


dependiente.

Artículo 1753. Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente El principal responde
objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve
para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las
funciones encomendadas. La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La
responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente.

La norma trata de manera uniforme dos supuestos diferentes:


● La responsabilidad del principal por el hecho de sus dependientes (extrapatrimonial).
● La del deudor por el incumplimiento producido por la acción u omisión de las personas de las
que se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones (patrimonial).

La principal diferencia entre ambas, además de su carácter de patrimonial y extrapatrimonial, es que en


el primer supuesto se requiere dependencia, mientras que en el segundo esta es indiferente.

Fundamentos de esta responsabilidad.


Hoy, con el CCYC es claro que es una responsabilidad de carácter objetivo, pero analicemos las
diferentes posturas que se presentaron:
Doctrinas subjetivas.
● Culpa in eligendo: sostiene que el fundamento de la responsabilidad del principal por el hecho
del dependiente, anida en la omisión de adoptar la diligencia en el caso de seleccionar y
designar al dependiente, lo cual se plasmaría en una culpa propia al elegir.
● Culpa in vigilando: el fundamento radica en la vigilancia insuficiente del principal respecto de la
conducta del dependiente. El principal debió adoptar las medidas pertinentes para que la
actuación de estos últimos no se desorbite.
● Culpa in vigilado o in eligendo: combina las dos doctrinas anteriores.

Doctrinas objetivas.
Doctrinas que hacen abstracción de la idea de culpabilidad al imputar, idea receptada por el CCYC.
● Teoría de la sustitución o del instrumento: el fundamento reside en que el dependiente obedece
al principal, como si fuera su instrumento. El dependiente no es más que una prolongación del
principal, por lo que los daños causados por el dependiente, son considerados como realizados
por el principal. Esta doctrina, da base para establecer la exigencia de conexión entre el daño y
la función.

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● Teoría de la representación: postura muy similar a la anterior, sostiene que el principal responde
por el hecho del dependiente porque existe una especie de representación en la acción de
aquél por este último. La culpa del representante revela la culpa del representado.
● Teoría de la obligación legal de garantía: el fundamento estaría en la idea de garantía hacia los
terceros, se trataría de una obligación legal de garantía, impuesta por consideraciones de
justicia e interés social, y como medio de brindar una más eficaz protección a la víctima ante la
posible insolvencia del autor directo del daño.
● Teoría del riesgo creado: quien se vale de dependientes para desplegar sus actividades debe
asumir el riesgo de las contingencias dañosas que la conducta de éstos genere con relación a
terceros, en ejercicio o en ocasión de sus funciones.

¿Responsabilidad directa o indirecta?


● Responsabilidad indirecta.
Requiere, en todos los casos, que un acto ilícito le sea subjetiva u objetivamente imputable al
dependiente, por lo menos de modo potencial, para que se extienda al principal. La responsabilidad es
indirecta porque existe una relación de encargo entre el principal y el dependiente, y este comete un acto ilícito
del que es responsable (directo) ‘’o, cuando menos, potencial responsable’’. Crítica: la responsabilidad potencial
luce como un argumento forzado, como una suerte de ficción, orientada a mantener la estructura de la
responsabilidad indirecta.

● Responsabilidad directa (opinión de Pizarro).


El principal debe responder de modo directo, por la propia actividad riesgosa por él desplegada, bajo
ciertas condiciones, que hacen derechamente a la extensión y modulación cualitativa de ese riesgo. Aunque la
ejecución material del daño sea indirecta (el autor es el dependiente), la responsabilidad del principal es
directa, por el personal hecho riesgoso que significa dar intervención a otras personas. Esto se formula a partir
de dos datos trascendentes: la relación de encargo y la actividad riesgosa que dimana de esta última. No es
indispensable que se configure la responsabilidad directa del dependiente para que quede en evidencia la del
principal, quien no puede invocar la falta de discernimiento del primero para liberarse.

Requisitos.

Dependencia civil. Relación de dependencia entre el autor material del hecho y el


principal.
La dependencia es la situación fáctica de encargo, realizada en interés de otro, que requiere
necesariamente de una posibilidad potencial de ordenar u organizar la actividad encomendada. Es decir, el
principal debe tener un poder de injerencia para supervisar los medios y métodos empleados, aunque no haya
estricta subordinación jerárquica.
La podemos resumir en que es una autorización para obrar proveniente del principal y éste tiene el
poder efectivo o potencial de impartir órdenes al autorizado.
● Cuando se alude a que la dependencia supone una situación fáctica de encargo, se quiere decir
que se le encarga al dependiente la realización de actos materiales o jurídicos dentro de la
esfera de control del principal. No es necesario para que haya dependencia de la existencia de
un contrato previo.
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● La necesidad de ejercer un poder efectivo o potencial para impartir órdenes, además de la
autorización expresa o tácita para obrar en interés del principal, éste debe además tener poder
de impartir órdenes o instrucciones al autorizado. Lo que importa es la facultad o derecho de
impartir órdenes, no su efectiva ejecución.
● Supone la realización de una función en interés de quien da las órdenes, éste puede ser
exclusivo del principal, o puede compartirlo con el dependiente o un tercero. De modo que no
hay dependencia entre el sargento y los soldados, o entre el obispo y los sacerdotes, ya que
hay subordinación pero la función es realizada en interés de otro, la institución militar y la
iglesia.
● No es necesario para que haya dependencia que el principal elija personalmente al dependiente,
éste le puede venir impuesto.
● También hay dependencia aunque el dependiente posea conocimientos científicos y técnicos
que no posee ni domina el principal ej. Lo que sucede entre los médicos y las empresas de
salud. Va a ver dependencia siempre que dichos conocimientos no impidan la virtual posibilidad
que recae sobre el principal de ordenar, dirigir y controlar las tareas.

Factor de atribución. Daño resarcible injustamente causado por el dependiente.


Es menester que el dependiente cause un daño injusto al damnificado. Injusto debe asimilarse con
antijurídico, en cuanto que no es la víctima quien debe soportarlo, de modo que ésta tiene derecho a una
indemnización resarcitoria. En este sentido ha operado una evolución, hoy ya superada:
● En una primera etapa, se consideró indispensable que mediare antijuridicidad y sobre todo
culpabilidad en la conducta del dependiente, además de los otros factores. La responsabilidad
del principal era valorada como una excepción a la regla de la culpa y como un reflejo de la
obligación que incumbía al dependiente, agente del daño. Era indispensable la imputabilidad de
este último para que se efectúe la responsabilidad indirecta del principal. Era totalmente
subjetiva. Claro está que la exclusión de responsabilidad del dependiendo excluía la del
principal, ya que primero debía imputarse culpabilidad en el primero para que se considerara
responsabilidad en el segundo.
● Una corriente más moderna, adoptada por el CCYC, admite que la responsabilidad también
puede serle atribuida al principal, cuando la imputación al dependiente se realice bajo un
parámetro objetivo de atribución. El principal responde cuando el daño es causado
injustamente por el dependiente, en ejercicio o en ocasión de sus funciones. Basta con
demostrar que el daño ha sido causado injustamente para que haya responsabilidad. Ni la falta
de discernimiento lo excluye de responsabilidad.

Teorías sobre la relación entre las funciones y el daño. Debe mediar vinculación causal
suficiente entre la función y el daño.
Es preciso que medie un nexo causal adecuado suficiente entre la función del dependiente y el daño
para que el principal vea comprometida su responsabilidad. El principal responde por los daños que con
motivo del ejercicio de la función cause su dependiente, lo que hace que sea indispensable que éste último
obre en tal calidad. Ésta es una de las principales diferencias de esta responsabilidad con la de los padres por
los daños de los hijos.

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El problema consiste en determinar cuál debe ser la relación entre función y el daño. Esta polémica ha
sido largamente discutida, hasta la redacción del CCYC, que en su Art. 1753 dispone: “El principal responde
objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se
sirve para el cumplimiento de sus obligaciones cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de
las funciones encomendadas.”.
En este artículo se establecen los parámetros con arreglo a los cuales debe modularse la conexión
entre función y daño: en ejercicio y ocasión de sus funciones.
a) Ejercicio de sus funciones: el daño es causado en ejercicio de la función encomendada cuando es
producto del desempeño del cometido que le ha sido ordenado, y dentro del ámbito especial de
la actividad indicada. Quedan incluidos los daños causados:
i) En ejercicio regular de la función,
ii) En el mal ejercicio de la función, que se da cuando ésta es realizada de manera indebida,
ya sea porque se ha obrado de modo irregular, con torpeza o utilizando medios
inadecuados.
iii) En el abuso de la función, cuando el dependiente actúa contrariando las instrucciones
recibidas, o realizando tareas que no le competían.
iv) El ejercicio aparente de la función, que se da cuando frente a terceros, se presentan
como reales elementos característicos de la dependencia que son, en realidad, ficticios.
El principal que contribuye a crear esa apariencia, permitiendo que alguien se muestre
frente a terceros como desempeñando funciones a su beneficio, sin controles o medidas
para impedirlo, debe asumir las consecuencias dañosas que cause éste dependiente
aparente con motivo de sus funciones, salvo que el tercero conociera la situación de
apariencia.

b) Daños causados en ocasión de sus funciones: los hechos en ocasión de sus funciones, son los
sucesos extraños a la actividad encomendada, pero que mantienen alguna vinculación con ésta.
No cualquier ocasión de la función es apta para comprometer la responsabilidad del principal,
i) Una corriente extrema sostiene que basta para configurar la responsabilidad del
principal por el hecho el dependiente con que la función sea una mera condición del
daño, aunque no asume papel causal adecuado relevante alguno, lo cual no es adecuado
a la relación causal adecuada que sigue el CCyC.
ii) La mayor parte de la doctrina nacional ha intentado asignar un sentido más limitado,
razonable y sensato a esta locución admitiendo que no cualquier ocasión de la función es
apta para comprometer la responsabilidad del principal.
1) De acuerdo con un enfoque, sólo quedan comprendidos dentro de daños
causados en ocasión de la función aquellos actos ajenos a la función, pero que
únicamente pudieron ser llevados a cabo por el dependiente en tal calidad y por
mediar esas funciones. La función no debe ser un mero instrumento facilitador,
sino que debe facilitar extraordinaria o únicamente el daño.
2) Otro enfoque sostiene que basta con que el desempeño de la función le otorgue
la mera oportunidad de realizar el daño, facilitando su concreción.
iii) Todos coinciden en que no debe responder el principal en una ocasión totalmente ajena
a la labor específica de cualquier empleado.

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c) La doctrina de la razonable relación entre la función y el daño: Borda señala que para que se
configure la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente es suficiente con que
exista una ‘’razonable relación entre las funciones y el daño’’, lo cual demanda atender todas las
circunstancias del caso. VILLALBA C/Hnos Angulo S.A.: “...debe ponderarse la existencia de una
razonable relación entre la función y el acto del dependiente (IV Jornadas Bonaerenses de
Derecho Civil y Comercial, Junín, 1990). La razonabilidad es el criterio rector interpretativo para
la aplicación de la ley, permitiendo libremente al juzgador indagar la existencia del nexo
funcional en cada uno de los casos sometidos a decisión. Se trata de caracterizar a los daños
causados en ocasión de las funciones con criterios de razonabilidad y equidad ”.

Jurisprudencia.
Daños causados por el uso de armas de fuego por parte de dependientes de las fuerzas de
seguridad: en estos casos, si el daño se produce mientras el sujeto ejerce su función, el Estado responde. El
tema es más complejo cuando actúa en ocasión de sus funciones, en la causa “Panizo” una persona transitaba
por la calle donde se encuentra a un amigo que era oficial ayudante de la Policía, quien en ese momento
estaba fuera de servicio. Durante la conversación éste último extrajo el arma reglamentaria produciéndose un
disparo que acabó con la vida de Panizo. La SCJN sostuvo que si bien el sujeto no estaba en ejercicio de sus
funciones, el arma utilizada era de su función, que le exigía portarla permanentemente como obligación. Por
eso el daño fue en ocasión de sus funciones.
Delitos contra la propiedad: ej. El principal debe resarcir si el empleado de un establecimiento sustrajo
la billetera de un cliente en sus horas de trabajo. No responde cuando no hay vinculación alguna entre la
función y el daño.
Delitos contra la honestidad y libertad de las personas: ej. Un caso de violación de una menor por
varios soldados mientras realizaban un operativo militar, se entendió que el principal era responsable porque
se mostraba relación entre el daño y la función, ya que los soldados estaban utilizando sus uniformes de
combate y armas, cometieron el delito en sus horas de servicio y con la aprobación de su superior.
Otro caso, se entendió que no había relación entre función y daño, caso en el que un albañil en sus
horas de trabajo saltó la pared divisoria entre la construcción y la casa vecina y violó a una anciana que vivía
allí. Se entendió que no fue un hecho que no podría haberse realizado de no estar en sus funciones.

Responsabilidad de los padres por el hecho de los hijos.


Aspectos Generales.
En el Código de Vélez, la titularidad de la patria potestad correspondía a los dos progenitores, mientras
que su ejercicio, como regla, se atribuía a ambos si convivían. Dicho ejercicio podía ser actuado en forma
conjunta o indistinta. La ley presumía en este último supuesto, que los actos realizados por uno contaban con
el consentimiento del otro.
En caso de progenitores no convivientes, el ejercicio de la patria potestad era unipersonal y recaía en
quien tenía la tenencia del niño. La ley otorgaba derecho al otro progenitor de supervisar la educación del hijo
y de exigir su consentimiento para los actos más trascendentes de la vida del menor.

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El CCYC presenta varios cambios, la institución patria potestad fue reemplazada por la responsabilidad
parental, que es el conjunto de deberes y derechos que corresponden a los progenitores sobre la persona y
los bienes del hijo, para su protección, desarrollo y formación integral mientras sea menor de edad.
No es lo mismo titularidad y ejercicio de la responsabilidad parental, el primero es el conjunto de
derechos y deberes que corresponden a los progenitores; mientras que el ejercicio es la facultad de actuar de
manera concreta en virtud de esos derechos.
El ejercicio y la titularidad corresponden a ambos progenitores, convivan o no. La atribución del ejercicio
de la responsabilidad parental a uno de los progenitores es excepcional. En caso de muerte, ausencia con
presunción de fallecimiento o suspensión de la responsabilidad parental, corresponde al otro.

Responsabilidad de los padres en el Código de Vélez antes de las reformas.


En su Art. 1114, sostenía: “El padre, y por su muerte, ausencia o incapacidad, la madre, son
responsables de los daños causados por sus hijos menores que estén bajo su poder, y que habiten con ellos,
sean hijos legítimos o naturales.”.
De modo que la responsabilidad recaía como regla, en primer lugar, sobre el padre, a quien
correspondía de modo exclusivo su ejercicio, y solo excepcionalmente a la madre. Este art. Contemplaba los
actos culpables de menores de más de 10 años, que generaban una doble responsabilidad, directa y personal
del menor autor del hecho, e indirecta del progenitor. Si el menor no había cumplido los 10 años, el único
responsable era el progenitor.
Se complementaba con el Art. 273 que sostenía: “los padres responden por los daños que causen sus
hijos menores de 10 años, que habiten con ellos.”.
Esto generaba una polémica, ya que para algunos únicamente el padre era responsable por los daños
que causaba su hijo menor de 10 años; mientras que para otros esa responsabilidad subsistía aún cuando el
niño tuviera más de 10 años.

Las reformas introducidas por las leyes 23.264 y 24.830.


Se derogó el art. 273 y se modificó el 1114, que dispuso “El padre y la madre son solidariamente
responsables de los daños causados por sus hijos menores que habiten con ellos, sin perjuicio de la
responsabilidad de los hijos si fueran mayores de diez años. En caso de que los padres no convivan, será
responsable el que ejerza la tenencia del menor, salvo que al producirse el evento dañoso el hijo estuviere al
cuidado del otro progenitor. Lo establecido sobre los padres rige respecto de los tutores y curadores, por los
hechos de las personas que están a su cargo.”.

La cuestión en el CCYC.

Artículo 1754. Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por los daños causados
por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la
responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.

Artículo 1755. Cesación de la responsabilidad paterna La responsabilidad de los padres es objetiva, y


cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No
cesa en el supuesto previsto en el artículo 643.
Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia
deriva de una causa que les es atribuible.

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Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su
profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por el
incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente contraídas por sus hijos.

Entonces, el régimen estatuido tiene estas características:


● Estrecha e inescindible relación entre la responsabilidad parental que regulan los artículos 638
y siguientes con la responsabilidad de los padres.
● La responsabilidad de los progenitores es indirecta y objetiva (y no por culpa presumida, como
en el sistema anterior).
● Se mantiene el requisito de convivencia del menor con el progenitor responsable.
● La responsabilidad de los padres es sin perjuicio de la que concurrentemente pueda pesar sobre
el hijo.
● La responsabilidad paterna cesa cuando el hijo menor de edad es puesto bajo vigilancia de otra
persona, permanentemente, como decía el régimen anterior, o en forma transitoria.
● Los padres no responden por los daños causados por el incumplimiento de obligaciones
contractuales contraídas válidamente por sus hijos, ni por los menoscabos causados por estos
en tareas inherentes al ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por
terceros.
● La responsabilidad de los progenitores es indirecta y objetiva, y no por culpa presumida como
en el sistema anterior.

Fundamento de la responsabilidad.
Culpa en la vigilancia activa del menor.
Conforme a esta posición, el fundamento de la responsabilidad paterna anidaba en la idea de culpa en
el control y en la vigilancia del menor. La patria potestad, confería a los padres un conjunto de deberes entre
los que estaba controlarlos para impedir que el menor cause daños a terceros.

Culpa en la educación.
Otra orientación subjetivista, sostenía que la responsabilidad de los padres tenía fundamento en no
haber educado correctamente al menor. Crítica, si el fundamento es este no se explica que se termine a la
mayoría de edad, ya que la mala educación lo acompañará toda la vida.

Culpa en la educación y en la vigilancia del menor.

Garantía de mayor solvencia patrimonial.


El fundamento debía ser buscado en la necesidad del sistema de establecer un responsable con
solvencia patrimonial, asegurando a la víctima mejores posibilidades de obtener reparación. Los padres serían
de este modo una suerte de garantes que deberían responder por sus hijos.

La patria potestad en sí misma como fundamento.


Se proclamaba la institución de la patria potestad en sí misma como fundamento de la responsabilidad,
entendida como conjunto de deberes y derechos que tienen los progenitores.

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Doctrina de la responsabilidad objetiva. Orientación del CCYC.
Finalmente estaban quienes pensaban que la responsabilidad de los padres era objetiva, con sustento
en el riesgo de dañosidad que para terceros genera la conducta de los hijos menores mientras se hallan bajo
patria potestad, hasta que culmina la formación de su personalidad cuando alcanzan la mayoría de edad o se
emancipan; o también bajo la idea de garantía.
Se buscaba brindar a la víctima una mayor protección, emplazando objetivamente la obligación
resarcitoria sobre quién está en mejores condiciones de evitar el daño.
Hoy en día, la relación padres e hijo han cambiado, estos últimos tienen mayor autonomía, de modo que
resultaría absurdo proclamar el fundamento de la falta de control o cuidado.
El CCYC califica a esta responsabilidad como objetiva. Se trata de modelar dicha responsabilidad bajo
estándares que se abstraigan de la idea de culpabilidad. Es discutido el factor de atribución sobre el que recae
dicha imputación. Algunos sostienen que son los deberes y cargas que impone el instituto de la
responsabilidad parental; otros sostienen que es la garantía; y otros que es el riesgo creado.
Se entiende que la responsabilidad de los padres es indirecta, de modo que recaen directamente sobre
el autor material del hecho que es el menor. Salvo cuando el menor no ha cumplido los 10 años.

Requisitos.
Para que opere la responsabilidad es menester la presencia conjunta de estos requisitos: daño
resarcible injustamente causado por el hijo a un tercero; minoridad del hijo; que el hijo se encuentra bajo
responsabilidad parental del demandado y que habite con este. La cátedra agrega: factor de atribución
respecto de la conducta del menor y antijuridicidad del hecho del menor.

Daño injustamente causado por el hijo a un tercero.


Es preciso que el hijo menor de edad cause injustamente un daño a un tercero, ya que a partir de dicho
perjuicio se desencadena la posible proyección de la responsabilidad de los padres. No es necesario que haya
culpa del menor.
Tradicionalmente, había una responsabilidad subjetiva, de modo que si el menor había cumplido 10
años, debía existir culpa del mismo al cometer el daño. Hoy es suficiente con una conducta objetivamente
antijurídica, abstraída de toda idea de culpabilidad.

Minoridad del hijo que causa el daño.


Es necesario que el autor del daño sea menor de edad, alcanzada la mayoría de edad se extingue la
responsabilidad parental y se desvanecen los poderes jurídicos de los padres sobre sus hijos. La minoridad se
computa al momento del hecho dañoso.
Si el menor aún no ha cumplido 10 años: los únicos responsables por los daños que genere el menor a
terceros son los progenitores, y el acto ilícito es reputado involuntario.
Si el menor ya ha cumplido 10 años: la responsabilidad de los progenitores es solidaria o concurrente
con la del hijo, ya que se considera que tiene discernimiento para comprender los actos ilícitos.
Los menores emancipados: la emancipación determina la extinción de la titularidad parental, de modo
que se asimila la condición del menor a la de un adulto, éste responde personal y directamente por sus daños.
Menor que trabaja o ejerce una profesión: tratándose de daños causados por los hijos en tareas
inherentes al ejercicio de su profesión o funciones subordinadas encomendadas por terceros, los padres no
responden. El mismo criterio se aplica ante el incumplimiento de obligaciones contractuales válidas.

16
Titularidad de la responsabilidad parental.
Se discute si la responsabilidad de los progenitores está ligada a la titularidad o al ejercicio de la
responsabilidad parental.
En el régimen anterior, la responsabilidad de los progenitores estaba ligada al ejercicio de la patria
potestad.
Sin embargo, el CCYC ya no recepta una responsabilidad subjetiva, sino objetiva, de modo que para que
los padres respondan por los daños de sus hijos, es preciso que se encuentren bajo su responsabilidad
parental, y además que habiten con ellos. Se hace referencia tanto a la titularidad como a su ejercicio.
Entonces, el ejercicio de la responsabilidad parental es, frente al damnificado, irrelevante. Pero, puede
dar basamento a la pretensión de reembolso frente al otro, después de haber indemnizado a la víctima.

El menor debe habitar con el progenitor responsable.


Es preciso que el hijo habite con el progenitor titular de la responsabilidad parental. Agrega el código
que “los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva
de una causa que les sea atribuible.”
Se trata de un requisito inexplicable, que deja un resabio de la tradicional responsabilidad subjetiva, si
la responsabilidad de los padres es objetiva, es indiferente que el hijo conviva con ellos o no. Una
interpretación literal llevaría a exigir que convivan bajo el mismo techo. Se ha dicho que el sentido que debe
apreciarse de convivencia es de compartir la vida, lo cual supone que los padres participen de los hechos
cotidianos del hijo, aunque no vivan con él.
Habrá causa de no convivencia atribuible al progenitor (como dice el art.) cuando el menor no viva con
él y sí lo haga con el otro en virtud de un acuerdo o por resolución judicial. También cuando el progenitor lo
haya abandonado desentendiendose de su cuidado, etc.
Conforme a esta interpretación los progenitores responderían en la inmensa mayoría de los casos.

Eximentes. Carga de la prueba.


1. Bajo la vigilancia de otra persona: ej.: internados, liceos militares, etc. Calvo Costa afirma que la
guarda del hijo debe ser transferida a una persona apta y responsable, ya que no puede
liberarse a los progenitores que se han desentendido del cuidado del menor sin preocuparse por
las aptitudes del guardador a quien se transfiere la custodia, debe tratarse de una persona
distinta a los padres. Para Sagarna, la guarda que exima de responsabilidad paterna debe ser
legítima y la transmisión ocasional de la guarda no implicará cesación de la responsabilidad de
los padres, puesto que, si se cede la vigilancia del hijo en forma transitoria, también será
exigible un cierto grado de permanencia en el control del menor para así responder. La guarda
circunstancial no hace cesar esa responsabilidad, sino bastaría que el hijo esté
momentáneamente a cargo de un tercero para eximirse de responsabilidad. La eximente en
cuestión debe ser interpretada en forma restrictiva y en función de las circunstancias de cada
caso concreto. (SACADO DEL TEXTO DEL AULA VIRTUAL DE CLAUDIO LEIVA).

2. Causa ajena: Los padres se eximen de responsabilidad objetiva probando causa ajena:
a. El hecho del damnificado (art. 1729).

17
b. El hecho del 3º (art. 1731).
c. El caso fortuito (art. 1730).

3. Ejercicio de profesión: se trata de actos ajenos a la esfera de la responsabilidad paternal.

4. Obligaciones contractuales: Es condición para ello que el incumplimiento responda a una


obligación válidamente asumida por el menor. Si el menor cuenta con capacidad de ejercicio
para celebrar el acto y cumplirlo, significa que tiene para ello autonomía de sus progenitores,
que ha actuado fuera del campo de la responsabilidad parental. (SACADO DEL TEXTO DEL
AULA VIRTUAL DE CLAUDIO LEIVA).

Obligaciones contractuales: Es condición para ello que el incumplimiento responda a una obligación
válidamente asumida por el menor. Si el menor cuenta con capacidad de ejercicio para celebrar el acto y
cumplirlo, significa que tiene para ello autonomía de sus progenitores, que ha actuado fuera del campo de la
responsabilidad parental. (SACADO DEL TEXTO DEL AULA VIRTUAL DE CLAUDIO LEIVA).

Cesación de la responsabilidad parental .

Artículo 1755. Cesación de la responsabilidad paterna. La responsabilidad de los padres es objetiva, y


cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente (...)

Es necesario que haya un guardador responsable que ejerza una vigilancia activa, como ocurre cuando
es puesto en el colegio, en una institución religiosa o militar. La responsabilidad de los padres se traslada a la
persona bajo cuya vigilancia el hijo ha sido puesto, transitoria o permanentemente.

Acción recursoria.
¿Tiene el progenitor acción de regreso contra el hijo menor de edad?
Si el daño ha sido causado por un hijo menor de 10 años, el único responsable es el progenitor. Cuando
el menor es mayor de 10 años, tiene aptitud para hacerse cargo por sí mismo, por lo que cabría la posibilidad
de que proceda una acción de contribución contra el hijo.

Responsabilidad de tutores, curadores y delegados en el ejercicio


de la responsabilidad parental.

Artículo 1756. Otras personas encargadas. Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental,
los tutores y los curadores son responsables como los padres por el daño causado por quienes están a su
cargo.
Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal imposibilidad no
resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia.
El establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia en el cuidado
de quienes, transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su vigilancia y control.

En este Art., el legislador ha regulado la responsabilidad de los delegados en el ejercicio de la


responsabilidad parental, y la de los tutores y curadores.

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La diferencia principal entre el régimen de responsabilidad de los padres con la de los tutores y
curadores, es que la primera es objetiva, mientras que ésta última es subjetiva, basada en la culpa probada.

Responsabilidad del tutor.


Se asimila su situación legal a la del progenitor, ya que tiene los mismos deberes de vigilancia, control
y educación. La diferencia es que en estos casos hay criterios más flexibles para apreciar la prueba de la culpa.
Se ponderaba que muchas veces el tutor debía asumir la guarda de un niño huérfano mal educado, por lo que
no siempre el tutor era culpable por sus actos. Tanto la responsabilidad del tutor como del curador, se
encuadran bajo un estándar de culpabilidad presumida. /// Quienes asumen la responsabilidad parental
respecto de los menores que no tengan representante legal (art. 104). Ello emplaza claramente la
responsabilidad del tutor bajo estándares de la culpabilidad presumida, con inversión de carga probatoria. En
materia de responsabilidad del tutor, se exhiben criterios más flexibles con respecto a la apreciación de la
prueba de la ausencia de culpa, como también la mentada falta de convivencia no enervaba la posible
responsabilidad del tutor, pero podía actuar como un factor limitante de su responsabilidad. Responsabilidad
concurrente con los menores.

Responsabilidad de los curadores.


Quienes asumen la responsabilidad de las personas con adicciones y enfermedades mentales mayores
de trece años. Son aplicables las consideraciones de la responsabilidad de los tutores. Responsabilidad
concurrente con los menores.

Responsabilidad de los delegados en el ejercicio de la responsabilidad


parental.

Artículo 643. Delegación del ejercicio. En el interés del hijo y por razones suficientemente justificadas,
los progenitores pueden convenir que el ejercicio de la responsabilidad parental sea otorgado a un pariente,
sin perjuicio de lo establecido en el artículo 674. El acuerdo con la persona que acepta la delegación debe ser
homologado judicialmente, debiendo oírse necesariamente al hijo. Tiene un plazo máximo de un año,
pudiendo renovarse judicialmente por razones debidamente fundadas, por un período más con participación
de las partes involucradas. Los progenitores conservan la titularidad de la responsabilidad parental, y
mantienen el derecho a supervisar la crianza y educación del hijo en función de sus posibilidades. Igual
régimen es aplicable al hijo que sólo tiene un vínculo filial establecido.

Los parientes a quienes se delega el ejercicio de la responsabilidad parental sobre los hijos menores. El
delegado en el ejercicio temporario de la responsabilidad parental está alcanzado por los deberes que surgen
del art. 646 y su responsabilidad por los daños que el menor cause a terceros emplazada en el terreno de la
culpa presumida. Rige las reglas de la responsabilidad del tutor.

¿Son responsabilidades idénticas a la de los padres?


RESPUESTA NEGATIVA: SON RESPONSABILIDADES SUJETAS A UN RÉGIMEN PROPIO. La expresión
“son responsables como los padres” sólo tiene por finalidad denotar el carácter indirecto de la responsabilidad.
El factor de atribución es subjetivo (culpa en la educación, vigilancia y cuidado del menor o enfermo). Se
eximen probando que, empleando la diligencia debida, les ha sido imposible evitar el daño. La eximente debe

19
apreciarse con criterio restrictivo (imposibilidad no equivale a hecho dañoso fuera de la presencia del delegado,
tutor, curador).

Responsabilidad de los encargados de personas internadas para vigilancia y


control.
El art. 1756, último párrafo, solo es aplicable a los daños que las personas internadas causen a 3ros,
pero no a los perjuicios que ellos sufran durante la internación, pues ellos se rigen por las reglas de la
relaciones del derecho del consumidor, que estatuyen un factor objetivo de atribución. El factor de atribución
es subjetivo con relación a terceros y objetivo respecto de la persona internada.
Ámbito espacial: establecimientos sanitarios que tienen a su cargo personas internadas (ej.
Instituciones de atención psiquiátrica, personas huérfanas, ancianos).
Ámbito material: La responsabilidad comprende los daños que los internados causen a terceros ajenos
al establecimiento.
El factor de atribución es subjetivo (culpa en la vigilancia y en el cuidado de la persona internada). Se
eximen probando la diligencia debida en el cuidado del internado.

20
UNIDAD 5
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Tercer eje: Responsabilidad derivada de la intervención de cosas y actividades riesgosas.


1. Responsabilidad por las cosas riesgosas. Sujetos responsables. Eximentes.
2. Responsabilidad por las actividades riesgosas. Actividades excluidas. Sujetos responsables. Eximentes.
3. Responsabilidad por los animales.
Responsabilidad por las Cosas Riesgosas.
Evolución Histórica.
El sistema de la culpa como fundamento de la responsabilidad civil, propia del Código de Vélez, había
funcionado en un contexto económico más rudimentario, propio de una sociedad agrícola. Dentro de aquella
realidad, una persona sólo podía ser obligada a resarcir el daño causado a otra cuando hubiere obrado con
culpa o dolo.
La mayoría de los supuestos de responsabilidad civil provenían del hecho propio del agente. La
responsabilidad por el hecho de terceros también se basaba en la culpa in eligendo o in vigilando. No eran
numerosos los supuestos en los que el daño obedecía a la intervención activa de una cosa, de modo que sólo
había un art. Destinado a la responsabilidad por las cosas, el Art. 1113 que era una norma genérica, también
basado en la culpa. Y el resto de los arts. Se refería a los daños causados por animales que eran muy
comunes y tenían una extensa clasificación.
Con la crisis del principio de la culpa como fundamento de la responsabilidad civil, que devino por los
nuevos daños que fueron apareciendo, se empieza a cambiar la visión que se tenía hasta el momento. Se
empieza a decir que en el caso de los daños causados por las cosas, se debe presumir la culpa del dueño.
Luego se advierte que dicha presunción de culpa no es correcta, y aparece la responsabilidad objetiva,
introduciendo el riesgo creado como factor de atribución. Es en este momento en el que se lleva a cabo la
reforma del código que introdujo la ley 17.711
Art. 1113 después de la Reforma 17.711: “…En los supuestos de daños causados con las cosas, el
dueño o guardián, para eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no hubo culpa; pero
su el daño hubiere sido causado por el riesgo o vicio de la cosa, sólo se eximirá total o parcialmente de
responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder. Si la cosa
hubiese sido usada contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián, no será responsable.”.
Este cambio de paradigma presentó algunos inconvenientes, generó dos categorías, por un lado los
daños causados con las cosas, en cuyo caso se aplicaba el factor de atribución de la culpa (hoy es la
responsabilidad directa, ya que se utiliza una cosa de manera pasiva, controlada por el sujeto); y por el otro,
los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa, donde el factor objetivo es el riesgo creado. No quedaba
claro lo que entraba en una y otra categoría, ni tampoco especificaba nada sobre las actividades riesgosas.
Para delimitar lo que entraba en una u otra categoría, los autores formularon varias teorías para
distinguir entre “hecho del hombre” y “hecho de la cosa”.
● Hecho del hombre: eran aquellos supuestos en donde hay un sujeto que obra, y que sigue
siendo autor del hecho dañoso aunque se haya servido de una cosa que ha instrumentado
para el logro de sus fines. Es decir, hay una intervención pasiva de la cosa, como instrumento
del sujeto.
● Hecho de la cosa: diferentes teorías:
○ Doctrina del hecho autónomo de la cosa: el hecho de la cosa se caracteriza por su
intervención autónoma en la producción del resultado dañoso. Es necesario que el
daño haya sido causado por la cosa misma. Exigía la no participación absoluta del
hombre, ya que de lo contrario pasaba a ser hecho del hombre.
○ Doctrina del vicio propio de la cosa: otra concepción, hoy superada, sostenía que hay
hecho de la cosa cuando el daño es causado por un vicio propio de la misma, con
prescindencia de cualquier obrar humana, ej. Rotura de la dirección de un vehículo. Se

1
ha criticado ya que muchas cosas tienen virtualidad para producir daños, pero no por
estar viciadas, sino por sus cualidades riesgosas.
○ Doctrina del movimiento de la cosa: se distinguían los casos en los que el daño hubiera
sido causado por una cosa en movimiento, de los casos en los que la cosa estaba
inerte. En el primer caso había actividad de la cosa, de modo que se aplicaba el
régimen del daño causado por las cosas; en el segundo caso no había daño por la cosa,
sino con ella, de modo que se aplicaba el principio de la culpa.
○ Doctrina de la cosa riesgosa: el hecho de la cosa se caracteriza por el peligro
subyacente de ésta, de modo que si la cosa es peligrosa en sí misma, el daño que ella
produzca es por la cosa; si es inofensiva, solo puede utilizarse como instrumento. El
problema es que las cosas no son peligrosas o inofensivas por sí mismas, sino en torno
a las circunstancias.
○ Doctrina de la intervención activa de la cosa: no hace distinciones sobre la naturaleza
de la cosa, simplemente sostiene que el daño será causado por la cosa cuando ésta
intervenga activamente, es decir, que medie un vínculo de causalidad adecuada entre
la intervención de la cosa y el daño producido. Si esto no se produce, la cosa interviene
pasivamente y no es el hecho de la cosa el que produce el daño, sino el del hombre. Se
dice que además de la intervención activa, la cosa debe haber escapado del control del
agente.
○ Opinión de Pizarro: para que se configure el denominado hecho de la cosa, es menester
que la misma intervenga de manera causalmente activa en la producción del daño,
escapando de tal manera al control del guardián, sin ningún otro requisito. Cuando el
daño ha sido provocado por la intervención activa de una cosa que era manejada,
controlada o conducida por el hombre hay hecho de la cosa.

En la actualidad, ¿esta distinción es importante? Sí, porque de no existir dicha distinción, se corre el
riesgo de considerar que siempre que intervenga una cosa en la producción de un daño estaremos en
presencia de un hecho de la cosa, lo cual es incorrecto, ya que depende de la intervención activa o pasiva de
la cosa si el daño es causado por la cosa o con ella.

La responsabilidad derivada de la intervención de cosas en el


CCYC.

Artículo 1757. Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado
por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por
los medios empleados o por las circunstancias de su realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la
cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.

La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa


o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.”.

Artículo 1758. Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño
causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el

2
control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no responden si prueban que
la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o presunta.
En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de
ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.

En estos dos artículos se recepta tanto la responsabilidad por el hecho de las cosas, como la de
actividades peligrosas. La responsabilidad objetiva por el hecho de las cosas se aplica de manera indistinta
tanto para los daños causados por la violación del deber de no dañar, como por aquellos que derivan del
incumplimiento obligacional. El factor de atribución es el riesgo creado.
En la responsabilidad por el hecho de las cosas, se requiere una intervención causalmente activa de la
cosa en la producción del daño.1

Legitimación Pasiva - Sujetos responsables.


¿Quiénes deben resarcir el daño causado por las cosas? Conforme al Art. 1758 el dueño y el guardián
deben responder.

Dueño.
El dueño es el titular del derecho real de dominio perfecto sobre la cosa cuya intervención activa
produjo el daño. No se trata de una obligación de las llamadas propter rem. Poco importa que sea una
persona física o jurídica, y en este último caso de derecho público o privado.
1. Inmuebles: debe ser considerado dueño, a los fines de responder frente a la víctima por los daños
causados por la cosa, quien figure inscripto como titular registral. El titular registral debe responder
frente a la víctima si es que no ha realizado la enajenación a través de la inscripción pública ya que
esto es inoponible al damnificado (ej.: se ha enajenado el bien a un tercero, en virtud de escritura
pública no inscripta), sin perjuicio de que los adquirentes de derechos sobre el inmueble puedan ser
considerados guardianes de la cosa y ver comprometida su responsabilidad.
2. Cosas muebles registrables y no registrables:
a. Registrables: la situación es asimilable a la del titular de un inmueble.
b. No registrable: es dable presumir la titularidad del dominio de quien tiene la posesión de la
cosa, salvo que fuera robada o perdida.
3. Condominio: por aplicación de los principios analizados, la obligación de resarcir el daño se extiende a
todos los condóminos. Estos responden concurrentemente frente al damnificado, sin perjuicio de las
acciones que puedan ulteriormente corresponder entre ellos.
4. Carga de la prueba: la prueba de la calidad de dueño al momento de producirse el daño incumbe a
quien la alega.

Guardián.
Según el art. 1758 se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el
control de la cosa, o quien obtiene un provecho de ella.
Entonces, por un lado, quien tiene el poder de mando sobre la cosa, tiene el deber de cuidarla. Y por
otro lado, quien obtiene provecho de una cosa es quien tiene la posibilidad de servirse de ella para su uso, o

1
*una cosa es viciosa cuando presenta un defecto de fabricación, de funcionamiento, de conservación o de
información, que la tornan inapta para la función que debe cumplir de acuerdo a su naturaleza*

3
emplear útilmente, logrando cualquier tipo de utilidad, que no necesariamente debe ser económica. Servirse
de una cosa es tener la posibilidad de obtener provecho de ella. De modo que puede haber más de un
guardián. Ej. En el depósito gratuito, el depositario tiene un poder autónomo de vigilancia, gobierno y control
de la cosa, aunque no pueda servirse de ella, de modo que sobre él pesa el deber de cuidarla, pero también
está el depositante, que se sirve de la cosa, ya que tiene la posibilidad de usarla y aprovecharla libremente
cuando lo desee. Acá hay dos guardianes.
Aplicaciones del concepto “guardián”:
● El propietario: el propietario de la cosa o titular del dominio perfecto es su guardián y pesa
sobre él una presunción iuris tantum en tal sentido. La prueba de la guarda debe resolverse en
dos términos:
○ Cuando quien tiene la guarda de la cosa es el titular del dominio perfecto, le bastará a
la víctima con acreditar este extremo, siendo aplicable la presunción iuris tantum. Es el
propietario quien debe demostrar que dejó de ser guardián antes de la producción del
hecho (aunque sigue siendo responsable como dueño).
○ Cuando la guarda se hubiere desplazado hacia una persona diferente del titular del
dominio perfecto (guardia natural de la cosa), corresponderá al damnificado demostrar
que es el demandado quien la tenía a su cuidado. La simple tenencia material de la
cosa que generó el daño puede tener virtualidad para presumir.
● El locatario: el locatario asume la condición de guardián por ser quien se sirve de manera
inmediata de la cosa, cuya tenencia ejerce utilizándola en su provecho.
● El comodatario: es guardián porque ejerce la tenencia de la cosa, se sirve de ella y la tiene a
su cuidado. - Depósito. Garaje. Playa de estacionamiento: el depositario que ha asumido el
cuidado de la cosa es guardián de la misma. Ahora, ¿quién es el guardián de un vehículo que
se deja en una playa de estacionamiento con las llaves puestas, para facilitar el movimiento
del mismo? Ej. Juan ha alquilado a la firma Hertz un auto para recorrer el centro del país, en
Córdoba, deja su auto estacionado en un garaje y le deja las llaves para facilitar al personal el
movimiento de los vehículos en el interior del estacionamiento. Luego, al ser el auto
desplazado, causa daños a otro auto o a un tercero. ¿Quién responde? Se trata de una guarda
compartida, ya que corresponde responsabilidad al depositario, ya que éste tenía el poder
autónomo de control y vigilancia; Juan, ya que tenía la posibilidad de servirse del auto cuando
quisiera, sacándolo de la playa cuando deseara; y el propietario, que es Hertz.
● Depósito. Garaje. Playa de estacionamiento: la doctrina y jurisprudencia pacíficamente
admiten que el depositario que ha asumido el cuidado de la cosa es, evidentemente, guardián
de la misma. El depositario, sea a título oneroso o gratuito, es guardián del bien depositado
porque tiene sobre este un poder de gobierno, control y vigilancia (ej.: playa de
estacionamiento donde se deja llaves al garajista para producir pequeños desplazamientos). El
depositante sigue teniendo la posibilidad de utilizarla provechosamente, ya que esto no
desaparece por el hecho de haber dejado la custodia en poder de un tercero.
● El usufructuario y el nudo propietario: por tener la facultad de servirse de la cosa y el poder
de gobierno sobre ella.
● El transportador de cosas sujetas a su cuidado.
● El acreedor que ejercita derecho de retención: también se incluye el acreedor prendario. Etc.

Pluralidad de guardianes.
4
Hay pluralidad de guardianes cuando dos o más personas se sirven en común de la cosa o la tienen a
su cuidado. En este supuesto, todos los sujetos asumen la calidad de guardianes. La guarda compartida
puede darse de dos maneras:
● Cuando hay dos o más guardianes que de manera compartida y en conjunto se sirven de la
cosa y la tienen bajo su cuidado. Ej. Un condominio.
● Cuando uno de los sujetos es quien se sirve de la cosa, y otro, que no puede servirse de ella,
tiene el poder autónomo de control y vigilancia. Ej. El depósito.
La responsabilidad entre los guardianes es concurrente.
La prueba de la calidad de guardián al momento de producirse el daño incumbe a quien la alega.

Carácter de la responsabilidad del dueño y del guardián.


El CCyC consolida el carácter concurrente de la responsabilidad del dueño y del guardián del daño
causado por las cosas. La solución adoptada es insuficiente por los siguientes motivos:
1. La solidaridad protege mejor al damnificado por el hecho de la cosa.
2. No se da uno de los presupuestos básicos de la concurrencia: la existencia de causas diversas
de cada una de dichas obligaciones. La causa de la obligación entre guardián y dueño es la
misma: el daño causado por el hecho de la cosa y la vinculación que uno y otro tienen sobre la
misma.
3. Contrasta con la solución que consagra el art. 40 de la ley 24240 para daños causados por el
riesgo o vicio de productos defectuosos, donde establece la regla de la solidaridad con relación
a todos los legitimados pasivos.

Falta de discernimiento del dueño o guardián. Opinión de Pizarro.


Tratándose del dueño, tenga o no la guarda de la cosa, la falta de discernimiento es irrelevante para
impedir que se configure la responsabilidad que surge del CCyC. Es una solución razonable, que guarda
armonía con el fundamento objetivo que tiene la obligación de resarcir los daños causados por el riesgo o
vicio de la cosa.
Con relación al guardián, la cuestión es más delicada. Será menester previamente determinar si el
sujeto carente de discernimiento es quien se sirve de la cosa. En tal supuesto, la aludida incapacidad no
impedirá que pueda ser considerado guardián de la cosa y alcanzado por la responsabilidad por riesgo
creado. En cambio, si la persona carente de discernimiento no fuera quien se sirve de la cosa y solamente
tuviera de hecho la cosa bajo su poder, la situación no podría ser calificada de guarda, atento a ser menester,
en este supuesto, un mínimo de voluntariedad.

Fundamento.
¿Cuál es el fundamento que determina la obligación de indemnizar, por parte del dueño o guardián,
cuando el daño se hubiere producido por el riesgo o vicio de la cosa? El nuevo CCyC emplaza la
responsabilidad en el terreno de la responsabilidad objetiva. El fundamento de esa responsabilidad es el
riesgo creado en todos los casos.

Carga de la prueba.
Pesa sobre el actor que reclama el resarcimiento de los daños sufridos. Ello surge de los arts. 1734 y
1736 del CCyC. Acreditada la intervención activa de la cosa y su conexión causal con el daño, es dable

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presumir, hasta que se pruebe lo contrario, que el detrimento se ha generado por el riesgo o vicio de la cosa.
De tal modo incumbirá al dueño o guardián demostrar lo contrario a través del rompimiento del nexo causal,
no bastando la prueba de no culpa.

Eximentes.
Causa ajena.
Tratándose de daños causados por un factor de atribución objetivo, que es el riesgo creado, las
eximentes generales son la causa ajena, es decir: el hecho del damnificado; el hecho de un tercero y el caso
fortuito o fuerza mayor.

El uso de la cosa contra la voluntad expresa o presunta del dueño o


guardián.
Esta eximente fue introducida en el código de Vélez por la ley 17.711, que introdujo un último párrafo
en el art. 1113 que decía: “el dueño y el guardián no responden si prueban que la cosa fue usada en contra
de su voluntad expresa o presunta.” Esta eximente se mantiene en el CCYC en su art. 1758.
Esta norma debe ser interpretada de forma restrictiva, de lo contrario se diluye la protección que la ley
ha querido brindar a la víctima. Se entiende que es una eximente del daño por las cosas, y no se aplica a las
actividades riesgosas.
¿Cuándo una cosa es utilizada contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián?
● Una primera posición, demasiado rígida, sostiene que sólo se produce cuando mediare
desapoderamiento, fruto de una acción violenta e irresistible, como un robo.
● Otra postura, demasiado flexible, entiende que se debe liberar de responsabilidad toda vez
que justifique que la utilización de la cosa ha sido hecho contra su voluntad expresa o tácita.
● Finalmente, la opinión de Pizarro, consiste en que es necesario distinguir dos supuestos que no
pueden tratar de igual forma:
○ Aquellos casos en los cuales el dueño o guardián ha sido privado de la cosa contra su
voluntad por el obrar de un tercero (robo, hurto, apropiación indebida, etc.). En este
caso, la eximente se configura y aquel queda eximido de responsabilidad, siempre y
cuando aquella circunstancia no le sea imputable.
○ Cuando el dueño o guardián hubiere transmitido voluntariamente la cosa a un tercero.
En este caso debe presumirse que ha autorizado o consentido el uso de la cosa por
parte del tercero. No basta con que el agente lo haya utilizado sin autorización del
dueño o guardián, o en ausencia de éstos; sino que debe haber oposición expresa o
presunta, mientras ella no exista, se mantiene la responsabilidad.

Autorización administrativa y técnicas de prevención.


No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad,
ni el cumplimiento de las técnicas de prevención. Art. 1757.
No son ‘causas ajenas’, sino que operan en el ámbito de la antijuridicidad. Son casos de actividades
lícitas pero dañosas y resarcibles. La autorización administrativa constituye un simple permiso que confiere la
facultad de usar la cosa, pero no confiere un derecho de dañar.
El cumplimiento de las técnicas de prevención tampoco constituye una eximente invocable.

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Exclusiones específicas de responsabilidad por el hecho de las cosas.
El profesional liberal no responde por los riesgos de la cosa que utiliza, salvo que dicho riesgo
obedezca a un vicio de la misma. La limitación comprende únicamente la responsabilidad del profesional
liberal en cuanto dueño o guardián de la cosa por cuyo riesgo se causa un daño al paciente o cliente. Ej. Un
médico no responde por el riesgo propio de una operación, sino sólo por sus hechos propios, osea, falta de
diligencia, etc.

Principio in dubio pro victimae.


En esta materia rige este principio, que predica que ante la duda de la apreciación de los hechos o del
derecho aplicable, debe siempre preponderarse la tutela de la víctima. De modo que las eximentes deben ser
valoradas de manera restrictiva. Ante la duda se debe mantener la responsabilidad del dueño o guardián.

Responsabilidad por Actividades Riesgosas o


Peligrosas.
La responsabilidad por actividades riesgosas o peligrosas en
el código civil y comercial.
El CCYC regula de manera expresa la responsabilidad por actividades riesgosas, cerrando un largo
debate que se inició con el art. 1113 que introdujo la ley 17.711 (1968).
Es conveniente la forma en la que el nuevo código ha regulado la responsabilidad por actividades
riesgosas o peligrosas, ya que ha establecido una fórmula general en sus artículos. 1757 y 1758, de modo
que las regula de manera amplia y flexible; sin perjuicio de la conveniente regulación específica que puedan
tener determinadas actividades riesgosas, que por su relevancia y gravedad requieren de un tratamiento más
específico.
El CCYC se remite a ellas en los arts. 1757 y 1758.

Artículo 1757. Hecho de las cosas y actividades riesgosas.

Artículo 1758. Sujetos responsables. (...) En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la
realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación
especial.

Concepto de actividades riesgosas o peligrosas.


Una actividad es riesgosa cuando por su propia naturaleza, es decir, por sus características propias,
ordinarias y normales, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización, genera una
significativa probabilidad de riesgo o peligro para terceros, ponderable conforme a lo que regularmente
sucede según el curso normal y ordinario de las cosas.
La responsabilidad que dimana de las mismas es propia de ‘’un sistema de responsabilidad por
exposición al peligro’’, pues ‘’está ligada al ejercicio de una actividad peligrosa y no al deber de diligencia o de
prevención’’.
No es esencial que en la actividad riesgosa o peligrosa intervenga una cosa, activa o pasivamente
Se trata de actividades que por lo general son consentidas por su utilidad social. La responsabilidad
que deriva de las mismas está ligada a una actividad peligrosa, y no a un obrar diligente o preventivo. El
carácter riesgoso o peligroso de la actividad puede provenir:
7
● De la naturaleza de la actividad: son aquellas que conforme al curso normal y ordinario de las
cosas, resultan intrínsecamente peligrosas por sí mismas, cualesquiera sean las circunstancias
bajo las cuales se realizan. Ej. Explotación o transporte de energía nuclear, de gas,
electricidad, etc.
○ Jurisprudencia: La empresa empleadora es responsable de los daños sufridos por su
dependiente al ser asaltado y baleado, ya que la tarea de transportar dinero es riesgosa
(Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Corrientes, “Albertengo, Carlos A. c. La Flecha
S.A. y/u otros”, 16/08/2011, La Ley Online AR/JUR/45024/2011).
● Las actividades riesgosas por las circunstancias de su realización: son aquellas que, pese a
no revestir ordinariamente un peligro regular, por las modalidades de tiempo, modo y lugar, se
tornan especialmente peligrosas. Ej. El trabajo en la construcción o cuando se manipulan
cosas pesadas.
○ (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala H • S., J. B. c. Espejar S. A. • 29/05/1997 • LA
LEY 1999-C LA LEY 1999-C , 722 DJ 1998-2 DJ 1998-2 , 200 • AR/JUR/3404/1997)
● Actividades riesgosas por los medios empleados: cuando una actividad es normalmente
inocua, pero adquiere tal peligrosidad relevante por la utilización o empleo que una persona
hace de mecanismos, instrumentos o sustancias que son peligrosas en sí mismos. Ej.: el
trabajo en la construcción o en obra, o la manipulación de cosas pesadas o de gran porte que
demanda esfuerzos significativos.

Para ser considerada una actividad riesgosa, es indispensable que la misma tenga una potencialidad
de dañosidad para terceros, es decir, que sea especial o particularmente riesgosa. No toda actividad es apta
para generar este tipo de responsabilidad, una actividad normalmente inocua, que se torna riesgosa por la
conducta de quien la ejerce, no entra en el estándar normativo que analizamos. De lo contrario, toda
actividad entraría en el supuesto de responsabilidad por actividades riesgosas. La actividad debe generar un
riesgo grave, relevante, perceptible, conforme a la causalidad adecuada.
La ponderación de esas circunstancias y su incidencia en la riesgosidad de la actividad debe realizarse
en abstracto. De modo que, dicha peligrosidad o riesgosidad debe ser determinada:
● Siguiendo un criterio cuantitativo o estadístico, concerniente a la peligrosidad de los diversos
tipos de actividades,
● Ponderando los propios estándares fijados por el legislador, esto ocurre:
○ Cuando la propia ley califica a la actividad como riesgosa. Ej. Ley 24.240.
○ Cuando se imponen deberes u obligaciones expresas de seguridad, que ponen en
evidencia, implícitamente, ese carácter riesgoso o peligroso. Ej. En derecho de
consumidor.
○ En aquellos casos en los cuales, a través del marco normativo que regula y reglamenta
la actividad, se determinan controles especiales, ej. En materia de producción,
distribución y comercialización de gas, electricidad, actividades mineras, etc.
○ O, finalmente, atendiendo razonablemente a las reglas de la experiencia.

De este modo, podemos evidenciar un régimen abierto, flexible y genérico, sin que ello obste a la
determinación y regulación normativa que en diferentes supuestos pueda realizarse de determinadas
actividades riesgosas.

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No es necesario que en la actividad riesgosa intervenga una cosa, activa o pasivamente. Se entiende
por actividad, a la existencia de uno o más hechos humanos, aislados o combinados con otros elementos
mecánicos o inmateriales.

Actividades excluidas.

Artículo 1768. Profesionales liberales. La actividad del profesional liberal está sujeta a las reglas de
las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado
concreto. Cuando la obligación de hacer se preste con cosas, la responsabilidad no está comprendida en la
Sección 7ª, de este Capítulo, excepto que causen un daño derivado de su vicio. La actividad del profesional
liberal no está comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el artículo 1757.

Como regla, la misma es subjetiva, salvo cuando se haya comprometido un resultado concreto, en
cuyo caso está atrapada por un estándar objetivo de atribución. Es coherente con la obligación asumida (art.
1768) de medios y factor subjetivo. Tiene carácter personal y únicamente alcanza al profesional (ej.: el
cirujano no está alcanzado por el régimen previsto, pero no puede ampararse en esta situación de excepción
el centro médico o clínica donde trabaja y que obtiene provecho de su actividad).
El art. 1758 exceptúa su aplicación en los casos de ‘’exclusiones legales’’. Se refiere con ello a
regímenes especiales que amplían o reducen el elenco de legitimados pasivos. Tal lo que sucede, por
ejemplo, con la ley 23184 de espectáculos públicos deportivos, con la ley 24804 (art. 9) de actividad nuclear,
con la ley 24240 (art. 44), con la ley de protección del medio ambiente 25675, y con los dispuesto por el art.
1762 del CCyC con respecto a la actividad riesgosa de un grupo.

Legitimación Pasiva - Sujetos responsables.


Conforme lo dispone el art. 1758 responde quien realiza, se sirve u obtiene provecho de la actividad
riesgosa o peligrosa, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial. La norma designa
a distintos posibles legitimados pasivos, quienes deben responder de manera concurrente frente al
damnificado.
1. Quien realiza la actividad riesgosa: es quien de manera autónoma la lleva a cabo o ejecuta por sí o por
terceros. Poco importa que actúe en interés propio o ajeno, o que obtenga un beneficio de su accionar.
2. Quien se sirve de la actividad riesgosa o peligrosa: es quien, sin realizarla materialmente, utiliza en
beneficio propio la acción del tercero ejecutor de la misma. Ej. En las delegaciones, subcontrataciones,
etc.
3. Quien obtiene provecho de la actividad riesgosa o peligrosa: es quién se beneficia con la misma,
satisfaciendo un interés patrimonial o extrapatrimonial. El mero provecho, en principio, es insuficiente
por sí solo para generar responsabilidad, es preciso además, que el agente tenga alguna posibilidad
de dirección o control de la actividad riesgosa.

A menudo quien realiza la actividad riesgosa es quien se sirve u obtiene un provecho de ella. Pero
puede ello no ser así y aparecer ambas calidades disociadas. En tal caso, ambos responden.
Si bien la responsabilidad por actividades riesgosas tiene como paradigma la figura de la actividad
empresarial riesgosa (riesgo de empresa), ello no es una condición o exigencia indispensable para que
configure el presupuesto de hecho que nos ocupa. La razón es simple: la ley no distingue entre quien ejerce

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una actividad empresarial riesgosa o peligrosa y un privado que organiza una actividad de similares
características, sin fines de lucro.
Por tratarse de una responsabilidad objetiva, es intrascendente que el legitimado pasivo sea o no
persona capaz.

Eximentes.
Las eximentes generales, son las propias de un sistema de responsabilidad objetiva, es decir, la causa
ajena: hecho de la víctima; hecho de un tercero extraño; caso fortuito o fuerza mayor.
● El uso de la cosa contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián sólo es una
eximente de la responsabilidad por el hecho de las cosas. No rige en materia de
responsabilidad por actividades riesgosas.
● Acreditado que el daño fue causado en el curso de una actividad riesgosa, y que guarda
relación causal adecuada con la misma, la causa desconocida no exime.
● Siendo la responsabilidad de naturaleza objetiva, no configura una eximente la prueba de
haber ajustado su conducta a las reglas de diligencia que imponía la actividad, ni la
acreditación del cumplimiento de técnicas de prevención.

Supuestos específicos de responsabilidad por actividades


riesgosas.
● La responsabilidad por servicios defectuosamente prestados. (Art. 40 Ley 24.240).
● La responsabilidad por contaminación ambiental. (ley general del ambiente 25.675).
● La responsabilidad del organizador de espectáculos públicos deportivos. (Art. 33 Ley 23.184) d. La
responsabilidad del titular de establecimientos educativos (Art. 1767 CCYC).
● La responsabilidad de los medios masivos de comunicación por noticias e información inexacta. f. La
responsabilidad en el transporte de personas. (Arts. 1286, 1289 inc. c, 1291…)

Responsabilidad por los animales.


Artículo 1759. Daño causado por animales. El daño causado por animales, cualquiera sea su especie,
queda comprendido en el artículo 1757.

La norma está inspirada en el Proyecto de 1998 en su art. 1670. En consecuencia:


1. La responsabilidad del dueño y del guardián de un animal queda atrapada por el estándar de
responsabilidad objetiva que prevé el art. 1757 para los daños causados por el riesgo o vicio
de la cosa y, en ámbitos específicos, por actividades riesgosas o peligrosas.
2. Resulta también aplicable lo dispuesto por el art. 1758, que determina los legitimados pasivos
y recepta la eximente basada en el uso de la cosa contra la voluntad expresa o presunta del
dueño o guardián.
3. El sindicado como responsable se libera probando la causa ajena.

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UNIDAD 6
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Tercer eje: Responsabilidad colectiva y anónima


1. Antecedentes de la responsabilidad colectiva. Responsabilidad colectiva y relación causal.
2. Responsabilidad por cosas suspendidas o arrojadas. Presupuesto fáctico. Sujetos responsables.
Eximentes. Acción de repetición.
3. Responsabilidad colectiva por daños de autoría anónima. Presupuesto fáctico: requisitos. Sujetos
responsables. Eximente. Acción de repetición.
4. Responsabilidad por daños causados por grupos peligrosos. Presupuesto fáctico: requisitos. Sujetos
responsables. Eximente. Acción de repetición.
Responsabilidad colectiva y anónima.
Existe responsabilidad colectiva cuando el daño es ocasionado por un agente no identificado, que
pertenece a un grupo circunstancial determinado; pero no se encuentra identificada la persona dentro de ese
grupo que causó el daño. Frente a un grupo de personas vinculadas por el hecho dañoso, el nuevo Código los
responsabiliza sobre la base de presumirlos a todos causantes del perjuicio prescindiendo de toda
investigación acerca de la culpa. El esquema se centra en el ámbito de la responsabilidad objetiva, está
basado en el riesgo creado y se fundamenta en la equidad.
En definitiva, se trata de una responsabilidad instituida a favor de la víctima, sobre la base de una
relación causal que sólo permite llegar al grupo de autores probables, pero no admite llegar al autor
concreto. Ante la fatalidad, el derecho prefiere trasladar el daño a todos los autores probables –que no son
totalmente ajenos al daño-, antes que condenar a la víctima a soportarlo únicamente ella.
El CCyC ha regulado esta temática distinguiendo tres tipologías:
● Daños causados por cosas suspendidas o arrojadas.
● Daños causados por un miembro no identificado de un grupo de personas.
● Daños causados por la actividad peligrosa que realiza un grupo.

Resulta conveniente discernir los supuestos claramente excluidos de la llamada responsabilidad


colectiva, con independencia de que formen parte de la preocupación por un eventual derecho privado
colectivo:
● La responsabilidad de las personas jurídicas. Cuando una persona jurídica responde por un
daño que ha sido causado por quienes la dirijan o administren, o por sus dependientes o por el
hecho de las cosas bajo su dominio o guarda, lo hace con su patrimonio, que es –en principio -
el único sobre el cual puede efectivizarse la acción indemnizatoria.
● Los supuestos en los que el daño causado por una persona puede ser efectivizado sobre un
patrimonio de otra en función de la garantía que ha asumido su titular o de la ley que le
impone dicha garantía. Este es un mecanismo económico de difusión del daño hacia terceros,
sea quien ha asumido contractualmente la obligación de mantener indemne al dañador
individual –como el seguro de responsabilidad civil-, sea la comunidad de dañadores,
aportantes un fondo común formado a ese efecto.

En estos supuestos, hay una responsabilidad individual establecida, certera, que luego se traslada a
otra persona. En la responsabilidad colectiva, puede faltar o no la responsabilidad individual, según los
diversos criterios doctrinales que se adoptan, pero la ley discierne la responsabilidad sobre el grupo de los
posibles dañadores o todos los que participaron en forma inescindible en la causación del daño.

Responsabilidad colectiva.
Antecedentes de la responsabilidad colectiva.
El Derecho romano no tuvo teorías, sino que resolvía las situaciones conflictivas que se presentaban.
En nuestros días, se señala como un antecedente de la responsabilidad colectiva a los supuestos de las
acciones ‘de deiectis vel effusis’ que se otorgaba a la víctima de un daño causado a raíz de que se le hubiera
arrojado algo desde un edificio mientras transitaba por la vía pública o un camino sujeto a servidumbre de
tránsito, y ‘de costis vel suspendis’ para el caso que la lesión proviniera de la caída de cosas suspendidas o
1
expuestas a caer. El edicto del pretor concedió en forma solidaria acción contra cada uno de los ocupantes de
la casa, cuando no fuera posible establecerse quién la había arrojado.
En Francia también se consideró injusto que ante el daño sufrido por la víctima que tenía por origen la
conducta de una persona entre diversos posibles autores quedará sin reparación en virtud de esa incerteza
respecto de la autoría. La Corte de Francia, en uno de los primeros fallos que admitió la responsabilidad
colectiva, sostuvo que no era razonable que la víctima de un daño causado por un conjunto de personas
estuviera en peor situación que la víctima de un daño que se le hubiera infringido por una sola persona,
precisamente en virtud de que en la actuación colectiva el autor queda cubierto por el anonimato que le
suministra el grupo.
Por cualquier de esas dos vertientes de la evolución –la romana o la francesa- se advierte que la
llamada ‘responsabilidad colectiva’ nació con motivo del problema al daño ‘anónimo’.
En los últimos tiempos, aparece la justificación de los grupos dañinos, en la que se despliega una más
amplia mirada abarcadora de la situación de la víctima, para mejorarla y la de los responsables, en tanto ellos
han participado de una acción o actividad peligrosa. Esa participación en el hecho dañoso es el presupuesto
fáctico de la responsabilidad de los componentes del grupo por la actuación riesgosa o peligrosa para
terceros.
Los daños producidos en los espectáculos deportivos por la acción de la ‘barra-brava’, la acción de la
‘patotas’, el grupo de manifestantes que vuelca vehículos para encenderlos, el grupo de manipuladores de
residuos peligrosos, etc. constituyen típicos ejemplos de actividad grupal. En estos casos hay una acción del
grupo que ostenta una indivisibilidad, pues no es el daño que deriva de la actuación individual sino de la
actuación conjunta –concertada o no- de los miembros del grupo.
Se señala como antecedente de la responsabilidad de los grupos a la Ley francesa de 1970, a la que
algunos denominaron ‘ley contra los que rompen’. Se trata de un tipo penal que preveía la acción concertada,
conducida por la fuerza de un grupo, que dañase a otras personas o bienes, sancionando a los organizadores
de una reunión ilícita y a los que continuarán participando de la reunión después de haber comenzado la
violencia. También comprendía a quienes se hubiesen introducido en una reunión lícita con el fin de comete r o
hacer cometer a otros participantes violencias causantes de daños. También este caso se visualiza como de
responsabilidad colectiva, dado que la ley imponía la responsabilidad civil de los participantes (y
organizadores), aún en el supuesto que el autor de un daño determinado estuviera individualizado, de modo
que los demás partícipes de actuación por la fuerza resultan responsables, aunque no existiese relación de
causalidad que lo determinase como autores. Lo que funda la responsabilidad ‘extendid a’ es su participación
en el grupo violento.
● CÓDIGO DE VÉLEZ SARSFIELD: solo dos supuestos:
○ Art. 1119: establecía el daño causado por un miembro no identificado dentro de un
grupo de personas, o de autoría anónima. hacía colectivamente responsables a todos
los padres de familia que habitaban el sector desde el cual había caído una cosa que
dañara a un transeúnte de la calle o de un terreno ajeno o sujeto a servidumbre de
tránsito, en tanto no se identificase al autor.
○ Art. 1113: establecía el daño proveniente del accionar riesgoso de un grupo.
● CÓDIGO PENAL: ART. 95: preveía el supuesto fáctico de la riña o agresión de las que resultara
la muerte o lesiones sin que constara quien la causó, disponiendo que todos los que ejercieron
violencia sobre la víctima serán tenidos por autores.

2
Relación causal.
El daño puede provenir de la actuación individual del agente o de la concurrencia de actividades de
varios sujetos que con su intervención coadyuvan a su producción. De esta manera, enco ntramos un ámbito
individual, conformado por aquellos daños que provoca individualmente un sujeto; y un ámbito colectivo,
compuesto por los daños que causa un grupo de personas.

Distinción entre responsabilidad individual y colectiva. Tipos de


intervención.
En primer lugar, corresponde aclarar que la intervención plural de sujetos en la producción de un daño
no necesariamente dará lugar a una responsabilidad colectiva. Ello es así, pues aunque intervengan varios
sujetos en forma conjunta, la responsabilidad puede ser individual, por estar perfectamente identificados los
sujetos causantes del hecho ilícito.
No toda "pluri participación" implica responsabilidad colectiva, aún cuando ésta la supone,
pudiendo darse el caso de actuación plural con responsabilidad individual por la posibilidad de su
determinación.
● Así, varias personas colaboran desde distintos niveles de participación para producir un hecho
ilícito. Esa intervención puede revestir la forma de autoría o de mera participación.

La coautoría implica que los intervinientes conciben en común la ejecución del ilícito. Cuando varias
personas, deciden ocasionar un daño de manera concertada, no hay responsabilidad colectiva sino individual.
Es lo que se ha dado en llamar la intervención conjunta. En esta hipótesis se sabe quiénes fueron los autores
y todos produjeron el daño.

● Otro supuesto de intervención consiste en que un grupo de personas realicen actos


independientes entre sí que producen un resultado dañoso. Separadamente cada uno igual
produce el daño con su actuación aislada. Se denomina intervención concurrente o
acumulativa. También se trata de un supuesto de responsabilidad individual.
● Una tercera forma de intervención es la denominada disyuntiva o alternativa y se da cuando
dos o más personas son responsables del hecho ilícito. Se conoce que una de ellas lo causó de
manera excluyente pero se desconoce al responsable directo. Frente a esta hipótesis todos los
integrantes del grupo son responsables del daño, salvo que prueben la existencia de un
eximente de su responsabilidad. Este es un supuesto de responsabilidad colectiva.

El fundamento de ese tipo de responsabilidad radica en que ante la posibilidad de que la víctima
quede sin protección, por la falta de identificación del autor que ocasionó el daño, el ordenamiento coloca en
cabeza del grupo la obligación de reparar. Para lo cual resulta indispensable probar que el daño proviene del
grupo, pese a no puntualizar cuál de ellos fue el agente.
La intervención plural, entonces, puede realizarse de distinta manera, presentando diferentes
relaciones causales:

1. Es conjunta o común: cuando varios sujetos individualizados cooperan o toman parte en la


producción del resultado dañoso. Aquí se aplica lo que dispone el

3
Artículo 1751. Pluralidad de responsables. Si varias personas participan en la producción del daño
que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de
causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.

Rige el principio de que si los sujetos obran dolosa o culposamente, responden por todo el
daño.
La relación causal es conjunta, pues son varios los sujetos que de un modo u otro cooperan en
la producción del daño. El enlace causal no necesariamente se establece entre un solo hecho y
el resultado dañoso, no es indispensable que el acto de un sujeto sea la causa exclusiva del
perjuicio. El fundamento de la indemnización total impuesta a cada interviniente nace de que
las actividades, en conexión con las demás, dan origen al daño. Las conductas que producen el
daño son varias, y sin una de ellas no se podría haber configurado el daño. Ej. Juan, Pedro y
Luis secuestraron a Ramón, para lo cual se dividieron las tareas.

2. Acumulativa o concurrente: cuando el daño es producido por la acción independiente entre sí


de dos o más personas individualmente determinadas, con la particularidad de que, aun sin
mediar el hecho de la otra, el resultado se habría producido igualmente. También aquí cada
agente responde por la totalidad del daño. La causalidad es concurrente. Ej. Cuando dos
fabricantes individualizados arrojan a un lago desechos industriales, incurriendo en conductas
contaminantes aisladamente consideradas.

3. Alternativa o disyuntiva: en donde el daño es atribuible a una persona o a otra, de manera


alternativa o excluyente. En estos casos, el daño es causado por un miembro no identificado
dentro de un grupo dañoso individualizado, integrado por posibles responsables. Ej. Federico
es lesionado en una riña, por tres hermanos que viven a la vuelta de su casa, pero no pudo
saber cuál de ellos le causó la lesión. Otros ejemplos son los grupos de caza; de algún
deporte; equipo médico, etc.
En estos casos, rige la llamada responsabilidad por autoría anónima, donde TODOS los
integrantes del grupo de sospechosos responden, hasta que no se acredite su exclusión. Art.
1761.

4. Grupal: varias personas actúan conjuntamente provocando el resultado. Esta causalidad


grupal se caracteriza porque no presenta la independencia de las conductas concurrentes, sino
que exhibe una acción indivisible, grupal, no concebible sin esa concurrencia de conductas,
dado que separadas el resultado no se produciría. Por ejemplo, A y B sustraen un objeto tan
pesado, que una persona sola no hubiera podido moverlo de su sitio. Se trata de una acción
común, que resulta única en virtud de la vinculación de conductas. No es que ellas dejen de ser
individuales –que siempre lo son-, sino que son inescindibles en virtud de las circunstancias en
que se desarrollan, que impiden que el resultado se produzca sin la concurrencia de las
conductas múltiples o diversas. Ej. Barras bravas.

4
TiPO De CAusALiDAD COnDuCTAs que PrOVOCAn un DAÑO AuTOríA
COnjunTA esCinDibLe (DiVisibLe) Múltiples divisibles Autorías confluyentes,
susceptibles de ser
individualizadas.

ACumuLATiVA O COnCurrenTe Autónomamente idóneas Autoría eficaz ignorada.


para causar el daño.

ALTernATiVA Única ignorada, aunque Una autoría ignorada y otras


conociendo el grupo de posibles
posibles autores

GruPAL, COnjunTA inesCinDibLe Múltiples indivisibles Autoría común o conjunta, de


cuya individualización se
prescinde, por la
indivisibilidad
1

Responsabilidad colectiva por daños de autoría anónima y por


cosas suspendidas o arrojadas.
Dentro de ella encontramos dos grupos:
● Cosas suspendidas o arrojadas: Art 1760.
● Autor anónimo: Art 1761.

Daño de autoría anónima.

1
Para la causalidad conjunta y concurrente se utilizan las normas generales de la responsabilidad civil: arts. 1751, 1752
y 1757. La causalidad alternativa está regulada en los arts. 1760 y 1761. La causalidad grupal está regulada en el art.
1762.
5
Es aquella que se configura sobre todos los integrantes de un grupo determinado de personas, por el
daño causado por alguno de sus miembros, cuando no ha podido individualizar al autor.
Estamos frente a un tipo de causalidad alternativa o disyuntiva, ya que solo uno de los sujetos del
grupo ha producido el daño, pero la posibilidad de que cualquiera de ellos, indistintamente, haya sido el
agente, determina la aplicación de una presunción de causalidad en contra de todos, hasta tanto no se
demuestre lo contrario.

Artículo 1761. Autor anónimo. Si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo


determinado responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha
contribuido a su producción.

En estos casos, el daño es causado por una sola persona (o algunas) de un grupo, y no se im puta a los
demás coautoría, instigación o encubrimiento. Pero responden todos por la imposibilidad de determinar
quién (o quiénes) causó el daño.

Su emplazamiento en nuestro derecho de daños.


En nuestro sistema, el principio está dado por la responsabilidad individual, y la excepción por la
responsabilidad colectiva. Es por esto, que una vez demostrada la identidad del que causa el daño, la
imputación colectiva se desvanece con respecto a los demás miembros del grupo, ya que queda patentizado
que éstos no han contribuido a la producción del perjuicio.

Evolución histórica.
Los antecedentes históricos hunden sus raíces en el derecho romano, que reconocía dos acciones: una
contra el habitante de una casa desde la cual se había arrojado o vertido algo sobre la vía pública; y otra que
plasmaba igual pretensión en los casos de cosas suspendidas que podían caer y provocar daños.
La institución fue receptada por las Partidas, desde donde se proyectó a la mayor parte de los códigos
decimonónicos.
Estos últimos presentaban algunas diferencias, ej. El código alemán admitía en forma expresa la
responsabilidad colectiva, consagrando una norma general que decía “si varios han causado un daño por un
acto ilícito realizado en común, cada uno es responsable del daño. Lo mismo vale si no se puede saber quién
entre varios participantes, ha causado el daño con su acto. A contrario sensu, no hay responsabilidad
colectiva si se determina quién ha causado el daño.” Responsabilidad colectiva e individualización del autor
son nociones contrapuestas.
El código francés, en cambio, no contenía una norma general (igual que el de Vélez) sino que la
responsabilidad colectiva se infería de otras normas. La doctrina y jurisprudencia francesa se mantuvieron
por muchos años reacias a la responsabilidad colectiva, por miedo de imputar a personas inocentes. Con el
paso del tiempo, se dieron cuenta que en el mundo moderno los hombre necesitan actuar colectivamente, y el
derecho civil debe dar respuestas eficaces a los daños que en dicho contexto se causen.

La cuestión en el Código de Vélez.


El código de Vélez, siguiendo la postura francesa, no contenía una norma genérica de la
responsabilidad colectiva. Ella era inferida de otras normas que consagraban la responsabilidad de todos los
dueños de una casa por los perjuicios que causen las cosas arrojadas o expuestas a caer de los edificios (Art.
1119).

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En relación al deber de reparar, Vélez descartó la solidaridad. Estableció que no responden
solidariamente quienes, de modo colectivo, deban reparar el daño causado sino en proporción a la parte que
tuvieran en él. En tal contexto, la responsabilidad regulada en el art. 1119 del Código Civil generaba una
obligación de reparar simplemente mancomunada.
De igual modo actuaba el Código Penal en su art. 95, que disponía la responsabilidad de todos los
partícipes de una riña donde muera o resulte lesionada una persona, cuando no puede determinarse el autor
del hecho dañoso.
El CCYC la recepta en sus Arts. 1760 y 1761.

Requisitos.

● Existencia de un grupo de personas como autores posibles del daño.


Debe existir un grupo de personas cuyos integrantes sean posibles autores del daño. La interpretación
que se haga de “grupo” debe ser flexible y realista, abarca una pluralidad de personas, que tienen algún
grado de interacción entre sus miembros. Esta conexión puede ser concreta (ej. Grupo de vecinos o miembros
de un equipo), o espontánea (manifestaciones, espectadores), puede ser lícita (bomberos, policías) o ilícita
(ladrones). En este tipo de responsabilidad, el autor del daño es anónimo, pero pertenece a un grupo de
personas determinado. No hay un daño causado por el grupo en su conjunto, sino por uno de los miembros
(o algunos) que no se pueden individualizar.

● Relación causal adecuada entre la acción grupal y el daño.


Debe haber causalidad adecuada entre la acción del sujeto miembro del grupo, y el daño. Es una
causalidad alternativa, por eso conduce a la responsabilidad de todos los miembros hasta que se pueda
identificar al autor. Mientras no se identifique al autor, el resto de los miembros no se libera.

● Falta de individualización (o anonimato) del autor del daño.


Es preciso que no se identifique al autor del daño, ya que es el anonimato de éste último el que da
fundamento a la responsabilidad de todos los miembros. Si el anonimato se pierde y, por lo tanto, se
individualiza al autor, la responsabilidad deja de ser colectiva y pasa a ser individual.

● Grupo de actividades no peligrosas.


La actividad de un grupo puede ser riesgosa para terceros (ej. Los grupos de competición en ‘picadas’,
grupos de caza, barras bravas, etc.) o no (asistentes de un espectáculo musical, teatral; personas que
intervienen en una operación o acto médico; huéspedes de un hotel, etc.). En ambos casos se pueden generar
daños. Es necesario que el grupo al que pertenezcan los sujetos sea de actividades “no peligrosas para
terceros” para encuadrar el daño dentro de la responsabilidad por autor anónimo, ya que de lo contrario,
corresponde aplicar las reglas del Art. 1762 que consagra la responsabilidad por actividad riesgosa de un
grupo.

Legitimados pasivos.
Son las personas que conforman el grupo de autores probables del daño. Esa probabilidad de autoría
debe ser establecida en forma inequívoca, mediante la prueba de la relación causal que se remonta desde el
daño sufrido hasta el grupo. También pesa sobre el damnificado carga de la prueba de que el demandado lo
integra. La norma presume de la integración del grupo y, consecuente, autoría probable –o sea, de la prueba

7
de la relación causal con ese alcance- la responsabilidad de todos los integrantes del grupo frente a la
víctima y les impone la solidaridad.

Eximentes.
La responsabilidad es objetiva (la falta de culpa es insuficiente para eximir a los autores posibles), con
base en el riesgo creado, y se exime de responder quien demuestre que no contribuyó en la producción del
daño.
Si en el proceso se acredita quién es el autor del daño, mediante la prueba inequívoca y la
demostración de que la autoría es exclusiva, o sea, que el daño sólo es atribuible al autor y que el
demandado es ajeno a su producción, él será el único responsable. O sea, que no se configura la eximente por
la mera identificación del autor, sin la prueba concluyente de que el demandado no ha contribuido a la
producción del daño, y sin perjuicio de las acciones de repetición a que dé lugar.
❖ Demostrando que el sujeto no contribuyó a su producción;
❖ Individualizando al autor culpable, desaparece el anonimato y la responsabilidad del resto;
❖ Probando que el sujeto no integra o no pertenece al grupo;
❖ Demostrando la imposibilidad de haber causado o participado en la producción del daño, ej.
Por no haber estado presente en el momento del hecho generador;
❖ Probando causa ajena: hecho o culpa de la víctima, de un tercero extraño o caso fortuito. Que
destruyen el nexo causal.

Acción de repetición.
Quien satisface la reparación tiene acción de regreso contra los otros miembros del grupo. En
principio, no hay nadie mejor que él para identificar a sus miembros y cobrarles.

1. Factor de atribución
El fundamento de la responsabilidad colectiva es objetivo, basado en el riesgo creado. No interesa en
estos casos la prueba de la no culpa, ya que no es suficiente para eximirse de responsabilidad. El factor de
atribución es objetivo, es el riesgo creado por la existencia o actuación anónima del grupo.

Responsabilidad por cosas suspendidas o arrojadas.

Artículo 1760. Cosa suspendida o arrojada. Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si ésta es
arrojada, los dueños y ocupantes de dicha parte responden solidariamente por el daño que cause. Sólo se
libera quien demuestre que no participó en su producción.

Este art. Se inspiró en el derecho romano, en las dos acciones que éste reconocía; que luego fueron
receptadas por las partidas, y por el código anterior. Alrededor de ésta figura se gestó y desarrolló
modernamente la responsabilidad colectiva o anónima.

Presupuesto fáctico.
El daño debe ser causado por una cosa que cae o es arrojada de una parte de un edificio, sin que
pueda individualizarse al autor del mismo. El supuesto de caída es un caso de hecho de la cosa; comprende
la caída de mampostería, revoques, macetas, carteles, adornos y cualquier clase de elementos que pueden
caer desde las aperturas en las paredes o desde los balcones etc. En cambio, el supuesto en que la cosa
haya sido arrojada el daño es un hecho del hombre. La norma trata ambos casos de la misma manera, lo que
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responde a la tendencia de que los daños sean tratados de una manera uniforme, cualquiera fuere la fuente
de donde provengan –hecho de la cosa o hecho del hombre-.
Es una clase de responsabilidad anónima, de modo que la individualización del agente que causa el
daño hace desaparecer la responsabilidad de todos los demás.

Legitimados pasivos.
Los sujetos responsables en la norma proyectada son los dueños y ocupantes –inquilino, comodatario,
usufructuario, poseedor, tenedor precario, depositario, etc.-. La obligación de reparar nacida de la
responsabilidad es pasivamente solidaria.
El art. 1760, persigue colocar a la víctima frente a dos responsables: el dueño, por su relación de
dominio con el lugar del que ha partido la fuerza dañadora, y al ocupante, en cuanto es la persona que
ostenta el control del lugar. Una primera delimitación de los responsables es establecer la parte del edificio
de la que fue arrojada o pudo haber caído la cosa. Ej., si la cosa cayó sobre la calle sólo serán posibles
legitimados pasivos los dueños y ocupantes del frente del edificio.

Eximentes.
La norma establece a favor de la víctima que ha sufrido daños por la caída de una cosa desde un
edificio la presunción de que los autores son los ocupantes y la garantía de los dueños de los
departamentos. Tal presunción y garantía se extinguen por la prueba de que el presunto autor no ha
participado o ha sido ajeno a la producción del daño.
● “Solo se libera quien demuestre que no participó en su producción.”
● También se liberan los integrantes del grupo si se logra individualizar al autor del daño, ya que
esa sola circunstancia pone en evidencia que no hubo participación en la producción del
resultado.
● También pueden liberarse demostrando la causa ajena, a pesar de que la norma dice que ‘sólo’
libera la falta de participación del presunto responsable. La causa ajena excluye la
participación del presunto responsable en la producción del resultado, por lo que el caso
fortuito será eximente en la medida que resulte ajeno al poder de control de la autoridad
doméstica, para el ocupante y determinante del hecho de la cosa, con respecto al dueño. Así,
no se responde en el caso que la caída esté determinada por un terremoto u otro hecho de la
naturaleza que revista los caracteres de caso fortuito o fuerza mayor.
De tal modo, el propietario u ocupante se libera si acredita que la causa de la caída de la cosa
ha sido extraña al edificio o el ámbito de control de sus ocupantes; por ej. que fue provocada
por la vibración causada por la rotura de la barrera del sonido de un avión, por efecto de la
onda expansiva causada por una explosión ajena al edificio. También constituye eximente el
hecho del damnificado, como ocurre si la maceta cae a raíz de la acción de la propia víctima
que tira un proyectil –piedra o disparo- que impacta sobre la maceta provocando su caída.
● También pueden demostrar su no participación de otras maneras, ej. Mediante prueba pericial
que compruebe que la cosa no pudo caer de determinada altura, o que por las características
de la misma, no podría responder a la parte del edificio de la que el sujeto es dueño u
ocupante, etc.
De lo dicho, surge claramente que este tipo de responsabilidad es objetiva, y que el eximente se
encuentra en la causalidad y no en la falta de culpa. A los fines de la configuración de la responsabilidad,
esta última es irrelevante.

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Acción de repetición.
El dueño (que no sea ocupante) tendrá acción de repetición contra el ocupante si la cosa fue arrojada;
el ocupante tendrá acción de repetición contra el dueño, si la cosa ha caído (hecho de la cosa) y el ocupante
que haya debido responder frente a la víctima, tendrá acción de repetición según la cosa haya caído o haya
sido arrojada.
También tendrán acción de repetición los dueños y ocupantes que hayan pagado el daño contra el
ocupante desde cuyo ámbito ha sido arrojada la cosa y contra el autor del daño si éste resulta
individualizado.

Responsabilidad por daños causados por grupos peligrosos.

Artículo 1762. Actividad peligrosa de un grupo. Si un grupo realiza una actividad peligrosa para
terceros, todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por uno o más de sus
miembros. Sólo se libera quien demuestra que no integraba el grupo.

Este tipo de responsabilidad, es una tipología específica de la responsabilidad por actividades


riesgosas o peligrosas.
Reconoce sus fuentes en el art. 1673 del Proyecto de 1998, con relación al cual presenta dos
diferencias: a) el proyecto exigía que la actividad grupal creará un ‘peligro extraordinario para la persona o
bienes de terceros’; mientras que el CCYC simplemente habla de una ‘actividad riesgosa para terceros’. b) el
proyecto sólo admitía como eximente la prueba de no participación en la causación del daño; el CCYC es más
exigente, ya que solamente permite liberarse a quien demuestre que no integraba el grupo.

Presupuesto fáctico.
El presupuesto fáctico de la norma es la realización de una actividad riesgosa por parte de un grupo
de personas. La causalidad que presupone la norma es la actuación conjunta o en común del grupo. Es decir,
el daño debe derivar de una actividad peligrosa desarrollada en conjunto.
Se trata de supuestos de gravedad, donde el riesgo creado está referido al grupo en sí mismo, y no al
anonimato en la causación del daño. El riesgo grupal es el que da lugar a una imputación grupal. La autoría
del riesgo es objetivamente imputable a todos los integrantes del grupo, por el solo hecho de pertenecer al
mismo.
La conducta lesiva de uno de los miembros, o su identificación como el único causante del perjuicio, no
interrumpe la cadena causal, ni libera al resto de los miembros. Solo se libera quien demuestre que no
integra el grupo. Se trata de una responsabilidad lisa y llanamente grupal, mediante una imputación conjunta
de todos sus integrantes. Responde todo el grupo, aunque se identifique quién o quiénes son los autores
inmediatos o directos del daño. Por eso se habla de una causa conjunta del daño, conformada por el riesgo
que emerge del grupo en su totalidad.
Obviamente, que en la actividad del grupo existen conductas individuales, pero la norma prescinde de
la consideración de cada una de las conductas individuales, porque existe una unidad o indivisibilidad de la
acción que constituye la causa del daño, que surge de la circunstancia de la inescindibilidad de las acciones
individuales. Las conductas individuales, que conforman una causa única del daño: la acción grupal, se
funden en ella, y por ello, la ley prescinde de su consideración.

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Delimitación del grupo.
La delimitación del grupo proviene de la circunstancia de haber desarrollado la actividad riesgosa para
terceros. Por ej. si el daño deriva de la actividad violenta que se produce en el curso de una manifestación
pacífica, el grupo de riesgo no es conformado por los manifestantes, sino por quienes desarrollan la conducta
violenta. Tal delimitación exige de la razonabilidad y la apreciación de las circunstancias fácticas en que se
produjo el daño.

Requisitos.
● Inescindibilidad de las acciones individuales, las cuales conforman la causa única del daño; ➢ Que se
trate de un grupo peligroso, es decir, que desarrollen actividades que pueden provocar daños a
terceros conforme al curso normal de las cosas;
● Autoría grupal: la acción individual es intrascendente, el anonimato es irrelevante.

Casos específicos.
● La responsabilidad grupal por contaminación del ambiente;
● La responsabilidad de los partícipes en la organización de espectáculos públicos;
● La responsabilidad en el derecho del consumidor en caso de fabricación, distribución y venta
de cosas o servicios riesgosos que causen un daño al consumidor. Ej. Productos farmacéuticos.

Legitimados pasivos.
Son todos los sujetos que han desarrollado la actividad riesgosa para los terceros. En la
determinación de la integración del grupo debe obrarse con prudencia, pues sólo lo constituyen los que
realizan la actividad peligrosa. La obligación entre todos ellos es solidaria.
En la determinación de la integración del grupo debe obrarse con prudencia, pues sólo lo constituyen
los que realizan la actividad peligrosa. Por ejemplo, si el daño deriva de la actividad violenta que se produce
en el curso de una manifestación pacífica, el grupo de riesgo no es conformado por los mani festantes sino por
quienes desarrollaron la conducta violenta.
Por ejemplo, la ‘patota’ que golpea a un transeúnte lesionándolo o provocando la muerte, los
‘barra-bravas’ o el grupo de revoltosos dentro de una manifestación gremial que lanzan bombas de
estruendo o bengalas que provocan un incendio, los asaltantes o usurpadores que provocan daños en la
propiedad invadida, etc.
La norma del art. 1762 no es de aplicación a la responsabilidad de los profesionales liberales en
virtud de lo dispuesto por el art. 1768 in fine.

Eximentes.
Se trata de una responsabilidad objetiva, basada en el riesgo creado por la actividad peligrosa del
grupo. La eximente está constituida por la prueba de que el demandado “no integraba el grupo”.
La prueba concluyente acerca de quién fue el autor del daño no constituye eximente de
responsabilidad, ya que precisamente lo típico de esta responsabilidad solidaria es que prescinde de la
autoría individual, la que se considera indiferente.
Exime, en cambio, cuando el daño sea la consecuencia de un casus ajeno al riesgo propio de la
actividad. El hecho de la víctima puede ser apreciado para la limitación o exclusión de la responsabilidad de

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los miembros del grupo. El hecho del tercero podrá constituir eximente cuando reviste el carácter de caso
fortuito.

Acción de regreso.
No obstante, no hay norma en el Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación que vede la
posibilidad de accionar contra los demás participantes del grupo que desarrollará la actividad peligrosa, sino
por el contrario, la acción es admisible a la luz del art. 1751, que –en general-- remite a las normas de la
solidaridad.
Por lo demás, este tipo de responsabilidad colectiva no desplaza la responsabilidad individual, y si se
determinase quién fue el autor de un daño determinado, las responsabilidades se acumulan.
Diferencias entre la responsabilidad por riesgo grupal y la responsabilidad de autor anónimo

Diferencias entre la responsabilidad de grupos peligrosos y autoría anónima.

ResPOnsAbiLiDAD POR DAÑOs CAusADOs POR GRuPOs ResPOnsAbiLiDAD COLeCTiVA POR DAÑO CAusAnDO en
PeLiGROsOs2. AuTORíA AnónimA3.

ImPORTAnCiA De La autoría individual es intrascendente, La determinación del autor directo del


ya que es un daño es muy importante, lleva a la
LA AuTORíA
supuesto de autoría grupal. No libera al liberación del resto.
inDiViDuAL. resto.

AuTOR/es El daño es siempre causado por el El daño es causado por un sujeto, o


grupo, no importa que haya un sujeto algunos, que es indeterminado, dentro
que sea el autor directo o inmediato del de un grupo determinado.
daño.

CAusAL Grupal, referida al riesgo, Causalidad Alternativa, derivada del anonimato,


conjunta inescindible. Causalidad alternativa.

ACTiViDAD GRuPAL El grupo es riesgoso o peligroso. El grupo no es peligroso o riesgoso para


terceros.

EximenTes Eximente muy rígida. Eximentes más flexibles.

2
Responsabilidad grupal
3
Responsabilidad de autor anónimo
12
UNIDAD 7
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Tercer eje: Supuestos especiales de responsabilidad.


1. Responsabilidad contractual. Incumplimiento absoluto y relativo. El cumplimiento tardío: mora del deudor
y del acreedor. Evolución histórica. Disposiciones legales del C.C.C.N.. Efectos. Daños moratorios,
acumulabilidad (art. 1747 C.C.C.N.)
2. Resolución del contrato y daños (art. 1082 C.C.C.N.).
3. Responsabilidad de las personas jurídicas: antecedentes, evolución histórica.
4. Responsabilidad del Estado y de los funcionarios públicos: antecedentes, evolución histórica. Ley
provincial 8968.
5. Responsabilidad de los establecimientos educativos: antecedentes, evolución histórica. Normas del Código
Civil y Comercial: sujetos responsables, eximentes.
Responsabilidad Contractual.
Hay responsabilidad civil contractual cuando el deudor incumple una obligación (de dar, de hacer o de
no hacer) previamente asumida y por tal razón debe reparar el daño causado al acreedor por dicho
incumplimiento. En contraposición existe la responsabilidad extracontractual que es la que surge de la
violación del deber jurídico de no dañar a otro.
La asignación de dicha responsabilidad demanda seguir dos pasos sucesivos:
1. El primero consiste en determinar si existió o no cumplimiento, en tanto hecho objetivamente
verificado. Es necesario contraponer los conceptos de cumplimiento e incumplimiento
obligacional, pues toda obligación deriva necesariamente en una de estas dos situaciones: o se
cumple de manera fiel y exacta, o no se cumple de tal modo (y aquí cabe incluir los
cumplimientos parciales o defectuosos).
2. El segundo, radica en establecer a quién o a qué debe atribuirse el incumplimiento, cuando
éste acontece, lo que presenta tres variantes: puede ser por "causas imputables" al deudor, o
por "causas imputables" al acreedor, o puede deberse a una causa ajena (hecho del tercero por
quien no se debe responder, o caso fortuito o fuerza mayor). En las relaciones de obligación, el
hecho del damnificado (como eximente de responsabilidad) consiste en el hecho del acreedor
(desde la perspectiva del deudor), o —a la inversa- en el hecho del deudor (desde la
perspectiva del acreedor).
Está regulado por las reglas generales de la responsabilidad civil.

Artículo 1716. Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de
una obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código.

Y siguientes…
Pero también contiene disposiciones especiales de la responsabilidad contractual, que varían según la
naturaleza del contrato (el incumplimiento de las obligaciones propias de cada contrato). Por ej.
● Obligaciones dinerarias: intereses por mora del deudor constituye la indemnización.
● Obligaciones de hacer: se puede exigir la destrucción de lo mal hecho; el cumplimiento
específico; hacerlo cumplir por un tercero a costas del deudor; reclamar daños y perjuicios.
● Contrato de Transporte: el incumplimiento por atraso o por pérdida del flete, si el transportista
no prueba causa ajena, pierde una parte del precio del flete proporcional al retraso, de modo
tal que pierde el total si el tiempo insumido es el doble del plazo en el que debió cumplirse.

¿Desde cuándo puede haber responsabilidad contractual?


El principio es que hay responsabilidad durante la vida del contrato, es decir, desde que éste nace
hasta que muere. Sin embargo, en algunos casos puede darse responsabilidad pre contractual o
postcontractual. Algunos casos de responsabilidad precontractual son:

● La responsabilidad por la ruptura intempestiva e injustificada de las negociaciones.

Artículo 991. Deber de buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se
haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas
injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el
daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato.
Se llaman negociaciones preliminares al conjunto de actividades desarrolladas con una
finalidad coherente, que suelen partir de sondeos básicos entre las partes y se despliegan
luego en intercambios de información acerca de propósitos o necesidades, inspecciones,
evaluaciones de calidad, presentaciones, etc.; actividades todas destinadas a avanzar, en un
clima de confianza, hacia el perfeccionamiento de un negocio jurídico. La responsabilidad
deriva de la inobservancia del deber de buena fe: la protección del deber de confianza y lealtad
(arts 991 y 1067 CCCN).

● La responsabilidad por la violación del deber de confidencialidad.

Artículo 992. Deber de confidencialidad. Si durante las negociaciones, una de las


partes facilita a la otra una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el
deber de no revelarla y de no usarla inapropiadamente en su propio interés. La parte que
incumple este deber queda obligada a reparar el daño sufrido por la otra y, si ha obtenido una
ventaja indebida de la información confidencial, queda obligada a indemnizar a la otra parte
en la medida de su propio enriquecimiento.

Aspectos del deber de confidencialidad: obligación del receptor de no revelar la información


confidencial y obligación del receptor de no utilizar inapropiadamente en su propio interés la
información confidencial. Requisitos de la responsabilidad por la violación del deber de
confidencialidad: incumplimiento del deber en cualquiera de los dos aspectos (revelación y uso
indebido de la información), y obtención de una ventaja indebida de la información
confidencial.
¿Qué daños son indemnizables en este supuesto? La responsabilidad se limita a la medida del
enriquecimiento obtenido por el incumplidor que se benefició con el uso indebido de la
información . confidencial.

● La responsabilidad por incumplimiento del Contrato Preliminar y del Pacto de Preferencia.

Artículo 995. Promesa de celebrar un contrato. Las partes pueden pactar la obligación
de celebrar un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de aquellos para los cuales se
exige una forma bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen de las obligaciones de hacer.

Artículo 997. Pacto de preferencia. El pacto de preferencia genera una obligación de


hacer a cargo de una de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo
con la otra o las otras partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza,
de condominio, de partes en contratos asociativos o similares, el pacto puede ser recíproco.
Los derechos y obligaciones derivados de este pacto son transmisibles a terceros con las
modalidades que se estipulen.

Artículo 775. Realización de un hecho. El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo


en tiempo y modo acordes con la intención de las partes o con la índole de la obligación. Si lo
hace de otra manera, la prestación se tiene por incumplida, y el acreedor puede exigir la
destrucción de lo mal hecho, siempre que tal exigencia no sea abusiva.

Rigen los requisitos y las reglas de la responsabilidad por ruptura intempestiva de las
tratativas preliminares.
Factor de atribución.
Puede ser subjetiva (con base en la culpa) u objetiva (sustentada en factores objetivos de atribución,
como la garantía, riesgo creado, deber de seguridad, etc.). La distinción entre obligaciones de medios y
resultados tiene gran trascendencia en cuanto al factor de atribución:
● Obligaciones de medios: el deudor se compromete a realizar una conducta diligente, orientada
a la obtención de un resultado esperado y querido por el acreedor, pero no asegurado. Hay un
doble juego de intereses: uno primario, que se satisface en tanto el deudor despliegue una
conducta diligente orientada a alcanzar la finalidad satisfactiva del acreedor, y otro de carácter
aleatorio (el resultado), cuya concreción no depende exclusivamente de la conducta del deudor
sino de otros factores contingentes o azarosos. Por ejemplo, tratamiento médico. La
responsabilidad se genera cuando el deudor no actuó con diligencia para satisfacer el interés
del acreedor, el factor de atribución es subjetivo, y la prueba de la culpa cae sobre el acreedor
que la alega. El deudor se libera probando que el retardo no deriva de su falta de diligencia
(imprudencia, negligencia o impericia en el cumplimiento).
● Obligaciones de resultado: el deudor compromete su actividad para el logro de un interés
final del acreedor, no aleatorio, por lo que su falta de obtención importa incumplimiento. El
deudor asegura un resultado exitoso y asume todas las contingencias que puedan presentarse
en el desempeño de la conducta proyectada, salvo aquellas absolutamente fortuitas,
generadas por un factor ajeno y determinable. El factor de atribución es objetivo, y para
liberarse de las consecuencias de dicho incumplimiento, debe probar la causa ajena (caso
fortuito, hecho de un tercero o del propio damnificado).

Incumplimiento absoluto y relativo.


El incumplimiento obligacional es el elemento disparador de la responsabilidad contractual. Antes de
hablar de incumplimiento, es conveniente aclarar qué se entiende por cumplimiento obligacional.
El cumplimiento obligacional es cuando el deudor ejecuta de manera exacta la prestación debida a
favor del acreedor. El deudor asume el deber de ejecutar la prestación voluntariamente, de buena fe, en la
forma, tiempo y modo correspondientes, a la extinción del vínculo jurídico y su consiguiente liberación. Eso es
el cumplimiento.
El incumplimiento obligacional, entonces, se da cuando el deudor no ajusta su conducta al
comportamiento debido. El incumplimiento importa una lesión al derecho del acreedor a recibir la prestación
debida, en tiempo, forma y modo. El incumplimiento es una violación del derecho de crédito y constituye
siempre una conducta antijurídica.
El incumplimiento contractual debe ser valorado de forma más amplia, ya que no solo se debe
considerar la prestación incumplida, sino que se debe analizar el impacto que ese apartamiento de la
conducta debida produce en el objeto y causa final del contrato, es decir, se debe analizar cómo repercute en
el contrato enteramente considerado.
El CCYC trata en su art. 730 los efectos jurídicos que produce el incumplimiento de toda obligación,
cualquiera sea su fuente, contractual o extracontractual.

Artículo 730. Efectos con relación al acreedor. La obligación da derecho al acreedor a: .


a) emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado;
b) hacérselo procurar por otro a costa del deudor;
c) obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes.
El incumplimiento puede ser absoluto o relativo, la diferencia entre ambos tipos radica en analizar si
una vez incumplida la obligación, ésta admita (o no) la posibilidad de cumplimiento específico tardío, por ser
aún material y jurídicamente posible y, fundamentalmente, en razón de resultar apta para satisfacer el interés
del acreedor.
El incumplimiento importa una violación al derecho de crédito y constituye una conducta antijurídica,
es decir, una conducta contraria al ordenamiento jurídico. Se debe analizar desde la perspectiva del acreedor
y deudor, valorar armónicamente e integralmente si el deudor ha desplegado la conducta comprometida, en
qué medida cualitativa y cuantitativa lo ha hecho, y fundamentalmente cuál ha sido el grado de satisfacción o
frustración que ha experimentado el interés del acreedor. Cuando la persona no cumple porque no quiere es
imputable y será responsable, pero si no cumple porque no puede estará exento de responsabilidad.

Artículo 1084. Configuración del incumplimiento. A los fines de la resolución, el incumplimiento debe
ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es esencial cuando:
a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;
b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del
acreedor;
c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a
esperar;
d) el incumplimiento es intencional;
e) el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al
acreedor.

Incumplimiento absoluto.
Se produce cuando, a raíz del incumplimiento obligacional, la prestación ya no es susceptible de ser
específicamente cumplida ulteriormente, sea por resultar material o jurídicamente imposible, o bien por
haber perdido el acreedor todo interés en su cumplimiento específico tardío (obligaciones sujetas a plazo
esencial). Constituye una situación irreversible, ya que se produce la frustración definitiva e irreversible del
interés del acreedor.
El incumplimiento absoluto se puede dar por:
● Imposibilidad sobrevenida, objetiva y absoluta 1.
Se trata de una prestación que era susceptible de ser cumplida al momento de contraerse la
obligación y que ulteriormente deviene imposible (sobrevenida). Además, tiene que representar un obstáculo
insalvable para cualquier persona, como la pérdida o destrucción total de la cosa, o la imposibilidad jurídica
(objetiva y absoluta).
➢ No imputable al deudor: la obligación se extingue y se produce la disolución del vínculo jurídico por lo
que el deudor no tiene responsabilidad. Son los hechos producidos por caso fortuito y fuerza mayor.
➢ Imputable al deudor: la obligación subsiste, pero modifica su objeto y se convierte en la de pagar el
contravalor económico de lo adeudado y una indemnización por daños y perjuicios. No se produce una
novación de la obligación, sino que la primitiva ha cambiado o mutado su objeto.

● Frustración irreversible del interés del acreedor.


Se produce el incumplimiento absoluto cuando es temporalmente incumplida, o es ejecutada de
manera defectuosa por lo que se produce la frustración del interés del acreedor. Es lo que sucede cuando el

1
Artículo 955. Definición. La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación, producida por
caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación, sin responsabilidad. Si la imposibilidad sobreviene debido a causas
imputables al deudor, la obligación modifica su objeto y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños
causados.
cumplimiento exacto de la prestación es esencial para la consecución del fin perseguido por el acreedor e
idónea para frustrar su interés en forma irreversible. Queda incluidos los casos de obligaciones sujetas a un
plazo esencial, casos en que el incumplimiento es intencional, casos en que el incumplimiento priva a la parte
perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a esperar, casos en los que el deudor manifiesta su
voluntad de no cumplir, etc.

● Imposibilidad temporal prolongada con frustración del interés 2.


Cuando la imposibilidad es sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación tiene efecto
extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del acreedor de modo
irreversible. Por ejemplo, hay una obligación de transportar productos, pero no puede ser cumplida
temporalmente porque se ha producido una guerra. Si bien ella podrá ser ejecutada una vez que acabe la
guerra, el tiempo que paso frustró el interés del acreedor
También hay incumplimiento absoluto cuando la obligación está sometida a un plazo esencial, de
modo que en caso de que no se cumpla en el tiempo convenido, se frustra de manera irreversible el interés
del acreedor.

Incumplimiento relativo.
En el incumplimiento relativo, la prestación no ha sido efectuada en tiempo propio, o ha sido
efectuada con defectos. Sin embargo, la nota distintiva de este tipo de incumplimiento es su transitoriedad,
ya que la prestación es aún material y jurídicamente posible de ser realizada específicamente, e idónea para
satisfacer el interés del acreedor. Puede darse3:
● Por ejecución defectuosa.
Se da cuando la prestación presenta desajustes respecto de la forma en que se encontraba
inicialmente programada. La inexactitud puede ser por:
➢ Sujetos: se le paga a un tercero no legitimado o a una persona incapaz de recibir el pago.
➢ Objeto: se puede dar por diversos motivos:
○ El deudor omitió ejecutar de manera adecuada la prestación principal, pero el acreedor
mantiene el interés.
○ El deudor ejecuta la prestación principal pero omite cumplir la accesoria.
○ El deudor debe cumplir una serie de prestaciones y solo cumple algunas de ellas.
○ El deudor ejecuta la prestación conforme a lo pactado, pero presenta deficiencia
➢ Lugar de cumplimiento: el deudor cumple en un lugar distinto del que corresponde.
➢ Tiempo del cumplimiento: principalmente retrasado, es decir, aquel en el que el deudor retrasa el
cumplimiento de la prestación, pero es susceptible de cumplimiento tardío (es la mora del deudor).

Efectos del cumplimiento defectuoso: en principio el acreedor tiene el derecho y la carga de examinar
la prestación que pretende ejecutar el deudor, lo que le permite detectar vicios o defectos aparentes. Si
acepta una prestación defectuosamente cumplida, se presume que la ha consentido por lo que no podrá
reclamar nada. Pero cuando el cumplimiento defectuoso es ignorado (el acreedor conoce las deficiencias
después de recibir la prestación), tiene distintas opciones:

2
Artículo 956. Imposibilidad temporaria La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación
tiene efecto extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del acreedor de modo
irreversible.
3
Se produce cuando pese al incumplimiento, se admite la posibilidad de cumplimiento específico tardío. La prestación es
aún material y jurídicamente susceptible de ser realizada de manera específica e idónea para satisfacer el interés del
acreedor. Comprende, además de la falta de cumplimiento, la ejecución defectuosa y la ejecución tardía.
➢ Negarse a recibir la prestación.
➢ Exigir el cumplimiento exacto al deudor o a un 3ro a costa del deudor.
➢ Si es una prestación emergente de un contrato bilateral, puede suspender el cumplimiento de su
propia prestación, y cuando la prestación ya no sea útil para satisfacer su interés resolverlo por
incumplimiento.
➢ Demandar la reparación de daños y perjuicios.

● Cumplimiento retrasado: es el supuesto en el que el deudor retrasa temporalmente el


cumplimiento de la prestación debida, pero ésta es todavía susceptible de ser cumplida
tardíamente, pues resulta material y jurídicamente posible y útil para satisfacer el interés del
acreedor. Dentro del cumplimiento retrasado encontramos la mora, y el simple retardo.
Mientras la prestación sea susceptible de ser material y útilmente ejecutada, el deudor puede
y debe pagar.

Mora.
La mora es el retardo injustificado en el cumplimiento de la prestación, imputable al deudor, que no
quita la posibilidad de cumplimiento tardío. Presupone una prestación exigible pero retardada en su ejecución
temporal por causas imputables al deudor, pero que todavía es útil para satisfacer el interés del acreedor.

Mora del deudor.


Es el retraso imputable al deudor que no quita la posibilidad de cumplimiento tardío. Es un supuesto
de incumplimiento relativo, ya que la prestación puede ser cumplida y apta para satisfacer el interés del
acreedor.
PRESUPUESTOS: deben necesariamente existir con anterioridad a la mora.
● Existencia de un deber jurídico específico derivado de una obligación.
● Exigibilidad de la prestación debida, es decir que esté en la 2da etapa de la obligación en la
que el acreedor tiene el poder de agresión patrimonial.
● Cooperación del acreedor: el acreedor tiene deberes de cooperación con sustento en el
principio de buena fe y en el ejercicio regular de los derechos, que tienen por objeto posibilitar
que el deudor pueda cumplir. Por ejemplo, el acreedor debe suministrar los materiales para
que el deudor realice una obra. Si no los suministra, no hay mora porque no es imputable al
deudor.
● Posibilidad y utilidad del cumplimiento tardío.

Requisitos.
● Retardo (objetivo): es la falta de cumplimiento puntual y el elemento material. La mora se
diferencia del mero retardo ya que la mora requiere de un factor de imputación. No hay mora
sin retardo, pero puede haber retardo sin mora.
● Factor de atribución (imputativo): es subjetivo (dolo y culpa) en las obligaciones de medio, u
objetivo (hay culpa, pero en principio se abstrae y se tiene en cuenta el riesgo creado, garantía,
equidad, deber de seguridad) en las obligaciones de resultado.
● Constitución en mora (formal): opera de dos formas, por el transcurso del tiempo o por un
acto del acreedor (interpelación).
Mora ex re o automática.
La constitución en mora se produce por el solo transcurso del plazo fijado.

Artículo 886. Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor. La mora del deudor
se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación. El acreedor incurre
en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el artículo 867 y se rehúsa
injustificadamente a recibirlo.

Al fijarse una fecha de cumplimiento, se precisa con claridad el momento en la cual la obligación debe
ser cumplida, por eso es que no necesita un requisito formal. Además, habiendo fijado el plazo de
cumplimiento el deudor debe ajustar su conducta a lo debido según lo indica la buena fe. Otra ventaja, es que
el sistema de la mora automática en las obligaciones a plazo protege de forma más justa y adecuada al
crédito.

Mora ex persona.
Es la excepción al principio de la mora automática. Para que opere es necesario que el acreedor dirija
al deudor una interpelación, a través de la cual le haga conocer su voluntad de obtener el cumplimiento de la
obligación y la satisfacción de su interés. El solo transcurso del plazo no produce ningún efecto, solo hay un
mero retardo.

Artículo 887. Excepciones al principio de la mora automática. La regla de la mora automática no rige
respecto de las obligaciones:
a) sujetas a plazo tácito; si el plazo no está expresamente determinado, pero resulta tácitamente
de la naturaleza y circunstancias de la obligación, en la fecha que conforme a los usos y a la
buena fe, debe cumplirse;
b) sujetas a plazo indeterminado propiamente dicho; si no hay plazo, el juez a pedido de parte, lo
debe fijar mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el
acreedor opte por acumular las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso
el deudor queda constituido en mora en la fecha indicada por la sentencia para el
cumplimiento de la obligación.
En caso de duda respecto a si el plazo es tácito o indeterminado propiamente dicho, se considera que
es tácito.

Interpelación: es la declaración de voluntad unilateral, no formal y recepticia que facultativamente el


acreedor dirige al deudor, por la cual le reclama en forma categórica el cumplimiento de una prestación ya
exigible. Produce sus efectos a partir del momento en que llega a conocimiento del deudor. La interpelación
puede ser judicial (realizada mediante la intervención de un organismo jurisdiccional) o extrajudicial (no sujeta
a formalidades, puede ser escrita o verbal).
Requisitos.
● Reclamo categórico: debe ser una exigencia imperativa (que obligue a cumplir).
● Requerimiento apropiado en cuanto al objeto, modo, lugar y tiempo: debe ser referida a la
prestación debida, formulada después de que la prestación sea exigible, el requerimiento debe
ser efectuado en el domicilio del deudor (no es rigurosa, con que llegue a conocimiento es
suficiente), el modo de cumplimiento debe ser el pactado o el que surja de la ley.
● Cooperación del acreedor: debe ofrecer la debida cooperación y satisfacerla en el momento
oportuno.
● Ausencia de incumplimiento del acreedor.
Relación de la mora y el plazo.
El plazo es la modalidad en virtud de la cual se difiere el cumplimiento de la obligación a un hecho
futuro y cierto. Las obligaciones que no tienen plazo se las llama puras y simples, en las que la mora se
produce automáticamente por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento, el cual es fijado por
la ley y es el momento de su nacimiento.
➔ Plazo determinado: la mora se produce automáticamente, pero en el caso del plazo
determinado incierto cuando la realización del hecho configurante del término pudiera ser
ignorada por el deudor, la buena fe importa que el acreedor le comunique tal circunstancia a
fin de que cumpla. Esa comunicación es recepticia y no está sujeta a ninguna formalidad.
Ejemplo de plazo cierto: fecha – 05/03/2019. Ej de plazo incierto: cuando muera el tío Juan o la
primer lluvia del verano.
➔ Plazo indeterminado: si no hay plazo el juez, a pedido de parte, debe fijarlo en un
procedimiento sumario. Es decir que la constitución en mora se da por determinación judicial.
Ejemplo: el pago a mejor fortuna.
➔ Plazo tácito: es aquel que no está expresamente fijado y surge de la naturaleza de la
obligación. Para constituir en mora al deudor es necesario una interpelación. Ej: el tiempo de
duración de un transporte de cargas por vía terrestre desde Mendoza a Ushuaia, el cual
demora aprox. dos días.

Evolución histórica.
Conforme al Art. 509 Código de Vélez la regla era la mora por interpelación (extrajudicial o judicial).
La excepción era la mora automática (sólo cuando había pacto expreso entre las partes). C
Con la reforma de la ley 17.711 al Código de Vélez se cambió la visión, la regla era la mora
automática y las excepciones eran la mora por interpelación (plazo tácito) y la mora judicial (plazo
indeterminado).

Efectos de la mora.
● Responsabilidad del deudor moroso: en caso de incumplimiento el acreedor puede pretender
la ejecución forzada, hacer ejecutar la prestación por un 3ro a costa del deudor, obtener la
satisfacción de su interés por equivalente pecuniario o demandar la indemnización de daños y
perjuicios.
● Traslación de riesgos: si el deudor está en mora y la cosa perece por caso fortuito, el deudor es
responsable lo que produce un agravamiento de la situación de mora (ART. 1733, inc. c). El
deudor puede liberarse si alega y demuestra que la cosa hubiera perecido aun siendo
entregada puntualmente.
● Resolución contractual: es un modo de extinción del contrato por declaración unilateral. Si una
vez ocurrido el retraso del deudor, el cumplimiento posterior no es posible o no satisface el
interés del acreedor, este puede potestativamente resolver el contrato. Esto le permite romper
el vínculo obligacional y desligarse del incumpliente. El derecho a resolver el contrato se ejerce
mediante comunicación a la otra parte.
La otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante
no ha cumplido, o no está en situación de cumplir, la prestación que debía realizar. Hay
distintos tipos de cláusulas resolutorias:
○ Expresa: las partes pactan que en caso de que alguna de las obligaciones emergentes
de un contrato bilateral no sea cumplida, proceda la resolución a partir del momento en
que la parte no incumpliente comunica a la otra parte su voluntad, es decir, producida
la mora se puede resolver el contrato.
○ Tácita: si las partes no han pactado nada, se entiende implícitamente contenida en el
negocio jurídico. Cuando se ejerce extrajudicialmente, la parte que cumple debe intimar
al incumpliente para que cumpla en un plazo no menor a 15 días. Al vencimiento de
ese plazo, se produce la resolución contractual. Si la cláusula resolutoria tácita es
ejercida judicialmente, la mora del deudor habilita a la otra parte a promover acción
judicial de resolución contractual.

Artículo 1083. Resolución total o parcial. Una parte tiene la facultad de resolver total o
parcialmente el contrato si la otra parte lo incumple. Pero los derechos de declarar la
resolución total o la resolución parcial son excluyentes, por lo cual, habiendo optado por uno
de ellos, no puede ejercer luego el otro. Si el deudor ha ejecutado una prestación parcial, el
acreedor sólo puede resolver íntegramente el contrato si no tiene ningún interés en la
prestación parcial.

● Inhabilidad para constituir en mora a la otra parte: en las obligaciones recíprocas quien se
encuentra en mora no puede constituir en ese estado a la otra parte. Para hacerlo debe
previamente purgar su mora, por ejemplo, a través de una oferta de pago íntegro. La mora de
uno excluye la posibilidad de mora del otro.
● Suspensión del cumplimiento: en los contratos bilaterales, cuando las partes deben cumplir
simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la prestación, hasta que la
otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida judicialmente como acción o
como excepción.
Artículo 1031. Suspensión del cumplimiento. En los contratos bilaterales, cuando las
partes deben cumplir simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la
prestación, hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida
judicialmente como acción o como excepción. Si la prestación es a favor de varios interesados,
puede suspenderse la parte debida a cada uno hasta la ejecución completa de la
contraprestación.

Extinción de la mora del deudor.


Concluye por pago, por pago por consignación judicial o extrajudicial, por la renuncia del acreedor, por
purga de la mora y por imposibilidad de cumplimiento.
● Pago: quien se encuentra en mora puede y debe pagar. Ese pago debe ser de forma íntegra,
por ejemplo, si es una deuda dineraria debe pagar el capital y los intereses moratorios.

● Pago por consignación: si el deudor moroso no puede realizar el pago en las condiciones
normales (está en mora), debe reconocérsele el derecho de acudir al pago por consignación
judicial o extrajudicial.

● Purga de la mora a través de ofertas reales: la purga (eliminación) determina el cese de la


mora y sus efectos hacia el futuro4.

● Renuncia del acreedor: puede ser expresa o tácita (cuando el acreedor otorga al deudor
moroso un nuevo plazo para cumplir y purgar su mora). Siempre debe ser inequívoca, ya que
sus efectos no se presumen. En caso de duda, se considera que el acreedor no ha renunciado.

● Imposibilidad de cumplimiento: la mora se transforma en incumplimiento absoluto cuando la


prestación deviene imposible con posterioridad a la constitución en mora, y cuando el acreedor
pierde interés en su cumplimiento tardío. El deudor continúa obligado, pero el objeto de la
obligación cambió (indemnización) y sigue debiendo el daño moratorio.

Mora del acreedor.


Se entiende que hay mora del acreedor cuando las prestaciones que se ha obligado a satisfacer el
deudor, requieren de actos específicos de cooperación por parte del acreedor para poder cumplir, es preciso
entonces que cuando el deudor requiera dicha colaboración, el acreedor la ofrezca y satisfaga de manera
oportuna. Ej. El pintor que necesita que le abran la puerta para realizar su trabajo.
Es el retraso en el cumplimiento de la obligación motivado por la injustificada falta de colaboración
adecuada, oportuna y necesaria, del acreedor. Es decir, que hay mora cuando el acreedor impide el
cumplimiento de la obligación. Por ejemplo, el prestamista que se niega a recibir la prestación para que su
dinero genere intereses, o el acreedor que pretende provocar la mora del deudor para resolver un contrato. El
sistema, para proteger el derecho a pagar del deudor, le otorga el pago por consignación.
Para qué existe mora del acreedor presupone de una obligación en condiciones de ser cumplida
(exigible) y que dicho cumplimiento requiera para su realización de actos de cooperación del acreedor. La
cooperación (deber secundario de conducta) se necesita más que nada en las obligaciones de dar porque el
acreedor debe recibir la cosa. En las obligaciones de hacer puede no ser necesario, por ejemplo, quien se
obliga a pegar carteles en la vía pública, y en las obligaciones de no hacer difícilmente exijan conducta de
cooperación.

Requisitos.
● Falta de cooperación: El acreedor debe omitir injustificadamente realizar los actos de
cooperación necesarios para el adecuado cumplimiento de la prestación por el deudor. La
cooperación se manifiesta de distintas maneras:

4
Si el deudor realiza una oferta real de pago al acreedor, efectiva e íntegra, opera la purga de la mora del deudor, y se
produce la mora del acreedor si se niega injustificadamente a recibirla.
○ Referida a la misma persona del acreedor (cliente a tomarse medidas con el sastre) o a
la prestación en sí misma (recepción de la cosa).
○ Puede consistir en suministrar los medios precisos para el cumplimiento (entregar los
materiales para la construcción).
○ Puede tener lugar en diferentes fases de la vida de la obligación: etapa preparatoria o
en el cumplimiento.

● Factor de atribución: tradicionalmente se afirmó que es necesario un comportamiento culpable


del deudor, pero esto no favorece al deudor ya que reduce el ámbito de responsabilidad a solo
casos de cooperación culpable. Otra corriente considera que la falta de cooperación se imputa
al acreedor con independencia de cualquier elemento volitivo. Finalmente, la postura de
Pizarro, es que, al tratarse de deberes secundarios de conducta, el factor de atribución es
objetivo, pero puede ser subjetivo en los casos de las obligaciones de medios.
Hay casos en los que hay justa causa de rechazo de la prestación por parte del
acreedor. Tradicionalmente se consideraba justa causa cuando la prestación del deudor no se
adecúa a la obligación (pretende cumplir parcialmente o entregar otra cosa).
Actualmente, con el principio de la buena fe, se ha ampliado la categoría,
comprendiendo supuestos en los que, si bien el pago ofrecido es válido, puede encubrir una
situación injusta, o cuando el deudor exige una cooperación del acreedor que lo expondría a
riesgos injustificados.

● Constitución en mora del deudor: como regla rige el principio de constitución en mora por el
solo transcurso del tiempo, si el acreedor no presta los actos de cooperación para que el
deudor pueda cumplir si este formula una oferta real de pago. Tratándose de obligaciones
sujetas a plazo tácito, es necesario que el deudor lo interpele para recibir la prestación. Si el
plazo es indeterminado, deberá requerirse la fijación judicial.

La interpelación es una declaración de voluntad, unilateral, no formal y recepticia que,


facultativamente el acreedor dirige al deudor, por la cual reclama de manera categórica el
cumplimiento de una prestación ya exigible.

Oferta de pago.
La mora del acreedor no basta con que éste no preste la cooperación debida, es necesario que el
deudor realice una oferta real de pago de conformidad al art. 867 y que el acreedor se rehúse
injustificadamente a recibirlo.

Artículo 867. Objeto del pago. El objeto del pago debe reunir los requisitos de identidad, integridad,
puntualidad y localización.

La oferta real es una declaración de voluntad por la cual el deudor hace saber al acreedor que está
dispuesto a ejecutar de inmediato la prestación debida, acompañada de todos los actos que sean menester,
conforme a la naturaleza de la obligación y principio de buena fe.
Hay casos en los que se puede prescindir de esta oferta de pago como cuando no es posible
efectuarla por causas imputables al acreedor, cuando se ha pactado que la falta de cooperación opera la
mora automática, cuando el incumplimiento deviene imposible por causas imputables al acreedor, etc.
Efectos.
● Responsabilidad: el acreedor responde por los daños y perjuicios causados al deudor por la
falta de cooperación.

● Riesgos: el acreedor carga con los riesgos de una eventual imposibilidad sobrevenida de la
prestación motivada por caso fortuito o fuerza mayor.

● Resolución o suspensión contractual: se puede dar en casos de mucha gravedad.

● Inhabilidad para constituir en mora a la otra parte: no pueden estar en mora los dos al mismo
tiempo. Además, la mora del acreedor hace cesar la mora del deudor si la hubiere.

● Pago por consignación: la mora del acreedor abre la vía del pago por consignación.

● Libertad del deudor para elegir la prestación: en las obligaciones alternativas, cuando la
elección de la prestación corresponde al acreedor y no lo hace, el deudor es libre de elegir.
Además, la mora creditoris puede provocar la liberación del deudor.

● Intereses: hace cesar el curso de los intereses moratorios y punitorios en las obligaciones de
dar dinero y de valor.

Extinción.
● Aceptación: el acreedor acepta la prestación, pero no enerva la reparación de daños y
perjuicios.
● Renuncia del deudor: : si las partes acuerdan un plazo para recibir una determinada prestación
que fue antes rechazada por el acreedor, se presume que media renuncia a los efectos de la
mora.
● Extinción de la obligación: por cualquier causa, sin perjuicio de los efectos ya producidos por la
mora del acreedor hasta el momento.

Daño moratorio.
El daño patrimonial moratorio deriva de la mora del deudor (o del acreedor) o de otra tipología de
incumplimiento relativo, supuestos en los que todavía es posible y útil el cumplimiento forzoso específico o
por tercero. El acreedor puede reclamar la prestación adeudada y, además, los daños y perjuicios moratorios,
que se acumulan al objeto de la obligación.

Artículo 1747. Acumulabilidad del daño moratorio. El resarcimiento del daño moratorio es
acumulable al del daño compensatorio o al valor de la prestación y, en su caso, a la cláusula penal
compensatoria, sin perjuicio de la facultad morigeradora del juez cuando esa acumulación resulte abusiva.

Ej. Si el taxi llegó tarde al hotel para realizar el traslado del pasajero al aeropuerto, y por ello éste
pierde el avión, el derecho a la indemnización del daño moratorio (el valor de la prestación que es el valor de
la tarifa de traslado en el taxi) es acumulable al daño compensatorio (valor del pasaje perdido de transporte
aéreo).
Resolución del contrato y daños.
El acreedor tiene derecho a resolver el contrato por incumplimiento. Este efecto corresponde a las
obligaciones con plazo esencial donde la mora provoca incumplimiento definitivo, y a las obligaciones cuyo
cumplimiento tardío no satisface el interés del acreedor.
El incumplimiento relativo (mora) y el absoluto o definitivo (frustración del fin del contrato) dan
derecho al acreedor a resolver (extinguir) el contrato. Así lo establece el art. 1084.

Artículo 1084. Configuración del incumplimiento A los fines de la resolución, el incumplimiento debe
ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es esencial cuando:
a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;
b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del
acreedor;
c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a
esperar;
d) el incumplimiento es intencional; e) el incumplimiento ha sido anunciado por una
manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor.

La resolución puede ser: expresa, cuando las partes pactan que en caso de incumplimiento, o en caso
de que el deudor incurra en mora, procede automáticamente la resolución del contrato; o tácita, cuando no se
pacta pero se entiende que está implícita.

Discusión doctrinaria sobre el daño indemnizable.


Resarcibilidad del interés negativo.
El acreedor, al buscar la liberación del contrato por el evento de la resolución (o efecto liberatorio), no
podría, en principio, reclamar los perjuicios por la expectativa de cumplimiento, puesto que su interés actual
en el contrato se reduce a la resolución, esto es, a la extinción de la relación contractual. De esta suerte, los
perjuicios que podría cobrar solo serían aquellos que sufre con ocasión de la celebración del contrato,
principalmente los gastos que implicó la oportunidad de contratar.

Resarcibilidad del interés positivo.


La indemnización del interés positivo es concordante con una cierta visión funcionalista del contrato.
Esto es, los daños resultantes de la infracción del contrato guardan correspondencia con la esperanza que se
tenga sobre la utilidad que la ejecución del contrato representa para el acreedor. Una óptica funcionalista
permite señalar que a partir del incumplimiento sería posible medir la expectativa de cumplimiento en dinero

Fin de la discusión.
Un caso: 3ª Cám. Civ. Mza. “CEJUDO MIRTA ESTHER Y OTS. C/ FIGUEROA JORGE SEGUNDO p/ D Y
P”, 29/06/2012:
Los actores contrataron al arquitecto Figueroa a fin de que ejecutara el proyecto (planos) de una obra, y
presentará el mismo para su aprobación por ante la Municipalidad. El arquitecto dibujó el plano pero al
presentarlo ante la Municipalidad, dicho plano fue observado, sin que el profesional salvará tales defectos
técnicos del proyecto. Luego de varios reclamos y emplazamientos de los propietarios hacia el profesional,
aquellos resolvieron el contrato de locación de obra profesional, razón por la cual debieron contratar a uno
nuevo para la realización de todas las tareas oportunamente encomendadas al primero.
Los actores reclamaron indemnización de daños emergentes (el valor de los honorarios pagados al
demandado y los gastos de aranceles incurridos). Además, reclamaron indemnización del lucro cesante (el
valor locativo de la obra frustrada durante todo el tiempo en que ésta se demoró por el incumplimiento del
arquitecto demandado).
Respecto de la indemnización por lucro cesante (valor de los alquileres no percibidos por el retraso que tuvo
la obra) dijo la Cámara:
«Dicha pretensión, no se trata de una consecuencia ni necesaria ni inmediata de la inejecución de la
obligación, sino por el contrario mediata, habiéndose resuelto concretamente que en el incumplimiento
culposo quedan excluidos de la reparación los daños indirectos, vale decir los que fueran consecuencia
mediata y no necesaria de la inejecución tales como el lucro cesante y la pérdida de chance. En consecuencia,
siendo este daño una consecuencia mediata de la obligación incumplida, el actor debe haber probado las
exigencias establecidas por el art. 521 del C.CI., es decir, haber acreditado que la inejecución haya sido
maliciosa (dolo), por parte del deudor (arquitecto Figueroa).»

¿Qué daños son indemnizables ante la resolución del contrato?

Artículo 1082. Reparación del daño. La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta a estas
disposiciones:
a) el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este Capítulo, en el
Título V de este Libro, y en las disposiciones especiales para cada contrato;
b) la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de los gastos generados
por la celebración del contrato y de los tributos que lo hayan gravado;
c) de haberse pactado la cláusula penal, se aplica con los alcances establecidos en los artículos
790 y siguientes.

Inc A → ) La norma hace referencia a los efectos restitutorios que regulan los arts. 1080 y 1081 y a
los efectos de la resolución parcial (art. 1083). Hace un reenvío al régimen general, arts. 1.726, 1.728, 1.738,
1.73, 1.740 y 1.741: son indemnizables el daño emergente, el lucro cesante, la pérdida de chance (sean
daños inmediatos o mediatos) y el daño moral. Una disposición especial, podría ser por ej. Art. 1.285,
Contrato de Transporte, regula la indemnización por el valor del flete en caso de retardo.
Inc B → Con respecto a los gastos generados en la celebración del contrato, en el caso del Arquitecto,
el Comitente o Propietario pagó honorarios profesionales, aranceles o tasas (Municipalidad, Colegio de
Arquitectos, etc.). Son daños emergentes especiales. Y con respecto a tributos que lo graven, podría ser Por
ej. Impuesto de Sellos, Impuesto a las ganancias, etc.
Inc C → De haberse pactado la cláusula penal, si el acreedor decide extinguir el contrato (resolución
del contrato), sólo tiene derecho a la indemnización acordada en la cláusula penal (conforme el art. 79 3, si se
pacta una pena para el caso de incumplimiento, la pena o multa sustituye, suple o reemplaza cualquier otra
indemnización).

Responsabilidad de las Personas Jurídicas.


Artículo 141. Definición. Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico
les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los
fines de su creación.

Artículo 145. Clases. Las personas jurídicas son públicas o privadas


Artículo 146. Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas:
a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los municipios, las
entidades autárquicas y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter;
b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional público
reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica constituida en el extranjero cuyo
carácter público resulte de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.

Artículo 148. Personas jurídicas privadas Son personas jurídicas privadas:


a) las sociedades;
b) las asociaciones civiles;
c) las simples asociaciones;
d) las fundaciones;
e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
h) el consorcio de propiedad horizontal;
i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y cuyo carácter de tal
se establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento.

Responsabilidad contractual de las personas jurídicas.


Se admite que las personas jurídicas, de carácter público o privado, son responsables por los actos de
gestión de sus representantes o administradores, cuando éstos actúan dentro de los límites o facultades que
les confieren los estatutos y la ley. Tienen capacidad de derecho para obligarse por medio de sus órganos, de
modo que son sujetos aptos para responder por incumplimiento obligacional o contractual.
En cambio, si los administradores o representantes actúan fuera de los límites de su poder, realizando
actos que sean extraños al objeto social, la persona jurídica no responde y sólo aquéllos resultan alcanzados
de modo personal frente a terceros de buena fe. Sin embargo, se entiende que los administradores o
representantes no responden cuando el tercero conocía o podía conocer que ellos carecían de poderes
suficientes para realizar el acto en cuestión.
La ley consagra la “doctrina del ultra vires”, según la cual la responsabilidad de la sociedad por las
obligaciones que sumen sus representantes se limita a los actos comprendidos en el objeto social, el cual
debe estar imperativamente detallado, de modo preciso y determinado, en el contrato social o estatuto. Por
eso, la sociedad si responde cuando el representante exceda sus facultades, en tanto el acto resulte
compatible con el objeto de la sociedad.
De igual modo, se admite que excepcionalmente la persona jurídica debe responder por la actuación
de sus administradores o representantes, fuera de los límites de su incumbencia, cuando a raíz de ellos, la
persona jurídica se hubiese enriquecido inadecuadamente. Deberá responder en este caso hasta el límite del
enriquecimiento indebido.

Responsabilidad extracontractual de las personas jurídicas.

Evolución.
Artículo 43 del código de Vélez.
Art. 43 : “No se puede ejercer contra las personas jurídicas, acciones criminales o civiles por
indemnización de daños, aunque sus miembros en común, o sus administradores individualmente, hubiesen
cometido delitos que redunden en beneficio de ellas.”
El texto originario del código de Vélez, proclamaba el principio de irresponsabilidad de las personas
jurídicas por acciones criminales o civiles cometidas por sus miembros en común o sus administradores
individualmente por carecer la persona jurídica de voluntad por lo que no podía ser considerada autora de
hechos ilícitos dolosos o culposos aptos para engendrar consecuencias resarcitorias (aun en el supuesto de
que redunden en beneficio de ellas).
Vélez entendía que, por carecer la persona jurídica de voluntad, no podía ser considerada autora de
actos ilícitos dolosos o culposos, aptos para engendrar consecuencias resarcitorias. La persona jurídica sólo
tenía capacidad para realizar actos en orden a los fines de su institución. Por eso, los actos ilícitos ejecutados
por los administradores, en ejercicio de sus funciones o en ocasión de ellas, no deberían alcanzarla, dado que
siempre debían ser considerados como cometidos excediendo el límite del mandato ejercido. Solamente
quedaba comprometida la responsabilidad personal de los mismos.
La redacción del artículo citado fue objeto de fuertes críticas, ya que resultaba insostenible que una
persona jurídica, dotada de capacidad para desenvolverse socialmente en el tráfico y en el mercado, careciere
de responsabilidad extracontractual. Era una solución evidentemente inconstitucional, por violentar el
principio de igualdad (en similitud de situaciones dañosas solo responden las personas físicas y no las
jurídicas) .
Tal concepción guardaba congruencia con un sistema de responsabilidad civil centrado en la culpa y
en una visión subjetiva de responsabilidad por hechos propios.

La reforma de 1968 - Ley 17711.


La reforma introducida por la Ley 17.711 reemplazó el antiguo art. 43 por lo siguiente: “Las personas
jurídicas responden por los daños que causen quienes las dirijan o administren, en el ejercicio o con ocasión
de sus funciones. Responden también por los daños que causen sus dependientes o las cosas, e las
condiciones establecidas en el Título: De las obligaciones que nacen de los hechos ilícitos que no son
delitos.”
De este modo, la reforma equiparó en el plano de la responsabilidad civil, a la persona física y jurídica.
De modo que la persona jurídica respondía por:
● Los daños causados por sus directores, administradores o representantes, en ejercicio o con
ocasión de sus funciones;
● Los daños producidos por sus dependientes;
● Por los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa de la cual es dueña o guardiana, y por
actividades riesgosas.

La ley 17.711 se enroló en la teoría del órgano, según la cual los individuos que actúan en las
personas jurídicas no lo hacen como representantes o mandatarios, sino como órganos de ellas. El
representante no es un tercero, ligado a la persona jurídica por un vínculo externo, asimilable al mandato,
sino que forma parte de un órgano y por ende, integra la persona jurídica y tiene con ésta un vínculo interno.
En consecuencia, sus actos son imputados a ella como propios, y la responsabilidad de la entidad es directa,
por hechos propios.

Código civil y comercial.

Artículo 1763. Responsabilidad de la persona jurídica. La persona jurídica responde por los daños
que causen quienes las dirigen o administran en ejercicio o con ocasión de sus funciones.
El art. 43 del antiguo código, era claro cuando decía “las personas jurídicas” sin calificativos, de modo
que comprendía en la norma a toda persona jurídica, pública o privada. El CCYC, si bien reproduce en lo
sustancial al antiguo art. 43, hay una diferencia significativa, ya que según dispone el art. 1764 y 1765, las
disposiciones del CCYC no son aplicables a la responsabilidad del Estado y se rige por normas y principios
del derecho público nacional o local. De esta forma, la aplicación del art. 1763 no se aplica a la
responsabilidad del Estado, la norma resultaría aplicable solamente a las personas jurídicas privadas y
públicas no estatales.
Proyecta lo elaborado en la Ley 17711 pero con una precisión más técnica. Lo novedoso en el CCyC
es que este artículo no aplica a la responsabilidad del Estado, por lo que, en diferencia al CC (norma aplicable
a todas las personas jurídicas), la norma sólo resultaría aplicable a las personas jurídicas privadas y a las
personas públicas no estatales.
La responsabilidad de la persona jurídica por los daños que causen sus administradores, directores y
representantes es directa y objetiva, con base en el riesgo creado. Ella no excluye, la responsabilidad que a
título personal pueda incumbir a cada persona.
La persona jurídica también responde por los hechos ilícitos cometidos por sus dependientes. También
responde por los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa de la que es dueña o guardián y por
actividades riesgosas.
Para que resulte comprendida la responsabilidad de la persona jurídica que prevé el art. 1763, es
preciso que se den los requisitos de la responsabilidad civil:
● Daño resarcible causado injustamente a un tercero por el director, administrador o
representante; - Factor de atribución subjetivo u objetivo;
● Relación de causalidad entre la función y el daño. Son aplicables las reglas de la
responsabilidad del principal por el hecho del dependiente.

Carácter y fundamento de la responsabilidad: La responsabilidad de la persona jurídica por los daños


que causen sus administradores, directores y representantes es directa y objetiva, con base en el riesgo
creado. Ella no excluye la que a título personal pueda incumbir a éstos últimos.

Responsabilidad del Estado y de los Funcionarios


Públicos.
Esta temática ha sido excluida por el legislador del CCyC, y emplazada en normas de derecho público.
El fundamento actual de la responsabilidad del Estado es el Estado de Derecho y sus postulados,
cuya finalidad es proteger al derecho. Los postulados aludidos resultan y surgen de la C.N., como así de las
generosas expresiones de su Preámbulo y de ciertos principios generales del derecho (no dañar a otro, dar a
cada uno lo suyo), la expropiación por causa de utilidad pública, la igualdad ante las cargas públicas, etc.
Responsabilidad por actos lícitos: el interés es tomar decisiones para el progreso de todos con el
menor costo posible. El progreso de todos debe ser soportado igualitariamente por todos (art. 16 C.N.
distribución igualitaria de las cargas públicas). La responsabilidad por acto lícito del Estado no es una
expropiación (la expropiación trata del derecho de propiedad, no de la vida ni de la integridad corporal, ni
afectiva).
Responsabilidad por actos ilícitos: No es posible advertir ningún interés tutelable en que el Estado
obre ilícitamente para progresar.

Antecedentes. Evolución histórica.


La responsabilidad del Estado en el Anteproyecto de CCYC.
El Anteproyecto del CCYC reguló orgánicamente la responsabilidad patrimonial del Estado y de los
empleados y funcionarios públicos en sus arts. 1764 a 1766.
El art. 1764 disponía: “El Estado responde objetivamente, por los daños causados en el ejercicio
irregular de sus funciones, sin que sea necesario identificar a su autor. Para tales fines se debe apreciar la
naturaleza de la actividad, los medios de que dispone el servicio, el lazo que une a la víctima con el servicio, y
el grado de previsibilidad del daño.”
Este art. Regulaba lo que se llama “falta de servicio”, postura acuñada por la Corte por más de 30
años. Reflejaba los grandes ejes que actualmente dimanan la jurisprudencia de la Corte, esto es, una
responsabilidad directa y objetiva del Estado por el ejercicio irregular de sus funciones, con basamento en la
falta de servicio.

En el art. 1765 se regulaba la responsabilidad del funcionario y del empleado público: “El funcionario
y el empleado público son responsables por los daños causados a los particulares por acciones u omisiones
que impliquen el ejercicio irregular de su cargo. Las responsabilidades del empleado o funcionario público del
Estado son concurrentes”.

En el art. 1766 se regulaba la responsabilidad del Estado por actividad legítima, donde se sacrifican
intereses individuales con desigual reparto de las cargas públicas. Disponía lo siguiente: “El Estado
responde, objetivamente, por los daños derivados de sus actos lícitos que sacrifican intereses de los
particulares con desigual reparto de las cargas públicas. La responsabilidad sólo comprende el resarcimiento
del daño emergente; pero, si es afectada la continuación de una actividad, influye la compensación del valor
de las inversiones no amortizadas, en cuanto hayan sido razonables para su giro.”
La norma proyectada por la Comisión destacaba, acertadamente, los requisitos que la jurisprudencia
de la Corte Suprema exige para que se configure esta responsabilidad objetiva de excepción: licitud de la
conducta estatal y sacrificio especial del particular afectado, con desigual reparto de las cargas públicas.
Todo con basamento evidente en la garantía de igualdad constitucional. Sin embargo, era pasible de
observaciones: no hacía referencia a uno de los requisitos de procedencia de la reparación en el caso que nos
ocupa: que no haya deber jurídico del damnificado de soportar el menoscabo. Y rechaza la aplicación del
principio de reparación plena en tales supuestos.5

La responsabilidad del Estado y de los empleados y funcionarios públicos en


el CCYC.
El poder ejecutivo nacional descartó esos 3 artículos. Del Anteproyecto y los sustituyó por otros, que
lucen orientados lisa y llanamente al objetivo de impedir la aplicación de las normas del CCYC a la
responsabilidad del Estado, de manera directa o subsidiaria, dejándola regida por normas de derecho
administrativo nacional o local, lo mismo con respecto a la responsabilidad del funcionario público.

Artículo 1764. Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son
aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.

5
En este art. Entonces, la norma destacaba los requisitos que la jurisprudencia de la Corte exige para que se
configure esta responsabilidad objetiva de excepción: licitud de la conducta estatal y sacrificio especial del
particular afectado, con desigual reparto de las cargas públicas. Todo con base en la garantía de igualdad
constitucional.
Se considera inconstitucional porque veda la aplicación directa o subsidiaria del CCyC en esta materia
(los iuspublicistas dicen que no impide la aplicación analógica).

Artículo 1765. Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y
principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.

Es una norma de habilitación a las provincias para que dicten un régimen de responsabilidad del
Estado, lo cual es inconstitucional ya que la habilitación sólo proviene de la Constitución Nacional, por lo que
contradice los arts. 123 y 126 de la Constitución Nacional.

Artículo 1766. Responsabilidad del funcionario y del empleado público Los hechos y las omisiones de
los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera irregular las
obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las normas y principios del derecho administrativo
nacional o local, según corresponda.

Se entiende que este último artículo regla la responsabilidad que tiene el funcionario frente al Estado,
al que está ligado por una relación de derecho público. Lógicamente, si el damnificado es un particular, no
hay motivo para que el funcionario no responda conforme a las normas del CCyC, de manera concurrente con
la administración pública. La responsabilidad civil de los funcionarios públicos y agentes de la
administración, debe estar sujeta a las mismas reglas que se aplican para los particulares.
Es una norma de habilitación inconstitucional ya que habilita a reglar una relación ajena al empleo
público. La provincia está habilitada para reglar la relación Estado-empleado público pero no la relación
empleado tercero.
Los 3 artículos fueron convertidos en ley con la sanción del nuevo código, sin el necesario debate y
con la sola mayoría del oficialismo.

Sanción de la Ley 26.944.


En 2014 el Congreso de la Nación sancionó una ley nacional federal, aunque algunas de sus
disposiciones son de derecho común. La finalidad de la misma es alcanzar un equilibrio entre las
prerrogativas y potestades del Estado y las garantías de las personas de no sufrir daño particularizado,
diferenciado de las restricciones a los derechos comunes a todos los habitantes del país o a colectivos de
personas específicas.
Al incluir la ley dentro del derecho público administrativo se pretendió dar supuesto acatamiento al
sistema federal argentino. Por lo que se proclamó que la responsabilidad del Estado es de derecho público
local, y por ende que el progresismo de los estados provinciales iría marcando principios mayores de
responsabilidad.
Esta ley estableció los siguientes lineamientos generales:
● El Estado Nacional, la CABA, y las provincias tienen facultades para regular su responsabilidad
y la de sus agentes.
● Se otorga carácter de derecho público a la responsabilidad del Estado, considerando que no es
correcto someter al régimen jurídico de la responsabilidad de los sujetos privados, osea al
CCYC.
● En este contexto, las disposiciones del CCYC no son aplicables a la responsabilidad de l Estado,
de manera directa ni subsidiaria. Advertimos una diferencia en este tema entre la ley 26.944 y
el CCYC, éste último veda la aplicación de las normas contenidas en el Título específico que
habla del derecho de daños; mientras que la ley 26.944 veda la aplicación de las
‘disposiciones del CCYC’.
● El sistema elaborado no comprende todos los casos de responsabilidad estatal, es por esto,
que la prohibición de aplicar de manera directa o subsidiaria las normas del CCYC, no obsta a
que puedan ser aplicadas por analogía, lo cual será necesario cuando la propia ley
administrativa no regule ciertos temas.
● Se regulan las dos grandes tipologías de responsabilidad extracontractual del Estado, por falta
de servicio y por actividad legítima que sacrifica intereses individuales en beneficio de la
comunidad.
● Establece diferencias en cuanto a la relación causal, mientras en la responsabilidad por
actividad ilegítima se requiere que haya causalidad adecuada, en la responsabilidad por
actividad legítima se exige que además la misma sea directa, inmediata y exclusiva.
● Se guarda silencio con respecto a la función preventiva de la responsabilidad por daños.
● No permite que se aplique sanción pecuniaria disuasiva contra el Estado, sus agentes y
funcionarios.

Régimen de la responsabilidad del Estado en la actualidad.


La responsabilidad estatal es un instituto reglado, hoy, por disposiciones y principios del derecho
administrativo. La Nación, en su ámbito, a través de leyes nacionales federales, y las provincias, tienen la
facultad suficiente para legislar sobre dicha materia.
Esto ha sido fuertemente criticado, ya que conduce a un ‘mosaico normativo’, en el que las soluciones
para supuestos similares podrían variar radicalmente de una provincia a otra, según lo que ellas regulen. No
habría una normativa de derecho común, de fondo, que establezca parámetros unitarios de responsabilidad
del Estado.
Otro tema criticable es el que se refiere al rol que el Estado asume cuando es proveedor de servicios,
en todos los casos, las disposiciones aplicables, en caso de daños producidos en el marco de una relación de
consumo, es el CCYC y la ley 24.240. El tema se complica en materia de daños punitivos, ya que el art. 1 de
la ley 26.944 dispone que “La sanción pecuniaria disuasiva es improcedente contra el Estado, sus agentes y
funcionarios.”
Esta norma vulnera la garantía de igualdad constitucional al consagrar una categoría de proveedores
profesionales privilegiados en una relación de consumo. Además de lesionar los derechos del consumidor.
Genera un ámbito de irresponsabilidad para el Estado, y de impunidad para los funcionarios.
Tampoco se aplican astreintes o sanciones conminatorias a las autoridades públicas cuando
incumplan mandatos judiciales. Conforme lo establece el art. 804 del CCYC.
También se ha sostenido, criticando las finalidades de la ley, que ésta acude al federalismo como
fundamento de su sanción, cuando en realidad el contenido de la misma atenta contra la idea de federalismo.
Ya que proclama que la responsabilidad del Estado se rige por normas de derecho público local, si esto fuese
así, la Nación no podría decirle a las provincias qué normas pueden o no aplicar para regular esta temática.
De modo que si las provincias desean aplicar el CCYC en esta materia, nada podría impedírselos, porque está
dentro de sus facultades reglar la responsabilidad del Estado por daños.

Responsabilidad contractual y extracontractual del Estado.


La responsabilidad del Estado puede ser contractual o extracontractual. La primera, se relaciona más
que nada con los actos administrativos, que son decisiones, declaraciones o manifestaciones de voluntad que
realizan los entes estatales. También se conecta estrechamente, claro está, con los contratos administrativos.
Distintos tipos de responsabilidad extracontractual del Estado:
➔ Proveniente de actividad ilegítima del Estado: se da cuando el menoscabo es causado por una
conducta estatal objetivamente antijurídica, o contraria al ordenamiento jurídico. La doctrina
de la falta de servicio responde a esta idea, ya que el funcionamiento defectuoso del servicio
traduce una conducta antijurídica. En este tipo de responsabilidad, rige el principio de
reparación plena o integral del daño ocasionado, ya que no es justo ni coherente que un
ciudadano deba soportar ninguna consecuencia que derive de un obrar ilegítimo por parte del
Estado.
➔ Por actuación estatal legítima: puede subdividirse, según provenga de hechos o actos u
omisiones de la función administrativa propiamente dicha, legislativa o judicial. De igual modo,
el Estado es responsable por el riesgo o vicio de las cosas de las que es dueño o guardián, y
por actividades riesgosas.
En este tipo de responsabilidad, se sacrifican intereses particulares en beneficio del
interés general. La restitución es siempre un acto de justicia conmutativa, se busca restablecer
la igualdad alterada por la producción del daño; el deber del administrado de soportar las
cargas públicas exige que todo sacrificio se imponga de manera igualitaria, ya que sería injusto
que un particular tenga que soportar de modo desigual la actividad administrativa dañosa.
Con respecto a la extensión del resarcimiento la cosa cambia, ya que se limita al valor
objetivo del derecho del damnificado, excluyendo el lucro cesante y el daño moral.

La responsabilidad del Estado por omisión.


En la mayoría de los casos, los daños que experimentan los ciudadanos con relación al Estado, son
debidos a omisiones de los gobernantes. Es lógico que el Estado no pueda garantizar que con su actividad
podrá impedir que los ciudadanos sufran daños, ni dar satisfacción a todos los reclamos o demandas. Sin
embargo, muchas veces no adopta medidas que sí son idóneas para configurar el proceder antijurídico que
impulsa la responsabilidad patrimonial del Estado.
Hasta la sanción de la ley 26.944 no había ninguna norma específica en el derecho administrativo que
regulara la responsabilidad del Estado por omisión.
La responsabilidad del Estado nacional por falta de servicio, consistente en una omisión irregular, ha
sido regulada por la ley 26.944, en su art. 3: “Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e
inactividad ilegítima:
a. Daño cierto, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
b. Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal;
c. Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya reparación
se persigue;
d. Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular por parte del Estado; la omisión sólo
genera la responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación
expreso y determinado.”

En éste último inciso, se regula la falta de servicio, y decimos que es restrictivo porque sólo habrá
responsabilidad en aquellos casos en los que exista un deber jurídico de actuación, expreso y determinado.
Es decir, sólo cuando una norma le imponga actuar de una manera determinada y no lo haga. Hay una
evidente protección al Estado y a sus funcionarios.
Sin embargo, se entiende que la ponderación del ‘deber normativo expreso y determinado’ no puede
interpretarse de forma rigurosa, sino que se debe interpretar con respecto al ordenamiento jurídico
íntegramente considerado, y no solo a una norma en sentido formal. Se incluyen los principios generales del
derecho, y la finalidad y sentido de la norma de la que se trate.
La doctrina de la falta de servicio es una omisión antijurídica que se produce en la medida que sea
razonable y posible esperar que el Estado actúe en determinado sentido para evitar daños en las personas o
en los bienes de los particulares.
Y, ¿Cuándo se configura éste supuesto? Entendemos que se configura no sólo cuando una norma lo
dice de manera formal, sino que basta con que se configuren los requisitos establecidos en el fallo “Torres
c/Provincia de Mendoza”:
1. Existencia de un interés normativamente relevante;
2. Necesidad material en actuar para tutelar dicho interés;
3. Proporción entre el sacrificio que comporta el actuar y la utilidad que se consigne en el accionar; 4.
Que la actividad omitida sea de competencia estatal.

Además de esto, es importante determinar si nos hallamos ante la omisión de mandatos específicos o
genéricos. Si se trata de mandatos específicos, la ponderación del cumplimiento o incumplimiento del
mandato, debe hacerse sobre parámetros objetivos, comparando la conducta que imponía la normativa
aplicable, y la conducta realizada. En cambio, si se trata de mandatos genéricos, la interpretación debe
hacerse de manera estricta, ya que de lo contrario el Estado ocuparía una posición de ‘garante de la
seguridad de los ciudadanos’ lo cual no es viable en la totalidad de los casos.
La valoración con respecto a la falta de servicio se debe hacer siempre en concreto, atendiendo el
principio de razonabilidad, analizando los medios disponibles, los fines perseguidos, y las circunstancias de
tiempo y lugar. Nunca en abstracto.

El factor de atribución de la responsabilidad del Estado.


Dos son los factores de atribución, además de los ya analizados: la falta de servicio (en la
responsabilidad por actividad ilegítima); y el sacrificio especial (en la responsabilidad por actividad legítima
que sacrifica intereses individuales).

La falta de servicio.
Es la que describimos en el inc. D del art. 3 de la ley 26.944. Debe ser entendida analizando la
administración pública y el incumplimiento por parte de ella de las normas del servicio que lo gobiernan y
determinan la manera de funcionar y ser organizado. Hay falta de servicio cuando un servicio no funciona o lo
hace defectuosamente, es una anormalidad frente a la obligación de servicio regular.
La responsabilidad del Estado en estos casos es directa y objetiva. Se abandona la culpa como factor
de imputación, de modo que la demostración de la no culpa no interesa en estos supuestos. Tampoco se
requiere individualizar al agente, basta con probar el funcionamiento defectuoso o irregular del servicio, y
también, demostrar que ese servicio debía ser prestado por parte del Estado.
Supuestos.
● Inadecuado funcionamiento del servicio de justicia,
● Irregularidades en los registros de propiedad,
● Poder de policía de seguridad ineficiente,
● Irregular prestación de servicio penitenciario en los establecimientos carcelarios o
penitenciarias,
● Falta de control del Estado en establecimientos sanitarios o asistenciales, etc.
Sacrificio especial.
Es el factor de atribución más común en la responsabilidad estatal por actividad legítima. Su
fundamento anida en la garantía de igualdad constitucional con respecto a las cargas públicas.
Para que opere la responsabilidad estatal basada en dicho factor de atribución, es necesario que el
Estado, obrando legítimamente, cause un daño a un particular, y además, que dicho menoscabo sea
experimentado de manera injusta y desigual, imponiéndole un sacrificio especial que no está obligado por
ley a soportar y que la equidad no tolera. Se trata de un sacrificio calificado. Para que tal situación se
configure, el sacrificio debe haberse realizado en beneficio de la comunidad, es decir, con una finalidad en el
interés general o colectivo.
Supuestos.
● Los daños derivados de la ejecución de obras públicas legítimas que provocan inundaciones,
● Revocación legítima de actos administrativos por razones de oportunidad o conveniencia, ej.
Revocación o caducidad de permisos, licencias o autorizaciones ya otorgadas.

Ley Provincial 8968.


Artículo 1°- Ámbito de aplicación. Esta ley rige la responsabilidad patrimonial del Estado en la
Provincia de Mendoza por los daños causados por sus actividades específicas de Poder Público.
Las disposiciones de la presente son aplicables a todos los sujetos que conforman el Sector Público
Provincial o Municipal. La responsabilidad originada en la actuación de índole comercial, industrial, financiera
o cualquier otra que sujetos del Sector Público Provincial desplieguen bajo un régimen de derecho común, en
igualdad de condiciones y circunstancias al que rige la actividad privada, queda sujeta al sistema de
responsabilidad patrimonial propio de dichas relaciones.

Art. 2°- Fuentes. Los casos que esta ley rige deben ser resueltos según sus disposicio nes, aplicando la
Constitución Nacional, junto con la Constitución de la Provincia respecto de las leyes locales. A tal efecto, la
ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las leyes análogas, los principios
que surgen de los tratados sobre derechos humanos y los demás principios y valores jurídicos, de modo
coherente con todo el ordenamiento. A falta de previsiones legislativas específicas, la solución análoga debe
buscarse primero en el ámbito del derecho público y administrativo.

TÍTULO II: De la responsabilidad extracontractual del Estado.


Art. 3°- Supuestos de exclusión o limitación de la responsabilidad extracontractual. La
responsabilidad extracontractual del Estado puede ser excluida o limitada en los siguientes supuestos:
a) Cuando los daños y perjuicios se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que hayan
sido asumidos por el Estado expresamente por ley especial;
b) En la medida que el daño se haya producido por hechos imputables a la víctima o a un tercero
por quien el Estado no deba responder.
c) Cuando el daño haya sido causado por hechos imputables conjuntamente al Estado y a la
víctima, o a terceros por quien aquél no deba responder, la medida de la responsabilidad
estatal quedará acotada a su concurrencia en la provocación del hecho dañoso.

Art. 4°- Prescripción. El plazo para demandar al Estado en los supuestos de responsabilidad
extracontractual y su cómputo se rigen por las reglas establecidas en el CCYC.
Art. 5°- Alcance de la reparación. La reparación del daño debe ser plena, de conformidad a lo previsto
por el artículo 1740 del CCYC, salvo las limitaciones que establece esta ley, que surjan de leyes especiales o
resulten razonables de conformidad a los principios de atenuación de la responsabilidad previstos por el
artículo 1742 del CCYC.

CAPÍTULO I: Responsabilidad extracontractual por la actividad u omisión ilegítima.

Art. 6°- Factor de atribución y responsabilidad directa. La responsabilidad extracontractual del Estado
es objetiva y directa.

Art. 7°- Presupuestos. Son requisitos de la responsabilidad del Estado por acción u omisión ilegítima:
a) Daño debidamente acreditado por quien lo invoca;
b) Atribución material de la acción u omisión a un órgano estatal;
c) Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya
reparación se persigue;
d) Falta de servicio, consistente en una violación o anormalidad frente a las obligaciones del
funcionamiento regular de la Administración Pública. Para calificar la falta de servicio, se
deberá tener en cuenta:
i) la naturaleza de la actividad;
ii) los medios de que dispone el servicio;
iii) el vínculo que une a la víctima con el servicio; y,
iv) el grado de previsibilidad del daño.

Art. 8°- Falta de servicio por omisión. La omisión sólo genera responsabilidad cuando se verifica el
incumplimiento de una obligación de actuación determinada normativamente y de manera expresa; o de
deberes indeterminados, siempre que se reúnan los siguientes requisitos:
a) Existencia de un interés jurídicamente relevante, cualitativa o cuantitativamente;
b) Necesidad material de actuar para tutelar dicho interés;
c) Proporcionalidad entre el sacrificio que comporta el actuar estatal y la utilidad que se consigue
con su accionar.

CAPÍTULO II: Responsabilidad extracontractual por actividad legítima.

Art. 10- Carácter excepcional. La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter
excepcional.
Alcance de la reparación. Esta responsabilidad sólo comprende el resarcimiento del daño emergente,
entendiendo por tal los perjuicios causados respecto del valor objetivo del bien que sean consecuencia
directa e inmediata de la actuación legítima del órgano estatal.
En caso que sea afectada la continuación de una actividad, la reparación del daño emergente incluirá
la compensación del valor de las inversiones no amortizadas.
No procede la reparación del lucro cesante causado por actividad legítima, ni se tendrán en cuenta
circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni ganancias hipotéticas. Sin embargo, cuando se
afectare la vida, la salud o la integridad física de las personas, el juez podrá fijar prudencialmente esos
rubros, debiendo explicitar las concretas razones de equidad que estuvieren acreditadas y obliguen a no
dejar indemne esos daños.
Responsabilidad judicial. Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan
derecho a indemnización.

Art. 11- Presupuestos. Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima:
a. Daño cierto, debidamente acreditado por quien lo invoca;
b. Atribución material de la actividad lesiva a un órgano estatal;
c. Relación de causalidad directa e inmediata entre la actividad estatal y el daño;
d. Ausencia de deber jurídico de soportar el daño, dado por la falta de causa jurídica que lo
justifique;
e. Sacrificio especial del damnificado, configurado por la existencia de un desigual reparto de las
cargas públicas.

Capítulo III: Supuestos especiales de responsabilidad.

Art. 12- Responsabilidad por el riesgo o vicio de las cosas. El Estado responde en cuanto dueño o
guardián del daño causado por el vicio o riesgo de las cosas de que se sirve, salvo que su uso especial haya
sido otorgado a particulares o a otras personas por las que no deba responder en forma directa. Tal
responsabilidad es objetiva y se exime ante el caso fortuito o fuerza mayor o si se prueba que la cosa fue
usada en contra de su voluntad expresa o presunta.
Responsabilidad derivada de ciertas actividades peligrosas. El Estado también responde
objetivamente por el daño causado por la realización de aquellas actividades que sean riesgosas o peligrosas
por su naturaleza, por los medios empleados, por las circunstancias de su realización.

Art. 13- Daños ocasionados por concesionarios o contratistas. El Estado no responde por los daños
ocasionados por los concesionarios de servicios públicos o contratistas del Estado a los cuales se les
atribuyan o encomiende un cometido estatal, salvo que se acredite que la acción u omisión ilegítima le sea
imputable directamente a un funcionario o agente del Estado.

Art. 14- Responsabilidad de los establecimientos educativos. El Estado Provincial en su carácter de


titular de un establecimiento educativo responde en los términos del artículo 1767 del CCYC.

Art. 15- Responsabilidad por la prestación directa de servicios públicos. Cuando el Estado preste
algún servicio público, en forma directa o a través de otra persona jurídica estatal, el ente prestador debe
responder ante el daño sufrido por los usuarios.
Art. 16- Responsabilidad personal del funcionario o agente público. El funcionario o agente público es
responsable por los daños causados a los particulares por culpa grave o dolo en el ejercicio de su cargo. Las
responsabilidades del funcionario o agente público y del Estado son concurrentes cuando aquellos hubieren
obrado con dolo o culpa grave en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de las mismas; de lo contrario,
sólo responderá el Estado frente a terceros. Prescripción. La pretensión resarcitoria de los particulares contra
funcionarios y agentes públicos prescribe a los tres (3) años.
Repetición. La acción de repetición del Estado contra los funcionarios o agentes responsables del
daño prescribe a los tres (3) años de la sentencia firme que estableció su responsabilidad.

TÍTULO III: De la responsabilidad contractual.


Art. 17- Reglas sobre responsabilidad contractual. La responsabilidad contractual del Estado se rige
por lo dispuesto en las normas específicas.

Art. 19-Las sanciones conminatorias sólo serán procedentes en supuestos de incumplimiento de


órdenes judiciales que no consistieren en el pago de sumas dinerarias.

Responsabilidad de los establecimientos


Educativos.
Antecedentes. Evolución histórica.

La cuestión en el Código de Vélez.


El código de Vélez, en su redacción original, estableció una presunción de culpabilidad respecto de los
directores de colegios, maestros artesanos, por el daño causado por sus alumnos o aprendices, mayores de
diez años y serán exentos de toda responsabilidad si probaren que no pudieron impedir el daño con la
autoridad que su calidad le confería y con el cuidado que era su deber poner.
La alusión a los directores obedecía a que en aquella época eran ellos los que enseñaban a los
alumnos, era una enseñanza más bien casera y personalizada. De modo que, la legitimación pasiva recaía en
los directores, maestros y artesanos, por el incumplimiento del deber de vigilancia, en base a un modelo de
culpabilidad presumida iuris tantum, que era consecuencia lógica de esa relación de enseñanza
personalizada.
Había una tendencia restrictiva con respecto a la responsabilidad del Estado (en las instituciones públicas) y
las Iglesias (en las instituciones privadas6.

La reforma introducida por la ley 24.830.


La realidad cambió y aquella enseñanza personalizada empezó a ser masiva, variaron los parámetros
de conducta y de respeto. También se modificó la estructura del sistema educativo, donde empezaron a
existir establecimientos privados en manos de particulares. Todos estos cambios, hicieron que dicho régimen
de responsabilidad, que recaía sobre el director y maestros fuera incompatible con la realidad.
La ley 24.830 introdujo modificaciones en el código civil, estableciendo en el art. 1117: “Los
propietarios de establecimientos educativos privados o estatales serán responsables por los daños causados
o sufridos por sus alumnos menores, cuando se hallen bajo el control de la autoridad educativa, salvo que
probaren el caso fortuito’’.
Los establecimientos educativos deberán contratar un seguro de responsabilidad civil. A tales efectos,
las autoridades jurisdiccionales dispondrán las medidas para el cumplimiento de la obligación pertinente.
La presente norma no se aplicará a los establecimientos de nivel terciario o universitario.”
La realidad cambió, variaron los parámetros de conducta, las contenciones familiares, los niveles de
respeto y consideración que merecen los docentes todo para peor. Comenzaron a proliferar establecimientos
privados en manos de particulares y la enseñanza católica fue reemplazada por la empresa de educación.
Pasó a ser una educación menos personalizada.
6
estableció una presunción de culpabilidad respecto de los directores de colegios, maestros artesanos, por el daño
causado por sus alumnos o aprendices, mayores de diez años y serán exentos de toda responsabilidad si probaren que
no pudieron impedir el daño con la autoridad que su calidad le confería y con el cuidado que era su deber poner. // Se
buscaba sentar un criterio restrictivo en torno a la responsabilidad de los dos grandes motores que impartieron
enseñanza históricamente en el país: el Estado y la Iglesia Católica. // Los daños sufridos por los alumnos quedaban al
margen.
La cuestión en el CCYC.
Se mantiene en lo sustancial con el art. Antes citado. 3

Artículo 1767. Responsabilidad de los establecimientos educativos. El titular de un establecimiento


educativo responde por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores de edad cuando se hallen o
deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La responsabilidad es objetiva y se exime sólo con la
prueba del caso fortuito.
El establecimiento educativo debe contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los
requisitos que fije la autoridad en materia aseguradora.
Esta norma no se aplica a los establecimientos de educación superior o universitaria.

Entonces, puede sostenerse que:


● Se desplaza (al igual que en reforma de la ley 24.830) el epicentro desde el director hacia el
propietario o titular del establecimiento educativo. Se regula la responsabilidad como
contrapartida de la titularidad del establecimiento, por el riesgo creado.
● Quedan comprendidos en la norma, tanto los daños causados como sufridos, que en la
redacción original sólo se comprendían los causados. Que se hallen o deban hallarse bajo el
control de la autoridad educativa (y no en la autoridad y el cuidado del director).
● La responsabilidad es objetiva agravada, ya que solo se libera probando caso fortuito.
● La responsabilidad pesa sobre el titular del establecimiento, sin perjuicio de la responsabilidad
concurrente de otros legitimados pasivos.

De este modo, se plasma un sistema que muestra la realidad educativa actual, donde la vigilancia de
los alumnos no está sometida al control de una sola persona, sino al de una organización. Resulta razonable
entonces que la legitimación pasiva pese sobre el titular del establecimiento, sea quien sea, incluso el E. con
respecto a este último, se entiende que se aplica el art. 1767 aunque la ley 26.944 disponga que no se
aplican las disposiciones del CCYC, y esto es así porque dicha ley no regula nada referido al tema, por lo que
se aplica el CCYC por analogía.
La norma comprende a todos los establecimientos educativos, salvo los terciarios y universitarios. De
modo que se incluyen todos los establecimientos que la ley de educación nacional determine como tales, y
además, todos los institutos donde un menor aprenda algo, ya sea una lengua extranjera, un instrumento,
etc. Incluyendo todo instituto que imparta enseñanza a menores a través de una organización privada de
índole empresarial o estatal, caracterizada por el control de una autoridad.
La exclusión referida a la educación superior, radica en el nivel educativo al que dichas instituciones se
dedican, atendiendo al hecho de que quienes asisten a tales entidades lo hacen para adquirir cultura y
conocimientos por su propia iniciativa, reteniendo una independencia personal.

ArT 1117 CóDiGO CiViL (LeY ArT 1767 CóDiGO CiViL Y CO nTinui DAD / innoVACión.
24.830) COmerCiAL

Supues TOs ‘’Daños causados por ‘’Daños causados o Los supuestos comprendidos
COmpren DiDOs sufridos por alumnos sufridos por alumnos son similares. Se incorporan los
menores de edad menores de edad casos en que los menores
cuando se hallen bajo cuando se hallen o ‘’deban hallarse’’ bajo control, y
el control de la deban hallarse bajo el se reemplaza la expresión
autoridad educativa’’. control de la autoridad ‘’autoridad educativa’’ por
escolar’’. ‘’autoridad escolar’’.

LeGiTimADOs ‘’Los propietarios de ‘’El titular de un El cambio en la denominación,


pAsiVO establecimientos establecimiento no afecta la calidad del
educativos, privados o educativo’’. responsable. Se precisa la
estatales’’. legitimación pasiva. Se suprime
la referencia al tipo de gestión
que tiene el establecimiento.

EsTAbLeCimienTOs ‘’La presente norma no ‘’Esta norma no se Se corrige la inadecuada


exCLuiDOs se aplicará a los aplica a los referencia a ‘’nivel terciario’’ y se
establecimientos de establecimientos de reemplaza por ‘’educación
nivel terciario o educación superior o superior’’, siguiendo la
universitario’’. universitaria’’. denominación utilizada en la
Ley de educación.

FACTOR De No se hace referencia ‘’La responsabilidad es Se incorpora la referencia


AT RibuC ión expresamente. objetiva’’. expresa a la responsabilidad
objetiva, recogiendo la opinión
mayoritaria.

EximenTes Los propietarios serán El titular ‘’se exime sólo Se mantiene únicamente la
responsables ‘’salvo con la prueba del caso referencia al caso fortuito y se
que probaren el caso fortuito’’. incorpora la expresión ‘’sólo’’
fortuito’’. para reforzar la limitación .

SeGuRo ‘’Los establecimientos ‘’El establecimiento Se mantiene la obligación de


obLiGATORio educativos deberán educativo debe contratar un seguro de
contratar un seguro de contratar un seguro de responsabilidad civil. se corrige
responsabilidad civil. A responsabilidad civil, la inadecuada referencia a las ’’
tales efectos, las de acuerdo a los autoridades jurisdiccionales’’ y
autoridades requisitos que fije la se fija a la ‘’ autoridad materia
jurisdiccionales autoridad en materia aseguradora’’ como la
dispondrá las medidas aseguradora’’, responsable de fijar los
para el cumplimiento requisitos del seguro.
de la obligación
precedente’’.

Establecimientos comprendidos
Son establecimientos educativos los institutos donde un menor aprende una lengua extranjera, un
deporte, un instrumento musical, el manejo de una computadora, etc. El artículo 1767 comprende además de
los establecimientos de educación inicial, primaria y secundaria, todos los supuestos en los cuales la
enseñanza es impartida a menores a través de una organización privada de índole empresarial o estatal,
caracterizada por el control de una autoridad estén o no encuadradas en la Ley de Educación Nacional.
Quedan al margen por no tratarse de establecimientos educativos, las guarderías de niños, las
colonias de verano y los centros de práctica deportiva.

Establecimientos excluidos
Se encuentra excluido el nivel de posgrado y universitario, por lo que se excluye a un gran número de
academias, institutos o asociaciones reconocidos oficialmente o no, que se dedican al apoyo de la educación
referida, por ejemplo los pre de ingreso a la universidad, la ayuda para la preparación de materias, etc. Esto
tiene fundamento en que quienes asisten a esas entidades lo hacen para adquirir una cultura científica,
filosófica o artística por su propia iniciativa, reteniendo una completa independencia personal en relación a los
propietarios o las autoridades de los institutos..

Legitimación pasiva.
La legitimación pasiva recae sobre el titular del establecimiento educativo, es decir, el organizador de
la educación; aquel que emprende el servicio educativo. No basta que sea el propietario del inmueble donde
funciona el establecimiento. Por eso, todo aquel que tiene a su nombre un título suficiente que le otorga un
derecho sobre un establecimiento educativo, ejercite o no la dirección efectiva del mismo, es titular a los fines
de la norma y responde objetivamente por el riesgo creado y de empresa que dimana de su actividad.
El riesgo no anida en impartir educación, sino en las circunstancias que están anejas a dicho proceso
cuando menores de edad son confiados a una entidad pública o privada para que les sea prestado un servicio
de modo organizado, en condiciones de indemnidad para su persona y terceros.
La responsabilidad es concurrente, y el titular del establecimiento educativo puede tener acción de
recursoria en contra del docente que por su culpa o dolo causó el daño. 7

Ámbito temporal y espacial de aplicación.


Ámbito temporal de aplicación: durante la permanencia en el establecimiento o en salidas
organizadas por el mismo. La determinación del horario debe ser realizada de modo flexible, comprendiendo
los momentos previos al horario de ingreso y posteriores a la salida del establecimiento, aunque se prod uzca
con posterioridad a la hora en que finalice la jornada escolar.
Ámbito espacial de aplicación: el propietario responde si el daño se produjo dentro del
establecimiento, y también si el perjuicio, si bien ocurrió fuera de la institución, tuvo su causa dentro de ella
(supuestos en que el educando debía estar bajo el control de la autoridad de enseñanza, pero no lo estaba
por falta de control de esta última, por ejemplo cuando alguien se ratea).

Requisitos para que se configure la responsabilidad.


Daño causado o sufrido por un alumno.
El titular del establecimiento responde por los daños causados por los alumnos menores, mientras
estén confiados al control de su autoridad educativa. Quedan comprendidos los daños producidos al
personal docente y no docente del establecimiento, a otros alumnos y a terceros ajenos a la institución;
dolosos, culposos o accidentales (siempre que no sean fortuitos).
También responde por los daños sufridos por los alumnos menores, por el accionar del personal
directivo, docente o no docente, por el hecho de cosas riesgosas, o por terceros extraños. También por el
propio hecho del damnificado.

Minoridad del alumno dañador o dañado.


Se requiere que sea menor de 18 años. Resulta indiferente que tenga o no discernimiento, o que se
halle emancipado. Ya que eso tiene que ver con la capacidad o incapacidad, y no con la minoría.
7
La legitimación pasiva recae sobre el titular del establecimiento educativo, sea o no el titular del inmueble. Acá
encontramos una diferencia con la reforma de la ley 24.830, ya que esta disponía que fuera el propietario. Ahora, al
hablar de titular, no solo se refiere al propietario, ya que, si bien todo propietario es titular, el titular no solo es el
propietario, sino cualquier persona que tiene a su nombre un título suficiente que le otorga un derecho sobre un
establecimiento educativo, ejerza o no la dirección efectiva del mismo.
El daño debe producirse durante una actividad realizada bajo situación de
control de la autoridad educativa.
Es preciso que el daño causado o sufrido se haya producido mientras éste se halle o deba hallarse
bajo el control de la autoridad educativa. Este requisito no tiene nada que ver con la culpabilidad de dicha
autoridad, sino que se limita a determinar el ámbito cualitativo de la obligación de seguridad y del riesgo de
la actividad desplegada por el titular del establecimiento. Quedan comprendidos como autoridad: el
propietario del establecimiento; todos los que ejercen funciones directivas o docentes, en contacto directo
con los alumnos (director, profesor, maestro, celador) de modo permanente, ocasional o accidental, también
quienes integran la administración, como el portero, bibliotecario, etc. Ya que ellos tienen dentro del ámbito
que les concierne, la posibilidad de impartir directivas y de proteger a los alumnos.
El control debe efectuarse desde el momento en que los menores ingresan al establecimiento, hasta
que salen del mismo, entendido en forma flexible. Con respecto al espacio, es lógico que todos los daños
ocurridos dentro del establecimiento, en horario de aprendizaje o recreación, se consideran comprendidos
dentro de la responsabilidad. También aquellos causados fuera del establecimiento pero que tienen su causa
en una actividad desplegada en su interior (ej. Le tiran una piedra a un tercero que camina por la calle). Y
también quedan comprendidas las actividades complementarias, extraescolares, etc. Que se lleven a cabo
fuera del establecimiento.

Eximentes.
Únicamente se admite como eximente la configuración del caso fortuito, de modo que no basta probar
la no culpa, ni el hecho de un tercero o la culpa del damnificado. Si no se configura caso fortuito, el titular del
establecimiento no se exime de responsabilidad.
Tratándose de relaciones de consumo entre el titular del establecimiento y sus usuarios, se tienen por
no convenidas las cláusulas que limiten o eximan de responsabilidad.
La responsabilidad del titular del establecimiento es directa y objetiva, pero ello no implica que la
obligación de resarcir no pueda serle también atribuida a otra persona, de manera concurrente.
Particularmente los daños causados por el hecho de terceros de los que se vale para cumplir con sus
obligaciones, por el hecho de los dependientes, etc. Son aplicables todas las disposiciones generales de la
responsabilidad civil. Pueden ver comprometida su responsabilidad concurrente los maestros, profesores,
directores y otros agentes, que responden frente a la víctima cuando el daño les corresponda subjetivamente
(por dolo o culpa) aunque ellos se eximen demostrando causa ajena.
El titular del establecimiento puede tener acción de regreso en contra del docente que por su culpa o
dolo causó el daño.
//
Se trata de una responsabilidad objetiva agravada, ya que solo permite el caso fortuito como
eximente. El caso fortuito debe tener carácter imprevisible, inevitable y ajeno a la autoridad educativa. Por
eso, no constituyen caso fortuito los daños sufridos por alumnos a raíz de la conducta de terceros que
ingresan al colegio durante el recreo, o las peleas o agresiones entre estudiantes, o los malos tratos o
vejaciones que pueda experimentar el alumno a raíz de un personal docente o no docente, etc.
● Culpa o hecho del damnificado: la contingencia del hecho o culpa de la víctima está dentro del
ámbito de riesgo que la ley pone en cabeza del propietario del establecimiento educativo,
constituye una cuestión interna, inherente al mismo, que es incompatible con el carácter
externo del casus.
● Hecho del tercero extraño: no tiene virtualidad liberatoria, salvo que por sus características
configure un casus, como por ejemplo un atentado terrorista.
UNIDAD 8
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II

(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Tercer eje: Supuestos especiales de responsabilidad (continuación).


1. Responsabilidad de los profesionales liberales. Obligaciones de medios y resultado. Especial estudio de la
responsabilidad de los abogados, médicos y escribanos, profesionales del arte de la construcción,
periodistas, etc.
2. Responsabilidad por las cosas depositadas en hoteles y establecimientos similares (arts. 1368 y sgtes.
C.C.C.N.). Cosas amparadas. Eximente. Extensión de la indemnización. Lugares de estacionamiento.
3. Accidentes de tránsito: antecedentes, evolución histórica. Normas del Código Civil y Comercial: sujetos
responsables, eximentes.
4. Intrusiones en la vida privada.
5. Acusaciones calumniosas.
6. (** El microsistema de responsabilidad por daños con motivo del consumo. Ley 24.240 y
modificaciones de la ley 26.361. Sujetos responsables. Plazo de prescripción)
7. (** El microsistema de daños por contaminación del ambiente. Ley de Política Ambiental Nacional
No. 25.675. Residuos peligrosos. Leyes 24.051 y 25.612.)

Responsabilidad de los Profesionales Liberales.


Obligaciones de Medios y de Resultado.
La responsabilidad contractual puede ser objetiva o subjetiva. El factor de atribución de este tipo de
responsabilidad ha sido tema de discusión en la doctrina:
● Para un enfoque subjetivista: la relevancia jurídica del incumplimiento tiene fundamento en la
culpa. Se le asigna a ésta un papel relevante como presupuesto y límite de la obligación de
resarcir.
● Desde una perspectiva objetivista: mientras la prestación sea posible, el deudor permanece
obligado. El único límite para su responsabilidad está dado por la imposibilidad absoluta
objetiva de pago, generado por la causa ajena. De modo que, mientras la obligación
insatisfecha exista, el deudor responde.

Hoy se admite que en materia de responsabilidad contractual, el factor de atribución puede ser
objetivo o subjetivo. Ambos sistemas se combinan. Y la línea divisoria que permite determinar cuándo se
aplica el factor objetivo y cuándo el subjetivo, son las obligaciones de medios y de resultado.

Antecedentes.
La distinción entre obligaciones de medios y de resultado ha tenido una notable evolución. Demogue
la sistematizó dentro de un contexto de responsabilidad obligacional marcadamente subjetivo, con la
finalidad de determinar el régimen de la carga de la prueba.
Había una controversia entre las doctrinas de la unidad de la culpa y las de la dualidad. Las primeras
sostenían que había una sola noción de culpa, tanto en el ámbito contractual como extracontractual.
Mientras que las teorías de la dualidad de la culpa sostenían que una de las diferencias que existen entre la
culpa contractual y extracontractual, es el régimen probatorio, ya que en materia extracontractual
corresponde al damnificado probar la culpa del demandado; mientras que en la contractual, la culpa del
demandado se presumía a partir del incumplimiento obligacional.
Frente a ellos, el autor citado sostuvo que el sistema de la prueba, en realidad, era igual en ambos
casos, decía que existen supuestos en donde el deudor de una obligación se compromete a obtener un
resultado, que en caso de no lograrse, provoca el incumplimiento y determina la presunción de
responsabilidad, salvo que el deudor demuestre caso fortuito. Y en otros casos, el deudor no se obliga a la
obtención de un resultado, sino a poner diligentemente los medios idóneos para alcanzarlo. Y el deudor se
exime probando su no culpa, su actuar diligente. En ambas tipologías la carga de la prueba no depende de
que sea contractual o extracontractual, sino que se trate de obligaciones de medios o de resultado.

Importancia actual de la distinción.


Hoy poco importa la distinción para determinar la carga de la prueba, pero es muy importante para
determinar el factor de atribución aplicable en la responsabilidad contractual.
1
El objeto de la obligación es el plan o proyecto de una conducta futura del deudor, orientado a
satisfacer un interés del acreedor. Si bien ambos componentes, conducta humana e interés, forman parte del
objeto, la relación entre ambos puede presentar diferencias, según el deber se trate de medios o de resultado.

Obligaciones de Medios.
Son aquellas en las que el deudor se compromete a realizar una conducta diligente, orientada a la
obtención de un resultado, esperado y querido por el acreedor, pero no asegurado. Existe un doble juego de
intereses, uno de carácter primario, que se satisface mientras el deudor despliegue una conducta diligente
orientada a alcanzar la finalidad satisfactiva del acreedor; y otro de carácter aleatorio, cuya concreción no
depende exclusivamente de la conducta del deudor, sino de otros factores. Ej. Médico que quiere curar a un
paciente.
El deudor cumple con la obligación desplegando diligentemente la conducta comprometida. La
ausencia de resultado NO es suficiente para generar responsabilidad del deudor, toda vez que éste
solamente está obligado a actuar con la diligencia debida. En las obligaciones de medios, el factor de
atribución es subjetivo, la prueba de la culpa del deudor puede descansar sobre el acreedor, o a veces ser
presumida.
Ejemplos:
● Las obligaciones de prestar servicios,
● Los servicios de los profesionales de la medicina y de la abogacía, también del arquitecto.
● Obligaciones que emergen del asesoramiento profesional.

Obligaciones de Resultado.
Son aquellas en las que el deudor compromete su actividad para el logro de un interés final del
acreedor, no contingente ni aleatorio. El deudor asegura un resultado exitoso y asume todas las
contingencias que puedan presentarse en el desempeño de la conducta proyectada, salvo aquellas
absolutamente fortuitas, generadas por un factor ajeno y determinable.
En este tipo de obligaciones no sirve de nada probar la no culpa, ya que el deudor solo se exime
probando causa ajena. En las obligaciones de resultado, entonces, el factor de atribución es objetivo.
Ejemplos:
● Todas las obligaciones de dar, ya que su cumplimiento solo se da con la entrega de la cosa.
● Las obligaciones de hacer, cuando el deudor debe procurar un resultado concreto. Ej. La
ejecución de una obra material; las prestaciones del proveedor profesional de servicios al
consumidor; algunas prestaciones médicas como radiografías, análisis de sangre, etc.
● Las obligaciones de no hacer, ya que su cumplimiento depende exclusivamente del deudor.

Obligaciones de Medios y Resultado en el Código civil y comercial.

Artículo 774. Prestación de un servicio. La prestación de un servicio puede consistir:


a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las
cláusulas que comprometen a los buenos oficios, o a aplicar los mejores esfuerzos están
comprendidas en este inciso;
b) en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia;
c) en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto
en mano está comprendida en este inciso.

2
Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas
de las obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.

Profesionales liberales.
Aspectos generales.
Muchos autores proponen generar una teoría general de la responsabilidad profesional que abarque a
todos quienes ostentan tal calidad, y que albergue las reglas y principios aplicables. Algo como un
basamento común, a partir del cual se adicionarán las particularidades que atañen a cada profesión en
particular.
Esto se presume necesario porque las relaciones entre profesionales y sus clientes, presentan
particularidades que exceden los modelos de contratos clásicos, no pueden encuadrarse en ninguno.
//
Este tipo particular de responsabilidad se puede gestar cuando los practicantes de una profesión
faltan a los deberes específicos que ella les impone; o sea que tal responsabilidad deriva de una infracción
típica de ciertos deberes propios de esa actividad, ya que es obvio que todo individuo que la practique debe
poseer conocimientos teóricos y prácticos propios de la misma y obrar con la diligencia y previsión necesarias
con ajustes a las reglas y métodos que correspondan.
"Todo individuo que ejerce una profesión está obligado a poseer los conocimientos teóricos y prácticos
propios de ella, debiendo poner en su conducta la previsión y la diligencia necesarias" (Planiol y Ripert).

Concepto de profesional y profesional liberal.


Según la R.A.E., profesional es quien ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación. Por
profesión se entiende empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución.
En cambio, los profesionales liberales encontramos dos conceptos:
★ Concepto estricto: son profesionales liberales todos aquellos que desarrollan determinadas
actividades en forma habitual, onerosa y con autonomía intelectual para cuyo ejercicio se
requiere de un título oficial, que se otorga al aprobar una carrera terciaria o universitaria. Así
por ejemplo ingenieros, arquitectos, médicos, contadores, escribanos, abogados, etc. (noción
del art. 1.768 CCCN).
★ Concepto amplio: son profesionales quienes tengan un conocimiento especial en determinada
materia, por encima de los que posee el común de la gente, aunque no tenga título habilitante
(Ej. un carpintero, un banquero, un empresario textil).

La profesión se entiende como empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una
contribución. Este concepto engloba múltiples supuestos heterogéneos, y abarca a toda persona física o
jurídica que ejerza un empleo, facultad u oficio, habitualmente o de manera ocasional, por el cual reciba cierta
retribución.
Debemos distinguir entre:
● Profesionales no liberales: están alcanzados por las disposiciones de la ley 24.240, y son
aquellos proveedores profesionales, definidos como la persona física o jurídica que desarrolla
de manera profesional, aún ocasionalmente, actividades de producción, creación, construcción,
distribución o comercializaciones de bienes y servicios, destinados a usuarios. Se trata de
sujetos que, sin tener título universitario, adquieren calidad de profesionales en función de su

3
conocimiento por el aprendizaje en una institución terciaria o técnica (ej. Maestro mayor de
obras, gasista matriculado) o por la experiencia (ej. Zapatero, plomero, carpintero, etc.).
● Profesionales liberales: son aquellas personas humanas que poseen una acreditación
universitaria habilitante, que avala su nivel técnico, de sabiduría y de capacitación para
desempeñarse en una actividad específica, de carácter predominantemente intelectual, cuyo
ejercicio está vedado a quienes no tienen dicho título universitario.

No son alcanzados por las disposiciones de la ley 24.240. Y tienen algunas características comunes:
➔ La obtención de un título universitario expedido por una universidad pública o privada que lo
habilite en el ejercicio profesional y que certifique tener ciertos conocimientos;
➔ La inscripción a los colegios profesionales que regulan la matrícula y la disciplina de los
profesionales;

¿Cuál es la verdadera diferencia? Las diferencias entre ambas categorías no transitan sólo por lo
conceptual, sino fundamentalmente por el régimen jurídico aplicable en cada caso.
Pizarro afirma que los profesionales liberales son aquellas personas humanas que poseen una
acreditación universitaria habilitante, que avala su nivel técnico, de sabiduría y de capacitación para
desempeñarse en una actividad específica de carácter predominantemente intelectual, cuyo ejercicio está
simultáneamente vedado a quienes carecen de aquel título habilitante.Se remarca la importancia de: la
obtención del título universitario que certifique un bagaje mínimo de conocimientos especiales nece sarios; la
inscripción a colegios profesionales que regulan la matrícula y la disciplina de los profesionales en el ámbito
de su incumbencia; autonomía científica y técnica; sujeción a normas éticas que rigen su actividad.

La responsabilidad de los profesionales liberales en el Código civil y


comercial.
El régimen normativo de la actividad se compone:
● Por las disposiciones que regulan las obligaciones de hacer y, en su caso, del contrato en
particular que vincula al profesional con su cliente;
● Cuando es de naturaleza contractual, su actividad no puede encuadrarse en ninguno de los
contratos clásicos, de modo que le serán aplicables las normas que dispone el CCYC para los
servicios y obras;
● Las normas jurídicas y deontológicas que rigen en cada profesión liberal, que modelan los
estándares de conducta esperables, cuya inobservancia tiñe de antijuridicidad el obrar positivo
o negativo del profesional.
● El art. 1768 del CCyC que establece una responsabilidad subjetiva, salvo cuando, en
consonancia con lo dispuesto por los artículos 774 incisos b y c, y 1723, se haya
comprometido un resultado concreto, o cuando la obligación de hacer se preste con cosas y el
daño derive de su vicio.
● Las normas que rigen cada profesión liberal, que modelan estándares de conducta esperables;
● Las normas generales de la responsabilidad civil.
● NO se aplican las disposiciones de la ley 24.240. son una especie de dañadores privilegiados,
según Pizarro. Art. 2 segundo párrafo de la ley 244.240: “No están comprendidos en ésta ley
los servicios de los profesionales liberales que requieran para su ejercicio título universitario y

4
matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos oficialmente o por autoridad
facultada para ello, pero sí la publicidad que se haga de su ofrecimiento.”

Naturaleza de la responsabilidad profesional liberal.


Como regla, la responsabilidad que nos ocupa es de naturaleza contractual, de modo que se debe
ponderar en el caso concreto el vínculo negocial, el objeto del contrato, su contenido y causa. Se admite
excepcionalmente que pueda haber responsabilidad extracontractual, cuando el servicio se presta sin previo
acuerdo entre ambas partes, como cuando un médico atiende a una persona que de forma espontánea se ha
desmayado en la calle.

La relación contractual entre el profesional liberal y su cliente.


El CCyC ha dejado pasar una buena oportunidad para regular específicamente este tipo contractual,
limitándose tan solo a establecer el marco de la responsabilidad civil. Las notas que generalmente suelen
caracterizan al contrato de servicios profesionales, cualquiera que sea su ámbito, son la siguiente:
1. Fuerte asimetría en los conocimientos específicos que hacen al ámbito de incumbencia del
profesional.
2. Trascendente brecha psicológica entre ambos protagonistas.
3. Predominante desinformación del cliente.
4. Falta de conocimientos específicos sobre la materia por parte del tomador del servicio.

Deberes y obligaciones de los profesionales.


1. Actuación diligente por parte del profesional: el profesional debe ajustar su conducta a las reglas
jurídicas y deontológicas que rigen su actividad, a los estándares de conducta esperables para una
práctica profesional normal.
2. Información: el profesional tiene la obligación de suministrar al cliente información adecuada,
objetiva, veraz y suficiente para la toma de una decisión y de alcanzar por dicha vía el consentimiento
informado. Además, el cliente tiene la carga de informar al profesional sobre los aspectos fácticos que
hacen al asunto que le confía.
3. Confidencialidad: consiste en la no revelación de todo lo que hace a la situación personal de su
cliente o paciente, y a las confidencias que éste le hubiese efectuado en ocasión del acto profesional.
Existen, sin embargo, causas de justificación que legitiman la violación de dicho deber.
4. Deberes de seguridad: el profesional debe llevar a cabo las medidas para que el resultado de su
actividad llegue sin causar daño a la persona, en toda su expresión, o a los bienes del cliente.

Los deberes y obligaciones deben desplegarse en tres ámbitos temporales de actuación: en la etapa
precontractual, donde se llevan a cabo tratativas que generan expectativas; durante la celebración del
contrato, donde deben respetarse las tratativas antes señaladas; y en el cumplimiento del contrato, incluso
con posterioridad al mismo, cumpliendo de manera diligente, guardando el secreto profesional, etc.

Requisitos de la responsabilidad civil de los profesionales.


1. Aplicación de los principios generales de la responsabilidad civil: será menester que haya
antijuridicidad, daño resarcible, relación causal adecuada y factor de atribución suficiente.

5
2. La antijuridicidad en la responsabilidad del profesional liberal: la antijuridicidad se configura por
violación por parte del profesional de lo convenido con el cliente, de las normas jurídicas de carácter
general y de aquellas que específicamente rigen su actividad; también por las de carácter
deontológico, que en buena medida modulan los estándares esperables de su actuación.
3. Factor de atribución. Importancia del distingo entre obligaciones de medios y resultados: la
responsabilidad puede ser subjetiva u objetiva:
a. Responsabilidad subjetiva: tratándose de obligaciones de medios, está alcanzada por el
principio de culpa probada o presumida iuris tantum, según los casos (art. 1768). En materia
de responsabilidad subjetiva rigen las siguientes directivas:
i. No existe un concepto de culpa profesional distinto del de los arts. 1724 y 1725.
ii. En los casos de especialización profesional los criterios de apreciación de la culpa son
más estrictos en función de las reglas del art. 1725.
iii. Nada impide que el daño sea causado dolosamente por el profesional.
b. Responsabilidad objetiva: esto sucede cuando:
i. Asume obligaciones de resultado, ej.: cirugía estética embellecedora (excepcional, ya
que la actividad médica no puede prometerse resultados).
ii. Cuando el daño causado en el cumplimiento de una obligación de hacer se causa por
un vicio de la cosa (art. 1768).

Responsabilidad civil de los abogados.


La abogacía es una ciencia social gobernada por el razonamiento, para cuyo estudio el único método
es el dialéctico. La dialéctica se basa en el diálogo, la argumentación, la discusión y el método de su
razonamiento se desarrolla con reglas y principios. La tarea del abogado, impone interpretar el derecho
aplicable integralmente considerado, y los hechos que modulan y condicionan su aplicación, y formular un
juicio de razonable predictibilidad a la hora de actuar profesionalmente, judicial o extrajudicial.
Para lograr tales objetivos, el abogado no se guía por su propia inspiración, él debe ajustar su
conducta a ciertas reglas, jurídicas y deontológicas. La responsabilidad de ésta profesión tiene su punto de
partida, precisamente, en la transgresión dañosa de tales estándares de conducta.
Se discute la mayor o menor flexibilidad que deben tener los parámetros que gradúan dicha
responsabilidad. Quienes sostienen que éstos deben ser flexibles, acuden a que en el derecho todo es
opinable y relativo. De modo que el abogado sólo incurriría en responsabilidad cuando no sigue un camino
jurídico que se presenta como claro y no controvertido en el caso concreto.
Otros, sostienen que esto no siempre es así, ya que aún en el terreno de lo opinable, el abogado
puede incurrir en mala praxis por desconocimiento, que lleve a su cliente por un camino evidentemente
errado, etc. Es por esto que se deben tener en cuenta varios factores a la hora de calibrar la responsabilidad
del abogado. Tales como los estándares de conducta esperables del abogado, los cuales imponen
conocimiento del sistema jurídico, no solo del marco normativo vigente, sino también de la doctrina y de la
jurisprudencia; la valoración de los hechos, etc.

Naturaleza jurídica de la relación entre el abogado y su cliente.


La relación del abogado con su cliente puede ser:
● Contractual: cuando se despliega en el marco de un contrato de servicio profesional, de
carácter atípico, celebrado con el cliente.

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● Extracontractual: cuando no hay convención previa. Ej. Patrocinio letrado gratuito.

Ámbito de actuación del abogado.


El abogado tiene un amplio campo de actuación, puede tener distintas clases de actuación según su
actividad se despliegue en sede judicial o extrajudicial. En éste último supuesto, el abogado puede brindar
asesoramiento jurídico, o arreglos y transacciones que pongan fin a cuestiones dudosas o litigiosas. En el
ámbito judicial, el abogado puede ser:
● Actuación del abogado como letrado patrocinante: cuando éste no tiene representación de su
cliente, de modo que éste último debe intervenir personalmente en la causa. El abogado
estudia el caso, informa al cliente, elabora los escritos y tiene la plena dirección jurídica de la
causa; pero no representa al cliente, de modo que éste debe intervenir para impulsar el
proceso y efectuar los actos procesales.
● Actuación del abogado como apoderado o representante: el abogado representa a su cliente
frente al conflicto judicial. Tiene la obligación de impulsar la causa realizando todas las
prestaciones judiciales que fueren menester como si se tratara de obligaciones de resultado.

Deberes y derechos del abogado.


Derechos.
➢ Evacuar diligentemente consultas jurídicas y percibir remuneración.
➢ Asesorar, defender y representar judicial o extrajudicialmente a sus clientes.
➢ Libertad, en principio, para aceptar o rechazar los asuntos que soliciten su patrocinio. -
Defender la inviolabilidad de su estudio jurídico.
➢ Requerir directamente de las entidades públicas información, archivos, expedientes y cualquier
información respecto de la causa que lleva, de su cliente, etc.

Deberes.
➢ Mantener el secreto profesional.
➢ Respetar y hacer respetar la Constitución Nacional.
➢ Guardar respeto y colaboración con los magistrados y funcionarios judiciales.
➢ Respetar a sus colegas, manteniendo trato digno y respetuoso.
➢ Comportarse con buena fe y desempeño profesional.
➢ Suministrar a su cliente información oportuna, clara, veraz. Nunca asegurar el éxito.
➢ Ajustar su conducta a los parámetros éticos que están fijados en las normas que rigen su
actividad.

Factor de atribución.
Depende de que las obligaciones que asuma sean de medios o de resultado 1.
En principio, la responsabilidad del abogado se inserta en una responsabilidad subjetiva. La gran
mayoría de sus obligaciones son de medios, conclusión que se potencia si se tiene en cuenta que todas las
normas deontológicas que rigen esa profesión prohíben asegurar el resultado de un pleito. No obstante,
podemos encontrar supuestos de responsabilidad objetiva del abogado. La solución es la misma en materia
contractual y extracontractual.
1
Vigencia del distingo entre obligaciones de medios y de resultado para su determinación en materia
contractual.
7
La culpa debe ser valorada a tenor de lo dispuesto por los arts. 1724 y 1725. Habrá que ponderar,
para apreciar si hubo culpa del abogado, si el comportamiento desplegado en el caso concreto fue el que
diligentemente habría seguido un profesional prudente, con aptitud y bagaje de conocimientos apropiados,
colocado en las mismas circunstancias de modo, tiempo y lugar.
La culpa del abogado, de tal modo, se configura cuando causa perjuicios a su cliente con su actuación,
su dirección o sus consejos, en virtud de no haber sido o hecho lo que un profesional de su categoría debería
haber sabido o hecho. Lo comprometen de tal modo, el desconocimiento inexcusable del derecho, la errónea
apreciación de los hechos, la falta de información al cliente de los riesgos que la actuación profesional
implicaba, las omisiones incurridas, etc.
Existen casos, sin embargo, en los que la obligación asumida por el abogado es de resultado, y está
atrapada por un factor de atribución objetivo. Tal lo que sucede si el abogado se obliga a redactar el estatuto
de una sociedad, o un contrato; o con respecto al cumplimiento de los actos procesales, que tienen tiempos
de caducidad, etc.
Se indemniza el daño patrimonial y moral. Puede ocupar gran importancia la indemnización de la
pérdida de chances, o de la oportunidad de obtener un resultado favorable en el pleito.

Relación de causalidad.
Igualmente constituye un requisito ineludible de la responsabilidad civil la existencia de una
vinculación causal adecuada entre el proceder del profesional y el perjuicio sufrido por el damnificado, de
forma tal que el abogado no sería responsable si el perjuicio igualmente se hubiera producido, hubiese o no
mediado incuria de su parte, tal como sucede si, por ejemplo, pese a no haber contestado la demanda o
deducido un recurso, la condenación del cliente era de todas formas inevitable, atento a que el mismo era
deudor de lo reclamado y ello estaba suficientemente acreditado.

El daño en la responsabilidad profesional del abogado.


El profesional debe indemnizar el daño patrimonial y moral que cause con su inconducta al cliente o,
en su caso, a terceros.
En el caso de responsabilidad del abogado, la indemnización no puede consistir necesariamente en el
importe reclamado en la demanda rechazada o el crédito incobrable por prescripción del derecho; por ser
éstos resultados que de todas maneras dependían igualmente de otras circunstancias ajenas al profesional, y
ya no sabe y no se podrá conocer nunca si en otras condiciones el juicio se habría ganado. Por ello, en estos
casos, el daño indemnizable es la pérdida de una chance o posibilidad de éxito de las gestiones, cuyo mayor o
menor grado de probabilidad habrá de depender en cada caso de sus especiales circunstancias.
Asimismo, es indemnizable el daño extrapatrimonial, en cuanto éste reúna los requisitos generales de
indemnizabilidad (daño cierto y reclamo por quien está legitimado para hacerlo).

Casos principales de responsabilidad del abogado.

1. Frente al cliente:
a. Pérdida de acciones por caducidad de instancia.
b. Demandas promovidas por quienes no tienen legitimación.
c. Falta de interposición de recursos que consolidan la cosa juzgada de una resolución adversa
para los derechos del cliente.

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d. Interposición de acciones prescriptas.
e. Resultados adversos por defecto de pruebas.

2. Frente a terceros:
a. Promover acciones manifiestamente improcedentes, o temerarias (el afectado es el sujeto
demandado, a quien se somete a un pleito sin razón valedera).
b. Interposición de medidas cautelares sin derecho, o contra personas distintas de las que
corresponderían.

Responsabilidad de los médicos.


Comprende la responsabilidad por los daños causados en la prestación del servicio (obligación de
hacer) de salud.
Conforme al derecho internacional de los derechos humanos, la salud es un derecho humano
fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Todo ser humano tiene
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente. Este derecho, no
implica que el Estado deba garantizar la buena salud o pueda brindar protección contra todas las causas
posibles de la mala salud del ser humano, sino que debe entenderse como el disfrute de toda una gama de
facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud
Esta responsabilidad surge por múltiples razones, por la cantidad de médicos que egresan de las
universidades mal preparados, por la desaparición de la tradicional relación personal entre el médico y el
paciente que viene de la mano de la masificación de la medicina, etc.
La responsabilidad de los médicos es modulada por la normativa específica que rige su actividad.
Como regla, la responsabilidad de los médicos asume carácter contractual, aunque excepcionalmente pueden
darse casos en los que hay responsabilidad extracontractual, por no mediar pacto previo entre el médico y el
paciente, como cuando se atiende espontáneamente a alguien en la calle.
Conforme al derecho internacional de los derechos humanos, la salud es un derecho humano
fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Todo ser humano tiene
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente. Este derecho, no
implica que el Estado deba garantizar la buena salud o pueda brindar protección contra todas las causas
posibles de la mala salud del ser humano, sino que debe entenderse como el disfrute de toda una gama de
facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud

El contrato médico.
Entendemos que este tipo de contrato es innominado, ya que no se encuadra en los otros contratos
tradicionales como el mandato, de obras y servicios, etc. Este contrato se caracteriza por ser consensual,
oneroso, conmutativo (que mantiene la igualdad entre las prestaciones) y no formal.
Algunas obligaciones del médico son:
● Asistir al paciente sin discriminaciones, con un trato digno y dentro del marco del respeto;
● Prestar sus servicios con la diligencia debida, debiendo ajustar su conducta a la lex artis que
son los usos, métodos y técnicas adoptados por la práctica médica; los protocolos médicos
que son documentos emitidos por consenso de expertos que contienen directrices y
recomendaciones a la hora de atender una enfermedad o estado de salud; y las normas

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deontológicas, que imponen deberes éticos o morales que deben inspirar la conducta de los
médicos.
● Confidencialidad y secreto profesional, salvo disposiciones legales,
● Obligación de informar, consentimiento informado del paciente,
● Llevar debidamente la historia clínica del paciente.

Consentimiento informado.

Artículo 59. Consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en salud. El


consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en salud es la declaración de voluntad
expresada por el paciente, emitida luego de recibir información clara, precisa y adecuada, respecto a:
a) su estado de salud;
b) el procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos perseguidos;
c) los beneficios esperados del procedimiento;
d) los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles;
e) la especificación de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en
relación con el procedimiento propuesto;
f) las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o de los
alternativos especificados;
g) en caso de padecer una enfermedad irreversible, incurable, o cuando se encuentre en estado
terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación, el derecho a rechazar
procedimientos quirúrgicos, de hidratación, alimentación, de reanimación artificial o al retiro
de medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarios o desproporcionados en relación a
las perspectivas de mejoría, o produzcan sufrimiento desmesurado, o tengan por único efecto
la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incurable;
h) el derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atención de su enfermedad
o padecimiento.
Ninguna persona con discapacidad puede ser sometida a investigaciones en salud sin su
consentimiento libre e informado, para lo cual se le debe garantizar el acceso a los apoyos que necesite.
Nadie puede ser sometido a exámenes o tratamientos clínicos o quirúrgicos sin su consentimiento
libre e informado, excepto disposición legal en contrario.
Si la persona se encuentra absolutamente imposibilitada para expresar su voluntad al tiempo de la
atención médica y no la ha expresado anticipadamente, el consentimiento puede ser otorgado por el
representante legal, el apoyo, el cónyuge, el conviviente, el pariente o el allegado que acompañe al paciente,
siempre que medie situación de emergencia con riesgo cierto e inminente de un mal grave para su vida o su
salud. En ausencia de todos ellos, el médico puede prescindir del consentimiento si su actuación es urgente y
tiene por objeto evitar un mal grave al paciente.

Responsabilidad civil de los médicos.


Comprende la responsabilidad por los daños causados en la prestación del servicio (obligación de
hacer) de salud.
Conforme al derecho internacional de los derechos humanos, la salud es un derecho humano
fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Todo ser humano tiene
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente. Este derecho, no
implica que el Estado deba garantizar la buena salud o pueda brindar protección contra todas las causas
posibles de la mala salud del ser humano, sino que debe entenderse como el disfrute de toda una gama de
facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud.
Esta responsabilidad especial estudia tanto los daños atribuibles a la deficiente prestación profesional
(los médicos, bioquímicos, kinesiólogos, odontólogos etc.) como aquellos que deben imputarse a los centros
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asistenciales (hospitales, sanatorios, clínicas) e instituciones u organizaciones públicas y privadas que
gestionan el financiamiento del servicio de salud (las Obras Sociales, las empresas de Medicina Prepaga), en
razón del incumplimiento de la obligación de asegurar la prestación eficaz del servicio de salud. Ambas
responsabilidades son independientes.

El factor de atribución en la responsabilidad de los médicos.


Hay dos modalidades en la medicina:
● La medicina curativa o asistencial: que procura curar o mejorar la salud del paciente. Como
regla, en esta modalidad, el médico asume obligaciones de medios, por lo que su
responsabilidad se basa en el factor subjetivo de la culpa. La conducta del médico se orienta a
la realización de todos aquellos actos que diligentemente corresponda, conforme a la ciencia,
para conseguir el resultado buscado, sin que este último se asegure de manera certera.
● La medicina voluntaria o de satisfacción: su finalidad es actuar en un cuerpo, sano o no, para
mejorar su aspecto estético o para complementar la medicina curativa. Están son obligaciones
de resultado, ya que son actos médicos en los que se emplean elementos o procedimientos
que no admiten márgenes de error, y en los que resulta plenamente posible asegurar un
resultado. Ej. Análisis de sangre, radiografías, cirugía estética, etc. El factor de atribución es
objetivo.

La responsabilidad por el hecho de las cosas.


Es frecuente que se utilicen cosas para la realización de un acto médico. Hay que distinguir el daño
causado por un médico que se lleva a cabo por una actividad científica pura (aunque intervenga una cosa
para desplegar dicha actividad), del daño que es provocado por aparatos médicos independientemente de la
intervención del médico.
En el primer supuesto, subsiste la obligación de medios de médico, lo verdaderamente trascendente
es el acto humano, que no deja de ser tal por el hecho de que el profesional se valga de una cosa, ésta juega
el papel de un mero instrumento, por lo que los daños que causen por mala praxis resultan del hecho
humano del médico, no se la cosa.
En el segundo supuesto, se habla de la intervención activa de la cosa, es decir, cuando esta escapa del
control del médico y actúa por sí misma. En estos casos, el art. 1768 dispone que cuando la obligación de
hacer se preste con cosas, ésta no está comprendida en la responsabilidad, excepto que causen un daño
derivado de su vicio. De modo que, sólo habrá responsabilidad derivada de la intervención activa de la cosa
en la producción de un resultado, cuando se utilizan cosas con vicios que las tornan peligrosas para terceros.
En cambio, no hay responsabilidad por cosas o actividades riesgosas cuando se utilizan cosas peligrosas que
no presentan vicios, aunque intervengan activamente en la causación del daño.

El equipo médico y la responsabilidad civil.


Puede ocurrir que la actividad individual del médico resulte insuficiente para llevar a cabo su tarea, de
modo que necesite la participación de varios profesionales de la medicina. Cuando ello ocurre, y la
actividades de los diferentes médicos se realizan coordinadamente, de manera conjunta y bajo la dirección y
supervisión de otro profesional, estamos frente a un equipo médico.
En estos casos, cada integrante del equipo asume frente al paciente una obligación indivisible, que
sólo puede hacerse por entero. El paciente puede contratar con cada integrante individualmente, o con el
director del equipo médico (en este caso éste último conforma el equipo).

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En el primer caso, cada médico que interviene es considerado un tercero en relación con los contratos
celebrados por el paciente con los restantes integrantes del grupo. El integrante que cumpla con la
prestación a su cargo, no será responsable por el incumplimiento en el que incurra otro. En caso de no poder
individualizar al incumplidor, todos responden solidariamente, a menos que prueben que tal presunción no
corresponde. El jefe del equipo médico siempre puede responder.
En el segundo caso, hay una contratación única e integral. El jefe del equipo asume personalmente la
realización de una serie de cuidados dirigidos a obtener el resultado. Si bien cada médico tiene autonomía,
todos los actos están supeditados a las instrucciones y órdenes del jefe, que ordena el proceso. En caso de
mala praxis, el jefe del equipo responde de manera directa, y también los integrantes del equipo siempre y
cuando el daño se hubiera producido durante la vigencia del equipo.
Cuando se trata de clínicas y sanatorios, ésta institución responde por los daños que haya causado el
médico que atiende en ella, ya sea que alquila un consultorio (doctrina indecisa) o que es dependiente d e la
institución. Sin perjuicio de la responsabilidad directa que corresponda al médico.
Con respecto a la medicina prepaga, la responsabilidad civil es objetiva y directa, se aplican las
disposiciones de la ley 24.240.
Las obras sociales, se rigen por las normas del Ministerio Nacional de Salud, y por principios de
seguridad pública. Se entiende que la entidad que brinda a sus afiliados o adherentes la posibilidad de elegir
libremente al prestador de salud, asume los riesgos de la eventual mala praxis y debe responder por los
daños que en tales circunstancias se causen, sin perjuicio de las acciones de regreso que puedan
corresponder.

Apreciación de la culpa médica.


En la valoración de la conducta profesional tiene especial relevancia el cumplimiento de dos
obligaciones esenciales a cargo del médico (obligaciones de resultado):
● La obligación de recabar el «consentimiento informado» (art. 19 inc. 3º ley 17139 del ejercicio
de la medicina, art. 13 ley 24.193 de trasplantes de órganos, arts. 2, 5, 6, 7, 9, 10 y 11 ley
26.529 y art. 59 del CCCN: la información que se suministre al paciente referida a su estado,
pronóstico y terapéutica aplicables, debe ser clara, completa, objetiva, inteligible y
comprensible.
● La obligación de llevar historia clínica completa y ordenada: la historia clínica es un documento
plasmado en cualquier tipo de soporte, que contiene toda la información médica de una
persona determinada. El art. 12 de la ley 26529 la define como ‘’el documento obligatorio,
cronológico, foliado y completo en el que conste toda la actuación realizada al paciente por
profesionales y auxiliares de la salud’’. Se trata de un documento complejo, permanente,
completo, dirigido tanto a proteger los intereses del paciente como los del médico, pues esta
registración es decisiva en la mayoría de los casos para juzgar su actuación.

La omisión del cumplimiento de los deberes mencionados, si bien ello generalmente no configura la
causa directa de los daños, sí configuran las denominadas «presunciones hominis o judiciales» (son
herramientas de interpretación a las que recurre el juez para la apreciación de la conducta profesional).

La carga de la prueba de la culpa médica.


La carga de la prueba de la culpa médica pesa, como regla, sobre el actor damnificado, que alega su
existencia (art. 1734), lo cual se justifica por tratarse, en la mayoría de los casos, de deberes u obligaciones

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de medios. Pero esto tiene una excepción en el art. 1735 en donde lleva al juez pueda, fundadamente,
distribuirla carga de la prueba de la culpa y del obrar diligente, atendiendo a cuál de las partes está en
mejores condiciones de aportarla.

Responsabilidad civil de los establecimientos sanitarios en general. Hospitales, clínicas


y sanatorios. entes asistenciales.
La mayoría de las prestaciones médicas se llevan a cabo en establecimientos asistenciales públicos o
privados.
Respecto de los entes asistenciales e instituciones que organizan y coadyuvan en la prestación del
servicio de salud (Clínicas, Hospitales, Obras Sociales, Empresas de Medicina Prepaga), la Corte Federal ha
dicho: «El adecuado funcionamiento del sistema médico asistencial no se cumple tan solo con la
yuxtaposición de agentes y medios, con su presencia pasiva o su uso meramente potencial, sino que resulta
imprescindible, además que todos se articulen activamente en cada momento y con relación a cada paciente,
porque cada individuo que requiere atención médica pone en acción todo el sistema y un acto fallido en
cualquiera de sus partes, sea en la medida que pudiere incidir en el restablecimiento del paciente,
demorando, arrastrándolo definitivamente o tornándolo más difícil, más riesgoso o más doloroso,
necesariamente ha de comprometer la responsabilidad de quien tiene a su cargo la dirección del sistema y su
contralor» (CSJN. Brescia Noemí Luján c/ Buenos Aires, Provincia de y otros s/ daños y perjuicios Fallos: 317:
1921).

Daños derivados del incumplimiento de la obligación de seguridad que gravita sobre los
establecimientos asistenciales: El titular del establecimiento asistencial asume una obligación de seguridad
con relación a los pacientes, respecto de daños que pueda este sufrir por situaciones ajenas al acto médico.
Dentro de este ámbito asume especial relieve la problemática de las infecciones intrahospitalarias, frecuentes
y muchas veces inevitables.
Salvo previsión normativa en contrario, la obligación de seguridad que pesa sobre el establecimiento
asistencial, en el caso que nos ocupa, es de resultado. ‘’En todos estos casos, el establecimiento (con
independencia del acto médico) responde directamente por deficiencias propias en su organización que
causen daños’’. Su responsabilidad es objetiva, con base en el riesgo creado.
Esta obligación de seguridad tiene sustento en la ley 24.240 de defensa del consumidor (art. 5º) y le
es aplicable a los entes asistenciales puesto que son proveedores profesionales de un servicio, en los
términos del art. 2º de la citada ley.
La prestación principal a cargo del nosocomio es el desarrollo del plan de conducta profesional, a
cargo del médico, destinado a obtener la satisfacción del interés perseguido por el paciente, de forma tal que
el incumplimiento de la prestación médica por parte del tercero ejecutor (médico) hará surgir la
responsabilidad contractual del nosocomio, fundada en el deber de seguridad.

Responsabilidad concurrente del establecimiento y del médico.


La responsabilidad del médico, en los casos que nos ocupan, es concurrente con la que pueda gravitar
sobre el establecimiento asistencial.

Relación de causalidad médico y cliente.


El médico actúa sobre un hecho inicial que el paciente trae y que es su propia enfermedad (causalidad
natural), y que ordinariamente la consecuencia de su evolución es irreversiblemente el daño, en cualquiera de

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sus formulaciones, dolor, lesiones y hasta el fallecimiento. Cobra entonces especial relevancia el análisis de
ese extremo de la relación de causalidad y la conducta del médico, pues lo importante es investigar cuál es su
grado de interferencia en aquella causalidad natural.
No pueden imputarse al médico las consecuencias dañosas que sufre un paciente si no se establece la
presencia del respectivo nexo causal, incumbiendo a quien se dice damnificado probar dicha relación de
causalidad entre el acto profesional y el perjuicio cuya reparación se procura, ya que es precisamente la
determinación del nexo causal lo que permitirá establecer la autoría del sujeto y conocer si el daño puede ser
atribuido a su acción u omisión.

Responsabilidad civil de los escribanos públicos y notarios.


El notario es la persona en quien el Estado delega la potestad de otorgar con su intervención, carácter
público a los documentos privados. Su actuación da fe de la legalidad de los instrumentos en los que
interviene, estando éstos investidos de presunción de veracidad.
En Argentina, el escribano es un profesional del derecho, que por delegación estatal, sustentada en la
ley, está investido de una función pública: la de dar fe pública. En el régimen hay dos tipos de escribanos:
● Escribamos de título: que es un profesional liberal del derecho, con título universitario
habilitante, que no está legitimado para actuar en un registro notarial como titular o adscripto.
Puede realizar funciones jurídicas de asesoramiento legal a terceros, pero no actividades
protocolares.
● Escribano de registro: es el profesional de derecho con título universitario habilitante, que
además de lo antedicho, se encuentra legitimado por la autoridad competente para el ejercicio
de la función pública de dar fe y autenticar hechos que ante él se desarrollen.

Se ha discutido si el escribano es o no un funcionario público. La conclusión de la doctrina y de la CSJN


es que el notario es un profesional de derecho que desempeña una función pública. Es decir, que no es un
funcionario público propiamente dicho, sino un profesional liberal, con título habilitante que lleva a cabo una
función pública de vital importancia. De lo antedicho se concluye con que el Estado no responde ante los
daños que el escribano produzca por el mal ejercicio de sus funciones, sino que responde él mismo, de
manera personal y directa.
Son deberes del escribano:
➢ Cumplir con las directivas de actuación que disponga la normativa vigente.
➢ Conservar y custodiar en perfecto estado los actos y contratos que autoricen, también los
protocolos y libros de registro.
➢ Guardar el secreto profesional y brindar información suficiente.
➢ Expedir los testimonios, copias, certificados, etc. Que sus clientes soliciten o corresponda
entregar.
➢ Deber importantísimo de asegurarse que las personas que se presentan ante él invistiendo
una calidad (ej. Propietario de un inmueble, titular de un auto, etc.) efectivamente la ostenten.
Es decir, debe estar seguro de la calidad de las personas antes de emitir documentos. Debe
garantizar la identidad de los individuos intervinientes en el negocio y la del titular del
derecho que pretende transmitir.

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Naturaleza jurídica de la responsabilidad del notario de registro.
● La cuestión desde la perspectiva de la doctrina que proclama que el notario de registro es un
funcionario público: conforme a esta orientación su responsabilidad es extracontractual en todos los
casos. Dicha obligación de resarcir se configuraría, sin perjuicio de la responsabilidad que de manera
concurrente pueda pesar sobre el Estado.

● El enfoque desde la perspectiva que rechaza el carácter de funcionario público que se predica del
notario: conduce a dos supuestos diferenciables:
○ Relación entre el escribano y el cliente: la misma es de naturaleza contractual, por lo que los
daños que derivan del incumplimiento absoluto o relativo de las obligaciones asumidas por el
notario quedan, en principio, emplazados en el ámbito de ese tipo de responsabilidad. Se trata
de un contrato de obra.
○ Relación entre el escribano y terceros: cuando el damnificado es un tercero, o sea una persona
que no requirió los servicios del notario y con relación al cual no existe ningún vínculo
contractual preexistente, la responsabilidad de aquel es extracontractual.

La antijuridicidad en la responsabilidad notarial.


La conducta del escribano está regulada por las normas del CCyC y por las leyes provinciales que
regulan la actividad notarial en su ámbito específico. Vale en este último sentido remarcar que la regulación
de la actividad notarial, por efecto de la organización federal de nuestro país, es tema local. Entre otros
deberes esenciales del escribano de registro se encuentran: cumplir con directivas de carácter formal de la
normativa; conservar y custodiar los actos que autorice; guardar el secreto profesional sobre los actos que
intervenga; informar adecuadamente al cliente; etc.

El factor de atribución en la responsabilidad del notario.


Rigen los principios generales en materia contractual y extracontractual. Tratándose de deberes y
obligaciones de medios, el factor de atribución es subjetivo, con base en la culpa.
Pero hay obligaciones de resultado y están consecuentemente atrapadas por un factor objetivo de
atribución.

Relación causal y daño resarcible.


Rigen los principios generales de la responsabilidad civil contractual y extracontractual.

Responsabilidad civil de los arquitectos, ingenieros y demás


profesionales de la construcción.
En la construcción pueden intervenir diferentes profesionales liberales, que cumplen diferentes roles:
de modo que la responsabilidad se calibra teniendo en cuenta cual es el papel que cada uno de ellos
desempeña en la ejecución de una obra.
Los principales sujetos que intervienen, y sus funciones, son:
● El dueño de la obra o comitente: es quien la encomienda al profesional, tiene interés en el
resultado final y debe pagar el precio de la misma.
● El constructor o empresario: es quien ejecuta la obra, no necesariamente es profesional, si no
lo es, deberá valerse de un profesional de la construcción para llevar adelante la actividad.
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● El proyectista: proyecta o planea la obra, asumiendo un resultado intelectual. Generalmente es
un arquitecto o ingeniero.
● El calculista: hace los cálculos necesarios que requiere la obra. Generalmente es un ingeniero.
● El director de la obra: debe ser un profesional, arquitecto o ingeniero, y tiene a su cargo la
defensa y protección de los intereses del dueño frente al constructor. Suple la falta de
conocimientos técnicos y debe controlar que la obra se adecúe al proyecto, alertando al dueño
cuando no sea así

El marco normativo además de las reglas generales que rigen la responsabilidad civil, se encuentran
plasmados en el contrato de obra en los arts. 1267 a 1277 del CCyC. Además, se complementa con
reglamentaciones de derecho público que rigen la actividad constructiva.
El comitente se vincula con el empresario mediante un contrato de obra, en virtud del cual se
compromete a alcanzar un resultado material, asumiendo el riesgo técnico o económico sin subordinación
jurídica, a cambio de un precio determinado o determinable. La responsabilidad de estos profesionales, por lo
general, es de naturaleza contractual, derivada de un contrato de obra. Sin embargo, excepcionalmente,
puede ser extracontractual, cuando a raíz del incumplimiento se causen daños a terceros.
La inmensa mayoría de las obligaciones que asumen dichos protagonistas son de resultado y están
alcanzadas, consecuentemente por un factor objetivo de atribución. De manera tal que al comitente le basta
con comprobar la deficiencia del proyecto o de la construcción para dejar patentizado el incumplimiento y
obtener reconocimiento a la reparación del daño sufrido.

Responsabilidad civil de los periodistas


¿Cuál es el factor de atribución de responsabilidad?
1. Mayoría de la doctrina: factor subjetivo (dolo o culpa).
a. Debe distinguirse entre informaciones falsas y erróneas:
i. La transmitida falsamente encierra un acto consciente y deliberado con el fin de
engañar. El informador obra con dolo o de mala fe y puede por ello dar lugar a una
atribución de responsabilidad tanto civil como penal;
ii. Cuando la información se da por error, consiste en un acto no consciente que no se
quiere, no se siente, ni se piensa. El informador obra de buena fe y ello podría dar lugar
a responsabilidad civil solo en la medida que en que no se hubiese obrado con la
debida diligencia.
b. Debe distinguirse según que la víctima fuere un funcionario público o un simple ciudadano
particular:
i. En el primer supuesto, es necesario dolo o culpa grave del informador.
ii. Si es un simple ciudadano resulta suficiente la culpa leve.
iii. Puede influir también la naturaleza de la información (periodismo de opinión y de
transmisión de información), utilizando criterios más flexibles para el primer supuesto
(opinión abusiva) y afinando los parámetros valorativos para el segundo (se requiere de
dolo en el sentido de «real malicia»).

2. Minoría de la doctrina: debe distinguirse

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a. Kemelmajer de Carlucci y Parellada sostienen que la responsabilidad del medio de
comunicación es objetiva siendo su fundamento el deber legal de garantía del principal por el
hecho de sus dependientes (art. 1153 CCyC). Sin perjuicio de ello, afirman que a esa
responsabilidad concurriría la de los periodistas, que es una responsabilidad profesional, con
base subjetiva, "...en la que del error o la inexactitud de la información surge in re ipsa la
presunción de culpa que debe desvirtuar quien ha difundido la noticia errada, acreditando que
ha tomado las diligencias debidas para evitarlo...".
b. Ramón Pizarro sostiene que "...la responsabilidad civil de los medios masivos de comunicación
(y de los periodistas) es objetiva y se basa en la idea de riesgo creado por la actividad
desarrollada (art. 1757, 1758 CCyC). La actividad periodística debería, sin dubitaciones, figurar
dentro del listado de las actividades riesgosas. No debe perderse de vista que la prensa actual es
una gran empresa, con unos tiempos de edición e impresión vertiginosamente veloces y con
unos requerimientos insustituibles de 'información fresca' en orden a la conservación de la
competitividad del periódico: en estas condiciones bajo las que operan los medios
periodísticos, revelan la inutilidad de cualquier exigencia o imposición relativa a la verificación
de cada una de las informaciones que se publican.

Responsabilidad de las cosas depositadas en


hoteles y establecimientos similares.
Según Argeri el contrato de hospedaje se define como: "El acuerdo de voluntades que se celebra entre
el empresario hotelero que actuando profesionalmente en esa cualidad, presta habitualmente y de manera
organizada a otro denominado huésped o viajero, que paga un precio, el servicio de uso de habitación y
demás servicios complementarios (ropa de cama, radio, televisor, luz, teléfono, baño distribución de
correspondencia, etc.) incluido la utilización de lugares y comodidades comunes, con o sin prestación de
servicios de comidas"

Regulación en el código civil y comercial.

Artículo 1368. Definición. Es depósito necesario aquel en que el depositante no puede elegir la persona
del depositario por un acontecimiento que lo somete a una necesidad imperiosa, y el de los efectos
introducidos en los hoteles por los viajeros.

Artículo 1369. Depósito en hoteles El depósito en los hoteles tiene lugar por la introducción en ellos de
los efectos de los viajeros, aunque no los entreguen expresamente al hotelero o sus dependientes y aunque
aquéllos tengan las llaves de las habitaciones donde se hallen tales efectos.

Una aclaración importante: La responsabilidad que el código civil y comercial regula en los arts. 1370
y siguientes, no es la única que rige al empresario hotelero. Por la prestación de servicio que realiza, el
hotelero también está alcanzado por el régimen del contrato de servicios (art. 1252 código) y por la ley de
defensa del consumidor, 24.240.
La responsabilidad que nos ocupa, es una responsabilidad especial por el incumplimiento de las
obligaciones derivadas del contrato de depósito necesario entre el hotelero y los huéspedes

17
Sujetos responsables2.

Artículo 1370. Responsabilidad. El hotelero responde al viajero por los daños y pérdidas sufridos en:
a) los efectos introducidos en el hotel;
b) el vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros lugares adecuados puestos a
disposición del viajero por el hotelero.

El sujeto responsable (legitimado pasivo) es el empresario que organiza el servicio hotelero (persona
humana o jurídica).

Cosas amparadas.
¿Cuáles son las obligaciones cuyo incumplimiento genera esta responsabilidad
especial del hotelero? 3
Los efectos introducidos en el hotel: efectos son las cosas que integran el equipaje que lleva
habitualmente un viajero, incluyéndose el dinero en las cantidades que requiere un viajero para satisfacer las
necesidades de alimentación y los gastos ordinarios de esparcimiento (1).

Artículo 1372. Cosas de valor. El viajero que lleve consigo efectos de valor superior al que
ordinariamente llevan los pasajeros debe hacerlo saber al hotelero y guardarlos en las cajas de seguridad
que se encuentren a su disposición en el establecimiento.
En este caso, la responsabilidad del hotelero se limita al valor declarado de los efectos depositados.

En tal caso, la responsabilidad del hotelero se limita al valor declarado de los efectos depositados.”

¿Tiene el hotelero el derecho de excluir su responsabilidad por los efectos de valor


extraordinario?
● Regla general.

Artículo 1374. Cláusulas que reducen la responsabilidad. Excepto lo dispuesto en los artículos 1372 y
1373, toda cláusula que excluya o limite la responsabilidad del hotelero se tiene por no escrita.

● Excepción.

Artículo 1373. Negativa a recibir. Si los efectos de los pasajeros son excesivamente valiosos en
relación con la importancia del establecimiento, o su guarda causa molestias extraordinarias, los hoteleros
pueden negarse a recibirlos.

El vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros lugares adecuados puestos a


disposición del viajero por el hotelero: Contrato de depósito accesorio al de hospedaje, gratuito u oneroso. La
responsabilidad subsiste aunque el lugar de guarda no se encuentre en el mismo ámbito que el edificio de
hospedaje (2).

● Eximente4.

2
¿Quién es el sujeto responsable? ¿Cuáles son las obligaciones cuyo incumplimiento genera esta responsabilidad
especial del hotelero?
3
¿Qué debe entenderse por efectos de los viajeros?
4
¿Y si me olvido o dejo efectos dentro del vehículo? ¿Están cubiertos por la responsabilidad del art. 1.370?
18
Artículo 1371. Eximentes de responsabilidad. El hotelero no responde si los daños o pérdidas son
causados por caso fortuito o fuerza mayor ajena a la actividad hotelera.
Tampoco responde por las cosas dejadas en los vehículos de los viajeros.

El hotelero puede exonerarse entonces de responsabilidad sólo demostrando el caso fortuito o fuerza
mayor ajeno a la actividad hotelera, incluyéndose dentro de este concepto los sucesos externos,
extraordinarios, imprevisibles, irresistibles y actuales que son causa adecuada del perjuicio y extraños al
riesgo propio de la actividad

Factor de atribución.
El art. 1371 deja claro que la eximente es el caso fortuito ajeno a la actividad hotelera, esto
claramente nos dice que este tipo de responsabilidad es objetiva. La norma no expresa cuál es el factor de
atribución pero el mismo se deduce a partir de la eximente consagrada: caso fortuito o fuerza mayor. El factor
de atribución es en este caso el deber de seguridad, el hotelero asegura la indemnización de los bienes de
los viajeros.

¿Cómo se exime de responsabilidad el hotelero?


Analicemos algunos casos:
● Incendio del edificio provocado por un cortocircuito.
● Robo perpetrado por el personal de vigilancia.
● Daño causado por otro viajero.

Estos hechos NO eximen de responsabilidad al hotelero porque no son ajenas a su organización


empresarial ni al servicio prestado.

Extensión de la responsabilidad del hotelero a otros establecimientos


asimilables.

Artículo 1375. Establecimientos y locales asimilables. Las normas de esta Sección se aplican a los
hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares y playas de estacionamiento
y otros establecimientos similares que prestan sus servicios a título oneroso.
La eximente prevista en la última frase del artículo 1371 no rige para los garajes, lugares y playas de
estacionamiento que prestan sus servicios a título oneroso.5

El contrato de garaje: es aquel por el cual una de las partes (propietario, locatario, o tenedor de un
automóvil) conviene con otro sujeto, comerciante, generalmente organizado en forma de empresa, la guarda o
custodia de un rodado por un lapso definido, en un lugar adecuado —determinado o no—, a cambio de una
contraprestación dineraria. No debe confundirse el contrato de garaje con el contrato de locación (individual o
aislada) de una cochera: en este último no existe obligación de custodia.

¡¡IMPORTANTE!! No debe confundirse el contrato de garaje con el contrato de locación (individual o


aislada) de una cochera: en este último no existe obligación de custodia.

5
No rige si el hospital es PÚBLICO (efectos de los pacientes). El contrato puede ser principal o accesorio
19
¿Cuál es el significado de “a título oneroso”?
● Reviste carácter de oneroso el estacionamiento accesorio a un contrato de compraventa,
prestación de servicios u otros, donde la gratuidad es sólo aparente ya que el servicio de
estacionamiento está atado a la celebración de un contrato oneroso (el costo del
estacionamiento está cargado en el precio de los productos o servicios principales).
● De configurarse una relación de consumo, resultará indistinto que el consumidor haya pagado
una contraprestación en dinero por el servicio de estacionamiento. El sistema de protección
del consumidor, no distingue entre relaciones de consumo onerosas o gratuitas, quedando
todas comprendidas dentro del sistema de responsabilidad objetiva y concurrente que ella
regla.

¿Y las cosas que están dentro del vehículo?


Artículo 1375. Establecimientos y locales asimilables. (...) La eximente prevista en la última frase del
artículo 1371 no rige para los garajes, lugares y playas de estacionamiento que prestan sus servicios a título
oneroso.

En el contrato de garaje o playa de estacionamiento, la regla es que SÍ HAY responsabilidad por los
daños (sustracción) en los efectos que el cliente deja en el vehículo.

¿Y si las cosas que están dentro del vehículo son de gran valor?
La responsabilidad del dueño de la playa de estacionamiento o garaje respecto de los efectos
ubicados en el interior del vehículo debe ser apreciada con criterios de normalidad. Si se dejan en el interior
del automotor objetos de gran valor (dinero, joyas u otros efectos que incluso superan el valor del propio
vehículo) el garajista no responderá por ellas, por aplicación del criterio sentado en los arts. 1372/1373 y
según la regla general de la previsibilidad contractual del art. 1728 CCCN.

Accidentes de Tránsito.
Marco normativo.
El marco normativo de los accidentes de automotores debe ser buscado esencialmente en el código
civil y en el decreto ley 6582/58 (t. o. ley 22.172). También de modo complementario en la ley de tránsito
24.449 del año 1995 y sus modificatorias, en particular la ley 25.465, aplicable en jurisdicción nacional y en
las leyes provinciales y normas municipales que regulan la cuestión. Estas últimas normas si bien no pueden
modificar lo previsto en el Código Civil acerca de la responsabilidad objetiva por cosas y actividades
riesgosas, establecen pautas de conducta para los automovilistas y prescriben infracciones, lo que trae
aparejado el presupuesto de la antijuridicidad en la conducta del conductor y muchas veces, expresamente
establecen rigurosas presunciones de culpabilidad iuris tantum. ///
El marco normativo de los accidentes de tránsito está compuesto por:
● Las disposiciones del CCYC;
● El decreto-ley 6582/58 (ley 22.172);
● La ley de tránsito nacional, con sus modificaciones y,
● Las leyes provinciales o municipales sobre circulación vehicular.

Concepto de automotor.

20
Desde un punto de vista doctrinario, se ha definido al automotor como ‘’toda clase de vehículo que
pueda desplazarse en un medio terrestre, sin la intervención de una fuerza exterior extraña a su mecanismo,
gracias al aprovechamiento de la energía (vapor, carburante, electricidad) que lleva consigo o extrae
simultáneamente con la marcha’’. Existe un requisito más para configurar la noción de automotor: que el
vehículo no circule por rieles o carriles que marquen o prefijen anticipadamente su recorrido, sin posibilidad
de apartamiento del mismo. Se advierte claramente, entonces, que los trenes, tranvías y demás vehículos que
circulan por dichos rieles o carriles no son técnicamente automotores, estando su actividad regida por otros
parámetros normativos.
El código civil y comercial contempla la problemática de los daños causados por la circulación de
vehículos en su artículo 1769, disponiendo para ellos la aplicación de los artículos referidos a la
responsabilidad derivada de la intervención de cosas (arts. 1757 y 1758). Lo hace utilizando las locuciones
‘’accidentes de tránsito’’ y ‘’circulación de vehículos’’.

Intervención activa del automotor.


1. Contacto entre la víctima y el riesgo o vicio del automotor.
2. No es necesario contacto. Ej.: encerramiento.
3. Cosa inerte: posición anormal.
4. Circular es una actividad riesgosa: ¿presunciones legales son de culpabilidad o
responsabilidad? EJ: circular a velocidad prohibida.
5. La víctima debe probar la intervención activa. (relación de causalidad) Art. 1736 CCyC y el
daño.
6. No debe probar la culpa del conductor.
7. Probada la relación de causalidad se presume la responsabilidad.

Regulación en el código civil y comercial.


Los daños causados por la circulación de vehículos, cualquiera sea la forma y modo en que se
producen, están atrapados por el régimen normativo previsto en los arts. 1757 y 1758 del CCYC de los
daños causados por las cosas.

Artículo 1769. Accidentes de tránsito. Los artículos referidos a la responsabilidad derivada de la


intervención de cosas se aplican a los daños causados por la circulación de vehículos.

Para que se configure la responsabilidad debe haber contacto entre la víctima y el riesgo o vicio del
automotor. No es necesario contacto (Ej.: encerramiento). También puede ser una cosa inerte (ej. Un vehículo
mal estacionado o en posición anormal).
La víctima debe probar la intervención activa de la cosa (relación de causalidad) y el daño. No es
necesario probar la culpa del conductor. Probada la relación de causalidad se presume la responsabilidad.
Se consolida el criterio que era pacíficamente aceptado en el régimen anterior, particularmente, luego
de la sanción de la reforma introducida por ley 17.711 al artículo 1113 del código civil derogado.

Legitimación pasiva.
El conductor del vehículo.
La obligación de resarcir que pesa sobre quien conduce el automotor al momento de producirse el
daño debe ser valorada con independencia de su eventual calidad de dueño o guardián del rodado.

21
● Doctrina que encuadra la responsabilidad del conductor en la culpa. Presunciones legales y
jurisprudenciales de culpabilidad:
○ La obligación de resarcir que pesa sobre quien conduce el automotor al momento de
producirse el daño debe ser valorada con independencia de su eventual calidad de
dueño o guardián del rodado. El código civil da pie para que quienes participaban de
aquellas idean mantengan su posición a la luz de dos argumentos posibles:
■ Por un lado, el art. 1769 dispone que los artículos referidos a la responsabilidad
derivada de la intervención de cosas se aplican a los daños causados por la
circulación de vehículos, lo cual conduciría a pensar que solo lo atinente a la
obligación de resarcir que pesa sobre el dueño y el guardián luciría modulada
por dicho estándar objetivo. La responsabilidad del conductor (no dueño, ni
guardián) debería regirse por el principio de la culpa probada o presumida.
■ Por otro lado, la norma de cierre del sistema, contenida en el art. 1721, según la
cual, en ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa, conduciría a
que ese sea elemento axiológico aplicable para el conductor. Dentro de dicho
contexto, doctrina y jurisprudencia pusieron énfasis en la forma y modo en que
debía apreciarse la culpabilidad del conductor, señalando la necesidad de exigir
un nivel mayor de diligencia, superior al corriente, o lo que es igual de afinar ese
concepto para brindar protección adecuada a la víctima.
Cuando el daño causado por el automotor es fruto del ‘’vicio’’ de la cosa, habrá que
valorar muy especialmente si el conductor tenía la posibilidad de tomar conocimiento
de tales deficiencias, obrando con cuidado y previsión.

○ Presunciones legales y jurisprudenciales de culpabilidad derivadas de la violación a las


reglas de tránsito. La culpabilidad y las leyes de tránsito: en numerosos supuestos, es
dable presumir la culpabilidad del conductor del vehículo cuando su conducta ha sido
violatoria de las disposiciones de tránsito vigentes en el orden nacional, provincial o
municipal aplicables. Dicha presunción, lejos de tener un carácter absoluto, es iuris
tantum, admitiéndose, en consecuencia, el descargo de la prueba en contrario por parte
del conductor.

● Doctrina que encuadra la responsabilidad del conductor del automotor en la responsabilidad


por actividades riesgosas prevista en los artículos 1757 y 1758 del código civil y comercial:
Propiciaba una interpretación amplia del art. 1113 del código anterior y permitía albergar en
su seno a la responsabilidad por actividades riesgosas, la responsabilidad del conductor del
automotor quedaba atrapada en dicha norma. Se consideraba, a tal efecto, que este realiza una
actividad riesgosa, con una cosa, igualmente peligrosa. Así concebida, la responsabilidad del
conductor quedaba también atrapada por la doctrina del riesgo creado, solo pudiendo operar
la liberación del sindicado como responsable si acredita la causa ajena.
Pizarro comparte esta postura, el conductor de un automotor realiza una actividad riesgosa o
peligrosa por su naturaleza y por los medios empleados y queda también atrapado bajo el
estándar previsto por los arts. 1757 y 1758 del código civil y comercial.

22
6

Responsabilidad del titular registral del automotor.


El dueño del automotor debe responder frente al damnificado por los daños causados por el vehículo.
El decreto 6582/58 determina la existencia de un régimen de inscripción registral constitutiva en materia de
dominio de automotores, es decir que hasta que no se inscriba la transferencia, quien figura en el registro
como titular es dueño del vehículo y responde en cuanto a tal.
La inscripción registral es obligatoria. En consecuencia, quien omite cumplir con este deber obra
antijuridicamente. La ley dispone que quien transfiere un vehículo puede, si aún no se ha hecho la inscripción,
peticionar que se haga. Impone al adquirente la obligación de solicitarla dentro de los 10 días de celebrado
el acto. Si el adquirente no cumple con dicha petición, la ley faculta a revocar la autorización para circular con
el automotor y permite solicitar el embargo del mismo.
● La responsabilidad civil del titular registral a partir de la ley 22.977.
La ley mantuvo el principio general al disponer en la primer parte de su art. 27: “hasta tanto se
inscriba la transferencia, el transmitente será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se
produzcan con el automotor en su carácter de dueño de la cosa.” Pero luego cambia el criterio antes
seguido al disponer que “No obstante, si con anterioridad al hecho que motive su responsabilidad, el
transmitente hubiera comunicado al Registro que hizo tradición del automotor, se reputará que el
adquirente o quienes de éste último hubiesen recibido el uso, la tenencia o la posesión de aquel,
revisten con relación al transmitente el carácter de terceros por los que no se debe responder y que el
automotor fue usado en contra de su voluntad.”
Esto viene a constituir una excepción del régimen registral constitutivo (o una eximente). Son
requisitos para que proceda:
● Probar que firmó y entregó al adquirente la documentación, cumpliendo las
obligaciones a su cargo;
● Efectuar la comunicación al registro del automotor en la forma y modo previsto en la
ley, antes del hecho generador de su eventual responsabilidad como dueño del motor;
● Entregar la posesión o la tenencia del automotor a un tercero, desprendiéndose de su
guarda.
Se entiende que no cabe la excepción cuando hayan terceros por los que se deba responder,
como dependientes del titular del registro, o sus hijos menores de edad. También cuando quienes, sin
ser dependientes, tienen posesión del auto por su conformidad y consentimiento.

Responsabilidad del guardián.


Otra cuestión es ver qué ocurre cuando, el denunciado ante el Registro como adquiriente del
automotor, luego de operada la denuncia de venta, ha vendido o transmitido sucesivamente el vehículo a
terceros, con la consiguiente entrega de su tenencia y posesión, y en tales circunstancias se ocasiona el daño
a un tercero.
Es obvio que quien figura como titular del registro no tiene responsabilidad si reúne los requisitos de
la eximente. Tampoco es discutible que el último adquirente es responsable por ser el actual guardián de la
cosa. Pero, ¿Cuál es la situación del denunciado registralmente como adquiriente que ha transmitido el

6
Responsables por el hecho ajeno: A veces la conducta del conductor del vehículo puede resultar decisiva para
comprometer la responsabilidad de ciertos sujetos, por mediar una relación de dependencia voluntaria o legal. El
principal debe resarcir el daño causado por sus dependientes en ejercicio, con motivo o en ocasión de sus funciones.
23
vehículo antes de la producción del daño? La Suprema Corte de Mendoza ha dado la respuesta, que es la
irresponsabilidad del sujeto, ya que este ya no es guardián, ni titular, ni nada.

El asegurador.
Puede verse comprometido el asegurador en aquellos accidentes de tránsito en los que el conductor,
el dueño o guardián de la cosa que causa el daño se encuentren amparados por una relación aseguraría
contra responsabilidad civil por daños causados a terceros.

Eximentes.
Las eximentes son las propias de la causa ajena, que rompen la relación de causalidad. Sin embargo,
podemos hacer algunas precisiones:

Hecho o culpa de la víctima.


❖ En accidentes en los que sufren daños los peatones.
El peatón es el hombre medio que transita por las calles, quien por lo general es el principal
damnificado en los daños provocados por automóviles. ¿Qué sucede cuando un peatón sufre un daño al ser
atropellado cuando cruzaba la calzada?
Cuando cruzaba por la senda peatonal, no hay dudas que hay responsabilidad a su favor, ya que la
senda peatonal le otorgaba un sector de la calzada reservado prioritariamente para su circulación. Sin
embargo, la cosa es controvertida cuando cruza por otro lado que no sea la senda peatonal.
Un sector estricto de la doctrina considera que esta circunstancia puede ser determinante para eximir
de responsabilidad civil al presunto responsable, o disminuirla.
Otro sector mayoritario, entiende que el conductor debe permanecer atento a los obstáculos que se le
presenten, no puede dejarse de tener en cuenta que la culpa de la persona que conduce un vehículo puede
traer aparejado un gran riesgo, mientras que la del peatón distraído solo produce riesgos para su persona. Es
por esto que debe evaluarse el caso concreto, si el peatón aparece de la nada, de atrás de autos
estacionados, sin mirar, puede disminuirse o eximirse de responsabilidad, de lo contrario no. En caso de duda
se resuelve a favor de este último.

❖ Accidentes donde sufren daños motociclistas.


La moto es una cosa generadora de riesgos, por las altas velocidades a las que llega y por el medio
por el que se desplaza. La controversia se plantea cuando el conductor no lleva el casco de seguridad ¿es
culpa de la víctima? La jurisprudencia ha dicho que se debe analizar si dicha omisión ha tenido o no incidencia
causal con la producción del daño. Si la falta de uso del casco es causa de que se sufran mayores daños, esto
va a incidir sobre la indemnización a otorgar, la cual va a reducirse o en algún caso puede eximirse de
responsabilidad. Lo mismo respecto a la alta velocidad.

❖ Accidentes en los que sufren daños ciclistas.


La falta de utilización de los cascos en los ciclistas plantean similares conclusiones que en el caso de
las motos. La diferencia es que la bicicleta, al un medio de transporte impulsado por la fuerza humana, tiene
muy poca potencialidad dañosa ya que alcanza una velocidad limitada, por esto muchas veces en la
resolución de los casos, se llega a equiparar al ciclista con el peatón (sobre todo cuando impacta con una
moto o auto).

24
El caso fortuito y la fuerza mayor en los accidentes de tránsito.
"Las probanzas eximitorias deben ser 'fehacientes e indubitables', ya que la norma, con finalidad social
típica (en virtud del riesgo y masividad de la circulación vehicular), ha creado factores de atribución que
deben cesar sólo en casos excepcionales", y por lo tanto si no existen elementos de prueba, ese déficit de los
datos aportados "sólo puede redundar en perjuicio de aquel que tiene la carga de demostrar que existen
circunstancias excluyentes de la responsabilidad que la ley pone a su cargo, por servirse de la cosa riesgosa
productora del daño" (Pirota).
La causa ajena es el hecho o acontecimiento extraño al sindicado como responsable que altere el nexo
causal, que lo exonera o atenúa su responsabilidad.

Artículo 1729. Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la
incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato dispongan
que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial.

Para que el hecho de la víctima desplace totalmente la autoría del agente y se constituya en causa
exclusiva del perjuicio, es preciso que reúna los caracteres del caso fortuito o fuerza mayor. Es decir, debe
tratarse de un hecho imprevisible o inevitable, y exterior al demandado (art. 1730 CCyC). Ello es así por
cuanto únicamente el casus rompe totalmente el nexo de causalidad entre el hecho y el perjuicio. Si el hecho
de la víctima no encuadra en un supuesto de caso fortuito o fuerza mayor, entonces concurrirá con el accionar
del sindicado como responsable en la producción del hecho dañoso.

Artículo 1730. Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no
ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza
mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos “caso
fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.

La jurisprudencia ha tenido la oportunidad de pronunciarse al respecto, señalando que no constituyen


caso fortuito:
1. La niebla existente al momento del accidente de tránsito, pues constituye un fenómeno natural
que carece de imprevisibilidad y responde al curso regular de la naturaleza.
2. La presencia de ganado en la ruta.
3. La existencia de vientos superiores a cien kilómetros por hora.

Artículo 1731. Hecho de un tercero. Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de
un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito.

El hecho de un tercero por quien el sindicado como responsable no debe responder únicamente exime
a aquel en la medida en que reúna los caracteres del caso fortuito. De lo contrario, ambos demandados y
tercero responden frente a la víctima concurrente o solidariamente, según los casos (Picasso). Solo EXIME si
es causa TOTAL del daño igual que caso fortuito art. 1730. No se aplica causalidad parcial frente a la víctima.
Responden el responsable y el tercero.
“La víctima, o quien resulte damnificado, no está obligado a investigar la mecánica del accidente,
pudiendo dirigir su acción resarcitoria contra todos, algunos o uno de los coactores, quienes responden por el
todo, sin poder disminuir el grado de responsabilidad que es solidaria. Ello no obstante, el presunto coautor

25
puede liberarse, acreditando que el hecho es causalmente atribuible exclusivamente al tercero’’ (Suprema
Corte de Justicia de Mendoza).
“En definitiva, el hecho del tercero, para poder ser invocado válidamente como eximente, debe
interrumpir totalmente el nexo causal, razón por la cual -como lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia de
la Nación- es preciso que reúna los caracteres de imprevisibilidad e inevitabilidad propios de la fuerza mayor
(Fallos, 313:1184 y 317:1139)’’.

Las colisiones plurales ‘’en cadena’’


Este tipo de eventos son frecuentes y se configuran cuando un vehículo colisiona a otro (o a otros),
desplazándolo o proyectándolo contra la persona o bienes de quien resulta, en definitiva, damnificado. El
automotor proyectado, actúa, de tal modo, como un ‘’eslabón’’ de la cadena, que tiene su génesis en la
conducta del automotor colisionante (o de los automotores colisionantes si fuesen varios) y su fin en el
damnificado.
Ej.: Un vehículo se encuentra detenido en una intersección, esperando la señal de luz verde del
semáforo para continuar la marcha, cuando es violentamente embestido en su parte trasera por otro
automóvil. A raíz del impacto, el primero se desplaza de modo brusco hacia adelante, dañando a un peatón
que en ese momento cruzaba de manera correcta la calzada por la senda de seguridad.
Nos interesa la situación del damnificado (peatón que cruza por senda de seguridad) frente a un hecho
dañoso complejo, por lo general poco calor en su mecánica. ¿A quién deberá demandar? ¿Tendrá previamente
que investigar la mecánica del hecho, el modo en que ocurrieron las cosas para accionar contra el verdadero
responsable? ¿Podrá el demandado intentar la eximente basada en el hecho o culpa de un tercero extraño
por quien no se debe responder? En principio todos los intervinientes en la colisión plural en cadena deben
responder concurrentemente y luego ejercitar las acciones de regreso que pudieran corresponder entre ellos.
El hecho concausal del tercero, carece, frente a la víctima, de toda relevancia eximitoria, pero sirve para la
acción de repetición entre coobligados. Tal lo que surge del art. 1731 del CCyC.

La autoría anónima.
¿Qué sucede cuando en el marco de una colisión plural, en cadena, se causa un daño a un tercero, sin
que pueda determinarse con exactitud cuál de los vehículos participantes en el evento fue el que produjo el
menoscabo? Nos hallamos aquí frente a un supuesto de responsabilidad anónima. La víctima podrá accionar
contra todos los integrantes del ‘’grupo de colisionantes’’, quienes responden solidariamente. Solo puede
liberarse quien acredite que no contribuyó a la producción del daño (art. 1761 CCyC).

Intrusiones en la vida privada.


Intimidad: es el ámbito comúnmente reservado de la vida, de las acciones, de los asuntos, de los
sentimientos, creencias y afecciones de un individuo o de una familia. Es lo más personal o privado; lo que no
se desea dar a conocer ni dejarse ver ni sentir.
“La vida privada es un concepto amplio que no es susceptible de definiciones exhaustivas y
comprende, entre otros ámbitos protegidos, la vida sexual y el derecho a establecer y desarrollar relaciones
con otros seres humanos. Es decir, la vida privada incluye la forma en que el individuo se ve a sí mismo y
cómo y cuándo decide proyectar a los demás.” (Corte IDH caso Átala Rifo y Niñas vs. Chile)
Es un derecho personalísimo, es decir, una prerrogativa de contenido extrapatrimonial, inalienable,
perpetua y oponible erga omnes, que corresponden a todas persona por su condición de ser tal, desde su

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nacimiento y hasta después de su muerte, y de las que no pueden ser privada por la acción del Estado ni de
otro particulares porque ello implicaría un desmedro o menoscabo de la personalidad.”
Derecho a la intimidad, concepto: es el que garantiza a su titular el desenvolvimiento de su vida y de
su conducta dentro de aquél ámbito privado, sin injerencias ni intromisiones de la autoridad o de terceros, en
tanto dicha conducta no ofenda al orden público y a la moral pública, ni perjudiquen a otras personas.
● Facultad de exclusión: la persona tiene derecho de solicitar que cesen intromisiones en su vida
privada, e interponer acciones para que las mismas no vuelvan a ocurrir.
● Facultad de autoconfiguración: el mayor o menor ámbito de la vida que es privado, lo
determina la propia persona con sus actos. Si el sujeto difunde su vida privada, su ámbito
íntimo será más restringido.

Regulación normativa del derecho a la intimidad.


● El art. 11 de la Convención Americana de Derechos Humanos dispone que:
“1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. 2. Nadie
puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o
en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación. 3. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.”

● Art. 19 Constitución Nacional: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al
orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la
autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda
la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.”

● Art. 18 dice que. “…El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles
privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su
allanamiento y ocupación…”

● Artículo 51. Inviolabilidad de la persona humana. La persona humana es inviolable y en cualquier


circunstancia tiene derecho al reconocimiento y respeto de su dignidad.

● Artículo 52. Afectaciones a la dignidad. La persona humana lesionada en su intimidad personal o


familiar, honra o reputación, imagen o identidad, o que de cualquier modo resulte menoscabada en
su dignidad personal, puede reclamar la prevención y reparación de los daños sufridos, conforme a lo
dispuesto en el Libro Tercero, Título V, Capítulo 1.

● Artículo 1770. Protección de la vida privada. El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y
publica retratos, difunde correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o sentimientos, o
perturba de cualquier modo su intimidad, debe ser obligado a cesar en tales actividades, si antes no
cesaron, y a pagar una indemnización que debe fijar el juez, de acuerdo con las circunstancias.
Además, a pedido del agraviado, puede ordenarse la publicación de la sentencia en un diario o
periódico del lugar, si esta medida es procedente para una adecuada reparación.

Titulares del derecho a la intimidad.


● Personas humanas.
● Muertos.
● Personas jurídicas.
27
● ¿Personas públicas?

Los denominados personajes públicos tienen como cualquier persona, derecho a la vida privada.
Solamente son revelables los aspectos que guarden una razonable relación con la función social que
cumplen, y su divulgación responda a un interés general prevaleciente en el caso concreto. En el caso de los
funcionarios públicos, la condición socialmente trascendente del sujeto aumenta la probabilidad de encontrar
alguna ligazón entre su vida íntima y el interés colectivo en extraer de ella alguna conclusión relevante.

Maneras de atentar contra la intimidad.


Regla: cualquier intrusión en la vida privada que no tenga causal de justificación.
La norma menciona, en forma ejemplificativa, las principales maneras en las que se puede atentar
contra la intimidad:
● Publicación de retratos.
● Difusión de correspondencia.
● Mortificación en las costumbres o los sentimientos .

Límites al derecho de intimidad.


➔ Consentimiento del interesado: el derecho a la intimidad es disponible, por tanto, el titular del mismo
puede consentir y autorizar la intrusión de personas en sus ámbitos privados.
➔ Ejercicio regular del derecho de informar y el interés público prevaleciente: el derecho a la
intimidad puede ceder cuando se trate de garantizar o defender un interés público prevaleciente.

Acciones previstas.
a) Cese o suspensión de la perturbación del daño en curso frente a su continuación.
b) Indemnización del daño consumado.

Fallo Fontevechia y Dámico vs Argentina.


“La Corte ha señalado que en una sociedad democrática los funcionarios públicos están más expuestos al
escrutinio y a la crítica del público. Este diferente umbral de protección se explica porque se han expuesto
voluntariamente a un escrutinio más exigente. Sus actividades salen del dominio de la esfera privada para
insertarse en la esfera del debate público. Este umbral no solo se asienta en la calidad del sujeto, sino en el
interés público de las actividades que realiza.”
“El Tribunal constata que el señor Menem adoptó, con anterioridad a que se realizarán las publicaciones que
luego cuestionó, pautas de comportamiento favorables a dar a conocer esas relaciones personales, al
compartir actos o situaciones públicas con dichas personas, las cuales aparecen registradas en varias de las
fotos que ilustran las notas, e incluso recibiendo al niño y a su madre en un lugar oficial como la Casa de
Gobierno (...). La Corte recuerda que el derecho a la vida privada es disponible para el interesado y, por ello,
resulta relevante la conducta desplegada por el mismo. En este caso, su conducta no fue de resguardo de la
vida privada en ese aspecto.”
Este Tribunal considera que las publicaciones realizadas por la revista Noticias respecto del funcionario
público electivo de más alto rango del país trataban sobre asuntos de interés público, que los hechos al
momento de ser difundidos se encontraban en el dominio público y que el presunto afectado con su
conducta no había contribuido a resguardar la información cuya difusión luego objetó. Por ello, no hubo una
injerencia arbitraria en el derecho a la vida privada del señor Menem. De tal modo, la medida de
28
responsabilidad ulterior impuesta, que excluyó cualquier ponderación en el caso concreto de los aspectos de
interés público de la información, fue innecesaria en relación con la alegada finalidad de proteger el derecho
a la vida privada.”

Fallo Ponzzeti Balbín.


Que en caso “sub examine” la publicación de la fotografía del doctor Ricardo Balbín efectuada por la revista
“Gente y la actualidad”, excede el límite legítimo y regular del derecho a la información, toda vez que la
fotografía fue tomada subrepticiamente la víspera de su muerte en la sala de terapia intensiva del sanatorio
en que se encontraba internado. Esa fotografía, lejos de atraer el interés del público, provocó sentimientos de
rechazo y de ofensa a la sensibilidad de toda persona normal. En consecuencia, la presencia no autorizada ni
consentida de un fotógrafo en una situación límite de carácter privado que furtivamente toma una fotografía
con la finalidad de ser nota de tapa en la revista “Gente y la actualidad” no admite justificación y su
publicación configura una violación del derecho a la intimidad.

Acusaciones calumniosas.
General.
Se trata de una hipótesis de responsabilidad prevista ya en el art. 1090 del código derogado, norma
que debía relacionarse con el art. 109 y siguientes del código penal. Consistía en la falsa imputación de un
delito denunciado por querella o denuncia, formulada ante autoridad competente, a diferencia de la simple
calumnia que no requiere de la presentación ante la autoridad, sino que basta la imputación de un delito
doloso.
El art. 1771 del CCyC mantiene en esencia las disposiciones descriptas, con alguna precisión mayor
en los conceptos e introduce una innovación consistente en el requerimiento de un factor de atribución
subjetivo agravado. En efecto, la citada norma dice que ‘’solo se responde por dolo o culpa grave’’.

Artículo 1771. Acusación calumniosa. En los daños causados por una acusación calumniosa sólo se
responde por dolo o culpa grave.
El denunciante o querellante responde por los daños derivados de la falsedad de la denuncia o de la
querella si se prueba que no tenía razones justificables para creer que el damnificado estaba implicado.

A esto cabe apuntar que la prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso, es defensa que
impide la reparación de daño, conforme lo establece el art. 1779 inc. A del Código civil y comercial.
En cuanto a la protección al honor, corresponde reconocer dos aspectos a saber: la honra u honor
subjetivo, es decir la propia valoración y el honor objetivo o fama, esto es la reputación o imagen que la
persona humana tiene a juicio de los demás.
Para que se configure la hipótesis de responsabilidad deben reunirse los siguientes presupuestos:
● Denuncia o querella ante autoridad.
● Falsedad de la imputación.
● Previsión de la conducta dentro de las normas tipificadas por el Código Penal.
● Dolo o culpa grave, dejando sentado el segundo párrafo del art. 1771 que la responsabilidad
se configura si se prueba que el demandado/denunciante/querellante no tenía razones
justificadas para creer que el damnificado/actor/denunciado estaba implicado en el delito.

29
La indemnización comprende los daños materiales y morales, señalándose entre los primeros gastos
que demandó la defensa de la causa penal incoada y, en su caso, los efectos patrimoniales en términos de
imagen comercial de la persona humana denunciada y el año moral o lesión a los intereses
extrapatrimoniales provocados a raíz de la denuncia o querella.

La calumnia.
El código civil y comercial no define a la calumnia, pero sí lo hace el Código Penal, diciendo que es la
falsa imputación de un delito que dé lugar a la acción pública. Imputar significa atribuir algo a otro, de modo
que hace referencia a la imputación de un hecho a otra persona que resulta ser falso. La falsedad debe ser
valorada objetivamente, con absoluta prescindencia de la intención del autor.
Falso es todo aquello que resulta inexacto, no verdadero, etc. Penalmente el único factor de atribución
es el dolo. Civilmente puede generarse responsabilidad mediando culpa grave o dolo

La injuria.
Comprende todo atentado contra el derecho al honor, ya sea en su aspecto objetivo o subjetivo. Se
comete injuria cuando se deshonrar, desacreditar o menosprecia a otra persona, mediante palabra oral o
escrita, gestos, dibujos, difusiones, etc. Deshonrar es ofender a una persona mediante referencia hiriente.

La acusación calumniosa.
Está regulada en el art. 1771: “Acusación calumniosa. En los daños causados por acusación
calumniosa sólo se responde por dolo o culpa grave. El denunciante o querellante responde por los daños
derivados de la falsedad de la denuncia o de la querella si se prueba que no tenía razones justificables para
creer que el damnificado estaba implicado.”
Es importante destacar que la sola absolución del imputado no significa por sí sola que el denunciante
o querellante vea comprometida su responsabilidad, se requiere la prueba del factor subjetivo.
Son requisitos, entonces:
● Que se impute un delito penal de acción pública;
● Falsedad del acto imputado;
● Que se obre con dolo o culpa grave, esta debe ser valorada teniendo en cuenta las condiciones
personales del denunciante, ya que no cabe la misma diligencia a un funcionario público o a
un profesional, que a una persona que no tiene conocimientos específicos. La prueba de la
misma pesa sobre quien la alega, aunque puede deducirse de las circunstancias del caso.

30
UNIDAD 9
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES II
(RESPONSABILIDAD)

Programa.

Cuarto eje: Cuarto eje: Relación entre la acción civil y penal. Relación entre la acción civil y penal.
1. Las relaciones entre la acción civil y penal. Sistemas comparados. Ejercicio de la acción civil en el proceso
penal.
2. Precedencia de la acción penal: excepciones. (art. 1775 C.C.C.N.)
3. Influencia de la sentencia penal condenatoria. (art. 1776 C.C.C.N.)
4. Supuesto de inexistencia del hecho y de autoría: efectos. Supuesto de inexistencia de delito o de
responsabilidad penal: efectos (art. 1777 C.C.C.N.). Excusas absolutorias. (art. 1778 C.C.C.N.)
5. Impedimentos para la reparación del daño. (art. 1779 C.C.C.N.)
6. (** Supuesto de sentencia penal posterior. La revisión de la sentencia penal: supuestos y efectos. (art. 1780
C.C.C.N.)
Las relaciones entre la acción civil y la acción penal.
Un mismo hecho puede ser idóneo para comprometer la responsabilidad civil y penal de un sujeto. En
tal caso, se suscitan cuestiones derivadas de la diversidad de sanciones que corresponden aplicar, amén de no
pocas connotaciones de índole procesal.
Por una parte, se genera la reacción del ordenamiento jurídico frente al delito, castigado por el código
penal, orientado a sancionar represivamente al culpable mediante la imposición de una pena. Por otra parte,
frente a la producción de un daño injustamente causado se legitima la pretensión resarcitoria.
Coexisten dos acciones de distinta naturaleza, alcanzadas por presupuestos, principios y finalidades
diferentes. La acción penal, estructurada sobre presupuestos de rígida tipicidad del ilícito y de imputación
rigurosamente subjetiva, que persigue aplicar una pena; y por otro lado, la acción civil, edificada en torno a un
esquema de atipicidad del ilícito dañoso, de factores de atribución objetivos y subjetivos, que luce orientado a
la reparación del daño injustamente causado.

ACCión PenAL ACCión CiViL.


Estructurada sobre presupuestos de rígida Edificada en derredor de un esquema de
tipicidad del ilícito. atipicidad del ilícito dañoso.

De imputación rigurosamente subjetiva. De factores de atribución que pueden ser


objetivos o subjetivos.

Persigue aplicar una pena (sanción retributiva) Orientada a la reparación del daño
al delincuente para evitar la repetición del injustamente causado.
hecho y para brindar tranquilidad a la sociedad.

Independencia de ambas acciones.

Artículo 1774. Independencia. La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden ser
ejercidas independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del
derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los
códigos procesales o las leyes especiales.

Ambas son sustancialmente independientes. Cesano: “las diversas consecuencias que provocó el delito
tendrían dos órganos de juzgamiento distintos: la responsabilidad criminal en el ámbito penal y la
indemnización derivada del daño en lo civil”.
Cabe la posibilidad de que el damnificado pueda articular su pretensión resarcitoria dentro del proceso
penal. La normativa atribuye competencia concurrente a los jueces en lo penal para cuestiones derivadas del
delito en las condiciones que fijen las normas penales. El damnificado puede, a su opción, optar por articular la
demanda de daños ante el juez en lo civil, en cuyo caso no podrá dictarse sentencia hasta que se resuelva la
cuestión penal; o puede elegir la jurisdicción penal si los códigos procesales lo permitan.
Generalmente el damnificado opta por interponer la acción civil en sede penal para evitar el desgaste
jurisdiccional y buscar una resolución más rápida del conflicto. Además, el sistema oral propio de los
procedimientos penales asegura mayor inmediatez y contacto entre las partes.

¿Por qué el damnificado normalmente quiere ejercitar la acción civil en sede penal?
Son numerosas y muy frecuentes las demandas civiles que se deducen en sede penal por determinadas
razones:
● El proceso civil se caracteriza por su mayor lentitud; en cambio, el penal suele insumir menos
tiempo, por el mayor dinamismo que presenta, fruto de diferentes garantías constitucionales y

1
principios procesales. La duración del proceso es causa de que muchos damnificados queden sin
resarcimiento.
● El sistema oral, que caracteriza a la mayoría de los códigos de procedimiento en lo penal de
nuestro país, asegura un mayor grado de inmediatez produciendo más eficacia.
● El ejercicio de la acción civil en sede penal es instrumento de persuasión, que el damnificado
cuenta contra las compañías de seguro para compelerlas a cumplir sus obligaciones
contractuales.

El ejercicio de la acción civil en sede penal. Efectos.


¿Puede el juez en lo penal, al tiempo de dictar sentencia de condena al delincuente, determinar de
oficio, la procedencia y cuantía de la indemnización del daño derivado del delito? Este tema tuvo varias
posturas antiguamente, sin embargo, hoy la doctrina es unánime en que el juez NO puede, de oficio, condenar
a pagar ninguna indemnización derivada del delito, sin quebrantar la garantía constitucional del debido
proceso y del derecho de defensa en juicio. Siempre es necesario que medie petición de la parte interesada.
Una vez que la parte interesada le ha hecho la petición, el juez no sólo puede, sino que debe acoger la
solicitud de dictar sentencia en cuanto al daño que surja del delito. Se debe seguir en todo momento el debido
proceso legal, asegurando al acusado su derecho de defensa.

Legitimación activa y pasiva.


El damnificado directo tiene plena legitimación activa para dilucidar su pretensión resarcitoria derivada
del delito, en sede penal. Además se entiende que, siempre que los códigos procesales lo permitan, pueden
deducir acción resarcitoria contra el imputado del hecho delictivo, tanto el damnificado directo como los
damnificados indirectos del mismo, entendidos como la familia.

Legitimación activa.
Siempre que los códigos procesales penal lo autorice, pueden deducir la acción resarcitoria en dicha
sede contra el imputado del hecho delictivo, tanto el damnificado directo como los indirectos del mismo.

Legitimación pasiva.
En los sistemas procesales antiguos se debatía si en sede penal sólo el imputado en el hecho delictivo,
como autor, cómplice, instigador, etc. y quienes sin serlo habían participado de los efectos de un delito por
título lucrativo podían ser demandados civilmente; o si por el contrario, dicha legitimación pasiva podía
extenderse a terceros civilmente responsables aunque estos no participarán del delito o deban responder por
razones de índole contractual.
Actualmente prevalece esta última orientación, de modo que en el proceso penal puede hacerse
efectiva no solo la responsabilidad civil por el hecho propio, sino también la del tercero civilmente
responsable.

Efectos del ejercicio de la acción civil en sede penal.


1. Cuando el damnificado opta por ejercitar la acción civil en sede penal y obtiene en ella la reparación del
daño, la decisión hace cosa juzgado, quedando la cuestión concluida. De modo que el sujeto no podrá
reclamar otra indemnización en sede civil por la misma causa.

Cabe señalar que si en sede penal el damnificado obtiene sentencia de condena a indemnizar contra el
autor del hecho, nada obsta a que pueda luego, en sede civil, demandar a los civilmente responsables, si no
accionó contra ellos en aquel proceso.
2. Si el juez penal rechaza la pretensión resarcitoria ante él deducida, el pronunciamiento hace cosa
juzgada sustancial, no pudiendo renovarse la cuestión ante los tribunales civiles. Sin embargo, nada

2
impide que se reclamen en sede civil la reparación de daños posteriores a la decisión penal o que se
dirija la acción contra otros legitimados pasivos que no han sido parte en el proceso penal.
3. ¿Qué efectos produce la extinción de la acción penal y la absolución del acusado con relación a la
pretensión resarcitoria allí deducida? El objeto del proceso penal es desplegar la acción penal, siendo
indispensable para ello asignar a la acción civil incorporada al mismo, un carácter puramente accesorio.
La vía de la acción civil depende de la penal, de modo que el juez solo podrá fijar la indemnización de
daños y perjuicios al momento de dictar sentencia, no estando facultado para hacerlo en aquellos
casos en los que se extingue la acción penal por cualquiera de sus causas (sobreseimiento, muerte del
imputado, prescripción, declaración de amnistía, etc.). En tales supuestos la acción resarcitoria podrá
ser nuevamente entablada ante el fuero civil.

Con respecto a la absolución del acusado, esta no impide de ningún modo que el tribunal se pronuncie
sobre la determinación de la indemnización de la sentencia, siempre que las normas procesales lo autorice. De
modo que el juez en la sentencia absolutoria debe pronunciarse sobre la cuestión civil.

La responsabilidad por riesgo creado en el proceso penal.


Doctrina que propicia la decisión de la responsabilidad por riesgo
exclusivamente por los jueces en lo civil.
Un sector muy importante de nuestra doctrina y jurisprudencia se inclina por vedar que los jueces en lo
penal puedan aplicar la teoría del riesgo creado. La atribución de competencia del juez en lo criminal para
resolver cuestiones civiles tendría carácter excepcional, por lo que debería predominar una interpretación
restrictiva.

Doctrina que admite que el juez penal pueda aplicar la teoría del riesgo
creado. Nuestra opinión.
Nada impide que el juez penal pueda resolver cuestiones civiles sometidas a su jurisdicción, aunque no
medie condena penal del imputado, sea por aplicación del factor subjetivo (culpa) o de otros parámetros
objetivos (riesgo creado, garantía, equidad, etc.), siempre y cuando así lo autoricen las leyes de procedimiento
respectivas.
La posibilidad de ejercitar la acción civil en sede penal ha sido establecida con el propósito de favorecer
la actividad procesal del damnificado. La doctrina del riesgo creado consolidada en el CCCN (ARTA 1757 Y
1758) y en numerosas leyes complementarias, también procura brindar a la víctima una razonable protección,
al permitirle obtener el resarcimiento del daño sufrido con abstracción de cualquier subjetividad reprochable
en la conducta del agente.
El juez penal debe aplicar todos los principios rectores que rigen la responsabilidad civil y no solamente
una parte de ellos. Esto asume importancia en prácticamente la totalidad de los accidentes de automotores.
Aunque la sentencia haya declarado que no existió culpa del imputado, no es suficiente para rechazar
la acción civil, porque la culpa no agota el fundamento de la responsabilidad patrimonial, la cual puede
basarse en el riesgo creado.

Precedencia de la acción penal: Excepciones (Art


1775)
El ejercicio de la acción resarcitoria en sede civil, independiente
de la acción penal.

3
Puede suceder que la acción civil sea promovida en sede civil, ya sea porque el damnificado opta
libremente por esa opción, o porque el sistema procesal en el que litiga no permite la interposición de la
acción civil en sede penal, etc.
En tal caso, las dos acciones de transitarán con una relativa independencia, ante jurisdicciones
diferentes, persiguiendo objetivos diferentes. Sin embargo, no tienen independencia absoluta, sino que hay
influencias entre ellas.

Efectos del proceso penal sobre el civil.


Puede que la acción civil sea promovida en sede civil, ya porque el damnificado opte libremente por
deducir su ejercicio en dicho ámbito (ART 1774) o porque deba litigar dentro de un sistema procesal que veda
el ejercicio conjunto de ambas acciones ante el juez en lo penal, o porque aun habiendo tenido tal posibilidad,
haya precluido el momento procesal oportuno para efectuar la constitución de actor civil en sede penal, etc.
En tal caso las dos acciones se tramitarán con una relativa recíproca independencia, ante jurisdicciones
igualmente diferentes, persiguiendo un objeto disímil.

Precedencia de la acción penal.


En este apartado se analiza cuál es la influencia que ejerce sobre la tramitación de la causa civil, la
anterior o simultánea promoción de un proceso penal.

Artículo 1775. Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal precede a la acción civil, o
es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la
conclusión del proceso penal, con excepción de los siguientes casos:
a) si median causas de extinción de la acción penal;
b) si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del
derecho a ser indemnizado;
c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad.

Se consagra con claridad el principio general: que la acción penal que precede a la civil o que se da en
el mismo momento hace que se suspenda el dictado de la sentencia definitiva en el proceso civil, hasta que
concluya la causa penal.
Se debe advertir que lo único que se suspende es el dictado de la sentencia en el juicio civil mientras no
haya pronunciamiento firme en el proceso penal (sea absolutorio o condenatorio) pasado en autoridad de cosa
juzgada; y no la tramitación del proceso civil, que sigue con su curso normal hasta el momento de quedar
firme el decreto para resolver.
La finalidad de esto es que exista una efectiva valoración, en sede civil, del carácter y contenido de
aquel pronunciamiento. Se busca evitar sentencias contradictorias.
Si la sentencia civil de hubiere dictado y quedado firme antes de la promoción de la acción penal, como
regla, lo resuelto en ella quedará firme por el efecto de la cosa juzgada, sin que pueda ser alterada por una
sentencia posterior de la acción penal, excepto en los casos de revisión previstos en el art. 1780.

Artículo 1780. Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la sentencia civil no produce
ningún efecto sobre ella, excepto en el caso de revisión. La revisión procede exclusivamente, y a petición de
parte interesada, en los siguientes supuestos:
a) si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a cuestiones resueltas por la sentencia
penal y ésta es revisada respecto de esas cuestiones, excepto que derive de un cambio en la
legislación;
b) en el caso previsto en el artículo 1775 inciso c) si quien fue juzgado responsable en la acción civil
es absuelto en el juicio criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil, o por no
ser su autor;
c) otros casos previstos por la ley

4
Requisitos.
Son requisitos para su procedencia:

● Precedencia de la acción penal: es preciso, que la acción penal se encuentre pendiente antes de la
promoción de la acción civil o durante sus sustanciación. La acción penal está pendiente cuando
habiendo sido promovida válidamente, no se encuentra extinguida o agotada.
(En las acciones penales públicas, que ejerce de oficio el Estado sin otra intervención, es desde
que empieza la investigación o cuando medie acusación; cuando es una causa penal dependiente de la
intervención de un particular, se da desde que se hace la denuncia; y las acciones de delitos puramente
privadas, desde que se promueve el juicio).
La precedencia de la acción penal supone que ésta no se haya extinguido, de lo contrario ya no
existe. Esto se da cuando prescribe, muere el imputado, se declara amnistía, etc.

● Identidad del hecho: tanto la acción penal como la civil deben tener como presupuesto fáctico la
existencia de un mismo hecho que les sirva de base, no bastando la mera conexión de hechos. El hecho
objeto de ambas decisiones jurisdiccionales debe ser el mismo.
No es indispensable que ambas pretensiones se dirijan contra la misma persona, tal lo que
sucede por ejemplo, cuando la acción civil se dirige contra el responsable indirecto como el padre o
tutor, o el dueño o guardián de la cosa. Por el mismo motivo, es indiferente que en la causa civil o penal
intervengan las mismas o diferentes personas.

● Que no se configure ninguno de los supuestos de excepción: estos son:


○ Extinción de la acción penal: cuando medien causas de extinción de la acción penal, ésta se
produce por la muerte del imputado, por la amnistía, por la prescripción, por la renuncia del
agraviado en los delitos de acción privada, por aplicación de un criterio de oportunidad, por
conciliación o reparación integral del perjuicio, etc. En todos esos casos, no se aplica la norma.
○ Frustración efectiva del derecho a ser indemnizado por dilación del proceso penal: cuando el
tiempo que demora el proceso penal frustra el derecho de reparación del damnificado, no
necesariamente debe ser excesivo. Se relaciona con el derecho de obtener un pronunciamiento
judicial en un tiempo razonable.
○ Supuestos en los que la acción civil se funda en factores objetivos de atribución: en tal caso es
innecesario esperar el resultado de la acción penal, ya que ésta se apoya en parámetros
subjetivos, que el juez civil no tendrá en cuenta.
○ Otra excepción es la suspensión del proceso penal a prueba: en caso de suspensión del juicio a
prueba, cuando la víctima no aceptase el ofrecimiento reparatorio que realiza el imputado,
queda habilitada la vía civil para el damnificado, deviniendo inaplicables las disposiciones de la
norma.
○ Tampoco se aplica en materia de derechos intelectuales: en dicho ámbito rige la separación
absoluta de los alcances de la sentencia penal con relación a la civil.

En caso de no configurarse los requisitos, el juez civil puede resolver libremente.

Pendencia de la acción penal.


Es preciso que la acción penal se encuentre pendiente antes de la promoción de la acción civil o durante
su sustanciación. La suspensión no procede si media causas de extinción de la acción penal. El ejercicio de esta
acción corresponde en principio al Estado a través de los funcionarios que integran el Ministerio Público, de

5
solicitar al juez competente que aplique la ley penal en el caso concreto. La acción penal está pendiente
cuando habiendo sido promovida válidamente no se encuentra extinguida o agotada. ¿A partir de qué
momento se produce la promoción de la acción penal? Depende de si es:

1. Acción penal pública.


Es aquella que se ejerce de oficio por el Estado (es su titular), a través de sus órganos específicos, con o
sin la cooperación del damnificado o de otro particular. Art. 71 CP Deberán iniciarse de oficio todas las
acciones penales, con excepción de las siguientes: 1.º Las que dependieran de instancia privada; 2.º Las
acciones privadas.
Conforme una opinión minoritaria, hay acción cuando media acusación (requerimiento fiscal de
elevación a juicio). De acuerdo a otra, se configuraría cuando la policía tome conocimiento por cualquier medio
del hecho que se presume delictivo, generando el inicio del sumario de prevención policial, con intervención de
la autoridad jurisdiccional; o bien cuando el agente fiscal tome noticia del hecho, iniciando la investigación
penal preparatoria.
Nosotros nos ubicamos cerca de la primera posición. Es indispensable que la acción haya sido
promovida por cualquiera de los varios procedimientos previstos por las leyes procesales (querella, requisitoria
fiscal).

2. Acción penal dependiente de instancia privada.


La que prevé respecto de ciertos delitos, cuando la actividad persecutoria del Estado está condicionada
a que el particular ofendido inste el ejercicio de la acción. Es preciso que la víctima ponga el hecho en
conocimiento de la autoridad, a través de una denuncia, sin que suponga el ejercicio de la acción por su parte.
Art. 72 CP → Son acciones dependientes de instancia privada, las que nacieren de los delitos de
violación, estupro, rapto y ultrajes al pudor, cuando no resultare la muerte de la persona ofendida o lesiones
del art 91.
Para la mayoría la denuncia admitida de la víctima instaura el proceso criminal y configura el
presupuesto de hecho. Para nosotros, es indispensable que la acción esté promovida por cualquiera de los
procedimientos previstos.

3. Delitos de acción privada.


Prevista para algunos delitos en los que el ejercicio de la misma está reservado legalmente a quien ha
sido particularmente ofendido o a su representante legal si la víctima es incapaz. Es indispensable que el
agraviado promueva el juicio mediante deducción de querella criminal y que mantenga el impulso procesal.
Art. 73 CP Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos: Adulterio; Calumnias e injurias;
Violación de secretos; Concurrencia desleal.

4. La pendencia de la acción penal supone que la misma no se haya extinguido.


No hay pendencia cuando se ha extinguido (tampoco si se ha agotado) por alguna de las causas
previstas por el código penal (muerte del imputado, amnistía, prescripción, renuncia del agraviado en los
delitos de acción privada).

Identidad de hechos fundantes de ambos procesos.


Ambos deben tener como presupuesto fáctico la existencia de un mismo hecho, no bastando la mera
conexión de los hechos (se juzga la misma conducta del agente. No es indispensable que se dirijan contra la
misma persona, tal lo que sucede cuando la acción resarcitoria se deduce contra el responsable indirecto
(padre, tutor) o contra el dueño o guardián de la cosa.

Excepciones al principio de suspensión del dictado de la sentencia.


1. Extinción de la acción penal.

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Art. 59 CP La acción penal se extinguirá:
a) Por la muerte del imputado;
b) Por la amnistía;
c) Por la prescripción;
d) Por la renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada.

No son técnicamente una excepción sino un ejemplo de inaplicabilidad del ART 1775 por defecto de
uno de sus presupuestos: la pendencia de la acción penal, que se ha extinguido.

2. Frustración efectiva del derecho a ser indemnizado del damnificado por dilación del
procedimiento penal.
De suceder, el juez civil puede resolver la cuestión sometida a su jurisdicción sin esperar al juez penal.
Las razones que la sustentan se insertan en el plano constitucional, particularmente en la garantía del acceso a
la justicia.
Entre otros, cabe mencionar el ART 8 del Pacto de San José de Costa Rica: la persona tiene derecho a
ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable. “La justicia lenta no es justicia”. El
escándalo jurídico que supone es mucho mayor que el riesgo que corre de tener sentencias contradictorias.
La verificación de la dilación se realiza computando el tiempo transcurrido desde el hecho generador
del daño hasta el momento en que el juez civil se encuentre en condiciones de dictar sentencia. No es
necesario que la dilación sea excesiva, basta con que provoque una frustración efectiva del derecho a la
reparación, por ejemplo, en los casos en que el autor sea una persona de elevada edad o padezca una
enfermedad terminal.

3. Supuesto en que la acción civil se funda en factores objetivos de atribución.


La excepción sólo deviene aplicable cuando en el caso concreto resulte evidente, en función de lo que
la ley establece, que el factor es objetivo (por ej. los daños causados por los automotores o en las relaciones
de consumo).
Si, en cambio, se encuentra controvertido cual es el factor de atribución (por ej. Determinar si la
obligación de mala praxis de un profesional liberal es de medios o resultados), la excepción no se configura.
Si con ulterioridad se dicta sentencia penal que declara la inexistencia del hecho que fundó la
pretensión, el decisorio civil no puede ser revisado.

4. Suspensión del proceso penal a prueba (probation). Ley 24.316.


En caso de suspensión del juicio a prueba, cuando la víctima no aceptase el ofrecimiento reparatorio
que realiza el imputado, queda habilitada la vía civil para el damnificado, deviniendo inaplicables las reglas del
ART 1775.
“Parece razonable que si el ofrecimiento indemnizatorio, considerado razonable para el juez penal para
habilitar la probation no lo sea así por la víctima para satisfacer el daño sufrido, esta conserve la acción noxal”.
¿Qué sucede cuando después de ofrecida y aceptada la indemnización en el marco de la probation, es
suspendido el juicio penal a prueba y el imputado incumple con la obligación resarcitoria asumida?
Compartimos que la revocación ulterior de la probation no hace renacer la prejudicialidad. Cualquier sea el
resultado del proceso penal que se reanuda el efecto es irrelevante a la inaplicabilidad del ART 1775.

5. Inaplicabilidad en materia de derechos intelectuales.


Rige en dicho ámbito separación absoluta de los alcances de la sentencia penal con relación a la civil
careciendo de total incidencia en una sede lo resuelto en otra.

Procesos a los que se aplica.


La presentencialidad penal puede ser extensiva a otros reclamos que no sean de daños y perjuicios, en
tanto en cuanto se den los requisitos antes analizados, exista una vinculación íntima al resultado del proceso

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criminal y el peligro de sentencias contradictorias. Así, por ej, debe suspenderse el dictado de sentencia civil
hasta tanto se resuelva la cuestión penal cuando se demanda la indemnización por despido del empleado
acusado de defraudación.

Cese de la suspensión.
No hay duda de que la sentencia penal definitiva, sea condenatoria o absolutoria, pone fin al estado de
pendencia y habilita la decisión jurisdiccional en sede civil, debiendo atenderse a los ARTS 1776 Y 1777.
Además, cualquier otra causa que no sea la sentencia definitiva, que concluya el proceso penal, la sentencia
civil queda en condiciones de ser dictada por haber desaparecido el motivo de la paralización consistente en
una eventual contradicción. Tal lo que sucede cuando la causa concluye por sobreseimiento definitivo,
cualquiera sea la causa que lo provoque, incluida la prescripción de la acción penal, ley de amnistía, etc.
Conforme una opinión el sobreseimiento provisional no modifica, por lo que se mantendría la
imposibilidad de dictar sentencia hasta tanto no se convierta en uno definitivo. Tiende a prevalecer, sin
embargo, otra concepción, que compartimos, según la cual el sobreseimiento provisional deja las cosas en el
mismo estado en que se encontraban antes de iniciarse el proceso, por lo que no se mantiene la paralización
del proceso civil.

Carácter de la norma.
El ART 1775 es de orden público y debe ser aplicado de oficio por los jueces en lo civil desde que
tengan conocimiento de la existencia del proceso penal. Ningún valor tiene el pacto o renuncia en contrario. La
sentencia que se dicte en oposición o inaplicabilidad de la norma que nos ocupa es nula de nulidad absoluta

Influencia de la sentencia penal condenatoria (Art


1776).
Efectos que produce la sentencia penal sobre la sentencia civil.

La normativa del código civil y comercial.


De la lectura de los arts. 1775 y siguientes del CCYC surge claramente una cierta subordinación de la
sentencia civil con relación a la penal. El juez en lo civil debe esperar, cuando se dan los recaudos normativos
pertinentes para resolver, como acabamos de ver. Los arts. 1776 y 1777 regulan los efectos que produce la
sentencia condenatoria y absolutoria con respecto a la sentencia civil.

Artículo 1776. Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el
proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.

Artículo 1777. Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal. Si la sentencia
penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no participó, estas circunstancias no
pueden ser discutidas en el proceso civil.

Influencia de la sentencia penal condenatoria sobre el juicio civil.

Artículo 1776. Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el
proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.

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El artículo nos dice que la sentencia condenatoria en sede penal tiene preeminencia sobre la sentencia
civil. Y además, que mediando condena del acusado, el juez civil no puede discutir o desconocer la existencia
del hecho principal que constituye el delito, ni impugnar la culpa del condenado. La sentencia firme dictada en
sede penal tiene valor absoluto e irreversible respecto de dichos aspectos, propios de la autoridad de la cosa
juzgada, y produce efectos erga omnes. Se consagra el principio de unidad jurisdiccional: intervenga un juez
penal o civil, siempre es el estado quien actúa la voluntad de la ley mediante el órgano competente;
evitándose que un órgano contradiga a otro
La prevalencia de la sentencia penal sobre la civil no es absoluta, difusa, genérica, sino concreta y
ceñida a dos elementos específicos: existencia del hecho y culpabilidad del imputado.
La decisión penal tiene eficacia directa con relación al partícipe de un delito, ya sea autor, cómplice,
instigado, etc. E indirecta con relación a los terceros civilmente responsables del hecho dañoso, ya que éstos
tampoco pueden desconocer la existencia del hecho principal ni la culpa del condenado; sin embargo, la
sentencia penal no dice nada sobre ellos, de modo que pueden interponer las eximentes que requieran para
intentar liberarse de responsabilidad. La aplicación de esta regla de orden público puede ser de oficio.

¿Qué se entiende por “hecho principal”?


Según algunos, abarca las declaraciones del juez penal sobre la materialidad de los hechos (como
fenómeno que comprende una acción o conducta y un resultado que es consecuencia de la misma), la
participación del agente en ese resultado (autoría) y también la antijuridicidad de la conducta penalmente
delictuosa. Para otro criterio comprende la existencia de una acción productora de una modificación en el
mundo exterior.
De acuerdo a otro criterio más restrictivo, el hecho principal comprende solo la existencia de una acción
productora de una modificación en el mundo exterior, plasmada en un daño.
Nosotros creemos que se refiere a la existencia o inexistencia de los elementos que tipifican la
estructura del delito que se imputa al procesado: la materialidad del hecho principal, la calificación del mismo
(homicidio, robo), circunstancias de tiempo y lugar, y la participación del imputado.
¿Integra esta noción las declaraciones que realice el tribunal penal respecto de la existencia del daño?
Cabe distinguir entre los delitos:
● Formales: estos no requieren para su configuración de la existencia de un daño, la declaración
de existencia del mismo que realice el juez penal es irrelevante para el juez civil, porque él está
juzgando un delito en cuya configuración no existe el elemento daño. Por ej. En la calumnia que
se consuma con el hecho de imputar a otro falsamente un delito, con independencia de que
alguien lo haya creído o que provoque una efectiva mortificación en el honor del afectado.
● Materiales: que exigen para su consumación de la producción de un resultado externo (efectiva
violación de un derecho concreto), tal lo que sucede con el homicidio o defraudación. En tales
supuestos la existencia del resultado hace parte integrante del ilícito penal, y proyecta sus
efectos a la sentencia civil sin que se pueda desconocer por esta y lo único que quedaría es
dilucidar la cuantía de la indemnización.

Pero el daño resarcible (que es lo que pondera el juez civil) no se identifica con la lesión del derecho: es
la consecuencia perjudicial que deriva de la lesión a ese derecho o al interés económico o espiritual del
damnificado. El juez penal no debería pronunciarse sobre tales aspectos.
Tratándose de delitos materiales o de resultado, la sentencia penal de condena produce cosa juzgada
en cuanto a la existencia del daño en sentido amplio. Tales aspectos integran el hecho principal por lo que lo
resuelto en el juicio criminal no podrá ser controvertido en el ámbito civil. Pero no creemos que produzca efecto
respecto de la existencia del perjuicio económico o espiritual de dicha lesión, ni la determinación cuantitativa
del resarcimiento.

La culpa del condenado.

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Comprende la imputabilidad del autor y su culpabilidad en sentido genérico de dolo o culpa, como
juicio de reproche.
Se entiende que se puede alegar en sede civil, la culpa concurrente de la víctima en la producción del
daño, que en caso de probarse como verdadero, puede reducir el monto indemnizatorio a pagar.

Alegación de la culpa concurrente en sede civil.


Supongamos que se ha declarado la culpabilidad del condenado en sede penal, ¿podría en sede civil
considerar la incidencia concausal que ha tenido en la producción del resultado la culpa concurrente de la
propia víctima?
Nos inclinamos por la afirmativa: siempre que no se vuelva sobre el hecho delictuoso o sobre la culpa
del demandado, nada obsta a que el juez civil pueda ponderar la existencia de la culpa de la víctima. De
concurrir, puede atenuar su responsabilidad en la indemnización por daños y perjuicios.
¿Qué sucede cuando ha sido ponderada y descartada por el juez penal? ¿Puede el juez civil examinar la
cuestión? De acuerdo a una orientación, solo se puede debatir en sede civil la culpa de la víctima cuando la
sentencia penal no haya hecho cosa juzgada sobre ella. Quienes siguen estas ideas ponen énfasis en la teoría
de la imputación objetiva y en la necesidad de determinar, en sede penal, en qué medida la corresponsabilidad
de la víctima puede tener incidencia en la valoración que el juez realice de la conducta del autor del delito.
De acuerdo al criterio mayoritario, que compartimos, el pronunciamiento del juez penal sobre la culpa
concurrente de la víctima no es necesario a los fines de que cumpla con su función jurisdiccional, quedando lo
que diga al respecto fuera de los efectos previstos por la normativa que nos ocupa ya que en el ámbito penal
no tiene eficacia la concurrencia de culpas. No puede calificar jurídicamente la conducta de quien no es
imputado en dicho proceso.

Extensión de los efectos con relación al tercero civilmente responsable .


La condena penal proyecta sus efectos, también, con relación a los terceros civilmente responsables,
quienes no pueden desconocer la existencia del hecho ni la culpa del condenado, sin que ello obste a su
derecho de alegar todas las eximentes idóneas para desvirtuar la responsabilidad directa o indirecta que se les
atribuye. Tratándose de culpa concurrente de un tercero, la sentencia penal no hace cosa juzgada respecto de
aquel. De allí que si este es demandado por el damnificado por indemnización de daños y perjuicios, pueda
dicho tercero cuestionar su culpabilidad, lo cual se explica por no haber sido parte en el proceso penal, no tuvo
posibilidad de defenderse.

Cuestiones extrañas a la preeminencia del decisorio penal y reservadas al juez civil.


Todas las demás cuestiones, cualquiera sea la índole, particularmente las relativas a la procedencia del
resarcimiento, a la configuración de responsabilidad objetiva, etc. Son extrañas a la regla del ART 1776 y
quedan reservadas a la decisión del juez civil, sin que quepa ninguna preeminencia del penal.
Son cuestiones revisables por el juez civil, entre otras:
● La existencia e incidencia concausal del hecho de la víctima o de un tercero extraño.
● La relación causal adecuada entre el hecho y el daño.
● Los hechos admitidos en sede penal no relacionados con la condena dictada contra el imputado.

Supuesto de inexistencia de hecho y de autoría.


Efectos que produce la sentencia penal que declara inexistencia
de responsabilidad criminal.
El sistema del código civil y comercial.

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Artículo 1777. Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal. Si la sentencia
penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no participó, estas circunstancias no
pueden ser discutidas en el proceso civil.
Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en cuanto
generador de responsabilidad civil.

CSJN: la alusión a la existencia del hecho principal refiere exclusivamente a la materialidad de los
hechos y que la autoría, sin comprender las valoraciones subjetivas que hacen a la apreciación de la culpa.
En la sentencia condenatoria hace cosa juzgada en sede civil, respecto de la existencia del hecho y de la
culpa del condenado; la absolutoria, sólo produce tal consecuencia en lo atinente a la inexistencia del hecho.
Por lo que la absolución del imputado en sede penal por falta de culpa no impide que pueda el juez en lo civil
declarar la existencia de responsabilidad subjetiva (o con mayor razón objetiva).

Alcance y contenido de la expresión ‘’Inexistencia del hecho’’ y de ‘’Autoría’’.


El pronunciamiento absolutorio dictado en sede penal hará cosa juzgada en materia civil:
● Cuando declare que el hecho sustancial que se imputa al acusado no existió.
● Cuando declare que el acusado no fue autor del delito. Se trata de una circunstancia de hecho
específica, relevante, que no puede ser desconocida en sede civil.

La absolución penal sustentada en la ausencia de comprobación del hecho principal que dio lugar a la
acusación no impide que pueda haber condena civil por un hecho distinto. Ej, si el acusado es absuelto por el
delito de incendio, puede prosperar la acción civil en base a la responsabilidad contractual que deriva de la
omisión de las diligencias.

Inexistencia de responsabilidad penal.


Puede que el hecho se declare que existió, pero que no constituye delito. La sentencia no impide que el
juez civil pueda declarar la responsabilidad por daños.

Causas de justificación.
La jurisdicción civil está subordinada a la pena cuando esta absuelve con fundamento en que el hecho
no es antijurídico por mediar causa de justificación. Ello no obsta a que, teniendo en cuenta la inexistencia de
antijuridicidad, pueda declararse procedente la responsabilidad civil por actos lícitos. Lo que ocurre en el daño
causado en estado de necesidad.

Absolución o sobreseimiento por no constituir delito el hecho del imputado.


No impide al tribunal civil apreciarlo como causa de la obligación de resarcir el daño injustamente
causado.

Ausencia de relación de causalidad.


Según la opinión mayoritaria, que compartimos, sin en la sentencia absolutoria se afirma la existencia
de una relación de causa a efecto, tal afirmación carece de eficacia sobre el proceso de responsabilidad civil,
pues excede los límites de sus atribuciones legales. Y a la inversa, tampoco puede concederse autoridad de
cosa juzgada en lo civil a la decisión absolutoria que niegue la relación de causalidad.
El juez del crimen no absuelve al procesado porque el hecho dañoso se debió a un caso fortuito, sino
porque no ha encontrado que el procesado hubiese incurrido en culpa, lo que no es lo mismo.
Esto reconoce una excepción: cuando se trate de delitos materiales, que requieren de un daño efectivo
para su configuración típica y para su consumación. En tales casos, la absolución con fundamento en la falta

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del nexo causal integra el pronunciamiento atinente a la inexistencia del hecho principal y hace cosa juzgada
en lo civil.

Excusas absolutorias penales.

Artículo 1778. Excusas absolutorias. Las excusas absolutorias penales no afectan a la acción civil,
excepto disposición legal expresa en contrario.

Las excusas absolutorias son aquellas que el ordenamiento penal contempla para eximir de
punibilidad, pese a estar configurados los presupuestos del tipo penal.
Así por ejemplo, en los delitos contra el honor, constituyen excusas absolutorias las injurias proferidas
por los litigantes, apoderados o defensores en el marco del proceso, siempre que no hayan sido dadas a
publicidad (ART 115 CP). Estas no eliminan la responsabilidad civil (no influyen).

Absolución del imputado fundada en la inexistencia del daño.


En los delitos formales (no requieren un daño efectivo para su tipificación), la inexistencia carece de
toda influencia en el proceso civil, pues no sirven como fundamento para la absolución del imputado.
En los delitos materiales, la declaración del juez acerca de la inexistencia hace cosa juzgada y proyecta
sus efectos.

Absolución del imputado por aplicación del principio in dubio pro reo.
No tiene efecto alguno en materia civil.

Absolución del imputado y factores objetivos de atribución.


Cuando la acción resarcitoria deducida en sede civil tiene como sustento un factor de atribución objetivo
(riesgo creado, garantía, equidad) la absolución penal carece de incidencia.
Sin embargo, conviene no incurrir en exageraciones, pues puede suceder que lo resuelto en sede penal
sobre la existencia o inexistencia del hecho principal (determina que el delito no existió o que el autor del
hecho no es el imputado) que constituya el delito pueda tener proyecciones en la responsabilidad civil, aun
siendo esta objetiva.

Efectos de la declaración de inculpabilidad del imputado dictada en la sentencia penal


absolutoria.
Habiendo existencia del hecho y de la autoría material del demandado, éste sea declarado inculpable.
En materia de delitos penales dolosos, la constatación del juez de la inexistencia del dolo no impide la condena
civil por el mismo hecho, pues en este ámbito es suficiente con que haya culpa para que proceda la reparación.
En los delitos culposos, tratándose de la absolución del imputado, sólo se prohíbe alegar en juicio la
existencia del hecho principal sobre el que hubiere recaído la absolución, guardando absoluto silencio respecto
del supuesto. Solución que contrata con el ART 1775 para el caso de sentencia condenatoria, en donde la
declaración de culpabilidad allí establecida no puede ser desconocida en sede civil.
La sentencia absolutoria en la que se declare inculpabilidad del procesado sólo tiene efectos dentro del
proceso penal, por lo que el tribunal que interviene en el proceso de daños tendrá libertad absoluta para
resolver.

Acerca de los elementos a tenor de los cuales se elabora la sentencia civil absolutoria .
Conforme un criterio, en los casos de absolución del imputado por causas distintas a la inexistencia del
hecho o por falta de autoría, la sentencia civil que se dicte en discrepancia no podría sustentarse
exclusivamente en los mismos elementos contemplados por el juez del crimen. Por lo que se necesitarían
nuevos elementos de prueba. De acuerdo a otro enfoque, que compartimos, la ley no ordena por lo que el

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decisorio no puede verse comprometido en su validez, si el juez civil ejercitando prerrogativas que le son
propias valora la misma prueba de modo distinto y llega a conclusiones diferentes.

Especies de resoluciones judiciales alcanzadas por la norma.


Cuando la norma vigente hace referencia a la sentencia penal que decide que el hecho no existió o que
el sindicado como responsable no participó, comprende:
● La sentencia definitiva que absuelve al procesado de la acusación que se le ha formulado
● La sentencia que dispone el sobreseimiento definitivo del acusado
La autoridad de cosa juzgada del pronunciamiento penal sobre instancia civil no depende de alguna de
estas dos formas, sino de su contenido o sustancia.

Carácter de la norma.
Al igual que el ART 1776, el ART 1777 es de orden público y debe ser aplicado de oficio por los jueces.

Impedimentos para la reparación del daño (art 1779).


El CCyC prevé dos situaciones en las que el resarcimiento civil del daño resultaría inmoral o
socialmente inaceptable, por lo que establece su improcedencia.

Artículo 1779. Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación del daño:
a) la prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso;
b) en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el hecho
pudiendo hacerlo.

LA PRUEBA DE LA VERDAD DEL HECHO REPUTADO CALUMNIOSO: la solución es coherente con el


art. 1771 que establece que en los daños causados por una acusación calumniosa sólo se responde por dolo o
culpa grave. De tal modo, si quien acusó por calumnias acredita la verdad del hecho, no debe responder. Lo
que se sanciona es la acusación precipitada, efectuada con ligereza o sin razones justificadas. No es necesario
que la acusación sea declarada calumniosa en sede penal, pero si es necesario que el juez penal se expida
sobre la veracidad de los hechos que fundaron la denuncia originaria, absolviendo al imputado. Para que la
denuncia sea considerada calumniosa debe ser falsa o mentirosa

EN LOS DELITOS CONTRA LA VIDA, HABER SIDO COAUTOR O CÓMPLICE, O NO HABER IMPEDIDO
EL HECHO PUDIENDO HACERLO: se impide reclamar la reparación del valor vida derivado de la muerte del
causante a los responsables del delito, esto es respecto de los damnificados indirectos

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