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Realidad social, cultural y económica de los Maká.

Historia
Se supone que los antepasados de los makás eran una tribu mataca del Chaco
sudoriental que tomaron elementos de sus vecinos guaicurúes, vilelas y calchaquíes,
adoptando el estilo de vida ecuestre y emigrando luego al norte del estero Patiño en el
Chaco Boreal. Los makás son identificados con los enimaga que menciona el padre
Sánchez Labrador en 1761 en el Chaco central, y los inimaca que menciona Morillo en
1780. Los makás establecieron alianzas con los chulupíes, los enlhet y los enxet en
contra de sus enemigos pilagás y tobas.
La conquista del Chaco argentino a finales del siglo XIX y principios del siglo XX hizo
que tribus desplazadas de tobas y pilagás convivieran en alianza con un grupo maká en
el asentamiento de Pozo Navagán al sur del río Pilcomayo en el actual territorio
argentino. Se conoce que a fines de la década de 1910 existían tres grupos que se
identificaban como makás, cada uno de ellos liderado por un cacique:
 Un grupo en las nacientes del río Montelindo, los tefe´yak, aliados de los
lenguas occidentales;
 Un grupo en las nacientes y curso superior del río Confuso, los
aseptiketiheylhets, aliados de los chulupíes;
 Un grupo al sur del Pilcomayo en el área del salto Palmar, centrado en Pozo
Navagán en alianza con los pilagás, los ipholhhelhlhup.
A comienzos de 1919 se quebró la alianza que bajo el mando del cacique pilagá Garcete
existía entre los grupos maká y pilagá. Los primeros, conducidos por el cacique Capote,
emigraron desde la comunidad de Chiko Dawagán hacia el Chaco Boreal, asentándose
entre las nacientes de los ríos Confuso y Montelindo, afluentes del río Paraguay, entre
los otros dos grupos makás.
El 19 de marzo de 1919 un grupo de indígenas del Chaco Boreal atacaron el fortín
argentino Yunká (hoy Fortín Sargento Primero Leyes a 10 km del río Pilcomayo, en la
actual provincia de Formosa) matando a toda la guarnición y a los pobladores que se
encontraban en el lugar.9 Aunque los pilagás del cacique Garcete fueron acusados del
ataque y recibieron las represalias del Ejército Argentino, ninguna prueba pudo ser
lograda contra ellos. Años más tarde un grupo de makás se presentó a una guarnición
argentina portando carabinas de los soldados asesinados en Yunká por lo que este
pueblo ha quedado sospechado de la masacre.
En 1931 J. Vellard identificó 7 asentamientos makás en el Chaco Boreal, todos al norte
y noroeste de las nacientes del Confuso. Los makás participaron de la guerra del Chaco
auxiliando al ejército paraguayo, aunque hacia 1933 algunos makás fueron desplazados
al sur del Pilcomayo por irregulares paraguayos y luego el militar ruso Juan Belaieff los
utilizó como auxiliares interviniendo en las acciones en el área del fortín Nanawa.
La Colonia Fray Bartolomé de las Casas de 335 hectáreas en el departamento Presidente
Hayes fue un asentamiento que ocuparon los makás en una isla del río Paraguay, frente
a la localidad de Zevallos-Cué, a la altura del Jardín Botánico y Zoológico de Asunción.
Fue establecida en 1942 con makás trasladados desde el interior del Chaco por Belaieff
después de la guerra del Chaco debido a la desaparición de sus áreas de caza.
Posteriormente se asentaron en la colonia otros grupos dispersos y en 1985 a causa de
las inundaciones fueron relocalizados en la Nueva Colonia Indígena Maká, de 10
hectáreas.11 Una de sus principales actividades es la venta de artesanías.

Los Maká son una etnia indígena de la familia lingüística Mataguayo, cuyo territorio
ancestral es el Sur-Oeste del Chaco paraguayo, principalmente en la ribera del Río
Pilcomayo. Durante la década de 1940, mediante la intervención del General Ruso Ivan
Belaieff, contratado por el gobierno paraguayo para la Guerra del Chaco, tuvieron que
abandonar su espacio de vida y trasladarse a la zona de Asunción, lo hicieron con el
objetivo de recibir un espacio de compensación y nicho económico para la
sobrevivencia. La migración total de los Maká culminó recién en la década de 1970 y
todo este proceso se vio forzado por la inminente privatización del territorio Maká, que
fue entregado a militares y/o vendido a ganaderos.
Con la mediación de Belaieff y la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP), se logró
en 1944 mediante un Decreto Presidencial la entrega de un lote de 335 hectáreas para el
asentamiento definitivo de los Maká, en la orilla chaqueña del río Paraguay, frente a
Asunción, lugar denominado Fray Bartolomé de las Casas.
Esta comunidad fue despoblada por los Maká definitivamente en 1983, tras una grave
inundación por la crecida del río Paraguay que la asoló. Sin embargo, el Pueblo Maká es
legal y legítimo propietario de estas tierras, pero aún así nunca fueron transferidas por el
gobierno. Recién ante el reclamo y las presiones de los Maká, el INDERT tituló a
nombre de la comunidad apenas 104 de las 335 hectáreas, una fracción
significativamente menor a la comprometida en el Decreto de 1944, por lo que los Maká
han entrado en una disputa contra el Estado paraguayo y las empresas privadas que
violan sus derechos territoriales en esta y otras propiedades.
Actualmente casi la totalidad de la población Maká reside en las zonas metropolitanas
de Asunción, de Ciudad del Este y de Encarnación. La actividad económica principal es
la venta de artesanía. Su forma de organización comunitaria tiene un líder electo en
asamblea que representa a toda la etnia a nivel país. En la Zona Metropolitana de
Asunción la población asciende a 2.211 personas, dónde la mayor parte vive hacinada
en un predio de apenas 6 hectáreas en Mariano Roque Alonso.
Actualmente, los Maká se encuentran en la ciudad de Encarnación, frontera con
Posadas, Argentina , en el microcentro de Ciudad del Este frontera con Foz de Yguazú,
Brasil y en Mariano Roque Alonso, próxima a la capital del país y a la ciudad de
Clorinda, Argentina; mientras que el Chaco resiste Qemkuket la única comunidad maká
en zona rural. En estas tres ciudades citadas y en especial en el este, la imagen maká
contribuye para la recreación de lo exótico y conjuga con las demandas turísticas. Por
ejemplo, en la represa hidroeléctrica Itaipú Binacional, del lado paraguayo ocupan un
espacio donde exponen diariamente, también ingresan a las Cataratas de Iguazú del lado
brasileño y otros puntos turísticos referenciales para vender sus objetos preferentemente
ornamentales. Este despliegue que los llevó hacia las fronteras también representó la
transformación de sus modos de ser ya que han perfeccionado el trabajo manual de
elaboración de piezas ornamentales y utilitarias y se ha constituido en su principal
actividad económica. Por lo mismo, han escenificado sus ritos y enuncian su presencia
dentro de la congruencia comercial fronteriza. En los últimos años, esta práctica se ha
vuelto visible tanto en escenarios de reclamos que promueven ante las autoridades
estatales, como en fechas alusivas al “día del indio”, el “descubrimiento” de América o
cuando son invitados por instituciones educativas a participar en actividades escolares,
hecho que ha favorecido a pensar la imagen maká como referencia inmediata de lo
indígena en el imaginario nacional paraguayo También es frecuente la participación
Maká en los festivales folclóricos más renombrados del país. En estos espacios se
presentan ataviados con trajes elaborados por ellos mismos en los que confluye tanto la
estética propia como la interpretación del estereotipo que de ellos espera el público. En
esta configuración reluce la pluma de avestruz que sirve de aderezo para la cabeza,
como sobrefaldas y tobilleras, la bolsa de cazador mucho más pequeña que la usada
anteriormente por sus ancestros y la cual ha perdido su función utilitaria, sobre las
camisetas uniformizadas al propio estilo futbolero abundan colleres y otros apliques.
Las mujeres por su parte adoptaron largas y estampadas faldas combinadas con algunos
adornos como aros y collares a veces hechos de semillas u ornamentos chinos
adquiridos de los autoservicios de Ciudad del Este.
Organización
Sus chozas tienen estructura ovalada formada por ramas y cubierta con hojas y juncos.
Suelen medir unos 2 m de ancho llegando a los 18 m de largo. Los campamentos en
forma de colmena suelen encontrase junto a corrientes de agua.
La economía maka está basada en la caza, la pesca y la recolección de algunos frutos.
Las técnicas de caza más habituales con la batida y la caza al acecho. Para pescar lo
hacen con redes, aunque para facilitar la pesca en ocasiones represan el cauce con un
dique de arcilla. Complementan su dieta con miel, frutos de algarrobo y cogollos de
palmera. A veces, tienen pequeñas plantaciones de mandioca, maíz, o batatas. Practican
también la cría de ovinos y cabras.

En la actualidad, los maka visten como los criollos, con adornos personales y pinturas
faciales preferentemente rojas, a excepción de las mujeres casadas que llevan la cara
pintada de azul.
Los maka suelen vender artesanías en ciudades como Asunción, Ciudad del Este o
Encarnación. Son bolsos, fajas, cintos, vinchas, de fabricación industrial, aunque en los
tejidos siguen manteniendo sus técnicas tradicionales.
Los maka adoran al Sol y a la Luna, y algunos seres sobrenaturales. El chaman es el
guardián de las tradiciones de la tribu. Es adivino y terapeuta: saca los malos espíritus y
devuelve la vida. Las almas de los muertos residen en un país donde hay abundante
caza, frutos y chicha.

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