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Servicio Bíblico Latinoamericano

Semana del 27 de junio al 3 de julio de 2021 – Ciclo B

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Domingo 27 de Junio
13º Ordinario
Cirilo de Alejandría (444)

Sabiduría 1,13-15; 2,23-24: Por envidia del diablo vino la muerte


Salmo 29: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
2 Corintios 8,7-9.13-15: Jesús siendo rico se hizo pobre
Marcos 5,21-43: Contigo hablo, niña, levántate

Comenzaremos con un comentario al uso habitual, y continuaremos con una


«nota crítica» para quienes quieran arar más hondo.
En el evangelio vemos que Jairo viene de vuelta de la sinagoga. A pesar de
ser jefe de esa institución no ha encontrado en ella la salvación para su hija; el
judaísmo, representado por la institución más importante después del templo, no
conduce a la vida; la hija de Jairo, imagen del pueblo, está abocada a una muerte
irremediable. Por eso Jairo, tal vez desesperado y desilusionado con aquel viejo
sistema, acude a Jesús, buscando vida para su hija. Y estando con él se entera de
que su hija ha muerto: ¿Para qué molestar más al maestro?, le dicen. La gente
piensa que se molesta al maestro pidiéndole que dé vida. No saben que “él ha
venido para que tengan vida y vida abundante”, como dice el evangelista Juan.
Jesús, en estas circunstancias extremas, no se arredra: “No temas, ten fe y
basta...”. Para quien cree la muerte es un sueño del que se puede despertar. Los
primeros cristianos lo entendieron así cuando comenzaron a llamar a la necrópolis
(= ciudad de los muertos), cementerio (= dormitorio). No lo ve así la gente, que, al
enterarse de la muerte de la hija de Jairo, lloraba gritando sin parar –gesto de
desesperanza total-, y que, cuando Jesús dice que la niña “no está muerta, sino
dormida”, se ríe de él, considerando la situación irreversible. Ante la incredulidad
no hay nada que hacer. Por eso, Jesús echa fuera a la gente –para quien no cree, la
muerte es el final- y entra a donde está la niña con sus padres, junto con tres de
sus discípulos.
Curiosamente, esos tres mismos discípulos están presentes también en la
transfiguración y en el Huerto, y en ambas escenas se duermen. Este sueño es todo
un símbolo. En la Transfiguración, Jesús habla con Moisés y Elías de su éxodo –
esto es, de su paso de la muerte a la vida-; en el Huerto, Jesús pide a Dios fuerzas
para aceptar el camino que le lleva a la muerte, como paso para la vida definitiva.
Pedro, Santiago y Juan no tienen interés en aceptar este camino del maestro hacia
la muerte, porque –al igual que los judíos- no creen que sea un paso hacia la vida
definitiva. Tal vez, por esto, para que aprendan que Jesús es la imagen de un Dios
que da vida, Jesús se los lleva consigo. Sorprende, no obstante, que, cuando Jesús
devuelve la vida a la niña, insista vivamente a los discípulos para que no digan
nada a nadie.
Se asemeja a veces la sinagoga, de la que Jairo es jefe, a nuestra vieja iglesia
y a algunos de sus jefes, que no son capaces de sanar los males del mundo por
estar centrados en mantener unas estructuras que no dan vida. Al igual que Jairo,
nuestra iglesia, si quiere seguir siendo la iglesia de Jesús, tendrá que salir al
encuentro del Maestro, rompiendo viejas estructuras que la mantienen cerrada al
mundo. Y en ese encuentro con Jesús y su evangelio, oirá las mismas palabras que
Jesús le dirigió a Jairo: “No temas, ten fe y basta”.
Tal vez sea este el mal de nuestra iglesia: tiene demasiado miedo y poca fe,
y este miedo a perder seguridades, prestigio y poder le impide lanzarse a la
aventura de remediar los males de un mundo abocado a la muerte; tal vez tenga
que adherirse más al mensaje de Jesús y a su estilo de vida pobre, libre, solidario y
entregado a los que viven en las márgenes del mundo. Sólo así podrá devolver la
vida a tanto muerto que hay vivo, a tantos que gritan llorando sin parar,
lamentándose de que no es posible luchar contra este injusto sistema mundano que
margina a tanta gente, llevándola a las puertas de la muerte.
Pablo, en su carta a los corintios, invita a resolver el problema de la
injusticia y la desigualdad con generosidad. Y para ello pone el ejemplo de Jesús
que, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” y hacer un
mundo más igualitario donde “la abundancia de unos remedie la carencia de
otros”, y brote la igualdad. Un verdadero milagro que está en nuestras manos
realizar para devolver la vida a cuantos carecen de las mínimas condiciones de
vida, para hacer de nuevo el milagro del maná por el que Dios impedía que unos
acumulasen lo que era necesario para otros: “al que recogía mucho no le sobraba y
al que recogía poco no le faltaba” (Ex 16,18). Un mundo de iguales, un mundo
regido por un Dios que, como dice el libro de la Sabiduría, “no hizo la muerte ni
goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera. Dios creó al
ser humano para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser”...

«Nota crítica»
Una lectura no crítica de la primera lectura evoca espontáneamente el tema
del «pecado original» y deja claramente la idea de que la muerte sería
consecuencia del pecado original, y que éste habría sido consecuencia de «la
envidia del diablo» (Sb 2,24). Es todo un conjunto teológico y simbólico lo que es
evocado aquí, como de pasada: el pecado original. Es importante no caer en la
facilidad de apoyarse acríticamente en ese supuesto, y hablar de la muerte, con
toda naturalidad, como si fuera «fruto del pecado» o -peor aún- como introducida
en el mundo por el diablo envidioso... Somos personas de hoy, y los oyentes de
las homilías también lo son. Y aunque en alguna comunidad hubiera bastantes
personas con una visión mítica atrasada, aun ellas merecen ser tratadas con
dignidad, con una pedagogía crítica que les ayude a reconciliar su atrasada visión
mítica con una religiosidad apta para los tiempos de hoy.
Todos, los predicadores de las homilías y también los oyentes, tenemos la
obligación de reivindicar un discurso «para hoy», que no repita –con frecuencia
simplemente por pereza, o por miedo– las manidas afirmaciones míticas, y, más
importante aún, que no las repita como si de afirmaciones reales (literalmente
«descriptivas» de algo que realmente fuera así o que hubiera sucedido) se tratara.
Se puede evocar los símbolos del pasado, pero siempre con la obligación de dejar
explícitamente claro que se trata de afirmaciones «simbólicas», que en otro
tiempo fueron tomadas como literalmente reales (así fue, y lo ha sido hasta hace
bien poco tiempo), pero que hoy sabemos que sólo podemos tomar de ellas su
valor simbólico. Es decir, que tienen un valor para nuestra vida espiritual, pero en
su sentido literal no son históricas, incluso pueden ser contrarias a la verdad
histórica.
En el caso que nos ocupa en concreto -aunque aquí no debamos justificarlo-
la verdad original profunda es contraria a lo que tradicionalmente nos ha sido
dicho: lo «original», lo que se dio en el principio, no fue un «pecado original»,
sino una «bendición original». [Matthew Fox es el teólogo que más
emblemáticamente ha desarrollado esta afirmación, en su libro «La bendición
original. Una nueva espiritualidad para el hombre del siglo XXI», Ediciones
Obelisco, Barcelona - Buenos Aires 2002].

Al evangelio de hoy se refiere el capítulo 44 de la serie «Un tal Jesús»,


titulado «La vendedora de higos», de los hnos. López Vigil. El audio, el guión y
su comentario pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/44-la-vendedora-
de-higos/

En la serie «Otro Dios es posible», también de los hermanos López Vigil, el


capítulo («entrevista») 31 se titula «¿Dios hace milagros?». El audio, el guión y su
comentario puede ser escuchado o recogido aquí: https://radialistas.net/31-dios-
hace-milagros/

Para la revisión de vida


- Nos gusta la vida, nos gusta estar vivos, tenemos eso que se llama “instinto
de supervivencia” y que nos hace alejarnos rápida y eficazmente de todo lo
que amenaza nuestra existencia, pero que también nos puede llevar a poner
en el centro de todo (como absoluto, como "dios" camuflado) nuestra
propia supervivencia, dejando muy al margen la preocupación por la vida
de los demás. Nuestro Dios es un Dios de vida y de vivos, que tiene su
mayor gloria en las personas vivas, que envió a su Hijo para que
"tuviésemos vida y vida en abundancia" (Jn 10,10)...
- ¿Soy de los que se preocupan por la vida de todos, por la vida de todo
(también de la naturaleza), por la vida sobre todo de los que la tienen más
amenazada, por aquellos para quienes sobrevivir es una dura tarea diaria,
porque el mundo se organice en favor de la Vida, de la vida para todos y
especialmente para los más pequeños?

Para la reunión de grupo


- Ya el Antiguo Testamento proclama que Dios no es el autor de la muerte
sino el autor de la vida. Pero nosotros solemos reaccionar ante el mal con
expresiones como «Si Dios lo ha querido...», o «Estaba de Dios que...».
¿De dónde nos viene esa tendencia a atribuir a Dios el mal, las desgracias
naturales, la enfermedad, la muerte de los amigos...?
- Si Dios es un Dios de Vida y quiere "la vida en abundancia"... ¿de dónde
nos viene en la tradición ascética el pensar que podemos agradar a Dios
ofreciendo "sacrificios", "morti-ficándo-nos", actuando contra nosotros
mismos ("ágere contra")...? ¿Son acaso influencias extra-bíblicas o extra-
cristianas? Vistas con nuestra sensibilidad actual, ¿no son también anti-
cristianas en su dimensión profunda?
- Podemos refugiarnos en la excusa de que nosotros no tenemos capacidad
para resucitar a nadie, como hacía Jesús (evangelio de hoy) ¿Podemos
hacer alguna otra cosa a favor de la vida? Si lo pienso en serio, ¡cuántas
cosas puedo hacer, aun desde mi pequeñez, desde mi pobreza, desde mis
limitaciones, a favor de la vida de las personas!

Para la oración de los fieles


- Por la Humanidad, para que se una en defensa de la vida de todos los seres
humanos, especialmente de los más pequeños y humildes, de los
marginados y explotados, roguemos al Señor.
- Por todos los hombres y mujeres que habitamos esta casa común que es el
planeta: para que como "hermanos mayores" de todas las criaturas
asumamos el cuidado de la creación con amor, con ternura incluso, con
responsabilidad, roguemos al Señor.
- Por todas las religiones de la humanidad, para que comprendan que todas
ellas son destellos únicos del Dios único, y que el "Dios de todos los
nombres" quiere la paz y la armonía entre todas las religiones de la tierra,
roguemos al Señor.
- Para que las religiones de la humanidad comprendan que el Dios de la
Vida las quiere a todas en una alianza macroecuménica, rindiéndole el
culto del cuidado de la vida de la naturaleza y del ser humano, roguemos al
Señor.
- Por nuestra Iglesia católica, para que haga su aportación específica a este
concierto universal según la voluntad de Dios, roguemos al Señor.
- Por esta comunidad nuestra, para que reviva su vida comunitaria con el
compromiso por la defensa y la promoción de la Vida, roguemos al Señor.

Oración comunitaria
- Señor, Dios, Padre nuestro, que no quieres la muerte de las personas ni te
complaces con los sacrificios, sino que has puesto tu gloria en el ser
humano vivo, en la Vida en plenitud. Haz que te sepamos imitar acogiendo,
defendiendo y promoviendo la vida, sobre todo la de nuestros hermanos
necesitados u oprimidos. Nosotros te lo pedimos siguiendo el ejemplo y la
inspiración de Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro.
Lunes 28 de Junio
13ª Semana Ordinario
Ireneo (S. II)

Gén 18,16-33: ¿Destruyes al inocente con el culpable?


Salmo 102: El Señor es compasivo y misericordioso
Mt 8,18-22: ¡Sígueme!

L a fuerza de este pasaje que se encuentra más detallado en Lucas (Lc 8, 22)
está en el verbo “seguir”. El sentido de estos versos está en el seguimiento de
Jesús. Es el camino de alguien que vive una vida alternativa y por tanto pone unos
condicionamientos para vivir con él, y como él. Es un verbo que indica
movimiento. No se puede seguir a Jesús instalado, en zonas de confort, ni
tampoco con ideas y comportamientos ya fijos. Seguir a Jesús es una movilización
en favor de un proyecto amplio: El proyecto del reino. Este proyecto es un
absoluto total. Ni siquiera las normas religiosas deben predominar sobre este
proyecto de seguimiento como la norma religiosa de enterrar al propio padre.
Jesús con este lenguaje claro advierte que su proyecto es radical. Se trata del
tesoro escondido en la tierra, y que necesitamos comprar el campo entero para
hacernos de la perla. El campo es toda la vida, el dinero, la familia, la vida entera.
Martes 29 de Junio
13ª Semana Ordinario
Pedro y Pablo (s. I)

Hch 12,1-11: El Señor me ha librado de las manos de Herodes


Salmo 33: El ángel del Señor librará a los que temen a Dios
2Tim 4,6-8.17-18: Me aguarda la corona merecida
Mt 16,13-19: Te daré las llaves del Reino

E n este texto el evangelio aclara qué es eso de seguir a Jesús. Esto significa
entrar con él en una frágil barca en medio de las tempestades de la vida. Los
discípulos creen ya en su persona, pero a la primera dificultad tiemblan. Jesús está
tranquilo en la barca. Tan tranquilo que duerme. Seguir a Jesús es entrar en la
conflictividad de la historia. Seguir a Jesús es vivir una vida en confrontación con
los poderes políticos, económicos y hasta cósmicos que dominan este modelo de
mundo. Seguirlo es comprometerse a cambiar el corazón, a atreverse a poner en la
vida la bondad y la justicia. Algo que desconcierta a los poderes establecidos y
por eso perseguirán a los seguidores de Jesús, como hicieron con Él hasta la
muerte. Sin embargo, Jesús seguirá tranquilo en esta barca agitada de la iglesia y
de la humanidad y sus palabras serán capaces de dominar el mar agitado de los
acontecimientos de la historia.
Miércoles 30 de Junio
13ª Semana Ordinario
Protomártires de Roma (s. I-IV)

Gén 21,5.8-20: La herencia es de mi hijo


Salmo 33: El Señor está cerca de los atribulados
Mt 8,28-34: ¿Viniste a atormentarnos antes de tiempo?

S eguimos el relato de lo que significa ser discípulos de Jesús. Ahora la otra


orilla de este seguimiento es tierra pagana. Se habla de cementerios y de
endemoniados furiosos que rechazan a Jesús y sus seguidores. Se habla del
negocio de la cría de puercos, animal impuro para la religión judía. El evangelio
con este lenguaje en clave está asegurando que en el mundo hay fuerzas sociales,
endemoniados sistemas económicos, concentración de riquezas, violencia
estructural. Estos y muchos son los demonios de nuestra época. Fuerzas temibles
que causan sufrimiento a millones de seres humanos, pero que existe también el
evangelio de Jesús, con seguidores dispuestos a enfrenarse con valentía a estos
poderes endemoniados. La pregunta surge espontanea: ¿Nuestra actual manera de
anunciar el evangelio se enfrenta de verdad a estos demonios de nuestro tiempo o
el evangelio se ha devaluado tanto que más bien nos hemos convertido en
cómplices de esta situación? ¿Hemos suavizado tanto el evangelio que hemos
caído en un triste apoyo a esos sistemas de muerte?
Jueves 1 de Julio
13ª Semana Ordinario
Atilano Cruz, mártir (1928)

Gén 22,1b-19: El sacrificio de Abrahán


Salmo 114: Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida
Mt 9,1-8: La multitud alababa a Dios

E n el evangelio Jesús cruza de nuevo a la otra orilla. Cruza a otra temática de


su buena noticia. Aquí se trata nada menos que del poder que El tiene para
perdonar pecados y el poder que tenemos como hermanos de este Hijo del
Hombre para que perdonemos los pecados. Es un poder para perdonarnos las
ofensas que continuamente cometemos unos contra otros. Porque como dirá Santo
Tomas en su suma Teológica “Dios no se siente ofendido por nosotros, si no es
porque actuamos contra nuestro propio bien” El pecado es hacernos daño a
nosotros mismos y a nuestros hermanos. El perdón mutuo es la capacidad que
tenemos como seres humanos para perdonarnos y para reconstruir las relaciones
de la convivencia humana que hemos roto con las ofensas de unos contra otros.
Tres veces el texto usa el verbo “levantarse” Es el verbo de la resurrección que
experimentamos en esta vida y experimentaremos en la resurrección futura. Esta
experiencia nueva escandalizó a los profesionales de la religión y produjo una
alabanza por parte del pueblo sencillo.
Viernes 2 de Julio
13ª Semana Ordinario
Proceso y Martiniano, mártires (s. I)

Gén 23,1-4.19; 24,1-8.62-67: Isaac la tomó por esposa


Salmo 105: Den gracias al Señor, porque es bueno
Mt 9,9-13: Los enfermos necesitan médico

E n este texto contemplamos a un Dios que sigue llamando para la aventura más
hermosa: anunciar el reinado de Dios. Lo hace desde la pesca artesanal de los
primeros discípulos y lo hace desde las mesas de las oficinas de impuestos
injustos. Es una llamada para otro tipo de pesca, una llamada para la instalación
de otro tipo de mesas. Para instalar en el mundo una mesa compartida donde
siempre habrá sitios disponibles para los habitantes de las periferias. Las mesas de
Mateo, mesas de ricos y de cobradores de impuestos se convierten en las mesas de
Jesús, abiertas, alternativas, mesas donde se comparte la vida y los alimentos. Son
mesas “escandalosas” para las estructuras religiosas y sociales que hemos
inventado. El Dios de Jesús busca, desde la dinámica de su corazón compasivo,
sentar a la mesa a los últimos. Mateo ha sido invitado a abandonar su mesa de
impuestos para lanzarse a esta aventura de iniciar un movimiento de mesas
inclusivas. La mejor manera de hacerlo es organizando un banquete con un
invitado muy especial.
Sábado 3 de Julio
13ª Semana Ordinario
Tomás, apóstol (s. I)

Ef 2,19-22: Están edificados sobre los apóstoles


Salmo 116: Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio
Jn 20,24-29: ¡Señor mío y Dios mío!

T omás es el discípulo empeñado en seguir un proceso de búsqueda del


proyecto del Resucitado. Se resiste a creer sin más. Ese proceso personal de
búsqueda de la realidad del Resucitado no le conviene hacerlo solito, separado de
la comunidad de discípulos. Por eso en este texto cambia de método y busca a la
comunidad. Se va a dar cuenta de que la comunidad es el lugar estratégico del
encuentro con el Resucitado. La comunidad le anuncia que Jesús está vivo porque
lo han visto, lo han experimentado y quieren anunciárselo. Tomás quiere vivir esta
experiencia y testimoniar así su fe en el Resucitado. Su preocupación consiste en
no confundir al Resucitado con un fantasma, con una pura leyenda, sino al Jesús
real, al que pasó por Galilea y se dirigió a Jerusalén donde fue herido y
crucificado. Quiere ser testigo de las llagas de la pasión. Tomás enseña que
tenemos que encontrar a este Cristo vivo en las llagas de los pobres y en las llagas
de la madre tierra.
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