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Servicio Bíblico Latinoamericano
Oración comunitaria
*Dios Padre y Madre universal: aviva nuestra fe, nuestro amor, nuestra
esperanza, y danos creatividad e intuición, para que sepamos acoger hoy, con
ojos nuevos y corazón abierto, tanto el Evangelio de Jesús como todas las otras
“buenas noticias” que nos deparas a lo largo y ancho del mundo en todos los
hombres y mujeres de cualquier religión, desde cuyas vidas nos sigues hablando
y estimulando. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo, hermano nuestro.
Amén.
* El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Habitaban tierra de
sombras, y tu luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; nos
gozamos en tu presencia, como se goza al segar, como se disfruta al cosechar.
Envía tu Luz también sobre nosotros, para que nuestra vida y nuestra Tierra
queden inundadas de gozo y felicidad por tu presencia recuperada. Amén.
Servicio Bíblico Latinoamericano
El espíritu de Dios es una fuerza que actúa en nosotros, y que transforma nuestras vidas…
Servicio Bíblico Latinoamericano
L as noticias que llegan a Nazaret dicen que Jesús no solo está demente sino poseído
por Satanás. Los adversarios del Nazareno hacen bien su tarea calumniadora. María,
con su familia, se va a buscarlo. Quiere comprobar lo que se dice de su hijo
preguntándoselo a él mismo. La ocasión se convierte en una bella lección para María y
para todas las familias del mundo. Es difícil aceptar los nuevos caminos que
emprenden los hijos. A las mamás les nace del corazón proteger a sus hijos, pero
terminan controlándolos y limitándoles su proyecto de vida. María no entendía que con
Jesús se inauguraba una nueva familia, marcada no por lazos de sangre o de raza sino
por la fe en Jesús. Esta nueva familia se caracteriza por hacer la voluntad del Padre.
María aprende que además de madre debe convertirse en discípula. Para María no es
difícil ni extraño, porque cuando respondió al Ángel “hágase en mí según tu Palabra”
se convirtió en la primera que hizo la voluntad del Padre.
Jesús fue buena noticia no solamente por su mensaje, por lo que decía, sino también por lo que
hacía….
¿Cómo hablarle hoy a una persona o una comunidad, sobre el Reino de Dios? El
evangelio nos enseña dos cosas. El reino de Dios ya está sembrado por Dios en nuestra
vida y en nuestra historia. El irá creciendo, aún sin darnos cuenta, gracias a su
misericordia. Nuestra responsabilidad es cuidar esa semilla del reino en nuestra vida,
en nuestra familia y en nuestras comunidades, para que sus frutos puedan transformar
mejorar íntegramente nuestras condiciones de vida. Lo segundo es que el reino de Dios
no es orgulloso ni ambicioso, al contrario, es sencillo y humilde, nace desde lo pequeño
y lo insignificante. Como dice Pablo, “cuando soy débil, entonces soy fuerte”. El reino
se presenta pequeño en orgullo pero gigante en humildad y amor. Quien se cree más
que los demás no conoce el reino de Dios. No es posible mostrar una foto o una pintura
del reino de Dios, porque solo es posible reconocerlo en lo que decimos y en lo que
hacemos. Por nuestros frutos nos conocerán.
Servicio Bíblico Latinoamericano
Heb 11,1-2.8-19: Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios
Interleccional: Lc 1, Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo
Mc 4,35-41: ¿Aún no tienen fe?
E l torbellino de viento simboliza los malos espíritus que ponen en crisis nuestra vida
personal, familiar y social. Al igual que los discípulos, probablemente estamos
despiertos y somos conscientes del peligro de las tempestades, pero no atinamos a
hacer nada. La indiferencia y el miedo nos ganan una y otra vez. Si miramos a nuestro
alrededor, podríamos rápidamente hacer una larga lista de las tempestades que azotan
nuestro mundo. Si sabemos que los huracanes de la ambición, la codicia, el egoísmo, el
hambre, la violencia están destruyendo la barca del mundo, ¿por qué no hacemos nada?
Jesús tiene la respuesta: por cobardes y por falta fe. La cobardía es saber que muchas
cosas en el mundo van en contravía del evangelio, pero no hacer nada, “para evitarnos
problemas”. La falta de fe es porque nos llamamos cristianos pero vivimos como si no
lo fuéramos. Todavía reducimos la fe solo a creer, cuando realmente es adhesión al
proyecto de Jesús. Ya es hora de que enfrentemos las tempestades de nuestra vida y las
del mundo.
Servicio Bíblico Latinoamericano
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