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La organización como instrumento de dominación. Implica las ideas de


dominación y autoridad, de la explotación de los trabajadores en la
organización, y las multinacionales en la economía mundial.
De acuerdo con Morgan, a través de la historia la organización ha estado
asociada con los procesos de dominación social, donde los individuos y
grupos encuentran los medios de imponer su voluntad a los demás, lo cual es
una de sus características más representativas. Weber, pionero del estudio de
la dominación, propone tres tipos de ella que legitiman las formas de poder:
la carismática, la tradicional y la racional-legal.
Por otro lado, diversos estudios revelan como las organizaciones explotan y
usan a sus empleados, denominándolo como su aspecto desagradable,
dando lugar a las coaliciones de trabajadores en agrupaciones sindicales, y las
disposiciones legales en la materia, tutelados por la Organización Mundial del
Trabajo.
En la actual época neoliberal, la presencia de compañías multinacionales en
los países en desarrollo obedece al espíritu expansionista que desarrollan las
organizaciones en su afán de crecimiento, explotando los recursos naturales y
fuerza laboral, sin contribuir de forma recíproca al desarrollo de dichas
sociedades. Este es uno de los aspectos que cobran mayor relevancia en los
estudios de la RSE hoy día. La metáfora de instrumento de dominación, que
tiene empleo para la mayoría de las organizaciones, en el ámbito de la RSE
encuentra mayor pertinencia en las organizaciones de carácter transnacional,
ya sea en el sector de las maquiladoras o bien en el sector de las tiendas de
autoservicios. En el primer caso, se ha documentado los ilícitos cometidos
por diversas organizaciones multinacionales, principalmente en países
pobres, en los llamados Sweatshops, con el abuso a los trabajadores y la
violación de sus derechos  humanos más elementales y los derechos del
trabajo; así también se ha documentado la gran explotación infantil en el
sector primario de países en desarrollo, principalmente.
En relación con las multinacionales del sector comercio, se tiene
conocimiento de los problemas legales que enfrentan por la sobreexigencia y
maltrato en ocasiones, de que son objeto los empleados o “socios”, como les
llaman estas organizaciones. Por otro lado, la metáfora de instrumento de
dominación tiene total relevancia hacia la comunidad donde se establecen
estos enormes consorcios, toda vez que su presencia, con su gran capacidad
comercial y logística es capaz de desplazar a las micros y pequeñas empresas
existentes en la comunidad, aunque para algunas de ellas puede ser de
beneficio, cuando le sirve de proveedor de productos diversos.
Por otro lado se encuentran los conflictos que enfrentan con la propia
comunidad donde se establecen, que gracias a su capacidad “política” logran
convencer a las autoridades para obtener los permisos requeridos,
contraviniendo las leyes en la materia, enfrentando, no sin violencia, a los
ciudadanos. Los casos más conocidos en México son Walmart próxima al
conjunto de las pirámides en Teotihuacán (2004); McDonalds, en Oaxaca
(2005); Cotsco, en Cuernavaca (2008), entre otros célebres.
LA ORGANIZACIÓN COMO INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN

La dominación del hombre sobre el hombre es una manifestación presente en


el mundo desde que este existe. Morgan dirige su metáfora a la organización
brindando de manera evidente cómo esta manifestación de la dominación se
encuentra presente en toda estructura, sea esta de la índole que sea.

Los trabajadores han pasado por diversas situaciones de explotación y


dominio; en un principio se ejerció el dominio con la esclavitud, luego con la
Revolución Industrial, la cual en la medida en que el hombre fue
evolucionando, derivó en el establecimiento de un sistema de trabajo
asalariado; ya no se trabajaba en condiciones precarias, solo por un plato de
alimento y un techo donde dormir, sino que se empezó a tener derecho a
percibir una remuneración por el esfuerzo.

Para los teóricos Karl Marx, Max Weber y Roberth Michels, la burocracia es el
mecanismo de dominación por excelencia, y es expresada por elementos de
coerción hacia las personas bajo amenazas o a la fuerza. Se ha aceptado
tácitamente que debe existir un proceso de dominación, de manera que las
relaciones que se establecen van a estar regidas por el que ostenta el poder
sobre el sujeto dominado. Para el sociólogo alemán Karl Marx, el proceso de
dominación era una consecución de la plusvalía y de la acumulación de capital.
Weber estableció tres tipos de dominación social que legitiman las relaciones
humanas, estas son la Carismática, la Tradicional y la Racional-Legal. Por
último, está la famosa “Ley de Hierro de la Oligarquía” del sociólogo francés
Robert Michels, que vio en la política de la organización burocrática varias
tendencias de la oligarquía.

Morgan plantea en su análisis del dominio en la organización, cómo el trabajo


en muchas organizaciones puede ser peligroso al punto tal que al año cientos
de miles de trabajadores en todo el mundo mueren por accidentes de trabajo
o enfermedades profesionales; otros cientos de miles sufren enfermedades
profesionales de gravedad variada, y otras ocurren dentro de la ley y se tratan
como aspectos “inevitables” que suelen ocurrir; llegando a la conclusión de que
se pone más énfasis en el dinero que en la salud de los empleados. Dentro de
las organizaciones, sus dueños, o los empleados de confianza que están
ubicados en puestos claves, ejercen acciones en contra de los trabajadores a
su cargo, lo que se traduce en una continua explotación de sus capacidades
que atentan sobre su salud tanto física como mental. Muchos empresarios sólo
toman en cuenta los riesgos en el trabajo cuando la legislación los obliga a
hacerlo; ellos son reacios a admitir que los trabajos llevan asociados grandes
riesgos.

Entre los teóricos radicales del mundo moderno organizacional, encontramos a


Arthur Miller que refleja en su obra “Death of a Salesman” (Muerte de un
Viajante), que la mayoría de las organizaciones a menudo consumen y explotan
a sus empleados, aprovechándose de lo que necesitan de ellos y apartando a
un lado lo que no les interesa.

Según los teóricos radicales, el uso del trabajo asalariado condujo al capitalista
a hacer principal énfasis en la eficiencia del tiempo de trabajo y a buscar un
creciente control sobre los procesos de producción y una estricta y precisa
organización, supervisión y normalización de las tareas. De este modo, se
resaltan los estrechos lazos que existen entre la organización, las clases y el
control.

En las modernas organizaciones se ponen de manifiesto dos tipos de


trabajadores, el primero conocido como “trabajadores primarios” y luego los
“trabajadores secundarios”. Esta diferenciación permite visualizar claramente
que los del sector secundario son los trabajadores sobre cuyos hombros recae
la mayor cuota de dominio, son los más oprimidos, agobiados, debido a que
sus tareas están dirigidas en la mayoría de las actividades, al esfuerzo físico y
no mental, resultando afectados por enfermedades profesionales y accidentes
de trabajo. Mientras que los trabajadores del mercado laboral primario tienen
otros riesgos a nivel laboral como el alcoholismo y el stress mental y social.

Dentro de las organizaciones que ejercen dominio se encuentran las


“multinacionales” que son grandes corporaciones que dominan las
transacciones dentro de la economía mundial, siendo consideradas por lo
tanto, como unas potencias mundiales; sus recursos a menudo están más
dirigidos a crear una dependencia que una autonomía local. Los esfuerzos de
las multinacionales para controlar su entorno también se extienden a la esfera
de la política; ellas son la mayor fuerza política en el escenario económico
mundial, pero sin las responsabilidades políticas como tal.

Los defensores de las multinacionales las ven como fuerzas positivas en el


desarrollo económico; mientras que los detractores por otra parte tienden a
verlas como autoritarios monstruos, con el único fin de explotar a los
anfitriones que les dan cobijo.
La expansión de las multinacionales ha dado origen al llamado proceso de
“globalización”, el cual comprende una serie de transformaciones tecnológicas,
institucionales y de dirección que están ocurriendo a nivel mundial en las
esferas económicas, políticas, sociales y culturales.

La metáfora de la dominación a nuestro criterio, representa claramente la


relación de poder y control existente dentro de las organizaciones fungiendo
como entes políticos. Esta relación de poder y control establece la
diferenciación de clases (propietarios, dirigentes y trabajadores), entre las
cuales se presentan situaciones de intereses particulares, conflictos y dominio
que originan luchas por el poder.

Ajustando esta metáfora a la realidad nacional, podemos señalar que las


multinacionales han ejercido gran dominio en las actividades económicas,
principalmente las de carácter extractivo (petróleo y minería), aprovechándose
de las riquezas naturales del país, las cuales son llevadas a las casas matrices
de estas multinacionales donde son procesadas y transformadas en productos
finales, que luego son traídos al país para ser vendidos a un costo
excesivamente alto; con lo que a la final, aparte de explotar el recurso humano
de la nación a cambio de una remuneración mísera e injusta, se llevan la
ganancia a costa de nosotros mismos que resultamos siendo los consumidores
finales de dichos productos.

En las empresas del Estado también se evidencia el dominio, en este caso de


carácter político, puesto que no se aceptan concepciones políticas distintas a
las señaladas por el gobierno actual. Éste establece los lineamientos de
pensamiento y acción que deben seguir los empleados públicos los cuales no
pueden emitir su propio juicio so pena de perder su cargo.

Viendo el lado positivo de la organización como instrumento de dominación,


tenemos que conducida de una manera eficiente donde el liderazgo juegue un
papel clave en el perfeccionamiento empresarial, se pueden obtener
resultados satisfactorios y un nivel de respuesta óptimo por parte de las
personas que están bajo la supervisión de un líder, el cual deberá reconocer y
recompensar a sus empleados con respecto a haber obtenido los objetivos
previamente marcados. En este modelo administrativo se necesitan
trabajadores motivados, altamente comprometidos con los resultados de su
trabajo, bien informados del proceso de cambio y capaces de actuar en todo
momento para conseguir los objetivos elaborados desde la base; de lo
contrario se sentirán utilizados, manipulados y explotados lo que desembocará
en una serie de consecuencias que repercuten en su salud, estado de ánimo,
rendimiento y estabilidad laboral. Es importante que los empresarios se
preocupen porque dentro de sus organizaciones se sepan canalizar las líneas
de mando y se labore en un ambiente de trabajo que una al colectivo, anime a
todos a colaborar en el desempeño de las funciones y evite que la organización
se convierta en "un campo de batalla" hasta llegar al maltrato, abuso y acoso
hacia cualquiera de sus integrantes.

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