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YAIR DE JESÚS RODAS ESTRADA


Capítulo III

Sanciones en Materia de Amparo

I. Aspectos Generales

1. Sanción

La sanción, en general, se encuentra condicionada por la realización de un supuesto

jurídico, el cual puede consistir en la inobservancia de un deber legalmente establecido,

mediante la verificación de una conducta de carácter positivo (hacer) o de carácter negativo

(no hacer).

Doctrinariamente, la sanción se clasifica en tres clases:

a) Las que tiene por objeto lograr coactivamente el cumplimiento de un deber

jurídico omitido. Se da la sustitución de la obligación primaria incumplida

por una obligación nueva que se establece mediante la sanción, bajo

apercibimiento de que, si no se cumple la nueva obligación, se forzará a ello.

b) La que persiguen obtener determinadas prestaciones económicas

equivalentes a daños y perjuicios causados por la conducta violatoria.

Generalmente se presentan en los casos donde la conducta sancionada no

puede ser reencausada, por lo que se indemniza el daño producido.

c) La que no implican más que un mero castigo a la conducta tipificada o

regulada. Su único propósito es sancionar el actuar de la persona a quien se

le impone. No trata de enmendar o superar la conducta cuestionada.

2. Propósito de la sanción
De acuerdo con Ignacio Burgoa, la sanción tiene como propósito poner una especie

de dique al ejercicio abusivo de la acción de amparo.

Su justificación radica en que, por la naturaleza subsidiaria y extraordinaria del

amparo, no puede acudirse a esta vía sin antes haberse agotado todos los presupuestos

procesales, por lo que ante la inobservancia de tales presupuestos, además de fracasar el

proceso de amparo, lleva a la producción de determinadas consecuencias jurídicas contra

quien se instó la jurisdicción constitucional inadecuadamente, y quien auxilió

profesionalmente dicho proceso.

El capítulo 7 de la LAEPC en los artículos 50, 54 y 59 dispone lo relativo a las

sanciones aplicables a la autoridad impugnada, en el caso de que la protección

constitucional sea otorgada al amparista.

Los artículos 44 al 48 de la LAEPC disponen todo lo relativo a las figuras jurídicas

que corresponden aplicar al sujeto activo de la acción, cuando la protección constitucional

requerida sea declarada inviable.

3. Características de la sanción

Las sanciones en materia de amparo poseen dos características fundamentales, a saber:

a) La primera radica en el hecho de que las partes (sujetos activo, pasivo,

terceros) tienen el derecho de solicitar su imposición; por otro lado, el MP y

el PDH tiene la obligación de exigir la imposición y el tribunal de amparo la

obligación de imponerlas.
b) La segunda consiste en que las multas que se impongan no podrán

convertirse, en ningún caso, en penas privativas de libertad. Esto se

encuentra normado en el artículo 47 de la LAEPC.

4. Objeto de la sanción

El objeto de las sanciones aplicables al sujeto activo, su finalidad es la de

mantener la especialidad y objeto de dicho proceso, para evitar que malos litigantes puedan

convertirlo en un simple medio dilatorio, en una tercera instancia prohibida por la ley o en

una vía paralela a la jurisdicción ordinaria.

En cuanto al objeto de las sanciones aplicables al sujeto pasivo, las mismas

únicamente persiguen castigar el actuar contrario de dicho ente, y no para prevenir ningún

tipo de actuar en concreto, debido a que, por regla general, sus actuaciones siempre se

presumen de buena fe.


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EVERT JOSÉ MARROQUÍN GARCÍA
II. Sanciones en el amparo

Respecto de las sanciones de amparo y del contenido de la LAEPC, se puede

advertir algunos aspectos relevantes:

 Las sanciones en materia de amparo son números clausus, solo puede

considerarse como tales las específicamente establecidas en la LAEPC;

 Dos o más de estas figuras procesales pueden ser aplicadas en una misma

sentencia;

 La ley de la materia no ofrece definición de lo que debe entenderse por cada

figura procesal, por lo que es preciso acudir a la doctrina para poder

definirlas y entenderlas.

1. Costas Procesales

De conformidad con la ley del organismo judicial en su artículo 57, se establece que

el acceso a la justicia es gratuito; no obstante, ello, dicho principio y norma prevé como

excepción lo relacionado con las costas procesales.

En concordancia con lo anterior, el artículo 572 CPCYM establece que cada parte es

directamente responsable de los gastos que se ocasionen por los actos que lleve a cabo y

por los que pida, debiendo anticiparlos cuando así lo establezca la ley. Por tanto, en el caso

de condenación en costas, la parte condenada indemnizará a la otra de todos los gatos

necesarios que hubiere hecho.

1.8 Definición

Las personas que ponen en marcha al aparato judicial o administrativo deben

soportar algunas erogaciones inherentes a sus pretensiones con el propósito de lograrlas.


Todas las inversiones económicas producidas por el proceso constituyen gastos

procesales, pero no exactamente todos esos gastos pueden constituir las costas procesales.

Las costas procesales pueden ser definidas como aquella porción de los gastos procesales

cuyo pago recae sobre las partes que han intervenido en el proceso y reconocen a este

proceso como causa de su producción.

1.2 Fundamento

Al respecto del fundamento de las costas procesales, se han elaborado varias teorías

que intenta establecer el verdadero fundamento de la institución relacionada, las cuales se

explican así:

 Teoría de la pena: Quienes apoyan esta teoría sostienen que la condena en

costas es impuesta a quien establa el juicio o proceso injustificadamente, con

temeridad o sin razón alguna.

 Teoría de la culpa: establece que la imposición se basa en la conducta que

apoya la teoría de la culpa en el derecho civil, es decir, todo aquel que causa

un daño o perjuicio, ya sea por voluntad propia, negligencia o imprudencia,

debe responder por ello.

 Teoría del hecho objetivo del vencimiento: Para esta teoría, la condena en

costas se determina con fundamento en la simple absolución o condena en el

proceso, es decir, el que pierde un proceso debe ser condenado en costas por

ese solo hecho.


En resumen, la condena en costas no puede ser considerada una sanción, debe

entenderse como una forma de resarcimiento, que debe ser soportada por el vencido dentro

del proceso, sea este quien promovió la acción o en contra de quien se promovió la misma.

1.3 Costas en el amparo

Es a través de la sentencia o auto que pone fin al proceso que se impone al perdedor

la obligación de pagar al vencedor las costas que le han originado la tramitación del

proceso. El artículo 578 CPCYM, aplicado de forma supletoria, establece que constituyen

costas procesales reembolsables: “…los honorarios del abogado director, de los notarios,

procuradores, expertos, depositarios e interventores; las causadas por embargos,

despachos, edictos, publicaciones, certificaciones, inventarios; las inscripciones en los

registros; la indemnización a los testigos por el tiempo que hubiere invertido y los gastos

de viaje”

1. 4 Excepciones al pago de costas (sujeto activo)

Por regla general, la denegatoria del amparo conlleva obligatoriamente a la condena

en costas; no obstante, el artículo 45 LAEPC establece que excepcionalmente podrá

exonerarse de dicha condena al responsable, en los casos siguientes:

 Cuando la interposición del amparo se base en la jurisprudencia previamente

sentada. Las sentencias dictadas por la CC sientan jurisprudencia de

obligatoria observancia, pero existe la posibilidad que dicho tribunal se

aparte de ella, circunstancia que no puede ser imputada al solicitante del

amparo.
 Cuando el derecho aplicable sea de dudosa interpretación. Dada esa

circunstancia puede que la acción sea acogida o desestimada por distintos

tribunales. En estos casos es posible la aplicación de la figura de la

declaración simple de improcedencia del proceso, la cual consiste en una

desestimación producida por la improcedencia de la pretensión, dado el

análisis de fondo de la cuestión sometida a discusión y de la interpretación

particular que el tribunal ha hecho de las normas jurídicas invocadas, sin que

concurra la notoriedad de su improcedencia; dicha figura se presenta bajo el

enunciado “simplemente improcedente”.

 Que se haya actuado con evidente buena fe. Como ya se estableció

anteriormente, la finalidad de la sanción es prevenir o castigar la

inobservancia de los presupuestos procesales y principios del proceso de

amparo. Por ello, al advertirse que dicha acción fue utilizada bajo la creencia

de su procedibilidad y en observancia de todas sus disposiciones, es

innecesaria la imposición de la misma.

1.5 Excepciones al pago de costas (sujeto pasivo)

 Buena fe: Jurisprudencialmente la Corte de Constitucionalidad ha establecido que

no obstante la posibilidad legal de condenar en costas a la autoridad impugnada,

cuando dicha calidad recae en un empleado o funcionar público o en institución de

carácter estatal, no procede la imposición de dicha condena por presumirse la buena

fe en sus actuaciones.

Esa presunción encuentra su fundamento en el principio de legalidad, con base en el

cual todas las actuaciones de la administración pública y de la jurisdicción ordinaria


deben encontrarse ajustadas a Derecho, por lo que, debe descartarse la existencia de

una actitud malintencionada por parte de este sujeto procesal.

Sin embargo, dicho criterio no impide que, bajo determinadas circunstancias,

también se pueda, por el contrario, condenar a este tipo de sujetos pasivos, cuando

se ha advertido que no concurren los elementos para presumirse la buena fe.

 Amparo Estado contra Estado: debido a que el poder público se encuentra

distribuido en una serie de entes y funcionarios públicos, es factible que cualquiera

de estos pueda instar la referida protección constitucional, contra el supuesto actuar

agraviante de otro ente de similar naturaleza.

Es en estos casos, sin importar el pronunciamiento final, que no procede la condena

en costas por presumirse que ningún interés puede tener el Estado en exigirse a sí

mismo el resarcimiento de los gastos ocasionados, ya que serán los mismos fondos

públicos los que deban soportar dicha carga o erogación.

1.6 Costas para el Estado (Cuando el Estado cobra costas al particular)

Jurisprudencialmente se ha determinado la falta de legitimación en este sujeto

pasivo para el cobro de las costas.

Se puede justificar en el hecho de que, por lo general, su actuación se limita a la

remisión de los antecedentes del proceso o informe circunstanciado; si bien es cierto que

existen entidades públicas que actúan activamente dentro de los procesos de amparo, su

actuación se encuentra regulada dentro de los parámetros propios de sus funciones, por

tanto no se aprecia que incurran en gastos extraordinarios a los propios del ejercicio de sus

funciones.
1.7 Criterios relacionados con la Condena en Costas y el tercero con interés.

Debido a la participación que el tercero interesado tiene dentro del proceso de

amparo, existen criterios establecidos en relación al tema de la condena en costas de estos:

 El primero establece que los terceros con interés no tienen legitimación para el

cobro de las costas cuando estos no han realizado acto procesal alguno relativo a la

garantía constitucional, es decir, han asumido una actitud totalmente pasiva ante el

actuar de los demás sujetos, por tanto, no puede considerarse que ha incurrido en

gastos procesales.

 El segundo es lo contrario al primero, establece que si el tercero efectivamente ha

actuado dentro del proceso, asumiendo una postura totalmente opuesta a la parte

que resulte vencida, tendrá los elementos para adquirir la legitimación para

pretender el cobro de las costas procesales.

 El tercer criterio establece que, de conformidad con la jurisprudencia asentada por

la CC, es factible condenar en costas al tercer con interés, pero no se hizo

consideración alguna del motivo por el cual se estimó procedente la condena en

costas al tercero.

Este criterio (el tercero) es el que más autores han considerado errado debido a que

a) jurisprudencialmente no hay fundamentación;

b) la ley no regula de forma expresa;

c) la participación del tercero es motivada por los otros sujetos, la misma

participación del tercero no puede ser calificada como frívola o temeraria por lo que

no puede ser condenado en costas.

1.8 Tramitación
De conformidad con el artículo 56 de la LAEPC, una vez impuesta la condena en

costas en la sentencia respectiva, su liquidación se realizará a petición de parte ante el juez

de primer grado, por la vía incidental.


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ANGEL ABIDAIL CORTEZ FIGUEROA
2. Destitución

Es a través de la figura de carácter laboral-administrativo, que la administración

pública pone fin de manera unilateral a la relación laboral existente entre esta y sus

servidores; la destitución o despido es el producto de la verificación de determinadas

conductas que, de acuerdo con la ley de que se trate, se consideran faltas graves que

ameritan ser sancionadas de esta forma.

La imposición de dicha medida se produce una vez formulados los cargos y corrida

la audiencia respectiva al interesado.

En la LAEPC se encuentra regulada la figura de la destitución, como parte de las

sanciones a que puede dar origen el proceso de amparo. Su función radica únicamente en

sancionar la desobediencia de lo ordenado en amparo por parte de la autoridad impugnada.

2.1 Características

a) Procede únicamente cuando se han verificado los supuestos para su

imposición, en los amparos cuyo otorgamiento tiene por objeto cesar la

demora o retardo en resolver alguna solicitud, practicar alguna diligencia o

ejecutar algún acto ordenado de antemano; es decir, en los casos en que el

agravio consiste en un acto o hecho negativo.

b) Sólo puede ser aplicada contra aquellos funcionarios o autoridades que no

han sido electos popularmente o por designación de un cuerpo colegiado.

Cuando se trate de ese caso, sólo responderán por los daños y perjuicios que

causen.
c) No es necesaria la audiencia o procedimiento previo para su aplicación,

basta la mera realización de los supuestos contenidos en la norma para que la

misma sea aplicada ipso facto.

2.2 Regulación legal

La destitución se encuentra regulada en el artículo 50 de la LAEPC, concretamente

en los literales b) y c).

De dicho artículo debe entenderse que, para que procede la sanción de destitución

contra la autoridad contra la que se acude en amparo, es necesario que se verifiquen dos

supuestos:

 Que la autoridad o entidad no resuelva dentro del término que le fije la

sentencia de amparo;

 Que no exista la posibilidad de acudir ante autoridad inmediata superior a la

recurrida o ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, para que sean

estos los que en sustitución de aquella que no cumplió, cumplan con lo

ordenado en el proceso de amparo.

En el supuesto que sea el Tribunal de lo Contencioso Administrativo el que ejecute

la sentencia de amparo, la parte que pueda considerarse afectada por lo resuelto por dicho

Tribunal, ya no podrá acudir a tal vía a plantear su posición o inconformidad, debido a que

el órgano jurisdiccionalmente ya emitió pronunciamiento al respecto. Para garantizar el

derecho de defensa, se entenderá que en tales casos ha quedado la vía para promover la

casación.
De conformidad con la literal b) del artículo 49 LAEPC, uno de los efectos de la

sentencia de amparo y, por ende, uno de sus pronunciamientos se relaciona con fijar un

plazo o término razonable para que cese la demora en resolver o se practique la diligencia

omitida; la desobediencia a dicho precepto implícala destitución inmediata.

Dicha disposición no contempla excepción alguna o causas de justificación por las

cuales se pretenda su inaplicación. Para la aplicación de la destitución bastará con que

el obligado no cumpla dentro del plazo fijado por el tribunal de amparo, es decir, no se

requiere siquiera que a la larga se deje de acatar lo resuelto en la sentencia, bastará con el

mero retardo en el acatamiento de lo ordenado para que ello conlleve a la destitución de la

persona responsable.

2.3 Destitución especial

El artículo 78 LAEPC establece que “la desobediencia, retardo u oposición a una

resolución dictada en un proceso de amparo de parte de un funcionario o empleado del

Estado y sus instituciones descentralizadas y autónomas es causa legal de destitución,

además de las otras sanciones establecidas en las leyes”.

Esta sanción no es aplicable a los sujetos pasivos del amparo (autoridad

impugnada), por tanto, dicha disposición contenida en el artículo 78 es aplicable a aquellas

personas que, sin ser parte del proceso, se relacionan en la tramitación o resolución del

mismo.
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MARISSA LUCÍA VIRULA GONZALEZ
3. Daños y perjuicios

La LAEPC determina la figura del resarcimiento por daños y perjuicios, su

procedencia y aplicación, pero no determina los conceptos que estos abarcan. En razón de

lo anterior, se debe acudir a las fuentes jurídicas, doctrinarias y legales.

Entre las fuentes accesorias encontramos el Código Civil, el cual establece en su

artículo 1434 que los daños consisten en las pérdidas que el acreedor sufre en su patrimonio

y los perjuicios que son las ganancias lícitas que deja de percibir.

Respecto a la aplicación de dicha figura, el artículo 59 LAEPC establece que cuando

el tribunal declare que ha lugar el pago de daños y perjuicios, sea en sentencia o en

resolución posterior, fijará su importe en cantidad líquida o establecerá las bases con

arreglo a las cuales deberá hacerse la liquidación o dejará la fijación de su importe a juicio

de expertos, que se tramitará por el procedimiento de los incidentes.

En cuanto a la posibilidad de condenar en daños y perjuicios con posterioridad al

pronunciamiento de la sentencia, la ley de la materia dispone presupuestos legales que, si se

verifican, imponen la obligación al tribunal de amparo de realizar dicho pronunciamiento,

tales son:

a) A petición de parte, cuando hubiere demora o resistencia a ejecutar lo

resuelto en sentencia de amparo

b) En los casos establecidos en las literales b) y c) del artículo 50 de la LAEPC,

cuando no sea procedente la destitución por desobediencia.

Ese daño puede componerse de dos elementos distintos, según el texto del artículo

1434 Código Civil. Por una parte, se encuentra el daño o pérdida sufrida, es decir, el
empobrecimiento experimentado en el patrimonio del afectado; por otra parte, el perjuicio o

la ganancia que se ha dejado de obtener.

3.2 Requisitos

Para que pueda producirse pronunciamiento obligando la restauración es necesario:

a) Que se haya producido una conducta que pueda ser calificada de injusta;

b) Que el daño o perjuicio a reclamarse sea cierto, es decir, que haya sido

demostrado;

c) En el caso concreto del amparo, que exista sujeto legitimado para su cobro.

Se debe demostrar su participación dentro del proceso y que efectivamente

se le produjo un daño o perjuicio;

d) Que la relación hecha tenga por objeto el restablecimiento de la armonía y el

equilibrio de la situación afectada;

e) Que el daño pueda tener una traducción económica.

Doctrinariamente se considera erróneo que la determinación por daños y perjuicios

tenga por objeto imponer una pena contra el autor del daño, ya que, idealmente, la misma

debe constituir únicamente una reparación.

Su existencia y procedencia se fundamenta en la necesidad de reparar un daño

injustamente producido, de ahí que no pueda utilizarse para disuadir a los malos litigantes

de acudir al amparo en forma inadecuada o en inobservancia de sus preceptos y naturaleza.

No obstante, lo anterior según el fallo emitido por la CC en sentencia del 11 de

enero de 2006, dentro de los expedientes acumulados 714, 761 y 810-2005, la CC ha

optado por utilizar la condena en daños y perjuicios, como un medio sancionatorio de


procesos malintencionados, instados en franca contravención de los supuestos que establece

la doctrina y la ley de la materia, de ahí que, bajo esa óptica se puede concebir como una

sanción en materia de amparo.


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JEIMY LETICIA GONZALEZ PALENCIA
4. La multa

Consiste en el pago por parte del culpable, de una suma de dinero, en favor del

Estado, cuya determinación atiende a un monto mínimo y un monto máximo establecidos

en la ley.

La multa reviste los elementos necesarios para ser considerada una sanción, ya que

no persigue otra finalidad que la de castigar determinada conducta reprochable.

Al referirse a la multa en materia de amparo, se alude a la sanción impuesta al

abogado patrocinante con ocasión de la improcedencia de la acción de amparo.

Sin embargo, del texto contenido en el artículo 73 LAEPC se aprecia que existe otra

clase de multa cuya imposición atiende a la improcedencia del ocurso en queja. Dicha

sanción recae sobre el quejoso cuya pretensión ha sido desestimada y cuyo monto oscila

entre los cincuenta y los quinientos quetzales.

4.1 Procedencia

Según el artículo 46 de la LAEPC, cuando el tribunal estime, razonándolo

debidamente, que el amparo interpuesto es frívolo o notoriamente improcedente,

además de la condena en costas procesales, sancionará con multa de cincuenta a mil

quetzales, según la gravedad del caso, al abogado que lo patrocine.

Del artículo citado, se pueden apreciar ciertas características particulares de la

multa en materia de amparo:

 La sanción debe ser impuesta con exclusividad al profesional o profesionales

del Derecho que haya auxiliado la acción de amparo;


 La aplicación debe ser entendida impuesta en forma individual y no en

forma conjunta a todos los profesionales multados. Es decir, una multa para

cada abogado y no una multa por todos;

 Su procedencia se encuentra condicionada a la inviabilidad del proceso

instado, es decir, que se impone únicamente cuando el proceso promovido

sea considerado notoriamente improcedente;

 Su imposición presupone la frivolidad de proceso instado o su notoria

improcedencia;

 Constituye una sanción de carácter eminentemente económico;

 Su imposición es obligatoria de conformidad con la ley, pero la graduación

de la misma queda a criterio del juez de amparo, siempre dentro del monto

mínimo y el monto máximo que establece la ley;

Actualmente, es criterio de la CC imponer en concepto de multa, el monto máximo

establecido en la ley.

Es tan rígida la posición de la CC que, si el pronunciamiento de primera instancia

conocido en alzada impuso la sanción de multa, y la denegatoria de la acción es confirmada

en segunda instancia, la CC hará pronunciamiento en el sentido de modificar la referida

multa, para que la misma quede en el máximo permitido por la ley. Dicho actuar es una

contravención del principio procesal de prohibición de reformatio in peius.

El artículo 72 del acuerdo 1-2013 CC, establece que será abogados auxiliantes los

que firmen la solicitud inicial y quienes, en el transcurso del procedimiento, comparezcan

suscribiendo escritos que contengan argumentos relacionados con el fondo del asunto.
4.2 Liquidación

El procedimiento de liquidación de multas se encuentra regulado en el artículo 57 de

la LAEPC, el cual dispone que una vez concluido el trámite del referido proceso, la

Secretaría del tribunal hará la liquidación de las multas que correspondan, las cuales

deberán pagarse dentro de los cinco días siguientes en que quede firme el fallo.

Si bien la ley establece un plazo para el cumplimiento, no determina o regula

consecuencia jurídica alguna que produzca la inobservancia del mismo; es decir, la falta de

pago de la sanción impuesta no posee una consecuencia jurídica regulada en la ley que

obligue a su cumplimiento.

El artículo 73 del acuerdo 1-2013 CC dispone que por constituir fondos privativos

propios, la CC posee acción directa para cobrar las multas impuestas a los abogados y en

caso de que dichos profesionales no paguen dentro del plazo fijado en sentencia, se

procederá al cobro judicial, conforme el proceso económico-coactivo.

El cobro judicial deberá tramitarse en la vía de apremio o por juicio ejecutivo, según

sea el caso, al tenor de lo dispuesto por el CPCYM, siendo competentes para ello, según

cada caso, los Juzgados de Paz o de Primera instancia civil del departamento de Guatemala,

atendiendo a la cuantía. Además de ello, establece que la CC podrá publicar un listado de

abogados que hayan incurrido en insolvencia, así como enviar dicha lista al CANG, sin

indicar con que fin u objeto.

Actualmente, la CC no ha planteado acción judicial alguna tendente al cobro de las

multas adecuadas, no obstante que existe un número considerable de ellas que no han sido

pagadas. En su lugar, el tribunal constitucional ha optado por requerir directamente a los


profesionales multados, a través de comunicaciones telefónicas o escritas, el pago de las

multas adeudadas, apelando al sentido de honorabilidad de estos y con el argumento de que

su incumplimiento afecta su prestigio profesional.

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