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Costas en los procesos de familia

Autor:
Malizia, Roberto

Cita: RC D 681/2022
Encabezado:

La imposición de costas al vencido por el principio objetivo de la derrota, es regla en la jurisprudencia a nivel
nacional, de modo tal que las excepciones a ese principio deben aplicarse con criterio estricto y sobre
circunstancias objetivas fundadas que demuestren la injusticia de aplicar aquel principio. En función de ello, el
autor analiza pormenorizadamente la cuestión de la distribución de las costas en los procesos de familia,
haciendo un repaso legal y jurisprudencial de la temática.

Sumario:

I. Introducción. II. Concepto de costas. III. Sistema del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. IV.
Alcance de la condena en costas. IV.1. Contenido de la condena. IV.2. Facultad del juez para reducir gastos
excesivos. IV.3. Gastos realizados para evitar el pleito. IV.4. Costas por actuaciones superfluas. IV.5. Honorarios
del perito respecto de la parte no condenada en costas. V. Teoría subjetiva pura. VI. Adopción del vencimiento
como principio, pero con atenuaciones. VII. Reglas generales sobre exención de costas. VIII. Costas en el orden
causado; por su orden. IX. Costas en materia de régimen de comunicación y cuidado personal. X. Costas en
materia de alimentos. X.1. Las costas en alimentos con fuente en la responsabilidad parental. X.2. Acuerdo
conciliatorio entre los progenitores sobre alimentos y régimen de visitas de la hija menor de edad: Costas en el
orden causado vs. Costas al alimentante. XI. Jurisprudencia. XII. Costas en el proceso de compensación
económica. XIII. Costas en el proceso de divorcio. XIII.1 Jurisprudencia. XIV. Costas en la liquidación de la
sociedad conyugal.

Costas en los procesos de familia

I. Introducción

Durante el trámite del proceso las partes se ven obligadas a efectuar pagos correspondientes a tasas de justicia,
honorarios, adelantos de gastos de peritos, informes de dominio, diligenciamiento de cédulas en otras
jurisdicciones, publicación de edictos, etc. Se trata de determinar quién debe satisfacer en definitiva estos
desembolsos. Antiguamente estas expensas se denominaban costas (gastos propiamente dichos) y costos
(honorarios). Por su parte, ser condenado en costas, en términos generales, significa "cargar con todo lo
perjudicial de un negocio"[1].

Como sostenía Reimundín la condena en costas al vencido es la regla, y la exoneración es la excepción[2].

El "principio objetivo de la derrota" establece que la parte vencida en el juicio deberá pagar todos los gastos de la
contraria, aun cuando ésta no lo hubiese solicitado. Sin embargo, el juez podrá eximir total o parcialmente de
esta responsabilidad al litigante vencido, siembre que encontrare mérito para ello, expresándolo en su
pronunciamiento, bajo pena de nulidad.

La imposición de costas al vencido por el principio objetivo de la derrota, es regla en la jurisprudencia a nivel
nacional que en reiteradas oportunidades ha resuelto que en materia de imposición de costas impera como regla
general el hecho objetivo de la derrota, base de la condena en costas, de modo tal que las excepciones a ese
principio deben aplicarse con criterio estricto y sobre circunstancias objetivas muy fundadas que demuestren la
injusticia de aplicar aquel principio, pues de otro modo se desnaturaliza el fundamento brindado, convirtiendo a la
excepción en regla[3].

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El artículo 68 del Código Procesal consagra el principio rector, derivado del hecho objetivo de la derrota, de que
quien resulte vencido debe cargar con los gastos en que incurrió la contraria para obtener el reconocimiento de
su derecho[4].

La excepción que prevé el artículo 68, párrafo 2do, del Código Procesal debe ser interpretada restrictivamente y
sobre la base de circunstancias objetivas y muy fundadas que demuestran la injusticia de aplicar el principio
general del hecho objetivo de la derrota.

En efecto, en ciertos supuestos, debido a distintas circunstancias que pueden presentarse en el proceso, queda
librado al prudente arbitrio judicial apartarse del criterio objetivo de la derrota. Para ello, el juzgador debe fundar
cuáles son los motivos que justifiquen apartarse de la regla, debiendo destacarse que en la elaboración
jurisprudencial se han incluido supuestos como las diferencias de interpretación que genera la aplicación de una
ley nueva, la existencia de fallos contradictorios sobre una misma cuestión de derecho e incluso la complejidad
del asunto a resolver, siendo todos de carácter objetivo[5].

II. Concepto de costas

Las costas del proceso pueden ser definidas como los gastos procesales que tienen al proceso como causa
inmediata y directa de su producción, y que deben ser pagados por las partes que intervienen en él[6].

Se ha sostenido con acierto que las costas constituyen un resarcimiento o una indemnización de los perjuicios
derivados de la actuación procesal de la parte condenada; que tiene por objeto evitar una disminución patrimonial
para la parte en cuyo favor se hace el pronunciamiento[7].

III. Sistema del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación

La aplicación de las costas es corolario de la derrota. Se imponen no como sanción sino como resarcimiento de
los gastos provocados por el litigio, gastos que deben ser reembolsados por el vencido con prescindencia de la
buena o mala fe con que hayan actuado por haberse creído con derecho. En virtud de lo dispuesto en el artículo
68 del Código Procesal la parte vencida en el juicio, deberá pagar todos los gastos de la contraria, aunque esta
no lo hubiera pedido, siempre y cuando el juez no encontrara mérito para eximirla total o parcialmente de esta
responsabilidad[8].

Ello es así toda vez que en nuestro sistema procesal los gastos del juicio deben ser satisfechos -como principio
general- por la parte vencida y además de establecer que las costas se imponen aun cuando no hubiesen sido
solicitadas por la parte, la materia ha sido regulada circunstanciadamente con el objeto de establecer las bases
tendientes a la certeza jurídica y a la uniformidad, en lo esencial, de las decisiones jurisprudenciales[9].

Los ordenamientos procesales reconocen dos sistemas para legislar en materia de costas: uno llamado el
sistema automático, que funda la condena en la derrota procesal, encontrándose algunas modalidades según la
instancia o las características del proceso Se parte del presupuesto objetivo de la derrota, de manera que la
sentencia debe contener una decisión expresa en tal sentido; y el sistema de albedrío judicial que sienta el
principio de que las costas se impondrán al litigante de mala fe o temerario pero deja la apreciación casuística de
la norma al criterio del juzgador, con la consiguiente facultad de no imponer las costas cuando se estime que el
vencido procedió de buena fe[10].

Nuestro código procesal local adopta el primer sistema; las costas deben ser soportadas por el perdidoso, no se
imponen como sanción sino como resarcimiento de los gastos provocados por el litigio, los que deben ser
reembolsados con independencia de la buena o mala fe del litigante.

Así se ha dicho que "el principio general contenido en nuestra legislación procesal se asienta en el objetivo
criterio de la derrota: "Quien pierde afronta las costas"".

Puede darse el supuesto de vencimiento recíproco y distribuirse las costas en porcentuales o bien impuestas en
el orden causado.

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Ahora bien, tal como ya lo manifestara, no obstante que nuestro sistema procesal en materia de costas sigue el
principio chiovendano de la derrota, contempla la posibilidad de la imposición de las mismas al vencedor o en el
orden causado, cuando resulta evidente que el vencido no dio motivo a la demanda o articulación y se allanó de
inmediato, haciendo entrega o depositando lo debido.

IV. Alcance de la condena en costas

IV.1. Contenido de la condena

El alcance de la condena en costas comprende a todos aquellos gastos que guardan relación de causa a efecto
en el trámite del proceso, entre los que se pueden mencionar, la tasa de justicia, erogaciones especiales (poder
judicial especial, fotocopias, gastos de edictos, gastos por anotación de embargo preventivo en el proceso de
daños, etc.) y los honorarios de los profesionales que intervinieron en el proceso.

Costas son aquellos gastos que necesariamente ha debido efectuar el vencedor para hacer triunfar su
derecho[11], es decir, constituyen una parte de los gastos procesales, una "species" de un "genus" más amplio
que abarca todos los desembolsos de carácter económico que el proceso puede producir[12]; y que han sido
impuestos a una parte en el proceso[13]. Dichas costas se componen de gastos derivados de la tramitación
judicial (papel, sellado, derecho de los actuarios, diligenciamientos de notificaciones, etc.) y honorarios de los
profesionales intervinientes (abogados, procuradores, peritos)[14].

IV.2. Facultad del juez para reducir gastos excesivos

El principio es que deben satisfacerse los gastos realmente realizados y por su importe probado. La atribución
conferida al juez por el artículo 77 del Código Procesal se refiere a las erogaciones manifiestamente
desproporcionadas con el valor corriente o común del rubro a que se refieren.

IV.3. Gastos realizados para evitar el pleito

Son los que una de las partes ha efectuado con el objeto de cumplir la obligación a su cargo directamente
relacionados con el propósito de evitar el proceso, que no obstante, la otra parte en definitiva promueve. Así, los
colacionados o actas notariales ofreciendo el pago.

A la inversa, quedan comprendidos los gastos que ha realizado la parte -luego actora triunfante- para obtener
que el demandado cumpliera su obligación sin que aquella tuviera que sustanciar el juicio.

IV.4. Costas por actuaciones superfluas

No lo son si la adversaria no las objetó[15]. No debe comprenderse en las costas, los gastos de una pericia que
versó sobre un hecho expresamente reconocido.

IV.5. Honorarios del perito respecto de la parte no condenada en costas

Corresponde abonar a la parte actora el 50 % de los honorarios del perito regulados en un proceso por
incumplimiento de contrato, no obstante haber asumido la parte contraria en forma exclusiva el pago de los
emolumentos del experto, por constituir una situación asimilable al supuesto de condena en costas prevista en el
último párrafo del art. 77 del Cód. Procesal, sin perjuicio del derecho de repetición respecto de la
demandada[16].

Las disposiciones de los artículos 730 del Código Civil y Comercial y 277 de la Ley de Contrato de Trabajo
reformados por la Ley 24432 sólo amparan al condenado en costas; por lo tanto es improcedente la aplicación
del límite en ellos establecido a la parte vencedora que por aplicación del artículo 77 del Código Procesal debe
abonar el 50 % de los honorarios del perito interviniente, sin perjuicio de la facultad que le asiste para repetir del
vencido en costas lo que debe sufragar[17].

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La aplicación de la limitación impuesta por el art. 730 del Código Civil y Comercial ha sido objeto de
interpretación por nuestro más alto Tribunal quien señaló que aquella sólo limita la responsabilidad del
condenado en costas por los honorarios devengados, más no respecto de la cuantificación de éstos (CSJN, del
27/05/2009, in re "Villalba, Matías Valentín c/ Pimentel, José y otros s/ Accidente - Ley 9688"). La jurisprudencia
ha entendido que, en sentido concordante, que todas las regulaciones de honorarios deben efectuarse
prescindiendo del tope que determina esta norma y aplicando el arancel local correspondiente. (conf. Superior
Tribunal de Justicia de la Provincia del Chaco, Sala I en lo civil, comercial y laboral, 30/11/2006, "S., M. I. y otros
c. Fábrica S.R.L."; Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Corrientes, 15/11/1996, "Tabarez, Andrés S. c.
Dirección Provincial de Energía de Corrientes y/u otro" L.L. Litoral 1997, 337, entre otros), sin perjuicio de que la
interesada pueda plantear la cuestión, de ser el caso, en la etapa de ejecución de sentencia.

V. Teoría subjetiva pura

En la legislación española, en la primera instancia de los negocios de mayor y menor cuantía, la norma es que no
se imponen costas, se compensan; cuando se las aplica, es porque el tribunal juzga que el litigante ha procedido
con temeridad: dolo (conciencia de la injusticia de la pretensión); malicia, culpa lata (no la que es simplemente
leve)[18]. En el fondo, se asigna al proceso una función moralizadora. Esta doctrina, que configura la condena en
costas como una sanción, vendría a superponerse con la inconducta procesal que tiene su propio régimen.

VI. Adopción del vencimiento como principio, pero con atenuaciones

El Código de Procedimiento Italiano, después de consagrar en el art. 91 la teoría objetiva de la soccombenza,


mitiga su rigor con la doctrina de la causalidad (art. 92), que si bien parece limitarse a no permitir que el vencedor
sea resarcido de las costas de los gastos excesivos o superfluos que ha ocasionado por su comportamiento,
complicando o prolongando el proceso o por transgresiones a los deberes de lealtad y probidad, termina por
introducirse en el campo subjetivo, como lo demuestran los ejemplos que dan los doctrinarios italianos[19].

VII. Reglas generales sobre exención de costas

Costas al vencido, si no hay mérito para eximirlo. Ha de considerarse que en el proceso han quedado
exteriorizados tales méritos, cuando, entre otros casos; la pretensión o la resistencia a la pretensión se ha
mantenido por razonable incertidumbre acerca de la regulación jurídica: legislación insuficiente u oscura, nueva,
modificada en el curso del proceso y aplicable.

Existe la posibilidad de imponer costas al vencedor, por su comportamiento anterior al proceso, en lo que se
refiere a la oportunidad y modalidad de incoación.

El principio general sustentado por el Código Procesal es que el litigante vencido debe pagar todos los gastos de
la parte contraria, aunque ésta no lo hubiera solicitado[20].

La imposición de las costas en el orden causado sólo es procedente en los casos en que por la naturaleza de la
acción deducida, la forma como se trabó la litis o en atención a la conducta de las partes su regulación puede
efectuarse mediante un apartamiento de la regla general[21].

VIII. Costas en el orden causado; por su orden

Las expresiones "costas por su orden" o "costas en el orden causado", tienen un significado similar y sus efectos
son que no se libera al vencido de la totalidad de las costas, sino sólo de las correspondientes al vencedor, es
decir, debe soportar las propias y la mitad de las del orden causado.

IX. Costas en materia de régimen de comunicación y cuidado personal

La jurisprudencia a nivel nacional se ha pronunciado en el sentido de que el principio del vencimiento no se


aplique de manera rígida y que se impongan las costas en el orden causado, con fundamento en que la cuestión

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se decide conforme al interés del menor, resultando lógico y plausible que ambos padres quieran un régimen de
comunicación y el cuidado personal.

X. Costas en materia de alimentos

En principio el juicio de alimentos no escapa del esquema normativo general en materia de imposición de costas,
sin perjuicio de atender a sus marcadas particularidades en función de ponerse en juego situaciones de
vulnerabilidad protegidas específicamente por normas constitucionales en una significativa cantidad de casos.

Es ampliamente conocido que tanto la doctrina como la jurisprudencia han sostenido, con carácter general, que
corresponde imponer las costas al alimentante -aún cuando no hubiere en el proceso una parte declarada
judicialmente vencida- a efectos de no ocasionar una detracción de recursos a los alimentados y así degradar los
derechos que se pretenden proteger. Este criterio pretoriano se asienta precisamente en esas especiales
situaciones de vulnerabilidad mas no cuenta con una norma que específicamente lo determine.

Corresponde en primer término aplicar las reglas procesales generales para la imposición de costas y si como
consecuencia de ello se observa un eventual detrimento de los derechos de las personas en situación de
vulnerabilidad efectuar una nueva ponderación de los derechos constitucionales en juego.

Los progenitores pueden reclamar alimentos en favor de sus hijos menores de edad ya sea en su representación
-poniendo en acto el derecho alimentario de éstos- ya sea por su propio derecho a obtener la contribución
alimentaria del otro progenitor.

El derecho autónomo de un progenitor a la contribución alimentaria del otro surge de la propia obligación
alimentaria que pesa sobre ambos. Es decir, si ambos tienen una obligación alimentaria respecto de los hijos
menores de edad es claro que tal obligación debe ser distribuida entre ellos. Se trata de una perspectiva distinta
a la que puede establecerse desde el derecho alimentario de los hijos respecto de sus padres.

El criterio jurisprudencial de imposición de costas al alimentante en función de no afectar los derechos de los
beneficiarios de alimentos sólo podrá ser aplicado, si correspondiere, cuando el juicio se trabe entre tales
beneficiarios y el obligado alimentario demandado, mas no cuando se trate de pretensiones de contribución
alimentaria propias del reclamante o de convenios alcanzados en tal carácter. Cuando se trata de pretensiones
de contribución alimentaria propias del reclamante o de convenios alcanzados en tal carácter, la imposición de
costas en el orden causado impacta en el patrimonio de cada uno de los obligados al pago que no son los hijos
sino cada uno de sus padres que fueron parte en el expediente.

X.1. Las costas en alimentos con fuente en la responsabilidad parental

La obligación alimentaria de los progenitores hacia sus hijos basada en la responsabilidad parental es
establecida por la ley (arts. 658 a 670, CCyC) sin que el beneficiario de alimentos deba acreditar la falta de
recursos económicos o la imposibilidad de procurarse alimentos mediante su trabajo, tal como sí se exige en
materia de alimentos entre parientes (art. 545, CCyC).

El origen legal de la obligación importa en la práctica reducir el juicio de alimentos a la determinación del monto
de la obligación alimentaria del demandado y, en su caso, su distribución entre los obligados alimentarios. Al
respecto, cabe recordar que, conforme al artículo 658 del CCyC, la obligación alimentaria pesa sobre ambos
progenitores con lo que, aún cuando en un juicio solo se cuantifiquen los alimentos debidos por el demandado no
puede soslayarse entender que el otro progenitor cumple en forma directa con su porción de la obligación
alimentaria, excepto que específicamente se determine cómo contribuye cada uno.

Respecto de los alimentos provenientes de la responsabilidad parental el Código Civil y Comercial ha ampliado
los supuestos de legitimación activa a partir de receptar distintas situaciones que la doctrina y jurisprudencia
fueron admitiendo en el curso de estos años, tal como lo ha hecho en otros institutos especialmente en el
Derecho de Familia.

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El artículo 661 establece que "el progenitor que falte a la prestación de alimentos puede ser demandado por: a) el
otro progenitor en representación del hijo, b) el hijo con grado de madurez suficiente con asistencia letrada y c)
subsidiariamente, cualquiera de los parientes o el Ministerio Público". Podemos observar, entonces, que en los
dos primeros supuestos la parte actora es el propio hijo, en el primer caso representado por uno de sus
progenitores.

Amén de ello, el nuevo ordenamiento ha previsto otras situaciones en las que la pretensión es efectuada por uno
de los progenitores y tiene por objeto obtener la contribución alimentaria del otro progenitor, mas no se formula
en representación de los beneficiarios sino por el derecho propio del reclamante. Así se da en el artículo 662 en
cuanto establece que "el progenitor que convive con el hijo mayor de edad tienen legitimación para obtener la
contribución del otro hasta que el hijo cumpla veintiún años" y también en el artículo siguiente para el caso del
hijo mayor de edad que se capacita. Una situación similar se observa en los acuerdos alimentarios que pueden
ser alcanzados por los progenitores en el plan de parentalidad, en los pactos de convivencia y en el convenio
regulador de los efectos del divorcio, donde los progenitores actúan en función de sus propios derechos y no en
representación de los de sus hijos.

Los progenitores, entonces, pueden reclamar alimentos en favor de sus hijos menores de edad ya sea en su
representación -poniendo en acto el derecho alimentario de éstos- ya sea por su propio derecho a obtener la
contribución alimentaria del otro progenitor.

El derecho autónomo de un progenitor a la contribución alimentaria del otro surge de la propia obligación
alimentaria que pesa sobre ambos. Es decir, si ambos tienen una obligación alimentaria respecto de los hijos
menores de edad es claro que tal obligación debe ser distribuida entre ellos. Se trata de una perspectiva distinta
a la que puede establecerse desde el derecho alimentario de los hijos respecto de sus padres.

No se trata entonces de una innovación del Código Civil y Comercial sino que también el esquema normativo se
infiere de las normas del Código Civil derogado (art. 265, art. 236, inciso 3, y cc).

Es claro, entonces, que el criterio jurisprudencial de imposición de costas al alimentante en función de no afectar
los derechos de los beneficiarios de alimentos sólo podrá ser aplicado, si correspondiere, cuando el juicio se
trabe entre tales beneficiarios y el obligado alimentario demandado, mas no cuando se trate de pretensiones de
contribución alimentaria propias del reclamante o de convenios alcanzados en tal carácter.

En concreto, costas por su orden desvirtuaría la naturaleza de la prestación alimentaria cuya percepción íntegra
se presume necesaria para la subsistencia de la alimentada.

Ello ha sido reconocido por la doctrina y la jurisprudencia: "Las costas en los juicios de alimentos, salvo casos
excepcionales, deben imponerse al alimentante, porque lo contrario importaría gravar la pensión fijada, que no
debe ser reducida por ningún motivo. Esta regla es aplicable aun cuando el demandado se hubiese allanado o
cuando la suma propuesta por él coincida con la fijada en la sentencia"[22].

Como bien señala Gozaini, aquella valiosa directiva, destinada a proteger la incolumidad de la prestación
alimentaria, no puede ser aplicada ciegamente y sin consideración de los factores que determinan la condena en
costas en cada situación que toca decidir al órgano jurisdiccional[23].

Si bien en materia de alimentos es constante la directriz de imponer las costas al alimentante, porque de otro
modo se vería afectada la prestación que es reconocida al accionante, lo cierto es que dicha regla no constituye
un principio absoluto ya que cabe excepcionarla cuando así persuaden las particularidades de la causa y las
constancias de la misma.

X.2. Acuerdo conciliatorio entre los progenitores sobre alimentos y régimen de visitas de la hija menor de edad:
Costas en el orden causado vs. Costas al alimentante

Con fecha 28/2/2008, en la causa N° 4979, caratulada "C., P. E. c/ C., C. D. s/ Alimentos", la Alzada de Zárate-
Campana consideró que en este caso, en el cual el juez de grado había homologado un acuerdo sobre alimentos

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y régimen de visitas con imposición de costas en el orden causado, no se había verificado circunstancia alguna
que permitiera modificar el principio general de "costas al alimentante", "toda vez que la actora debió recurrir a la
vía jurisdiccional para obtener el resultado al que finalmente se arribó".

El magistrado Balmaceda, en su voto, puntualiza que en virtud del "carácter asistencial de la obligación
alimentaria", el recurso de la progenitora disconforme en materia de imposición de costas, debe prosperar.

Pues, la admisión de la tesis contraria significaría "una reducción de la cuota, pues se presume que quien la
recibe deberá destinar fondos allí dispuestos para el pago del abogado".

Si bien, en principio, cuando el juicio termina por transacción o conciliación, las costas se imponen en el orden
causado -salvo que las partes hayan acordado lo contrario-, en materia alimentaria las costas deben ser
soportadas por la parte alimentante "con prescindencia del resultado del juicio"[24].

En este sentido, Bossert afirma. "No corresponde eximir de costas al alimentante en caso de que se ponga fin al
pleito en virtud de un acuerdo conciliatorio, salvo acuerdo expreso de las partes en contrario. Por ello, por una
parte debe tenerse en cuenta que, de disponerse las costas en el orden causado, el pago de gastos y honorarios
por el alimentado significaría detraer fondos que necesita para la atención de sus necesidades, las que quedarían
entonces, parcialmente insatisfechas"[25].

XI. Jurisprudencia

Distribución

En materia de procesos alimentarios rige el principio general según el cual es el alimentante quien debe cargar
con las costas del mismo dado el carácter asistencial de la prestación alimentaria, aun cuando el monto de la
cuota fijada en la sentencia sea inferior a la demandada, de otro modo se vería disminuida la posibilidad del
alimentista de atender a sus necesidades por la prestación alimentaria que la imposición de las costas al
alimentante no se altera por la circunstancia de que las pretensiones de la alimentada hubieran prosperado en
menor medida que su reclamo, sobre todo si lo peticionado no resultaba excesivo o no podría calificárselo de una
reclamación injusta[26].

Alimentos - Acuerdo de partes homologado - Costas por su orden - Principios generales de los procesos
de familia

Se hace lugar al recurso de apelación interpuesto contra la resolución homologatoria que impuso las costas del
convenio al alimentante. Ello así, dado que la solución dada en la instancia de grado no se condice con el actual
régimen general en materia de alimentos que recaen sobre ambos progenitores. El hecho que quien tiene
mayores ingresos colabore con quien posee menos para que los niños gocen de similar nivel de vida en ambos
hogares (art. 666, Código Civil y Comercial) no significa que solo aporta el alimentante y las costas disminuyen la
cuota. Es decir, si ambos sostienen a sus hijos la circunstancia de que el alimentante abone todas las costas
disminuye su posibilidad de aportar a los hijos en el tiempo que están con él; en suma, disminuye su cuota. Al
respecto, se agrega que se ha tenido en cuenta que en el caso, el conflicto se autocompuso, y una resolución
como la impugnada en materia de costas podrían desalentar la resolución pacífica de los conflictos familiares
(inc. a, art. 706, Código Civil y Comercial)[27].

Costas - Principio general - Costas al alimentante

Se confirma el decisorio que en un proceso de alimentos, impuso las costas al alimentante, dado que la regla
-salvo casos excepcionales- es que en materia de juicios por alimentos las costas deben ser soportadas por el
alimentante, pues de lo contrario, la acreedora de los alimentos vería menguada la cuota respectiva al tener que
hacer frente a los gastos que el proceso insumiera para obtener la prestación alimentaria, máxime cuando la
conducta del demandado no dejó otra posibilidad, ya que el incumplimiento de la obligación alimentaria por su
parte -quien además percibía la asignación universal por hijo correspondiente a la menor-, fue quien
decididamente provocó el inicio de la acción por alimentos, y a la vez, no compareció a la audiencia de mediación

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prejudicial obligatoria no obstante encontrarse notificado[28].

A pedido del deudor. Recaudos. Desistimiento - Cesación de pagos del deudor. Concepto. Hechos
reveladores. Prueba - Quiebra - Estado de cesación de pagos - Consumidor sobreendeudado

Se revoca la resolución apelada y se dispone que se remitan los autos a la instancia de grado a fin de que se
proceda a declarar la quiebra del peticionante. La cuestión central no es el importe que mensualmente percibe el
solicitante aisladamente considerado, que puede ser relativamente elevado, sino en relación con el monto de su
endeudamiento, que es lo que determina su real capacidad de pago; y por otra parte, su condición de
consumidor sobreendeudado. Examinadas estas dos circunstancias en el caso, puede comprobarse, en primer
lugar, que el peticionante es un consumidor (art. 1, Ley 24240). Siendo ello así, es menester tener presente su
condición de asalariado, cuya situación económica y financiera es producto del excesivo consumo y no de una
actividad comercial. En segundo lugar, del listado de deudas descripto y acreditado se desprende que su pasivo
asciende a una suma superior a los 413.000 pesos que, al encontrarse en mora, provoca que todos los créditos
en cuotas que lo integran se tornen exigibles por el total, conformando así un endeudamiento superior a la
capacidad de pago que le permite afrontar el haber neto que percibe, máxime que los importes adeudados se
incrementan constantemente con los intereses moratorios y punitorios que van devengando los saldos impagos
y, en algunos casos, ya derivados a estudios jurídicos, con el consiguiente recargo de costos y costas. Por otra
parte, tampoco puede negarse el desmedido aumento de los precios de alimentos y servicios, el atraso de los
salarios frente a la inflación existente, circunstancias que hacen cada vez más difícil al consumidor poder
satisfacer dignamente las necesidades normales de la vida, sumado al problema habitacional generalizado y el
elevado costo de los alquileres y el excesivo costo del crédito. Las razones expuestas, son suficientes para
verificar que no se advierte que el presentante hiciera una utilización irregular, inadecuada o abusiva del instituto
de la quiebra[29].

Alimentos - Responsabilidad parental - Deberes y derechos de los progenitores - Acción iniciada por el
alimentante - Acuerdo de partes homologado - Costas por su orden

Se confirma la imposición de costas por su orden que decidió la a quo en la sentencia que homologó el acuerdo
sobre alimentos celebrado entre las partes, toda vez que un supuesto particular en el que el principio general
puede verse alterado es, precisamente, aquél en el que la acción judicial es promovida por el propio alimentante
quien, como en este caso, no sólo promovió la fijación judicial de una cuota alimentaria a su cargo para beneficio
de su hijo de 3 meses de edad, sino que lo hizo estimando una cuota alimentaria razonable que se fijó
definitivamente por acuerdo de partes homologado. Y la particularidad de este caso es aún mayor si observamos
la conducta de la apelante, la que al contestar la demanda demostró un cierto desdén hacia la promoción de la
acción judicial del alimentante, con referencias reiteradas a que las necesidades alimentarias de su hijo eran y
son satisfechas íntegramente por sus abuelos maternos, en abierta alusión a lo que sería la innecesariedad de
contar con el aporte del progenitor. Por otro lado, no se la ha condenado a la progenitora al pago de todas las
costas del proceso, sino de aquellas que ella misma ha generado con su decisión voluntaria de intervenir con
patrocinio particular, costo que no encuentra justificación alguna en hacerse cargar al alimentante[30].

Costas - Distribución - Proceso de familia - Acuerdo homologado - Régimen de comunicación - Alimentos

Tratándose de las costas generadas por la sentencia homologatoria de un acuerdo alcanzado en un proceso de
familia, las relativas al régimen de comunicación, deben imponerse por su orden, ya que en principio no
corresponde imponer las costas con fundamento en el principio de la derrota, pues la intervención del juez es una
carga común, necesaria para componer las diferencias entre las partes, porque es plausible que ambos
progenitores procuren ejercer sus funciones y, en definitiva, al decidirse la cuestión se atienda a lo que mejor
convenga a los hijos. Sólo cabe imponer las costas a uno de los cónyuges en estos asuntos, cuando su conducta
fuera irrazonable, gratuita o injustificada y la consiguiente intervención de la justicia obviable. En cuanto al rubro
alimentos, dado el carácter asistencial de la prestación alimentaria, las costas deben ser soportadas por el
demandado, circunstancia que no puede ceder por el hecho de que se ponga fin al pleito en virtud de un acuerdo
conciliatorio, salvo acuerdo expreso de las partes. No siendo aplicable el art. 73, Código Procesal de Neuquén
que distribuye por su orden las costas cuando media transacción, pues lo contrario significaría gravar la cuota
alimentaria que debe imputarse a otros fines[31].

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Alimentos - Responsabilidad parental - Deberes y derechos de los progenitores

En el caso rige la regla en materia alimentaria que las costas deben ser impuestas al alimentante. En nada
cambia los agravios que aquí se plasman; deviene insuficiente el fundamento de haber iniciado primero en el
tiempo la acción para el depósito judicial de la cuota cuando de la constatación objetiva de las causas emerge
que la cuestión alimentaria se discutió justamente en el proceso de alimentos, dándose por concluido el trámite
iniciado por el padre y haciendo saber a ambas partes que en caso de cualquier reclamo debían promover el
juicio de alimentos respectivo. Como consecuencia de ello la alimentada no podía en el juicio de autorización
judicial efectuar ningún reclamo, como lo hizo en este proceso de alimentos. Además, aquí la madre demanda en
representación de su hija, no lo hace por derecho propio y hoy sigue litigando la hija por su cuota alimentaria por
haber arribado a la mayoría de edad. Ergo, el perjuicio en detrimento de la alimentada, que se pretende evitar
con la regla establecida, se configuraría de prosperar la solución que propone el recurrente, ya que quien litiga es
la hija del alimentante. Y tampoco cambia esta solución la circunstancia que se hubiera fijado como cuota
definitiva una menor a la requerida en la demanda[32].

Distribución - Costas al alimentante - Juicio de alimentos

Se confirma el decisorio que en un proceso de alimentos impuso las costas al alimentante, toda vez que el único
interés comprometido es el de la hija y a ella afecta toda erogación que cercene su prestación, rigiendo la regla
en materia alimentaria que las costas deben ser impuestas al alimentante, máxime si el demandado no probó
fehacientemente que la demanda deducida hubiese sido innecesaria por lo que no corresponde eximirlo de las
costas[33].

Acción de alimentos

En un juicio de alimentos, la costas deben imponerse al alimententante a los fines de mantener incólume la cuota
alimentaria, razón por la que no se siguen las reglas generales previstas en los arts. 250 y siguientes del Código
Procesal Civil y Comercial de Santa Fe[34].

Obligación subsidiaria de los abuelos

Si bien es cierto que, como criterio general, se ha dicho que las costas son a cargo del alimentante en juicio de
alimentos aún cuando éste concluya por conciliación, ello no empece a resaltar que tal opción es precisamente
excepcional por la materia, pues si este no fuera el caso al no haber las partes acordado tal punto podría
estimarse otra solución. Y aquí la a quo ha aplicado correctamente el principio general mencionado pues no las
impuso a la accionante ni siquiera en parte ni tampoco por su orden (art. 68, CPCC de Entre Ríos), sino que las
endilgó a quien tiene la obligación principal de alimentos esto es el padre accionado, quien junto a la madre
deben ser quienes atiendan primordialmente este asunto, más allá de la solución excepcional de involucrar en el
caso a los abuelos en favor del niño, ante la impotencia de los progenitores en el cumplimiento de su rol. Así luce
adecuada la solución, y no empece a ello que no se hayan específicamente aclarado los motivos por los cuales
no se le atribuían las mismas a los abuelos, dado que la hoy recurrente no se preocupó por introducir la cuestión
que hoy trae a colación al momento de la conciliación manteniendo silencio al respecto, y a mayor abundamiento
si se observa la demanda se advierte que solicita a imposición de costas solo "al accionado" en singular. (Del
voto en disidencia del Dr. Galanti.)[35].

Alimentos y litisexpensas - Obligación subsidiaria de los abuelos - Costas

Corresponde hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por la actora y, en consecuencia, imponer las
costas en un 40 % a cargo de los abuelos y el 60 % restante a cargo del progenitor, toda vez que el reclamo
alimentario se ha realizado contra el padre y los abuelos, por lo que nos encontramos en un caso de
litisconsorcio pasivo de tipo facultativo; y también se pidió la imposición de costas, lo cual tiene implicancias en
las costas al haberse homologado lo concerniente al acuerdo donde los abuelos asumen el pago del 40 % de la
prestación alimentaria demandada. En el presente se debe aplicar el art. 72, CPCC de Entre Ríos y condenar a
los abuelos al pago proporcional (40 %) de las costas del actor. El hecho de que su obligación sea subsidiaria,

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sea en cuanto al derecho de fondo, no los exime del pago de las mismas que surgen o nacen con la condena o
como ocurre en autos, de la homologación del compromiso de pago. Y ello más allá de los eventuales derechos
que le correspondan por una eventual o futura repetición contra su propio descendiente como obligado
principal[36].

Alimentos provisorios

Se revoca la sentencia de grado y se dispone, desde el divorcio, el cese de los alimentos provisorios
determinados en el principal a favor de la esposa y se le imponen las costas de ambas instancias a esta última.
En el caso, por un lado el esposo pidió el cese de los alimentos provisorios establecidos a favor de cónyuge, y
ésta, a su turno, solicitó su mantenimiento, el juzgado los mantuvo. Así, los alimentos provisorios fueron fijados
durante el matrimonio y para que la esposa pudiera sostenerse hasta el divorcio en similares condiciones que
antes de la separación de hecho. Con la sentencia de divorcio cayeron los alimentos provisorios determinados
sobre ese fundamento (art. 432; último párrafo, primera parte, art. 433 y art. 726, Código Civil y Comercial), por lo
que la esposa no tiene derecho a que se mantengan los alimentos provisorios establecidos por una causa que
dejó de existir con el divorcio, aunque puede tenerlo para la fijación de otros alimentos en la medida que
corresponda y en tanto alegue y pruebe los extremos necesarios (párr. segundo, art. 432 y art. 434, Código Civil
y Comercial)[37].

Costas - Acción de alimentos - Costas - Juicio de alimentos

El criterio general, de que en los juicios de alimentos la condena en costas se impone por la índole especial de la
acción, para no afectar la finalidad de las cuotas fijadas, no implica se aplique a "ultranza", ya que
excepcionalmente puede ser variado, por ejemplo, cuando el planteamiento deducido resulte aventurado, o
alejado de toda lógica, en cuyo caso será pasible el alimentado que incurrió en excesos[38].

Principio general - Alimentos y litisexpensas - Recurso de inconstitucionalidad - Jujuy - Juicio de alimentos -


Costas al alimentante - Excepción - Costas por su orden - Procedencia del recurso - Recurso de
inconstitucionalidad

Se hace lugar al recurso de inconstitucionalidad y se deja sin efecto la imposición de costas al alimentante y se
las impone en el orden causado, por cuanto fue el padre del menor alimentado quien inició la demanda de visitas
y alimentos con ofrecimiento de la respectiva cuota alimentaria demostrando así que no se sustrajo de sus
obligaciones parentales al ofrecer no sólo contención afectiva a su hijo sino también sustento económico, y
porque la madre del niño, una profesional del derecho, dedujo reconvención cuando en este tipo de procesos,
que no causa estado, bastaba con negar la suficiencia de la cuota alimentaria ofrecida, para que el juez la fijara
produciendo un desgaste jurisdiccional innecesario. Ello así, resulta justo y equitativo que la progenitora asuma,
en forma personal, las consecuencias de su conducta, afrontando el pago de los honorarios profesionales del
letrado que la representó en el principal[39].

Costas al alimentante

En materia alimentaria, las costas deben ser soportadas por el alimentante con prescindencia del resultado del
pleito, toda vez que, admitir el criterio contrario significaría hacer caer los gastos sobre las cuotas, lo que se
encuentra en pugna con la finalidad del instituto[40].

Teniendo en cuenta la naturaleza especial de la obligación alimentaria y que la cuota no debe ser gravada de
manera alguna por responder a necesidades primordiales, las costas generadas en el trámite de su fijación
deben ser soportadas por el alimentante, procurándose así que el importe de cuota no sea desviado para atender
el pago de honorarios y demás gastos del juicio afectando la subsistencia de los alimentados[41].

En materia de alimentos la fijación del monto de la cuota queda al prudente arbitrio del juez, con fundamento en
la prueba incorporada a la causa, más allá de lo que hayan pedido las partes. La segunda, es que tanto doctrina
como jurisprudencia están contestes en que en materia de alimentos y salvo situaciones excepcionales, las
costas deben cargarse al alimentante a fin de no gravar la cuota alimentaria de tener que afrontarlas los hijos

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menores de edad, los que en la generalidad de los casos, no cuenta con bienes ni rentas propias para
solventarlas. Cámara de Apelaciones de Familia de Mendoza[42].

En los juicios de alimentos, sobre todo cuando los beneficiarios son los hijos menores de edad, las costas deben
imponerse al alimentante, aunque el monto de la cuota fijada en la sentencia sea inferior al demandado (aplicable
por analogía a este supuesto pues, en lo sustancial, implica también otorgar menos de lo pretendido), teniendo
presente su carácter asistencial, a fin de no disminuir las posibilidades económicas de los alimentistas que, por
su minoridad, generalmente carecen de otros medios económicos que no sean la propia cuota alimentaria para
abonar los gastos causídicos[43].

XII. Costas en el proceso de compensación económica

El artículo 68 del Código Procesal consagra, como regla general, que la parte vencida en el juicio debe pagar las
costas respectivas, y encuentra su razón de ser en el hecho objetivo de la derrota, regla que también es aplicable
a los incidentes. Tal principio no es absoluto, ya que el propio ordenamiento legal contempla distintas
excepciones, algunas impuestas por la ley y otras libradas al arbitrio judicial.

Como reiteradamente se ha sostenido, la eximición total o parcial de costas es una solución de carácter
excepcional que solo corresponde aplicar cuando existen razones muy fundadas y elementos de juicio suficientes
para apartarse del aludido principio rector. Se ha acudido al argumento de la "razón para litigar" para eximir de
costas al vencido en determinados supuestos, que al decir de Palacio constituye una "fórmula provista de
suficiente elasticidad que resulta aplicable cuando, por las particularidades del caso, cabe considerar que la parte
vencida actuó sobre la base de una convicción razonable acerca del derecho defendido en el pleito"[44].

El pedido de compensación económica es un proceso de contenido patrimonial y contradictorio, razón por la cual
mas allá de que la sentencia prospere por una suma menor a la reclamada, ello no implica que las costas deban
imponerse en el orden causado, puesto que rige el principio general regulado en el art. 68 del Código Procesal.

En lo que respecta a las costas, nuestro ordenamiento ritual consagra en el art. 68 del Código de procedimientos
el criterio objetivo de la derrota como fundamento de su imposición. Las mismas son un corolario del vencimiento
y tienden a resarcir al vencedor de los gastos de justicia en que debió incurrir para obtener del órgano
jurisdiccional la satisfacción de su derecho. En esa línea, integran la indemnización, y asumen un claro carácter
resarcitorio, que no puede ser soslayado a la hora de determinar su imposición.

En ese sentido, la circunstancia de que el éxito de la demanda sea parcial, no le quita al demandado la calidad
de vencido a los efectos de las costas. Esto pues la noción de derrotado debe obtenerse de una visión sincrética
y global del juicio y no, por análisis aritméticos de las pretensiones y los resultados. El fundamento aludido del
hecho objetivo de la derrota no sufre desmedro por la sola circunstancia de que el reclamo inicial no prospere en
su totalidad.

Si la parte actora se vio forzada a formular la demanda, un progreso parcial no implica restar relevancia a la
necesidad de litigar, por lo que las costas deben imponerse en esos supuestos al demandado, ni las
circunstancias de que la sentencia no haga lugar en todo a la demandada, implica la liberación de costas al
vencido[45]. Además, al disminuir el monto de la condena que debe satisfacer el obligado, se reduce
correlativamente, el parámetro sobre el que habrán de fijarse los honorarios, con lo que aquel no sufre mayor
perjuicio que el que surge de la parte de responsabilidad que se le ha imputado (conf. CNCiv., Sala F en
"Mercado R. c. Sirera P." del 18/08/1992; id., esta Sala, c. 511.749 del 01/10/2008, c. 548.458 del 26/04/2010,
entre muchas otras). Por tanto, considero que los agravios del demandado sobre el tema no deben ser admitidos.

XIII. Costas en el proceso de divorcio

Al suprimir las causales subjetivas, el CCyC simplifica el proceso de divorcio a un pedido unilateral o bilateral que
impide al juez indagar acerca de los motivos que precipitaron el interés de poner fin al proyecto de vida en
común. El cambio de legislación pretende contribuir a la pacificación de las relaciones sociales en la ruptura
matrimonial[46].

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La intervención de la justicia debe perseguir pacificar al grupo y restablecer el equilibrio familiar impactado por la
conflictiva o al menos lograr un nuevo equilibrio, lo que se aleja totalmente de la antinomia
"vencedor-vencido"[47].

Consideramos que el auto que decreta el divorcio no es susceptible de apelación, excepto en lo relativo a la
homologación de acuerdos, diferencias sobre la fecha de retroactividad de la extinción de la comunidad en los
términos del art. 480 (siempre y cuando el juez se haya expedido al respecto), regulación de honorarios de los
letrados intervinientes e imposición de costas.

En materia de costas, interpretadas como las erogaciones impuestas a los peticionantes, para la iniciación,
prosecución y terminación del proceso, cabe recordar que el art. 68 del CPCC, dispone que la parte vencida en el
juicio deberá pagar todos los gastos de la contraria, aún cuando ésta no lo hubiese solicitado.

Sin embargo, el juez podrá eximir total o parcialmente de esta responsabilidad al litigante vencido, siempre que
encontrare mérito para ello, expresándolo en su pronunciamiento, bajo pena de nulidad. De esta manera, la
norma transcripta consagra el principio rector que encuentra su razón de ser en el hecho objetivo de la derrota.

Ahora bien, repárese que el divorcio sólo puede obtenerse por medio de una resolución judicial, ya sea que la
petición se haya realizado de manera unilateral o conjunta y en tanto cualquiera de los cónyuges tiene derecho a
que el órgano jurisdiccional competente considere su pretensión, corresponde que el juez se expida sobre las
costas. De cualquier modo, en atención a las particularidades que posee el proceso de divorcio no es posible
acudir al principio objetivo de la derrota antes mencionado, en tanto no existe tal derrota. Afirma esta postura, la
razón que se está en presencia de un supuesto de resolución judicial necesaria para el reconocimiento de
derechos, en la especie la extinción del vínculo matrimonial- en el que no existe un litigante vencido.
Consecuentemente, las costas en el proceso de divorcio corresponde decretarlas en el orden causado, aún
cuando uno de los cónyuges no se haya presentado en el proceso, en tanto no puede sostenerse que la
ausencia del requerido haya producido la necesidad de recurrir a la actividad jurisdiccional como fundamento
para imponerle las costas del proceso[48].

Las costas devengadas en un proceso de divorcio, cuya sentencia se dictó en los términos del Código Civil y
Comercial deben imponerse en el orden causado, en tanto que no es dable analizar las causales subjetivas
invocadas, por cuanto ello está cercenado por el nuevo ordenamiento jurídico[49].

XIII.1 Jurisprudencia

Juicio de divorcio o separación - Costas por su orden

El divorcio sólo puede obtenerse por medio de una resolución judicial, ya sea que la petición se haya realizado
de manera unilateral o conjunta y en tanto cualquiera de los cónyuges tiene derecho a que el órgano
jurisdiccional competente considere su pretensión, corresponde que el juez se expida sobre las costas. De
cualquier modo, en atención a las particularidades que posee el proceso de divorcio no es posible acudir al
principio objetivo de la derrota en tanto no existe tal derrota, pues se está en presencia de un supuesto de
resolución judicial necesaria para el reconocimiento de derechos, en la especie la extinción del vínculo
matrimonial- en el que no existe un litigante vencido. Consecuentemente, las costas en el proceso de divorcio
corresponde decretarlas en el orden causado, aún cuando uno de los cónyuges no se haya presentado en el
proceso, en tanto no puede sostenerse que la ausencia del requerido haya producido la necesidad de recurrir a
la actividad jurisdiccional como fundamento para imponerle las costas del proceso[50].

Juicio de divorcio o separación - Sentencia de divorcio - Costas por su orden

Las costas derivadas de una sentencia de divorcio sin expresión de causa, de conformidad con la normativa que
emana del nuevo Código Civil y Comercial, deben ser impuestas en el orden causado, pues precisamente no
puede hablarse de "parte vencida en juicio", excluyéndose toda idea de derrota y, con ello, la posibilidad de
aplicar el principio objetivo contenido en el art. 68 del Cód. Proc.[51].

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El proceso de divorcio regulado en el nuevo Código Civil y Comercial no es contradictorio y por otra parte es
incausado, razón por la cual cualquiera de los cónyuges que inicie el proceso de divorcio, ello por sí sólo pone en
funcionamiento la jurisdicción y la necesidad de un resolución judicial para el reconocimiento de derechos -en la
especie la extinción del vínculo matrimonial- en el que no existe un litigante vencido. Consecuentemente, las
costas en el proceso de divorcio corresponde decretarlas en el orden causado, aun cuando uno de los cónyuges
no se haya presentado en el proceso, en tanto no puede sostenerse que la ausencia del requerido haya
producido la necesidad de recurrir a la actividad jurisdiccional como fundamento para imponerle las costas del
proceso[52].

XIV. Costas en la liquidación de la sociedad conyugal

En pleitos sobre liquidación de sociedades conyugales, por ser procesos tramitados en interés común de las
partes, como regla las costas han de repartirse en porciones iguales, porque la participación de los esposos en la
sociedad también es igual, pero a ese principio hacen excepción los casos en que uno de los cónyuges se ve
obligado a litigar por falta de colaboración o acuerdo del otro, quien obstruye la liquidación, supuesto en que
habrá un vencido considerado objetivamente[53].

La actora cuestionó la decisión sobre las costas del proceso, que fueron impuestas en el orden causado. Las
costas son las erogaciones impuestas a quienes intervienen en un proceso para la iniciación, prosecución y
terminación de éste. Respecto a su imposición, el Código Procesal ha adoptado en su art. 68, la teoría del hecho
objetivo de la derrota. Pero el mismo art. 68, en su 2° párrafo, prescribe que "sin embargo, el juez podrá eximir
total o parcialmente de esta responsabilidad al litigante vencido, siempre que encontrare mérito para ello,
expresándolo en su pronunciamiento, bajo pena de nulidad". En este sentido, atento al modo en que se
resolvieron las distintas cuestiones planteadas, el acogimiento parcial de los agravios formulados por la parte
actora, las particularidades del caso y las posturas asumidas en general por las partes a lo largo del presente
proceso, considero que corresponde modificar lo resuelto a este respecto, imponiendo las costas de primera y
segunda instancia en un 80 % a la parte demandada y en un 20 % a cargo de la accionante. En Buenos Aires, 11
de diciembre de dos mil veinte, encontrándose reunidos en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala "L" de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil a fin de pronunciarse en el expediente caratulado "P. B. L. B. c/ L. R.
M. s/ Liquidación de régimen de comunidad de bienes".

Distribución - Razón fundada para litigar - Liquidación de la sociedad conyugal

La eximición de costas que autoriza el art. 68, CPCCN, procede, en general, cuando "razón fundada para litigar",
es decir, en aquellos supuestos en que, por las particularidades del caso, cabe considerar que el vencido actuó
sobre la base de una convicción razonable acerca del derecho invocado en el litigio. Sin embargo, no se trata de
la mera creencia subjetiva del litigante en orden a la razonabilidad de su pretensión, sino de la existencia de
circunstancias objetivas que demuestren la concurrencia de un justificativo para eximirlo de costas, debiendo
disponerse la exención sólo cuando existen motivos muy fundados, por la predominancia del criterio objetivo de
la derrota. Asimismo, la eximición es procedente cuando se trata de supuestos que presenten serias dificultades
en la solución del conflicto. En el caso, no se dan las circunstancias que autorizan a excepcionar el principio de
imposición de costas al vencido, pues la actora debió promover un proceso para que se le reconociera el carácter
ganancial de un automóvil, de la indemnización laboral que percibió el demandado y de un inmueble,
enfrentándose con la conducta del demandado que presentó una contestación de demanda que solo importó una
negativa al planteo de la contraria y que no produjo prueba alguna en respaldo de sus supuestos derechos; todo
lo cual lleva a revocar la imposición de costas en un 10 % a la actora, correspondiendo imponerlas al demandado
en su totalidad[54].

Distribución - Art. 68, CPCCN

La eximición que autoriza el art. 68, CPCCN, procede, en general, cuando media "razón fundada para litigar",
expresión ésta que contempla aquellos supuestos en que, por las particularidades del caso, cabe considerar que
el vencido actuó sobre la base de una convicción razonable acerca del derecho invocado en el litigio. Sin
embargo, no se trata de la mera creencia subjetiva del litigante en orden a la razonabilidad de su pretensión, sino

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de la existencia de circunstancias objetivas que demuestren la concurrencia de un justificativo para eximirlo de
costas, pues sólo ha de disponerse la exención cuando existen motivos muy fundados, por la predominancia del
criterio objetivo de la derrota. En el caso, la actora debió iniciar el proceso de liquidación de sociedad conyugal,
se enfrentó con la conducta del demandado que presentó una contestación de demanda que solo importó una
negativa al planteo de la contraria, que no produjo prueba alguna en respaldo de sus supuestos derechos, que
consintió la sentencia y que ni siquiera contestó el traslado de la demandante en esta instancia. Ello así,
corresponde reformar la sentencia apelada que impuso las costas un 10 % a la actora y en un 90 % al
demandado, imponiéndolas íntegramente a éste último[55].

[1] Colombo-Kiper, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Comentado, pág. 486.

[2] Reimundín, La condena en costas, pág.73, Ed. Zavalia, Bs, As., 1969.

[3] CNCiv., Sala G, 04/12/1995, Ferreyra, Ernestina v. Silva de Avallone, Mónica, JA 1997-III-síntesis.

[4] C S, 22/02/1994, Chilar S.A. v. Junta Nacional de Granos, JA 1996-I, síntesis.

[5] CCiv. y Com. Bahía Blanca, sala 2ª, 26/08/1993, Fhur, Alfonso v. Garralda, Héctor G., JA
1995-IV-246, CNCiv., Sala C, Octubre 19-978, Buscarini, Lucia c/ Rut Don, S.A., Rev. L.L.,
1979-B-28, SC.B.A., junio 12-979, Geli c/ Goyeneche, L.L. 1979-C-215.

[6] Loutayf Ranea, Roberto, Condena en costas en el proceso civil, pág. 1; Guasp, Derecho procesal
civil, t. I, pág. 565, Ed. Astrea, Bs. As., 1998.

[7] Sentís Melendo, Teoría y práctica del proceso, tomo II, pág. 315.

[8] Gozaini, Osvaldo, Costas procesales, pág. 32, Ediar, Bs. As., 1990.

[9] Colombo-Kiper, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Comentado, tomo I, pág. 486.

[10] Gozaíni, Osvaldo A., "Costas procesales", volumen 1, pág. 39, Ediar, Bs. As. 2007.

[11] Alsina, "Tratado de Dcho. Procesal", T. IV, pág. 582.

[12] Guasp, J. "Derecho Procesal Civil", Madrid 1956.

[13] Falcón, Enrique M. "CPCCN", T. I, pág. 446.

[14] Fenochietto-Arazi, Código Procesal Comentado, T. I, pág. 279.

[15] CNCiv, Sala E, J.A., 962-II-644, C. 2ª Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, 03/10/1996, -Testa, Roberto v.
Calzona, Francisco, Daños y perjuicios, Lexis Nexis Documento nro. 11.14487.

[16] CNFed. Civ. y Com., Sala I, 9-12-2002, Edcadassa c. Industrias Tecnomar S.A.,DJ, 5-2-2003, 228
- DJ, 2003-1, 228.

[17] CNAT, Sala X, 30-9-1999, ED,185-394.

[18] Prieto Castro, tomo II, pág. 542.

[19] Zanzucchi, tomo I, pág. 338; D'Amelio, tomo I, pág. 424, y Satta, pág. 90.

[20] CNCiv. y Com. Fed., Sala III, 17-3-1994, L.L. 1994-C-573, CNTrab., Sala I, 20-11-1987, DT,
988-A-381, CNCiv. y Com. Fed., Sala II, 2-12-1997, L.L., 1999-E-794, CNCom., Sala A, 19-5-1999,
L.L., 2000-B-556., CNCiv., Sala B, 29-2-2000, L.L., 2001-A-671.

[21] CNCiv., Sala C, L.L., 130-775, 17.446-S.

14 / 16
[22] Arazi, Roland, "Derecho procesal civil y comercial. Parte general y especial", 2ª Ed., Astrea,
Buenos Aires, año 1995, pg. 745; Loutayf Ranea, Roberto G., "Condena en costas en el proceso
civil", 1ª Ed., Astrea, Buenos Aires, año 2000, pg. 141 y ss.; CApelCC Salta, Sala II, T. 2º parte
sentencias, año 2013 f. 252/25

[23] Gozaini, Osvaldo; Costas procesales. Doctrina y jurisprudencia, 3era. Edic., Vol. 2, Edit. Ediar,
Cdad. Bs. As., 2007, pág. 691.

[24] Cita del magistrado Balmaceda: CC0101 MP 126544 RSI-1066-4-I 17-6-2004; Juba.

[25] Cita del magistrado Balmaceda: Bossert, Gustavo, Régimen jurídico de los alimentos, pág.414,
Astrea, 2004.

[26] Martínez, Valeria Natalia vs. Cabrera, Gerardo Ariel s. Alimentos, CCC Sala II, Azul, Buenos Aires,
19/04/2022, 68.367; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 3834/22.

[27] D., L. V. vs. D., E. A. s. Alimentos, C 2ª CC Sala I, La Plata, Buenos Aires, 20/04/2021; Rubinzal
Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 2444/21.

[28] E., E. E. vs. B., E. M. s. Alimentos y litis expensas, CCC Sala 3, Santa Fe, Santa Fe; 25/09/2020,
21-26185241-9; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 615/21.

[29] Araujo, Claudio César s. Pedido de quiebra, Cám. 2ª CC Sala 2, Paraná, Entre Ríos, 18/02/2020;
Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 4523/20.

[30] V. M. D. s. Alimentos, CCCL, Curuzú Cuatiá, Corrientes, 26/02/2020; Rubinzal Online,


www.rubinzalonline.com.ar, RC J 4243/20.

[31] P. D. H. M. vs. L. M. A. s. Incidente reducción cuota alimentaria, CCCLM Sala III, Neuquén,
Neuquén, 10/03/2020, 95693/2019; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 4034/20.

[32] S. M. vs. E. M. D. s. Alimentos, CCC Sala III, Corrientes, Corrientes, 29/11/2019; Rubinzal Online;
www.rubinzalonline.com.ar, RC J 2260/20.

[33] M., M. M. E. vs. M., S. R. s. Alimentos, CCC Sala III, Corrientes, Corrientes, 14/02/2019,
161324/2017; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 4740/19.

[34] C., J. R. vs. A., D. A. s. Alimentos y litis expensas, CCCL, Rafaela, Santa Fe, 19/04/2016,
204/2015; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 9/17.

[35] P. M. J. y otros vs. P. M. F. s. Alimentos y litis expensas, Cám. 2ª CC Sala 3, Paraná, Entre Ríos,
02/02/2017, 8332; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 5756/17.

[36] P. M. J. y otros vs. P. M. F. s. Alimentos y litis expensas, Cám. 2ª CC Sala 3, Paraná, Entre Ríos,
02/02/2017, 8332; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 5756/17.

[37] Angio, María Matilde vs. Willans, Andrés s. Alimentos, tenencia y régimen de visitas - Pieza
separada, CCC, Trenque Lauquen, Buenos Aires, 16/05/2017, 90270; Rubinzal Online,
www.rubinzalonline.com.ar, RC J 3532/17.

[38] M., J. M. vs. C., M. J. s. Régimen de visitas - Recurso de inconstitucionalidad, STJ, Jujuy,
21/11/2016, 12076/2015; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 693/17.

[39] M., J. M. vs. C., M. J. s. Régimen de visitas - Recurso de inconstitucionalidad, STJ, Jujuy,
21/11/2016, 12076/2015; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 693/17.

[40] CCiv. y Com. Resistencia, Sala I, 2001/10/18, T.N.E., L.L. Litoral, 2002-606.

[41] CCiv. Com. y Contencioso-administrativo, Río Cuarto, 1° Nom., 2001/09/11, P. A. N. c/ S., C. A.,

15 / 16
L.L. C, 2002-673 (493-S.).

[42] Autos N° 205/11 - Ghilardi, Estela Monica por el menor M. B. contra Mazziero, Gustavo Raúl por
Alimentos del 16/05/2012.

[43] Cámara de Apelaciones de Familia de Mendoza. Autos N° 616/11 - compulsa en Autos N°


1759/6/3F Caratulados "Cañon Martínez, Mariela Susana por el menor M. C. M., Juan Martin contra
Muñoz, Oscar Daniel por Alimentos", del 10/08/2012.

[44] Palacio, Lino E., Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1977, t. III, pág. 373.

[45] Morello, "Códigos Procesales en lo Civil y Comercial...", Editorial Abeledo-Perrot, p. 61 y 113.

[46] Krasnov, Adriana N., "Tratado de Derecho de familiar", T. II, p. 389, Editorial L.L., año 2.015.

[47] Kemelmajer de Carlucci, Aída en "Aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y
situaciones jurídicas existentes", segunda parte, pág. 109, Rubinzal Culzoni Editores, año 2.016.

[48] Aón, Lucas C., Méndez, Romina A., "Aspectos procesales del divorcio", Diciembre de 2016
www.edicionesjuridicas.com.ar Id SAIJ: DACF160651

[49] "C., M. A. c. R., J. s/ Divorcio vincular - contencioso", 16/05/2016, Cámara de Familia de 2a


nominación de Córdoba, cita online: AR/JUR/58925/2.016

[50] A., H. F. vs. A., M. B. s. Divorcio presentación unilateral, CCC Sala I, La Matanza, Buenos Aires,
21/07/2020, 6259/1; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 4221/20.

[51] A., H. F. vs. A., M. B. s. Divorcio presentación unilateral, CCC Sala I, La Matanza, Buenos Aires;
21/07/2020, 6259/1; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 4221/20.

[52] CNCiv., Sala H, "C. M. A. c/ I. P. R. s. Divorcio", EXPTE. 10265/2022, del 4/07/2022.

[53] Id SAIJ: SUQ0025129.

[54] C. M. S. vs. F. H. R. s. Liquidación de sociedad conyugal, CNCiv. Sala E, 24/04/2007; Rubinzal


Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 1570/08.

[55] Coma, Marcela Silvina vs. Ferrari, Horacio Roberto s. Liquidación de sociedad conyugal, CNCiv.
Sala E, 24/04/2007; Rubinzal Online, www.rubinzalonline.com.ar, RC J 2888/07.

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