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I.

INTRODUCCIÓN

Los ácidos grasos esenciales son aquellos ácidos grasos que el organismo no puede
sintetizar, por lo que tiene que ser obtenidos a través de la dieta. Hay dos familias de
ácidos grasos esenciales: los omega-6 (n−6). Dado que estos ácidos grasos no están
saturados de átomos de hidrógeno (H) (y tienen más de un enlace doble entre los
átomos), se denominan ‘ácidos grasos poliinsaturados’ (PUFAs por sus siglas en
inglés). La mayoría de los PUFAs provienen de las plantas y los pescados grasos.
Existen tres tipos principales de ácidos grasos omega-3 que se ingieren a través de los
alimentos y que el organismo utiliza: el ácido alfa-linolénico (ALA) y los ácidos grasos
poliinsaturados de cadena larga, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido
docosahexaenoico (DHA). Una vez ingeridos, el cuerpo convierte los ALA en EPA y
DHA, los dos tipos de ácidos grasos omega-3 más fácilmente asimilables por el
organismo. La mayoría de los ácidos grasos omega-6 se consumen en la dieta a partir
de aceites vegetales como el ácido linoleico (LA). El organismo convierte el ácido
linoleico en los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga: gamma-linolénico
(GLA) y ácido araquidónico (AA). El AA también se puede consumir directamente de la
carne, y el GLA se ingiere a partir de varios aceites de origen vegetal Ácidos grasos
Poliinsaturados Omega-6 (que tienen el primer doble enlace en el carbono 6) Todos
los ácidos grasos mencionados tienen efectos sobre el organismo: desde generar
energía o modular una acción bioquímica como fisiológica del individuo. Entre otros
componentes de la dieta, las cantidades relativas del conjunto de ácidos grasos
modulan finalmente si la dieta consumida es saludable o perjudicial para la salud. Es
interesante mencionar que además de aportar energía, también confieren mayor o
menor fluidez, pueden actuar como segundos mensajeros y como resultados de su
transformación metabólica, pueden generar distintos mediadores que conforman una
serie de metabolitos que se pueden considerar bioactivos. Así los fosfolípidos de las
membranas de distintos tejidos están constantemente en remodelación lo que permite
a las membranas celulares contener ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) en la
posición. Al igual que las reacciones de elongación y desaturación y aciltransferasas
que se encargan de esterificar AGEs a los fosfolípidos de membrana, por su parte, las
fosfolipasas son las enzimas que se encargan de hidrolizarlos para generar distinto
metabolitos con acciones específicas, aunque estas enzimas, pueden discriminar entre
las longitudes de cadena y dobles enlaces, pero no si son estructuras omega-3 u
omega-6.
Concepto

Los ácidos grasos omega-6 se encuentran en todas partes del cuerpo. Ayudan con la
función de todas las células. Pero demasiados ácidos grasos omega-6 pueden
cambiar la forma en que reaccionan las células y tener efectos nocivos en las células
del corazón y los vasos sanguíneos.

Las personas usan los ácidos grasos omega-6 para las enfermedades del corazón, el
desarrollo infantil, el colesterol alto, el cáncer, la diabetes y muchas otras condiciones,
pero no existe una buena evidencia científica que respalde estos usos.

Existen diferentes tipos de ácidos grasos omega-6, como el ácido gamma linolénico
(GLA). Además, algunos suplementos se utilizan como fuentes de ácidos grasos
omega-6, como la onagra, la borraja y la grosella negra.

A. Clasificación:

Nombre común Nomenclatura Nombre químico

Ácido linoleico 18:2 (n-6) Ácido 9,12-octadecadienoico

Ácido eicosadienoico 20:2 (n-6) Ácido 11,14-eicosadienoico

Ácido araquidónico 20:4 (n-6) Ácido 5,8,11,14-eicosatetraenoico

Ácido docosadienoico 22:2 (n-6) Ácido 13,16-docosadienoico

Ácido adrénico 22:4 (n-6) Ácido 7,10,13,16-docosatetraenoico

Ácido 4,7,10,13,16-
Ácido docosapentaenoico 22:5 (n-6)
docosapentaenoico
B. Fuentes dietéticas y metabolismo de los ácidos grasos Omega-6

Las fuentes dietéticas de los ácidos grasos -6, incluyen:

 nueces
 cereales
 pan integral
 la mayoría de los aceites vegetales
 huevos y aves de corral
 soja
 palta

metabolismo omega- 6

las grasas omega -6 en el cuerpo se transforma en acido gamma – linolénico y acido


araquidónico, aunque hay alimentos que contienen directamente algunos tipos de
estas grasas se encuentran en la naturaleza en forma natural, y el acido linolénico lo
encontramos mayoritariamente en los vegetales, como aceite de girasol, en el germen
de trigo y en los frutos secos en general,

otro tipo de grasas derivada de la omega 6 es el acido araquidónico AA este tipo de


grasa se encuentra mayoritariamente en las carnes en la piel de las aves, esta grasa
es precursora de prostanoides de la serie 2 con efecto vasoconstrictor y coagulante,
en este caso la prostaglandina inflamatoria si tiene un efecto fuerte y un exceso de
estas sustancias una dieta rica en grasas animales, puede comprometer tu salud
cardiovascular.
III. FUNCIONES BIOLÓGICAS DE LOS ÁCIDOS GRASOS OMEGA-6

Los ácidos grasos omega 6 son esenciales y deben obtenerse de los


alimentos. Son importantes para regular la producción de energía (parte del
metabolismo), así como la salud ósea, de la piel y el cabello. Muchos alimentos
contienen ácidos grasos omega 6, en particular los aceites vegetales y las
nueces. Los ácidos grasos omega 6 incluyen el ácido linoleico (AL), el ácido
gamma-linolénico (AGL), el ácido dihomo-gamma-linolénico (ADGL) y el ácido
araquidónico (AA).

Existe evidencia que señala que una ingesta mayor de ácidos grasos omega 6,
junto con una ingesta menor de ácidos grasos saturados (de origen animal
como la carne y el queso), puede reducir la enfermedad coronaria. Por otra
parte, existe cierta preocupación de que altos niveles de ácidos grasos omega
6 pueden empeorar el riesgo cardiovascular al aumentar la inflamación. En
general, no existe evidencia definitiva sobre los efectos beneficiosos o
perjudiciales de la ingesta de ácidos grasos omega 6 en las enfermedades
cardíacas y circulatorias, ni sobre otros resultados en salud.

Cuando se consumen con moderación y en lugar de las grasas saturadas, los


ácidos grasos omega-6 pueden ser buenos para el corazón y parecen brindar
protección contra las enfermedades cardíacas.

A. Papel de los Omega-6 en la estructura de las membranas celulares

Se estima que la función de estos ácidos grasos es aportar un alto grado de


fluidez a las membranas celulares, permitiendo el movimiento de proteínas en
su superficie y dentro de la bicapa lipídica.

Tanto los ácidos grasos omega-3 (ω-3) como los omega-6 (ω-6) son
componentes importantes de las membranas celulares y son precursores de
muchas otras sustancias en el cuerpo, como las involucradas en la regulación
de la presión arterial y las respuestas inflamatorias.

Los ácidos grasos esenciales son aquellos de cadena larga que el cuerpo no
puede sintetizar o que sintetiza en escasa cantidad, por lo que requieren ser
suplementados en la dieta para cubrir las funciones metabólicas que
desempeñan, como formar parte importante de las membranas celulares.
La ingesta de ácidos grasos polinsaturados de cadena larga (AGPICL omega-3
y omega-6) afecta la composición lipídica de las membranas celulares,
particularmente la composición de los fosfolípidos de las membranas
neuronales. Los ácidos grasos de cadena larga pueden modular las señales
eléctricas y los mecanismos de transducción a nivel de membrana,
principalmente a través de interacciones con canales iónicos, transportadores
y/o sus receptores. El ácido docosahexaenoico (ADH), junto con el ácido
araquidónico (AA), se incorpora a los fosfolípidos de las membranas
neuronales otorgándole a éstas propiedades estructurales y físico-químicas
esenciales para su funcionamiento. Además, la composición de ácidos grasos
determina las propiedades biofísicas de las membranas neuronales, influyendo
directamente en el proceso de neurotransmisión. Una mayor concentración de
omega-3 le otorga una mayor fluidez a las membranas plasmáticas, facilitando
a su vez el transporte de neurotransmisores. El ácido docosahexaenoico
(ADH), junto con el ácido araquidónico (AA) son los principales ácidos grasos
polinsaturados de cadena larga presentes en las membranas de las células
cerebrales y de la retina.

B. Regulación de la inflamación y respuesta inmunológica por los


Omega-6

Puede que hayas oído hablar de que los ácidos omega-6 son inflamatorios y
hay que evitarlos, pero esto no exactamente así. El ácido araquidónico se toma
como suplemento deportivo y ha resultado ser antinflamatorio, y por otra parte,
si no hay suficientes omega-6 aumenta el riesgo de enfermedades.

En una revisión de estudios controlados se vio que la cantidad de omega-6 en


la dieta no estaba relacionada directamente con la inflamación. La mayoría de
los expertos coinciden en que la cantidad de omega-6 no importa tanto como
que haya suficientes omega-3 EPA y DHA en sangre.

La inflamación depende en realidad de la proporción entre omega-6 y omega-3.


El motivo es que estos ácidos grasos compiten por la misma reserva de
enzimas para fabricar eicosanoides. Si no comes suficientes omega-3, los
omega-6 agotan las enzimas, y no puedes fabricar suficiente cantidad de
eicosanoides antinflamatorios
Este equilibrio entre unos y otros es lo normal en la naturaleza. La mayor parte
de las plantas tienen la misma cantidad de omega-6 y omega-3 (1:1), o incluso
el doble de omega-3 (1:2). La carne de los animales salvajes y los rumiantes
criados con pasto tiene un ratio 2:1. El atún tiene 30 veces más omega-3 que
omega-6; el arenque, 10 veces más.

Lo deseable en la dieta es una proporción de 1:1, pero a partir de 4:1 se


pueden prevenir muchas enfermedades. Todas las dietas saludables conocidas
(japonesa, mediterránea, cazadores recolectores) incluyen de un modo u otro
fuentes de omega-3 en cantidad suficiente. 

IV. Relevancia en Farmacia y Bioquímica.

A. Aplicaciones farmacéuticas de los ácidos grasos Omega-6

Los ácidos grasos Omega-6 tienen diversas aplicaciones farmacéuticas debido


a sus propiedades bioquímicas y sus efectos en el organismo. Algunas de las
aplicaciones más relevantes incluyen:

 Antiinflamatorio y analgésico: Los ácidos grasos Omega-6, especialmente el


ácido araquidónico, están involucrados en la síntesis de prostaglandinas y
leucotrienos, que son mediadores inflamatorios. La inhibición de la enzima
ciclooxigenasa (COX), responsable de la conversión del ácido araquidónico
en prostaglandinas, puede ser utilizada para desarrollar fármacos
antiinflamatorios y analgésicos.
 Dermatología y salud de la piel: Los ácidos grasos Omega-6, como el ácido
linoleico, juegan un papel importante en el mantenimiento de la integridad y
la función de la piel. Se utiliza en la formulación de productos
dermatológicos, como cremas y lociones, para mejorar la hidratación, la
elasticidad y la salud general de la piel.

B. Investigaciones y avances en el uso terapéutico de los ácidos grasos


Omega-6

En los últimos años, se han realizado numerosas investigaciones para explorar


el potencial terapéutico de los ácidos grasos Omega-6 en diversas
enfermedades y condiciones. Algunos avances destacados incluyen:
 Enfermedades cardiovasculares: Se ha investigado el efecto de los ácidos
grasos Omega-6 en la prevención y el tratamiento de enfermedades
cardiovasculares, como la aterosclerosis y la hipertensión. Estudios clínicos
han demostrado que una mayor ingesta de ácidos grasos Omega-6, en
combinación con una dieta equilibrada, puede contribuir a la reducción del
riesgo cardiovascular.
 Trastornos neuropsiquiátricos: Se ha investigado el papel de los ácidos
grasos Omega-6 en el manejo de trastornos neuropsiquiátricos, como la
depresión, la esquizofrenia y el trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (TDAH). Estudios que sugieren que un desequilibrio en la
ingesta de ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 puede estar asociado con la
aparición y el desarrollo de estos trastornos, y la suplementación con ácidos
grasos Omega-6 puede ser beneficiosa en ciertos casos.
 Enfermedades inflamatorias crónicas: Se ha investigado el efecto de los
ácidos grasos Omega-6 en enfermedades inflamatorias crónicas, como la
artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal. Algunos estudios
han sugerido que una relación adecuada entre los ácidos grasos Omega-6 y
Omega-3 puede ayudar a regular la respuesta inflamatoria y reducir la
severidad de estos trastornos.

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